La noche había caído sobre Auradon cuando Uma, Harry, Gil y el resto de la tripulación llegaron a la fiesta que se había organizado en Auradon´s Prep para festejar un mes desde que la barrera había caído y una semana desde que Ben había firmado el acuerdo oficial que les otorgaba su libertad. Era su primera fiesta en Auradon y Uma se sentía extraña.
El lugar estaba decorado con globos, guirnaldas y cintas de metálicos colores, había una mesa donde se encontraba un cuenco de ponche, bocadillos y demás chucherías propias de Auradon. Le recordó un poco al cotillion, lo cual hizo que la sangre casi llegara a sus mejillas al recordar la vergüenza que había sentido, la humillación… pero no. Ella era Uma. Ella no se avergonzaba. Obligó a su sangre a volver al recorrido habitual del torrente sanguíneo y se recordó que no estaba enfundada en aquel vestido turquesa, fingiendo ser alguien que no era. Le dio seguridad sentir sus pies enfundados en sus botas de pirata y el cabello casi totalmente suelto de sus antiguas trenzas, pero había una mayor diferencia esta vez: y era que ella era libre, y Harry estaba justo a su lado.
"¿Uma?" la voz de Gil la sacó de sus pensamientos y ella volvió a la realidad.
"De acuerdo", dijo a su tripulación. "Diviértanse, vayan". Mientras todos se dispersaban, ella alargó la mano para tomar el brazo de Harry. "Tú te quedas conmigo, primer oficial".
Vio los ojos de Harry encenderse con esa luz intensa que estaba reservada para ella.
"Como desees, capitán", dijo él.
Gil se había perdido ya entre la multitud, buscando a Jay y Carlos, seguramente. Soltó a Harry y comenzaron a caminar entre la gente. Las chicas de Auradon llevaban delicados vestidos que Uma sabía que Evie había confeccionado sólo para la ocasión, Uma llevaba su antigua playera morada y el corsé y falda a juego en azul.
"¿Qué te preocupa, capitán?", Harry le dio un apretón en la mano, y ella lo miró. Estaba segura de que su rostro no dejaba pasar la emoción al exterior, pero Harry siempre supo cómo leerla. Uma le dedicó una sonrisa y se irguió aún más si era posible. Podrían estar en Auradon, pero por los siete mares que no dejaba de ser Uma.
"No pasa nada, Hook. Ahora, realizaste la investigación que te pedí, ¿verdad?".
Harry soltó una risa.
"Por supuesto. Aunque tuve que amenazar a la bibliotecaria porque seguía diciéndome que no existe un libro sobre qué hacer en una fiesta casual. Al final, le pregunté a Audrey.
Uma sintió una punzada en el estómago.
"Lo hiciste, ¿eh? ¿Y bueno?"
"Aparentemente, las fiestas no son tan diferentes en Auradon y la Isla. Todo lo que supe es que había que bailar y estar con amigos, y quizá tomar algún trago de ponche."
Uma sintió su cuerpo relajarse levemente. No le gustaba estar en una situación nueva, donde no tenía tanta experiencia. Pero supuso que, si las fiestas eran realmente como en la isla, entonces no tendría de qué preocuparse.
"De acuerdo. Así que vayamos por ese estúpido ponche o como se llame."
Harry no tardó en seguir sus órdenes. Se veía reluciente, Uma pensó en que siempre se había visto así, sólo que ahora se veía más feliz, sin perder su habitual aura de la isla. Le entregó un vaso con la bebida rojiza y luego él tomó otro. Entonces hicieron lo que harían habitualmente en su hogar. Cruzaron los brazos con los que sostenían los vasos y dijeron salud, para proceder a beber el vaso completo.
Uma había esperado algo áspero, añejo o ardiente, tal como el ron que bebían en la Venganza Perdida. En cambio, obtuvo un líquido dulzón, ligero y frío que hizo que su boca se sintiera un poco adormecida. Harry y ella compartieron una mirada de desconcierto.
"¿Dónde está el licor?", se quejó enojado su primer oficial. Uma no pudo evitar soltar una risa. "Maldita sea."
Como si hubiera sido llamado, Gil apareció con ellos, seguido por Jay y Carlos. Jay sonrió como si le estuvieran contando un chiste genial. Harry lo miró molesto.
"Ah, así que ya probaron el ponche", se rio Jay.
"Chicos, Jay tiene algo de ron, dice que puede ponerlo en sus bebidas", sonrió Gil.
"¿Y esperaron hasta que nos llenáramos de todo ese dulce para decirlo?", inquirió Uma, "de todas formas, ¿qué es esto? ¿jugo?"
"Auradon es diferente", comenzó a explicar Carlos mientras Jay vertía el líquido de una botella escondida en una bolsa en los vasos de Harry y Uma. "Aquí los chicos son un poco más…"
"¿Cobardes?", preguntó Harry.
"¿Aburridos?", dijo Uma.
"¿Saludables?", terminó Gil.
Jay se echó a reír.
"Remilgados, podría decirse."
Carlos dirigió la mirada hacia la izquierda de Uma.
"Hey, ahí vienen Evie y Mal. ¡Por aquí, chicas!"
Uma dio un sorbo a su vaso, sintiendo una pequeña mejora con el alcohol pasando a través de su garganta. El efecto sobre su cuerpo fue instantáneo. Comenzó a relajarse de inmediato.
"Pensé que habías dejado tu huella aquí, princesa. Pero me reiré mucho si me dices que has estado asistiendo a fiestas para niños de dos años como estas desde que llegaste aquí", le dijo a Mal.
"Así que ya notaron la falta de alcohol", sentenció Evie, llegando a su lado. "Jay, haz lo tuyo"
"Está hecho, Evie."
"Sí, bueno, ellos saldrán de la isla, pero la isla sigue ahí", completó Mal, asomando otra pequeña botella de su bolso. "De todas formas, tendré que hablar con Ben sobre el asunto de la música, no puedo creer que sigan contratando a Los animalitos de Blancanieves para esto".
Harry no pudo evitar una risotada a la que Uma se unió, ya algo mareada por su cuarto vaso de ponche.
"¿Los animalitos de Blancanieves? ¿Me estás tomando el pelo?"
Uma escuchó un carraspeo a su espalda. Se giró para encontrar al resto de su tripulación a punto de llorar.
"Capitán, no encontramos ningún tipo de ron", soltó Desiree.
No hizo falta que Uma se lo pidiera a Jay, quien les pasó definitivamente toda la botella. La tripulación lo miró con agradecimiento. Y entonces Uma y Mal captaron lo mismo al mismo tiempo: en una esquina estaban Celia y Dizzy sentadas, totalmente aburridas. Muchos otros chicos de la isla parecían a punto de quedarse dormidos, mientras que los chicos de Auradon prácticamente se hacían reverencias antes de entablar una conversación.
"¿Qué sucede, chicos?", Jane había llegado junto a Carlos, seguida de Lonnie y Audrey, quienes se integraron fácilmente a la conversación.
"Sucede que sus fiestas son aburridísimas", dijo Harry, sin filtro.
"¿Es diferente en la isla?", preguntó Lonnie.
"Ni te imaginas", suspiró Mal. "A decir verdad, extraño un poco eso. Todo es mucho más… salvaje".
Audrey se encogió de hombros, como si hubiera algo evidente que nadie estuviera viendo.
"¿Por qué no nos muestran? Después de todo, es una fiesta que trata sobre Auradon y la Isla, ¿no es verdad?"
Uma enarcó una ceja en su dirección.
"Hoy me agrada tu actitud, princesa rosa. En realidad, no es una mala idea."
"De acuerdo", dijo Mal. "Así que, ¿cómo lo hacemos?"
Jane puso una mirada casi culpable.
"Yo quiero probar eso", señaló la botella de Mal. "Mi mamá me va a matar, pero qué más da."
Los demás se rieron mientras Jay vertía licor en su ponche, luego en el de Jane y después a Audrey. No se habían dado cuenta, pero ya comenzaban a atraer las miradas de casi todos en el lugar.
"Necesitamos una fogata", se lamentó Gil.
"Aquí no podemos prenderla, pero ¿qué tal afuera?", ofreció Carlos.
Entonces Uma se puso en modo capitán y ordenó a la tripulación que consiguieran madera y fuego, y mientras todos los chicos de la isla salían con entusiasmo a prender la fogata, algunos de los jóvenes de Auradon los siguieron intrigados.
"¿Así que vamos a cantar canciones sobre la amistad?", preguntó confundida Lonnie, "es lo que solemos hacer aquí en Auradon cuando hay una fogata".
"¿Sobre la amistad?", preguntó Gil confundido.
"¡Cantaremos como piratas!", gritaron Uma y Harry con un rugido, luego ella rio y se apoyó en él, su mente algo nublada por el alcohol, su cuerpo ya desinhibido, a lo que Harry respondió sujetándola de la cintura y dándole algunas vueltas en el aire. La tripulación había logrado prender el fuego y Evie, Mal, Jay y Carlos reían como Uma suponía que no lo hacían desde mucho tiempo atrás. Incluso Celia y Dizzy esperaban con impaciencia a que los cantos comenzaran, mientras que Lonnie, Jane y Audrey intentaban no sentirse tan incómodas haciendo aquello.
"Bien, así que esto es lo que haremos", les explicó Carlos a las chicas, "en la isla no solíamos encontrar muchos instrumentos musicales, ni discos o reproductores. Así que lo siguiente que haremos es esto: Uma, ¿comienzan?"
Uma miró a Harry y comenzó a cantar una de sus canciones piratas favoritas, una que hablaba del mar, el dolor y las banderas de los barcos. La voz de Uma se elevó entre el crepitar del fuego tal como siempre lo hacía: embriagadora y hechizante, como un embrujo marino antes de que la tripulación finalmente los siguiera. Los demás chicos comenzaron a bailar con el ritmo, salvajes, las chicas con el cabello suelto y riendo despreocupadamente, la botella de alcohol pasando de mano en mano. La canción era lenta al principio, pero tenía el toque descarado de las canciones que se cantaban en el muelle. Era sensual y peligrosa, y era algo a lo que ninguna chica de Auradon estaba acostumbrada. Finalmente, Lonnie se atrevió a unirse a su canto y a su danza. El fuego de la fogata le calentó la piel, y su cabello suelto al danzar se sentía como cuando practicaba con Jay. Libre.
La voz de Uma había atraído a todos los que asistían a la fiesta, e incluso habían silenciado ya la música que sonaba en las bocinas. Ella estaba parada en medio del círculo donde los demás bailaban, los ojos cerrados y su collar de concha dándole un brillo especial a sus facciones. Jane y Audrey pudieron sentir que sus cuerpos se movían como si no tuvieran voluntad. Fue tan diferente. Tan natural. La voz de Uma fue disipándose hasta que todos se quedaron quietos. Entonces ella se rio, una risa típica de la Isla y se giró hacia Mal.
"Hey, Mal. ¿Te acuerdas de esa canción que improvisamos el día que fueron a rescatar a Ben a la Venganza Perdida?"
Mal sonrió.
"Debo admitir que tenía un buen ritmo", dejó escapar Evie.
"¿Cómo era?", inquirió Lonnie intentando recordar. "Las espadas eran divertidas".
Así que Uma le indicó a Harry que se acercara a ella y comenzó a cantar. Mal contestó las amenazas que se habían hecho aquel día y pronto todos estaban sumergidos en una canción con un ritmo totalmente de la isla. Uma llegó a escuchar jadeos de los espectadores cuando Mal y ella se hacían amenazas feroces, que sabía que ya no eran más que palabras vacías. Se sintió libre bailando y riendo con Harry, Gil y su tripulación. La canción terminó, pero lejos de descansar, continuaron cantando otra canción sobre lo bueno que era ser malos.
El alcohol no había dejado de pasar de mano en mano y cuando, en medio de una canción, Uma se cayó hacia atrás y se quedó en el piso riendo como loca, las canciones cesaron y los chicos de Auradon se acercaron a Mal y a su pandilla pidiéndoles que les enseñaran algunos pasos.
El cielo giraba sobre la cabeza de Uma, pero entonces sintió los dedos de Harry deslizarse entre los suyos para intentar levantarla. Uma tiró de él hacia abajo y su primer oficial se rindió ante su toque. Mientras se agachaba para recostarse en el piso con ella, Uma enredó sus dedos en el cabello de Harry y lo acercó para besarlo.
Adaptarse a Auradon no estaba siendo tan fácil. Las costumbres eran muy diferentes, todo era diferente. Y Uma no quería dejar atrás la isla. Así que hizo lo que solían hacer en las fiestas de la Venganza Perdida.
Los labios de Harry eran suaves, sabían a ron y estaban llenos de deseo contenido por ella. Él se obligó a separarse de Uma cuando ella tiró de su labio inferior con los dientes. Uma sonrió con picardía.
"Consigan una habitación", gritó Celia riendo, a lo que otras risas siguieron. Uma sabía que en realidad no importaba. Los chicos de la isla no eran realmente pudorosos, pero por el bien de los ojos inocentes de Auradon, se sujetó al cuello de Harry mientras la levantaba del suelo.
"Uma", susurró él. Como si le hablara a una reina. Como cuando estaban en la isla. Uma sintió que su corazón se salía del pecho.
"¿Dirías que importa mucho si dejamos la fiesta por, no lo sé, una media hora?", preguntó ella.
Harry soltó una carcajada.
"¡La noche es joven, capitán!".
Así que Harry se escabulló con ella. Si alguno de los dos hubiera estado lo suficientemente sobrio para darse cuenta, habrían notado la llegada de Ben que, mirando desconcertado a la fiesta, llegó hasta Mal y Evie.
"¿Qué está sucediendo aquí? ¿Están bien? ¿Es alcohol lo que huelo?"
Una Mal un poco alcoholizada se sujetó a él, riendo.
"Culpo de todo a Uma y Harry", sentenció Evie con voz arrastrada, dando pasos curiosos para ir a buscar a Doug.
"¿Qué quiere decir?", le preguntó Ben a Mal. "¿Y dónde están ellos?"
Ella negó suavemente con la cabeza.
"Las fiestas son diferentes en la isla. Y sobre Harry y Uma, será mejor que no insistamos en buscarlos."
