Disclaimer:
"Los personajes de Digimon, así como su universo, no me pertenecen. Son propiedad de Toei Animation y Akiyoshi Hongo, solamente la historia es de mi creación. "
Título: Watashi no tsundere ōji
Autora: xxMurasaki-Chibi
Género: Romance/Amistad/Comedia.
Personaje(s)/Pareja(s): Ishida Yamato/ Tachikawa Mimi
Advertencia: Esta historia contiene como pareja principal Mimato. (Yamato x Mimi)
Watashi no tsundere ōji
Sumary: Quizá ese chico no era el típico estereotipo de "Príncipe Azul" de hecho, era mal hablado y gruñón. Pero para ella él era más que eso, él era su Príncipe Tsundere.
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Campamento de verano, Tachikawa Mimi amaba los campamentos de verano de hecho le encantaba la experiencia de conocer gente nueva, y tener aventuras de verano.
Pero lamentablemente un pequeño inconveniente haría que ese agradable día se volviera el peor día de su estadía y si había algo que ella odiaba más que cualquier cosa en ese mundo eran los insectos.
La pequeña castaña de diez años se encontraba tranquilamente dando un pequeño paseo por los alrededores, el clima estaba perfecto para ir a "explorar" por los alrededores del campamento.
En medio de su travesía, Mimi se encontró con un pequeño campo de flores, eso fue un gran descubrimiento ya que ella amaba las flores. Se acerco con un gran entusiasmo para verlas, había muchas flores hermosas y de diferentes colores y olores.
-Wua! – Exclamo con mucha felicidad- Que hermosas son! – Volvió a exclamar, inhalo con fuerza y su nariz se llenó de los florales aromas que le brindaba ese hermoso paisaje.
La castaña se encontraba demasiado feliz, vio un pequeño lugar sin flores y a su parecer era un buen lugar para poder ver el hermoso espectáculo que le tenia ese pequeño lugar.
Se acomodo su vestido de color blanco con estampados de flores color rosado, y se sentó con cuidado en el suelo, se saco su sombrero y lo dejo a su lado para así dejar que la brisa veraniega se colara por sus ondulados y largos cabellos castaños.
Y así pudo disfrutar al máximo ese pequeño instante de paz, pero al parecer lamentablemente para la pequeña su paz no duraría mucho.
Mientras observaba con mucha atención unas hermosas flores celestes, vio que en ella se posó una abeja. Mimi con un poco de miedo retrocedió y se enredó con su propio vestido y cayo de espaldas.
-Ite! – Volvió a quejarse, mientras llevaba su mano a su cabeza y la sobaba, en un pequeño instante cuando tenía sus ojos un poco cerrados por el dolor, agudizo su oído, abrió sus ojos y vio como un enjambre de abejas se dirigía a ella.
Su expresión de dolor cambio rápidamente por una de terror, se puso azul y como alma que se llevaba el diablo Mimi se echó a correr mientras un escandaloso "KYAAAA" se escuchó por todo el paisaje.
Eran las 13:00 PM, uno de los cuidadores del campamento se acerco a el grupo de niños que tenia a cargo, los cuales en total eran ocho niños.
-Muy bien chicos! - Exclamo con una gran sonrisa mientras aplaudía para llamar la atención del grupo- Ya llego la hora del almuerzo ¿Están todos? – Pregunto mientras con una mirada tranquila y una sonrisa observaba a los chicos- ¿He? –
Volvió a mirar a su grupo y comenzó a contarlos mentalmente, vio a un chico rubio de once años y de ojos azul zafiro, vestido con una camiseta blanca, jeans grises y zapatillas deportivas negras, ese era Ishida Yamato y su lado su pequeño hermano Takaishi Takeru, que era un pequeño y tierno niño también rubio, pero sus ojos eran de un celeste cielo.
Observo a otro lado y vio a Taichi Yagami un niño de once años también, de una tez trigueña, ojos cafés y un cabello castaño revuelto. Al lado del castaño se encontraba su hermana pequeña Hikari. Volvió a llevar su vista al otro lado restante y ahí vio a Takenouchi Sora junto con Kido Joe e Izumi Koushiro… pero le faltaba un niño y ese era la pequeña Tachikawa Mimi.
- ¿¡QUEEEE!?- Exclamo el mayor con horror, los niños sorprendidos voltearon a ver a su cuidador - ¿Alguno de ustedes ha visto a Mimi-chan? – los nervios se hacían presente en su tono de voz.
El grupo de niños se miraron entre ellos y cada uno esperando ver si alguno tenia alguna respuesta y todos al unisonó contestaron -No sensei-
La cara del profesor se volvió blanca… ¡ HABIA PERDIDO A UN NIÑO! Se gritaba mentalmente, los nervios y la ansiedad comenzaron a apoderarse de él, el profesor miro a los alumnos que tenia frente a él y con una fingida sonrisa de confianza los observo.
-Muy bien chicos, iré a buscar a Mimi-chan, así que ustedes pueden esperar aquí mientras voy por ella, ustedes pueden ir a almorzar- Dijo y se fue con prisa-
Los siete niños quedaron un poco anonadados hasta que el autodenominado "líder" del grupo hablo.
-Muy bien chicos! - Exclamo con un gran entusiasmo Tai, quien se acomodó los googlees que tenía en su cabeza- ¡Vayamos a buscar a Mimi-chan! – Exclamó alzando su mano en forma de puño al cielo.
- No seas imbécil Yagami-Interrumpió Yamato- el profesor dijo que él iría a buscarla- rebatió el rubio con el ceño fruncido- Si la vamos a buscar puede que nos perdamos nosotros – Explico con un tono de voz serio y un tanto brusco.
- ¿Qué? –Exclamo el castaño claramente ofendido- Maldito tsundere- pensó, y volvió a responder con sarcasmo y con su notoria vena marcándose en la frente- Ah, entonces estas bien con que ella nunca regrese, después de todo tú siempre peleas con ella. Además, mientras más ayuda tenga el sensei, más rápido la podemos encontrar.
Al escuchar tal acusación, Yamato no supo porque, pero se sintió realmente molesto.
- ¿Estas insinuando que estoy feliz con que una niña se pierda en el bosque? ¡¿Acaso eres imbécil?! - Se acerco de manera amenazante en dirección al castaño, mientras lo tomaba por el cuello de su camiseta azul.
- ¿Qué pasa? Quieres pelear Ishida- frunció el entrecejo tomado con fuerza la mano de Yamato y apretándola, cuando llevó su vista a la cara de Yamato vio algo interesante- ¿Qué pasa? ¿No me digas que también estas preocupado por ella? – Dijo con una sonrisa divertida y picara-
El rostro de Yamato se lleno de un color rojo carmesí rápidamente y soltó por unos segundos a Tai, cuando iba a abrir su boca para gritar. Alguien los empujo a ambos.
- ¡PAREN!- Gritó Takenouchi Sora, apareciendo en medio de los dos- ¡Deténganse! – Miro con el ceño fruncido a Tai y a Yamato- Estoy de acuerdo con Taichi- Yamato ladeo los ojos dándose por vencido- Nosotros somos siete podemos ir en dos grupos, además si recordamos todo lo que nos enseñaron para no perdernos, podríamos encontrar más rápido a Mimi-chan - Exclamo con la determinación en sus ojos color marrón rojizos-
Yamato observo de manera seria a la pelirroja que tenia en frente, él chico se cruzo de brazos, su lenguaje corporal demostraba una total oposición, y volvió a hablar.
- Un grupo de cinco dirás- habló el rubio con mucha seriedad, los demás integrantes del grupo se dieron vuelta y observaban con sorpresa, esperando que terminara de hablar- porque yo no iré y si no voy, no dejaré que Takeru vaya con ustedes- sentenció-
- ¿¡Que!? ¡Pero Nii-san yo quiero ir a buscar a Mimi-chan con los demás! -Dijo mientras se acercaba a donde se encontraba, una vez a su lado alzó su vista a su hermano - Mimi-chan es mi amiga – Takeru miro con determinación a Yamato.
¿Es que acaso no entendían que solamente eran un grupo de niños? Y niños de no más de doce años, ellos no eran héroes ni nada parecido. Yamato se sentía descolocado es que ¿A caso no tenían cerebro?
- Yamato-kun – Se hizo presente Joe Kido, el mayor del grupo, - Yo te prometo que me haré responsable de Takeru-kun- Era extraño ver como ese chico que siempre se mostraba con miedo tuviera tal expresión de determinación en su cara-
Internamente la cara de Yamato tenia una expresión estupefacta ¿Es que, ni siquiera el niño que se veía más razonable pensaba?, cerro los ojos y suspiro con pesar.
- Ok Kido, te confió a Takeru, ya que tu eres más responsable que el imbécil de Tai- Desviaba su mirada al castaño en cuando dijo el insulto al chico de ojos castaños.
- ¿¡Que dijiste imbe…?!- no alcanzo a terminar lo que iba a decir, ya que un codazo en el estomago de parte de Sora lo hizo callar.
- ¡Bien vamos chicos! – Exclamo Sora con una gran sonrisa, ignorando por completo a un Tai erguido por el dolor donde la chica le pego el codazo- Vamos Taichi- dijo con unos ojos llenos de ternura mientras tomaba la mano del chico.
Taichi le brindo una tierna sonrisa, de esas que mostraba todos sus blancos dientes y le entregaban determinación y valor a cualquiera que viera la sonrisa del chico.
- ¡Siiiiiiiiiiii! – Exclamó el grupo de seis chicos-
Antes de comenzar a caminar, Taichi se dio media vuelta y apunto a Yamato.
-Recuerda decirle al Sensei lo que te dijimos para que no se preocupe-
Yamato suspiro poniendo sus dedos en sus cienes.
-Está bien, váyanse de una buena vez- le contesto con rapidez y cara de verdadero fastidio- Aunque pensándolo bien no me dijeron nada… - pensó el chico mientras miraba al grupo de niños alejarse y con una de cansancio.
Cuando vio como sus compañeros de campamento se perdían de vista, volvió a suspirar con mayor pesadez. Lo peor es que las palabras dichas anteriormente por Taichi comenzaron a rondar su cabeza y un sentimiento de culpa comenzaba a apoderarse de él.
- ¿De verdad peleamos tanto? ¿En serio daba la impresión de que ella no me agradaba? -pensó mientras sus ojos se ponían un poco tristes- Es cierto que no hemos hablado mucho… pero ella no es una mala persona. Siempre juega con Takeru y cuida de él… No puedo negar que es una chica amable. -Yamato volvió a apretar sus puños.
Para él Tachikawa Mimi era una chica muy enérgica tanto que con solo verla ya se sentía cansado. También él era consciente que la chica tenía una voz hermosa.
Era de noche, su reloj digital de pulsera le indicaba que eran las 23:30 PM, observó a su alrededor dentro de la carpa y pudo ver como sus compañeros estaban completamente dormidos. Además, que el fuerte ronquido de Taichi no lo dejaba dormir, suspiro ya resignado de que no podría conciliar el sueño decide salir de su carpa y dar una pequeña vuelta por los alrededores.
Al salir pudo sentir en su pequeño cuerpo la fresca brisa veraniega que había esa noche alzo su vista al cielo y las estrellas y la luna estaban perfectas para ser vistas. Comenzó una pequeña caminata por los alrededores, a pesar de que estaba oscuro gracias a la luna y las estrellas el podía ver el sendero por donde caminaba.
-I Wish- Se escucho desde lo lejos, Yamato se quedo petrificado.
- ¡¿Qui..Quie fue eso?!- grito mentalmente aun petrificado en su lugar y con los ojos totalmente abiertos-¡¿N...No será la llorona?!- Sí, Yamato Ishida el lobo solitario de once años creía en la llorona, comenzó a mirar de un lado a otro con sus ojos bien abiertos y todo su cuerpo en alerta, y otra vez volvió a escuchar una voz femenina- HYAAAAAAAAAA SI NO LE DIGO DONDE ESTAN SUS HIJOS ELLA VA A LLEVARME!- Grito mentalmente mientras de acto reflejo se sentó en cuclillas-
Luego de darse cuenta que la llorona no llego para llevárselo, volvió a escuchar la voz femenina, pero se dio cuenta que en realidad no se trataba de la llorona, sino de alguien que estaba cantando.
Con curiosidad se acercó hasta donde provenía la maravillosa voz, con cuidado llego al lago que estaba en los terrenos del campamento. Cuando por fin se hizo paso ahí la encontró, se sorprendió al ver que la poseedora de tal hermosa voz era Mimi, hablaba muy poco con ella. Pero la conocía, y se sentido sorprendido al escuchar como cantaba, Yamato se sentó detrás de un árbol y se dedico a escuchar ese mini y pequeño concierto privado. El chico elevo su vista y no supo porque, pero las estrellas y la luna se veían más brillantes.
Ya había pasado alrededor de quince minutos desde que los demás se fueron. Y él se encontraba solo, de hecho, tenía hambre así que mejor iría a comer, pero ese pensamiento fue descartado. Ya que gracias al imbécil de Taichi ahora sentía culpa. Suspiro de manera pesada y larga, volviendo a apretar sus puños y frunciendo el ceño, susurro un pequeño "maldición" y salió a caminar.
En su caminata (Ya que el solo estaba paseando porque quería) Se encontró con un hermoso y pequeño jardín de flores, las observo un momento.
-En verdad se ven hermosas- susurro de manera baja mientras su vista se encontraba recorriendo con detalle tal espectáculo de la naturaleza. En medio de un pequeño circulo sin flores se encontró algo. Con cuidado de no pisar ninguna flor se acercó hasta donde estaba lo que había llamado su atención. Y cuando lo vio de cerca se sorprendió, pero luego en su blanco rostro una pequeña sonrisa de satisfacción se formó- Genial- Volvió a susurrar para él mismo. Se inclino para recogerlo y lo que tenía entre sus manos no era nada más ni nada menos que el sombrero que la chica llevaba esta mañana, observo con cuidado la prenda, era un sombrero de verano, era de un diseño muy delicado y femenino justo como ella.
Observo a su alrededor y una brisa de verano se coló por sus cabellos y se llevó el sombrero que al parecer no llevaba muy bien agarrado. Yamato un poco estupefacto y con un tic en su ojo derecho y con una notoria vena en su frente. Se quedó un poco inmóvil mientras veía como el objeto se iba con la apacible brisa veraniega.
-¡ TIENE QUE SER UNA MALDITA BROMA! – Grito Yamato ya demasiado fastidiado y comenzó a correr con todas sus fuerzas detrás del maldito sombrero, de todas las prendas que se le pudo haber perdido, porque tuvo que ser ese maldito sombrero de verano, que además era tan ligero que una estúpida brisa se lo llevaba.
El chico corría detrás desgraciado sombrero que iba volando con la veraniega ventisca cada vez que estiraba su mano el sombrero se alejaba más.
-Maldito sombrero- exclamo para si mismo, con rabia.
Ya le faltaba poco solo unos malditos centímetros para poder alcanzarlo. Lo peor era que cada vez que estaba a punto de alcanzarlo el desgraciado se elevaba más, ya indignado y harto de que la maldita prenda de vestir se burlara de él. Que en un momento aumento la velocidad corrió con todas sus fuerzas y realizo un salto largo que le permitió atrapar el dicho objeto.
Una vez que aterrizo del salto y ya con el sombrero en sus manos, el pequeño y cansado niño se irguió un poco y puso sus manos en sus rodillas jadeando.
-Ahhhh…Ahhhh…- Suspiraba el chico para tratar de recuperar el aliento, llevo el dorso de su mano derecha a su frente para limpiar las gotas de sudor que se colaban por su frente. Y de paso peinar sus desordenados cabellos rubios. Una vez que recompuso se enderezo volvió a dar un suspiro y algo llamo su atención, se quedó quieto unos minutos – He escuchado esto antes- hablo para sí mismo.
Agudizo su oído y pudo escuchar que alguien cantaba con la voz llorosa, esa de seguro tiene que ser Mimi. Volvió a correr lo más rápido que pudo prestando atención a la voz que se escuchaba, sus pulmones dolían con cada bocanada de aire que daba, había corrido demasiado, pero algo le decía que no debería de parar.
Se metió entremedio de unos arbustos la voz se escuchaba más fuerte y clara y con rapidez salió de entre medio de los molestos arbustos.
Y ahí la vio, sentada a los pies de un árbol con su cabeza oculta entre sus rodillas mientras cantaba y a la vez lloraba. No supo porque, pero al verla de esa manera, hizo que su corazón se estrujara un poco, pudo imaginar el miedo que sentía al estar sola, que la única forma de tener un poco de valor, era ocultando su mirada y cantando. Con cuidado se acerco y pregunto.
- ¿Mimi? -pronuncio su nombre con cuidado, la chica dio un pequeño respingo de sorpresa dejando ver sus mejillas rojas por el llanto.
- ¿Y…Yamato-san? - dijo con una expresión de sorpresa, y poco a poco sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas y sus labios se formaron en un puchero y sin poder evitarlo volvió a llorar-
Yamato se quedó ahí quieto e impactado una vez que ella comenzó llorar, de hecho, comenzó a ponerse nervioso. Miro de un lado a otro de manera desesperada pensando en que hacer para que deje de llorar. Era primera vez en su vida que veía a una niña llorar, por lo tanto, no tenía ni idea de que hacer en esos momentos. Con la cabeza hecha un lio y sin saber que hacer, hizo lo primero que se le vino a la mente.
Yamato se acerco con cuidado a ella con sus mejillas muy pero muy ruborizadas, no podía creer que haría eso. Una vez frente a la chica que aun estaba sentada a los pies del árbol. Se acuclilló para quedar a la altura de ella, y con lentitud y nerviosismo acerco su mano a su cabeza.
Cuando Mimi sintió la mano de Yamato en su cabeza su llanto paro en seco y ahí lo vio frente a ella acariciando su cabeza, y el rostro de Yamato estaba más rojo que un fosforo prendido y su ceño estaba fruncido.
-B…Baka, Y… ya estoy aquí, n…no es necesario que sigas llorando. – dijo cerrando los ojos con mucha fuerza, no podía creer que mismo haya dicho esas palabras.
Cuando vio al chico que tenia frente ella con los ojos cerrados y rojo hasta la médula, los ojos de Mimi comenzaron a brillar, ante ella él se veía resplandeciente tan resplandeciente como un Príncipe con su plateada armadura.
- A…arigato Yamato-san- dijo Mimi mientras se sorraba los mocos y se limpiaba las lagrimas con sus manos-
El rubio se levantó de manera rápida y se dio la vuelta dándole la espalda a la chica que tenia frente.
-Vamos, los chicos y el profesor están preocupados por ti- se volvió a dar la vuelta hacia Mimi extendiendo la mano para que esta pudiera tomarla y levantarse, pero la castaña miró a otro lado.
-P…perdón Yamato-san p… pero me torcí el tobillo… y no puedo caminar- Sus lagrimas volvieron a hacerse presente.
El rubio bajo un poco su vista y pudo ver que la chica tenía el tobillo del pie derecho hinchado, y además le faltaba la sandalia de ese pie. Llevó su mano izquierda hasta su cabeza y comenzó a despeinar sus rubios cabellos.
- Arrrrhg – Suspiro con cansancio Yamato, el chico volvió a darle la espalda a la chica y se acuclilló- Vamos sube- Dijo mientras trato de mirarla de reojo.
Mimi observo con una gran sorpresa la acción que acababa de hacer el chico, la tomo desprevenida y se ruborizó ¿Qué diablos haría? Nunca se había subido a la espalda de un hombre, y sí hombre. Porque Yamato en ese momento lucia como un hombre ante sus ojos. Además, mas nerviosa se puso, ella sabia que no le agradaba a Yamato, y lo que menos quería ella en ese momento era que el chico la odiara más.
-Pero Yamato-san no te quiero causar má…- pero su frase no pudo ser terminada.
- ¡Te dije que subas! - exclamo, eso tomo por sorpresa a Mimi, pero luego ella se dio cuenta que el chico tenia las orejas muy rojas, y se dio cuenta que eso debió de ser muy vergonzoso para un chico de once años.
Mimi como pudo trato de levantarse y con delicadeza se acercó a la espalda del chico, primero paso sus brazos por su cuello y se subió a la espalda de él. Una vez que Yamato sintió el tibio cuerpo de la niña se levantó con ella en su espalda.
-Di…disculpa si estoy pesada Yamato-san – Susurro la chica con las mejillas ruborizadas. Era la primera vez en su vida la cargaba un hombre que no fuera su padre, un hombre porque ahora ente los ojos de Mimi ella se dio cuenta que ese niño era un hombre.
-Descuida, no eres tan pesada. Taichi pesa más que tu- Una pequeña risa salió de la chica que tenía en la espalda.
Yamato se sentía avergonzado y muy nervioso, era la primera vez que llevaba a una niña en su espalda, y lo que más lo avergonzaba era que tenía que pasar su brazo debajo de los muslos de la niña. Pero inmediatamente descartó eso ya que el pensarlo lo hacía sentir como un pervertido.
Al descartar aquel pensamiento moviendo su cabeza de un lado a otro, se dio cuenta que Mimi tenía un cuerpo pequeño y delgado. Podía sentir la calidez de su cuerpo en su espalda y también sentía los latidos del corazón de la chica, se sentían como los latidos de un pequeño hámster. Otro detalle que no pasó desapercibido por el chico fue que cuando Mimi había rodeado sus brazos a su cuello pudo sentir un agradable olor floral.
-Mimi- Hablo Yamato- ¿Cómo fue que llegaste a ese lugar? – pregunto mientras tenia la vista al frente-
La castaña abrió sus ojos con sorpresa y sus mejillas se ruborizaron, le daba vergüenza contar el como terminó ahí. Así que decidió contar un poco.
-Bueno… yo fui a ver un hermoso campo de flores, las flores estaban en su mejor momento, y el día también, se veían hermosas, y olían demasiado bien –
-Ya, pero eso no responde a mi pregunta-
Mimi se ruborizo, no quería contar algo tan vergonzoso. Pero se armo de valor para decirle, después de todo él fue quien la salvo. Ya resignada, suspiro y habló.
-Me persiguió un panal de abejas- dijo mirando para otro lado, entonces comenzó a sentir como la espalda de Yamato se movía-
- Pffffhahahahahaha!- y una risa salió de aquel chico que siempre se ve serio y hasta enojado-
-Mou! ¡Yamato-san no te rías! - Exclamo Mimi muy avergonzada. -Es que yo le tengo un poco de miedo a los insectos- murmuro muy apenada.
Yamato aún se reía, pero su risa ya se estaba pasando, el chico no podía negar que la razón por la cual se perdió le pareció estúpida, no se podía enojar con ella. Al menos ahora estaba más tranquilo, porque pudo encontrarla.
Yamato no sabía cuánto tiempo se había demorado en ir a buscarla y ahora no tenía una noción de cuanto se habían demorado, pero noto como el cielo comenzaba a teñirse de naranjo. Tras otros minutos de caminata el chico pudo divisar el campo de flores, eso significaba que ya se estaban acercando al campamento, giro su cabeza a su derecha para decirle a Mimi que ya estaban por llegar, se encontró a unos pocos centímetros de su cara la cara dormida de Mimi, Yamato con una rapidez casi sobrehumana miro a otro lado con su cara roja como un semáforo. Eso lo tomo por sorpresa, a pesar de haber sido por unos segundos, pudo ver de cerca el rostro durmiente de la chica, pudo notar que ella tenía unas pestañas muy largas.
Una vez ya llegando al campamento pudo observar al grupo de adultos reunidos fuera de sus carpas y los niños del grupo de Yamato al lado de los adultos, al parecer discutiendo con ellos. El rubio siguió caminando hasta que el profesor volteo su mirada y lo vio con la niña en su espalda. Takeru y Tai vieron a Yamato acercarse y de manera abrupta y ruidosa corrieron hasta donde ellos.
-¡Mimi! ¡YAMATO! - gritaron todos, pero al ver que Mimi se encontraba en la espalda del chico pararon de manera abrupta. Yamato al verlos con una mano hizo una señal de silencio.
El profesor encargado se acerca a Yamato y le pregunta que paso y porque Mimi estaba en su espalda.
-Sensei, creo que debería de llevarla a la enfermería, ella se lastimo el tobillo cuando la encontré – dijo en un tono bajo para que la chica no despertara.
El profesor con cuidado retira a Mimi de la espalda de Yamato, el chico pudo sentir como la calidez del cuerpo de Mimi se esfumaba, no entendió el porqué, pero se sintió un poco triste. El profesor acomodo a Mimi entre sus brazos y miró a Yamato con un semblante de preocupación.
-Yamato-kun ¿Tú estás bien? ¿No te lastimaste? – La preocupación se veía en el rostro del adulto.
-No se preocupe Sensei yo me encuentro bien, mejor lleve a Mimi a la enfermería- Dicho esto, Yamato mete sus manos a sus bolsillos, se da media vuelta y se dirige a los bancos de madera que estaban cerca de la fogata para poder descansar.
Taichi, Sora y Takeru miraron con un poco de sorpresa la actitud "cool" y genial del chico y observaron como el chico paso al lado de ellos ignorándolos para ir a descansar al parecer.
El chico de azul mirar se sentó en la banca y ruidoso y pesado suspiro de cansado salió de él, en cuanto el profesor retiro a Mimi de su espalda automáticamente se sintió horriblemente cansado y con hambre. Pensó que mejor descasaría un poco y luego iría a comer.
Cuando al fin Yamato creyó que podría descansar sin problemas cerro los ojos para poder descansarlos un poco. Pero los volvió a abrir de manera abrupta cuando sintió que había alguien observándolo desde su espalda, con rapidez se giró y un ceño de desagrado se formo en su rostro al ver a Taichi, Takeru y Sora que lo observaban con una expresión extraña
Instintivamente se echó para atrás y les dedico una mirada nerviosa y con el ceño fruncido.
-¿Qué? – pregunto con una cara de desconfianza-
- Así que ¿No le ibas a dejar el trabajo a los profesores? - sonreía de manera picara Taichi.
Al ver esa expresión en la cara de Taichi el rostro de Yamato se tiño de todos los colores rojos existentes.
- Nii-san ¿Estas triste porque no pudiste estar mas a solas con Mimi-chan? – Miraba Takeru a su hermano mayor con una sonrisa pícara mientras llevaba su mano a su mejilla-
La cara de Yamato se desfiguro el doblé y se puso aún más roja, al ver como su hermano menor comenzaba a burlarse de él.
-P…Pero que estupideces dicen! ¡YO SOLO SALI A CAMINAR Y ME LA ENCONTRE POR CASUALIDAD!- grito parándose de un salto del tronco y enfrentando a Taichi y Takeru, observo a Sora que no había hablado, ella solamente se dedico a sonreír también con una sonrisa pícara y burlona.
- ¿Enserio? – Dijo Taichi con falsa sorpresa- ¿Casualidad? Pero – su sonrisa se volvió ladina y sus ojos picaros- Yo sé que estabas preocupado, ya que… siempre veo como te la quedas mirando- Taichi había lanzado la bomba más grande para avergonzar a su amigo, después de todo el idiota debería de aprender a ser más honesto.
Los ojos de Sora y Takeru comenzaron a brillar y miraron al chico con burla.
- ¿Enserio?!- preguntaron los dos al unisonó y acosando al pobre chico con la mirada-
Yamato con el ceño fruncido a mas no poder con la boca abierta para hablar, pero su cerebro estaba hecho un lio, así que no le quedo otra cosa más que usar su última alternativa.
-¡URUSAI!- Gritó dando la media vuelta y saliendo del lugar
-Oye! Yamato para donde vas?! ¿No esperaras a tu Hime-sama?- Grito Tai-
- URUSAI YAGAMI!- grito sin darse vuelta.
Mientras se alejaba de ese trio de idiotas podía escuchar como aún se reían a su costa. De lo enojado que se encontraba, decidió ir a su sitio favorito para poder estar realmente solo.
Cuando llego a su árbol preferido se sentó a los pies de el y suspiro. Necesitaba calmarse esos tres idiotas lo hicieron enojar como nunca. Llevo su mano al bolsillo de su pantalón y saco su armónica, tocar dicho instrumento definitivamente lo calmaría, no supo cuando tiempo estuvo tocando su armónica, pero cuando llevo su vista al cielo ya dio cuenta que ya estaba atardeciendo, se quedó mirando el crepúsculo por unos varios minutos. Y Volvía a tocar su armónica.
Mimi una vez que se había cambiado de vestido y le habían vendado el tobillo y curado las heridas, se sorprendió cuando no vio a Yamato en el grupo, de hecho, más que sorprenderse se sintió muy triste. Y como no lo vio en el grupo ella misma decidió ir a buscar a su "príncipe" salvador, como ella lo había nombrado en la privacidad de su corazón y mente.
Ella sabia perfectamente donde tenía que ir, después de todo ella ya había descubierto el lugar privado donde el chico se dedicaba a tocar la armónica. Y dicho y hecho, mientras la castaña caminaba por el lugar correcto el hermoso sonido de una armónica inundó el lugar. A paso lento se acerco y ahí lo vio tocando el instrumento. Mimi amaba el sonido de la armónica de Yamato, ya que ella siempre lo escuchaba en secreto. Inhalo y exhalo dos veces para poder calmarse y poder hablarle.
-Ara, con que aquí estabas Yamato-san- Fingió sorpresa, ya que ella sabia que ese era su lugar favorito-
Yamato se tensó un poco, alzo su vista y parada al lado del árbol estaba Mimi, la observo de pies a cabeza, y se dio cuenta que tenia el tobillo vendado, y unos parches en las rodillas ¿Cómo no se dio cuenta de que también tenía las rodillas lastimadas?
- ¿Puedo sentarme aquí contigo? - pregunto la chica, Yamato la observo y se dio cuenta que estaba nerviosa, ya que estaba jugando con el dobladillo de su vestido-
El chico se hizo a un lado dejando un lugar libre al lado de él, Mimi tomo eso como una forma de decir que no le importaba que se sentara al lado de él.
Una vez los dos chicos sentados a los pies del árbol, estuvieron en un pequeño silencio un poco incomodo, ya que los dos estaban un poco nerviosos.
-N…No deberías estar descansando? - pregunto Yamato sin quitar su vista del atardecer.
-Debería de estar descansando, pero no podía hacerlo si la persona que me ayudo no estaba ahí presente- Expreso Mimi, Yamato abrió los ojos con sorpresa y sus mejillas se pusieron rojas-
- Necesitabas algo de mí? - pregunto el chico con un tono un poco rudo para poder ocultar su vergüenza y nerviosismo.
Mimi miro al cielo que se mezclaba con los colores rojizos, anaranjados, y violetas del atardecer.
-Si, vengo aquí para darte las gracias por ayudarme Yamato-san – dijo con una hermosa sonrisa que descoloco un poco al chico, porque su pequeño corazón comenzó a latir con prisa- Y también he venido a disculparme- dijo mientras volvía a esconder su cara entre sus piernas- Por mi culpa ninguno de ustedes pudo almorzar… Lo siento. - Dijo con un triste tono de voz
-N…No seas tonta, yo no fui a salvarte o algo por el estilo, solamente estaba dando un paseo por ahí y te encontré por casualidad, tonta- Dijo mientras miro a otro lado con el rostro completamente rojo-
Mimi observo divertida como el chico cambiaba de expresiones cada 5 min, de hecho lo encontró tierno. Mimi miro con ternura al chico que estaba al lado de ella, su mirada se relajó y lo miro. Yamato nunca sabría que para ella él era como su príncipe salvador. Tenía mal carácter, era gruñón y para nada sincero. Pero para ella era su príncipe, su príncipe tsundere. Ya que Mimi se dio cuenta del carácter tsundere de Yamato y ella encontraba eso tierno.
-Yamato-san- susurro Mimi, Yamato al escucharla volvió su vista a ella- ¿Podrías cerrar los ojos por un momento?
- ¿Para qué? - pregunto un poco desconfiado.
-Necesito darte algo como agradecimiento… y me da un poco de vergüenza dártelo… ¿Podrías cerrar los ojos? – Lo miro con las mejillas ruborizadas y unos ojos suplicantes.
El chico al ver el rostro de Mimi encendido por la vergüenza no le quedo otra que hacer caso.
-Solo tengo que cerrarlos cierto? - Dijo mientras la miraba, Mimi lo miraba de manera impaciente, y ahí con sus ojos de color azul zafiro observo los ojos color caramelo de ella, era la primera vez que la miraba a los ojos, y noto que eran de un color caramelo precioso, el chico poco a poco cerro los ojos ¿Qué diablos era lo que ella le quería dar?
Mimi observo como Yamato había cerrado los ojos, ella lentamente acerco su rostro a la cara del chico y le deposito un pequeño beso en la mejilla.
Al sentir los tibios labios de la chica en su mejilla Yamato rápidamente se echó para atrás y cayó. Con el rostro más rojo que nunca en ese día y con su mano en la mejilla donde Mimi lo había besado.
-Q…QUE FUE ESO?!- grito Yamato con el corazón a mil por hora y las mejillas totalmente ruborizadas.
Mimi se levantó tranquilamente limpiando su vestido de tierra, una vez con su vestido limpio, baja la mirada y ve el rostro rojo y desconcertado de Yamato. Al darse media vuelta su castaño cabello y vestido danzaron de una manera tan delicado, que con los colores del atardecer se veía "bonita" Mimi vuelve a ver de reojo al chico que aun estaba en el suelo estupefacto con la mano sobre su mejilla.
-Un beso de agradecimiento – sonrió con ternura y comenzó a caminar al campamento, dejando a un pobre Yamato confundido.
-O…Oye MIMI!- grito el chico mientras se paraba e iba detrás de ella.
Mientras Mimi se adelantaba y escuchaba como el chico la seguía exigiendo una explicación, una hermosa y divertida sonrisa se hizo presente en su rostro.
Ese día gracias un pequeño incidente y un pequeño beso inocente, les cambiaría el futuro a los chicos y quizá esta sea el inicio de una historia de amor entre ellos dos.
Fin.
