(Esta historia es parte de una actualización masiva)

Hola a todos, aquí SilentDrago. No saben cuánto esperé este momento. Desde hacía mucho quería escribir un fic de Nanoha, pero quería ver algo de material canónico antes de tirarme a la piscina. Pues bien, ya llegó el momento de estrenarme por aquí. Los dejo con la historia y nos vemos abajo con más.


Mañana me voy

Para las madres suele ser difícil que una hija se vaya de la casa tras el matrimonio. Cuando esta se va a un lugar cercano dentro de la misma ciudad, es algo más tolerable; cuando se muda a otra ciudad, aunque con mayor dificultad, también es algo controlable; cuando se marcha al extranjero, la sensación suele ser más complicada de manejar; pero cuando involucra irse a un mundo situado en una dimensión diferente, es imposible describir el sentimiento con palabras.

Podría parecer que lo último es fantasía, pero justamente eso le ocurría a Momoko Takamachi, madre de Nanoha Takamachi, una de las integrantes más poderosas y respetadas del Buró de Administración Tiempo-Espacio.

Desde hacía unos meses que la joven Takamachi vivía con su novia Fate Testarossa en una casa en Midchilda, un mundo en una de las dimensiones bajo administración del buró; y a pesar de no haberse casado, ya hasta tenían una hija, la pequeña Vivio, a la que adoptaron después de los eventos contra el doctor Scaglietti y los Números. Las chicas se amaban y eran felices juntas, pero debido a diversos factores, no se habían casado todavía, limitándose a la convivencia. Sin embargo, la terrícola estaba deseosa de dar ese paso con su amada Fate, por lo que cuando finalmente se dio la oportunidad, decidió no desaprovecharla.

Serían dos ceremonias: una en la Tierra y otra en Midchilda. Sin embargo, solo en la primera estarían los conocidos terrícolas de Nanoha.

Para la ocasión, la joven Takamachi regresó a su ciudad natal, Uminari, donde fue recibida con gran alegría por sus padres y hermanos. Ellos estaban al tanto de su relación y de Vivió, aceptándolo todo sin problemas. Por lo mismo, cuando la chica anunció su futuro matrimonio, la alegría se hizo presente en el hogar. No obstante eso, Momoko se notaba un tanto intranquila: cuando Nanoha se casara con Fate, dejaría de forma definitiva la Tierra para regresar a Midchilda. Sintió una presión en el pecho; no sabía cómo aliviarla.

El día de la ceremonia, mientras preparaba a su hija, Momoko comenzó a llorar. La veía tan hermosa en el espejo, tan grande, ataviada con ese elegante vestido blanco, lista para iniciar un nuevo capítulo en su vida… Ya no era esa pequeña niña risueña. Ahora era una mujer hecha y derecha que había iniciado su propia familia.

—¿Qué ocurre, mamá?

—Nanoha…, ahora que te veo, me doy cuenta de lo mucho que has crecido y… de cuánto voy a extrañarte cuando regreses a ese mundo.

Momoko abrazó a su hija y comenzó a llorar.

—Perdóname. Se supone que este es un día feliz. No debería llorar… Por fin te casarás con la chica que amas, vivirás con ella y con mi nieta…, pero… pero…

Las lágrimas seguían fluyendo. Momoko tenía sentimientos encontrados.

—Mamá… —aunque algo aturdida, Nanoha correspondió al abrazo de su madre—, sé que no es algo fácil. Yo también te extraño cuando estoy en Midchilda. A ti, a papá, a onii-chan y a onee-chan. Me encantaría convivir más tiempo con ustedes, pero… sabes que ahora hay más gente que me necesita: mi novia, mi hija, mis amigos, la gente de otras dimensiones… —La chica deshizo el abrazo y comenzó a limpiar las lágrimas de su madre—. Por favor, no sigas llorando; me harás llorar a mí también. —Trataba de contenerse, mas los sentimientos estaban superándola—. Es cierto que mañana ya no estaré aquí, pero eso no significa que no nos volveremos a ver nunca más. Aquí nací, aquí está una parte muy importante de mí; y aunque ella es de otro mundo, Fate-chan también tiene un pedazo de su corazón aquí. Mamá, me verás volver algún día. Te lo prometo.

—… Has crecido mucho, hija mía —dijo Momoko, suspirando y llevándose una mano al pecho—. Me siento orgullosa de la mujer en la que te has convertido. —Se secó los ojos con el borde de la palma—. Sé que harás muy feliz a Fate-chan y que Vivió estará muy orgullosa de su mami.

Nanoha sonrió.

—Entonces, ¿nos vamos?

—Vámonos.


Un altar alzado a las afueras de la ciudad aguardaba a las novias. Los invitados, por su parte, esperaban en sus respectivos asientos. Cuando finalmente llegó la primera de las futuras esposas, Fate, los vítores no tardaron en escucharse. La rubia, vestida con un esmoquin negro, era llevada al altar por Chrono, su hermano adoptivo. Como era de esperarse, no era el único rostro conocido de la pareja: se apreciaba a Hayate y sus caballeros, Yuuno, Amy, Lindy, Subaru, Teana, Alisa, Suzuka, Erio, Caro e incluso Arf y las hermanas Florian, entre otros. Todos habían venido desde sus mundos para asistir a la boda de dos personas muy queridas para ellos.

Nanoha, la otra novia, no tardó mucho en llegar, cubierta de un blanco inmaculado. Caminando frente a ella, estaba su hija Vivio, vestida con un vestidito elegante y cargando una canasta de donde tomaba pétalos de flores para arrojarlos a la alfombra extendida en el pasto. Regresando con Nanoha, iba del brazo de su padre Shiro, quien la entregaría en el altar.

—Fate-chan, aquí la traigo —dijo él mientras la ubicaba al lado de la rubia.

Como testigos del enlace, estaban los dispositivos de ambas chicas, Raising Heart y Bardiche.

We're ready —dijo el de Nanoha.

Let's start —habló el de Fate.

Mientras Carim lideraba la ceremonia en nombre de la Santa Iglesia, Momoko era una fuente viviente de lágrimas: ahí estaban su querida hija y su futura nuera, a punto de dar el sí. Realmente extrañaría las charlas frecuentes con Nanoha, pero la vida seguía. Debía aceptar los hechos.

«Hija, ojalá todos tus sueños se cumplan», pensó mientras las novias se besaban; se habían convertido oficialmente en esposas para alegría de todos los presentes, en especial la pequeña Vivio.

La fiesta de celebración, en la que Hayate atrapó el ramo con la mirada sorprendida de todos sus caballeros sobre ella, le confirmó a Momoko su nuevo punto de vista: todo debía continuar y las cosas no se mantenían igual. Aún tenía un poco de dolor en el corazón, pero también una inmensa alegría; no lloraría más, eso por Nanoha, Fate y Vivio.

«Ya nos veremos en otro momento, hija».

Ahora esperaba que la ceremonia en Midchilda fuera tan espectacular como la de hacía unas horas.


Hasta aquí la historia. No olviden dejar sus reviews.

Llevaba un tiempo con esta idea en la cabeza y ahora por fin pude plasmarla. Mis lectores recurrentes saben que me inspiro mucho en canciones para escribir obras en general; este fue uno de esos casos. «Tomorrow I go», o en su versión en albanés, «Nesër shkoj», de Ledina Çelo, que justamente habla de una novia que habla con su madre antes del matrimonio, fue el tema que me hizo pensar en esto.

Ya tengo planeado otro fic del mundo de Nanoha. Ojalá lo pueda sacar pronto.

Sin nada más que decir, SilentDrago se despide de momento.