Disclaimer: Este one shot forma parte del reto/actividad del grupo SasuSaku: Eternice Moi, Fortuna musical.
* Los personajes pertenecen al universo de Naruto de Masashi Kishimoto *
"Tengo que encontrarte,decirte que te necesito,decir que fui yo quien te alejó."
The Scientist – Coldplay.
Sakura ató su cabello mientras preparaba su desayuno, un suspiro involuntario escapó de ella. Hoy era ese día en el que solo deseaba quedarse en casa, metida entre las sábanas en silencio o escuchando una melancólica melodía. Antes solía hacerlo siempre así, pero esta vez era diferente. Tenía un trabajo al cual se entregaba en cuerpo y alma.
Había transcurrido una década en la cuál su gran amor había desaparecido de su vida, sin decirle una sola palabra, a dónde iba o por qué se iba. Una lágrima resbaló desde su mejilla hasta la encimera sobre la que preparaba sus alimentos.
— Hoy no. —Limpió con el dorso de su mano las lágrimas que empezaban a formarse y respiró hondo.—Hoy no vas a llorar por él.
Respiró profundo y apretó sus ojos para obligar a las lágrimas detenerse, permaneció un tiempo así, quizá fue un minuto o diez, no importaba cuanto fuera con exactitud, había sido eterno. Terminó de prepararse para ir al trabajo, las paredes de su apartamento parecían asfixiarla y el único alivio que encontraría sería fuera de él.
Ingresó a la sala de urgencias del hospital donde trabajaba, no había rastros de la Sakura herida, la que sufría en silencio, la que odiaba todos los veintiocho de marzo.
—¡Feliz cumpleaños, doctora Haruno! —Una enfermera la saludó al verla entrar.
Era su cumpleaños y coincidía también con la última vez que había visto a Sasuke, se forzó a sonreír a ella. Había dejado de celebrar esa fecha desde hacía diez años, si tan solo él le hubiera dicho por qué se había ido quizá no sentiría ese dolor tan profundo en su alma.
—¿Qué hay para mí? —Preguntó a la misma enfermera para cortar la tensión que empezaba a sentir en el ambiente, no quería que todo el mundo se acercara a felicitarla o para preguntarle por qué no había pedido el día libre para salir a festejar esa fecha tan importante.
—Estos son sus pacientes. —La enfermera extendió una carpeta con una lista de pacientes, dio una lectura rápida para saber a que se enfrentaba antes de irse a los expedientes médicos. Se paralizó al finalizar la lista, el último nombre era Sasuke Uchiha.
Su mente se desconectó de su cuerpo, estaba ahí, pero a la vez volvía a lo que había sucedió hace diez años. Estaba Sasuke con ella, pero lucía diferente. Pensativo, ausente, se sintió lejano. Volvía al presente. ¿Cuál era la probabilidad de que estuviera justo ahí, en el hospital en el que trabajaba, justamente en su turno, el día de su cumpleaños? Sus manos empezaron a temblar, el enojo empezaba a surgir, sus manos apretaron la tabla que sostenía y al fin volvió en sí.
—¿Este paciente? ¿En dónde está? — Puso el dedo sobre el nombre mientras miraba a la enfermera.
—Es la última cama de lado derecho. Pobrecito se ve realmente mal.
Sakura asintió y se dirigió directamente al lugar, sus pasos parecían hundirse en el suelo y la distancia se acrecentaba. Había esperado un recuento de esta magnitud en toda su vida, para encararlo y obtener la verdad, para librarse de su dolor, para volver a sonreír de verdad, para dejar de ponerse una careta y actuar como si la incertidumbre de la partida de su exnovio no la lastimaba.
Recorrió la cortina con decisión, pero lo que encontró era muy diferente a lo que había imaginado.
—¿Sasuke Uchiha?
—Sí, ese soy yo. — Respondió la infantil voz.
Recostado en la cama estaba un niño de aproximadamente cinco años, a su lado se encontraba su madre sosteniéndole fuerte de la mano, el corazón de Sakura se estrujó. Él se había ido, se había casado en algún punto de su vida y ahora tenía ahí a la mujer que hacía de su compañera. Ella era en realidad hermosa y seguramente tenía muchas cualidades por las cuales él la había elegido. Respiró profundo e intentó calmarse, contó hasta diez y volvió a plantar su mejor sonrisa.
—Muy bien, pequeño Sasuke. Yo soy la doctora Sakura Haruno. Voy a cuidar de ti.
Sakura inició su labor concentrándose en el paciente y no en el nombre que se leía en su muñeca, de vez en cuando miraba de forma discreta a la madre del niño buscando algún indicio que la llevara a Sasuke.
—Será llevado a la sala de pediatría y pronto estará bien. — Sakura se dirigió a la mujer quién se mostró agradecida por su atención. Un pensamiento iba creciendo poco a poco, sentía la necesidad de preguntarle sobre el esposo, en el momento que se decidió hacerlo escuchó una voz familiar.
—Ya estoy aquí. —El recién llegado se percató de la llamativa cabellera color rosa frente a él. Sólo había una persona a la que conocía con tan peculiar tono de cabello. —¿Sakura?
—Itachi... ¿Qué tal?
La mujer se levantó de su lugar para abrazar al recién llegado. Sakura mentiría si no dijera que sintió un alivio al darse cuenta que Sasuke no era el padre de ese niño, pero aún así la duda sembrada se agrandó más. ¿Dónde estaba en realidad Sasuke? Si ellos vivían en la misma ciudad, ¿había posiblidad que él estuviera también ahí?
La conversación fluyó en torno al hijo de Itachi. Volviendo ella a explicar a ambos con mayor claridad la enfermedad probable con la que cursaba ahora su hijo.
—Se pondrá bien, se que están asustados, pero en realidad las enfermedades de la coagulación son tratables y los pacientes logran recuperarse.
—Muchas gracias, Sakura. Es un milagro que tu hayas recibido a mi hijo en urgencias. Sasuke siempre hablaba lo buena que eras.
Sakura no puedo evitar un leve rubor en sus mejillas al escuchar que Sasuke hablaba siempre bien de ella. La mención de Itachi había dado pauta para que ella le mencionara sin verse invasiva.
—Por cierto, ¿cómo ha estado tu hermano, Itachi?
Los tres Uchiha intercambiaron miradas un tanto incómodas, Sakura notó eso y se arrepintió de inmediato por haber preguntado por él. Firmó su nota para luego decir:
— No me digas, en realidad no importa. Llamaremos a pediatría para ingresarlo. Todo estará bien.
—Sakura... —La voz de Itachi parecía un hilo. —¿Podemos hablar en privado sobre él?
La doctora Haruno se tensó al escucharlo, movió la pluma en sus manos pensando en cuál sería lo correcto. Quizá lo mejor era dejarlo por la paz. Imitar a Sasuke darse media vuelta y avanzar, dejar atrás el sufrimiento que todas las noches la consumía mientras se preguntaba que era eso que había hecho mal para que él la hubiera apartado.
—En una hora. Te veo en la cafetería del hospital.
Sakura tuvo que sacar fuerzas de su interior para mantenerse firme. No sabía que le iba a decir, pero lo imaginaba. Seguramente Sasuke había encontrado a otra persona con la cual tenía una familia, tal vez estaba fuera del país y en otro continente. Continuó con las visitas a sus demás pacientes, de vez en cuando su mirada se perdía hacía su reloj. La espera se hacía eterna. Respiró hondo cuando al fin terminó. Una hora y diez minutos habían transcurrido.
Estoy retrasada.
—Iré por un café. Vuelvo en un momento. — Dijo a la enfermera en la central mientras entregaba su carpeta. —Tres pacientes a piso, pediatría y medicina interna. Uno permanecerá en observación y el resto se va de alta.
— Usted siempre tan eficiente, doctora Haruno. Nos pondremos en marcha para las altas y ya comunicamos a los demás servicios. Vaya por ese café.
— Gracias, Kaya.
Se despidió de sus compañeros en la sala de urgencia para dirigirse a la cafetería. Al entrar se encontró con Itachi sentado en una mesa esperándola.
Pasó primero a pedir su café y un trozo de tarta de manzana, luego de eso se encaminó a la mesa del Uchiha mayor.
— Bien, estoy aquí.
— Sakura, no se como decirte esto. Hasta donde yo sabía tu estabas enterada de todo.
Sakura parpadeó varias veces, no entendía a lo que se refería y como era que supuestamente ella sabía todo. El enojó volvió a brotar desde su interior.
—Lo único que yo sé es que el idiota de tu hermano desapareció sin decirme el por qué, ni a dónde se iba. Tampoco es que me importe.
Sí me importa.
—Solo pregunté por cortesía. — Complementó su respuesta.
Itachi esbozó una sonrisa, pero denotaba tristeza en ella lejos de ser una por alegría, el mayor agachó su mirada y luego dio un largo suspiro para volver su mirada a ella.
— Sí, lo era. Un completo idiota.
— Así que ya no lo es.
—Sakura... mi hermano ya no está desde hace un par de años.
Itachi se vio reflejado en el jade de sus ojos, algo que Sasuke disfrutaba mucho. Verla a ella le hacía desbloquear un sinfin de recuerdos. Leyó la confusión en su mirada y rostro.
—Sasuke murió.
La noticia le dejó paralizada. Todo a su alredor pareció hundirse en un abismo de silencio. No escuchaba nada de lo que Itachi le decía. Solo miraba sus labios moverse. Entendiendo algunas palabras: grave, enfermedad, corazón, diez años, tres años.
—Sasuke siempre nos dijo a toda la familia que tu estabas enterada y estuviste de acuerdo en que ambos se separaran.
Ella volvió a la realidad cuando la camarera puso su taza de café junto a su tarta de manzana. Había perdido el apetito y sólo contemplaba la bebida y alimento frente a ella.
No sabía que decir, su garganta estaba seca. Su voz se había apagado. La noticia fue como estamparse contra una pared. A pesar de todo el dolor durante estos años, ella sabía que guardaba la esperanza de volver a verlo, de encontrarse una vez más con él y tener la respuesta a las preguntas que siempre le envenenaban el alma.
¿Y si todo era un engaño? No, era imposible. No había probabilidad de volverse a ver, ella había dejado su pequeño hogar para mudarse a una gran ciudad. Este peculiar encuentro era obra del destino, de que todas sus preguntas obtuvieran respuestas.
Tomó un trozo de tarta y luego un trago de café, la temperatura de la bebida calentó su alma, como si fuera un abrazo.
—Lamento mucho tu pérdida.
Se levantó en silencio y se dio la media vuelta hacía la salida de la cafetería. Sentía una presión en el pecho, cómo todas sus emociones se arremolinaban en su cabeza. Sus ojos ardían y sin poder ya detenerlas, una a una las lágrimas fueron brotando, no quería impedirlas. Necesitaba que así fuera, necesitaba exteriorizar su dolor. Se estaba ahogando así que corrió a las escaleras hacía el tercer piso y salió a la terraza que había en él. Gritó, no le importó si alguien la escuchaba. Solo quería liberarse del dolor, del sufrimiento. Ser libre, estaba enojada por el hecho de saber que el había sufrido y en lugar de permitir su compañía, la había alejado para siempre de él. Hubiera querido sostener su mano hasta el final, pero el hubiera no existe. Y no se podía volver atrás.
Había transcurrido una semana de ese fatídico encuentro. El mismo tiempo que llevaba encerrada en su hogar, sin salir, apenas si probaba alimento. En el hospital sabían que está enferma y por ello recibió un montón de cartas y tarjetas, algunas flores y chocolates. Todos deseando lo mismo, una pronta recuperación. Pero jamás sería así. Era imposible sanar una herida emocional de ese tamaño. No había forma que el vacío en su pecho de llenará con algo.
Estaba tirada en el sofá mirando una película boba de comedia. Ni siquiera sabía de qué trataba, sólo era ruido de fondo, para sentirse menos sola. El timbre de su puerta la sacó de sus pensamientos.
— Voy. —Atinó a responder mientras empezaba a levantarse, fue a la cocina y lavó los restos de lágrimas secas, secó su cara y luego medio peinó su cabello. —Ya voy. —Volvió a responder ante la insistencia del timbre.
—Para usted.
Era un mensajero quien le extendía una caja. Sakura la tomó y requisitó los documentos de recibido. Entró a su hogar confundida al ver el nombre del remitente.
— ¿Qué es esto, Itachi? —Preguntó a sabiendas de qué no habría respuesta. Abrió la caja y lo primero que se leía era una nota simple con dos palabras: Para ti.
Quitó el papel que escondía el contenido y se encontró que eran varios cuadernos, todos de diferentes tamaño y grosor. Abrió el primero de ellos donde se encontró una leyenda en la contraportada.
"Tengo la esperanza que en algún momento puedas leerlos, Sakura. No pido que me perdones, pero quiero que sepas que nada ha sido tú culpa."
La letra era de Sasuke, todo se volvió más claro. Eran sus diarios. El que tenía en sus manos parecía ser el último. Busco el primero, el inicio de todo.
"Tomé una decisión demasiado extrema, no sé si realmente fue lo correcto. Para mí fue necesario hacerlo así. Nunca te dije lo mal que me había sentido en estos últimos días, fuiste tú la que me dio paz y tranquilidad. No quiero arrastrarte a vivir un dolor así, tienes mucho por delante que sólo estar con un enfermo condenado a morir."
— Idiota. — Murmuró Sakura mientras sollozaba, la había apartado pensando en que no merecía tenerla a su lado cuando ella hubiera dado todo por él. Se sintió ofendida de que él dudará de ella.
Leyó con avidez cada página, lo sentía a través de sus letras, era como escucharlo. Cada día devoraba cada vez más páginas de su historia, encontrando respuestas a toda sus preguntas. Aunque no podía evitar enojarse con él. Por haberla hecho a un lado, por haberla privado de permanecer a su lado, por decidir por ella.
"Dos años después de haberte apartado me doy cuenta de lo arrepentido que estoy. Ignoré durante este tiempo tus llamadas, tus mensajes. Ahora me sé lo mucho que me haces falta. Una vez volví a buscarte, pero no te encontré. Lo más terrible que había imaginado era encontrarte en brazos de otro, iniciando una familia tal vez. Hubiera preferido mil veces que así fuera, porque es terrible no poder saber dónde estás. Pero lo haré, te encontraré, necesito verte una vez más. Te necesito, Sakura."
El corazón de Sakura revoloteó en su pecho. No había sido tan imbécil como creyó, el solo saber que quiso volver con ella le hacía feliz al menos por el momento en que se sumergía entre el perfume de él que aún perduraraba en las páginas de su vida.
¿Por qué no la había encontrado si mencionaba que estaba dispuesto a todo por encontrarla?
"Lamento mucho no poder cumplir mi promesa. En los últimos meses empeoré. Concentro mis fuerzas en recuperarme para entonces ir por ti. Esta vez me alejé de casa también."
Pensó que se volvía loca porque su lectura y pensamientos parecían una conversación, donde ella preguntaba y él siempre le tenía una respuesta a todo.
Sus días avanzaron y de la misma medida los diarios también. Se había enterado de las operaciones que había llevado, la desesperación de su familia a él lo agotaba. Estaba harto de probar un nuevo tratamiento y al igual que los anteriores no funcionaban en lo absoluto.
"Sakura, esto es sobre ti. Siempre hablo de mí, de lo que me duele, de lo que sufro, pero no había hablado enteramente de ti. Solo quiero decirte que jamás ha sido tu culpa. Soy un cobarde por no haberte dicho la verdad, pero te conozco. Y sé que te hubieras quedado a mi lado, yo no quería eso. Condenarte para luego dejarte sola.
Sakura, si algo tengo seguro es que debo encontrarte. Ahora mismo quiero decirte que necesito de mi luz, y esa eres tú.
Algo algo importante que debes de saber, quiero decir que fui yo quien te alejó.
No te culpes por mis tontas acciones,
No te castigues pensando en el por qué de mi partida.
Si ya no estoy me gustaría que algún día leyeras todo y supieras la verdad, sé que te deje una herida que posiblemente no pueda sanar en su totalidad. Si logro seguir ten por seguro que yo mismo te haré saber la verdad, quisiera volver a tomar tu mano y nunca mas soltarla.
Sakura, nos volveremos a ver. Sino es ahora en esta vida, te buscaré en las que estén por venir."
Esa era la última página en la última libreta, la últimas líneas Sasuke eran para ella. Las lágrimas salieron una tras otra sin darle tregua. Todo estaba más claro, su decisión había sido impulsiva, pero a pesar de ello había intentado arreglarlo.
Al fondo de la caja permanecía una foto de ambos, sonrió. Era una foto inesperada tomada por un extraño, pero que captaba la esencia lo que eran, la naturaleza de su relación como pareja.
"Para ti",
eso era lo decía el mensaje.
Tomó la foto y la abrazó. No sanaría tan fácil, pero la verdad de las cosas aliviaba en demasía su alma.
Este es el primer fanfiction que escribo para el fandom SasuSaku, espero sea de su agrado y en el futuro seguir compartiendo con ustedes.
Gracias por leerme .
