︎"ʳᵉˢᵘᵐᵉⁿ"

— Esto se está convirtiendo en una costumbre ¿Sabes? Una muuuy mala costumbre. Existen métodos más "suaves" – haciendo comillas con los dedos de la mano que no sostenía la toalla – para que una persona te de lo que quieres, aunque no seas una persona muy comunicativa ya sabes, todo cejas y gruñidos, la verdad nadie querría entablar algo contigo con tu muuuy mal genio pero...

— Cállate.

︎"ᵈⁱˢᶜˡᵃⁱᵐᵉʳ"

༄ 𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑢𝑛𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑝𝑒𝑟𝑡𝑒𝑛𝑒𝑐𝑒𝑛 𝑎 𝑱𝒆𝒇𝒇 𝑫𝒂𝒗𝒊𝒔 𝑦 𝑎 𝑴𝑻𝑽. 𝑌𝑜 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑙𝑢𝑐𝑟𝑜 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 (rayos, eso sonó como si los prostituyera o algo así) 𝑛𝑖 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑢𝑠𝑜 𝑓𝑖𝑐𝑡𝑖𝑐𝑖𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒𝑠 𝑑𝑜𝑦.

︎ "ⁿᵒᵗᵃ ᵈᵉ ˡᵃ ᵃᵘᵗᵒʳᵃ"

༄ 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑙𝑒𝑠 𝑎𝑔𝑟𝑎𝑑𝑒𝑧𝑐𝑜 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 ℎ𝑎𝑦𝑎𝑛 𝑑𝑒𝑐𝑖𝑑𝑖𝑑𝑜 𝑑𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑠𝑢 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑎 𝑙𝑒𝑒𝑟 𝑒𝑠𝑡𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎. 𝑆𝑒́ 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟𝑒𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑜 ℎ𝑎𝑔𝑜 𝑒𝑙 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜 𝑠𝑒𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒́𝑟𝑑𝑖𝑑𝑎 𝑑𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑢𝑠𝑡𝑒𝑑𝑒𝑠.

༄ 𝑆𝑒𝑔𝑢𝑛𝑑𝑜, 𝑛𝑜 𝑑𝑢𝑑𝑒𝑛 𝑒𝑛 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟 𝑠𝑢𝑠 𝑐𝑜𝑚𝑒𝑛𝑡𝑎𝑟𝑖𝑜𝑠, 𝑑𝑢𝑑𝑎𝑠 𝑜 𝑠𝑒𝑛̃𝑎𝑙𝑎𝑟 𝑚𝑖𝑠 𝑒𝑟𝑟𝑜𝑟𝑒𝑠 - 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑐𝑜𝑛 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒆𝒕𝒐 - 𝑦𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑜 𝑚𝑒 𝑎𝑦𝑢𝑑𝑎 𝑎 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟𝑎𝑟 𝑦 𝑎 𝑡𝑟𝑎𝑒𝑟𝑙𝑒𝑠 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑒𝑛𝑖𝑑𝑜 𝑎 𝑢𝑠𝑡𝑒𝑑𝑒𝑠.

• 𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲𝘀: 𝘚𝘵𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘚𝘵𝘪𝘭𝘪𝘯𝘴𝘬𝘪, 𝘋𝘦𝘳𝘦𝘬 𝘏𝘢𝘭𝘦

• 𝗘𝘀𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼/𝗧𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼: 𝘓a 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘴𝘪𝘨𝘶𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘤𝘳𝘰𝘯𝘰𝘭𝘰𝘨𝘪̄𝘢 𝘦𝘹𝘢𝘤𝘵𝘢, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘯 𝘶𝘣𝘪𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢 𝘥𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘮𝘱𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢𝘴

• 𝗖𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝗶𝗱𝗼: 𝘙𝘦𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦x𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦, 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘯𝘪𝘥𝘰 𝘯𝘰 𝘢𝘱𝘵𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘢𝘺𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 18 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 (? 𝘢𝘩𝘳


— 𝐷 𝑒 𝑟 𝑒 𝑘 x 𝑆 𝑡 𝑖 𝑙 𝑒 𝑠 —

❰※❱

Debería haberlo previsto.

Era demasiado obvio.

Las señales eran claras...todo a su alrededor se lo decía, los fenómenos, los sucesos, incluso el maldito universo se lo gritaba con carteles de letras en neón mayúsculas.

Pero, por una vez en su corta existencia, no quiso hacer caso a su infalible sentido de supervivencia y se relajó.

Demasiado.

Incluso para él que, siendo una persona delgada, desgarbada, con un sarcasmo difícil de eludir y una verborrea constante - a riesgo de morir por falta de oxígeno -, amante de las películas de viajes espaciales y de los superhéroes que de día son desconsiderados multimillonarios y de noche le salvan el trasero a los ciudadanos de una ciudad gótica; estando tan acostumbrado a que la vida le diese patadas y cuchilladas por la espalda, rodeado de personas que ni de casualidad podrían entrar en el rango de "normales", así como de escenarios que harían que cualquiera se meara encima como un pequeño asustadiso por una terrible pesadilla nocturna, se había dado tal relajón que no había podido predecir que aquello pasara...porque ¡Vamos! ¿Quién se imaginaría que Derek "me vale un pepino lo que opines" Hale estaría en SU cuarto, a oscuras siendo alumbrado por la poca luz de luna que la ventana abierta dejaba entrar – joder – con su cara totalmente seria y una mirada de muerte – Dios bendito sálvame – sentado cómodamente en la silla de SU escritorio?

Aunque, pensándolo bien, no sería la primera vez. Vale, la primera vez fue porque huía de la policía por ser el principal sospechoso del asesinato de su hermana (gracias Scottie), y luego le siguieron muchas veces más (aunque sin rayar en demasiadas) pero por motivos meramente "detectivescos" porque, ¡Por favor! Es Beacon Hills ¡Un maldito imán para las cosas sobrenaturales! y él es el encargado de la información dentro del grupo de locos sobrenaturales denominado "manada". Pero ahora, justo en este momento, justo, justo ahora pues...como que no era un buen momento, no.

No es que no quisiera ayudarlo, obviamente no, porque todos en la manada saben que no pueden irse de "cacería" sin él si no quieren verlo enojado (aunque el fuera un simple y muy sarcástico humano incapaz de matar a una mosca pero capaz de matar a un hombre lobo con su incontinencia verbal teniendo en cuenta sus súper sensibles oídos y blah blah), pero el que él esté allí, en SU casa, entrando por SU ventana a SU cuarto (porque ¡Joder! ¡Los chuchos estos no saben usar las puertas!), sentado en la silla de SU escritorio, justo cuando el terminaba de darse la ducha del día después de corretear detrás de la criatura peligrosa de la semana, cubierto por sólo una toalla (que no era blanca – ugh salvado del cliché obvio –, sino negra...tan negra como su alma) sintiendo aún gotas de humedad viajando desde su pelo mojado, atravezando su cuello y deslizándose por su espalda y pecho desnudos.

Okey, no era el escenario ideal en el que quisiera que lo vieran y menos el pelinegro guión Sourwolf guión especie de dios griego gruñón (porque para qué negarlo, la maldita genética Hale es excelente). Maldición, si hasta podía sentir como se le calentaban las mejillas, jodido bochorno.

Pero es que la vida lo odia (cosa que aún no descubre por qué es pero ya lo hará...o no).

En fin, el alfa siempre silencioso, incluso en situaciones de alto estrés en las que Stiles no se podía guardar una sola letra, sólo lo miró fijamente y ¡Joder! Ahora sí, la vergüenza no se la quita nadie.

No es que le moleste que lo mire, no; ni tampoco le molesta la exposición de su cuerpo (aunque si le da un poco de retintín estar semidesnudo frente al que es su alfa uh) que no tiene músculos tan definidos como el Hale mayor, pero sí que los tiene (gracias al Lacrosse y a las corridas nocturnas que se pegaba casi todas las noches de casi todos los días de la semana), tan blanco que pareciera que no sale de casa (obvias exageraciones de la vecina de enfrente que le saluda cada vez que la cruza en el supermercado...creo que otra vez está desvariando) y plagado de lunares.

No, no es ninguna de esas razones. Más bien es el hecho de la existencia de un creciente querer hacia el lobo gruñón, cosa que no le sorprendió a su hermano del alma Scott que no dudó en decirle "Bro, si hasta se te cae la baba por él" cuando se lo comentó en un almuerzo en medio del receso de clases, cosa que lo hizo quedar con la boca abierta de la impresión a tal punto que casi se ahoga con su saliva porque ¡Vamos! Todos saben que Scott es el más lento del grupo (con Stiles siempre diciéndole casi como justificándose: "sabes que te quiero bro") y porque no se había dado cuenta de que era tan obvio, osea, ni que las miradas penetrantes ni los suspiros anhelantes fueran tan delatores ¿O si?

Los segundos pasaban y ambos no hacían más que mirarse, marcando un silencio para nada cómodo, terrible más bien, que lo estaba poniendo más nervioso de lo que ya estaba. A este paso iba a necesitar otra ducha si seguía sudando como testigo falso. Carraspeó tratando de llevar saliva a sus cuerdas vocales secas, armándose de valor, porque es un Stilinski, y si es un Stilinski tiene que llegar al fondo de la situación o se deja de apellidar Stilinski.

— Emmm... ah, Derek...uh...– carraspeó nuevamente – ¿Qué haces aquí? ¿Ocurre algo? ¿Hay una nueva amenaza?

Completo silencio. Perfecto.

Suspiró ligeramente y se movió nerviosamente en su lugar esperando algo, no sabía qué pero con Derek "las palabras no son lo mío" Hale muchas cosas podían pasar...pero ¡Hey! debería apiadarse de él que es un jodido adolescente con trastorno de hiper actividad que no puede evitar meterse en problemas ni estar sin saber hasta lo más minúsculo que pasa a su alrededor, así que que lo disculpen si no tiene mucha paciencia. Para colmo, el muy maldito nisiquiera se había movido un centímetro en todo ese tiempo y sólo tenía la certeza de que estaba vivo por la ligera elevación de su pecho al respirar.

— Okeeey, hombre de pocas palabras. – Habló derrochando sarcasmo en su tono – Lo entiendo, como es muuucho trabajo para ti el hilar algunas palabras y usar tu lengua para que no se llene de polvo por culpa del desuso – señaló – y como obviamente no vas a decir nada y yo estoy muy cansado como para deducir tu lenguaje cejil – una ceja negra poblada fue elevada ante esto último, primera señal de que lo estaba escuchando – además de que necesito cambiarme y que éste es mi cuarto y que, obviamente, necesito vestirme porque ¡Carajo! que sólo soy el débil humano del grupo de locos que corren por el bosque a altas horas de la noche que puede contraer neumonía por estar en pelotas en una habitación fría porque ¡Oh si! ¡No pudiste cerrar la maldita ventana! Si sabes que hay una puerta en la entrada de la casa ¿No? – ahora estaba haciendo ademanes con una mano porque la otra estaba firmemente sujeta al borde doblado de su toalla porque ¡Que Merlín lo librara de que esta se deslisase! – y...ya me está hartando tu pose de machote gruñón que poco le importa lo que los demás piensen o deseen así que...¿Por qué no me haces el grandísimo favor de decirme qué diablos quieres para que así pueda finalmente descansar? No es que te esté echando, puff que va, no...sólo que es demasiado tarde y estoy muy muy cansado, si es que las ojeras no te lo dicen ya...– en ese momento Derek decidió levantarse y comenzar a andar lentamente hacia el castaño – y sé que estoy hablando mucho y, oh bueno...¿Q-qué haces? ¿Derek? Oye...me estás poniendo nervioso ¡AH!

La pedorata de palabras sin sentido ni dirección de Stiles se detuvo abruptamente al ser empujado contra la puerta de su habitación que previamente había cerrado al encontrarse con el alfa allí.

— Auch – se quejó sin poder evitarlo.

Tenía el cuerpo enorme y musculoso de Derek pegado completamente a él, tanto que podía sentir su respiración caliente e intermitente en su mejilla y joder, que estaban muy cerca, demasiado cerca, tanto que el pelinegro podría notar el palpitar alterado de su corazón sin necesidad de su afinada audición lobuna.

— Yo...ah ¿Derek? – intentó de nuevo, sin resultados, que el lobo gruñón le respondiera rogando que éste decidiera separarse un poco de él y así permitirle respirar completamente porque, al paso que iba, no iba a llegar a los treinta años sin un marcapasos si no controlaba su respiración.

Aunque claro ¿Cuándo le salían las cosas como él quería que salieran? Obviamente, nunca. Es más, Derek, el muy jodido hijo de su queridísima madre, sólo se había inclinado más hacia él haciéndolo pegarse aún más a la puerta detrás suyo, dejando a sus pechos pegadísimos y sin un ápice de espacio, haciéndole recordar a Stiles que ¡Oh Dios! ¡Sólo tenía una jodida toalla como cubierta!

Bien, este era un buen momento para recordar dónde había dejado su pala y así poder cavar su propia tumba porque, uno: que vergüenza y, dos: tragame tierra que Derek "papucho bien echo" Hale (¿Ya había mencionado lo de los buenos genes Hale?) estaba tan pegado a él que le sería imposible – super olfato de perro de por medio o no – no notar lo increiblemente nervioso y (¿Cómo no?) completamente excitado que la situación ponía al de lunares. Y, oh no, no sólo podría notarlo por su olor, nope...sino también por la creciente presencia de Stiles Jr. (maldito cuerpo, maldita sea su maldita suerte, maldición) que estaba creando una especie de carpa en la única tela que lo libraba de estar totalmente expuesto ante su alfa.

— Stiles... – Su nombre salió casi en un suspiro de la boca del lobo, pero nada más lo acompañó.

El castaño no podía más, con riesgo de sufrir una arritmia se atrevió a abrir la boca una vez más – aunque eso seguramente molestase al dueño de las fuertes manos que lo mantenían con la puerta clavándose en su espalda – con tal de que la bochornosa situación acabase pronto.

— Esto se está convirtiendo en una costumbre ¿Sabes? Una muuuy mala costumbre. Existen métodos más "suaves" – haciendo comillas con los dedos de la mano que no sostenía la toalla – para que una persona te de lo que quieres, aunque no seas una persona muy comunicativa que digamos...ya sabes, todo cejas y gruñidos, la verdad nadie querría entablar algo contigo con tu muuuy mal genio pero...

Stiles. – Esta vez su nombre saliendo de la boca del lobo sonó más bien como un "Cállate" que a su apodo (no era el momento para andar explicando su serio problema con su primer nombre sacado de la galera de inspiración que sus padres utilizaron para nombrarlo cuando nació), pero es que era imposible para Stiles quedarse callado y, dado el tiempo que llevaban conociéndose, yendo de un lado a otro y correteando salvajemente por el bosque, el castaño creía que ya todos sabrían lo muy hablador que podía ser.

El de lunares boqueo, aspiró profundo por la nariz, tomó aire junto con el sabroso perfume amaderado del tipo frente a él e intentó hablar nuevamente ante la mirada airada del mayor quien, dicho sea de paso, estaba muy cerca de perder la poca paciencia que tenía, pudiendose ver un pequeño destello rojo en sus ojos, cosa que acojonó un poco al castaño pero que no lo detuvo.

— Emmm...ah, pero...– joder, tuvo que carraspear para aclarar su garganta y lo intentó nuevamente – Derek...yo, tu...eh...– ganándose un gruñido en respuesta.

— Voy a golpearte si vuelves a hablar. – Dijo el alfa (¡Oh sorpresa! ¡Derek si sabe hablar aunque sólo sean amenazas), con su dedo índice apuntándole a la cara, con su rostro muy cerca del suyo, tanto que solo debía alzar un poco la cabeza para tener sus labios juntos (claro que eso sólo pasaría si el hombre lobo deseara lo mismo que él).

— Voy a golpearte en la boca...– gruñó – con mi boca. – su rostro ahora estaba peligrosamente cerca, muy cerca y...

¡Alto! ¿Qué dijo? ¿Acaso escuchó bien? ¿Derek...en serio quería besarle? porque no cree que se haya referido a otra cosa con eso de "golpearle la boca con SU boca"...¿O si? ¡Maldición! ahora está más confundido. Pero es un Stilinski y los Stilinski que se respeten no se dejan amedrentar ni por las más ilógicas amenazas, porque eso que dijo sí fue una amenaza pero una que Stiles está muy dispuesto a sufrir, mucho.

— ¿Por qué no sólo me pediste un beso? – no dudó en preguntar porque, okey ¿Qué clase de amenaza es esa? o mejor ¿Por qué no lo hace y ya?

Dicho y hecho, bueno...más bien pensado y hecho porque la boca de Derek pronto estuvo sobre la suya, casi con violencia, moviéndose con prisa, como bebiendose su aliento, nublando los pensamientos del adolescente y los del lobo, perdiéndose ambos en la danza de sus labios sobre los del otro, respirando con dificultad, luchando por someter al otro.

Los latidos de ambos se aceleraron, sus ojos se cerraron disfrutando del contacto y sus respiraciones se alteraron. El beso era caliente, salvaje y húmedo, los volvía locos. La boca del alfa succionaba y mordía suavemente los labios del humano obteniendo pequeños gemidos como recompensa.

La lengua exploradora del pelinegro salió y se paseó por el labio inferior del más joven, en una muda petición de que abriera su boca para así invadirla completamente, haciendo el beso más profundo. Cuando la boca de Stiles se abrió con un jadeo, permitiendo el ingreso de la lengua extraña a su cavidad, ambos músculos se encontraron y exploraron mutuamente, haciéndolos jadear extasiados.

Perdieron la noción del tiempo totalmente enfocados en las pequeñas pero sentidas corrientes placenteras que los movimientos de sus labios enviaban por sus cuerpos pero, cuando la necesidad de respirar fue inminente para ambos, debieron separarse abandonando el contacto de sus labios con lentitud como no queriendo hacerlo pero viéndose en la necesidad de aspirar aire. Sus frentes se juntaron por un momento, y sus bocas se abrieron tratando de tomar todo el aire que les fuera posible para poder regular su errática respiración. Sus labios estaban rojos e hinchados y se podía ver claramente como aún conservaban un poco de saliva compartida en sus bordes.

— Derek...yo...

— Stiles.

Stiles sólo se calló, así de fácil, pero no porque quisiera sino porque el tono ronco con el que Derek pronunció su nombre era una clara amenaza hacia su persona, algo que su mente registró como un "cállate o te arrancaré la garganta con mis dientes", amenaza que ya no debería causar nada en él (más después de que se hayan besado) pero que, en la situación tan comprometedora en que se encontraban hacía que a Stiles le temblaran las piernas, le sudara todo el maldito cuerpo y la garganta se le secara, pero no por miedo ¡Que va! No. Era por excitación. ¡Joder que era un maldito adolescente con las hormonas alborotadas totalmente a merced de un hombre lobo buenorro con sólo una toalla como muralla!

Derek despegó la frente de la suya, separando sus rostros y fijando sus ojos en su cara, paseándose por toda ella, yendo de sus ojos nublados por la lujuria a sus mejillas sonrojadas, deteniéndose en sus labios humedos y rojos, llamativos y apetecibles.

El alfa no hacía más que observarle y vaya que tenía una mirada penetrante, tanto que parecía que le estaba leyendo la mente...uff si supiera en lo que el hiperactivo y cachondo cerebro del Stilinski menor estaba pensando en ese exacto momento si que querría arrancarle la garganta, más bien desgarrarsela y luego trozar su cuerpo y enterrarlo en medio del bosque para que su padre no le encontrara sabiendo que nadie sospecharía de él debido a su no tan cercana relación y...okey, ya se fue por las ramas, otra vez.

¡Por la barba de Odín!

Dos segundos bastaron para que cualquier pensamiento se dejara de hilar en la mente de Stiles y para que su cerebro fuese a bailar porque ¡Oh sorpresa! Derek estaba olfateándole el cuello, raspándole un poco con su barba y mentiría si dijera que eso no es caliente porque ¡Joder quema como el maldito infierno!

La nariz del lobo se movía suavente sobre la piel que recubre su cuello - más precisamente, sobre su vena aorta -, aspirando sin fuerza, haciéndole sentir a Stiles ligeras corrientes que viajan placenteramente por toda su columna, haciéndolo temblar de expectación.

Las manos del lobo que antes le habían sostenido firmemente pegado a la puerta ahora se movían con lentitud, como no queriendo asustarlo, por sus costados hasta llegar a su cintura. Podía sentir los dedos callosos libres de garras afiladas (gracias a Dios) anclarse en su espalda baja por sobre la única tela que le cubría y tirar de él hacia adelante, haciendo que su pelvis se pegase a la del pelinegro, dándole a Stiles una imagen clara de ¡Hola Stiles Jr., soy Derek Jr. y también estoy despierto! (Merlín, hasta a él le preocupaban sus pensamientos) porque, al parecer, no era el único con ideas morbosas sobre una puerta, un chico empotrado en ella y un súper macho bien ejercitado muy pegado a el.

En un momento tenía la nariz de Derek paseándose por su blanco cuello moteado de lunares y luego pudo sentir claramente, muy claramente, la lengua del nombrado.

Y ahora si, los últimos vestigios de cordura o sensatez que le quebaban a su pobre y alborotado cerebro se fueron a bailar la conga a quién sabe dónde porque Stiles sólo podía jadear de placer y estremecerse por las muy satisfactorias sensaciones de ese músculo caliente y pecaminoso moviéndose por su cuello.

— Ah...Derek ¿Qué...q-qué haces? – sólo recibió un gruñido del más alto.

— ¡Por Dios Derek! – su mano libre se movió con rapidez al cabello oscuro del Hale mayor, colando sus dedos entre las hebras oscuras, tironenando de el al sentir como ahora la boca de Derek se movía hasta su mandibula para morder con soltura y luego succionar, haciéndole un chupón que mañana se notaría.

Podía sentir como las manos en su cintura que lo tenían pegado a él se movían de nueva cuenta y se dirigían hacia atrás hasta posarse en sus nalgas, tomándolas por sobre la tela una con cada mano y presionándolas, haciendo que Stiles casi gritara de la sorpresa para luego gemir quedamente, echando la cabeza hacia atrás dándole al pelinegro una mejor vista de su cuello y más acceso para que le lamiera cuanto quisiera, al percibir como sus erecciones colisionaban, restregándose placenteramente, enviando un poco de alivio a su cuerpo rendido a la pasión.

— Ah...Joder si...– la cadera de Derek se movía en movimientos circulares, yendo hacia adelante y hacia atrás simulando embestidas, moliendo ambas erecciones, haciéndolos delirar del placer.

Stiles estaba flotando. Aún no caía en lo que estaba pasando, su mente estaba en todos y en ningún lugar a la vez, parecía como si su cerebro no pudiese hilar una idea y conectar con todo su cuerpo porque no sabía qué hacer con sus manos o dónde ponerlas. Nunca antes había estado en una situación así y el miedo a cometer un error y arruinarlo todo lo tenía casi paralizado. Sus piernas se movían ligeramente y las fuerzas para sostenerse parado casi eran inexistentes, de hecho, sólo se mantenía en sus dos pies por la ayuda del fuerte cuerpo del pelinegro que le mantenía apretujado contra la puerta porque sino ya se hubiera deslizado hacia el suelo como mantequilla derretida.

La boca de Derek recorrió su cuello dejando un camino de besos húmedos hasta su mejilla izquierda hasta que sus labios se posaron sobre su oreja, su barba picando y enrojeciendo su piel. Su lengua caliente y traviesa se movió por el borde antes de que sus labios se colocaran alrededor de su lóbulo y lo succionaran, haciendo delirar y jadear audiblemente a Stiles que había descubierto lo increiblemente sensible y receptor que era su cuerpo a cada movimiento del pelinegro sobre él.

Sentir las duras manos del alfa en su trasero, amasando y separando sus nalgas, una de sus rodillas separando sus piernas para poder acercarlo más y que así sus erecciones pudieran friccionarse mejor, su aliento cálido sobre su oreja, su cuerpo caliente en contacto con el calor natural del hombre lobo, todo eso sumado hacía que para Stiles le resultase difícil mantener los ojos abiertos y concentrarse, teniendo su mente muy perdida debido a las placenteras sensaciones que lo ponían cada vez más duro y más deseoso de que Derek le tomase allí mismo.

A ti. – las palabras fueron dichas tan suavemente en su oído que si no hubieran estado tan irremediablemente cerca el uno del otro hubiera sido imposible para el castaño escuchar lo que el otro le decía. Aún así Stiles abrió los ojos e inclinó la cabeza un poco pudiendo así ver parte de la cara del mayor que mantenía su rostro enterrado en su cuello, aspirando su olor y dejando pequeños y castos besos sobre la superficie lisa de su cuello, no pudiendo entender a qué se refería con lo dicho por sus labios.

— Antes...me preguntaste q-qué quería...– Al parecer, Derek entendió su dilema porque pronto volvió a hablar tratando de hacerle entender el motivo de sus palabras – y te quiero a ti. – levantó su cabeza de donde la tenía apoyada y le vio directamente a los ojos – Te quiero a ti...– Repitió – desnudo, desesperado y gritando mi nombre, perdido totalmente en el placer...– su boca se conectó con la suya un momento antes de volver a separarse – Te quiero tan mal que no tienes ni idea de lo mucho que me estoy conteniendo para no cometer una locura y...tomarte aquí mismo, sin restricciones...porque joder Stiles...quiero joderte tan pero tan profundo que olvides hasta tu nombre...– sus manos presionaron su trasero haciendo gemir quedamente al castaño que le miraba con sus ojos color whisky enfocados en él totalmente sin dar crédito a lo que escuchaba porque no podía ser que Derek le deseara tanto como él, a tal punto de querer olvidarse de toda moralidad y entregarse al placer desmedido que las palabras del pelinegro prometían.

¿Pero qué hacer? ¿Podían ambos hacer esto, entregarse el uno al otro, llegar hasta el final sin medir las consecuencias? ¿Y después qué? ¿Qué sería de los dos? Porque su relación hasta la fecha no había sido la mejor con sus constantes peleas y amenazas, y Stiles entiende – sabe – que después de ese "polvo" las cosas ya no serían como antes, incluso podrían ser peores. Pero Stiles también sabe que lo quiere tan mal, lo quiere a morir, quiere que Derek lo tome, que lo marque como suyo, que lo joda tan profundo que no pueda olvidarse de ello por una semana, sabe que le dolerá pero también sabe que – aunque sea cosa de una sola vez – habrá podido dar un poco de sí al hombre por el cual esta tan perdido.

Así que que lo disculpen si decide ser egoísta por una vez en su vida, dejando de pensar en las posibles consecuencias, armándose de valor, decidido a disfrutar por una vez en su vida que alguien le mire con lujuria en sus ojos, deseándole tan profundo como el al otro. Por eso empujó un poco al más alto, sorprendiéndolo por su repentino movimiento, alejándolo unos centímetros permitiéndose así poder liberar el agarre sobre la toalla, haciéndola caer al suelo, sintiéndola deslizarse por la piel de sus piernas, librandole de la muralla que cubría su desnudez de los ojos del mayor, dejándole expuesto y completamente a merced de los deseos del pelinegro porque ¡Joder que le deseaba con ganas!

Los ojos de Derek siguieron el movimiento de su mano liberando el pedazo de tela, viendo como ésta finalmente era quitada y tirada al suelo pudiendo al fin ver el cuerpo totalmente desnudo del adolescente frente a él. Hay que decir que su excitación ante tal visión aumentó con fuerza al poder ver por primera vez - completamente y sin trabas de por medio - al humano que lo volvía loco, acercando su cuerpo nuevamente ante la muda invitación del de lunares, quitándose su tan conocida chaqueta de cuero, dejándola olvidada en el suelo. Sus manos se colocaron en su cintura y se movieron hacia atrás, no pudiendo evitar moverse con soltura por su trasero y espalda, acariciando con vehemencia el cuerpo pálido del más joven que suspiraba profundamente ante su toque. Su boca no perdió tiempo también viajando desde su cuello, moviéndose por su clavícula, succionando con fuerza, pudiendo escuchar claramente los jadeos de Stiles quien ponía ahora sus dos manos sobre su cabeza, tironeando de su pelo e inclinando su cuerpo más cerca hambriento de más contacto; moviendo su boca lentamente y con soltura por su piel hasta llegar a su pecho, tomando su pezón izquierdo entre sus labios, lamiendo el contorno y succionándolo de vez en cuando, repitiendo el mismo proceso con el derecho, haciendo delitar a Stiles.

— Ah...Derek...por favor, por favor...ah...– las súplicas brotaban de los labios del adolescente intentando encontrar alivio al calor que le recorría el cuerpo, pidiendo con fervor que el alfa le diese todo de sí, moviendo una de sus manos a su duro pecho, descendiendo hasta llegar al borde de su camisa de tirantes gris para tomarlo y, con movimientos algo torpes, levantarlo poco a poco hasta terminar quitándosela con ayuda de Derek y tirandola por ahí, pudiendo así colocar una de sus manos sobre los músculos definidos de su abdomen, deslizando sus dedos sobre la tersa y cálida piel de su abdomen.

El pelinegro volvió a besarle moviendo una de sus manos hacia el frente, tomando con premura pero suavemente el miembro duro y caliente de Stiles, sintiéndolo palpitar en su palma así como el estremecimiento que recorrió el cuerpo del castaño, escuchando cómo éste juraba casi sin aliento entre el beso cuando comenzó a moverse de arriba hacia abajo por toda la longitud, no pudiendo evitar gruñir al sentir como la mano de Stiles sobre su pecho también descendía con rapidez arrastrando sus cortas uñas por sus músculos hasta llegar a su cinturón, abriendo el cierre con rapidez, colándose entre sus pantalones, tomando su miembro bajo la ropa interior con torpeza, copiando sus movimientos, acariciando la punta con su pulgar, ejerciendo un poco de fuerza cuando llegaba al final para luego subir rápidamente hasta la punta y luego volver, una y otra vez, demostrando lo rápido que podía aprender, incluso en una situación así.

El calor era abasallante, el sudor se hacía presente en sus cuerpos, sus movimientos eran acompasados y precisos. Ambos suspiraban, jadeaban y gemían en la boca del otro, robándose mutuamente el aliento con cada beso, rendidos a la pasión y en búsqueda de la culminante liberación de sus cuerpos. Sus manos se movían en sintonía, buscando el placer del otro, simulando embestidas con sus caderas, logrando que el lobo gruñera extasiado y que el adolescente jurara y suplicara por más.

Los segundos, los minutos, el maldito tiempo pasaba y el cuerpo de Stiles – que nunca había estado en una situación como aquella antes (sin contar las veces que tuvo ayuda de su confiable mano derecha)– no era ajeno al placer y a la imperiosa necesidad de correrse como un campeón sobre la mano del pelinegro, porque ¡Joder que estaba tan pero tan duro que podría partir un diamante! (obvias exageraciones de por medio). Así que, sin vergüenza tomó el pene de Derek y se lo sacudió con más fuerza, de arriba a abajo en una tortuosa caricia, recibiendo el mismo tratamiento en su miembro por las expertas manos del alfa, hincando sus dientes sin intención de herir en el cuello ladeado del mayor, quien tenía puesta su atención en su mandíbula, obteniendo un gruñido ronco y bajo – muy caliente – que le hizo estremecer más si le fuera posible debido a las placenteras corrientes que recorrieron su espalda ante la inminente culminación, porque ambos terminaron corriéndose casi al mismo tiempo en la mano del otro, echando la cabeza hacia atrás y gritando con fuerza el nombre del pelinegro – en el caso de Stiles – o, en el caso de Derek, liberando un gruñido ronco desde lo más profundo de su garganta por haber alcanzado el clímax, escondiendo su rostro en el cuello del de lunares mordiéndole con suavidad con sus dientes humanos obteniendo un suave quejido en respuesta.

El castaño estaba volando, flotando en el espacio, con la mente totalmente perdida o enfocada – según quién lo viera – en las sensaciones tan aplastantes de su corrida, sintiendo todo su cuerpo débil, su respiración errática y su palpitar acelerado. Su boca estaba seca y su garganta ardía, podía percibir un líquido pegajoso y caliente sobre su estómago y pecho, pringándole la mano que aún sostenía el miembro ahora flácido del alfa ¡Diablos! Darse cuenta de eso fue suficiente para que le soltara y su cabeza se inclinara y enfocara su vista en Derek quien sólo se apoyó más sobre él, recostando su frente sobre su hombro izquierdo totalmente ajeno al dilema de Stiles, dejando castos besos sobre la piel de su clavícula, aspirando su olor ahora mezclado con el suyo.

Ambos quedaron en completo silencio en esa posición, uno sobre el otro, con los brazos de Derek en su espalda y las suyas en la del pelinegro, tratando de respirar suavemente para calmar sus alocados corazones bajo los últimos vestigios de su orgasmo compartido. Se sentían cómodos así como estaban, pegados al otro, casi aspirando el mismo aire, sintiendo el respirar de cada uno sobre sus cuellos.

— Stiles...yo...– la voz de Derek sonó baja contra su cuello atrayendo la atención del de lunares.

— Shh...está bien, Derek...t-todo está bien...– trató de calmarlo el más joven posando una de sus manos en su nuca, dando ligeras caricias en forma de círculos, sintiendo como un gruñido bajo casi como un murmullo brotaba del pecho del pelinegro, casi como un...

— ¿Estás ronroneando?...– no pudo evitarlo, las palabras simplemente fluyeron.

— Grr...no. – Derek negó y le abrazó con más fuerza, como si de un pequeño buscando el consuelo de su madre se tratase (aunque la comparación le resultase rara después de lo que habían hecho) volviendo a "no ronrorear".

— Okey chico grande que no está ronroneando...puedo aceptar eso...– siguió Stiles sin parar en ningún momento con sus caricias – Entonces...podría decirse que he encontrado un punto débil en ti...¿No? – Derek sólo atinó a encogerse un poco de hombros, haciendo brotar una ligera risa de la boca del adolescente.

— ¿Qué es tan gracioso? – preguntó el alfa sobre su oreja, su aliento haciéndole cosquillas al castaño.

— Tú...con tu pose de alfa...todo machote y buenorro...ronroneando...

Que yo no ronroneo...– replicó frunciendo el ceño, alejando su rostro para mirarle fijamente, sin alejar sus cuerpos.

— Oh...bueno Don negación...entonces...– sus ojos brillaron alegres – si yo hago esto...– la mano en la nuca del pelinegro se movió con ligereza hasta posarse detrás de la oreja, acariciando con la punta de los dedos la zona, sonriendo con altanería al verlo cerrar los ojos con placer, inclinando la cabeza en búsqueda de más contacto y...¡Jodidamente ronroneando!

— Ah...no pares...– Derek se rindió a las sensaciones de esos dedos contra su piel, luego podría debatir contra el castaño porque él es un jodido alfa y, como tal, ¡No está ronroneando! ¿Okey? Sólo está gruñendo bajito...si, eso.

Los minutos volvieron a correr al estar ellos así, tan perdidos en esa pequeña burbuja de tranquilidad que habían creado. Un suspiro largo salió del castaño terminando con el cómodo silencio que se había instalado entre ellos.

— Derek...oye...– se oyó una pequeña risa nerviosa, sus manos tomaron el rostro del nombrado llamando su atención – dulce Sourwolf...– susurró, los ojos verdosos de Derek brillaban con lo que Stiles pudo identificar como cariño haciéndole sonreír aún más – no quiero que esto termine...

— Yo tampoco...– las cálidas manos de Derek se posaron sobre las suyas.

— Pero...– rayos, en momentos así las palabras simplemente no querían salir, el miedo a arruinarlo todo volviendo lentamente.

— Stiles...lo entiendo. – le interrumpió – Esto también es muy difícil para mi...

Stiles suspiró aliviado antes de inclinarse y besar los labios del alfa, sin apuros, lento y suave, como una caricia, diferente a los anteriores. Lamió el borde de su labio inferior con su lengua logrando que el otro le permitiese entrar y así volver el beso casto en un beso profundo luego de unos segundos. Cuando se separaron nuevamente ambos tenían las mejillas sonrojadas y una sonrisa en sus labios.

— ¿Sabes? – ante la pregunta el pelinegro le miró, indicándole que continuara – hace menos de quince minutos...antes de que todo esto pasara...– colocó sus brazos sobre los hombros del mayor acercándole y juntando sus frentes sin quitar la mirada de sus ojos – yo había salido de tomar una ducha de cuarenta y cinco minutos...– la duda se reflejó en la cara de Derek al no entender por qué traía eso a colación – y ahora...estoy todo sudado de nuevo y...– sus mejillas se pusieron más rojas (de seguro y parecía un tomate de lo colorado que estaba) –...pegajoso...– dejó un beso en la comisura de los labios del alfa – Así que...viendo como están las cosas...creo que necesito otra ducha.

Le miró con expectación, su mirada viajando de un ojo al otro, buscando alguna señal de que le había oído y, lo más importante, entendido.

— Stiles...¿Quieres que me duche contigo? – la pregunta de Derek no le sorprendió, de hecho la estaba esperando.

— Ummm...creo que si, . – se pegó un poco más a el.

— ¿Estás seguro? – puff, si Derek supiera lo segurísimo que está no habría dudado de sus palabras. No importa, Stiles se encargaría de dejárselo claro.

— Ay mi querido Sourwolf...– ese mote que antes buscaba hacerle enojar ahora le parecía algo tan íntimo, algo que sólo les pertenecía a los dos – estoy compleramente seguro de que quiero ducharme contigo...de hecho...– se inclinó y pegó sus labios a su oreja izquierda, su aliento caliente derramándose como una caricia provocativa –...quiero ayudarte a que cumplas con lo que viniste a hacer y que dejaste incompleto...– sus labios se cerraron alrededor de su lóbulo, chupándolo y succionándolo, tentando al lobo –...ya sabes...joderme, follarme, llenarme...elije la palabra que quieras..

Los dedos de Derek se clavaron en los musculos de su espalda, su boca se abrió dejando salir un gruñido necesitado, sintiendo su miembro despertando y endureciéndose contra la pelvis del adolescente...y es que ¿Cómo contenerse ante una oferta tan tentadora? ¿Cómo negarse ante algo así?

Sin pensarlo mucho tomó los labios de Stiles en un beso bruto y demandante a la vez que colaba sus manos por detrás acariciando su trasero, descendiendo hasta sus muslos y ejerciendo fuerza para levantarle del suelo de un movimiento, sorprendiendo al de lunares que dejó escapar un gritito antes de rodear sus caderas con sus piernas, anclando sus pies en su espalda baja, manteniéndose erguido con sus brazos alrededor del cuello del pelinegro.

Abrasado como le tenía y fuertemente sujeto (porque Stiles confiaba en que no le dejaría caer) volvió a besarle, separandolos de la puerta; la mano izquierda del castaño voló hacia la manija para abrirla con rapidez y algo de torpesa, evitando interrumpir el beso, dejando que el pelinegro le cargase así como estaban, totalmente desnudos – en el caso de Stiles – o parcialmente vestidos – en el caso de Derek que sólo conservaba sus vaqueros abiertos y su ropa interior mal acomodada – por el pasillo iluminado hacia el baño.

— ¿A qué hora llega tu padre? – ante la pregunta Stiles sonrió de costado, un gesto que rayaba en lo travieso.

— Estamos de suerte...– dijo – hoy le toca el turno nocturno...– Derek le besó en respuesta.

— ¿Estamos solos entonces? – las cejas del pelinegro se elevaron con coquetería dándole una nalgada al castaño.

— Ah...Derek, me vas a matar así...es la puerta al final del pasillo...– dijo con sus labios sobre los del mayor entrando ambos en el cuarto de baño – pero sí, estamos completamente solos.

— Bien...– el pelinegro le dejó en el suelo para deshacerse de sus ropas restantes –...porque no pienso irme hasta que no puedas hilar una sola sílaba...– sus manos le tomaron con posesividad por la cintura, cerrando la puerta del baño de una patada.

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ᵗʰᵉ ᵉⁿᵈ

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𝙂𝙧𝙖𝙘𝙞𝙖𝙨 𝙥𝙤𝙧 𝙡𝙚𝙚𝙧.

𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘺𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘢𝘨𝘳𝘢𝘥𝘰.

— 𝚆𝚒𝚗𝚝𝚎𝚛.