DISCLAIMER: Black Clover no me pertenece, sólo hago uso de sus personajes por mera diversión.

ADVERTENCIA: Universo Alternativo sin magia y muy posible OoC

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INCÓMODO

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Desde ese momento supo que la había cagado en grande.

Quizás no era su culpa directamente, o al menos eso era lo que se repetía en su mente. Pero después de ver que Noelle lo ignoraba desde aquel día, un hueco apareció en su interior y para su confusión, no era de hambre.

No quería que las cosas fueran así con ella, era su mejor amiga, quería hablar con ella libremente como antes, tenerla cerca.

Así que decidido a terminar este asunto, tocó la ventana del cuarto de la peli plateada. No quería que pasara otra noche sin resolver el problema, así que incluso en pijama y arriesgándose a que el Capitán Yami le arrancara la cabeza, siguió sus instintos, como siempre.

No pasó mucho tiempo cuando ella corrió la cortina y lo vio. De inmediato el chico le sonrió de forma tonta y alzó una mano en señal de saludo. Noelle rodó los ojos y volvió a cerrar la cortina. Asta pensó que su intento había fracasado. Pero su mirada de tristeza cambió al instante cuando ella volvió a correr la cortina y abrió la ventana para poder hablar.

― Es casi media noche… ―

El niño sudó frío. ― Lo sé… por favor no me acuses ― Pidió, ligeramente feliz de que ella le dirigiera la palabra. Además de que un ligero sonrojo cubrió sus mejillas al verla en su pijama de conejitos.

Ella se cruzó de brazos. ― ¿Qué es lo que quieres? ―

Muy bien, ese tono le dolió. Le recordó a cuando se conocieron años atrás.

Pasó saliva y armándose de valor le tendió una caja forrada en color lila que guardaba en una de sus manos. ― Quiero disculparme ― Declaró de forma directa. Ella tomó el paquete sin problema y lo abrió al instante.

― Asta… ― Murmuró conmovida al ver el contenido.

Unas zapatillas de ballet.

Ese había sido todo el problema. En un momento de persecución entre los chicos de los toros negros, Asta terminó cayendo aplastando las zapatillas de entrenamiento de Noelle, ella enfureció al instante y dejó de hablarle, tenía prácticas toda la semana y se había arruinado su itinerario.

― Lamento lo que pasó Noelle, eres mi mejor amiga, no quiero estar sin hablar contigo… Sé lo mucho que significa para ti, debí tener cuidado ― Bajó la vista.

Ella lo miró con un ligero sonrojo, no se esperaba tal confesión, ella también lo había extrañado y mucho.

― ¿Qué pasará con tu mesada? ― Cuestionó preocupada de que el chico se haya quedado sin dinero, pues las zapatillas de lejos se notaban que eran nuevas.

Él sonrió mirándola. ― Descuida, eso no es problema ― Se rascó la nuca. ― De hecho también lamento que no sean de mejor calidad, quizás si… ―

― Son preciosas… ― Susurró llevándoselas a su pecho como si de un tesoro se tratase.

El corazón de Asta comenzó a tomar velocidad en sus latidos.

― Han sido muy incómodos estos días, de verdad lo siento Noelle ― Le confesó bajito.

¿Saben que es más incómodo? ¡Cargar a este tonto! ―

Ambos parpadearon al escuchar una tercera voz, rompiendo aquella burbuja en la que de pronto se sumieron. Noelle sacó su cabeza por la ventana, asomándose abajo.

― ¿Liebe? ―

El chico de ojos medio rojizos gruñó, tratando de equilibrar el peso de su hermano en sus hombros. Gracias al cielo, el cuarto de la Silva no estaba en la planta alta del edificio.

― ¡Maldición! ¿Quieres perdonarlo ya, Lady Noe? ― Exigió entre dientes.

Ambos soltaron una risilla a costa del dolor del otro cenizo.

― Entonces… ¿estamos bien? ―

Noelle volvió a guardar las zapatillas en su caja y sonrió. ― Estamos bien ―

La sonrisa de él era enorme. ― ¡Bien! Ah… este… Será mejor que me vaya… Buenas noches Noelle ― El chico iba a saltar, cuando la voz de ella lo detuvo. ― ¿Sí? ―

Dejando salir sus emociones, como muy pocas veces, la Silva se inclinó y le besó la mejilla a quien consideraba su mejor amigo, su mayor inspiración y su amor secreto.

― Gracias Asta… ―

Y sin más, volvió a encerrarse en su habitación, dejando paralizado al chico.

― ¡Adiós mundo cruel! ― Exclamó Liebe quitándose del lugar, llegando a su límite de fuerza dejando caer a su hermano al pasto, mismo que ni dolor sintió y sólo se quedó ahí tirado.

Después de ese beso, Asta ya no se sentía incómodo. Ni siquiera sabía qué nombre darle a aquello que sentía.

Sólo sabía una cosa, que si tuviera la oportunidad, quisiera repetirlo.

N/A: Después de eso, Liebe no sintió los brazos por una semana xD Me ha gustado mucho escribir esto, espero piensen lo mismo.

¡Nos leemos en la siguiente idea!

GEMITHA0208