oExención de responsabilidad: no soy dueña de vampery academy ni de ningún libro de esta saga, todo es de la maravillosa Richelle Mead.
Solo me Divierto creando nuevos escenarios e historias.
Capitulo 1.
"Hoy será un gran día, hoy será un gran día- repito como un mantra- hoy será un gran día… Joder hoy será un día de mierda"- termino de subir el largo cierre de mi bota bucanera. Suspiro, tomando mi apariencia en el espejo de cuerpo entero. "Dios, estas realmente caliente. Juro que si no fueras solo mi imagen trataría de entrar en tus pantalones- coqueto con mi propio reflejo- Pronto te llevare a una cita".
Busco mi cartera y abrigo, lo cual no es nada fácil teniendo en cuenta que ayer llegue a altas horas de la noche y aún no he tenido tiempo de desempacar nada. Mi viaje fue tan largo y agotador que lo único que pude hacer en cuanto el guardia me indico mi suite fue desnudarme y meterme entre las mantas. Salgo de mi edificio para nada sorprendida por los pocos transeúntes a esta hora, aún era temprano en la mañana el sol apenas si comenzaba a ocultarse manteniendo a los morois en sus camas, tan solo se divisaba por los caminos algún trabajador que se dirigía a su puesto o los guardias de los cuales lo más probable es que la mayoría estén realizando un cambio de turno. Sonreí contenta de que las pocas personas que había no me prestaran atención ya me imaginaba las habladurías mar tarde. Lo más seguro es que para el medio día ya sea el motivo de los chismes más candentes en toda la corte, me imagino los ¿Qué hace aquí? ¿Por qué volvió después de más de cinco años? ¿Dónde estaba? ¿Que hizo en todo este tiempo? ¿Es una puta de sangre?
Definitivamente hoy sería un día de mierda. Tendría que responder preguntas y más preguntas, aguantar las miradas insistentes y los murmullos que piensan son disimulados, pero que todo el mundo puede oír.
Camino directo al viejo restaurante en el que solía desayunar, me encontraría allí con mis padres y sus invitados para tener la comida más importante del día. No pude evitar sonreír al notar que el lugar se encontraba tal cual la ultimas que lo vi hace tanto tiempo. Exactamente cinco años y tres meses estuve por última vez aquí, en este restaurante, en la corte real moroi.
Después de descubrir a Tasha como la verdadera asesina de la reina Tatiana, que todo se saliera de control y terminar en el hospital al morir por interponerme entre una bala y mi mejor amiga, de haber tenido esa terrible y desastrosa discusión con Adrian por él descubriendo que lo engañe con Dimitri mientras huía buscando al verdadero asesino y al Dragomir perdido; después de todo eso llegue a pensar que por fin podría tener mi final feliz junto a mis padres con quienes nuestra relacionan comenzaba a mejorar, mis amigos o bueno los pocos que me quedaban luego de perjudicarlos por su empeño en ayudarme a hacer lo correcto – porque creyeron en mí, en mi inocencia- y sobre todo junto al hombre que amaba -que trajimos prácticamente de entre los muertos- y con mi mejor amiga que aunque ya no compartiéramos un vínculo mental seguíamos siendo hermanas.
Todos los anhelos y esperanzas que en ese entonces comenzaban a crecer fueron aplastados días antes de la coronación de Lissa, como reina moroi. En el instante en que descubrí a Dimitri acostándose con la guardiana que me reemplazaba como el guardia de Lissa, mientras yo terminaba mi recuperación del disparo. No sabía que fue lo peor saber que no era la primera vez que lo hacía en las pocas semanas que llevaba despierta después de la cirugía o que la persona en la que más confiaba, mi hermana, mi mejor amiga, mi excompañera de vinculo estuviera encubriéndolo. Me sentí rota, traicionada, burlada y vacía. Sin saber que hacer, perdida, desorientada hice lo que cualquier chica de dieciocho años haría y después de trece años de que me dejara en la academia por primera vez recurrí a mi madre en busca de consuelo.
Decir que se sorprendió al verme en el estado en el que me encontrada con los ojos hinchados, el rostro rojo y bañado en lágrimas sería el eufemismo del siglo, lamentablemente Abe se encontraba con ella y tuve que hacer que me jurara que no dañaría a Dimitri. La furia y el ferviente deseo de acabar con todos y todo lo que me lastimara en sus miradas me hizo sentir tal seguridad que jamás creí poder experimentar- así se debe sentir tener una familia- me dije en aquel momento y pensar que un año antes de aquello, no sabía que él era mi padre y la relación con mi madre era inexistente. Al día siguiente partí de la corte, rechacé el puesto como miembro de la guardia roja (guardias de la reina) y tomé un puesto como la guardiana oficial del viejo, pues todos sus guardianes eran contratados por él, fuera del margen de la corte real. Mis padres me siguieron un par de días después, yo les pedí que se quedaran con Lissa y Jill- la media hermana de Liss- para la coronación. Mi madre que en aquel entonces era la guardiana de un Lord Szelsky, solicito por primera vez un par de meses de vacaciones para estar conmigo en Turquía. Unas cuantas semanas de su llegada a Estambul, llego una noticia que cambió el rumbo de nuestras vidas para siempre -bueno, al menos de la mía- Janine, inmediatamente decidió mudarse con nosotros pues no estaba dispuesta a perderse ese gran momento en mi vida. Unos meses después ella y el viejo retomaron su relación. A los ojos de la corte ambas éramos sus guardianas oficiales.
No podía negar que durante todos estos años he sentido una sana envidia por ellos, cuando creen que nadie los ve o presta atención se ponen todos cursis y tan en el amor que podrían ser confundidos con colegiales enamorados.
Tengo el estómago hecho un nudo, desde aquel día que partí no había visto o hablado con Dimitri o Lissa, aunque ellos trataron de ponerse en contacto conmigo por mucho tiempo. Christian me llamaba eventualmente para comprobar como estaba, aunque podemos durar horas al teléfono no nos habíamos visto ni una sola vez. Por otro lado, con Eddie y Mia nos vimos algunas veces fuera de la corte y nos escribimos o llamamos regularmente, aun así, la última vez que los vi fue hace más de dos años. De los chicos la persona con la que he mantenido el mayor contacto ha sido Jill, la pequeña Jilbait, no hay una sola semana en la que no nos escribamos cartas. Si cartas, según ella sería muy fácil para cualquiera en la corte jaquear su correo o algo por el estilo, además, de que la lógica apunta a que Rose Hathaway no tomaría papel y pluma para escribir. La joven Dragomir, ha sido la conexión más cerca a mi antigua vida en la corte. Con los demás siempre me contuve de dar demasiados detalles de mi nueva vida, pero cuando tomo el lápiz y comienzo a recorrer el papel con él siento que puedo hablar sobre todo y cualquier cosa, sin mencionar, que ella es la única que no se anda con rodeos ni cuidando que decir por temor a molestarme manteniendo ante mí la imagen de la niña fuerte, valiente y tenaz que conocí.
Empujo la puerta de vidrio del restaurante y entro, estaba casi vacío solo había una pareja en una pequeña mesa y un guardián sentado en la barra bebiendo lo que supuse era café.
Había un chico del otro lado de la barra secando algunas tazas. "¿Aun Luigi prepara las donas por acá?" cuestiono al hombre algunos años menor que yo.
Él se gira ante el sonido de mi voz un poco asustado, al parecer, lo tome por sorpresa.
"Yo... esto- tartamudea mientras me observa con ojos grandes y mejillas sonrojadas, se veía adorable. Adorablemente conocido pensé viendo su cabello rubio y dulces ojos gris-azulados- Yo, yo… tu"
"Shhh, detente cariño" susurro haciendo que su sonrojo crezca. "Ahora respira conmigo, inhala exhala, inhala, exhala". Un minuto después el tartamudeo había parado por completo.
"Te conozco" dice ya repuesto el moroi. Mi sorpresa fue grande al darme cuenta que el chico es un real moroi, no es común ver a un real en un puesto de trabajo como este.
"¿En serio?"
"Tú y yo vamos a la misma escuela" lo mire fallando desastrosamente al tratar de levantar mi ceja "Bueno no juntos, más bien como que tu fuiste a mi escuela. Es obvio que ya no estás en la escuela"
"¿Acabas de llamarme vieja?" cuestione fingiendo molestia. El joven trago y el guardián un par de bancas lejos de nosotros se rio viendo nuestra interacción. Le di mi mirada de no te metas a lo que respondió rápidamente volviendo la mirada a su café.
"Definitivamente tienes que ser tu" señala el joven moroi- "Haces esa cosa aterradora con los ojos que mi hermano dijo que hacías. Eres Rose Hathaway ¿Cierto?"
Al sonido de mi nombre el guardián inmediatamente se fijó en mí, escaneándome, buscando la verdad en las palabras del joven.
"¿Cómo es que sabes quién soy? ¿Y quién demonios es tu hermano?"
"Bueno en San Vladimir hay algunas fotografías tuyas y de tus compañeros de clase- coloque los ojos ante eso, no recordaba que Kirova colocara fotografías de cada generación de graduados en las paredes de San Vlad- fuiste la mejor en tus pruebas y-
"¿Rose?" el moroi fue interrumpido por una voz a mis espaldas.
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