ESPERANDO POR TI

*Este trabajo es sin fines de lucro.

*Hey Arnold no me pertenece .

CAP. 1

El Relicario

-Bien, sin trampas no abras los ojos hasta que yo te diga- Florence una hermosa castaña sostenía una gran caja, mientras se posicionaba frente de una rubia que estaba sentada y cubría sus ojos con ambas manos - Ahora ábrelos- la chica lucía radiante con una hermosa sonrisa en su rostro.

Helga abrió los ojos y miró la caja, su rostro inmediatamente cambio de la impaciencia a la sorpresa, abrió la boca tratando de pronunciar unas palabras que se negaban a salir, tartamudeo frases sin sentido antes de poder concretar una oración en sus labios - Oh chicas en verdad no tenían porque hacer esto- dijo mientras su compañera colocaba la caja de madera sobre sus piernas y ella la acariciaba finamente con las yemas de sus dedos. - Está preciosa- susurro observando la gran caja de madera blanca que tenía un ligero tono aperlado, adornada con cada una de las firmas y nombres en tinta rosada de todas de sus compañeras en una perfecta y hermosa caligrafía , ordenadas por lo que se podía notar distraídamente por toda la caja.

-Claro que teníamos, eres nuestra hermana y estarás muy lejos -Florence sonrío tristemente pronunciando las palabras suavemente de manera casi maternal - es por eso que debes de llevar un pedacito de nosotras - hubo un silencio durante algunos segundos -pues bien... ábrela- dijo la castaña mientras recuperaba su radiante sonrisa

Helga miró a la chica que tenía enfrente, quiso sonreír igual que ella, pero sólo pudo articular una extraña mueca , después reparo en las 19 chicas detrás de Florence las miro con infinito agradecimiento observó cada uno de sus rostros el cómo cada una había madurado y crecido junto a ella, ahora no eran esas niñas que jugaban en los jardines y por más que quisieran no podían evitar ensuciarse de fango, lo cual en más de una ocasión les costó terribles reprimendas. No, ahora todas eran hermosas señoritas y podía pasar horas si no es que días enteros relatando anécdotas que había vivido junto a cada una de ellas. En especial con la chica que estaba enfrente de todas, Florence.

Helga levantó la tapa de la caja con suma cautela como si está fuera de arena y en cualquier momento se desmoronarse, todas las chicas que estaban a su alrededor se acercaron curiosamente aunque ciertamente todas sabían el contenido de aquella caja, pero ninguna quería perderse el placer de ver las reacciones de la rubia. Era bien sabido que la rubia tenía un carácter algo tosco por decirlo de una manera amable, pero en ese momento no era más que un manso corderito a punto de ser sacrificado.

Lo primero que sus ojos observaron fue un fino y delgado papel de regalo rosa pálido que se encontraba hasta arriba de la caja y envolvía algo, Helga levantó el paquete en sus manos mientras una de sus compañeras ponía la gran caja sobre la mesa que estaba junto a ella, comenzó a quitar la cinta adhesiva con la delicadeza que se tiene al tocar un objeto muy preciado, cuando terminó de abrir el paquete ahogó un grito en su garganta. Helga se puso de pie al momento que extendía la prenda, un vestido rosa que por lo que se veía llegaba un poco más arriba de la rodilla corte "A" pero que se ajustaba perfectamente a su cintura con finos encajes en las mangas.

-¿Pero cómo?- Helga no podía creer lo que tenía en sus manos, era el mismo vestido que unos meses antes habían visto en un catálogo en línea de una tienda de ropa muy prestigiosa, todas habían votado y coincidieron que ese era el vestido más hermoso que jamás hubieran visto, pero lo cierto era que en el internado donde se encontraban no les permitían pedir cosas en línea ni usar ropa que no fuera la del instituto.-Pero este, no es - dijo la rubia extrañada dándole vuelta al vestido apreciando así sus finos detalles.

-No- dijo otra chica de cabello oscuro. - Este es artesanal- sonrío. -Florence y yo lo hicimos, nos quedó bien ¿No? Pronunciando las palabras consumo orgullo -no es por presumir pero es el mejor trabajo que hemos realizado y lo mejor de todo, exclusivo y hecho a la medida-

Helga no salía de su asombro su boca hacia una perfecta o sabía que las chicas bordaban y cocinan a la perfección, ella misma lo hacía de una manera respetable no por algo llevaban años en clases de costura pero lo que tenía en las manos era simplemente una obra de arte.

-Por ser una ocasión especial las madre superiora nos dio permiso de hacerlo- Florence tomo el vestido delicadamente y lo puso frente a su cuerpo modelándolo para Helga.- sé que te vas a ver hermosa-

-Chicas no sé qué decir en verdad no debieron- dijo Helga con los ojos empañados y la voz algo cortada.-es precioso me encanta, pero no sé si podré usarlo, no quiero estropearlo-

Florence tomó su mano delicadamente - úsalo Helga y llévalo por todas nosotras,- mientras le regala una tímida sonrisa -y cuando te lo pongas recuerda que todas estamos contigo- la chica también tenía los ojos húmedos.

-Lo haré- susurro Helga -lo prometo, Lo llevaré el primer día de clases así recordaré que están ahí conmigo-sonrío agradecida apretando fuertemente la mano de su amiga.

Helga se asomó a la caja y pudo ver un libro grande y grueso, lo palpo con su mano pero una de sus compañeras la detuvo.

-Ese déjalo para el final- la chica le guiño un ojo y Helga sólo obedeció sonriente.

Después de eso sacó un pequeño costalito con unos listones de seda adentro, eran blancos y estaban bordados con finas florecillas, la agradeció a María la chica que había abordado los listones.
También encontró jabones, shampo , cosméticos y hasta perfumes todos ellos hechos por sus compañeras y empacado en lindas botellitas de vidrio y tarritos de fina porcelana blanca que habían sido pintadas delicadamente a mano, también encontró un pequeño cuaderno de pasta gruesa, lo tomó en sus manos y supo que ese cuaderno se había hecho a mano pudo apreciar el cuidado habían tenido al haberlo cosido ,la hermosa decoración de flores naturales sobre la pasta, sabía que las hojas del cuaderno también las eran hechas a mano ya que contenían trozos de flores y estaban perfumadas en específico olor a rosas , en sí el cuaderno entero era un poema , redundantemente ya que sabía perfectamente que ese cuaderno se lo habían hecho sólo para sus más íntimos pensamientos y vivida imaginación, esos que casi siempre la atormentaban a lo largo del día, en otras palabras la poesía que celosamente siempre escribía llegando el atardecer, sonrío encantada después de apreciar un poco más el cuaderno lo coloco junto a sus otros regalos que se hallaban encima de la mesa. Metió la mano en la caja y sacó un bolso de piel color marfil , con un diseño encantador y una gruesa cadena para colgarla sobre su hombro lo suficiente grande para llevar varias libretas sonrío al recordar qué tanto ella como sus amigas siempre fantaseaban con los accesorios usarían si simplemente se los permitieran, la mayoría querían usar un lindo bolso para sus libros y así sentirse elegantes y femeninas, pero en ese lugar sólo podían utilizar un morral de cuero color café que lo único que provocaba era querer ahorcarse con él.

Helga se sorprendió al ver la dedicación qué sus amigas habían invertido en cada uno de sus obsequios y más aún en lo profesional que todo se veía sabía que de ahora en adelante esos objetos que tenían frente se transformarían en sus más preciados tesoros. Todos los regalos estaban sobre la mesa, sólo quedaba él enorme libro dentro de la caja.

-Adelante ¿qué esperas?- le dijo otra de sus compañeras señalando con la mirada el libro que aún se encontraba dentro de la caja.

Helga lo tomo con cuidado miro la portada con su nombre dibujado es la parte central, abrió el grueso libro acariciando la portada con infinita delicadeza y lo primero que pudo apreciar fue una foto de ella con todas sus compañeras, esa foto la habían tomado poco después qué Helga llegará al internado si no recordaba mal, con tan sólo 11 años, Helga se encontraba seria casi en trance en un rincón algo alejada de sus compañeras como queriendo separarse del grupo mientras sus ahora amigas sonreían , a Helga se le hizo un nudo en la garganta jamás había visto esa foto pero pudo apreciar como sus ojos reflejaban los rota que se encontraba en ese momento casi en un aspecto irreconocible. Alrededor de la foto de nuevo estaban todas las firmas de las chicas que se encontraban con ella en ese instante, todas ellas también estaban en la foto, nadie se atrevía a hablar, solo dejaron que Helga siguiera pasando las hojas. Las páginas iban contando en orden cronológica desde que ella había llegado instituto para señoritas en el que se ahora se encontraba, en cada página estaban acomodadas estratégicament fotos donde ella aparecía con sus compañeras , cada foto tenía un comentario o frase de la persona que aparecía a su lado ,Helga no pudo contenerse más y comenzó a derramar gruesas lágrimas , limpiándolas rápidamente con el brazo por miedo a que alguna de ellas cayera sobre el libro y maltratada las hermosas páginas , así paso las hojas siendo ella la testigo de cómo había cambiado durante todo ese tiempo, hasta que llegó a la última foto , a diferencia de las demás, está foto era más grande y estaba sola en medio de la hoja tal como la primera foto , reconoció la foto de inmediato la habían tomado el domingo pasado a medio día todas se encontraban con ropa deportiva con en ese momento, pero ese día al ser día de descanso todas estaban al natural , sin cabellos fuertemente amarrados o moños que apretaran sus cuellos, solo ellas un grupo de adolescentes de 16 años disfrutando de un picnic, la foto en si era hermosa la mayoría de sus compañeras estaba sentada sobre el césped con las piernas cruzadas estiradas o de lado , hincadas u otras simplemente recostadas sobre su estómago y allí en medio de todas estaba ella sentada con las piernas estiradas y el cuerpo hacia atrás sosteniéndose solo con una mano un poco atrás de sus caderas y sobre sus piernas descansaba Florence de costado que solo se había limitado a apoyar su codo sobre el pasto y sostener su mejilla con su mano, regalando una de las más hermosas sonrisas que le había visto a la chica ,todas sonreían genuinamente y Helga miro su propio rostro en la foto al igual que ellas con una inmensa felicidad en el rostro.

El libro apenas estaba a la mitad y Helga lloraba como hacía años no lo había hecho ,quiso pasar la hoja que seguía, pero una amable mano se poso sobre la suya , Florence con también lágrimas en los ojos solo negó con la cabeza .- lo que sigue en este libro es para que lo leas cuando lo creas necesario - la chica se sorbió la nariz y prosiguió - hemos escrito aquí frases , anécdotas e historia , si llegas a sentir que un día no puedes más que estás sola o no hay nadie a tu lado para apoyarte abre este libro por favor, si nos extrañas o te sientes triste solo recuerda que tienes esto- dijo Florence posando la mano entre ella y el libro . - de acuerdo ahora todas dejemos de llorar - dijo en un tono más relajada, tratando de amenizar y suavizar el ambiente a las demás chicas, mientras todas sus compañeras limpiaban sus ojos.

Tuvieron que tomar unos minutos para calmarse y cuando se sintió más tranquila Helga agradeció a cada una de sus compañeras las abrazo y beso les dijo lo mucho que las amaba y lo importante que eran para ella, en todo ese tiempo si algo había aprendido era poder abrirse no sabía si con el mundo exterior pero con las mujeres que tenía enfrente no podía haber secretos o pudor al tener que expresar alguno de sus sentimientos, sus ojos seguían vidriosos haciendo un enorme esfuerzo por contener las ganas de llorar.

-Bien ahora una última sorpresa- dijo Florence más repuesta.

-No por favor, ya no podría llorar más, moriré deshidratada - comento Helga cruzándose de brazos tratando de mantenerse firme.

Cómo respuesta una de las chicas rebuscó algo rápidamente dentro de una bolsa de papel que también se encontraba en la mesa , saco una caja y la paso a otra de sus compañeras , la cual llegó rápidamente a las manos de Florence .

-Helga, este es un regalo a nombre de todas las chicas, todas cooperaron para esto.-
Florence le extendió una caja cuadrada de terciopelo rojo.

-¿Que es?- pregunto Helga curiosa pero con resistencia

-Pues ábrelo mujer ¿qué esperas? -Florence sonaba ansiosa, se veía realmente encantadora con los ojos hinchados y la cara algo roja.

-De verdad chicas ya no puedo aceptar algo más de ustedes me siento muy apenada-

Helga tranquila, todo está bien, esto, - dijo moviendo la caja suavemente -ya era tuyo desde antes -

-De acuerdo, pero si no es así juro que me las pagarán - las miro de forma amenazante, pero cómo respuesta las chicas solo sonrieron.

Helga tomo la caja que le ofrecía su amiga, era de esas cajas que se utilizan para joyería, abrió el estuche lentamente y de inmediato sus ojos brillaron, no supo que la golpeó más fuerte, si la nostalgia, los recuerdos, el dolor o el amor .pero ahí estaba en medio de ese estuche un corazón de oro abierto a la mitad y la foto de un niño con cabeza en forma de balón mirándola directamente.

-Arnold- susurro, hubo un silencio prolongado mientras Helga miraba la foto y el relicario en forma de corazón, ella lo había perdido hace ya más de 2 años en una salida al prado con sus compañeras en una clase de botánica. Había regresado a buscarlo en cuanto se dio cuenta que no lo tenía , paso hora enteras y nada, los días posteriores después de clases en sus horas libres salía en su búsqueda acompañada de alguna de sus compañeras siempre sin suerte , los meses pasaron pero ella nunca dejo de buscarlo aunque ya no con la misma frecuencia y así pasaron 2 años y la resignación llegó lentamente , y ahora regresaba a ella sin más, sin que lo hubiese buscado solo y simplemente volvía a sus manos , no era el mismo relicario , pero si la misma foto .-pero... Pero cómo -dijo Helga con un hilo de voz.

-Carole lo encontró hace un par de semanas, sobre el sendero, parece que al relicario le pasó un auto y lo enterró y al parecer las horribles tormentas que hemos tenido hablando la tierra porque lo encontró con cierta facilidad -relataba Florence con la mano apoyada en el mentón.

- Salí a buscar una hojas de romero que me pidió una de las monjas y cuando pase por el sendero vi algo que brillaba , pensé que era un pendiente , pero era tu relicario, cubierto de lodo, lamentablemente el relicario estaba aplastado y deformado pero de inmediato supe qué lo que era - diecia Carole en un tono algo serio - al regresar a la casa tratamos de abrirlo con un cuchillo ya que como se aplastó estaba atascado, milagrosamente la foto estaba intacta, al parecer el relicario se cerró herméticamente- dijo añadiendo un toque de gracia.

-tratamos de mandarlo arreglar con el joyero del pueblo pero nos dijo que no tenía solución como sólo era cubierto de oro muchas de las partes se habían despostillado y sólo se veía el metal abajo así que...- Florence contaba el resto de la historia con una tímida sonrisa
-Decidimos mandarte hacer otro, de oro 18 quilates para ser exactas con su respectiva cadena claro, porque la que tenía no estaba-.

Mientras contaban la historia Helga no podía apartar la vista de lo que tenía enfrente, esa foto qué le recordaba todo lo bueno y malo que tuvo que afrontar en su difícil niñez, mirando el rostro infantil del que había sido su primer y único amor y como el destino se había encargado de separarlos tan repentinamente, le llegaban de golpe todos esos recuerdos que por años quiso mantener guardados en lo más profundo de su ser. Antes de que extraviara el relicario, este solo le recordaba al chico que ahora miraba en la foto, como el amor que nunca había podido ser, con algo de tristeza en su corazón pero con un profundo agradecimiento, pero ahora la realidad la golpeaba cruel y despiadadamente. Ella ya no era esa niña que se había ido de su hogar hace más de cinco años , para dejar todo lo que conocía y amaba y llegar a un lugar desconocido, en el último rincón de la tierra, el cual en un momento creyó fervientemente sería su tumba, pero todos esos difíciles recuerdos vividos hace años atrás se aglomeraron en su mente, pudo sentir como un enorme hueco se abrirá en su estómago y se extendía por todo su cuerpo queriéndola partir en dos. Y de pronto sintió que si, era la misma niña de 11 años que no sólo había llegado con el corazón roto si no con el alma destrozada.