Primero que nada, sólo digo esto: Fanfic 50 en español y 100 en general en Sono Hanabira ¡Un honor gigantesco para mí el lograr algo así en un solo trabajo! Ahora sí doy comienzo a la leyenda de Aya y Ai en español, que bastante rato tenía queriendo hacerlo, aunque la idea que aquí pongo sí que resultó algo peculiar. Ya lo saben, no soy parte de Fuguriya, así que no tengo nada que ver con SonoHana más allá de ser alguien que descarga juegos parcheados xD.

Aipunzel

Hace bastante tiempo, en los confines más remotos de un reino que está bastante lejos, se encontraba una torre que encerraba en su interior a una doncella de cabellos de un brillante dorado y cuya longitud resultaba completamente insana. Dicha doncella estaba fuertemente custodiada por una chica que afirmaba ser su madre (obviando el hecho de que ambas parecían tener la misma edad). Dicha chica, de nombre Manami, de vez en cuando advertía a la doncella, llamada Ai, que no debía entablar contacto alguno con las personas del mundo exterior, afirmando que se trataban de personas malvadas y ambiciosas que en lo que se den cuenta de las propiedades mágicas de su cabello querrían engañarla y usarla para su beneficio personal. Esa idea aterraba mucho a la pobre Ai, por lo que nunca le devolvía el saludo a las personas que pasaban cerca de la torre, aunque casi siempre se asomaba por el balcón.

La razón para hacer eso, pese a los aparentes peligros, es que ansiaba conocer el mundo más allá de las paredes en que había estado confinada toda su vida. Muy por dentro, deseaba conocer a su príncipe destinado, a su salvador o salvadora que le permita conocer las bellezas del mundo que todavía desconocía. Pero mientras el tiempo pasaba, la esperanza por ver a alguien así se iba desvaneciendo, pero un día...

Era un día precioso, y Ai estaba en la ardua tarea de peinar todo su cabello. Por mucho tiempo se había sentido tentada a cortárselo para hacer más fácil la tarea, pero Manami la había regañado por enésima vez por ello, diciendo que su cabello dejaría de ser tan especial si se lo cortaba. No quedándole de otra, pues Ai se tenía que peinar toda aquella extensión, cuando en eso escucha los cascos de un caballo. Para Ai no cabía ninguna duda: un caballero de galante armadura se encontraba cerca, y eso implicaba que podría ser sacada de allí en breve, por lo que se precipita al balcón.

Cerca de la base de la torre se encontraba una chica en armadura, con un cabello largo y castaño, y en sus ojos violeta refulgía la confianza y la energía que aparentaba con su porte. Ai pensaba que esa chica podría salvarla.

─ Oh, lo que ven mis ojos al contemplar esta torre cuyo aspecto es de muy mal agüero ─ dice la gallarda recién llegada ─ ¿Hay alguna manera de que pueda subirte para así rescatarte?

─ ¡Sí la hay! ─ responde Ai, y sin dudarlo un segundo lanza su larga cabellera para que aquella gendarme castaña subiese ─ Ahí está, noble príncipe. Suba para que así llegue a mis aposentos.

Una vez que el cabello de Ai llega hasta abajo, la castaña se sostiene de él y empieza a escalar. Ai pensaba que iba a ser más difícil sostener a la castaña, pero resultaba ser bastante sencillo sostenerla mientras iba subiendo, hasta que la castaña escalaba por la ventana.

─ Ahora que estoy aquí, la valiente y aguerrida caballera Rina, y es mi oficio inherente... Un momento... ─ la castaña se queda mirando fijamente a Ai ─ Tú no eres la princesa Nagisa.

─ No. Mi llamo Ai.

─ Ya sentía yo que había elegido el trayecto equivocado ─ la gendarme suspira de decepción ─. En ese caso volveré a bajar. No eres la princesa que esperaba...

─ ¿Qué quieres decir con eso? ¿Vas a dejarme tirada? ─ se queja Ai.

─ ¿Por qué lo preguntas? ─ Rina ahora mira a Ai con indiferencia.

─ Todo este tiempo he estado esperando a que un valiente príncipe que me saque de este castillo, y creí que tú me harías ese favor.

─ Favor que no va a cumplir ─ suena una voz malévola detrás de Rina y Ai, y al voltear se encuentran con Manami, la madre de Ai ─ ¿Qué hace esta invasora aquí, Ai? ¿No te había dicho claramente que no debías hacer eso?

─ También me decías que la sopa de frijoles sabe igual que una sopa de verduras, y no es verdad ─ le recrimina Ai ─. No haces otra cosa que mentirme, mamá. O mejor dicho, ni siquiera puedo estar segura de que seas mi madre.

─ Esto ya empieza a oler a telenovela ─ dice Rina.

─ Jejeje... ¡Jajajajajajajajaja! ─ Manami pone cara de maníaca a medida que se reía ─ Pues es cierto. Yo no soy tu madre, y hasta el momento te tragabas el cuento sin ningún esfuerzo. La verdad es que tus padres eran unos ineptos que sólo sabían gastar y gastar, ignorando lo que tenían entre ellos: Dos hijas, de las cuales una tuvo que nacer con un cabello bastante especial. Yo simplemente me encontré con ese cabello tan peculiar cuando eras una bebé, y es que descubrí que ese cabello tuyo tenía la propiedad de hacerme ver joven y hermosa por siempre, por lo que simplemente tuve que comprarte.

─ ¿T-tú... me compraste? ─ Ai se lleva una mano al pecho, desgarrada por la revelación.

─ Ya te dije que tus padres eran unos ineptos y unos desgraciados que sólo sabían gastar pero no sabían nada del ahorro ni del trabajo duro. Si realmente hubiesen sabido lo que tenían entre ellos, posiblemente hubiese tenido que matarlos. Fue una suerte que no tuviera la necesidad de hacer eso.

─ Señora bruja, usted es diabólica ─ le dice Rina.

─ ¿Y eso a mí qué? Todo lo que voy a hacer es deshacerme de ti, y luego buscaré la manera de tapar el balcón para que Ai nunca más vuelva a retar mi autoridad.

─ Tus motivos no me interesan en absoluto ─ le responde Rina de forma apática ─. Sólo quiero saber dónde está el castillo en el que se encuentra la princesa Nagisa.

─ Está a tres castillos con princesas en dirección oeste, donde se encuentra el dragón hecho de tintes para el cabello ─ dice una voz detrás de Rina.

─ Muchas gra... ¿Eh?

Rina, Ai y Manami miran al balcón, encontrándose con que había otro príncipe en armadura, con el detalle peculiar de que se parecía bastante a Ai.

─ ¿Y tú quién eres, y cómo llegaste aquí? ─ dice Manami.

─ Soy la caballera Aya, y vine trepando con el cabello de la princesa ─ responde la recién llegada mientras señalaba la cabellera de Ai que todavía estaba afuera ─. Pero igual no puedo permitir que brujas malvadas como tú anden infundiendo terror en nobles damiselas.

─ Gracias por el cumplido, pero sé defenderme sola ─ le dice Rina.

─ Me refiero a la princesa de cabello dorado ─ Aya puso cara de póquer.

─ Ah, bueno.

─ Todo esto me da igual. De todos modos acabaré con ambas... Incluso siendo la hermana de Ai, no dejaré que te la lleves ─ dice Manami amenazante.

─ ¿Hermana? ¿Aya es mi hermana? ─ Ai se lleva una mano al pecho.

─ ¿Tengo hermana? ─ Aya mira fijamente a Ai ─ Puede que el cabello sea diferente, pero se me parece tanto.

Aya y Ai se quedan mirando embobadas, y de manera casi inconsciente juntas sus manos, sintiendo como si estuvieran estableciendo una conexión invisible que había sido cortada antes. Rápidamente se sonrojan.

─ Huelen a norteñas a la legua ─ dice Rina burlona.

─ No me importa si se enamoraron entre ellas o qué. Igual eliminaré a las intrusas ─ las palabras de Manami hacen que Rina y Aya se pongan en estado de alerta ─. No permitiré que se entrometan en mi camino. Váyanse despidiendo de este mundo...

─ ¡Manami-chan, hora de comer! ─ aparece otra chica, teniendo ésta un cabello castaño algo más claro que el de Rina ─ ¿Invitaste amigas? Debiste decirme, que ahora no sé si la comida rinda para todas.

─ ¿Y ella quién es? ─ dice Aya.

─ Mi nombre Hazuki, y soy la esposa de Manami-chan. Un gusto conocerlas, chicas.

─ Este sitio de por sí ya era pequeño, y ahora empieza a verse apretado ─ dice Rina para sí misma.

─ ¿Cómo es que mi captora estaba casada y jamás me di cuenta de nada? ─ dice Ai confundida.

─ Es que estoy siempre abajo, cerca de la base de la torre ─ le responde Hazuki tranquilamente ─. Originalmente quería que Manami y yo tuviéramos una casa propia para vivir, así que Manami puso manos a la obra y construyó este castillo. El problema es que se le olvidó ponerle una puerta de entrada, por lo que nos quedamos encerradas, y de paso se le olvidó dónde dejó las herramientas y su libro de conjuros.

─ N-no lo olvidé. Sólo que cuando me di cuenta no los encontré por ningún lado ─ le reclama Manami avergonzada.

─ El resultado es el mismo. Los olvidaste ─ dice Ai malhumorada, y entonces nota algo ─ ¿Y quieres que te diga una cosa? No tolero que me uses más. Esto se acabó, así que me cortaré el cabello para que no puedas aprovechar sus dones mágicos.

Ai, furiosa como estaba, agarra unas tijeras de su tocador y empieza a cortarse el cabello.

─ ¡No lo hagas! ─ advierte Manami, pero era demasiado tarde.

Y mientras Ai procede a cortarse el cabello, Hazuki parece notar algo que las demás no.

─ ¿No falta alguien?

Una vez que el cabello de Ai es cortado, su cabellera dorada se vuelve azul como el de Aya, y Rina, que todavía usando el cabello para bajar de nuevo, se cae hasta unos espinos cerca de la base. Su caída genera bastante ruido, y todas van a ver lo que había pasado, aunque pudieron suponer rápidamente los hechos.

─ Eso sí que debió doler ─ dijo Hazuki con una mueca de dolor.

─ Bueno, una invasora menos ─ dice Manami entre dientes, y luego mira a las recién conocidas hermanas ─. Pero igual no voy a dejar pasar esa insolencia de tu parte, Ai. Destruiste la clave para que Hazuki siguiésemos siendo jóvenes, y eso no se los voy a perdonar. Tú y tu hermana sufrirán el peso de mi ira.

─ Si el peso de tu ira es tan grande como tus pechos, entonces no tenemos nada que temer ─ se mofa Ai, haciendo que Manami se enfurezca.

─ Ahora sí que te la has ganado.

─ No debiste provocarla, Ai ─ Aya saca su espada y se pone al lado de su hermana ─. Ya tendremos tiempo para conocernos, pero primero debemos vencer a la bruja.

─ Sí, mucho tiempo para conocernos bastante bien ─ dice Ai con una sonrisa pícara.

Hazuki por su parte se quedaba mirando por el balcón, notando que de entre los espinos salían los animales que los habitaban, y todos estaban aterrados. Y después que esos animales se hubiesen ido, Hazuki ve que Rina no solo estaba viva, sino que no parecía haber sufrido ningún daño, cosa que la propia Hazuki no se podía explicar cómo ocurrió. Rina incluso parecía tener en una mano a un león inerte agarrado por el cuello que luego deja caer.

─ Adivina qué. Acabo de encontrar unas herramientas de construcción y un libro de magia por aquí. Supongo que eso será de ustedes ─ informa la gendarme castaña.

─ Sí, es nuestro ¿Nos lo puedes traer para que salgamos de esta torre? ─ dice Hazuki contenta.

─ Lo siento, pero mira para qué quedó el cabello de la damisela que tenían cautiva ─ Rina alza el cabello que todavía tenía en su mano ─. Y de paso no tengo nada para subirles las cosas. Primero voy a salvar a la princesa Nagisa, y después me regreso a mi reino a traer provisiones y mujeres que me ayuden en el trabajo, aunque les informo que como mínimo me tardo dos meses. Espero que las provisiones no se les acaben antes.

─ No te preocupes. Nuestra alacena es mágica y no se nos acaban los ingredientes.

─ Entonces me voy. Nos vemos en otro momento, y procuraré traerles recuerdos de la torre donde está Nagisa.

Hazuki ve cómo Rina va de nuevo con su caballo y se va de allí. Como no podía hacer nada más en este punto, decide que sería mejor cómo le iba a su esposa y a las hermanas, y en eso notan que estaban peleando. Manami estaba usando su magia del mal, y las hermanas se valían se sus propias capacidades y valentía para hacerle frente. Hazuki hace un intento por calmarla, pero no la estaban escuchando.

─ ¿Quieren detenerse un momento?

─ Ahora sí me voy a deshacer de ustedes ─ Manami se veía a sí misma rodeada de magia oscura.

─ No si antes te derrotamos, bruja ─ le responde Aya antes de lanzarse con su espada.

Desde ambos bandos se lanzan con todo para acabar con todo, y entonces...


Diez minutos después

─ ¿Quieren un poco más? ─ dice Hazuki desde la cocina.

─ Yo sí quiero ─ le responde Manami.

─ Muy bien. Entonces aquí tienes, Manami-chan. Y la que quiera más tengo de sobra, para que así estemos fuertes para cuando nos rescaten.

─ ¿Eso algún día va a pasar? ─ cuestiona Aya.

─ Rina-san lo prometió. Sólo tenemos que ser pacientes.

Hazuki había logrado detener la batalla, y Manami, Aya y Ai estaban comiendo tranquilamente, si bien cada una tenía una oreja bastante hinchada y roja, pero eso no quitaba que la tranquilidad reinaba allí. Una tranquilidad que tenía que durar por lo menos hasta que Rina volviese para rescatarlas.

─ Esta chica es incluso peor que la bruja ─ murmura Ai sobándose un poco la oreja.

─ Humm… Tenemos un detalle, y es que no hay más habitaciones en esta torre ─ señala Hazuki ─. En ese caso Aya va a tener que dormir con Ai-san. Espero que no les moleste.

─ ¿Bromeas? ¡Así sí puedo aguantar por años a que nos busquen! ─ responde Ai antes de abrazarse a Aya.

─ Hpm. Degeneradas ─ dice Manami entre dientes.

─ ¡Repite eso! ─ Aya y Ai se levantan para pelear, pero se detienen al ver a Hazuki.

─ Nada de peleas en la mesa ─ Hazuki se muestra autoritaria e intimidante, y las gemelas se vuelven a sentar.

Bueno, al menos el felices para siempre ya lo tenían asegurado las gemelas peliazules. El reto era que la convivencia con la bruja Manami no acabase en desastre, aunque para eso ya estaba Hazuki a cargo.

Fin


Y así termino con el fanfic 100 de SonoHana (aunque siendo objetivo, eso habría que tenerlo en entredicho, recordando cierto mal chiste de Ms. baldi que hasta ahora no se digna en borrar). Espero que haya sido de su agrado, espero que nos veamos pronto, y ojalá que esta saga jamás pase de moda, que incluso ahora todas y cada una de sus entregas son maravillosas de inicio a fin .

Hasta otra