N/A: Hola de nuevo!

Después de mirar varias series y de leer varios fics increíbles, tuve esta idea hace un tiempo.

No he visto ningún Crossover de Yin Yang Yo! y Bleach. Así que supongo que veremos qué sale.

Brick: Será mejor que no arruines nada, ambas series son demasiado geniales para que te permitas cualquier estupidez. como lo hagas, te destruyo.

Yo: tú también estás escribiendo esto, así que compartirás la responsabilidad si algo sale mal. ¿Capischi?

Brick: mejor cambio de tema. Aparecen Rukia, Ichigo o cualquier otro de mis personajes favoritos de Bleach en esta historia?

Yo: no estoy dando spoilers.

Brick: OK. Como nos quedamos con ganas de más de ambas series, salió esto. Ojalá lo disfruten.

Yo: mejor hagan lo que dice. Nos veremos pronto!

Disclaimer: Yin Yang Yo! es propiedad de Bob Boyle. Bleach es propiedad de Tite Kubo. Esta historia, sin embargo, es mía.

Prólogo

Una mujer corría todo lo que sus piernas le permitían por un bosque tupido.

Cuando se detuvo para recobrar el aliento, tuvo que saltar a un lado, esquivando una explosión que creó un cráter en el suelo a su lado.

Elevó el rostro al cielo, al tiempo que desenvainaba su zampakutou. Los dos enormes seres que opacaban el sol se transformaron en un millar en segundos.

-¡No permitiré que lleguen al mundo de los vivos!

Voló sobre sus cabezas, destrozándolos a gran velocidad, hasta que uno, que había logrado esquivarla, mordió su pierna, tirándola al suelo, mientras mil más reemplazaban la horda recién destruida.

Una nueva presencia se dio a conocer de la nada, abriéndose paso tranquilamente entre la horda de demonios, quienes aguardaron su orden.

-Esto es innecesario. Entrégame la llave, querida, y consideraré perdonarte la vida.

-Todos los tiranos fueron vencidos hace ya decenios. ¿Por qué tú eres diferente?

-No tengo que darte una explicación. No lo entenderías, de todos modos.

-No me importa quién digas ser, ¡no permitiré que te hagas con el poder supremo!

-Conozco la verdad. –Ante esta declaración, la chica se congeló en su lugar, aunque su expresión externa continuó inmutable-. Los de tu clase yacen extintos. Los que siguen vivos, se esconden como ratas. Tu Seireikei es la sombra de lo que alguna vez fue.

-¡Cállate!

-Si supieras lo que te conviene, te rendirías y me entregarías lo que vine a buscar. De hecho, tengo una propuesta para hacerte.

-¡no pienso escuchar tus sucias mentiras!

-¿Estás segura de que no quieres escucharla? –ante la mirada desconcertada de la muchacha, el desconocido encapuchado sonrió, agregando-: Piénsalo. Puedes recuperar todo lo que has perdido. Yo puedo hacer que suceda. Solo te pido una cosa: la llave. ¿Qué es un simple pedazo de bronce ante tal milagro?

-Tú no haces milagros. –la chica escupió, indignada-. Tú contaminas todo lo que es sagrado. ¡Moriría antes que sucumbir a tus viles mentiras!

-Como quieras. Entonces, incluso contra tu propia voluntad, cumpliré con tu deseo. ¡mátenla!

La horda de bestias enormes se lanzó sobre la desafortunada guerrera, que esquivó, bloqueó y cortó cada brazo, cabeza y hueso que se le acercaba. Puso todo lo que tenía en ello, demostrando su probada reputación.

De repente, el propio hombre, desenvainando su zampakutou, la atacó por la espalda, tirándola al suelo y creando un charco sangriento a sus pies.

-Podría haber sido de otra manera. Ahora, ¿serías tan amable de decirme dónde está la llave, antes de morir?

-Nunca. La. Tendrás. La escondí. En otra dimensión. Una que ni siquiera tú. Conoces.

-¡Chica estúpida! ¿pagarás por engañarme!

El malvado bajó su arma sobre la mujer, dejándola inconsciente, mas no muerta.

-dicen que hay un castigo peor que la muerte. –Miró a sus subordinados, que retrocedieron ante sus ojos encendidos de furia-. ¡Tienen nuevas órdenes! ¡Hagan guardia en nuestro nuevo hogar! Si ven a cualquiera vagabundeando tras el toque de queda, tienen permiso para devorarlo. ¡Es todo!

En cuanto quedó solo, levantó bruscamente a la chica en sus brazos, sonriendo con intenciones funestas en su mente.

-¿Con que una dimensión que ni siquiera yo conozco? Eso ya lo veremos.

La cargó en su espalda, habiendo curado sus heridas solo lo suficiente para mantenerla con vida, al tiempo que comenzaba a dirigirse a su palacio a paso rápido.