COMPARTIENDO SENTIMIENTOS | なのはとフェイト

Buenas chicxs, éste será mi primera historia.

Realmente espero les agrade un poco de romance y drama.

En esta historia Fate es una arquitecta mientras que Nanoha una enfermera; no diré más porque no tengo un sinópsis como tal como simplemente dije, espero os guste. Mejoraré si existe alguna falta ortográfica en la historia.

CAPITULO I

Bienvenidas ✿ ようこそ

Hace un mes falleció el esposo de la amiga de mi madre por lo que optó en invitarla a la casa. También escuché que vendieron su hogar y que preferirían cambiar de aires, esa es otra de las razones del por qué estarán con nosotras un tiempo.

Olvidar un poco su pasado, supongo.

Me pregunto, ¿cómo uno puede olvidar algo tan importante que estuvo contigo años? Hmp, es un poco complicado supongo.

— Testarossa...

Una voz me quitó los pensamientos. Mi compañera de trabajo, o, mejor dicho, mi jefa.

— Necesito el plano para al menos este viernes, ¿crees poder conseguir? Es un negocio muy importante, te puse porque eres una de nuestras mejores Arquitectas ¿puedes comprender eso?

La miré un poco desganada, pero sin más le regalé una leve sonrisa, aceptando el hecho, la tarea que me había puesto.

— Por supuesto Signum, trabajaré para que lo tengas en tu escritorio el viernes, pero ¿existen otros planos que me puedas brindar? -consulté. Ella asintió, se dio la vuelta y al parecer fue a buscarlo.

Bueno, al menos estaré distraída y con menos tiempo para ayudar a mi madre en casa con sus visitas. Mejor, así no estaré en la cocina ayudándola.

Regresé a casa, no había ni un alma. Las luces estaban apagas por lo que tuve que encender para poder ver hacia dónde caminaba.

Quizá fue a recogerlas. Pensé.

Rápidamente decidí ir a mi cuarto de trabajo, cerré la puerta prendiendo al mismo tiempo la luz, acomodé mi escritorio, puse todos mis papeles y tomé asiento para empezar mi arduo trabajo que debía ser entregado el viernes. Sí es cierto que en la empresa no soy la única que se encarga de planos, pero, depende del trabajo Signum elige y bueno al parecer era otro trabajo para uno de sus socios; tenía una relación algo fuera de lo normal, pues así lo llamarían algunos; ella estaba casada con una doctora muy importante del hospital de la ciudad, de hecho, bien reputada y es algo de aprender porque no puedo entender cómo se comprenden. Dos mujeres unidas en un matrimonio, anillos, vestidos blancos.

Ugh. Sacudí mi cabeza, ¿matrimonio? Era una cosa que no sabía si estaba interesada, al menos, por el momento estoy totalmente bien con mis salidas o visitas de vez en cuando. No me estoy muriendo.

Lápices, reglas, borrador y estaba en toda la imaginación de un nuevo trabajo. Ella me dijo que era un hogar, por ende, tenía que ser igual de bueno como todas las edificaciones que se logró.

Ruido de maletas. La voz de mi madre. Detuve el movimiento de mis manos, suspiré, ¿salir o no salir? Con la luz prendida supongo que ella sabe que ando en casa. Miré el reloj, apuntaban las 20:45 de la noche, ni siquiera he tomado un baño.

Desabotoné los dos primeros botones de mi camisa blanca y desamarré mi cabello, tres... dos... uno...

— ¡Fate-chan, ven a saludar! -el grito de la dueña del hogar se escuchó. Gruñí para mí misma. Me levanté del asiento, estaba un poco cansada, quizá era buena idea saludar así relajo mis músculos un poco, tomo algo o comer.

Al llegar a la sala sonreí, mi madre se sorprendió un poco, no entendía.

— Mou Fate-chan, abotona tu camisa -abrí mis ojos de sorpresa, era cierto, estaba tan cansada que me olvidé un poco que lo hice hace unos minutos. Sonreí en burla, no lo iba hacer.

— Bienvenidas … hm... -giré a ver a las dos mujeres, era parecidas, pero se supondría pues eran madre e hija. Cabello cobrizo, piel clara, ojos lavanda, un poco más baja que yo, nuestras miradas chocaron, pero instantáneamente miré a la mujer mayor ¿qué fue eso? - mucho gusto, mi nombre es Fate T. Harlaown, seguro... escucharon hablar de mí.

La mujer mayor sonrió de manera cálida y se acercó a mí0, me tomó de las manos.

— Eres muy bella, mucho gusto, soy una vieja amiga de tu mamá y ella es mi hija... -mostró a la más joven. Quizá tenía mi edad.

— Nanoha Takamachi -respondió sonriente. Un golpe suave llegó a mi cabeza.

Auch, ¿qué le pasaba a mi madre?

— Te dije que te abotones la camisa ¿no? -dijo en forma de regaño.

— Pero mamá, estoy cansada, igualmente me iba a ir a tomar un baño después seguir trabajando

— ¿Signum? -preguntó alzando una ceja, asentí con total sinceridad.

— Otro proyecto, creo es para uno de sus socios. Al haber hecho tan bien su empresa, le estructura y todo le fascinó por lo que pidió una casa esta oportunidad –dicho eso mire a la pareja de mujeres que estaban viendo la escena- espero nos llevemos bien –dicho eso alcé mi mano en forma de despido para poder retirarme.

— ¡Un momento ahí señorita! -exclamó una mujer conocida para mí, cerré los ojos, algo quería- al menos ayuda a Nanoha con sus cosas y enseña dónde será su habitación. Momoko se quedará en el cuarto de Chrono así que de eso me encargo yo -suspiré con pesadez. Me giré a mirar a la jóven y me acerqué.

— Sígueme -le dije con voz calmada mientras tomaba una de sus maletas, ayudándola, tal como pidió mi madre.

Mientras caminábamos a las escaleras y la guiaba la estaba observando de reojo.

Es muy linda. Me dije. Quizá debe tener novio o prometido, pero, si es así, ¿por qué vendría con su madre? Seguro no lo tiene, por eso.

— Disculpa por molestar en tu tiempo –dijo algo apenada mirando los pocos cuadros que había por el pasillo del segundo piso.

— Hm -negué sonriente- es un gusto. Igual, no conoces la casa, es lo mínimo que puedo hacer por ti –le respondí para detenerme en frente de una puerta, era la habitación de huéspedes, mi madre seguro pasará la noche hablando con su amiga intentado que se distrajera.

— Muchas gracias –dicho eso, abrimos la habitación e ingresamos sus pertenencias. Ella se quedaría ahí por lo que no había mucho que hacer ya.

— Bueno... hasta mañana -dije para retirarme. Ella asintió.

Salí de la habitación y me dirigí a la mía para poder tomar ese baño que deseaba, ya había relajado un poco mi mente supongo, pero iré a comer. Mañana será otro día.

— Fate-chan –me estaban despertando- ¿te quedaste dormida aquí? -regañaba mi madre. Alcé mi cabeza, miré la mesa entre sueño y estaba en mi escritorio, asustada me levanté.

— ¿Qu...qué hora es? -dije mientras arreglaba mis papeles, todo lo necesario para salir.

— Hm... 7:30 de la mañana ¿estás tarde? -respondió.

— Creo -terminé de meter todo en mi maletín, le di un beso en la mejilla a mi madre, como de costumbre por los buenos días y fui a mi habitación para cambiarme, pero me topé con una cobriza- perdón, pero no tengo tiempo –dije dejándola ahí parada, sin decir o al menos poder decir algo.

Terminé de vestirme lo más rápido que podía, a las 8 tendríamos que ir a ver el terreno dónde se construirá para estudiar el suelo, o joder, no puse alarma.

Salí corriendo por toda la casa dejando a las visitas algo desconcertadas pero seguro comprenderán cuando mi madre les explique.

— Casi que no llegas Testarossa –dijo Signum en la entrada de la empresa, suspire con cansancio. Sí, me iría en su auto aun así tenga el mío.

— Me quedé dormida pero aquí estoy 1 minuto para las 8 –dije algo nerviosa, ella me miró entrecerrando sus ojos.

— Al menos quítate las legañas -dijo sin más para abrir los seguros de su auto, ingresando, avergonzada hice lo mismo, pero al mismo tiempo lo que me indicó. Qué pena. Nunca me ha pasado esto ni siquiera aun cuando tengo a alguien en mi cama.

Todo el camino me estuvo contando de la premiación que tuvo su esposa por una operación que salió perfecta, era complicada y por eso estaba recibiendo lo que debía recibir, aunque a Shamal no le gusta tanto la bulla. Es igual a Signum. Quizá por eso se gustaron. O al menos, se parecen.

Cuando llegamos al terreno empezamos a estudiarlo, también llegaría el jefe de la obra para hablar sobre los materiales entre más mostré el pequeño avance de mi plano y hasta el momento todo estaba totalmente detallado para no cometer ni un error al momento de construir.

El día pasó y pasó.

Regresé a casa, al ingresar vi a Nanoha que estaba sentada en la sala viendo televisión, la miré en silencio un segundo y ella volteó a mirar quién había llegado.

— Hola -saludó sonriente. Tiene una linda sonrisa. Coloqué mi maletín en una mesa que había al ingreso, solo por el momento.

— Hola, ¿mi mamá se encuentra? -le pregunté curiosa, no estaba en la sala tomando su té. Ella negó.

— Salió con mi mamá a hacer unas compras, después de todo, no se vieron muchos años y aun que escuché de ella también escuché un poco de Chrono-kun tanto de ti Fate-chan -confesó.

¿Fate-chan? Desde cuándo alguien me llamó de esa manera, ni siquiera Ginga Nakajima. Ginga, eh.

— Bueno, entonces...

*Ding Dong* sonó el timbre. ¿Quién puede ser?, me pregunté, me giré para abrir y al abrir una mujer se me lanzó a darme besos. En los labios. La tomé de la cintura correspondiendo la misma intensidad, esta empezó a desabotonar mi camisa, pero la detuve. Estaba en la sala, aquí estaba Nanoha, ¿por qué pensé en ella?

— No -susurré. Me giré para mirar a una cierta cobriza que estaba totalmente impactada ante aquella escena, qué carajo, suspiré- perdón por lo que viste Nanoha... hm... me disculpas iré a mi habitación -dicho eso tomé la mano de la chica para guiarla hacia mi habitación. Bueno, una noche no pasa nada, pero, no creo me sienta bien después de tal escena en la sala.

Gemidos y más gemidos de aquella chica, estaba sintiendo placer, no es que yo no lo haga, pero no es que me gustaba que llegaran de sorpresa. A veces puede ser mi madre quien esté ahí, sentada viendo la televisión.

— Testarossa-san -exclamó presionando sus uñas en mi espalda, llegó a su clímax.

Después de esto se fue a dar un baño, seguido yo, la despedí después de vestirnos y ella ya no estaba en la sala. ¿Estará bien? Suspiré.

Qué fastidio.

Subí nuevamente, toqué la puerta. No abría. Volví a tocar, ¿no iba a abrir? ¿se traumó? Reí ante tal posibilidad. No lo creo.

El seguro se escuchó, la puerta se abrió, ahí estaba mirando a otro lado totalmente apenada.

— Eh... -rasqué mi mejilla, ¿qué situación era esta? - yo, perdón.

Ella negó.

— Quizá es tu novia -comentó- es tu casa, no deberías pedir perdón.

Fruncí mi ceño, sí era mi casa, pero ella estaba ahí ¿cómo no pedir perdón?

— No es mi novia, no tengo novia –dije. Ella me miró sorprendiéndose.

— ¿No? -asentí a su pregunta- ¿te acostaste con una mujer? -mis ojos se abrieron ante su pregunta, me sentía nerviosa ¿por qué? ¿cómo es que terminé así? Mordí mi labio inferior.

— Perdón de igual manera –iba a retirarme.

— Hm... quizá que la próxima vez los gemidos de tu amante no se escuchen tan fuerte

Me detuve con una sorpresa enorme, me giré a mirarla, ella se estaba haciendo la inocente.

— ¿Tu mamá no escucha esas cosas? -preguntó curiosa. Pasé saliva.

Flashback:

Hace dos meses

La chica que había llegado se había ido, mi madre estaba viendo su novela, yo iba a seguir trabajando ahora sí.

— Fate-chan –me llamó, me sobresalté, en realidad, me asusté- si quieres tener relaciones... intenta que sea más pacífico, quizá seas una leona en la cama, pero si no se aguantan mejor ve a un hotel o alquilemos un departamento para tus citas.

Mi rostro se puso como un tomate. Maldición. Qué vergüenza.

Fin Flashback

— Tú... -dije acercándome a ella- no le digas que vino aquella chica, ¿de acuerdo?

Ella se sorprendió, pero luego de manera juguetona me miró sonriente.

— ¿No lo sabe? -preguntó para tocar mi mejilla con la yema de su dedo índice. Su tacto me sorprendió que me logré sonrojar de manera leve.

— Lo sabe, pero no quiero que ella sepa que tu viste, que escuchaste ¿de acuerdo? -le advertí. Hizo una mueca. Suspiró, pero me miró luego.

— No te preocupes –me guiñó sonriente- seré una tumba, Fate-chan.

Otra vez, me sonrojé levemente, me di vuelta para irme a mi cuarto de trabajo. Una vez dentro tomé asiento, para relajarme en la silla, miré mi alrededor por un segundo hasta que recordé que mi maletín lo dejé abajo. Qué horror.

Tenía que olvidar el hecho que no estaré sola más, tenemos a dos mujeres en casa, una cerca de mi habitación mientras que la otra abajo cerca de mi madre. ¿Me siento vigilada ahora por dos personas? Mi madre y Nanoha, aun que, en cierta parte tienen razón... a veces me toca una mujer muy escandalosa mientras que otras veces, cautelosas. Es curioso cómo cada persona lleva su excitación de diferentes formas, quizá Nanoha piense que soy una mujer que se acuesta con todo el mundo aunque no es tan falso simplemente no me he podido enamorar como para ser de una sola mujer.

Ginga una vez se me declaró, pero no le he dicho nada al respecto, pero nuestros encuentros siguen, eso sí, a veces en su departamento otras en mi casa.

Bueno, ¿qué se puede hacer, verdad, Nanoha?