—¡Chouchou! —¡Gordi! —Eran los únicos sonidos que se escuchaban en el campo de batalla. La pelea había terminado, todos los enemigos habían sido eliminados. Solo tres personas vivas quedaban en el lugar… o apenas.
—¡Gordi! ¡Despierta! —El rubio adolescente de coleta baja empezó a utilizar el jutsu medico en el brazo recién perdido de su compañera, mientras el otro compañero, de pelo negro con su coleta alta que lo hacía parecer una piña, levantaba el cuerpo de la joven herida.
—¡Vamos, Chouchou! No es hora de dormir, eso es lo mío. —Dijo el chico que la sujetaba mientras algunas gotas de lágrimas empezaban a salir de sus ojos. El joven Nara parpadeo rápidamente tratando de deshacerse de ellas, pero mientras más lo hacía más rápido estas brotaban. El joven Yamanaka no tenía tales reparos, un río se formaba desde sus ojos hasta la barbilla, gota de estas cayendo al suelo. La chica herida, abre sus ojos con lentitud, por fin recuperando la conciencia.
—¿…-Dai?... ¿…-Jin? —Fueron las primeras palabras que decía la chica Akimichi en largo rato. Sus ojos entrecerrados, su frente arrugada, tratando de darle forma y sentido a los colores borrosos que se presentaban frente a ella. Los chicos sonrieron.
—¡Chouchou! ¿Cómo te sientes?
—…Duele… —Todo su cuerpo dolía, especialmente su brazo derecho y abdomen.
—Tranquila, gorda, ya estoy en eso.
—¿Están bien? —se escucha un bufido por parte de uno de los muchachos.
—…Perdiste el maldito brazo y, ¿nos preguntas si estamos bien? —fue la respuesta sarcástica que recibió.
—Chocho… Por favor… No vuelvas a hacer eso. —Se escuchó la voz del Nara, quiso que sonara a una orden o incluso una petición, pero esta salió como un ruego.
—…Ino-Shika-Chou, viven y mueren juntos, tú lo dijiste, Shikadai, ¿no?
—¡Sí!, pero… casi te perdemos. —La Akimichi iba a responder, cuando inicio a toser fuertemente, reabriendo y presionando heridas. En su abdomen se extendió una mancha roja, donde antes se hallaba su brazo salió mucha más sangre que antes.
—¡Chocho!, ¡Inojin, tenemos que llevarla al hospital! —La levantaron entre ambos e Inojin la puso sobre la espalda de Shikadai, era el más fuerte entre los dos, sin contar a la herida.
—¡Aguanta, gordi! —Chouchou empezaba a ver borroso, ya no sentía dolor, los sonidos estaban apagados. Dejo de escuchar los sonidos de desesperación de sus compañeros para mantenerse despierta, insensible ante el ajetreo del viaje. Sus ojos se cerraron.
