El siguiente Oneshot participa en el reto #FortunaMusical de la página SasuSaku: Eternice Moi.

Advertencia: Hay pequeños spoilers de la novela de Sasuke Retsuden. No gira en torno a la novela en sí ni se ambienta en ella pero hay pequeñas menciones de hechos que acontecieron en la misma. Esto es un post-novela, o sea, tiempo después.

Para quien no haya leído la novela, igual pueden leer el escrito, no creo que afecte demasiado en realidad. Los hechos son ambientados en Mundo Ninja. Sasuke y Sakura como matrimonio.

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Hoy es un día perfecto,

Para hacernos un juramento sincero y eterno,

No hace falta un ramo de flores o la aprobación de la gente

Únicamente te pido que llevemos el mismo color de anillos.

—Chikai. Utada Hikaru

Canción seleccionada. Día 12.

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Sasuke

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Le había dicho a Sakura que no había necesidad de llorar o de sentirse mal por eso.

Que mientras estuviese bien y se recuperara pronto, los pormenores de la misión eran cosas secundarias de las cuales preocuparnos.

Pero sé que a pesar de los años Sakura sigue poseyendo el mismo sentimiento aprensivo de cuando una misión no sale como espera.

En eso, Sarada se parece a su mamá.

Ninguna de las dos lo dice, pero es fácil para mí darme cuenta de cuando algo les preocupa, cuando algo les inquieta, les molesta, les alegra o les entristece.

En el pasado este tipo de situaciones eran fáciles de aceptar. Aprendí, con los años en los que estuve solo, a aceptar la realidad y a solucionar los problemas por mi cuenta. A encerrarme en mi habitación, envolverme en las sábanas y dejar que el cansancio hiciera la suyo para dejar de pensar en lo perdido y en lo que no iba a volver.

Sakura y yo tuvimos infancias diferentes, así como formas de ver las cosas también.

Y aunque ahora somos padres de una niña que adoramos, hay hábitos que no se olvidan o se dejan atrás.

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I

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Normal

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—Ah, Sasuke-kun, qué sorpresa. ¿Vienes a ver a Sakura? —cuando Shizune lo saluda, él responde con un cabeceo. No está en su personalidad ser demasiado efusivo con los saludos, nunca ha sido así, pero, así como ha aprendido a ya no ser tan serio, con ayuda de Sakura varios aspectos de su trato con las demás personas también han mejorado—. Su revisión con la Quinta salió bien, pero dijo que se tomaría el resto del día para estar en casa —Sasuke frunce el ceño ante eso, y Shizune es rápida para darse cuenta que aquello es una mentira—. Oh, ¿por eso vienes a buscarla?

¿De cuándo acá Sakura dice mentiras?

Aunque tampoco es como que sea algo grave o esté prohibido, además de que los recientes eventos son más que suficientes para que tanto él como Shizune sepan por qué Sakura ha dicho tal cosa y se comporta extraña desde que regresaron de la misión.

—¿Sabes? A pesar de que obtuvieron información valiosa es posible que se culpe de algunas cosas que sucedieron.

—Ella no tuvo la culpa de nada.

Y si hay alguien a quien sí culpar, sería a él.

Pero eso es algo que Sakura no entendería ni cuando tenga setenta años y sea una ancianita gruñona.

La conoce demasiado bien como saber que lo que le pasa debe ser justamente lo que dice Shizune a pesar de que cueste creer.

—Hay hábitos que no nos abandonan nunca.

Y aunque Sasuke asiente, sabe que, de los dos, quien ha madurado más y ha hecho las cosas bien, ha sido ella, desde siempre.

—Te ama mucho como para haber ido a alcanzarte.

Y él solo le dijo que era peligroso.

Pero en eso no mentía.

No era porque no quisiera que lo acompañase o no la quisiera ahí, no era porque la considerase como un obstáculo para la misión, era simplemente porque si uno de los dos habría de arriesgarse, sería él.

Ella jamás.

Porque no dejaría que nada le sucediera. No después de tanto.

—Soy una Kunoichi, Sasuke. Un ninja de Konoha. Y también soy madre y esposa. Sé que puedo con ello —y él nunca lo ha dudado, pero habiendo tanto daño y cicatrices por doquier aun en sus corazones, era lógico para él el no exponerla.

La vida de un Shinobi queda escrita cuando te vuelves uno. Y con volverse uno no se refiere a pisar la academia por primera vez. El día en el que uno se vuelve un Shinobi verdadero debe ser el día en el que experimenta la pérdida de alguien a quien ama.

Se abandonan sueños, se abandonan ilusiones optimistas de cambiar el mundo con solo hacer el bien. Él mas que nadie lo sabe. Que a veces el camino del bien no es la ruta que todos toman. Y aunque se lamenta profundamente de algunas decisiones a lo largo de su vida, algo de lo que no se arrepentiría es de tenerla a ella.

De admirar su determinación, su deseo enardecido por no quedarse atrás, y, por, sobre todo, lo que siente por él.

No la subestima ni un poco.

Sakura es tan dura, capaz y letal como lo sería un asesino, pero ella es una flor.

Una flor de la que se adjudicó su seguridad por siempre.

Por ello, al decirle que era peligroso, al decirle que con él bastaba para cubrir la misión, no se refería a desestimar su fuerza y sus logros, se refería solo a querer protegerla.

—¿Por qué no solo puedes quedarte en un sitio donde pueda verte?

—Heh, no sabía que te gustara jugar a las escondidas, Sasuke-kun —su humor, sin embargo, parece que sigue siendo el mismo ahora que la tiene en frente. Desde luego Sakura no armaría un alboroto con perderse por quien sabe dónde luego de decir que iría directo a casa tras salir del hospital. No es ese tipo de persona y sobre todo no es ese tipo de esposa—. Me encontraste muy rápido —hablando bajo pues sabe que no hay necesidad de elevar la voz al viento soplar de manera muy tranquila, Sakura baja la mirada hacia sus manos, ahí donde las sostiene con su regazo sentada en esa banquita tan representativa para ellos.

—Bueno, tampoco estabas haciendo un buen trabajo escondiéndote —soltando un poco la comisura seria de sus labios, emboza una sonrisa ante el comentario sarcástico de Sasuke, sintiendo como pasa a ocupar el asiento a su lado—. ¿Enserio es tu mejor esfuerzo ocultándote? —Sakura vuelve a reír, pero aun sin mirarlo pues luce muy entretenida jugando con sus manos y solo cuando Sasuke es consciente de que el anillo de chakra que le ha dado durante la misión no está en su dedo, se atraganta un poquito.

—No me ocultaba —la oye soltar aire por la boca y viendo como sus ojos se relajan un poco como si dejara salir una pesada carga—. Sasuke-kun, ¿no sientes que en ocasiones hay demasiada frustración en ti que no sabes como lidiar con ella? —esta vez le corresponde a Sasuke torcer una sonrisa dejando salir un poco la absurda ansiedad que sentía al pensar que Sakura estaría muy desanimada.

Sí, bueno, ella sigue sorprendiéndolo a pesar de todo pues ese tono con el que lo dice, ligeramente molesta, pero a la vez incrédula de sus propias complicaciones, le hace un poco de gracia.

Sakura ya no es la niña que se lamentaba por lo sucedido y esperaba que alguien lo solucionase por ella. De hecho, actualmente es de las personas que más autocríticas se hacen a sí misma sin sentirse demasiado abatida por ello. Además de que, aunque mucha gente sigue teniendo una imagen de ellos muy conservadora, la verdad es que su relación como pareja es excelente, tanto así que son capaces de bromearse o reprenderse el uno al otro cuando se equivocan; pero, sobre todo, son capaces de superar cualquier obstáculo si están juntos pues estándolo son más fuertes que nadie.

—Me es difícil verte frustrada a estas alturas. Siempre haces las cosas como deben ser —tal honestidad no es una mentira y Sakura lo sabe. Sabe que Sasuke pocas veces miente solo si es completamente necesario. Y lo de recién, no se lo dice para hacerla sentir bien, Sasuke le habla de muchas maneras siempre con franqueza.

Como su esposa.

Como su amigo.

Como un individuo que actualmente es capaz de ser sincero con las personas.

—Sí, pero, bueno… ¿tú nunca te has sentido así?

—No muy seguido, pero… —Sakura lo interrumpe esta vez, riendo.

Cierto, su esposo es tan honesto que incluso si alguien más escuchase esa respuesta, y no lo conociera como ella lo hace, diría que es un arrogante o se cree superior. Pero Sasuke así es, y con ella no tiene qué fingir ni qué preocuparse por no entender, al inicio, las risas esporádicas que su esposa da pues sabe que son todo menos insidiosas o sátiras.

Es increíble, piensa ella de pronto, lo que te tiene deparado el futuro sin saberlo.

Y aunque el pensamiento que inicia siendo sustentado por el de ver a una Sakura pequeña llorando y sufriendo en silencio, este termina de transformarse en algo alegre. Sin embargo, el haber conocido recientemente a Jiji y haber escuchado su triste historia con Margo, hace que la sonrisa se le borre de pronto.

Para Jiji aplicaría la misma lógica que con ella solo que al inverso.

Jiji vivió sus mejores años a lado de la persona a la que amaba sin saber que el futuro le arrebataría no solo esos días felices, sino también a su amada.

Sakura creció pensando y sufriendo por el padecer y las decisiones de Sasuke sin saber que el futuro sería distinto. No siendo el futuro o alguien más quien le traería a Sasuke de vuelta, sino ella misma yendo a buscarlo, peleando a su lado y al de Naruto, hasta asegurarse de llevarlo de regreso con sus propias manos.

Jiji y Margo.

Sasuke y ella.

—¿Crees que ellos se hayan encontrado finalmente, Sasuke-kun?

Lo sabía.

Sabía que juzgar a Sakura y creer que exteriorizar su desanimo antes de escucharla le iba a dar una idea errónea de lo que en verdad le sucedía.

No se culpa por la misión en sí ni el fallo en no darse cuenta de las intenciones de Jiji y de que la hubiese engañado, Sakura se juzga por no poder haber hecho algo para ayudar al hombre en los últimos minutos de su vida.

—No podías hacer nada, Sakura. No es tu culpa —Sakura ríe, pero esta vez Sasuke sí puede percibir como al final emite un quejido, como si llorase. Incapaz de verla así, estrecha su mano con la suya, pidiendo que pare—. Oye, no hagas eso. Hiciste lo que pudiste.

—Lo sé. Sé que… —esforzándose por contenerse, la kunoichi tiene que hacer varias pausas para controlar el tono de su voz y no quebrarse—. Sé que no había nada por hacer. Sé que hay cosas que no se pueden controlar. Además…—correspondiendo al gesto, deja una mano unida a la suya mientras que la otra la coloca sobre la de Sasuke, consolidando aún más la unión—…Sé que él deseaba verla más que a nada en el mundo. A Margo. Yo…Si hubiese entorpecido su deseo de morir, lo único que hubiera ocasionado hubiera sido torturarlo pues los habría separado de ese modo.

Porque cuando Sakura vio en Jiji la determinación a morir, este no lo hizo desesperándose por hacer que lo salvara. Cuando Sakura lo miró a los ojos, lo supo. Incluso cree que lo supo desde el momento en el que Jiji les hizo esa pregunta a ambos.

"Si estuvieran en mis zapatos, ¿no harían lo mismo?"

Para poder ver a su amada una última vez, para poder apreciar los bonitos ojos de Margo…es que usó el Jutsu de reanimación.

—Lo que dije…era cierto. Si algún día perdiera a Sasuke-kun, y tuviera la oportunidad de utilizar el edo-tensei para revivirlo y verlo una vez más, yo… —soltándose de sus manos solo para atraer su cabeza y acomodarla en el espacio entre su cuello y su hombro, Sasuke la abraza con fuerza y se permite pensar en un futuro en el que esa situación nunca se le presente. Un futuro en el que no tenga que vivir sin Sakura jamás. En uno donde no tenga que recurrir a lo que Jiji hizo para poder ver a Margo una última vez—. Sasuke…

—Yo también —enterrando su rostro en su cabello, pasando su nariz por cada hebra rosada, aspirando su aroma a hogar—. Haría lo mismo sin pensarlo dos veces.

Y es que esa misión, sin el afán de hacerlos sentir así, al final encontró el modo, en cada uno, de apreciar cada minuto juntos. No por nada Sasuke casi perdió la cabeza cuando no podía encontrarla en aquel sitio. Y al verla herida debajo de los escombros, para luego escucharla disculparse por un mal cálculo de planeación le hizo sentir crudamente necesitado de ella. Le hizo sentir miedo. Miedo a perderla.

—Tu y Sarada son todo lo que tengo y también son todo lo que necesito —escucharlo decir eso, siendo que Sasuke no es muy dado a decir ese tipo de cosas en público, la enternecen. Lo único que puede hacer es aferrarse a su espalda y seguir disfrutando de ese momento que es solo de ellos—. Y sobre la misión… —Sakura sorbe con fuerza, depositando un besito ahí cerca de su hombro y por sobre su boca, para separarse un poco, aunque manteniéndose dentro del radar del brazo de Sasuke.

—Lo sé. Y sé que no es una noción muy moderna de mí el sentirme así luego de una misión. Soy una mujer madura, tengo una hija, pero… —siendo completamente sincero en ese momento, no solo con sus palabras, sino hasta con sus gestos, Sasuke la suelta de la cintura solo para limpiarle los residuos de lágrimas que hay en sus ojos.

—Eres una persona como cualquier otra, Sakura. Y sí, sí me he sentido frustrado en muchas ocasiones —Sakura hace una bonita y tierna 'o' con sus labios que luego esconde, no muy bien cabe decir, con una sonrisa traviesa que hace que las comisuras de la boca de Sasuke se levanten suavemente al verla de ese modo—. En la última misión me sentí así. Frustrado.

—¿Porque fallamos?

—No —siendo su turno de tomar sus manos, aprovecha que Sakura las tiene devueltas sobre su regazo y las aprisiona con la suya—. Porque durante varios minutos me sentí desesperado por no poder encontrarte.

Por eso, aunque lo injustificable no debería sentirse menos que eso, los sentimientos de Jiji, Sasuke los entiende y los honra de tal forma en la que no permitiría que a Sakura le sucediera algo.

Más allá de las malas acciones que pudo haber cometido, Jiji hizo lo que hizo en favor del amor hacia su amada. Quizá, el hecho de saber que en su desesperación por volver a verla usó el Jutsu de reanimación para poder estar con Margo, le dejó expuesto tanto a él como a Sakura, el deseo apasionado de no apartar los ojos del otro.

—Cuando te vi ahí, debajo de los escombros, yo… —y aunque no hace falta que diga más, Sakura aguarda hasta que el aliento le permite a Sasuke seguir, aunque hay un leve escozor en sus ojos que comienza a hacer que estos lagrimeen un poco—. Pensé, solo por un momento, que, si estuviera en el lugar de Jiji, y te perdiera, no solo me volvería loco sino sentiría que te habría fallado y que… —tal honestidad es apreciada para Sakura que, aunque Sasuke repetidas veces pestañee como si tuviera alguna basurilla en el ojo, ella es incapaz de no llevar una de sus manos a su mejilla, bordeando con su pulgar la línea inferior de sus ojos, para tranquilizarlo.

—Estoy aquí, y no me iré a ningún lado. Lo prometo —solo hasta que, de nuevo, la ausencia del resplandor que debería estar en su dedo capta su atención, Sasuke vuelve a tomar su mano, esta vez con una firmeza abrumadora—. ¿Sasuke-kun?

—No lo traes puesto —dice, examinando un poco sus manos. Cuando Sakura se percata de ello, ríe un poquito al darse cuenta de a lo que se refiere—. El anillo.

—Lo dejé en casa —confiesa disfrutando mucho de la expresión fruncida de Sasuke—. Sé que me diste el anillo de chakra para detectar mi ubicación y que así fuera más fácil para ti auxiliarme durante la misión, pero no volveré a tener un descuido así. Seré más precavida para que…

—No te lo di por esa razón —contrario a todo lo que cree saber de su esposo, Sakura esta vez sí que hace una expresión de desconcierto—. Te lo di porque…

¿Caben las inseguridades en un momento como este?

No, Sasuke sabe que no es inseguridad lo que le hizo crear ese anillo de chakra para ella y pedirle que se lo colocara. Si tal fuera el caso, y si su primera intención fuese el detectar su chakra por prevención, lo habría hecho del modo tradicional. Pero sabe que el motivo real —y hasta infantil— por el cuál lo hizo era porque estaba odiando mucho la idea de que todos en ese sitio pensara que Sakura era una mujer soltera.

Y nunca había pensado que prescindir de algo como un accesorio de ese tipo sería un problema hasta que llegó esta misión.

—¿Sasuke? ¿Qué…? —ahogada por la sorpresa de volver a sentir, esta vez con más fuerza, la mano de Sasuke sobre la suya, ve como la lleva a una distancia prudente de él solo para empezar a generar, de nuevo, lo que parece un nuevo anillo de chakra—. Cariño, no tienes qué hacer…

—No. Sí tengo —resiliente, suelta también con firmeza y hasta podría decirse que está haciendo un berrinche por la forma en la que frunce la boca. Porque es impulsivo, porque se comporta como un niño, y porque puede que, enserio, haya estado muriéndose de celos todo este tiempo desde que se percató como miraban a su esposa en ese sitio. A ella y al mismo tiempo, y sin discreción, el vacío que había en su dedo—. Esta vez soy yo quien te promete esto.

"¿De verdad estás bien conmigo, tal y como soy?"

Hace tiempo hubiera pensado igual.

Hubiese seguido con el pensamiento de que alguien como Sakura merecía alguien a su altura, y no a un criminal. Pero, con los años, Sakura le ha enseñado que no es cuestión de merecer, ni de complementarse el uno al otro como si ambos estuvieran rotos y les hiciera falta una pieza en algún lugar. Antes que todo, antes que intentarlo con ella, antes que aceptar el amor que siempre estuvo ahí, Sasuke tuvo claro que primero debía sanar él pues no era responsabilidad de ella hacerlo.

Antes de unir su vida a la de ella, tenía que demostrarse y demostrarle que era un hombre entero de pies a cabeza. Que lo que iba a tener con él no iba a ser algo a medias, no iba a generarle inseguridades y muchos menos iba a darle más noches en desvelo preocupándose por él.

"Mis pecados son cosa mía", y tenía razón, y ella lo sabía.

Lo sabía, y aun así esperó.

Vio pasar la primavera.

Vio pasar el verano.

Resintió los vientos de otoño.

Y soporto el frío del invierno.

Y para la primavera siguiente, volvió a estar ahí.

—Nunca te lo quites —sin necesidad de palabras adornadas o una proposición explícita, Sakura solo se arrima a él en lo que a Sasuke le toma terminar de formar la cadena de chakra unida a su dedo, aunque casi de inmediato una sensación fría envuelve también su mano junto a un resplandor verde que se enrolla en uno de sus dedos.

—Tú tampoco te quites el tuyo —Sasuke solo tuerce una sonrisa, y aprovechando que el tiempo de espera para este nuevo enlace dura un poco más puesto que es incluso más poderoso que el primero, acepta su peso sobre el suyo, bajando su cabeza y haciendo que sus labios rocen con los cabellos rosados de Sakura, depositando un cariñoso beso sobre estos.

—No te conseguí un ramo ni un velo —bromea él pues sabe que esas cosas, si bien son materiales, son simbólicas.

—No importa. No necesitamos flores bonitas ni que haya testigos.

Solo que los latidos se combinen, y que ese momento sea solo de ellos.

Solo necesitan ese momento, ese día libre de mentiras, en la misma banca en la que los corazones de ambos se quebraron hace tiempo pero que igual volvieron a unirse.

—¿Cariño? ¿Y si me das un beso? —Sasuke se atraganta un poquito al oírla, levanta la cabeza, y baja la vista hacia ese puchero encantador que Sakura está haciendo con mucha insistencia—. ¿Te estoy convenciendo, no es así? —Sasuke ríe, porque solo con ella es capaz de hacerlo.

Solo con ella es capaz, y sin proponérselo, de ser honestamente quien siempre fue.

—Solo si tu me das el segundo.

Porque una vez, dos veces no son suficientes.

Y porque eso que sienten e intensifican ahora, siempre estuvo ahí.

Solo que esta vez no hay lazos rotos ni personas a medias.

Esta vez son dos personas adultas y completas reafirmando querer seguir compartiendo sus vidas de la mejor manera.

Como en ese momento, como ahora.

—¿Y si te quedas conmigo para siempre?

Un día perfecto para hacerse un juramento.

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Notas finales:

Es que desde que escuché esa canción y leí la letra dije "ES TAN SASUSAKU POR DIOS" y heme aquí jajaja Imposible no inspirarme con mi diosa Utada Hikaru. Enserio les recomiendo que escuchen la canción, está tan llena de feels c:

Y pues nada, sigo diciendo que soy un asco escribiendo Mundo Ninja pero no me pude resistir esta vez. Espero me haya quedado decente y les haya gustado :* y bueno, eso.

¡Besos!

Rooss-out