Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA]
Su chofer lo miraba una vez más por el retrovisor, después de años de acompañarlo a todos lados era la primera vez que lo veía de esa manera, totalmente apagado con la mirada perdida en la calle. Era tristeza lo que el joven modelo tenia pero no la habitual que le ocasionaba los desplantes de su padre, esta era más profunda. Al igual que siempre y aunque quisiera haberle dicho alguna palabra de consuelo, se limitó a fijar su vista en la carretera y llevar a su consternado pasajero a su destino.
Ahí estaba él frente a la puerta de la casa de su amigo Kim, desde ahí se podía escuchar perfectamente la música y el resonar de voces hablando más alto de lo habitual. Por él hubiera preferido quedarse en su casa, no tenia ánimo para ver a nadie. Si hace una semana cuando el deportista de la clase lo invitó a su fiesta de cumpleaños hubiera sabido por lo que iba a pasar ese día lo hubiera rechazado sin siquiera pensarlo.
- Buff - soltó un resoplo de resignación. Cuanto antes se presente antes volverá a su casa a compartir su pena con la soledad de su habitación. Sin más preámbulo levantó su mano y tocó el timbre.
- ¡Agreste!, que bien que has venido. - Adrien no pudo evitar verse lanzado al interior de la vivienda por el fuerte brazo de Kim sobre sus hombros.
Cierta azabache se giró rápidamente hacia la puerta al escuchar el apellido del que después de dos años seguía siendo el amor de su vida. Sus ojos brillaban con solo verlo, en su interior se sentía orgullosa de sí misma en todo ese tiempo había podido controlar su nerviosismo frente a él y ya podían mantener conversaciones fluidas cosa que le valió para acercarse más a su rubio compañero, ahora se podía decir que junto con Alya y Nino eran los mejores amigos por eso no era raro encontrar a los cuatro a la hora del almuerzo juntos o saliendo los fines de semana al cine o simplemente charlando en la terraza de cualquier café. Incluso las citas para jugar algún videojuego se habían hecho frecuentes ya fuera que ella fuera a su casa o que él la visitara. Sí, todo era perfecto pero aun no reunía el suficiente valor para confesarle sus sentimientos y eso la deprimía, aunque mantenía muy altas sus esperanzas ya que desde que entrara al instituto Adrien no había salido con ninguna otra chica, solo era cuestión de tiempo para que él la viera como algo más que su amiga.
Iba a acercarse a saludarlo cuando vio su cara al girarse para saludar desganado a Nino, ese no era él, sus ojos sin brillo, la tensión alrededor de su boca para forzar la sonrisa, los hombros caídos. Si algo había aprendido era a conocerlo y sabía que algo no iba bien con su amigo.
- Hola Adrien. - la azabache lo miraba atentamente tratando de adivinar que le pasaba.
- ¿Ah?, Hola Marinette. - fue un saludo totalmente apático.
- ¿Adrien? - una mueca de preocupación asomó en el rostro de la azabache.
- Discúlpame Marinette, debo...debo de ir al baño. - sin dejarla decir nada más se alejó con rapidez de ella.
Ella lo siguió con la vista hasta que salió del salón. ¿Qué le habrá hecho ahora su padre para que este así? se preguntaba. Era de las pocas personas a las que Adrien le había comentado de la relación tan tensa que mantenía con su padre y como este siempre anteponía sus deseos a su hijo.
Con tristeza por lo que ella creía que le estaba pasando a su amor platónico regreso junto a Alya.
En el baño Adrien se mojaba la cara con agua fría, realmente fue una mala idea haber ido a la fiesta en su estado. Estaba dolido y abatido y eso se notaba en su cara y en su comportamiento. Por más que trataba no podía evitarlo había saludado con frialdad a sus amigos incluso había dejado con la palabra en la boca a Marinette. Entró de nuevo al salón con idea de buscar a Kim y despedirse.
De pronto siente que lo toman de los brazos, iba escoltado por Nino y Kim hasta una mesa llena de botellas de alcohol medio vacías y donde estaban otros chicos.
- Muy bien Agreste, tú también juegas - dijo Kim golpeándolo en el pecho con su índice.
- ¿Ju...jugar?, ¿a qué? - inquirió con curiosidad.
- Hermano te va encantar este juego. - Adrien los miraba desconfiado, se notaba por su comportamiento que sus amigos ya habían estado bebiendo.
- ¿Has visto Marinette? - señalaba Alya hacia el rubio y sus dos raptores - De seguro que Kim y Nino lo llevan a jugar también alguno de sus tontos juegos de beber.
- No pueden, Adrien no está acostumbrado a beber alcohol - se levantó apresurada y fue hacia la mesa donde estaban jugando los chicos, seguida de cerca por su amiga.
- Estas son las reglas - explicaba un alegre Max - Cada jugador tiene que decir la frase " Yo nunca...", y a continuación algo que haya o no haya hecho alguna vez, por ejemplo, "Yo nunca he viajado en avión". Los jugadores que si hayan hecho alguna vez lo que dice la frase, es decir que si hayan viajado en avión, tienen que beber. Si ninguno de los jugadores ha hecho nunca lo que dice la frase tiene que beber sólo el que la ha dicho.
Adrien los miraba a todos confundido, sabía que eso era una mala idea, alcohol en su actual estado de ánimo podía ser una combinación peligrosa.
- Chicos, gracias pero ahora no me apetece jugar. - rechazó educadamente.
- Ah no. Claro que tienes que jugar, es mi cumpleaños y juegan todos. - le pasaba el brazo por sus hombros un insistente Kim.
- Kim, si Adrien no quiere jugar no deberías obligarlo. - intervinó Marinette acercándose a la mesa.
- Pero miren, si es la princesa que viene a defender a su príncipe. - decía un tambaleante Nathaniel desde el otro lado de la mesa - Te aseguro que te lo vamos a cuidar bien ya todos sabemos lo mucho que te gus...!AUCH¡
- Uy perdón, pero que torpe estoy hoy que no me fijo ni donde piso. - dijo con falsa pena Alya levantado la punta del tacón del pie del pelirrojo.
Adrien miraba a todos, lo que menos quería era que por su culpa la gente riñera. Se acercó a la azabache - Marinette, gracias por preocuparte pero estaré bien solo serán un par de chupitos. - se esforzó para sonreír.
- Pero ten cuidado. - le devolvió la sonrisa y regresó junto con Alya a su asiento.
Cada chico ocupó su lugar en la mesa y empezaron el aclamado juego. Marinette se había cambiado de asiento para poder ver la mesa de los chicos y comprobar por si Adrien se sentía mal. Después de cuarenta y cinco minutos solo quedaban con la copa en la mano Kim y Adrien.
Kim en su condición de competidor nato no podía dejarse vencer y menos por Adrien que bien sabido era por todos que debido a su régimen como modelo tenía prohibido tomar alcohol. Era su turno de preguntar y tenía que encontrar algo que Adrien hubiera hecho con toda seguridad. ¡Ahí estaba!, su respuesta, la sonrisa de la victoria apareció de inmediato en su rostro.
- Yo nunca...he besado a una chica - ansioso esperaba que Adrien bebiera, pero nada ni siquiera pestañeo.
- ¿A qué esperas para beber? - preguntó el anfitrión.
- Lo siento Kim pero yo nunca he besado a una chica. - dijo con toda tranquilidad sin saber que sus palabras habían sido escuchadas por Marinette quien sentía que se diluía por entre los pliegues del sofá.
- Marinette ¿estas bien? de pronto te has puesto muy roja. - preguntó Alya.
- Mejor que nunca. - respondió sin apartar la vista de los apetecibles labios de su amigo. Nota mental ser la primera en probar esos labios. Una sonrisa hizo brillar su rostro.
- ¿Como que nunca has besado a una chica?, eres modelo tienes a cientos de chicas tras de ti. - Kim lo miraba incrédulo.
- Si, tienes razón, pero supongo que es porque no salgo mucho. - respondió inocente.
Kim miró su copa y apretando los parpados la bebió de un trago, después de unos segundos la dejo caer en la mesa y cubriéndose la boca corrió hacia el baño.
Adrien se sentía un poco mareado pero para su sorpresa el dolor que lo había estado mortificando desde esa mañana se había reducido considerablemente. Al tratar de levantarse tuvo que apoyarse en la silla ya que sentía que todo le daba vueltas. Se notaba flotar, a pesar del alcohol que había bebido se daba perfectamente cuenta del punto alegre y desinhibido que tenía, él solo se sonreía de sus pensamientos.
Trató de llegar hasta el baño pero tuvo que sentarse en las escaleras que daban a la planta superior al sentir que su cuerpo se tambaleaba de más.
Marinette desvió su atención de la conversación de las chicas hacia la mesa donde jugaban los chicos, sus ojos se abrieron mostrando su sorpresa al ver a sus amigos ebrios, unos más que otros pero lo más importante es que Adrien no estaba, nerviosa empezó a mover la cabeza recorriendo el lugar hasta que lo vio ahí, sentado en las escaleras y con la cabeza apoyada en la pared.
Con una mirada de ternura hacia él se levantó y fue hasta donde estaba.
- ¿Adrien?, ¿te encuentras bien? - preguntó apoyando su mano en su hombro.
El rubio abrió los ojos al oír su nombre, una sonrisa tonta apareció en sus labios al ver el dulce rostro de Marinette.
- ¡Marinette! que sorpresa. Ven, siéntate a mi lado. - tomó a la chica por el brazo y la cintura y la sentó junto a él en el escalón.
Marinette lo miraba sonrojada por lo que acababa de hacer pero estaba encantada de estar así pegada a él.
- ¿Te...te preguntaba si estabas bien? - inquirió acalorada y nerviosa por la cercanía con él.
- Me siento estupendamente. - para mayor sorpresa de ella el rubio apoyó con cuidado la cabeza en su hombro - Perdóname. - dijo avergonzado.
- ¿Por qué? - preguntó con voz afable.
- Te mentí, te dije que solo sería dos chupitos pero al final fueron unos poquitos más. - en lo que hablaba ponía su mano frente a ella uniendo los dedos pulgar e índice para indicarle que había sido poca la diferencia.
Marinette solo reía por lo bajo por los gestos tan infantiles de Adrien. Con cuidado apartó un mechón de su cara y sin poder evitarlo empezó a acariciarle el pelo pasando con suavidad su mano entre los rubios mechones.
Adrien sentía tan placentero los delicados movimientos de la mano de la azabache sobre su cabeza que se acercó aun mas a ella, Marinette por su parte solo mantenía una sutil sonrisa sin dejar de mirarlo.
- ¿Marinette? - la llamó con los ojos entrecerrados por las relajantes caricias de la chica.
- ¿Si?
- ¿Somos amigos, verdad?
- Claro, somos buenos amigos. - la azabache se derretía por dentro al oírlo hablar así y con esa carita de niño bueno.
- ¿Y tú me quieres? - Adrien extendió su mano para entrelazarla con la de ella.
Marinette dio un respingo en su sitio ante el cálido contacto de su mano - Si, te quiero y mucho lo sabes. - no sabía de donde había sacado el valor para decir eso pero se sentía tan bien en ese momento, él tan cercano a ella y tomándole la mano era un sueño hecho realidad.
- ¿Entonces puedo contarte algo?
- Si, puedes contarme lo que quieras. - ella sabía que no todo el mundo reaccionaba por igual al alcohol, había gente que al beber se volvía violenta, o están los que no paran de hablar pero Adrien era algo nuevo, él era una ternura.
El rubio soltó un suspiro - Hoy me rechazaron. - Marinette al instante separó su mano de la cabeza de Adrien y notó que había enterrado sus uñas en la mano de su amigo por la fuerza con la que la apretaba contra la de él.
- ¡Ay! - exclamó a la vez que erguía su espalda, se giró hacia Marinette y vio que lo miraba con el contorno de los ojos tenso.
- Lo siento, lo siento. - se apresuró a decir a la vez que tomaba un pañuelo de su bolso para ponérselo en la mano.
- Tranquila no ha sido nada, ¿puedo seguir con lo que te estaba contando? - no sabía si era el alcohol pero tenía la necesidad de sacarse ese doloroso sentimiento que todo el día le había comprimido el pecho.
Ella solo asintió con la cabeza, aunque no estaba segura de querer escucharlo, el idílico momento que habían compartido hasta hace unos instantes se había roto y de la peor manera posible.
- Como te decía hoy una increíble y sorprendente chica me ha rechazado - Marinette sentía que su corazón se había saltado un latido, cada palabra de Adrien era como un clavo que se le enterraba en lo más profundo de su ser - Quede prendado de ella desde el momento que la vi y durante dos años he hecho lo inimaginable para que se enamorara de mi. Y hoy que por fin me decido a abrirle mi corazón me dice que está enamorada de otro. - Marinette ve como una única lagrima escapa de sus verdes ojos - Jeje, lo mas irrisorio de esto es que lleva enamorada de él desde hace dos años, ¿te das cuenta de la ironía?, he estado peleando un batalla que ya tenía perdida desde el principio. - Marinette lo miraba con ojos cristalinos, trataba de darle alguna palabra de apoyo pero le era imposible sentía la boca seca y sabia que por poco que separara los labios rompería a llorar.
- ¿Quien será el idiota en quien se habrá fijado? - comentó con enfado - porque hay que ser idiota para que en dos años no darse cuenta de la maravillosa chica que es.
El joven modelo se dejo caer hasta quedar apoyado contra la pared, por su parte Marinette quería levantarse y salir corriendo hacia su casa, su rubio amigo sin quererlo le había roto el corazón pero por otro lado no podía dejarlo así, él la necesitaba.
- Y lo peor de todo es que aun sabiendo que nunca corresponderá a mis sentimientos, aun así, la amo más que a mi propia vida. - concluyó dejando caer su cabeza contra la pared.
Esas últimas palabras fueron el catalizador para Marinette quien ya no pudo aguantar más y ahogados sollozos empezaron a salir por sus labios y pesadas lágrimas caían sobre su regazo.
Adrien se incorporo y miró la triste estampa que ofrecía su amiga, sin siquiera pensarlo la abrazó dejando que su cabeza descansara contra su hombro.
- Por favor no llores, fue una tontería de mi parte contarte mis problemas. No era mi intención mortificarte. - la acercó un poco mas contra él sintiendo como su corazón latía acelerado, con suavidad y cuidado frotaba su espalda tratando de transmitirle algo de sosiego.
Pasados unos minutos la azabache fue tranquilándose, su respiración se notaba más calmada y los sollozos eran ahora solo pequeños gimoteos. Adrien la tomó por los hombros y la separó de él con cuidado, vio que aun alguna lagrima escapaba de sus ojos, con cariño acunó su cara entre sus manos y con sus pulgares removía cualquier rastro que hubiese de esas pequeñas gotas saladas.
El joven modelo se quedó mirando fijamente a los ojos de su amiga - ¿Qu...qué pasa? - preguntó ella con timidez.
- ¿Sabes que desde que te conocí me han encantado tus ojos?, son tan expresivos, tan...hermosos. Siempre te he considerado una persona fuerte y de convicción pero a la vez dulce y tierna. - Marinette abrió sorprendida sus temblorosos ojos ante esas palabras que no esperaba.
- Y tan torpe - dijo ella devolviéndole una sonrisa.
- Eso es lo que más me gusta de ti, que no importa cuántas veces tropieces siempre te levantas. - Adrien llevó una de sus manos hasta la nuca de la azabache y tiró de ella hasta unir sus frentes.
Marinette notaba como su corazón volvía a desbocarse pero ahora era distinto no era el dolor el combustible de sus latidos era el cariño con el que Adrien la trataba. Parpadeo varias veces frente a esas verdes esmeraldas que parecían traspasarla hasta llegar a ver su alma.
- Perdóname si digo algo inadecuado, sé que he hablado de mas por culpa del vodka pero tengo que decirte que siempre me has gustado mucho, eres una chica muy especial y muy guapa - la azabache solo pudo presionar sus labios para no gritar de júbilo - Te puedo jurar que si no la hubiera conocido a ella ahora estaría rendido a tus pies. - Marinette no pudo resistirse a abrazarlo y acomodar su cabeza sobre su hombro, para ella ya era el súmmum que Adrien le confesara que la quería. Aunque sentía ese resquemor al pensar en que era otra la que tenía su corazón no lloraría frente a él, quería atesorar ese momento en el que por un instante ella era la dueña de su cariño.
Adrien agradecía el agradable calor que la azabache desprendía y al estar entre sus brazos sentía que el mareo disminuía. Dio una profunda inhalación notando como una suave fragancia a sándalo, melocotón, vainilla y almizcle lo invadía nublando el poco sentido que le quedaba - Hmmm, que dulce eres. - se regocijaba por lo que la cercanía con la azabache le provocaba a la vez que notaba un profundo suspiro de su compañera - ¿Por qué no podías haber sido ella? sería tan fácil todo. - susurró sobre su oído acercándola más a él. Se tenso al escucharlo, de pronto algo se encendió dentro de ella y una incipiente necesidad de decirle que lo amaba se abría paso en su cabeza - Adrien - ahora era ella quien susurraba sobre el oído del rubio - yo...yo te a...
beep, beep - el teléfono del joven modelo avisaba desde el bolsillo de su pantalón la llegada de un mensaje - con suavidad se separó de su compañera quien no podía disimular aunque quisiera el gran rubor que decoraba su cara.
- Ya han venido a por mí. - dijo ojeando la pantalla del dispositivo. Tomo a Marinette por los hombros y la acerco a él para depositar un casto beso en su frente. - Gracias por escucharme. - Apoyándose en la pared se puso de pie y aun tambaleante se dirigió hacia la puerta.
Marinette no había sido capaz de moverse ni siquiera para despedirse, estaba perdida en una intersección de sentimientos, por un lado todas las acciones y palabras llenas de cariño de Adrien y por otro la vergüenza de lo que estuvo a punto de hacer antes de que el teléfono la interrumpiera. ¿Y eso había sido todo?, ¿acaso ese había sido su primer y último momento de complicidad?, faltaba algo, ella tenía...¡no!, quería saber quién era la chica que evitaba que ellos pudieran estar juntos. Apretaba con fuerza sus manos en dos puños tratando de reunir el valor de acercarse a él y preguntárselo, al escuchar abrirse la puerta se giro hacia ella con rapidez y en tres zancadas estaba ya junto al rubio deteniéndolo por la muñeca.
Adrien volteó a ver quién aprisionaba su mano y solo pudo sonreír al ver a Marinette, se veía realmente hermosa, clavó sus ojos en sus carnosos labios sin poder evitar pensar en ellos de una manera más sugestiva. Agitó su cabeza con fuerza para sacar esas pecaminosas ideas antes de cometer alguna imprudencia que pudiera molestar a la azabache, en un corto momento de lucidez se prometió no volver a probar ni una sola gota de alcohol nunca más.
- A...Adrien - balbuceaba al no saber cómo preguntarle algo tan personal - ¿Quien...quien es ella? - soltó por fin de golpe.
El rubio la miraba confundido - ¿A quién te refieres?
- A...a la chica que...que...bueno tú ya sabes... - hablaba hacia el suelo para no verlo a la cara por lo apenada que estaba.
- Entiendo. - esbozó una sutil sonrisa y miró hacia los lados para asegurarse que no había nadie cerca, se acercó al oído de la ruborizada chica - Fue Ladybug pero shhh, es un secreto. - y con toda tranquilidad se separó de ella.
- ¡QUE! - exclamó sobresaltada clavando sus azules ojos en el apacible rostro del rubio. El grito llamó la atención de las chicas que dejaron su conversación para fijarse en la pareja que estaba junto a la puerta, incluso alguno de los chicos levantó la cabeza saliendo momentáneamente de su aletargamiento producto de su encuentro con el vodka.
- Shhhh - volvió a acallarla poniendo un dedo sobre sus tersos labios - Que es un secreto. - volvió a recordar.
- ¿Pe...pero cómo? - fue lo único que se le ocurrió preguntar, aunque tenía docenas de preguntas en su cabeza no era capaz de ordenar sus ideas tratando de asimilar la información que acababa de recibir.
- Son solo cosas que pasan, - el chico la miraba con melancolía - al parecer no estamos destinados a estar juntos. - respondió no entendiendo lo que la azabache realmente quería saber.
Marinette era incapaz de pronunciar palabra, estaba hechizada por esos verdes ojos cristalinos. A su memoria venia el recuerdo de esa mañana del momento entre ella y Chat Noir.
Adrien al ver el silencio de su amiga se acercó a ella para despedirse con un beso en la mejilla pero en el último momento trastabillo desplazándose algo más de lo necesario hacia la izquierda y alcanzando a tomar la comisura de los labios de la azabache en su beso.
El, debido al alcohol que aun nublaba sus sentidos no se dio cuenta de lo que había hecho, abrió la puerta y salió hacia la calle. Pero el caso de Marinette era distinto, notó enseguida el calor de sus labios sobre esa pequeña zona de los suyos, con suavidad lo palpó refrendando que lo que acababa de pasar no había sido un sueño. Dentro del torbellino de su cabeza, las ideas poco a poco se iban acomodando dando lugar a un único pensamiento: "Adrien era Chat Noir y la quería en sus dos formas, a la valerosa Ladybug y a la tímida Marinette".
- ¿Marinette? - sonó una voz a su espalda.
Se giró hacia la persona que la llamaba mostrando una gran sonrisa.
- ¿Marinette, está todo bien? - volvió a preguntar Alya.
Un profundo suspiro salió de los labios de la azabache - Perfectamente - alcanzó a pronunciar aun flotando en una nube.
- ¿Que te ha pasado con Adrien?, los he visto muy juntos a los dos. - dijo con picardía.
- Siii. - entrelazo sus manos a la altura del pecho y miró embelesada a su amiga - Se me declaró...- la morena abrió de mas los ojos ante la sorpresa - ...otra vez.
- ¿Se te declaro?, ¿Adrien? - Marinette solo asintió con un gesto de su cabeza. Sorpresivamente Alya la abrazó efusivamente.
- Chica, cuanto me alegro por ti...- se calló mirando perpleja a su amiga al darse cuenta de algo - ...¿que quieres decir con otra vez?.
