Jibaku Shōnen Kirito-kun!

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Capitulo 01

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'Y dicen que si vas al baño de niñas del tercer piso, y golpeas tres veces el ultimo cubículo de la derecha, el que tiene un cartel de averiado, la niña que allí habita te cumplirá un deseo. Cualquiera fuera...'

Manteniendo las palabras de Alice muy frescas en su memoria, Asuna Yuuki aprovechó el cambio de hora en la materia que seguía, y decididamente subió aquel tramo de escaleras que llevaba a los sanitarios. No era una ruta muy usada por ella... pero reconocía ese lugar de la escuela porque allí estaba el salón de su sempai y... secreto amor. También por él estaba haciendo eso, pero mejor no pensarlo demasiado.

Había acabado todas las alternativas para intentar acercarse a él, desde chocárselo casualmente en la entrada de la escuela, hasta ofrecerse como voluntaria de la delegada de su salón. El sempai era presidente de la escuela, era casi obvio que cayera enamorada desde que entró a secundaria, de eso hacía dos años ya. Pero, pese a todos esfuerzos por acercarse al guapo muchacho, fallaba miserablemente una y otra vez. Parecía que una maligna fuerza del destino siempre frustraba sus planes.

Asuna no era muy popular, el extraño color de su cabello la hacía resaltar de pésima manera, la llamaban Calabacita o Cabeza de Zanahoria para su bochorno, y sumarle que era la nerd de su curso no era mucho mejor. Tampoco tenía muchos amigos, salvo la popular Alice quien parecía ser la única que no la consideraba invisible y le hablaba. Tenía dieciséis años, en unos días cumpliría diecisiete, y aquel era como su mayor deseo de cumpleaños. Era de carácter tímido y en sus dieciséis veranos, jamas recibió una carta o una confesión de amor, algo tan común en las chicas de su edad. Realmente era invisible para la población masculina de su escuela.

Alcanzó el sanitario señalado y empujó la puerta. Como supuso estaba desierto, realmente no era muy usado, estaba casi en situación de abandono. Siguió caminando contando internamente cada cubículo, hasta que llegó al tercero, el de la derecha, le había recomendado su rubia amiga con insistencia. Se paró frente a la puerta cerrada, el cartel de 'no funciona, en reparaciones' le dio la pauta de que se encontraba en el sitio correcto. Asuna aspiró una gruesa bocanada de aire por la nariz y elevó su puño.

En el último segundo se detuvo. ¿Qué clase tontería estaba a punto de cometer? ¿Tan desesperada estaba? Sí, así era. La respuesta era que parecía ser invisible para el resto del mundo, menos para su sempai; él le hablaba amistosamente y le trataba con respeto, pero ella deseaba más. Quería ver amor y anhelo en los ojos azules del muchacho, no la sonrisa comprensiva que le dedicas a una mascota...

Asuna estaba angustiada en este punto. Haciendo acopio de la valentía que estaba escondida en algún lugar de su corazón, apretó los dedos de su mano y extendiendo la extremidad hasta la madera, dio los tres golpes. Solo rogaba no estar cometiendo una estupidez.

Por supuesto nada sucedió.

Se quedó con la mano en el aire dándose cuenta que Alice le había jugado una broma. Se mordió el labio inferior en tanto se giraba en todas las direcciones, esperando salir a su bonita amiga, riéndose a carcajadas mientras filmaba su ridículo desliz en su teléfono móvil. Pero nada de eso.

—Puedes pasar.

Asuna pegó un saltito y se volvió hacia el frente al oír la nítida voz. Pero allí no había nadie.

—¿Hola? —aventuró en un hilillo de voz, creyendo que su imaginación le había jugado una mala pasada.

—Puedes pasar —sonó la voz, más tranquila ahora.

Asuna sabía que esa era una escena de lo más surrealista. Aquí frente a un baño averiado una voz muy cordial le daba la bienvenida a su... ¿refugio?. Empujó la puerta, la cual chirrió espantosamente, esperando encontrar quién sabe qué cosa, pero allí no halló ningún retrete roto, sino un misterioso y largo pasillo. Dio un paso hacia atrás para leer el cartel colgado en la puerta; sí, no se equivocaba, con letras grandes decía que ese cubículo estaba roto y en desuso. Sacudiendo la cabeza y aspirando aire por segunda vez, puso un pie dentro del estrecho lugar y aferrando los bordes de la falda de su uniforme, como si esperara que en cualquier momento una corriente de aire se la volara, se aventuró a caminar a pasos cortos.

Como no podía ser de otra manera, la puerta se cerró tras su espalda, sobresaltándola. Pero ya estaba ahí dentro, ¿qué podía hacer?. Cumplir su deseo, y obtener una oportunidad de conquistar a su sempai, valía más que cualquier miedo terrenal.

El pasillo parecía eterno a estas alturas a pesar de que solo había dado unos cuantos pasos, pero... al final se veía una blanca luz, como si aquel fuera un túnel oscuro y allá a lo lejos brillara la luz del día. Se apresuró, ¿quizás aquello conducía a algún patio externo de la escuela? Pero con lo que se topó al final de su travesía, fue más bizarro aún; una habitación grande y luminosa, la luz del sol entraba de la ventana a su izquierda, bañando con su fulgor todo lo que se erigía a su paso. Una rica biblioteca ocupaba todo el muro contrario al ventanal, alto del suelo hasta el techo, albergando docenas y docenas de libros de tapas multicolores, del lado opuesto una mesa larga de lujosa madera repleta de más libros y varios artículos que le llamaron la atención de inmediato. Varios globos terráqueos, esferas de colores brillantes, piedras que parecían preciosas, mapas y estatuas de jade y marfil. Un alto sillón de aspecto similar a aquellos que usaban los que pertenecían a la realeza, se ubicaba ante el mueble, de suntuoso tapizado de color negro brillante. Mas montañas de libros, estatuillas de variadas formas y colores se agrupaban por aquí y por allá sobre el suelo. Miró hacia el techo, notando una araña gigante, que tenía miles de cristales blancos colgando.

Con ojos abiertos de asombro y curiosidad, se acercó a paso trémulo, con afán de estudiar más de cerca todos esos objetos nuevos y vistosos para ella. ¿Mencioné que Asuna Yuuki era curiosa por naturaleza? Porque sí lo era, curiosa y crédula hasta la médula, por eso estaba allí; luego de haber prestado el oído a un rumor que ninguna chica de su edad hubiera creído. Pero se lo había confiado Alice, su mejor amiga en la escuela, y conociéndola como lo hacía, sabía que la blonda jamás le mentiría. Además era la única testigo de sus vergonzosos intentos de establecer una conexión con su sempai.

Notando, quizás, su desesperanza, Alice le contó aquella leyenda urbana que circulaba entre susurros y secretos entre las chicas de la escuela, asegurando que muchas usuarias habían logrado con creces lo que pidieron.

Ahora Asuna se paró frente a la mesa y contempló todos los objetos perfectamente alineados. Un frasco de lo que parecían ser caramelos de miel le llamó la atención, en el dorso tenía una etiqueta de estilo vintage que rezaba 'No tocar'. Pero, la pelirroja la pasó por alto, y cuando sus dedos estaban a punto de agarrar el objeto, la misma voz de antes le hizo pegar un salto tremendo que casi hizo que su corazón se saliera por su boca.

—¿Tienes problemas para leer, calabacita? ¿Que parte de 'No tocar' no entiendes?

Se volvió luego de soltar un respingo poco femenino y allí había un niño, de su misma edad, o quizás un año mayor, pues era más alto que ella, de desordenado cabello negro y ojos color plata. Lo que le llamó la atención era el viejo uniforme de la escuela; ese que se usaba en décadas anteriores, de color negro y botones dorados, como los de aquellas fotos de antiguos alumnos, que decoraban la oficina del director Kayaba.

El jovencito sonrió de lado al notar que ella le observaba fijamente.

—¿Encuentras algo de tu gusto, calabacita?

—¡Deja de llamarme así! ¡Mi nombres es Asuna! —se giró con todo su cuerpo, ciñendo los puños a sus costados al experimentar la conocida impotencia que sentía cuando alguno de sus compañeros usaba aquel ridículo sobrenombre para referirse a ella —¡Tú! Tú... ¿Quién eres?

Al parecer había olvidado que estaba en un lugar bizarro dentro de un baño en el tercer piso de la escuela, y debía hallar a la niña que cumpliría su anhelo.

—Yo soy el dueño de este lugar.

—¿Tú... qué?

—Así que viniste aquí buscando un deseo, ¿verdad?. Oigamos qué es lo qué tienes en mente.

Asuna parpadeó confundida y dio un paso en su dirección —Me dijeron que era una niña quien cumpliría mi deseo.

—¡Una niña! —el muchacho pareció muy ofendido —¿Dónde oíste semejante tontería?

—Hum... ¿Alice?

El joven murmuró algo bajo su aliento que ella no alcanzó a oír, luego chasqueó la lengua —Pues no soy una niña como ves, calabacita, así que puedes irte por donde viniste.

—¡No! Espera... —apretó sus dedos índices con un puchero adorable —¿Si puedes cumplir mi deseo?

—¡Por supuesto que puedo!

—¿E-en serio?

—¡En serio!

—¿Lo que sea?

—¡Lo que sea!

—¿Y no hay reglas? —los ojos de Asuna se habían abierto con súbita emoción en este punto.

—Solo algunas clausulas sin importancia que no vienen al caso en este momento.

—¿Entonces que eres? ¿Un genio? ¿Un mago?

Por segunda vez el muchacho pareció muy ofendido —¿Cómo osas ponerme al nivel de alguno de esos farsantes? Claramente pertenezco a una clase superior, calabacita —sonrió de lado y mientras alzaba su dedo índice como si le estuviera dando una lección, afirmó orgulloso —¡Soy un fantasma!

La palidez que adoptó el rostro de Asuna fue tanta, que el jovencito se lanzó a sujetarla, cuando los ojos de la chica se hicieron para atrás y se desvaneció en el acto.

—¿Calabacita? ¿Calabacita? —le golpeó la mejillas con ternura —Asuna... —le llamó con suavidad — Vamos despierta...

Lentamente la conciencia de la pelirroja pareció volver, abrió los ojos y cuando vio el rostro del desconocido frente a ella, reprimió un grito de terror —¡Fa-fa- Fantasma!

—¿Le tienes miedo? —añadió con picardía.

Ella asintió con energía, quiso retroceder, pero los firmes brazos del jovencito evitaron que escapara a cualquier parte. Extraño, ¿verdad?, hasta donde sabía los fantasmas eran espíritus que carecían de cuerpo material. Pero era muy consciente del fuerte agarre que tenía él sobre ella, evitando que cayera de espaldas al suelo.

—P-pero... puedo tocarte... —balbuceó.

—Aun no empiezas a tocarme, en realidad —le respondió con una sonrisa socarrona.

Asuna no pareció entender a qué se refería. Se incorporó notando que podía sostenerse con sus propios pies. Él entonces se alejó de ella, varios pasos.

—¿En qué estábamos?

—Soy un fantasma.

—C-cierto... ¿pero cómo?

—Es parte de mi fantástico poder —cerró los ojos y de pronto se alzó del suelo, levitando a medio metro de él. Y contra todo pronóstico, dio una vuelta sobre sí mismo y se acercó al aturdido rostro de Asuna —¿Me crees ahora, calabacita?

Los ojos de la chica estaban abiertos desmesuradamente y tuvo que pellizcarse para darse cuenta que no estaba soñando. Asintió repetidamente sin omitir palabra.

—Entonces, ahora que ya hemos establecido cuan poderoso soy, hablemos de negocios. ¿Qué es lo quieres calabacita?

—No me llames así, fantasma.

Él también pareció herido por como ella le nombró, torció la boca en un gesto derrotado —Te llamaré Asuna, siempre y cuándo tu me llames Kirito.

—¿Ese es tu nombre?

—Algo así.

Era justo, Asuna podía reconocerlo —Muy bien... Kirito-kun.

Un extraño rubor trepó por las mejillas del jovencito, quien aun seguía en el aire, pero tras oírla, aterrizó abruptamente, tocándose el cuello como si se sintiera incómodo —Eso fue rápido...

—¿Qué dices?

—Nada, nada. Tenemos negocios calab... Asuna. ¿Qué es lo que quieres?

—¿Puedes cumplir cualquier cosa?

—Cualquiera... menos traer a una persona del más allá —pareció triste al confesar eso —¿Por qué? ¿Quieres traer a la vida a algún muerto?

—¡Por supuesto que no! —protestó escandalizada, empuñando las manos contra su pecho.

—Bueno, bueno, tenía que sacarme la duda.

—Quiero una oportunidad de conquistar a mi sempai... —tomó aire —Eldrie Woolsburg de Tercer año...

Kirito sonrió, una mueca algo aterradora mientras crujía los dedos —Muy bien, puedo hacerlo. Pero deberás entregarme algo a cambio.

—¿Dinero? No tengo suficiente aquí conmigo, pero...

—Un beso, calabacita. Quiero un beso a cambio.

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Y terminé el primer capítulo de este fic! Pensé que no llegaba Waaaaa! D:

Pero bueno, espero que en alguna parte del mundo siga siendo 31 de Octubre... xD

Por supuesto este fic está basado en mis bebes Amane y Nene de Jibaku Shounen Hanako-kun! Kyaaaa desde que vi ese anime que quería escribir una versión de SAO y OMG el aniversario me dio la oportunidad! GENIALLLLL

Bueno, me hubiera encantado cerrar todo en un solo cap, pero tengo demasiadas ideas y ninguna se ponía de acuerdo en mi cabeza juajauajau, así que hasta aquí, de mientras planeo que tanto adaptar de la serie original...

Algunas curiosidades:

Asuna NO tiene la personalidad de Nene, jajaja o sea no está enamorada del amor. NOP, stop! Solo tiene un crush de secundaria.

Kirito-kun no tiene un hermano gemelo... lo siento... eso de poner gemelos malvados en los fics no va conmigo. Me basta con un solo Kirito... ¿Cómo haría para manejar dos?

Alice es mejor amiga de Asuna, sip.

Asuna no es la princesa de las sirenas (quienes vieron JSHK entenderán xD) tal vez, es una diosa perdida?

Eldrie de verdad no repara en Asuna? Hum... eso lo veremos pronto (esperooo!)

No hay sietes misterios que resolver, ni nada de eso.

Espero traer la segunda parte pronto... Estamos trabajando en el próximo capitulo de nuestro Lord Loco n.n

Gracias por leer! :)

Sumi~

Pd: Música que escuché para inspirarme: Jibaku Shounen Hanako-kun *inserte corazón aquí*