Sunset Shimmer
By: HybridVirus

Dedicado con mucho cariño a CuteMuffin, muchas gracias por tu amable apoyo.

Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.

Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:

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La cálida brisa del viento sopla gentilmente arrastrando con ella, el salado aroma del mar que se encuentra frente a sus ojos. Las turquesas aguas se mecen en un suave vaivén llevando con ellas a los granos de blanca arena que se pierden entre la inmensidad del mar. La calurosa caricia del astro rey se desliza sobre su pálida piel, mientras sus orbes lilaceos continúan perdidos en el hermoso cuadro que conforma la costa del caribe mexicano. Está consciente que no es la corriente del golfo que le brinda calor a su extensión territorial, pero eso no cambia lo hermosa que es la costa. Los orbes del joven se mueven ligeramente hacia un costado, para posarse en su sonriente acompañante, quien se encuentra como si nada bajo el intenso resplandor del sol.

El escandinavo acaricia con su mirada los costados de la silueta de la ojimiel, procurando deslizarse discretamente por cada centímetro de piel que se encuentra descubierta, gracias al bikini que no oculta mucho a la imaginación. Emil desliza uno de sus dedos contra el costado de su nariz, intentando forzarse a mirar hacia otro lado, para que el país latinoamericano no se percate de sus poco discretas miradas. Una parte de él insiste en que no es su culpa, es solo que… no podía creer que semejante costa pudiera estar en la extensión del cuerpo de la ojimiel. Por supuesto que solo se trataba de eso, no tenía nada que ver con la situación por la que ambos habían pasado ayer en la mañana.

–Aquí tienes chiquitin.

Los parpados del nórdico se entrecerraron en un gesto lleno de molestia, mientras miraba al país latinoamericano extenderle una botella de agua, que había tomado de la hielera que ambos habían traído con ellos a la costa. ¿Cómo podía México decirle semejante cosa? En especial, mientras su rostro no reflejaba nada más que una sonrisa. El rubio platinado apretó un poco los dientes, mientras tomaba la botella de agua entre sus manos, no quería darle la razón a la ojimiel. Pero tenía que ser cuidadoso con el calor, el mismo que hace un día lo había avergonzado de sobra. Rápidamente el islandés llevo la botella hacia sus labios, buscando hidratarse para disminuir la temperatura de su cuerpo. ¿Cómo podía México, vivir con semejante calor todos los días?

–¿Listo?

Pregunto Rafaela en un tono jovial, al mismo tiempo que empezaba a alejarse de la sombrilla que se encontraba cubriéndolo de los intensos rayos solares. La mirada del más joven se posó sobre la bronceada silueta que se alejaba en dirección hacia la translucida agua. Intentando evitar que sus ojos se mantuvieran por mucho tiempo, en ciertas partes de la anatomía del país del continente americano. Enserió que las cosas estaban dando un vuelco drástico, después de la vergonzosa situación por la que había pasado ayer en otra parte de la costa. '¡Emil!' grito a todo pulmón la mujer, mientras le hacía señas para que se acercara de una buena vez hacia el mar, y no siguiera desperdiciando tiempo valioso bajo la sombrilla en la playa.

El islandés trago en seco para acercarse con lentos pasos, hacia la mujer que se mantenía firme en la orilla de la playa. Estaba consciente de la forma en que, su estómago se encontraba arremolinándose completamente preso por el nerviosismo, y la sensación del aire incapaz de llegar a sus pulmones, junto a un ardor en los mismos que le detuvo repentinamente. El recuerdo de las voces que gritaban ayer por el, mientras que la sensación fantasmal de sus pulmones siendo presionados por el hermoso liquido azul, resonaban por completo en su mente. Es cierto que todo había pasado por un error de cálculo, y que todo se había salido de control rápidamente.

Pero a pesar de eso… aun se encontraba en este mundo, completamente vivo y en un excelente estado físico, puede que un poco mallugado gracias al oleaje, y un tanto nervioso en siquiera pensar en acercarse al agua nuevamente. Pero se encontraba bien, estaba vivo y eso era lo importante. ¿No es así? No podía permitirse tenerle miedo al agua de semejante forma. La repentina sensación de una cálida mano tomando la propia, le saco del oscuro rumbo que estaban tomando sus pensamientos. La gentil caricia de los dedos del país mexicano entrelazándose con los suyos, y la apacible sonrisa que le era dirigida, parecía tomar cualquier control sobre sus pensamientos y sin pensarlo mucho, siguió el camino que Rafaela estaba marcando hacia el agua.

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Un silencioso jadeo escapo de los labios del país escandinavo, mientras aferraba su mano a la de la ojimiel, intentando relajarse ante la sensación del agua en la que se encontraban hundidos sus pies, llevaban rato caminando y el agua simplemente no subía de nivel, lo que lo ponía bastante nervioso si debía de ser honesto. La sensación de que una gigantesca ola llegaría en cualquier momento para arrastrarlos mar adentro, no dejaba de resonar en el interior de su cabeza. Pero ese era el más pequeño de sus problemas en este instante, un enorme sonrojo se apodero de las pálidas facciones del joven, mientras miraba discretamente su mano que aún se encontraba en el firme agarre de la dueña de los orbes miel.

–No te preocupes, la marea de esta playa es bastante baja.

Los orbes lilaceos se desviaron hacia las resplandecientes aguas del mar, la idea de que su acompañante pudiera notar su nerviosismo tan fácilmente, le hacía sentirse fuera de cualquier control. Justo como la marea que lo había arrastrado al haber caído como una víctima del intenso calor en la costa. 'Estoy bien' susurro entre dientes el dueño de las hebras platinadas, mientras posaba sus ojos en el par de labios que le sonreían de una forma tan agradable. El mismo traicionero tono rojo se apodero del rostro de Emil, al mismo tiempo que desviaba la mirada rápidamente hacia un costado. ¿Qué clase de ridiculez estaba haciendo? No quería estar encerrado el resto de su estadía, pero porque razón le habían pedido a la anfitriona que lo cuidara como si se tratara de un niño pequeño.

–No iremos a un lugar más profundo, hasta que no estés a gusto en el agua.

Esto era realmente injusto, las acciones de Lukas eran injustas. Siempre viéndolo como un niñito pequeño, como alguien incapaz de cuidarse por sí mismo, tanto dudaba de él… ¿Que tuvo que llegar al punto de pedir que lo cuidaran? Claro que a sus ojos eso era mejor, a que el mismo noruego se encontrara flotando a su alrededor como una especie de padre helicóptero. Pero… el rostro de Emil se tornó aún más rojo, al intentar mirar discretamente los labios de la ojimiel una vez más. El repentino palpitar de su corazón, latiendo sin control aparente en su pecho y su aliento dejándolo de golpe, le hizo recordar que esta situación, no era nada justa… casi se había ahogado y quien lo había ayudado… se había llevado su primer beso.

–Solo disfruta la sensación del agua Emil.

La extraña percepción de algo revoloteando en su estómago, y el palpitar de su corazón lo hicieron detenerse de golpe. Esto no era justo, su primer beso se había ido justo como la arena que era arrastrada por el capricho del mar; y la ladrona se encontraba ahí frente a él, como si no hubiera pasado absolutamente nada en lo más mínimo. Como si lo que le había robado no tuviera valor alguno, como si lo que había pasado entre los dos… no tuviera la menor importancia. Quizás era eso lo que lo estaba matando lentamente y le hacía sangrar por completo el corazón, Rafaela se había llevado su primer beso. Pero ella lo seguía viendo como si no fuera nada más que un niño, un niño al que debía de cuidar porque su hermano mayor se lo había pedido. ¿Por qué diablos le pasaba esto a él?

–Ves, no hay porque estar ansioso, es bastante agradable ¿No crees?

Pero eso era el problema en su totalidad, ¿Por qué le importaba tanto que México lo siguiera viendo como un niño? Cuando había vuelto a descansar a su habitación, después de que Alfred lo arrojara jugando a lo profundo de las aguas, mientras tenía la cabeza un poco nublada gracias al sol y al calor. Había sido capaz de recordar la tétrica sensación del líquido vital hundiéndolo sin piedad alguna. Pero en su mente retumbaba más el recuerdo de no ser capaz, de sacar de su mente las palabras de su hermano resonando en su cabeza. 'Si Rafaela no te hubiera dado CPR' la voz de Lukas resonaba como un disco rayado en su mente, incesantemente. Entendiendo se sobra que sus labios, habían tocados los del país azteca para que esta pudiera ayudarlo.

¿Desde cuándo veía a Rafaela como a una mujer? Maldición es más que obvio que era una mujer, no es que estuviera ciego. Pero… ¿Desde cuándo México era tan atractiva a sus ojos? En que jodido momento Rafaela había dejado de ser la chica que Mathias adoraba; para pasar a ser la mujer que le hacía palpitar el corazón completamente fuera de control, al ver la forma en que la ojimiel le sonreía mientras caminaban entre el agua que ahora llegaba hacia sus rodillas. El ojilila se detuvo repentinamente, para tomar la otra mano de la ojimiel con la suya, justo como ella había hecho con él desde hace rato que habían empezado a caminar entre las cristalinas aguas de la playa.

–¿Estas bien, Emil?

No, no se encontraba nada bien; estaba al borde de la locura con esta situación. Emil trago en seco nuevamente, mientras sus ojos se mantenían fijos en las bronceadas facciones de la mujer que se encontraba frente a él. Podía sentir la sangre bombeando en sus oídos, gracias al traicionero órgano que no dejaba de latir en su pecho. El intenso tono carmín se apodero de nuevo de las pálidas facciones del escandinavo, mientras que su mirada pasaba de los bonitos ojos que parecían resplandecer como el ámbar siendo tocado por el sol, a los sonrosados labios entreabiertos del país del continente americano. Esos mismos labios que se habían atrevido a tomar algo que le pertenecía, y que parecían suplicarle con que respondiera del mismo modo.

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–Estas completamente rojo, volvamos a la playa.

Las manos del país escandinavo se sujetaron a las manos de Rafaela, como si de no hacerlo fuera a encontrarse perdido a la deriva en las hermosas aguas que se encontraban anidando a ambos países en ese instante; con una seguridad que el mismo no sabía de donde estaba apareciendo, el ojilila se aseguró de mantener sus pies firmes en el agua que ahora subía hasta sus muslos, para evitar por completo que la pelicastaña pudiera alejarse de él. Emil negó insistentemente con la cabeza, mientras cerraba los ojos al ver la confundida mirada de la ojimiel posarse sobre su persona. No había forma alguna en la que él pudiera tolerar esto.

–¡No!

Grito con todas sus fuerzas el más joven, al mismo tiempo que sujetaba con fuerza las bronceadas manos que se encontraban tomándolo tan cuidadosamente, como si él estuviera echo del cristal más frágil y delicado del mundo. No había la más mínima forma, en la que él pudiera aceptar esto… podía tolerar a su hermano y al resto de los países nórdicos el verlo como un niño; podía entender que el mundo fuera capaz de verlo de ese modo, aunque estuvieran completamente equivocados. Emil Stilson era un país reconocido mundialmente, no era un niño, era un adulto joven y tenían que aprender a verlo de ese modo. El necesitaba que Rafaela entendiera que tenía que verlo de ese modo… no quería ser un niño a sus ojos.

–…No… yo…

El dueño de las resplandecientes amatistas se mordió levemente el labio inferior, mientras mantenía la mirada fija en el agua que se encontraba acariciando la piel de sus piernas. ¿Cómo decir lo que quería, sin sonar como un chiquillo caprichoso? Un tembloroso jadeo escapo del joven país, al mismo tiempo que intentaba encontrar la forma de decir que creía que sentía algo, sin hacer sentir incomodo al otro país que se encontraba con él. La repentina sensación de las manos bronceadas dejando las propias, le hizo percatarse de la pesadez y el extraño dolor que parecía proceder desde el punto donde se encontraba su corazón.

–…No soy un niño.

Susurro entrecortadamente el rubio platinado, al mismo tiempo que apretaba ambas manos con fuerza, solo para sentir como su piel se erizaba gracias a la caricia del par de manos que se habían deslizado sobre los costados de su torso. La extraña sensación en su pecho dio un vuelco radical, al sentir la forma en que los brazos de Rafaela le abrazaban para no permitir que hubiera el mas mínimo milímetro de espacio entre sus cuerpos. El tono escarlata volvió a hacerse presente en el rostro del país escandinavo, al mismo tiempo que sus manos se deslizaban sobre la desnuda piel de la espalda del país mexicano. Asegurándose de presionar su cuerpo para contribuir con la dulce cercanía que Rafaela le había obsequiado.

La abrumadora calidez que se encontraba abrazándose contra su piel, le parecía lo más dulce que jamás hubiera podido sentir. La cálida sensación era tan familiar a su cuerpo, como la discreta caricia de la corriente del golfo que contribuía a los cambios de clima de su extensión territorial. El aroma de la vainilla y la tierra mojada acaricia su nariz al mismo tiempo que el islandés acurrucaba su rostro en el hombro de su acompañante, buscando mantener esa calidez que rebosaba en su corazón al sentir la cercanía de Rafaela con él en ese mismo instante. El agua resplandece con el suave tono naranja, amarillo y rosado que se encuentra cubriendo en gentiles pinceladas el cielo con la llegada del atardecer. Es en esa cálida seguridad y gentil abrazo que se atreve a decir las palabras que no ha podido mencionar desde que toda la situación se acento finalmente en su mente.

–Yo… no recuerdo cuando me besaste…

El rubio no es capaz de percatarse de la divertida sonrisa que se apodera de los labios de la ojimiel, quien simplemente niega con la cabeza, para deslizar los dedos sobre la desnuda espalda del rubio platinado. Emil es completamente adorable, tanto que la mexicana no tiene el corazón para corregirlo y decirle que eso no cuenta como un beso. Lentamente los bronceados dedos de la latina se entrelazan con las hebras platinadas del país escandinavo. Asegurándose de acariciar gentilmente al apesadumbrado chico, como si de un tierno gatito se tratase. El repentino movimiento de la mano de la ojimiel colocándose contra la pálida mejilla de Emil, les permite alejarse un poco y es así que ambos países pueden verse a los ojos.

–Sé que no eres un niño…

La mirada Lila y Caramelo se encuentran finalmente, después de horas de evadirse la una a la otra, y es en ese instante que ambos saben que no es necesario decir mucho más, no cuando la sensación de manos deslizándose lentamente sobre la piel que ha sido besada por el calor del sol, junto a las lentas y cuidadosas caricias en sus rostros que resplandecen, gracias a los suaves tonos del atardecer se encarga de hablar por ambos países. Un tembloroso suspiro escapa de alguno de los jóvenes, al ver al país contrario acercarse con una lentitud que parece quemarles en lo más profundo de su ser. Emil está consciente de que su rostro arde completamente lleno de vergüenza, porque está seguro de que de no haber admitido nada, no se encontraría en esta situación.

Los pálidos parpados del menor se cierran lentamente, al sentir la suave caricia del par de labios que se presionaban gentilmente contra los suyos. El movimiento es lento, tierno, suave, dulce como la caricia de un curioso pececillo que se acerca a un buzo para darle la bienvenida a las aguas, y la forma en que su cuerpo encaja perfectamente al presionarse firmemente contra el de Rafaela. La cercanía le recuerda a un par de piezas de rompecabezas que encajan a la perfección juntas, como si ese fuera el lugar correspondiente a su lado. La sensación de las manos de la ojimiel acariciando sus mejillas, mientras que sus labios continúan con su sensual movimiento, es algo mucho más digno de mantener en sus recuerdos, que algo de lo que él no tiene consciencia alguna.

~Owari~

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Hybrid-Virus

Yo! Buen día y espero que estén teniendo un excelente mes. Se pusieron nerviosos al ver que no volvía ¿Verdad? Tuve mucho trabajo en estos días, así que decidí tomarme un descansito, aún tengo un buen de trabajo. Pero espero que pueda retomar el ritmo pronto, no se preocupen está planeado que haya actualizaciones para este mes. Por el momento, tengan algo de IsMéx para que su corazón sea feliz.

¿Sabían que, la corriente del golfo de México es algo realmente importante para Islandia? Esta es una de las razones por las que creo que la Ship es completamente aceptable y nada crack, además de que han tenido encuentros y apoyo mutuo en ciertos temas, el más importante de estos vendría a ser el combate hacia el cambio climático. Tengo la firme idea de que Emil siempre ve a Mathias coquetear con Rafaela, esto ya que México no tiene una embajada en Islandia y los movimientos se hacen en la embajada de Dinamarca.

¿Porque Dinamarca coquetearía o querría a México? Recordemos que cuando México se independizo y busco ser reconocido, algunos países europeos prefirieron no aceptar el reconocimiento de México públicamente, esto por las presiones que podrían recibir de parte de España. Esto cambio cuando México se acercó a Holanda, y este se vio dispuesto a ayudar al nuevo país. Ya que ambos venían de haberse encontrado bajo el yugo español. Holanda ayudo a México a encontrarse con el Reino Unido, quien acepto reconocer a México, siendo seguido por Holanda y finalmente por Dinamarca.

Es a causa de esta situación con la embajada, de donde proviene la Ship de "The Paleblood Hunter" DenMéxIs. Tenía ganas de algo tierno y esponjosito, además de que tenia rato sin hacer un buen fluff, además de que Muffin había pedido algo con el adorable Emil y un primer beso, así que espero que esto cumpliera con las expectativas.

Sin más por el momento, dejen un review y nos vemos en la próxima actualización.

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