Disclaimer: Los personajes de Bleach no me pertenecen. Derechos a Tite Kubo.
NdA: Pequeño ejercicio de escritura para distraerme un poco. He decidido hacer una recolección de drabbles/one-shots de Toshiro basados en canciones aleatorias. A ver qué sale xD Este one-shot está basado en la canción "Cast no shadow" de Oasis. Tiene algunas relfexiones de Toshiro sobre las leyes de la sociedad de almas, sus propias percepciones morales y hay leve mención de Toshiro/Kusaka, por lo que también está basada en la película The DiamondDust Rebellion.
¡Espero lo disfruten!
Pasión congelada.
I. Cast no shadow.
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Aquí va una idea para todo hombre que intente comprender,
qué tiene en sus manos.
-¿Qué tiene en sus manos?-
Camina por la carretera del amor y de la vida,
sobreviviendo si puede.
-Sobreviviendo si puede-
Atado al peso de todas las palabras que intentó decir,
encadenado a todos los lugares
en los que nunca deseó estar.
Atado al peso de todas las palabras que intentó decir,
mientras él miraba al sol,
no arrojaba sombra alguna (no tenía sombra).
Cuando se llevaban su alma, le robaron su orgullo.
Cuando se llevaban su alma, le robaron su orgullo.
Cuando se llevaban su alma, le robaron su orgullo.
Mientras miraba al sol, no arrojaba sombra alguna.
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No era de esperarse que más que nadie, Toshiro fuera el más alegre de haber presenciado que Ichigo Kurosaki, con la fuerza de su voluntad e inocencia, haya sido capaz de modificar la insensible legislación de la Sociedad de Almas.
Pero nadie hubiera comprendido, de cualquier forma, el verdadero motivo que tenía tan feliz al capitán de la décima división. Aquel era un secreto entre su corazón y el cielo.
ㅡ¿Qué pensarías de esto, Kusaka?
Toshiro se arrodilló delante de la tumba. La Hyorinmaru rota todavía yacía ahí, en la tumba de su segundo dueño, excavada hace varias décadas atrás. Oxidada por el peso de la muerte de su amo, apenas brillaba a la luz del crepúsculo.
Era irónico pensar que el mundo había cambiado gracias a un humano. ¿De haber sido humano, hubiera podido Toshiro reemplazar los estatutos que regían la Sociedad de Almas, tal como lo había hecho Ichigo Kurosaki?
No fue suficiente con ser un prodigio; no hubo perdón para Kusaka y para él por haberle compartido su propio poder. No corrió con la misma suerte que Rukia Kuchiki, quien había prestado sus poderes shinigami a un humano. No corrió con la misma suerte que Ichigo, a quien capitanes y tenientes brindaron parte de su propio reiatsu para devolverle su fuerza.
No, ni para Toshiro ni para Kusaka existió esa piedad, su amistad no creó un milagro; no fueron héroes trágicos ni mártires, fueron apenas un secreto sucio que habitaba las entrañas de la corrupción de la gente a la que servían.
Las maneras en cómo se maneja el mundo no favorecen ni desfavorecen a nadie: Kusaka fue asesinado y Toshiro tuvo que presenciar su masacre, vivir con el recuerdo de aquellas imagines estrellándose en sus jóvenes retinas. Kusaka murió y el Toshiro de aquella época también; ambos se volvieron fantasmas de un pasado alegre que a veces ronda como espectro en los pasillos de la memoria del joven Hitsugaya.
La asignación del joven prodigio a la división diez fue apenas una remuneración por obligarlo a quedarse a prestar su poder al Gotei 13 a favor de no lastimar a sus seres queridos, fueran Momo o su abuela. Central 46 conocía las consecuencias de su conservadurismo: sabían que habían hecho de Toshiro su enemigo y era mejor tenerlo bajo su custodia que lejos de su alcance, sin tener capacidad de saber si el resentimiento y odio que habían cultivado en el corazón del portador de Hyorinmaru tramarían una venganza indeseada (pero merecida). Por eso lo obligaron a quedarse.
Toshiro aceptó. Parte suya estaba muerta; lo que restaba de él no iba a permitir que su abuela o Momo pagaran por cualquiera que haya sido su pecado (Y Toshiro pensaba que era gracioso que, siendo tan joven, hubiera tenido tal capacidad para pecar según los adultos. Se preguntaba qué pecados se deslizaban en sus mentes contaminadas, qué errores le habían adjudicado a una consciencia que todavía estaba naciendo; ¿Por qué era tan inmoral compartir el alma?).
Fue difícil quedarse. Apenas pudo reconstruirse en el lugar que lo rompió, con la ayuda de Rangiku, Isshin y la complicidad de su ignorancia, que le también le ayudaba a fingir, casi a olvidar.
Pero la Sociedad de Almas es inamovible. Ichigo había modificado algunas líneas en sus viejos escritos, pero no había hecho lo suficiente como para que el "pecado" de su propio padre fuese perdonado. La dulce inocencia de la juventud llegaba para alumbrar el corazón de los viejos, habitado por la oscuridad que se acumula entre el polvo de toda en una vida. Esa fue la luz de Ichigo, pero su luz no pudo disipar todas las neblinas de los años qué le precedían.
Quizás, al final ni Ichigo hubiera podido cambiar el destino de Kusaka, de haber estado ahí.
La ausencia de Kusaka seguía siendo igual de dolorosa, pero aquel dolor ya no lo resentía como antaño debido a que quien había cambiado había sido Toshiro. Su corazón ya no palpitaba con la inocencia de antes, no como aquella tarde en que Kusaka tomó su mano y le susurró una verdad en los labios. Aquella vez en que el cielo se pintaba con el sol y las nubes se difuminaban perezosamente en el horizonte... aquel día, poco antes de su examen para graduarse de la academia.
Habían prometido seguir juntos su sueño de servir al Gotei 13.
Aquel era el sueño de Kusaka, en cualquier caso, pero a Toshiro no le importaba. Le recordaba mucho a Momo y eso lo hacía sonreír. Si hubieran respetado el sueño de su amigo, quizás hubieran dejado a Toshiro ceder a Hyorinmaru, irse en paz y vivir pacíficamente con su abuela pues no tenía más ambiciones que el tener una vida tranquila en donde no hiriera a nadie a quien amara.
Quizás el pecado de Toshiro fue el no tener sueños. Tal vez por eso Aizen se tomó la molestia de haber usado a Momo para llegar a él, porque no tenía otra forma de atacarlo.
Toshiro sonrió, ante la ironía de un repentino pensamiento: Aizen había vengado a Kusaka al haber asesinado a todos los miembros de la Central 46. De haber tenido un corazón más visceral, Toshiro le hubiera agradecido el haberlo guiado ahí, de haber sido el primero en ver la masacre que reemplazaría las escenas de la muerte de Kusaka que a veces todavía le robaban el sueño. Quizás si Momo no hubiera estado envuelta en todo eso, tal vez hubiera sonreído secretamente en lado oscuro de su corazón, finalmente él no podía ser enteramente blanco así como la misma luna tiene un lado que nunca ve la luz.
Toshiro había hecho las pases con todos los lados de su ser desde hace mucho. Él sabía que el mundo no es justo ni injusto, aquellos términos sólo buscan darle algo de sentido para hacerlo funcionar en la medida de la voluntad de los humanos. Al final, él sabía que no existen verdades que son enteramente puras y las percepciones propias de la vida a veces sólo son las jaulas que habitamos voluntariamente.
Si Aizen había vengado a Kusaka de alguna forma, esa forma no era la forma en como Ichigo, el salvador de la Sociedad de Almas, lo hubiera hecho.
Al final, lo que quedaba era la sensación ineluctable de vacío, por una venganza inesperada y la lucha interna de una moral que no la justificaría ni la perdonaría.
De cualquier forma, el daño estaba hecho.
Al menos podía ser feliz, pensando que gracias a Ichigo Kurosaki, las cosas cambiarían.
Toshiro miró al cielo.
No le quedaba más que seguir adelante. No había caso en pensar que las cosas hubieran podido ser diferentes.
De haberlo sido, la vida se hubiera encargado de recordarle lo que es el dolor a través de otras circunstancias y otras personas, a través de una nueva percepción de la vida cada vez que él se renovara.
Esa era la única certeza que Toshiro tenía.
