Disclaimer: Los personajes de Bleach no me pertenecen, son propiedad intelectual de Tite Kubo. Fic sin fines de lucro.

NdA: Este fic es un poco raro, de una vez les advierto. xD Hyorinmaru puede parecer un poco OoC, pero siempre lo percibí como alguien muy tierno y leal y ha pasado muchas cosas difíciles, así que quise explorar un lado más frágil de él. Honestamente no estaba muy segura de si publicarla, pero agradezco mucho a ken-higashikata por leerlo y hacerme sentir un poco más segura sobre este escrito.

Además, debo advertir que me encanta retratar la relación de Toshiro y Ran como una muy cercana y de apoyo mutuo, así que esto lo pueden ver como romántico o platónico, aunque hay algo de afecto físico (el angst lo pedía xD)

¡Espero les guste!


Frozen tears.

Ya no soy puro.

ㅡMatsumoto ¿Puedes abrazarme? (Abrazarlo, abrazarnos)

Ella no dice nada. Mira a Toshiro con seriedad y extiende sus brazos alrededor de él. Su sombra se proyecta por encima de ella; él es más alto que ella en estos momentos. No está ahí su cara de niño y su ceño de anciano. No están más ahí sus brazos y piernas cortas, no están sus dedos delgados ni sus ojos enormes. Y eso sólo significa una cosa. Hyorinmaru está inquieto.

ㅡEstoy aquí.

ㅡ¿Oíste? Ella está aquí.

¿Cuánto más se quedará?

ㅡTodo lo que necesites.

Toshiro la mira avergonzado o ¿asustado? Rangiku ha oído esa pregunta a través de sus ojos jade; ha visto a Hyorinmaru llorar dentro de su alma.

Terminaremos lastimándola.

ㅡNo lo harán. No lo harás, Hyorinmaru.

Ya lo he hecho.

Toshiro niega con la cabeza. Él nunca llora, él nunca duda. Su corazón es un océano que ahoga todas sus dudas, pero Hyorinmaru se siente impuro, indigno, inseguro y ya no sabe cómo congelar el cielo ni nadar las aguas dentro del mundo interior de Toshiro. De repente se ha sentido pequeño e inexperto en ese lugar al que siempre creyó pertenecer.

ㅡTodo estará bien, Hyorinmaru ㅡle asegura su dueño, sus palabras haciendo eco en su menteㅡ. Estoy aquí. No te abandonaré.

ㅡ… ¿De nuevo?

Toshiro cierra los ojos. Puede oír el miedo en la voz de su espada.

Usted me negó antes, maestro. Sino fuera por la portadora de Haineko, los dos no estaríamos aquí.

Hyorinmaru ama a Rangiku. Fue ella quien lo liberó; gracias a ella pudo decir su nombre, decirle a Toshiro "Estoy aquí, te pertenezco y quiero ser el lugar al que perteneces". Si Rangiku no hubiera llegado ese día, si la abuela de Toshiro hubiera muerto congelada…

Su dueño lo odiaría de seguro.

Pero gracias a la dueña de Haineko eso no pasó. Y Hyorinmaru está en deuda con ella.

Luego llegaron a la academia shinigami. Toshiro se enamoró de Kusaka. Y el otro también lo amó de manera idealista, dulce, tierna, irreal. Y se quisieron tanto que los dos compartieron una zanpakuto nacida de un amor joven e ingenuo. Kusaka no tenía el suficiente poder, pero Toshiro le quería tanto y Hyorinmaru lo sabía; por eso lo hizo, por eso le compartió parte de su poder.

Él sólo intentaba hacer feliz a su amo. No pensó que eso los condenaría…

Cuando Hyorinmaru vio morirse en la espada de Kusaka, algo dentro suyo se rompió.

Luego regresó la primera mujer a la que amó, con sus cabellos rubios y sus ojos azules como el mismo cielo que surcaba. La que lo liberó. El dragón de hielo pudo sentirse seguro de nuevo… Pero con ella estaba el capitán de la décima división; un hombre tranquilo y descuidado. Él ayudó a Toshiro a entrenar su bankai; lastimó a Hyorinmaru con su espada de fuego y le habló de la importancia de ese daño.

ㅡHyorinmaru es una espada que controla el agua. No olvides, Toshiro, que, si no lo controlas, los resultados pueden ser desastrosos. No sólo hay agua en el aire ni en las nubes. Hay agua en las lágrimas, en el sudor, en la sangre.

Era como si le estuviera diciendo que debía temerle. Desde entonces Toshiro le impuso un límite de tiempo a Hyorinmaru. Y él lo aceptó, como un dragón abnegado que inclina el largo cuello ante su amo. No lo cuestionó, intentó entenderlo…

ㅡEs por nuestro bien, Hyorinmaru ㅡle había dicho Toshiro, mientras le acariciaba la enorme cresta helada.

Pero entonces, llegaron las batallas. Isshin desapareció. Toshiro se negaba a dejar su cuerpo crecer; si su cuerpo crecía, Hyorinmaru también perdería el control de sus poderes.

¿No son las batallas sin derramamiento de sangre un juego de niños? Por eso debían mantenerse así, Hyorinmaru sólo sentía calor en la sangre. No era un dragón que necesitaba el calor, pero el sabor de la sangre se sentía como una copa de vino luego de haber bebido agua por años. Era diferente, era dulce. Pero él podía asegurar que no necesitaba esa sangre; podría vivir del agua por siempre, Toshiro no debía temerle a su poder...

Nunca esperó beber la sangre de Hinamori.

¿Sigue confiando en mí, maestro?

ㅡYa te lo he dicho Hyorinmaru, no fue tu culpa. Fue Aizen.

¿Al igual que no fue culpa mía lo de su querida abuela, maestro?

ㅡAsí es, no fue tu culpa. En dado caso, todo ha sido producto de mi imprudencia. Ahora deja de pensar en eso.

Y el tema quedo flotando en el corazón de Hyorinmaru. Toshiro lo sabía, pero confiaba en que se disiparía. Sin embargo, llegó aquella guerra contra los Quincys. De repente la voz de su maestro desapareció. ¿Por qué se encontraba en el mundo de otro hombre? ¿Su maestro lo había entregado?

¿Lo había vuelto a negar?

La mujer rubia seguía con él… aquella a quien Hyorinmaru amaba… ¿Ella también lo había abandonado?

Lo único que sabía es que había oscuridad en este mundo. Hyorinmaru nunca tuvo miedo del frío, pero aquí había algo más.

Vacío.

¿Por qué me has abandonado, maestro? ㅡHyorinmaru lloraba, lágrimas heladas y ojos rojos como la sangre, su corazón ardía. ¿No se pertenecían el uno al otro? ¿A dónde pertenecía Hyorinmaru entonces, sino estaba su lugar con su maestro?

Perdido en esa oscuridad profunda, Hyorinmaru se sentía temblar, invadido de temores y dudas. Su portador no confiaba en él. Nunca le permitía luchar con todas sus fuerzas, para eso incluso evitaba que su cuerpo creciera para que así, Hyorinmaru no creciera tampoco. Toshiro le dejaba ser bankai durante doce minutos y entonces el dragón de hielo debía volver al mundo interior en donde podía ver a su maestro en su forma real, su cuerpo adulto y sus ojos experimentados.

Su maestro no lo amaba. Por eso había permitido que lo arrebataran de su lado... ¿Verdad? Por eso estaba en ese lugar oscuro ¿Verdad?

ㅡSí… hace mucho que no oía tu voz. Bienvenido de nuevo, Hyorinmaru.

El corazón del dragón casi estallaba de felicidad. Lágrimas de alegría inundaban esos ojos rubíes cuando la voz de su portador volvió a oírse en su interior y repicar en todo su ser, Hyorinmaru se sintió brillar de nuevo.

Pero entonces…

Cuando Toshiro lo trajo de vuelta, Hyorinmaru fue hollowficado. Era como si lo hubiera congelado con una fuerza que no era suya. Hyorinmaru estaba feliz por estar de regreso; tanto que apenas estuvo al lado de Toshiro, comenzó a sellar sus heridas con su hielo, como si le acariciara, como si le abrazara y le dijera lo mucho que lo había extrañado. Se sentía como el niño al que habían separado de su padre y una vez reunidos otra vez, Hyorinmaru se volvió a sentir seguro detrás de Toshiro. El mundo de afuera es extraño, es cruel, está poblado de oscuridad y el dragón no podría encontrarse a sí mismo en otro lugar que no fuera el mundo de su amo.

Pero Hyorinmaru no dejaba de sentir un frío que no entendía. ¿Por qué temblaba de esa forma, si había podido reunirse a lado de su maestro otra vez? ¿Por qué sentía tanto miedo? Tanto que no quería darse cuenta…

Ya no se sentía parte de Toshiro. Ya no se sentía uno con él.

Y entonces, Hyorinmaru volvió a beber sangre, sólo que esta vez fue de una chica quincy. Y de pronto, su maestro perdió su voluntad y era como si nunca lo hubiese amado, como si apenas le reconociese; como si para Toshiro, Hyorinmaru fuera sólo un arma de guerra.

A pesar de todo, el dragón de hielo siguió sus órdenes como un autómata, incluso si ahora peleaban contra sus propios compañeros de batalla. Probó la sangre de Ikkaku, luego la de Yumichika. Los hombres que antes estuvieran bajo los comandos de su dueño yacían esparcidos sobre el suelo; sus cuerpos hechos una bruma, amontonados en charcos de sangre y rostros difuminados en una fosa común.

Toshiro no derramó ni una sola lágrima por sus muertos.

ㅡDeja de llorar ㅡfue lo único que le dijo su amo que ahora poseía una piel oscura y una voluntad perdida. Y Hyorinmaru asintió en silencio. Se tragó sus lágrimas congeladas y siguió las órdenes de su amo de manera fidedigna. Sus golpes no flaquearon, su hielo no se hizo más débil, pero el lazo que había entre él y Toshiro se estiró hasta que apenas quedó un hilo.

Pero todo cambió cuando ese científico exótico volvió las cosas a la normalidad. El ceño de su amo volvió a ser el mismo, su mirada volvió a estar llena de vida, su pensamiento resurgió de entre la oscuridad y con él, su afecto por Hyorinmaru regresó…

¿Verdad?

ㅡPara serte honesto, no soy fan de mi yo adulto.

No, Toshiro había evitado crecer porque si lo hacía tenía miedo de que su espada se saliera de control.

Toshiro no confiaba en Hyorinmaru.

Es porque no soy puro como usted, maestro. Nunca lo fui. Por eso no confía en mí ¿Verdad?

ㅡTe equivocas, Hyorinmaru. Eres tan puro que por eso nuestras batallas te duelen. No puedes cargar el peso de la sangre de la manera en que lo hago yo. Por eso estás tan lastimado. Pero eso no significa que no confíe en ti. Eres tú quien no confía en mi por eso.

Usted no llora, amo.

ㅡAsí es, Hyorinmaru. Somos uno mismo, tú eres ese lado frágil mío, y yo soy el lado tuyo al que temes, porque temes que te vea como una debilidad. Tú lloras lo que yo no puedo llorar, yo soporto lo que tú no puedes soportar. Al verme desde otros ojos que no eran los míos ni los tuyos, comenzaste a temerme.

ㅡAbrázame más fuerte ㅡpide Hyorinmaru a Rangiku, mientras derrama lágrimas a través de los ojos de Toshiro.

Ninguna otra espada había sido separada de su amo tantas veces ni había sido contaminada con otros pensamientos, ninguna otra zanpakuto había sido compartida ni habitado otros cuerpos, ninguna otra espada había bebido sangre indeseada tantas veces… ¿Verdad?

Hyorinmaru tenía miedo. Sólo la mujer que lo liberó podía traerle algo de calma, pues Hyorinmaru incluso temía a su amo.

Estaba sucio. Y no sabía cuánto más podría soportarlo.

ㅡEstoy aquí ㅡle aseguró Rangiku, con una voz suave y habitada por el amor y la ternura.

El hombre al que ella abrazaba se separó un poco para mirarla a los ojos. Un jade inmenso brillaba en los ojos que reflejaban la imagen de la portadora de Haineko, pero que se habían cerrado a ella. Rangiku no supo discernir si era Hyorinmaru o Toshiro quien la estaba mirando. Sus ojos de un gris azulado lo miraron con confusión.

Sólo supo que aquel que la miró como si en ella estuviera su ancla al mundo, pasados unos segundos, la besó. Fue en la comisura de los labios, y estos se sentían un poco fríos. Rangiku se quedó quieta.

Hubo sólo silencio y ella supo discernir la ternura en aquel gesto.

Eran Toshiro y Hyorinmaru uno mismo otra vez. Porque ambos la amaban, volvían a ser uno cuando se reconocían en la mirada de ella.

Hyorinmaru comprendió que él y Toshiro buscaban proteger lo mismo una vez la tuvo en sus brazos. Entendió entonces que Toshiro lo amaba y él amaba a Toshiro, porque Rangiku los amaba ambos, así como ellos la aceptaban a ella y a Haineko como una misma.

Hyorinmaru había probado el sinsabor de la individualidad durante todas las veces que había sido separado en su amo; aquel sentimiento a veces se agrandaba y con él sus temores. Lo hacían sentir contaminado. Pero pese a todos los problemas que le trajo a Toshiro, él nunca lo abandonó. Siempre se aseguró de recuperarlo.

ㅡEres el lugar al que pertenezco, Hyorinmaru.

Y las lagrimas congeladas del dragón dibujaron una sonrisa sincera en los labios de Toshiro.