Disclaimer:
Shingeki no Kyojin es una serie de manga y adaptación de anime japonesa, escrita e ilustrada por Hajime Isayama. Todos los personajes utilizados aquí pertenecen a su autoría.
Este fanfic forma parte de la actividad "Eruri One shot" del grupo Erwin x Levi – Eruri, espero lo disfruten.
Las marcas del pasado nos unirán de nuevo
Se dice que hace siglos atrás, la humanidad vivió muchos años de dolor y las cicatrices que este dejo fueron tan profundas que incluso en estos días aún pueden observarse, cuenta la leyenda que es por este mismo motivo que existe la marca.
La marca aparece desde el día de tu nacimiento, es imborrable y está incompleta, a veces se presenta como una palabra a medias, otras un símbolo o un número y para algunos una frase. Pero lo más importante de ella, es que te une a tu alma gemela.
Cuando dos personas destinadas se encuentran y llegan a tocarse, por mínimo que sea el contacto, ambas marcas se complementaran, su piel quemará como si fuese tallada a hierro ardiente y un lazo inquebrantable los unirá por siempre.
Aunque el origen de esta sigue contándose como mitos o leyendas, la verdad incuestionable es que existe.
—¡¿Acaso tengo que golpearlos para que entiendan?! ¡El piso esta mojado! ¡Malditos mocosos de mierda!
—¡Corre Falco! ¡Es el señor que da miedo!
Levi Ackerman, de treinta y dos años trabaja como conserje de los trenes subterráneos de la ciudad María. Cada mañana, se levanta a las cinco en punto, toma un almuerzo acompañado de té, sube a su bicicleta y llega hasta la central. Día a día realiza su misma rutina, es una vida tranquila y él está satisfecho con ella.
Sin embargo, al caer la noche, cuando vuelve a su pequeño pero limpio y acogedor departamento tiene el mismo sentimiento de nostalgia, como si algo faltará. La mayoría de las veces simplemente lo ignora, demasiado cansado para divagar en esas cosas, pero cuando la aflicción lo vence, termina frente a su espejo, con el pecho descubierto leyendo las mismas palabras sin cambios.
"Levi la humanidad necesita de tu…"
—Que tontería…
Murmuraría chascando la lengua, hacía ya mucho tiempo que se había de preguntar como terminaba aquella frase, incluso aunque se mentía así mismo diciendo que no le importaba, la verdad era que realmente quería saber que era lo que aquello significaba.
Todo en la vida de Levi parecía imperturbable, y aunque a él le hubiera gustado que se mantuviera así, el destino tenía planes diferentes.
Era un lunes, cerca de las dos de la tarde, cuando las cosas comenzaron a cambiar de manera tan sutil que el pelinegro ni siquiera se dio cuenta de ello.
Lo primero fue un atraso en sus actividades, algo completamente inusual para aquel Ackerman, pero ese día debido a las fuertes lluvias había ocurrido una inundación en una de las estaciones, haciendo que fuera imposible el acceso a esta, por lo que el conserje tuvo que modificar su recorrido.
Cuando al fin se encontraba en su destino, tuvo la mala suerte de terminar atrapado en una aglomeración, había llegado justo a la hora en que los vagones de pasajeros estaban en su máxima capacidad, con decenas de personas saliendo y entrando por el lugar, intento abrirse paso entre la multitud, pero terminó desistiendo al ver lo molesto que aquello se volvía.
Enojado, se aparto hacia una esquina a esperar que la horda de trabajadores, estudiantes y demás disminuyera y así poder continuar con sus labores, cuando su cabeza reposaba contra el trapeador en su cubeta, lo vio por primera vez.
En realidad, lo primero que observo fue un amuleto de color esmeralda que le llamo particularmente la atención por su brillo, y al seguir al portador de aquel collar, su respiración se detuvo por unos segundos, encontrándose con un par de hermosos ojos azules, un cabello cuidadosamente cepillado y un rostro de seriedad propio de un hombre ocupado.
De repente para Levi el tiempo se detuvo, era como si todas las personas alrededor se hubieran vuelto lentas y grises, ya que lo único que su cerebro era capaz de procesar era a aquel sujeto, sin embargo, este parecía demasiado apurado y tan rápido como llego se fue, subiendo por las escaleras que daban al exterior y dejando al pelinegro con una extraña sensación de añoranza.
—Oye… Levi, ey ¿me estas escuchando? ¡Levi!
—¿Eh?
—¡¿Me estabas escuchando?!
—¿Qué? Ah… Si… Hablas de tu viaje, el de estudios ¿no?
—¡No me estabas escuchando para nada! —Exclamo la castaña dramáticamente— Pero no importa, empezaré desde el principio…
A pesar de su actitud fría y distante, Levi era una persona que siempre terminaba rodeada de buenos y leales amigos. En su infancia y hasta que tuvo que mudarse de ciudad, habían sido Isabel y Furlan, aún mantenía contacto y los visitaba al menos una vez al mes. Separarse de ellos fue duro y le hizo sentir solo durante algún tiempo, hasta que conoció a Hange.
Hange era todo lo contrario al pelinegro, alegre, espontánea y con una nula habilidad para mantener la boca cerrada por más de dos minutos seguidos, cualquiera pensaría que una amistad como esa estaba destinada al fracaso, pero en verdad funcionaba para ellos, además la manera en que se encontraron es una de las cosas más extrañas que le han sucedido al joven Ackerman.
Era un fin de semana que se dirigía al supermercado cuando aquella chica ruidosa apareció, sin explicación alguna tomo sus manos mirándolo directamente a los ojos para luego decir "Jo… Tú tampoco eres mi alma gemela…" con una expresión triste que en menos de un segundo cambio a la más alegre de las sonrisas termino arrastrándolo consigo sin darle tiempo al pelinegro de protestar.
Tras el suceso, una especie de lazo natural se formó entre ambos, como si se conocieran desde hacía mucho tiempo, ella le presento a otros amigos como Petra y Mike, quienes terminaron conociéndole exactamente de la misma manera. Hange tenía una extraña obsesión por encontrarse con su alma gemela, y no se debía a que quisiera enamorarse o debido al sentimiento de que algo faltaba, sino más bien a la curiosidad de poder experimentar y con esto investigar más a fondo este peculiar fenómeno de marcado.
—¡¿Tienes idea de la buena oportunidad que representa esto?! —Exclamó la más alta —¡Llevo un registro de todas las personas con la que he tenido contacto en la ciudad! ¡Viajar me permitiría ampliar mi rango de búsqueda y recabar más datos!
—Espera… —Levi dejo su té sobre la mesa, tratando de procesar lo que acaba de escuchar— Déjame ver si entendí… Me estás diciendo que vas por la calle tocando y registrando los datos de medio mundo…
—¡Si! ¡Un método tardado pero el trabajo de campo siempre lo es!
—¡¿Tienes idea de cuantos gérmenes puedes atrapar haciendo eso?!
—¡Es por la investigación!
—¡Al diablo la investigación! ¡Además ni siquiera sabes si la persona a la que te termines uniendo va a agradarte! ¡¿Entiendes que será un completo extraño?!
—Oh vamos, eso no importa en absoluto, si estas unido a él o ella debe ser por algo… Ve por ejemplo a Petra y Oluo, jamás hubieran imaginado que estaban destinados y ahora son muy felices… Casi… Un poco…
—¿Y qué se supone que pase después? —Preguntó el pelinegro— ¿Qué harás cuando encuentres a esa persona?
—Bueno, antes que nada, estará la recopilación de datos y luego los compararé con mi investigación actual… ¿Me preguntó si habrá fenómenos únicos para cada pareja?
Sintiendo que había vuelto a perder la atención de la castaña solo rodó los ojos, mirando hacia la enorme ventana que daba a la calle, le gustaba ese lugar en particular por ser tranquilo y poco habitado y también porque Sasha, la dueña, sabía lo excéntrica que podría ser Hange y los ubicaba en un lugar donde sus gritos y explicaciones no llamaran tanto la atención.
—¿Cómo crees que sea tu alma gemela?
La pregunta sorprendió a Levi y por alguna razón su cerebro trajo el recuerdo de aquel extraño que había visto en el subterráneo días atrás.
—Yo no pienso en esas cosas… —Respondió chasqueando la lengua, pero los segundos de duda no pasaron desapercibidos para la perspicaz científica.
—Oh… ¿No será acaso que ya lo has encontrado y no me lo quieres decir? ¡Muéstrame tu marca!
—¡Aléjate de mí cuatro ojos, idiota!
Con el problema de la inundación solucionado, Levi ahora podía volver a su recorrido habitual sin la molestia de ningún retraso, sin embargo, el pelinegro había optado por no hacerlo, adecuando su rutina de tal modo que siempre estuviera presente en las horas más concurridas del tren.
No podía mentirse del porque de tal decisión, pero tampoco era capaz de admitir que la razón era que quería volver a encontrarse con el misterioso hombre de la última vez.
Día tras día, el joven Ackerman aparecía en aquella estación, lanzando una mirada rápida a su alrededor, cuando el flujo de personas disminuía y caía en cuenta del tiempo que había perdido volvía a sus actividades, cada vez más decepcionado.
¿Y para qué se supone que quiero encontrarlo? Se preguntaba hasta que terminaba su turno, ni siquiera se de que puedo hablar con alguien así, seguro es algún empresario prepotente.
Enojado cambiaba sus ropas, tomaba su bicicleta y volvía a casa, maldiciendo aquellos ojos azules que no podía sacar de su cabeza.
Pasaron exactamente cuatro semanas antes de que sus esfuerzos dieran frutos, pero no fue de la manera que el pelinegro esperaba.
—Disculpe…
—Si un momento…
Peleando contra una máquina expendedora, Levi no le dio importancia a la voz que lo llamaba, golpeando y haciendo uso de más rudeza de la que esperaba pudo por fin limpiar debajo de aquel pesado artefacto por fin girándose hacia la persona.
—Veo que usted es realmente fuerte… ¿Cuánto pesa eso? ¿180 o 190 kilos? —El interlocutor sonreía y el pelinegro pudo aspirar el aroma de jabón y loción que el hombre despedía.
—Algo así…
Terminó respondiendo con su característica frialdad, pero no pudo evitar sentir como su corazón latía con más fuerza, quería salir de allí cuanto antes, no tenía idea de que decir o hacer, nunca planeó intercambiar palabras con el misterioso rubio de ojos cautivadores.
—Disculpe pero necesito ayuda —Habló nuevamente el más alto, sacando un mapa de su bolsillo— Vengo por aquí de vez en cuando y siempre uso las mismas estaciones, pero hoy necesito llegar más al norte de la ciudad… ¿Sabe que ruta puedo usar?
Se agachó levemente para que Levi pudiera ver el itinerario también, el conserje cerro la distancia por impulso, y sus hombros rozaron levemente, pero no pasó nada.
"Para que la marca se haga presente" Una vieja conversación con Hange se reprodujo en su cabeza "El contacto debe ser directo, piel con piel, no importa la parte del cuerpo siempre y cuando no haya ropas de por medio…"
—Puede servir la estación número seis… —Sin saber porque su garganta estaba seca, y nuevamente sin pensarlo alzo su mano, para señalar la ubicación sobre el papel— Es esta… Si va derecho por ese pasillo llegará sin problemas…
Al momento de apuntar a la dirección indicada, intencionalmente rozo la mano derecha del rubio, pero otra vez no sucedió nada, no hubo destellos, no hubo dolor o siquiera una descarga eléctrica que recorriera su columna, aquel hombre no era su alma gemela.
—¡Muchas gracias! ¡Ha salvado mi día!
Se despidió siguiendo el camino que el conserje le había mostrado, y Levi solo permaneció en su lugar, trapeando el mismo pedazo de piso, mientras su pecho se sentía pesado y vacío.
Debido a lo esporádico e impredecible que puede ser la aparición de la marca no era raro presenciar en medio de la calle uniones de ese tipo.
En una ocasión, recuerda el pelinegro, una estudiante salía a toda velocidad de su vagón, a cualquiera que fuese el lugar al que se dirigía parecía realmente atrasada, en un descuido choco de frente con otra chica quien enojada la tomo por los brazos y en el momento que toco su piel expuesta ambas cayeron adoloridas al suelo.
Todas las personas alrededor observaron la escena, incluso el pelinegro que temía encontrarse con un accidente que limpiar, pero en cambio, frente a él ambas chicas solo parecían tener ojos la una para la otra, la más alta, morena y con pecas en las mejillas descubrió su pecho tocando con la yema de sus dedos la reciente herida.
—¿Historia? La H era de un nombre… ¿T-tú eres Historia?
Por su parte la pequeña y temerosa rubia respiraba con dificultad, tocando el lugar de su marca, cerca de su corazón, demasiado sorprendida para hablar.
—Y… Mi marca sólo era una Y…
—Ymir… Yo… Soy Ymir…
Entre murmullos y suspiros, las personas comenzaron a moverse, al final solo quedaba el pelinegro observando al par de jóvenes, quienes ya estaban de pie mirándose con ojos brillantes como si hubieran encontrado algo que estuvo perdido por mucho tiempo.
Cuando recordó aquel incidente, se sintió enojado no tanto por el hecho de que no hubiese sucedido nada, sino por pensar tanto en ellos, la marca jamás había significado algo para él que fuera más allá de la curiosidad, entonces ¿por qué de pronto el que tocar a aquel extraño sin resultados le afectaba tanto?
Después de ese día, volvió a su rutina anterior, evitando los aglomeramientos y horas pico, volviendo a centrar su tiempo sólo en el trabajo.
—El tío Kenny pregunta porque no has ido a visitarnos, ya van dos navidades que estás ausente…
El pelinegro fingió no escuchar, demasiado ocupado en desinfectar los torniquetes.
—No es que me importe, pero el tío Uri está preocupado también…
—¿Por eso te enviaron?
Por fin el joven se giró para confrontar a su sobrina, si era sincero, en realidad ellos no eran unidos en absoluto, con personalidades muy parecidas y por la diferencia de edad nunca habían logrado crear lazos familiares fuertes, pero no dejaban de compartir el apellido Ackerman y tener que verse de vez en cuando en reuniones o funerales.
—También quiere saber cuándo buscarás un trabajo más acorde a tus habilidades…
—¡Que se joda el tío Kenny! —Explotó el mayor volviendo a sus labores— ¡¿Por qué rayos estás aquí?! ¡¿Desde cuando trabajas como su mensajera?!
La chica no contestó, solo alzó los hombros mientras permanecía con una expresión de indiferencia.
—¡Yo vivo mi vida como se me da la gana! Ese viejo entrometido ni siquiera sabe lo que es un ingreso honrado…
—¡Pero Eren!
—Ya te lo dije, no pienso ir a clases extra ¿no te basta con la escuela? Te va a explotar la cabeza por tanta escuela…
Bajando por una de las escaleras, un par de chicos aparecieron conversando en voz alta, Levi no presto mucha atención, pero pudo observar cómo su sobrina no apartaba la vista de ellos.
—¡Por favor! ¡No quiero ir solo! —Se quejo el más bajito mientras esperaban que llegara su transporte —Sabes que no funcionó bien para hacer amigos…
—¡¿Por qué me arrastras a esto, Armin?! Sólo quiero ser libre…
El tren llegó y los amigos subieron dejando al par de pelinegros atrás.
—Oye… —Llamó Levi —¡Mikasa!
—¿Eh? —La chica se giró avergonzada, sus mejillas estaban coloreadas de rojo y era la primera vez que observaba aquella expresión en su rostro.
—¿Los conoces?
—N-no… —Dijo con una voz muy suave impropia en ella.
—Son Arlet y Jaeger, el rubio es listo pero el otro es una causa perdida…
—M-me parecen familiares… —La menor apretó la bufanda alrededor de su cuello, parecía perdida en su mundo —Cómo si los conociera de antes…
—Siempre toman el tren a esta hora —El conserje tomo sus cosas y empujando su carrito se giró un poco para hablar de nuevo —Eren Jaeger tiene una marca alrededor del cuello… A veces me recuerda un poco a la tuya…
Mikasa parecía querer hablar, pero el pelinegro la interrumpió nuevamente.
—Dile a Kenny que se joda y al tío Uri que lo veré en su cumpleaños y mándalas saludos a tus padres de mí parte…
A veces la vida puede ser una broma cruel, que es justamente lo que Levi creía que era la suya, pues no tenía otra forma de explicar lo que le ocurría en esos momentos.
La primera vez lo atribuyo a una coincidencia, encontrarse pasajeros habituales en el subterráneo era normal, así que trato de no ver por demasiado tiempo al alto rubio que observaba el mapa de la central, había comprobado que no había ninguna conexión entre ellos y lo mejor sería avanzar y olvidarse de él. La segunda ocasión se dio el permiso de obtener una mejor imagen mental, ya que definitivamente sería la última vez que se encontraran.
Pero para la tercera, cuarta y quinta, ya había memorizado por completo aquella cara, figura y cabello y sentía que entre más tiempo pasará más difícil sería deshacerse del recuerdo.
Ahora, había modificado por completo sus horarios, sus zonas y también sus rutas, no quería volver a ver aquellos ojos cautivadores ni esa sonrisa suave, o imaginar lo que sería ser sostenido entre sus brazos fuertes, sin embargo, nada parecía funcionar, el guapo rubio parecía aparecer en cada esquina y eso estaba volviendo loco al pelinegro.
A su vez, el hombre parecía también haber notado los constantes encuentros y siempre le dedicaba una sonrisa a modo de saludo, Levi no creía ser capaz de soportar mucho más.
Su última estrategia en un acto de desesperación fue moverse al turno nocturno, sabía que si dejaba que ese sentimiento creciera más terminaría incubando algo peligroso, la única solución era cortar de raíz su problema.
Al principio todo fue bien, adaptarse al cambio de horario fue fácil y se dio cuenta de que todo duraba más tiempo limpio sin tener tantas personas estropeando su trabajo, de vez en cuando se encontraba a sí mismo observando hacia los muros informativos, con la esperanza de que una cabellera rubia estuviera allí, pero luego agitaba la cabeza para eliminar tales pensamientos.
—¿Cómo puedes enamorarte de alguien a quien ni siquiera conoces? —Se reclamó a sí mismo en voz baja —No sabes ni su nombre… Es guapo ¿y? Hasta donde sabemos puede ser un maldito asesino…
Suspiró pesadamente, decidiendo que necesitaba un descanso, tomo asiento en una de las bancas sintiéndose derrotado.
—Y a pesar de todo eso, la verdad es que dentro de mí siento que lo conozco, y peor todavía… Que le quiero…
—Este no es un buen lugar para descansar….
En medio de su campo de visión apareció una alta figura, que hizo saltar a Levi y colocarse en una posición que indicaba que estaría listo para atacar si lo considera necesario.
—No hay porque reaccionar así —Comentó el hombre alzando los brazos— No vengo con malas intenciones…
—¡Largo de aquí, estoy trabajando! —Amenazó el pelinegro aún molesto.
—Si, lo sé… No llevas mucho por aquí ¿cierto? Suelo tomar el tren en este horario y apenas note tu presencia.
Baja la iluminación del subterráneo Levi observo mejor los rasgos de aquel sujeto, ojos grises, con cabello y barba muy rubias.
—Pero desde que te vi me ha dado la impresión de conocernos de antes…
—Pues creo que se equivoca, a mí no me resulta familiar en absoluto…
—Disculpa mis modales, mi nombre es Zeke Jaeger…
¿Jaeger? ¿Cómo el mocoso? Pensó el pelinegro, y por esa fracción de segundo que se distrajo, no se dio cuenta de que el hombre se había acercado hasta él.
—Pero puedes llamarme solo Zeke…
—¡Puedes irte al demonio!
El desconocido ignoro la maldición, y con rapidez tomo el rostro de Levi, acariciando con sus pulgares ambas mejillas.
—Oh… —Exclamó decepcionado— Realmente creí que habría un tipo de conexión… ¿O acaso ya has encontrado a tu alma gemela?
Por respuesta solo recibió un puñetazo directo a la mandíbula que lo hizo caer hacia atrás sosteniendo lo que pudo haber quedado de su dentadura y haciéndolo salir corriendo del lugar.
A pesar de la incómoda experiencia, Levi se dio cuenta de una cosa y era que si el alto rubio de ojos azules no era su alma gemela le importaba un comino, si terminaba atado a otra persona, al menos quería disfrutar de los sentimientos que tenía en esos momentos.
—Lo vi cada día durante todo un maldito mes y ahora ya no está aquí… Vaya suerte de mierda…
El pelinegro vago por las diferentes estaciones, mirando cuidadosamente a su alrededor en busca de un amuleto esmeralda, una cabellera rubia brillante o unos ojos azules, pero no había ni una sola señal de ellos.
Caminar por allí sin su uniforme de trabajo le hacía pensar que se encontraba completamente fuera de lugar y el abundante tráfico de personas sólo empeoraba todo.
Las horas pasaban y no había indicio alguno de que aquel desconocido estuviese en el lugar, enojado, frustrado y desilusionado Levi estaba a punto de rendirse, giró sobre sus talones y camino hasta la salida, cuando sintió como alguien jalaba con fuerza de su chaqueta.
—¡Espera! —Gritó una voz conocida— ¡Llevaba días sin verte por aquí!
Cuando miró hacia atrás para comprobar sus sospechas, se encontró con una respiración agitada, su antes perfecta cabellera rubia despeinada y una mano que se aferraba a él desesperadamente.
¿Acaso él corrió para alcanzarme? Pensó Levi. Estando unos cuantos escalones arriba se encontraba a su altura y pudo ver con más claridad las facciones de su rostro, era incluso más atractivo de como su mente recordaba.
—Cambie de turno —Explico el joven Ackerman calmadamente— Aunque ya no volveré más por aquí, me despidieron…
—¡¿Qué?! ¡¿Pasó algo?! —El más alto se compuso con rapidez, volviendo a su porte elegante.
—Mis jefes consideran que la violencia no es la respuesta al acoso, yo pienso diferente…
—¿Presentaron cargos?
—No tiene las agallas…
El rubio río ante la respuesta y para el pelinegro fue uno de los sonidos más hermosos que había escuchado nunca.
—Entonces me alegró de haberte podido encontrar hoy… Sabes ahora que lo pienso aún no sé tu nombre…
—Levi, Levi Ackerman…
—Levi —Repitió el ojiazul con lentitud, y al aludido le gusto como sonaba en aquellos labios— Es extraño… Pero me parece conocerlo de algún lado… Yo soy Erwin, Erwin Smith.
Tendió su mano izquierda, cubierta por un elegante guante de piel, mientras la otra descansaba inmóvil a su costado, lo que le pareció extraño al chico, pero prefirió no decirlo.
—Un gusto Erwin…
Estrecharon sus manos por más tiempo del necesario, hasta que con nerviosismo el más alto volvió a hablar.
—Y-yo m-me preguntaba… Bueno, ya que no tienes un turno que cubrir por ahora… Si ¿te gustaría ir a cenar conmigo?
No es una cita, se repitió Levi durante toda la velada, lo dijo al menos cien veces en esa noche, cuando Erwin abrió la puerta para él, cuando le ofreció el asiento, cuando halago sus ropas, cuando lo encontró mirándolo por demasiado tiempo entre las conversaciones, incluso cuando el rubio insistió en pagar la cuenta, no es una cita quedó tan grabado en su cabeza que hasta pensó que sería una mejor frase para su marca.
—¿Podemos caminar de regreso? —Sugirió el rubio una vez fuera y el pelinegro simplemente chasqueo la lengua aceptando el ofrecimiento.
—Por la forma en la que vistes y los lugares que frecuentas —Dijo el Ackerman rompiendo el cómodo silencio —No pareces de las personas que andan en metro…
Erwin soltó una suave carcajada que hizo sonreír a su compañero, deseando poder grabar aquel sonido y reproducirlo por siempre.
—¿Qué clase de persona te parezco entonces?
—Ya sabes… Un niño de oro prepotente y mimado…
—Vaya, si que tienes un buen concepto de mí —Reclamó el ojiazul fingiendo una voz herida.
—Estoy seguro de que no soy el primero que te lo dice…
—Lamentablemente es verdad… Por algún motivo doy esa impresión…
Levi frunció el ceño mirando los zapatos caros, el traje hecho a la medida y el colgante de lo que definitivamente era una esmeralda colgando alrededor del cuello del hombre.
—¿En serio?
—¡Sólo tengo buen gusto!
—Y costoso… ¿A qué me dijiste que te dedicabas? ¿Mafioso? ¿Vendedor de trajes?
—Soy profesor… En realidad, me gradué como historiador, pero ahora ejerzo la enseñanza…
—No luces como un profesor…
—Ni tú como un conserje….
—¿Necesito ser más viejo?
—Diría que más bien eres demasiado atractivo para el puesto…
—Esos son estereotipos terribles para quienes ejercemos como servidores públicos… —Se burló el pelinegro, esperando que eso desviara la atención al leve sonrojo que se formó en su rostro.
—Pido disculpas, pero tu fuiste el primero en empezar con las apariencias.
Llegaron a un cruce de calles, ese era el punto donde debían separarse ya que la casa de Levi quedaba en dirección contraria del aquel sitio, sin embargo, ninguno de los dos parecía querer moverse de su lugar.
—Yo, tengo que tomar un taxi desde aquí… —Comenzó al explicar el ex conserje— Fue divertido, espero podamos encontrarnos en otra ocasión…
Temiendo terminar diciendo algo de lo que pudiera arrepentirse, Levi decidió retirarse por esa ocasión, atesorando aquella noche tanto como pudiera.
—¡Levi!
Al escuchar su nombre el chico se detuvo, pero no se giró para mirar a más alto.
—S-sé que esto es repentino —Dijo Erwin a toda prisa —P-pero… Déjame tocarte… Por favor…
Un largo suspiro de derrota salió del pelinegro, y todavía sin poder ser capaz de girarse para enfrentar al ojiazul, hablo con honestidad.
—No somos almas gemelas si es lo que estás pensando…
—¿Cómo…?
—Lo sé —Interrumpió con rapidez— Por que roce tu mano en nuestro segundo encuentro y no paso nada… Así que te ahorro que pierdas tu tiempo conmigo…
—¿Cuál mano?
—¡¿Eso importa?!
—Sufrí un accidente cuando estaba en la Universidad, salí a cabalgar y perdí el control, mi caballo se asustó y terminé cayendo en una trampa, los doctores no pudieron salvar mi brazo derecho…
—¿Qué? —Confundido Levi alzo una ceja dando media vuelta para encontrarse con un sonriente Erwin.
—Tengo una prótesis…
—¡¿Qué?!
—Se que no luce como tal, pero es porque he invertido mucho para que no se note…
A Levi no le interesaba aquella explicación, en una fracción de segundo su cuerpo reacciono por cuenta propia, tomo impulso y se lanzo a los brazos de Erwin quien lo atrapó en un movimiento rápido, pero antes de que pudiera decir nada, un par de labios golpearon contra su boca.
Y fue entonces cuando ambos lo sintieron, la descarga eléctrica que recorría su columna y como su pecho se quemaba lenta y dolorosamente.
Les faltaba la respiración cuando se separaron, y sentían como su piel se había abierto en una herida sangrante.
Lo siguiente que recuerda Levi, es como entro a trompicones en la alcoba del más alto, recostados sobre la cama las ropas iban desapareciendo poco a poco y fue entonces que el pelinegro se dio cuenta de la forma diferente en el brazo de Erwin, era realmente un gran trabajo ya que jamás noto que se tratara de una prótesis.
—E-espero no te moleste... —Dijo en voz baja el ojiazul algo avergonzado.
—Me gusta… —Movió sus dedos suavemente hasta el lugar donde asomaba su brazo real— Me hace pensar en ti como un sobreviviente…
El más alto gimió en voz baja, afectado por aquellas palabras.
—Déjame verte… Tu marca, quiero mirarla…
Con una increíble destreza desabrocho los botones de la pulcra camisa y ayudado por la tenue luz y la yema de sus dedos leyó las palabras allí escritas.
—Levi la humanidad necesita de tu fuerza…
—Fuerza… —Murmuró el aludido disfrutando de aquel toque— Así que eso era lo que decía…
—Siento que es algo importante… Algo que en su tiempo tuvo gran significado…—Esta vez en ves de sus dedos, el rubio uso su lengua para dibujar cada línea.
—E-espera… —El pelinegro se retorció en su lugar, sus pantalones comenzaban a molestarle— Déjame tocarte también…
Con una agilidad que fascino a Erwin, el chico cambio de lugar, posándose sobre la pelvis del más alto, algo golpeo su trasero, algo grande, pero decidió que por ahora no se preocuparía por ello.
Con movimientos más bruscos, saco por encima las ropas del ojiazul y disfruto la vista de su pecho desnudo y marcado, acarició con ambas manos aquellos pectorales bien formados, sintiendo un poco de envidia apretó uno de sus pezones logrando un gemido seductor por parte de su compañero.
—Abandona tu sueño y… —Levi hizo una pausa, tratando de darle sentido a la última palabra— muere…
—No son palabras muy alentadoras ¿cierto?
—Tu marca es una mierda….
—Nunca lo he creído así… Estoy seguro de que en su momento debió de representar algo mucho más profundo que lo que aparenta a simple vista…
—¿Realmente piensas eso? ¿Qué estas marcas significan algo? —Los ojos del pelinegro leían una y otra vez aquella frase, sintiendo como un nudo se formaba en la boca de su estómago.
—Si… Me hicieron encontrarme contigo…
—Ni siquiera me conoces…
—Ni tú a mí, y sin embargo aquí estamos, atraídos de una manera que no somos capaces de explicar…
Erwin se levantó con algo de esfuerzo, acomodo uno de los mechones rebeldes del chico y luego le beso, lento y suave al principio, pero no tardo mucho en que sus lenguas comenzaran una lucha de por el dominio de la situación.
—Quiero que quede claro —El ex conserje fue el primero en separarse con un fino hilo de saliva uniendo su boca con la del rubio —No soy de los que tiene sexo con desconocidos…
—Supongo entonces que soy especial…
Otro de los rumores que corren con respecto a la marca dice que las interacciones carnales entre dos almas gemelas están más allá del placer convencional y era algo con lo que Levi Ackerman estaba completamente de acuerdo.
—P-podemos detenernos s-si quieres...
Murmuro Erwin, aferrándose a la delgada espalda de su pareja, sintiendo como la punta de su miembro golpeaba contra el trasero de aquel hombre.
—Puedo soportarlo —Gimió el pelinegro, restregando del liquido pre seminal del rubio.
—P-pero no has tenido suficiente preparación…
—Se lo que hago Erwin…
Antes de que el más alto pudiera recriminar algo más, Levi bajo de un golpe sus caderas, generando un sonido sordo al chocar con la pelvis, se levantó lentamente y repitió el movimiento para tortura del ojiazul, quien se encontraba ahora completamente a su merced.
—¿No será que tú eres quien quiere parar? —Con un tono burlón, el pelinegro se abrazo al cuello de su compañero, repitiendo una y otra vez aquel vaivén —E-eres enorme… Siento como me abres con cada golpe…
—¡Por dios no lo digas así! —Exclamó el más alto, tomando con su mano sana la cadera del chico.
—¿No te gusta que hable sucio o te excita más?
Y eso fue todo lo que Erwin pudo soportar, antes de aumentar la fuerza de sus embestidas como si de un animal en celo se tratase.
—Levi… Levi… —Gemía contra el oído del joven Arckerman, mientras este pensaba en cuan maravilloso era su nombre en aquellos labios —Levi… Te extrañe tanto…
—E-erwin…—Dijo con una voz tan suave que no reconoció como suya— Erwin… Lo siento… Lo siento…
Una última embestida fue suficiente para que su cuerpo se contrajera en el mejor orgasmo que había experimentado en su vida.
—Levi…
—¿Sí? —Contesto casi sin fuerza.
—¿Por qué estás llorando?
El pelinegro se llevo una mano al rostro, dándose cuenta de que gruesas lágrimas corrían por sus mejillas.
—No lo sé… Yo… Estoy feliz, creo que lloró porque estoy contento de verte otra vez…
—Yo también estoy feliz de haberte encontrado… —Erwin le abrazo, y con un movimiento suave lo ayudo a ponerse de pie— Arreglare la bañera para ti…
Beso su sien y salió de la habitación, fue entonces que el pelinegro fue consciente del sudor y otros fluidos que recorrían su cuerpo, pero en vez de sentirse asqueado como de costumbre, hubo una grata sensación de satisfacción y euforia.
—¿Cuáles son tus planes ahora?
—¿Planes de qué? —Pregunto adormilado el pelinegro, con su cabeza descansado sobre el pecho del más alto.
—Bueno me dijiste que fuiste despedido…
—Eso… Supongo que tomaré unas vacaciones… ¿Alguna vez has conocido el mar?
—¿Yo?
—No, le pregunte al despertador… ¡Claro que tú!
—Pues la verdad es que no… Creo que no se ha dado la oportunidad…
—Entonces ven conmigo, iremos juntos… —Casi a punto de caer dormido, Levi se abrazo con fuerza del rubio, como si temiera que se esfumará de repente.
—Eso… Realmente me encantaría…
Erwin lo acurruco a su lado, tenía la extraña sensación de haber deseado hacer eso por muchísimo tiempo y ahora que tenía la oportunidad no pensaba desperdiciarla.
Ambos cayeron en un sueño profundo y en algún punto de la noche, cada uno coloco su mano sobre el pecho del otro, sonriendo inconscientemente por la acción mientras sentían el grabado de aquellas palabras.
"Levi la humanidad necesita de tu fuerza"
"Abandona tu sueño y muere"
FIN
¡Mil gracias por leer! Fueron tres días de trabajo para terminar esta historia, siempre había querido hacer un trabajo referente a las almas gemelas y me encanta que el Eruri haya sido mi inspiración en esta ocasión. Espero que les haya gustado y no duden en dejar sus votos y comentarios. ¡Les deseo el mejor de los días y les mando mis mejores vibras!
