Descargo de responsabilidad: Shingeki no Kyojin es propiedad de Hajime Isayama.
Libre
«Y aquellos que perdimos veremos otra vez
En este hermoso mundo que deseamos»*
Fue como despertar de un sueño pesado y profundo. Un humo espeso le rodeaba, y por un momento, fue incapaz de ver nada. Entonces, en ese efímero segundo, la comprensión le llegó como una bombilla que se enciende repentinamente.
Habían vuelto.
Jean giró tan rápidamente que se pudo haber lesionado el cuello. Connie, a un par de pasos, exhibía la misma expresión aturdida. Sus miradas se encontraron, y sin necesidad de palabras, ambos llegaron a la misma conclusión.
La maldición de los titanes se había terminado.
Finalmente, eran libres.
De pronto, en medio del espeso vapor, los abrazos desesperados y las lágrimas de gratitud, una visión de otro mundo surgió ante ellos. Jean y Connie se levantaron de golpe, enmudecidos.
Sasha.
Sasha.
Sasha había muerto tan solo unas pocas semanas atrás. Su rostro pálido y macilento fue lo último que vieron de ella, una visión perturbadora que aún seguía fresca en sus memorias y que con frecuencia aparecía en sus pesadillas.
Ahora, una visión más profunda había quedado impresa en sus corazones.
Sonreía. Sasha estaba sonriendo. Con el puño en el pecho, hacía aquel saludo solemne que había adquirido tanto significado a lo largo de todos esos años, y que ahora, era un símbolo de libertad.
Lágrimas acudieron a sus ojos, mientras la visión se desvanecía.
Sasha era libre.
Y ellos también.
*Letra no oficial del tema omake-pfadlib del OST, creada por el usuario Aquaspirit77 de youtube.
Tengo tantos sentimientos encontrados por el final. Extrañaré Shingeki no Kyojin como nunca, extrañaré a sus personajes, en especial a esos que se fueron antes… y a su vez, estoy tan conmovida por saber que todo lo que perdieron no fue en vano.
Esta escena fue tan profunda y conmovedora… no sé ni cómo expresar el significado tan profundo que evoca. Ver a Sasha de nuevo, sonriendo, en paz, haciendo el saludo de la Legión. Es más de lo que puedo decir.
Gracias, Isayama, por tanto. Te debemos demasiado.
