El sacro imperio romano:
Todo comenzó un día cualquiera de 1927, Alemania se recuperaba de los estragos de la gran guerra que hubo entre naciones y que dejo cicatrices para la posteridad, los mundos mágicos tras ver la sangrienta guerra entre los humanos abrieron sus puertas hacia sus mundos con tal de prevenir una segunda catástrofe. Pero solo era cuestión de tiempo de que la guerra volviera a consumir al mundo, y a todos.
En una mansión en las montañas bávaras, el líder político y militar de Alemania esperaba ansioso afuera de las puertas de sus aposentos. Acompañado de otros militares de alto rango que le apoyaban, el hombre vio como las puertas de sus aposentos fueron abiertos y de las puertas una enfermera con buenas nuevas salió.
Es curioso, que tratándose de un imperio europeo; el hombre que tenia la responsabilidad del mundo alemán, un hombre de unos cincuenta años tuviera un apellido de origen japones. Anderson Hyoudou, era el nombre del caudillo del pueblo germánico. Todo el sistema en este mundo era distinto, a pesar de perder la guerra y perder territorios, Alemania no renuncio a sus emperadores, ahora eran conocidos como Führer.
-Mi Führer, ha nacido; su hijo ha nacido -exclamo con alegría la enfermera del parto.
Eran buenas noticias, un príncipe había nacido. Pequeño y delicado, estaba en brazos de su madre una bella mujer de origen japones de cabellos rizados casi rubios y cuerpo hermoso era la joven esposa del emperador alemán llamada Fujiwara Momoka.
-Has escogido el nombre para nuestro hijo -pregunto la madre mientras su recién nacido dormía en sus brazos.
-Tu le diste la vida, querida Momoka; tu escoge el nombre -dijo el führer agradecido con su mujer por darle un varón como primer hijo, como el unigénito que tendría.
-su nombre será... Issei, Hyoudou Issei -nació un nuevo líder, que en su interior contendría el poder de un dragón ancestral sellado por dios.
Así fue como la alegría del Alemania nació, y con el tiempo esa alegría se convertiría en un símbolo que anhelaba conquistar tierra y mar, e ir mas allá del mundo humano para unificar todas las tierras bajo bandera roja de su país, una bandera que tenia en su centro, dentro de un circulo blanco, la cruz teutonica negra.
A sus quince años, Issei ya había despertado el poder de la longinus en su interior y dominado su poder. Mismo año que su padre,en enfermo; murió. No sin antes haber recuperado los territorios perdidos por Alemania tras perder la guerra, a excepción de Polonia. Pronto se iría, y tenía que despedirse de su padre y führer del imperio.
-Padre... -el príncipe estaba triste, junto a su madre y al dragón en el interior de su hijo, acompañaban al emperador en sus últimos instantes estando el führer en cama tras aceptar la derrota ante el tumor maligno que surgió en él.
-Querido -su esposa no podía contener las lagrimas.
-Calma, mi amor... pronto estaré descansando -decía el emperador en sus últimos alientos.
-No digas eso -solo se entristecía mas, su esposa -si mueres, que será de mi... de Issei, de Alemania...
-Hijo mió -entonces miro a su heredero -quedate con tu madre, porque se que contigo estará bien. Desde el día que naciste, se que estabas destinado a ser el mas grande que todos los reyes del pasado.
-Padre...
-Guía a este imperio, demuestra que a tu edad ya eres digno del trono, y si piensan que no, toma lo que te corresponde por el derecho de nacer como mi hijo -decía, la mirada en el rey, con cada palabra que decía, se notaba que pronto ya no estaría en este mundo.
-Lo haré, demostraré quien soy -eso contento a su padre.
-Solo una cosa más... -pidió el Führer -Issei, crea un imperio más grande, porque el que te he dejado es muy pequeño.
Fueron las palabras del Führer Anderson antes de morir. Una frase que marcaría el principio de una leyenda que pasaría a la posteridad y para siempre. Por siempre.
Para las eras venideras, seguían contándose las historias de las batllas que emperador y conquistador libro para forjar el imperio mas grande de todos, leyendas que hablaban de un dragón con forma humana que logro controlar mar, cielo y tierra.
Era el primero de septiembre de 1939. La puerta hacia el mundo de los demonios había sido abierta, luego de años expandiendo su territorio por el mundo humano, sometiendo y derrotando a aquellos que se interponían en su camino, el gran emperador dragón rojo tenía sus ejércitos listos para la siguiente guerra.
-¿Así que este es el mundo de los demonios? La tierra se ve fértil, lastima que su corrupto sistema arruina tan bella tierra -exclamo Hyoudou Issei, el emperador dragón rojo de la esta era, era 1939 una segunda guerra mundial había comenzado en el mundo humano y esa guerra se expandió hacia los mundos mágicos.
-Creyó que sería un mundo de fuego y azufre mi Führer -exclamo uno de sus generales, generales que esperaban detrás de su joven líder supremo que demostró ser digno del titulo.
-¿Führer? Aun sigues llamándome Führer, general Hans von Gröbel -dijo Issei. Vistiendo un uniforme color gris y negro como el de sus generales, en su gorra la insignia de su bandera, en su uniforme no había medallas, no las llevaba a la batalla por miedo a perderlas, se quedaban en casa. encima de su ropa, un saco gris oscuro sobre puesto en sus hombros. Una luger en su cintura lista para desenfundar mientras que del otro lado, un sable francés obtenido en su triunfo sobre este país.
Un enorme ejercito esperaba detrás de sus generales, en formación con armas de fuego de la época listos para el combate, incluso maquinas de la guerra de la época aguardaban.
-¿Como debemos llamarlo entonces? Alteza -dijo el general de la Heer.
-Soy el emperador rojo señores, soy el emperador del mundo humano, el emperador de emperadores -dijo cara a cara a sus hombres -díganme ¡¿las tropas están listas?!
-¡HAIL ISSEI! -gritaron en coro los millones de soldados para así como sus generales, postrarse de rodillas antes su gran y joven, señor.
-Del sacro imperio germanico, mas de 100 millones soldados a sus ordenes mi señor, 15 mil tanques a su disposición, 7 mil piezas de artillería, 9 mil aeronaves listas para la guerra, y 250 barcos listos para la guerra -dijo el general representante del ejercito alemán.
-Del reino de Italia, 82 millones de soldados para servirle emperador, 8 mil tanques a sus ordenes, 200 piezas de artillería y 127 barcos de guerra a sus ordenes mi señor -exclamo el general de la italia expandida.
-Del Imperio de gran bretaña 500 millones soldados a sus ordenes mi señor, 12 mil tanques a la espera, 5 mil piezas de artillería, 9 mil aviones de guerra y 259 barcos de guerra a su servio -dijo la general del imperio británico.
-De la unión soviética 550 millones de soldados a su disposición señor, 20 mil tanques, 1,500 piezas de artillería a sus ordenes, 10 mil aviones para la guerra y 208 barcos a sus ordenes -exclamo el general supremo en la unión soviética.
-Del imperio de japón 79 millones de soldados a su ordenes emperador, 7 mil tanques construidos para usted, 12 mil aviones de guerra, 1000 piezas de artillería, 6 mil aviones y 365 barcos para la guerra -se postraba el japones listo para la guerra.
-De América para usted, 120 millones de soldados emperador, 13 mil tanques para usted, 20 mil aeronaves a sus servicios, 219 barcos para la guerra, 5 mil piezas de artillería a sus servicios -dijo el nativo americano listo para servir al emperador dragón rojo de su era.
Que no te confundas, no porque fueran de otros lados significaba que sus uniformes eran distintos, no. Todos ocupaban el mismo uniforme de Wehrmacht, el oficial ejercito del imperio rojo (sacro imperio germánico), lo único que los distinguía era que en el ante brazo izquierdo de cada soldado tenían grabado la bandera del imperio al que pertenecían originalmente. No importaba la raza, el color; el credo del que nacieron, todos tenían algo porque servir en combate a su joven supremo emperador.
-Bien... -una sonrisa triunfal era la aceptación de estos números de soldados para su nueva campaña militar -¡Adelante! ¡Por la gloria del imperio rojo!
-¡Victoria para el imperio rojo! -gritó el ejercito.
Los siguientes quince días de guerra fueron el infierno para los demonios, una invasión sin aviso alguno; en tan solo quince días de lucha, los humanos ya habían aplastado seis clanes de los demonios y pronto serían siete, el clan Gremory estaban siendo invadido, sus ciudades habían sido tomadas y el primer ejercito germánico bombardeaba con los obuses hacia las inmediaciones de la mansión.
Soldados del inframundo a pesar de su magia, sus armas no eran efectivas contra las armas de asedio de los humanos, y allí radicaba la cuestión. Eran humanos, como era posible que la especie mas débil los estaba dominando. Los disparos de los cañones no paraban, cada impacto mortal se acercaba mas. En el bosque, la infantería de los humanos, disparaba sin cesar a los soldados del clan Gremory que empezaban a replegarse tan rápido como podían, las balas de los fusiles, las ametralladoras y subfusiles eran más poderosas que cualquier arma o simple magia que los demonios usaran.
-¡Retírense! ¡Retírense! -gritaban aterrados mientras huían a pie por los arboles, usar sus alas y volar para escapar los hacia blancos para los francotiradores mortales y sus cañones antiaéreos -¡maldición! -los heridos eran abandonados y dejados a morir.
-Sin cuartel, no les permitan escapar -indico el teniente general de aquel batallón que tenia acorralado a su enemigo. Con pistola en mano iba al frente persiguiendo a los enemigos.
En tanto dentro de la misma mansión, el patriarca del clan miraba toda la situación desde la ventana, observaba como poco a poco el ejercito enemigo se iba aproximando.
-Señor, nuestro ejercito en el bosque...
-Cayó, lo se -lucia desanimado el hombre -como es que pudo pasar, son... humanos. Solo espero que mi esposa haya puesto a salvó a mi hija y mi nieto.
-Señor ¿no va a escapar también? -pregunto preocupado el general a mando de Zecticus Gremory.
-Mi familia ha vivido en este territorio desde hace dos mil años, así que no. No huiré comandante -respondió.
En otra sección de la gran mansión la esposa del líder de los Gremory, Venenala; se aseguraba que su hija menor, su nieto y su cuñada se aseguraba de que ellos escaparan antes de que el invasor tocara a las puertas de su hogar. A través de un pasadizo secreto en una habitación, un corredor secreto que llevaba muy lejos de su hogar, lejos de la batalla.
-Por aquí, Rias-sama -dijeron los siervos de Rias que la acompañarían con tal de ponerla a salvo.
-Un momento, Akeno -no quería dejar atrás a su progenitora, mientras la matriarca junto a un par de soldados y mucamas de la casa se aseguraban que los jóvenes escaparan -mamá...
-¿Están listos? Las provisiones que les damos son para una semana, no podemos darles más sino no tendrán como cargarlos, Lady Sitri deberá enviar a alguien a buscarlos cuando lleguen al punto de encuentro, de allí los llevara con tu hermano, Rias -Venelana se mostraba paciente y calmada a pesar de que la guerra estaba pasos de su casa.
-¿Que? mamá ¿no vendrás con nosotros? -los ruidos de los morteros y cañones, las armas de fuego hacían que la preocupación de Rias se agravara con mayor fuerza.
-Perdona hija, pero no puedo abandonar a tu padre; tranquila todo saldrá bien -dijo con una sonrisa, sin decir con una palabra que era un posible adiós esto.
-Abuela... -el pequeño Millicas estaba temeroso por su abuela.
-Millicas, descuida todo estará bien -acaricio las mejillas de su nieto una ultima vez -Grayfia... cuida a mi nieto.
-Venelana-sama... -la peligris tampoco podía aceptar que su suegra se quedara atrás.
-Basta, no digan más -dijo, esto era difícil para todos, incluso para la misma venelana -hija, necesito que seas fuerte, ahora mismo el legado del clan Gremory lo llevas en ti y contigo Millicas.
Tanto su hija como su nieto, mas su hija entendían las letras pequeñas del contexto que les decía Venelana era que ya no se verían más.
-Grayfia, desde el día que mi Sirzechs te desposo... eres una hija maravillosa -no pudo contener mas la lagrimas -las quiero a los tres -abrazo a su familia que escapaba por ultima vez -cuídense mucho.
Despedidos, Venelana cerró la puerta e hizo ocultar el pasadizo a sus soldados. Volvió entonces con su esposo para darle la noticia, aunque basto que entrara a la sala para que Zecticus supiera que su hija, nieto y cuñada estaban ya escapando.
-Se fueron -dijo el hombre de los Gremory, un "si" de su esposa le alivio entonces -ahora puedo pensar con claridad. Lucharemos hasta ganarles tiempo suficiente para huir.
-Yo estaré contigo amor -exclamo Venelana tras caminar hasta ponerse lado de su esposo pero y sin embargo.
-No querida, aunque agradezco que te mantuvieras a mi lado -miro una ultima vez a su mujer -me hubiera gustado que escaparas con nuestras hijas.
Por fuera la batalla se incrementaba, metro a metro las tropas del imperio rojo estaba mas cerca del principal lugar del clan Gremory. No es que los Gremory fueran un enemigo formidable, pero era que las tropas del Sekiryuutei estaban jugando con ellos.
-Creo que hemos jugado con ellos lo suficiente -dijo Issei montando un dragón rojo salvaje (ahora domado) cual caballo de guerra se tratara delante de sus tropas de infantería y motorizadas en formación y a la espera de la señal de su emperador.
-¿Mi señor? -pregunto la paladín a su lado de su emperador. Una joven de misma edad, cabello largo y rubio en una cola de caballo, de un cuerpo atractivo a pesar de llevar un uniforme de comandante del ejercito del Sekiryuutei. En su cintura llevaba enfundada una espada de doble filo, arma que usaba dado que era la escudera personal del emperador. No llevaba ninguna arma de fuego.
-¡Ataquen! -grito el emperador rojo.
En un grito de batalla, toda la infantería con armas y bayonetas en mano cargaron contra la ultima resistencia de los soldados demoníacos que defendían la residencia Gremory, a pesar de su magia ninguno logro frenar el imparable maremoto de soldados que terminaron con sus vidas mucho antes de poder llegar a la mansión de la familia de uno de los reyes demonio de su mundo. Los panzers alemanes destruyeron la parte frontal de la casa con sus cañones en un asedio infernal, un ataque de presión para los que dentro resistían, obligarlos a salir; tras treinta minutos de fuego, termino funcionando la presión.
Todo el personal, los soldados que dentro se ocultaban y las dos cabezas de la familia salieron con las manos en alto, solo para ser detenidos por el mismo ejercito de Issei. Concluyo la batalla e Issei mismo con sus escuadrones procedieron a saquear la mansión de los Gremory. Los soldados revisaron la casa y tomaron botines, encontraron reliquias de oro, pinturas de diversas cosas, ni que hablar el almacén.
-¿Que encontraron de bueno? general Hans -pregunto Issei sentado en la silla tras el escritorio de Zecticus Gremory en su misma oficina. El hombre había hecho el saludo oficial hacia su emperador cuando irrumpió en la sala, el castaño emperador tenia detrás a su paladín, siempre se mantenía a su lado o atrás de él.
-Mas de 15 kilos en oro y joyería ocultas por la mansión, doscientas gemas preciosas señor; dinero mas de 200 millones de francos. En el almacén hay comida como para alimentar berlín por dos años mi señor -informo el general Von Gröbel.
-Bien, el oro y la joyería aseguren lo y llévenlo a mi bóveda en el reichstag, el dinero enviarlo a áfrica con el general Sergio Di Angelis, quiero que lo use para modernizar la parte baja del centro del continente, tiene un año para que muestre resultados, en cuanto a los alimentos, repartirlo a esos pueblos pobres y los refugiados en los clanes que tomamos, en lo que llega el material para levantar los cultivos y que crezcan, tendrán alimento para no parecer hambre -decía Issei y así iba ha hacerse.
-Como usted ordene será hecho mi Füh... mi Emperador -iba a llamarlo Führer una vez mas.
Dijo y el general se despidió con el mismo gesto con el que entro. Una vez mas quedaron solos el Sekiryuutei y su guarda espaldas, la cual estaba feliz con las decisiones de su majestad.
-Como siempre, mi emperador considerado con su pueblo, dando los botines de guerra a los pueblos que mas lo necesitan -alago a su señor manteniendo a raya su lugar.
-Soy el emperador del Sacro Imperio Rojo, Darkness; el deber de un emperador es velar por el bien de su imperio y sus tierras conquistadas -dijo y menciono el sobrenombre de su guardiana -¿encontraron a la hija menor de los Gremory?
-No mi señor, los soldados llegaron al final del pasadizo, lleva a los bosques mas allá de la frontera del territorio Gremory, el rastro se perdía a menos de veinte metros -informo Darkness.
-De acuerdo -no le dio tanta importancia Issei, se quito la gorra para limpiarle la tierra y de allí volver a colocársela -es hora de hablar con ellos.
A una distancia considerable de la mansión, en la planicie cercana, Zecticus Gremory junto a su esposa Venelana Bael yacían de rodillas con los soldados y siervos personales que le obedecían detrás de él, así mismo detrás de su esposa estaban los criados y mucamas de su morada, todos rodeados por soldados del emperador rojo mientras los demonios estaban atados con cuerdas que suprimían toda magia que los cuerpos de estos emanaran.
-Zecticus... -Venelana se notaba muy temerosa.
-Todo estará bien -no quería ver así de temerosa a su esposa.
Entonces entre la multitud de soldados humanos, se abrió paso hasta ellos el mismo emperador dragón rojo. Quién, con una expresión llena de benevolencia miro a los prisioneros, muchos le miraban con terror y otros lo miraban con odio. Uno de ellos era la misma esposa de Zecticus.
-Fueron sabios al rendirse -exclamo Issei delante de ellos y su guardiana detrás como siempre -deben sentirse orgullosos que su hijo mayor, sea el principal rey demonio de su mundo. Pero ¿donde esta que no vino a salvar a su familia? -una pregunta ofensiva para ellos, una de la cual no le dieron respuesta -bueno, si no van a responder a esa pregunta les haré una diferente -un soldado se acerco al emperador y le entrego un marco gigante donde estaban pintados la familia de los Gremory. Mostró entonces la pintura y pregunto -¿donde esta Rias?
-Jamás lo sabrás -respondió firme Zecticus.
Dejo a un lado foto y su rostro engreído cambio a una de fastidio, una señal y su guardiana fue y puso de pie al patriarca Gremory sin quitarle las ataduras.
-Preguntaré una vez más, donde está Rias -no tendría paciencia si volvían a darle la misma repuesta, incluso desenfundo su lügger y le quito el seguro.
-Nunca... -mala respuesta, sin piedad Issei disparo una vez en contra del carmesí, dándole en el hígado mismo con una bala expansiva -¡Arggh! -grito de dolor, quiso dejarse caer, pero Darkness la detuvo y lo mantuvo en pie.
-Donde esta Rias -pregunto a secas ahora.
-N... -un segundo disparo dio Issei a la rodilla del hombre -¡Aaaaaghhhhh! -grito mas fuerte de dolor, los soldados detrás al igual que su esposa fueron manchados de sangre por los disparos que atravesaban la piel.
-Una vez más -dijo tranquilo el emperador -donde esta Rias.
-Nunca...
-¡Ella escapo! -grito Venelana a un segundo antes de que Issei disparaba de nuevo contra su esposo.
Con silencio, Issei camino hacia la castaña y hermosa mujer, guardo su arma para acercarse con mayor calma, desde lejos la miro bien, era una joya preciosa en carne y hueso. Venelana permanecía de rodillas y con la mirada desviada del castaño emperador. Al notar esto, puso su mano en las mejillas y la hizo mirarle, una sonrisa complacida en Issei al ver mucho más de cerca la belleza de Venelana, pasando su dedo de la piel de su mejilla hacia la piel de su escote. La ira de su esposo era suprimida por la paladín que seguía detrás de ella.
Una risa ligera en la cara de Issei antes preguntar ante el enojo suprimido de la mujer.
-Así que Rias escapo ¿a donde? -pregunto a Venelana.
Sin esperar la furia del humano le respondió.
-Hacia... el clan Sitri -tenia miedo así que coopero -ella huyó hacia el clan sitri.
-El clan Sitri -le complació la respuesta al emperador -eso tiene sentido -miro a Zecticus que miraba con odio al emperador del imperio rojo -¿lo ve? no era tan dificil.
Se dio media vuelta y se alejo, aproximo entonces a su general Hans para darle las siguientes instrucciones.
-Pongan a la mujer bajo custodia, una joya como ella debe conservarse -dijo con malas intenciones.
-Si emperador -exclamo el general.
Un par de soldados se levantaron y fueron por Venelana, la levantaron para llevarse lejos de entre los otros prisioneros, su esposo solo pudo ver como la mujer que amaba se la llevaban. Paso entonces con el teniente mayor del grupo de antes que lucho contra las tropas enemigas en el bosque próximo a la casa Gremory.
-Teniente mayor Karl.
-¡Emperador! -se acomodo el teniente en su lugar.
-Usted y su batallón hicieron un buen trabajo hoy, sobresalieron entre todos en esta batalla, merecen ser recompensados -¿cual sería la recompensa para estos? -lleven a las mucamas con el batallón 46, ahora son sus esclavas, hagan con ellas lo que les plazca.
-¡Gracias, emperador! -su soberano joven recompensaba bien sus tropas cuando debía.
Un grupo de soldados fueron con las doncellas capturadas, quitaron las sogas para poner en su lugar, colocaron en sus cuellos una cadena que suprimía toda magia como las sogas, cadenas que las obligaban a obedecer cualquier orden de quienes fueran sus amos ahora.
-¿Que será de los soldados capturados? -pregunto Hans.
Issei miró entonces al resto de prisioneros y vio bien como se dividían. Habían soldados regulares y los siervos personales de Zecticus, entre ellos ese general de antes que aconsejo a su rey escapar.
-Llévenlos a los campos de concentración -indico el emperador y vio como tomaron a estos soldados para que les fueran colocados unas cadenas en el cuello iguales a las de las doncellas -en cuanto a los demás, quiten le las cuerdas.
Ordenes fueron ordenes, tomaron a los soldados regulares capturados para moverlos cuales prisioneros eran. La paladín se alejo y la infantería que vigilaba al grupo de Zecticus los libero, lo cual causo confusión entre este grupo de prisioneros.
-¿Que significa? -preguntaba el general a espaldas de su amo, justo cuando vio a la paladín acercarse al joven emperador quien se mantenía de espaldas hacia los prisioneros -mi señor, tenemos que actuar ahora.
-Henry... no -dijo el patriarca Gremory, pero fue ignorado; el general miro a uno de los peones, e inesperadamente esos dos se lanzaron a atacar al emperador -¡no!
-¡Mi emperador! -grito la paladín al ver cuan rápido se acerco el hombre con un cuchillo en mano ha la espalda de su lord.
Sin mirar, Issei logro detener al general mientras que Hans y el teniente derribaron al peón de Zecticus. Solo para ser apuntados por las armas de fuego por la infantería, el general era pisado por la espadachín que saco su arma para tener mejor sometido al hombre. Ante esto Issei solo dio una carcajada, todo le parecía gracioso, entonces fue que volvió a donde Zecticus para explicar lo que paso.
-¿Saben que animal espera con paciencia a que lo sacrifiquen? -pregunto más los hombres de Zecticus no respondieron, miro a sus ejércitos y estos querían oír a su emperador dar la respuesta -el cordero, el cordero...
Veloz como el rayó, uso su espada y decapito al patriarca Gremory en un solo movimiento con misma espada.
-¡Zecticus, no! -grito Venelana, a pesar de ser movida a la fuerza logro ver el cruel acto.
-¡Camina!
La infantería por detrás de los prisioneros restantes sacaron sus armas, cuchillos y bayonetas, pistolas y garrotes (cuerdas) para matar con sus propias manos a los siervos restantes. E Issei por su lado, solo guardo su arma tras usar un pañuelo y limpiar la hoja.
-Felicidades -dijo al general enemigo y al peón -ahora servirán al ejercito rojo.
Ambos quedaron confundidos, acaso su acto de intentar matar al invasor humano hizo que su vida se prolongará. Sea lo que sea, seguían con vida. Eso era bueno.
Los primeros quince días de invasión habían sido un éxito para los humanos, todo gracias al poder dado por su emperador y su empeño en conquistar el mundo. El emperador dragón rojo había vuelto a la base principal construida en las llanuras de los territorios que había conquistado de los clanes, luego de ordenar a sus tropas incendiar la mansión Gremory hasta los cimientos, como parte de sus planes de Issei de destruir todo símbolo de opresión y tristeza en los mundos.
-Seguiremos avanzando ¿mi emperador? -preguntaron sus generales siguiendo a su joven emperador.
-El invierno esta cerca, y eso será un problema -dijo sin mirar atrás, siempre al frente, las manos en la espalda sin temer a que alguien lo ataque por detrás.
-¿Invierno, mi lord? pero es septiembre, además estamos en el infierno, no existe día, noche, calor o frió -comento uno de sus mariscales de campo.
-El clan Sitri es mi próximo objetivo -dijo Issei llegando a la cámara de guerra donde un mapa de los clanes y como tenían repartido estos el territorio en el inframundo -ellos dominan magias de agua y hielo, si avanzamos ellos nos tenderán trampas.
-Ya veo, quiere hacerlos desesperarse por saber cuando entraremos en su territorio -dedujo un comandante.
-No del todo, los Sitri vendrán y querrán vengar a sus amigos los Gremory, después de todo, la segunda reina mahou es amiga del primero, el hijo mayor de los Gremory -decía el emperador rojo.
-¿Cuál es el plan, emperador? -pregunto Hans.
-Mi plan, es volver a Berlin durante este mes hasta noviembre, hace algo de tiempo que no veo a mi madre y a mi prometida -comento con mucha calma -hasta entonces quiero que las tropas finlandesas y de Siberia tomen control de los limites fronterizos que hemos conquistado en este mundo caballeros. Déjenles un número reducido de tanques, artillerías y aviones bombarderos ligeros a mano, el resto de tropas quiero que retrocedan 200 kilómetros a la espera de nuevas ordenes.
-Porque mi señor... -dudo un general y se puso a analizar, en pocos segundos entendió cuales eran las intensiones de su emperador -oh... ya veo, muy inteligente emperador.
-Te molestaría explicarlos, general Barnes -preguntaron los demás ante el misticismo táctico de su emperador que siempre funcionaba.
-Hágalo, general Barnes -le complacía saber que uno de sus generales era inteligente y deductivo con sus pensamientos -si me disculpan caballeros descansaré en mi habitación hasta mañana que parto de vuelta a la capital.
-¡Si, emperador!
Camino hasta sus aposentos improvisados y de gran elegancia, dos soldados de la elite del imperio sacro germánico custodiaban el cuarto, dejando pasar sin problemas a su señor y la guarda espaldas de esta.
-Pueden tomar el resto de su turno libre caballeros -dijo Issei ante la puerta y a los guardias que la protegían.
-Como usted diga, emperador -dijeron respetando la autoridad de su lord, ambos soldados se fueron y con más comodidad entro Issei a sus aposentos.
Dentro, una cama de elegancia digna de un emperador que gobernaba todo el mundo había, amueblado para los caprichos de su señor, aunque casi no ocupaba este lugar, casi todo el tiempo la pasaba en el frente liderando las batallas.
-Ha... por fin un poco de descanso bien merecido, ser emperador y estar en las batallas es agotador -dijo gustoso de sus propias hazañas, entonces noto una rareza de su guarda espaldas, la rubia se notaba frustrada y deprimida -¿que pasa Darkness? Has estado callada desde que dejamos el territorio Gremory -no parecía querer darle la respuesta a su amo -dime, sabes que detesto que me oculten las cosas.
-El demonio que quiso atacarlo mi señor -desvío la mirada, aun la mantenía baja la paladín germánica -creí que ya era lo suficiente mente fuerte y poderosa como para reaccionar ante cualquier ataque hostil contra su persona... -quería llorar la rubia pero -creí que con todo el poder que usted me ha dado ya era suficiente.
-Lalatina -entonces la mano de su emperador acaricio su mejilla antes de que llorara más.
-No... no me llame lalatina... me avergüenza... -el rubor en sus mejillas, el calor en su cuerpo creciente de sentir la mano fuerte y combatiente de su emperador.
-Lo se, me excita verte así -sin restricciones ni oposición de su guardaespaldas, el emperador comenzó a besar el cuello de piel blanca, sus manos tocaban deseoso el cuerpo de su paladina -Lalatina~
Dejo de acariciarla para verla dar dos pasos hacia atrás, Darkness entonces procedió a despojarse de su propio uniforme, sin dejar nada de tela cubriendo su cuerpo, ni siquiera permitió a sus manos tapar los tesoros de su cuerpo. Un cuerpo que cumplía con sus mas pasionales gustos en las mujeres le agradaban, pechos grandes, además de eso, una cara inocente mezclado con una piel tan clara como la leche.
-Mi señor, por favor... castigue a su débil guardiana por fallarle -dijo, el deseo de ser castigada como solo su emperador sabía hacer era lo que más ansiaba Lalatina.
La sonrisa engreída del castaño emperador, siempre que Darkness veía a su emperador hacer esta expresión significaba que le castigaría con rudeza, mucha rudeza.
-Desde era joven, siempre soñé con ser una caballero fuerte, como en los libros de fantasía que adoraba leer, esos donde un fuerte guerrero siempre protegía al rey; pero mi destreza con la espada no era buena ni con las armas de fuego; ni mis padres ni otros hombres pensaron que yo podría convertirme en un soldado eficiente o competente... eso me desanimo -recordaba esos días de su infancia la rubia Lalatina -desde niños conocí a Issei desde que era príncipe, gracias a que nací de una casa noble que tenia buenas relaciones con la familia del Führer -contaba Darkness en su mente, recordó porque quería ser paladín, porque quiso ser la paladín personal de Issei -siempre le prometí que yo usaría la espada que lo protegiera cuando tomará su lugar como sucesor de su padre, pero mi técnica de la espada nunca mejoraba. Cuando Issei logró dominar el poder total del boost gear con el que nació, propuso usar su transferencia de poder para darme la fuerza necesaria para mejorar y convertirme en su paladín personal... con una forma que el emperador descubrió para transferir su poder a mi, e incrementar el nivel sin perderlo.
Fuera de este recuento, con su cuerpo empinado y muy cercano a la cama, Lalatina era embestida con gran fuerza por su majestad quien había insertado su miembro que lo hacia hombre hasta lo mas profundo de su paladina.
-¡Haaa!~ -gemía muy complacida la pervertida paladín. Su cuerpo se movía adelante y para atrás sin poder caer al suelo, sus pechos rebotaban de la misma forma pero con mayor intensidad gracias a los golpes de la pelvis de su emperador. Esto era mientras Issei la tenia sostenida o... sometida de sus brazos a Lalatina.
-¡Este es el castigo que recibe mi paladina cuando es inútil! -embestía cual animal fuera el castaño a la rubia que le juro fidelidad eterna -¡vamos! -comenzó a darle nalgadas a las suaves carnes blancas de su guardiana -gime más... quiero escuchar más los gemidos... ¡mi paladina pervertida!
¡Kyaaa! ¡Haaaa!~ Haaaa si~ -estaba gozando del trato malo de su emperador -por favor... -su rostro reflejaba placer total -castigue más a su paladina, Issei-sama... castigue duramente a esta pervertida paladina que lo ama~
-Tenias que ser tan inútil Darkness -tal como ella estaba disfrutando, él gozaba castigar la después de todo era un dragón (en instintos) -lo único bueno en ti, es tu seductor cuerpo que me excita siempre~
-Perdone mi cuerpo por ser lascivo, majestad~ -pronunció casi perdiendo la mente, pues el emperador era un animal en el coito, era una bestia insaciable con un apetito voraz -mi interior... interior comienza a arder majestad~ -algo iba a liberarse en el interior de Darkness -su polla se siente mas grande cada vez~ aquí viene... puedo sentirlo... aquí...
-¡Aquí va, Darkness! -grito el emperador dragón soltando su poder dentro de su pervertida paladina personal.
-¡Haaaaaaa!~ ¡Haaa! -grito de placer una vez sintió como una gran cantidad de semen en su interior, con esto hecho, un pulso color verde, se disparo desde el vientre de Lalatina el cual recorrió su cuerpo, así mismo el cuerpo de Issei le recorrió un pulso color verde a través de sus venas, mientras que a Darkness ese pulso recorrió su piel -...puedo sentirlo~ el poder de mi emperador se transmite en mi cuerpo~
Era la técnica de transferencia de poder que descubrió el joven emperador Hyoudou. Nació como el sekiryuutei de la nueva era, sin embargo no nació para ser un simple portador de la longinus, Boost gear nada más; nació como la misma reencarnación del original celestial dragón rojo. Algo que nunca había pasado. Y al nacer como un dragón con forma humana, sus instintos animales de dragón estaban al flote. Instinto dominante, de lucha, de supremacía, de apareamiento estaban vivos, el emperador escogió a ciertas mujeres para hacerlas a su harem, solamente para complacer sus deseos animales, para multiplicar su propio poder y el de las mujeres que conformaban su prole.
Era como esos conquistadores de antaño, reclamando tierras, creando leyendas y aumentando mujeres a su circulo de placer por gusto y necesidad.
Issei estaba sentado en la cama, apoyándose en las almohadas con sus piernas abiertas, mientras que Darkness devoraba enteramente su miembro con gran devoción.
-Cada vez, lo chupas con mayor intensidad Lalatina -decía muy complacido el emperador dragón rojo con la boca y pechos de su guarda espalda, recibía una felación de su preciosa guardiana.
-Gracias, emperador~ mi mejora es gracias a usted~ -dijo, en sus ojos podía ver cuando enamorada estaba del trato rudo que le proporcionaba la polla de su emperador dragón. Sus pechos estaban envueltos alrededor de la polla del castaño mientras que la punta sobresaliente estaba en su boca, su lengua chupaba y succionaba todo líquido que saliera de ella -por favor~ denme más de su poder, mi emperador... -para nada iba perder de vista o contacto con la polla de su lord.
Una nueva sonrisa en la cara de Issei, estos dos años la entreno para ser sumisa y adicta a él, le complacía ver que esos años fueron fructíferos.
-¡Vamos, gime más! -el emperador estaba sobre su paladín, embistiendo con gran rudeza contra el coño de Darkness mientras le recorría un nuevo orgasmo producido por la intensidad de su lord.
-...Mi señor... -tanto eran los orgasmos en Darkness que su cuerpo no podía aguantar más, las transferencias de poder que Issei le estaba proporcionando estaban sobrecargando a su guardiana, había alcanzado ya el nuevo nivel que requería -...mi cuerpo no aguantará más -decía más Issei estaba concentrado en darle en alcanzar su propio clímax, se hallaba fascinado viendo como rebotaban bruscamente los senos de Lalatina -...mi mente queda en blanco, siento... ¡que me voy a desmayar en cualquier momento!
-Un poco mas, querida -las piernas de la rubia estaban sostenidas por los brazos de Issei al mismo tiempo que tenia agarrado los brazos, para así ver sus pechos rebotando sin despegarse uno del otro -solo un poco más, y alcanzarás un nuevo nivel de fuerza.
-...Si, mi amo~ -dijo, más llego a su punto de quiebre -no puedo, mi cuerpo ya no puede... dénmelo, deme su amor dentro~
-Quiero oírte, Lalatina -se acerco al cuerpo de su paladín y sin parar de golpear su coño con su pelvis, mordiendo y saboreando sus grandes atributos -quiero oírte decir quien es tu emperador, el dueño de sus orgasmos, de tu cuerpo y de tu corazón -la cara soberbia así como engreída del castaño, los sentimientos reflejados en su cara eran imponentes -vamos ¡dime a quien le perteneces!
-Issei-sama, es mi emperador... ¡Mi emperador es el dueño de mi cuerpo! -gritaba mientras llegaba al pináculo del placer -¡Issei-sama, es mi dueño! ¡Mi corazón le pertenece a Issei-sama! ¡Haaaaaaaa!~
La transferencia de poder se completo, como era de esperarse, la receptora terminaba desmayada, su mente y cuerpo necesitaban algunos minutos para asimilar el nuevo nivel de poder. Su fuerza, su resistencia y otras áreas subían de nivel.
Casi desmayada veía a su paladín en la cama, su cara decía estar flotando en el cielo, el emperador del imperio rojo estaba del otro lado de la cama bebiendo un trago de licor triunfante ante el estado en el que dejo a su paladina. Lalatina estaba contenta, agotada y feliz, de su vagina chorreaba todo el semen que su señor impregno en su útero.
Era el comienzo de un nuevo capitulo en las conquistas del dragón nacido con forma humana. Canciones e historias se contaban desde su ciudad natal hacia cada rincón de los países conquistados en el mundo humano, ahora pronto se conocerían que en tiempos de corrupción y codicia, un dragón rojo llegó para traer libertad y castigo contra los malvados. La tormenta apuntaba al inframundo y quien sabe cuanto tiempo duraría la tempestad, sus enemigos caerían en grande al subestimar a sus ejércitos victoriosos, un joven dragón humano que reclamo el trono que le pertenecía, sería los mundos y reinos lo que tomaría control, pues a eso vino a este mundo a reclamarlo por su derecho soberano.
Son las historias que se contarían del eterno Sacro Imperio Rojo.
