Disclaimer: Los personajes pertenecen a Hori y quien corresponda.
¡Hola!
He aquí otra historia que comencé a escribir en noviembre. Digo comencé porque escribí todo menos las últimas 2500 palabras ese mes. Dejé esa última escena esbozada, pero la aparqué para centrarme en otros retos, sabiendo que había mucho que debía corregir en todo lo anterior. El mes pasado terminé de escribirlas y ahora que las he dejado reposar ha llegado el momento de corregir y publicar.
La historia toma como hechos ciertos del canon hasta la segunda película pero no hay spoilers visibles. Sí, hay referencias a cosas que ocurren para situarlos en un marco temporal, pero nada que no pueda leerse en una sinopsis cualquiera. Si no estás al día con el manga, las películas o incluso el anime, puedes leerlo sabiendo que los datos que no conoces no te van a destripar nada más allá de nombres o lugares que no conocerás (y la mayor parte de las referencias están en este capítulo, que es el que busca excusar y situar la acción).
Son un total de doce capítulos que ya están escritos. Todavía tengo que corregir (para que os hagáis una idea, este capítulo ha ganado casi 2000 palabras durante la corrección, no hablo sólo de revisar comas y tildes), pero creo que voy a buen ritmo y puedo permitirme el lujo de ir publicando ya. Actualizaré todos los miércoles y viernes. La historia no tiene demasiadas pretensiones, sólo contar un TodoBakuDeku en un entorno menos bélico que el del canon pero tomando en cuenta sus experiencias como parte del desarrollo de personajes.
Créditos de portada a Marelisanime.
Midoriya
—Las tiendas de campaña son de tres personas. Debido a que Tokoyami está trabajando de nuevo para la agencia de Hawks y Mineta ha sido sancionado sin poder venir por sus reiteradas faltas de respeto y acoso a las alumnas de la Yuei, las plazas están justas —les informó Aizawa con voz monótona y aspecto hastiado a pesar de vestir prendas veraniegas cuando todos se reunieron tras bajar del autobús—. Iréis en orden de lista, chicos por un lado y chicas por el otro. Si tenéis alguna duda, prestad atención al profesor Yamada, irá anunciando qué tienda os corresponde.
—Los tres primeros chicos de la lista: Aoyama, Iida, Ojiro, en la tienda uno. Las tres primeras chicas: Ashido, Asui y Uraraka, en la tienda dos —empezó a anunciar Yamada utilizando su Don para hacerse oír por encima del bullicio de la clase.
—Esperemos que esto salga mejor que la vez anterior o la próxima vez vendrá el propio director Nezu como acompañante —suspiró Aizawa, dejando la mecánica de la organización en manos del otro profesor y cogiendo el saco de dormir de su equipaje antes de dirigirse a la cabaña que compartiría con Yamada durante el mes de acampada.
—Kaminari, Kirishima y Koda, tienda tres. —Sero se lamentó dramáticamente, provocando las risas de sus amigos.
Emocionado, Izuku repasó mentalmente la lista de la clase, dándose cuenta de que al no estar Mineta y ser Yaoyorozu una chica, él era el último chico de la lista, lo que le colocaba con los dos chicos inmediatamente anteriores a él, que eran…
—Creo que dormiremos juntos, Midoriya —dijo la voz seria y profunda de Todoroki junto a él, provocándole un escalofrío—. Junto con Bakugou me parece, en la última tienda.
—Eso es genial, Todoroki-kun —sonrió Izuku, contento de que le tocase con dos de sus amigos.
A Izuku no le habría importado compartir tienda con cualquiera de sus compañeros, pero Todoroki y él habían estrechado lazos tras lo acontecido con el Asesino de Héroes y en esos momentos Izuku lo consideraba uno de sus mejores amigos dentro de la clase, junto a Uraraka e Iida. También estaba Aoyama, que insistía en ser su mejor amigo para levantarle el ánimo, pero este le ponía un tanto nervioso todavía. Que el otro compañero fuese Katsuki también le gustaba. No era la primera vez que dormían en la misma habitación o se iban juntos de campamento y compartir la tienda con él le traía buenos recuerdos.
—Creo que a alguien no le parece tan genial —señaló Todoroki con un deje divertido.
Katsuki estaba junto a Kirishima, Kaminari y Sero con las manos en los bolsillos, la cabeza gacha y el ceño fruncido. No alzó la cabeza cuando Yamada anunció que, como había supuesto Todoroki, ellos tres eran los ocupantes de la tienda número seis.
—No parece muy enfadado, la verdad. Créeme, cuando está cabreado de verdad su aspecto es aún más peligroso —bromeó Izuku.
—Y tú pareces muy optimista —bromeó Todoroki en su característico tono monocorde. Izuku soltó una carcajada. Su compañero podía ser una persona seria y a veces parecía muy cáustica, pero cuando Izuku lo conoció un poco más, se dio cuenta que, simplemente, le costaba interactuar con la misma naturalidad que al resto. Había tardado un poco en entender que la mayoría de sus comentarios sarcásticos era sólo la forma de bromear de Todoroki pero, una vez lo hizo, Izuku reconocía que se lo pasaba en grande con las pullas que el chico lanzaba a diestro y siniestro con total naturalidad—. ¿Ya os lleváis mejor, entonces?
—Es… complicado —dudó Izuku, que no era tan ingenuo como para saber que su relación con Katsuki era accidentada y estaba llena de problemas de comunicación que no sabían gestionar—. Pero no nos llevamos mal, Todoroki-kun. Somos amigos de la infancia, es sólo que el carácter de Kacchan es así.
—Si tú lo dices… —Izuku contuvo una carcajada para mirarle, evaluando si Todoroki lo decía en serio o en broma. La comisura del labio de Todoroki se estiró levemente hacia arriba, así que Izuku sonrió abiertamente, celebrando la broma.
Después del incidente de Nabu, Katsuki e Izuku no habían vuelto a hablar a solas, pero habían trabajado mucho en el entrenamiento de Izuku. Esto había ayudado a que Izuku percibiese que la hostilidad abierta de Katsuki hacia su presencia en la Yuei y el rencor por el Don de Izuku había disminuido, pero no sabía el por qué exactamente más allá de los motivos de competitividad que este le había expuesto. Izuku tenía la esperanza de que, por fin, hubiese dejado de verle como un lastre y comenzado a apreciarle como un igual al que mirar de frente.
—Los ocupantes de cada una de las tiendas dispondrán de una caseta con el mismo número que corresponde a la tienda. —Aizawa les llamó la atención desde la puerta de su cabaña, ya envuelto en el saco de dormir—. Mantener esa caseta limpia es misión de los ocupantes de las tiendas que la utilicen. Ahí podréis encontrar una lavadora para limpiar vuestra ropa y sábanas, duchas y retrete.
—Tenéis tiempo hasta la hora de cenar para instalaros —concluyó Yamada, dándoles vía libre.
—Eso es apenas media hora —murmuró Izuku, calculando el tiempo.
—Vamos —le propuso Todoroki.
Ilusionados por la perspectiva de acampar, los dos emplearon el tiempo libre en examinar la tienda de campaña. Era más alta y amplia de lo que habían esperado. No estarían demasiado holgados, pero podían estar de pie en la zona central, sobre todo él que era más bajo. Dejaron las mochilas en un rincón antes de ir hasta la caseta número seis y explorar lo que iba a ser su cuarto de baño durante las siguientes semanas.
—Está bien —aprobó Todoroki, mirando con atención la lavadora y examinando las duchas—. Lo esperaba más espartano.
Tenían sólo un retrete dentro de un cubículo a su disposición, pero la ducha, consistente en un suelo y una pared embaldosada con una rejilla para tragar el agua en el suelo, tenía tres alcachofas.
—Para que no tengamos que hacer turnos por la mañana al levantarnos, supongo —concluyó Izuku—. El retrete sí deberemos utilizarlo en tiempos diferentes.
—Esperemos que ninguno de los dos tenga una urgencia a la vez que Bakugou o me temo que la situación podría explotar por los aires —dijo Todoroki, levantando una ceja. Izuku se rio con ganas, sintiéndose un poco culpable por participar en la burla del carácter de Katsuki.
También había un par de lavabos unidos y un espejo grande, un banco ancho donde podían sentarse a cambiarse y una lavadora con cuatro cuerdas para tender la ropa que cruzaban una esquina de lado a lado.
—Una taquilla para cada uno —señaló Todoroki. Estaban empotradas haciendo las veces de pared tras el banco, por eso Izuku no las había visto antes—. Podremos guardar los enseres de aseo ahí. A mí me han puesto jabón y suavizante de ropa —añadió tras abrir la que tenía una pegatina con su nombre con la misma contraseña que tenía su taquilla de la Yuei.
—A mí igual —asintió Izuku comprobando la suya, contento del detalle a pesar de haber recordado meter sus propios productos en la mochila.
—Será mejor que vayamos hacia el comedor, es casi la hora —dijo Todoroki, volviendo a cerrar la taquilla y comprobando que quedaba debidamente bloqueada.
Cenaron juntos en la misma mesa junto a Iida, Asui y Uraraka igual que solían hacer en los almuerzos en la Yuei, por lo que al terminar fueron juntos hasta el lugar donde los profesores habían apilado un montón de madera para hacer una hoguera. Habían argumentado que pretendían que fuese una acampada típica en la que todos pudiesen también descansar y relajarse durante las tardes y realizar actividades grupales y asambleas durante la noche, reunidos alrededor del fuego. Izuku, emocionando ante la perspectiva de un mes en medio de la naturaleza, lejos de todos los problemas, observó cómo Todoroki se levantaba para encender el fuego a petición de los profesores, que le indicaron que sería una de sus tareas rutinarias.
—Esperamos, además, que no descuidéis vuestros entrenamientos matinales, que iremos supervisando por turnos —remató Aizawa después de que todos interviniesen proponiendo juegos y actividades que les gustaría hacer las noches siguientes—. Todos deberíais madrugar para hacer media hora de ejercicio antes del desayuno, así que desaconsejo encarecidamente que procuréis no alargar la velada más allá de la hora de acostarse en la tienda. Tendréis tiempo libre programado a diario que podréis pasar como deseéis, así que no es necesario que trasnochéis.
—Es un poco extraño, ¿verdad? —preguntó Todoroki después de que los dos hubiesen dejado a Iida en su tienda y acompañado a Uraraka y Asui a la suya, ya que eran las dos primeras, antes de cruzar el resto del área de tiendas para llegar a la suya, la última de todas.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Izuku, mirando a su compañero con curiosidad.
—No te da la sensación de que es todo… ¿demasiado normal? El anterior campamento no se asemejó en nada a este. Es como si los profesores estuviesen imitando una película americana cualquiera de campamentos.
— Sí, tienes razón —asintió Izuku, que también lo había pensado y deseaba realmente que esta vez los problemas no les persiguiesen.
—Sólo espero que nos haya tocado en la que se bañan en el lago y son felices tras jugar un partido de fútbol y no en la que hay un asesino en serie o un monstruo sanguinario que se encarga de ir eliminándonos uno a uno —masculló Todoroki en tono sarcástico, abriendo la tienda para cederle el paso a Izuku.
—Bueno, somos veinte personas con Dones entrenados para pelear, quiero creer que lo tendrían difícil —se rio Izuku pensando en un posible monstruo del pantano intentando salir del lago para atacarlos.
—¿Cuál sería el hilo argumental de la película si no? —contestó Todoroki, haciendo que Izuku soltase otra carcajada.
Katsuki ya estaba dentro de la tienda. Era conocido por todos sus compañeros que se iba a dormir siempre temprano, pero Izuku pensó durante las siguientes semanas no podría retirarse a la tienda para dormir antes de que el tiempo de la hoguera terminase. Debía de haber ido directamente, porque ellos sólo se habían entretenido despidiéndose de sus amigos y, sin embargo, Katsuki ya estaba instalado en el futón izquierdo, bocarriba y con las manos detrás de la nuca, mirando al techo.
—Buenas noches, Kacchan —le saludó Izuku con voz alegre, contento de verle. Durante el rato de la hoguera este había estado con sus amigos en el otro extremo y no habían podido intercambiar palabra alguna. Katsuki le gruñó de vuelta con un sonido inarticulado.
—Hola, Bakugou —dijo Todoroki, mirándole fijamente durante algunos segundos antes de volverse hacia Izuku—. ¿Quieres el del centro o el extremo, Midoriya?
—Me da igual —respondió Izuku, encogiéndose de hombros.
—Yo prefiero el extremo. —Se sentó en él mientras lo decía, empezando a desatarse las deportivas.
—Por mí de acuerdo. —Izuku miró a Katsuki, esperando una de sus habituales explosiones de quejas por parte de él por tener que dormir a su lado, pero Katsuki siguió mirando hacia el techo de la tienda, en silencio.
—Midoriya. —La sombra de Aizawa se recortó contra la tienda cuando le llamó desde fuera, sin abrir la tienda—. ¿Podemos hablar un momento?
—¡Sí! ¡Voy, profesor! —exclamó Izuku, intercambiando una mirada desconcertada con Todoroki, que levantó una ceja, antes de salir.
—Camina conmigo un momento —le pidió Aizawa. Izuku obedeció, en silencio, expectante. El profesor esperó a que se alejasen unos metros de las tiendas antes de pararse, de espaldas a ellas—. Midoriya… Tendrás una tarea sobre los demás.
—¿Una tarea? ¿Cómo Todoroki-kun encendiendo el fuego de la hoguera?
—¿Qué tal llevas el uso de tu Don? —preguntó Aizawa en respuesta.
—Sigo trabajando en ello —dijo Izuku, con entusiasmo, haciendo chocar uno de sus puños contra la palma contraria—. He hecho muchos progresos últimamente y estoy seguro de que pronto…
—No me has comprendido —le interrumpió Aizawa con calma—. Midoriya, tras el incidente de la isla… Dejémoslo en que es más necesario que nunca que tú y tus compañeros de clase rindáis la totalidad de vuestro Don. Tú todavía no has conseguido hacerlo, a pesar de haber demostrado tu valía más que de sobras una y otra vez.
—En la isla… —Izuku se sintió dividido entre el orgullo por la felicitación oculta de Aizawa y su reprimenda.
—Conseguiste desatar algo más de poder. Lo sé. —Aizawa le miró directamente, tan fijo que Izuku creyó que intentaba leerle el alma—. Creo que te han tocado compañeros de tienda interesantes. No lo habíamos planificado cuando asignamos los lugares, pero he hablado con el profesor Yamada y ambos creemos que estáis bien colocados.
—¿Qué quiere decir, Aizawa-sensei? —Izuku frunció el ceño, intrigado por las palabras del profesor.
—Hacéis un equipo formidable, vosotros tres. Tenéis todo lo que tiene que tener un buen equipo de héroe, con grandes sinergias. Ataque, apoyo, velocidad, fuerza, agilidad… Pero tendréis que aprender a trabajar juntos si queréis explorar vuestro potencial al máximo.
—En la isla, Kacchan y yo…
—Colaborasteis. Pero no trabajasteis juntos —puntualizó Aizawa, interrumpiéndole de nuevo. Izuku fue a protestar, en desacuerdo con las palabras del profesor—. Dos entidades independientes tomando decisiones comunes no cuenta como trabajar juntos. Esa es tu tarea para este campamento, Midoriya. Crea un equipo que pueda aprovechar sus Dones y que sea capaz de hacer cosas que no podrían por solitario, trabaja con él y muéstrame los resultados.
—¿Por qué yo? —preguntó Izuku, extrañado—. Un equipo es cosa de todos sus miembros.
—Estoy de acuerdo. Los tres tenéis madera de líderes y estrategas. No te estoy pidiendo que lo lideres ni lo organices tú personalmente, Midoriya. Sólo que seas capaz de hacer que exista. Espero grandes cosas todos los que están aquí y eso te incluye a ti, Midoriya. Si no eres capaz de que los tres os cohesionéis, confiando ciegamente los unos en los otros, entonces mis expectativas eran demasiado altas.
—De acuerdo, profesor Aizawa. —Izuku se miró el puño, apretándolo con decisión—. ¡Lo haré, por supuesto!
—Una cosa más. Esta tarea no te exime de seguir trabajando para potenciar tu Don. Buenas noches, Midoriya.
Izuku le observó alejarse, en silencio, reflexionando unos segundos sobre sus palabras antes de volver a la tienda. Todoroki estaba sentado en su futón, con las piernas cruzadas, leyendo un libro en su lector electrónico, pero levantó la cabeza con interés al verle entrar.
—¿Todo bien, Midoriya? —preguntó Todoroki.
—Sí —asintió Izuku, pensativo, mientras se descalzaba.
—Pareces preocupado. ¿Ha ocurrido algo grave con el profesor Aizawa?
—No. Sólo… —Izuku dudó. Suponía que no pasaba nada por decirle a Todoroki que Aizawa le había encargado trabajar en su Don ya que todos ellos debían hacerlo durante el campamento y no era un secreto que, aunque ya podía manejarlo hasta cierto punto, era uno de sus puntos débiles. Sin embargo, hablar de hacer equipo era más complicado y probablemente predispondría a Katsuki, que debía estar escuchándolos aunque no mirase en su dirección, en contra de ello de entrada—. Me ha dicho… me ha dado instrucciones concretas sobre cómo trabajar y mejorar mi Don. Dice que voy un poco retrasado en mi uso de él.
—La verdad es que sigue pareciendo que fuese más fuerte que tu cuerpo, como si no pudieses contenerlo —dijo Todoroki, ladeando la cabeza.
Izuku se encogió de hombros, sin saber qué contestar, ya que la afirmación de Todoroki se acercaba bastante a la realidad. Se le ocurrió una idea que podría ayudarle a aproximarse al problema que le había planteado Aizawa y al fin y al cabo este prácticamente había dicho eso, de algún modo. Seguramente Katsuki la rechazaría de plano, pero Izuku creyó que valía la pena intentarlo.
—Aizawa me ha dicho que debería buscar ayuda para los entrenamientos. Me sugirió que hablase con vosotros. Si me ayudáis, probablemente consiga progresar más rápidamente —dijo Izuku en tono casual.
—Claro, cuenta conmigo —asintió Todoroki, volviendo a concentrarse de nuevo en el libro.
—Gracias, Todoroki-kun. —Izuku miró a Katsuki de reojo, pero este no reaccionó. Sin añadir nada más, Izuku se desnudó, quedándose en calzoncillos, pensando en echarse a dormir aunque fuese temprano y todavía pudiesen leer o hablar. A Izuku no le apetecía ponerse a mirar sus redes sociales, Todoroki era bastante parco en palabras y tampoco quería distraerle de la lectura y Katsuki no parecía tener ganas de hablar.
—No os dais cuenta, ¿verdad, imbéciles? —Izuku se quedó parado, de rodillas junto a su mochila, mientras buscaba una de las camisetas que había traído para dormir. Katsuki no había apartado la mirada del techo, pero su voz había sido clara—. Lo de Nabu ya no fue un aviso. Nos libramos por los pelos. Esos cabrones van en serio.
—No creo que ninguno de nosotros dude de ello o subestime a la liga de villanos, Bakugou —murmuró Todoroki, conciliador, sin apartar la vista de su lector electrónico—. Aunque es cierto que venir de acampada justo después de eso ayuda a ponerlo en otra perspectiva.
—¿Eres idiota? —espetó Bakugou, incorporándose bruscamente—. Los profesores están preocupados. Pasa algo que no nos quieren decir. No quieren que estemos en la U.A. y por eso nos traen aquí.
—¿Eso es lo que crees? —Todoroki estaba asintiendo, conforme—. Podría ser. Debe ser algo gordo, si se han arriesgado tras lo que ocurrió en el anterior campamento de verano. Otra opción es simplemente que tras todo lo ocurrido los profesores comprendan que seguimos siendo chicos de dieciséis años que necesitan divertirse.
—Habla por ti, mitad y mitad. Yo tengo diecisiete—gruñó Katsuki. Izuku se rio, incapaz de contenerse al oírles discutir.
—No importará mientras estemos juntos —declaró Izuku, convencido, pensando en lo que Aizawa le había dicho—. No han podido con nosotros porque hemos peleado todos en equipo.
—Tú, Deku idiota. Eso no importa. Te lo he dicho varias veces. Domina ese Don tuyo de una vez…
—Para que puedas pelear conmigo y demostrar que eres mejor que yo —recitó Izuku, suspirando resignado—. Sí, ya lo sé…
—Sí —confirmó Bakugou al cabo de unos segundos, asintiendo con satisfacción—. Eso es.
Izuku se puso la camiseta, suspirando resignado. Todoroki lo miraba con una ceja levantada y media sonrisa divertida, pero Izuku le hizo un gesto de negación con la cabeza para no hablar del tema en ese momento. No le había mentido al decirle que era algo complicado. Después de lo de la isla, Katsuki no tenía muchos recuerdos, pero notaba que había cambiado algo en sus conversaciones, escasas, con él. Sumado a la especie de relación que ambos habían conseguido construir durante el curso anterior, cuando Katsuki empezó a ayudarle con los entrenamientos para controlar One for All, este parecía menos explosivo y más sosegado y receptivo. Al menos gran parte del tiempo.
—Buenas noches —dijo Izuku, intentando que ambos chicos se dieran por aludidos a la vez.
—¿Necesitas que apague la linterna para dormir, Midoriya? Yo no la necesito para leer —preguntó Todoroki. Los días eran largos, pero el sol ya se había puesto y, aunque todavía había penumbra, la luz de la tienda estaba encendida.
—Como queráis, a mí no me importa —suspiró Izuku, arropándose con una sábana fría para protegerse del relente de la madrugada. Una vez tumbado, se había dado cuenta de que estaba más cansado de lo que creía, por lo que se dormiría rápido.
—Midoriya. —Lo despertó horas después la voz de Todoroki. Hablaba en voz muy baja y le estaba pinchando en el hombro con el dedo, con insistencia—. Midoriya, despierta.
Izuku bostezó, parpadeando para intentar abrir los ojos hinchados de sueño. Lo primero que vio fue la camiseta blanca de tirantes de Katsuki, que estaba de espaldas a él… arrinconado contra la pared de la tienda de campaña, haciendo que la tela se tensase por el peso de su cuerpo. Izuku abrió los ojos, sorprendido, descubriendo que estaba agarrándose con ambas manos a tela de la camiseta de Katsuki. Con cuidado de no despertarlo, lo soltó y retrocedió sin hacer ruido.
—Pensé que preferirías que te despertase antes de que se diese cuenta —susurró Todoroki con un brillo divertido en los ojos—. ¿Soñabas que estabas en el festival deportivo? Lo has echado fuera de su futón con mucha eficacia.
—Sería una buena explicación —murmuró Izuku, nervioso porque, aunque no quería admitirlo delante de Todoroki, había estado soñando con Katsuki—. Gracias, Todoroki-kun.
Todoroki tenía razón. Katsuki estaba durmiendo en el suelo, fuera del futón. Izuku se mordió el labio, con el corazón latiéndole deprisa. Los recuerdos del sueño se hicieron jirones en su mente y se desvanecieron antes de que pudiera recordarlos adecuadamente, más allá de saber que Katsuki estaba en ellos. Se fijó en que Todoroki estaba vestido con el uniforme deportivo de la escuela y se dio cuenta de que era tan temprano que hacía frío a pesar de ser verano.
—Madrugas mucho —dijo Izuku, envolviéndose los hombros en la sábana para entrar en calor.
—Voy a salir a correr. Estoy acostumbrado a hacer unos pocos kilómetros todas las mañanas y Aizawa dijo que no debíamos dejar de entrenar. Sé que es muy temprano, pero lo prefiero así.
—¿Puedo ir contigo? Yo también hago varios kilómetros al día. Si los hacemos juntos, será más entretenido.
—Claro —asintió Todoroki con media sonrisa invitadora.
Izuku se puso rápidamente ropa deportiva y se calzó, saliendo de la tienda detrás de él. Todoroki le miró evaluadoramente antes de empezar a trotar, marcando un ritmo suave. Izuku lo siguió inmediatamente. Tras una hora intercalando diferentes velocidades y ritmos en un camino de tierra que rodeaba parte del bosque antes de volver a la zona de campamento, Todoroki se paró a un par de cientos de metros de las tiendas, jadeando por el último sprint.
—Estás en forma —dijo Todoroki, sujetándose las manos en las rodillas.
—No más que tú —le contestó Izuku con la voz entrecortada—. Había pensado que terminarías el último sprint al llegar a la tienda.
—Quería preguntarte algo antes —confesó Todoroki sin tapujos, respirando profundamente y estirando los músculos de las piernas.
—Adelante —le animó Izuku, expectante, al ver que el otro chico se limitaba a mirarle sin decir nada.
—Estoy buscando las palabras adecuadas. Soy consciente de que a veces no sé decir las cosas y las suelto como me salen —dijo Todoroki en voz baja, sumiéndose de nuevo en el silencio.
Izuku perdió la sonrisa un segundo, desconcertado e intrigado. Todoroki era parco en palabras, pero solía pensar las cosas antes de hablar. La primera conversación que habían mantenido durante el festival deportivo había sido así. Todoroki lo había mirado durante largo rato, casi evaluándole, antes de comenzar a hablar. Durante los últimos meses, cuando su relación se había estrechado, Todoroki también se había vuelto más expresivo cuando estaban en el pequeño grupo que habían formado dentro de la clase y, curiosamente, con Katsuki, con quien había sacado su licencia, pero era cierto que solía ser brusco y a veces su forma de hablar parecía más una sentencia que una opinión.
—Tú siempre encuentras una forma de expresar lo que quieres con facilidad. Eres capaz de decir un montón de cosas sobre lo que piensas sin que nadie te mire raro —dijo Todoroki, que había fruncido levemente el ceño, un minuto más tarde.
—No te creas —se rio Izuku, intentando animarle—. No siempre soy capaz de hacerlo, pero eso nos pasa a todos. Es normal, no te preocupes. Puedes expresarte como quieras.
—SI no quieres, no contestes —dijo Todoroki, poniéndose serio.
—De acuerdo.
Todoroki dejó de hacer estiramientos y se incorporó poniéndose de pie y mirando sin parpadear a Izuku, que le sostuvo la mirada, fijándose en lo llamativo de sus ojos desiguales.
—Midoriya, a ti… ¿a ti te gusta Bakugou? —preguntó Todoroki a bocajarro.
—¿Qué? —exclamó Izuku abriendo mucho los ojos, totalmente descolocado por la pregunta.
—Lo siento, no debí preguntar. —Todoroki bajó la mirada, frunciendo el ceño y pareciendo un poco abochornado.
—¡No! Quiero decir que no importa que hayas preguntado. —Izuku entró en pánico al darse cuenta que su reacción no iba a invitar a que Todoroki se volviese a atrever a preguntarle nada más en un momento en el que se suponía que tendría que procurar que se acercasen más—. Es… es que no entiendo el porqué de la pregunta.
—He pensado en ello últimamente —dijo Todoroki con sencillez—. ¿A ti no te pasa que piensas en quién te gusta o quién le gusta a la gente?
—Supongo que sí. —Lo cierto era que, salvo una temporada en la que Uraraka le había despertado una sensación extraña en el estómago y una timidez apabullante cada vez que hablaba con ella, no se lo había preguntado demasiado—. ¿A ti también te gusta alguien?
—No lo sé. Por eso te estaba preguntando. Quería… resolver algunas dudas.
—Kacchan y yo sólo…
—No sois amigos, Midoriya —le interrumpió secamente Todoroki—. Lo siento, a esto me refiero cuando digo que no sé muy bien cómo hablar de estas cosas.
—No importa, Todoroki-kun. ¿Qué quieres decir con que Kacchan y yo no somos amigos?
—Bakugou y tú… Al veros esta mañana… Bueno, siempre estás detrás de él y él tiene esa obsesión absurda por competir contigo y ganarte. El hecho de cómo te habla y, sin embargo, tú sigues estando a su lado.
—Compite y es borde con todos —señaló Izuku, consciente en algún lugar de su mente de que las palabras de Todoroki eran esencialmente ciertas—. Somos amigos de la infancia, hemos pasado juntos por muchas cosas. Kacchan ha hecho… me ha tratado alguna vez de malas formas, pero nuestro problema es que no somos capaces de hablar muy bien, creo. No lo sé, realmente, tampoco es que lo hayamos intentado. Katsuki seguramente me mandaría a la mierda si se lo propusiese. —Se calló, dándose cuenta de que se había embalado, murmurando las últimas frases, pero Todoroki asintió, pareciendo haberle oído.
—Es verdad que últimamente no te habla tanto de esa manera. Y sé que habéis estado entrenando juntos con All Might. Parecéis más unidos y él te mira de una forma diferente al inicio del curso —dijo Todoroki. Izuku se calló, pensando que era posible que tuviese razón—. Me fijo en esas cosas, aunque no lo parezca.
—La verdad es que no sé muy bien qué se siente cuando te gusta alguien —confesó Izuku, sonrojándose. Todoroki hizo un sonido con la nariz, a medio camino de un resoplido, dándole a entender que le comprendía. Dudó, intentando pensar—. Kacchan… Es alguien importante para mí. Lo conozco desde hace muchos años y lo admiraba, aún lo hago, mucho. Tenemos una relación complicada.
—Sin embargo, esta mañana…
—Lo de esta mañana fue sin querer —le interrumpió Izuku, negando con tristeza—. Kacchan me mataría si se enterase. No se lo digas, por favor —le pidió, avergonzado por tener que hacerlo.
—Me llevaré el secreto a la tumba, Midoriya.
—Gracias.
—Siento haber sido tan indiscreto —dijo Todoroki, mirando hacia las tiendas como si buscase algo o a alguien. Izuku se volvió, comprendiendo al ver que todo estaba tranquilo que Todoroki sólo se aseguraba de que nadie se estuviese cerca.
—No te preocupes. Al fin y al cabo, somos amigos, ¿no? —Izuku no perdió la oportunidad de tantear el terreno. Se llevaban bien y sabía que se había preocupado por él durante el rescate de Eri, pero nunca habían hablado de cosas tan personales—. Los amigos hablan de estas cosas, de quien les gusta. Es normal, ¿no?
—Sí, supongo que es normal —Izuku pensó que la conversación había terminado, pero Todoroki se sentó en el suelo, abrazándose las rodillas. Izuku lo imitó, expectante—. Debe ser muy especial para ti, desde luego. Bakugou —le aclaró Todoroki al ver su mirada de extrañeza—. Nunca he tenido a nadie así en mi vida, creo.
—No lo sé. A veces creo que soy idiota, pero… creo que tiene buen fondo. Es sólo que, como yo, no sabe expresar ciertas cosas y la forma en que lo educaron no ayuda.
—Yo estoy en las mismas. Midoriya… —Todoroki le miró con aire conspirativo, llevándose teatralmente el dedo a la nariz, bromeando—, yo no soy muy ducho en estas cosas, pero creo que podríamos decir que si eres capaz de ver el lado bueno de Bakugou y creer en él y estar a su lado… Si no te gusta, se acerca bastante a ello.
—Ni siquiera me había planteado nunca si me gustan los chicos, Todoroki-kun —respondió Izuku riéndose alegremente.
—Yo creo que sí que me gustan los chicos. Bueno, y las chicas también. Pero no sé cómo está uno seguro de eso si no ha estado con nadie.
—Supongo que… si lo crees es que sí, ¿no? Que te gustan y ya está —dijo Izuku, encogiéndose de hombros, pensando que realmente no tenía mucha importancia si te gustaban los chicos o las chicas.
—Entonces… ¿te gustan las chicas?
—Me parece que sí. Al menos me gustó Uraraka, durante un tiempo. Creo —matizó Izuku no obstante, no muy seguro.
—Yo también lo creo —asintió Todoroki.
—¿En base a qué? —preguntó Izuku, divertido por todas las cosas que Todoroki parecía saber sobre él.
—A cómo la mirabas. Te ponías nervioso cuando hablabas con ella y te sonrojabas. Solías tocarte la nuca y despeinarte. —Todoroki alzó una ceja al ver su expresión de asombro—. Ya te he dicho que me fijo en esas cosas aunque no diga nada.
—¿En serio? —preguntó Izuku con incredulidad—. Eres muy observador.
—Nunca sé qué decir —admitió Todoroki, apretando los labios—. La gente se olvida de ti cuando no hablas. Por eso sé que tú a Uraraka sí le gustas. Uraraka le gusta a Asui y a Kaminari le gusta Jirou, aunque esta se trae algo con Yaoyorozu, creo. ¡Oh! Y a Dark Shadow le gusta Ashido.
—¿Eso es posible? —preguntó Izuku, a medio camino de reírse y escandalizarse.
—Parece ser que sí. También sé que Bakugou y Kirishima tuvieron algo. Algo más que gustarse, quiero decir. ¿Recuerdas cuando estuvimos en I-Island? —Izuku asintió, dándose cuenta de que probablemente Todoroki tenía razón—. Creo que allí ya estaban juntos. Estuve con ellos y la forma de interactuar era bastante cercana. Más de lo habitual.
—¿En serio? —Todoroki se encogió de hombros—. No me entero de nada, debo de ser la persona menos observadora del mundo.
—Eso no es cierto —negó Todoroki con vehemencia—. Nos observas a todos, todo el tiempo. Nos analizas. Es sólo que no te fijas en cómo nos relacionamos sino en cómo funcionan nuestros Dones y cómo los utilizamos. Yo antes tampoco me fijaba en las cómo os relacionáis unos con otros, pero de un tiempo a esta parte sí lo hago.
—Porque crees que te gusta alguien —comprendió Izuku, recordando las palabras de Todoroki cuando habían iniciado la conversación. Todoroki asintió, confirmándoselo.
—¿Qué sentías tú cuando te gustaba Uraraka?
—No lo sé. Como un cosquilleo en el estómago —dijo Izuku, intentando precisar para ayudarle—. Lo que has dicho de sonrojarme y tal también, pero de eso no me había enterado hasta que lo has dicho.
—El cosquilleo… puede. El resto creo que no —negó Todoroki, pensativo—. Quizá cada uno reaccionamos diferente cuando nos gusta alguien.
—Seguramente.
—Eres un buen amigo, Midoriya. —Todoroki esbozó su media sonrisa. Izuku se sintió satisfecho porque Todoroki también lo considerase su amigo y le correspondió con otra sonrisa—. ¿Te parece si vamos a ducharnos y a desayunar?
Izuku se apresuró a levantarse y seguirle. De camino de las duchas, pensó que no había llegado a preguntarle a Todoroki quién le gustaba, pero creyó que el momento había pasado y se propuso preguntarle en la siguiente ocasión que se presentara.
