Bueno iniciamos fic nuevo, espero sea de su agrado, recuerden que los personajes no me pertenecen son de la llama asesina, solo hago que se amen.

Recuerden que todas mis historias las encuentran en FanFiction y Ao3, si las ven en otras plataformas avísenme y denuncien, gracias.

Gracias a mi beta por su tiempo en corregir cada uno de los caps.


¿Qué tan dificil era poder ver el tan deseado hilo rojo del destino?, pues afortunada o desafortunadamente para él, ese era su caso, desde que cumplió los cinco años se percató de ese pequeño hilo que se amarraba con fuerza en los dedos meñiques de las personas, el suyo era tan delgado que en verdad no le dio importancia.

Pero con el transcurso de los años si tocaba el tema, a los pocos dias esas parejas se separaban así estuvieran casados, aprendió que cuando el hilo estaba tensionado era porque sus destinados se habían encontrado.

No importaba que tan suelto o enredado estuviera el hilo, al final siempre terminaban encontrándose. Cuando era pequeño intentó muchas veces intentar cogerlo y jalarlo, intentó de todo para lo lograrlo, usar guantes, esferos, hasta cortarlo, pero era imposible, asi que desistió.

Una vez acompañó a su padre al consultorio, una pareja quería saber porque no podían tener un hijo, pero sus ojos se percataron que el hilo rojo de la mujer estaba unido a uno de los ayudantes de su padre.

—Es porque tu hilo rojo no está unido a él – lo dijo sin filtros y señalo al otro joven – es con él.

Vio la ira nacer en lo más profundo en el otro hombre, empezaron a pelear, su padre lo oculto detrás del escritorio, mientras trataba de calmar a los demás; después que ellos se fueran pudo salir y en verdad se sentía apenado por lo ocurrido.

—¿Por qué dijiste eso? – le preguntó su padre, mientras lo sentaba sobre el escritorio – no tengas miedo, solo dímelo.

—Veo un hilo que sale de los meñiques – tomó la mano de su padre, tocó el lugar donde estaba – aquí tienes el tuyo, cuando te alejas de mamá se estira, pero cuando estas por llegar se tensiona y eso hace que cada uno sonría a la llegada.

—¿Siempre lo has visto? – él negó, con su manita puso los cinco dedos, dándole a entender que esa era la edad – bueno hijo, te diré algo, pero no quiero que te sientas mal, evita decirlo en voz alta, no solo podrían lastimarte, sino que esas parejas creen que son su destinado.

—¿Pero al final terminarán separándose? – era un niño, en verdad quería ver a las personas felices como sus padres.

—Probablemente, pero no quiero que te lastimen – bajó la cabeza solo afirmó.

Después de eso trató de ser lo más prudente al tratar ese tema, preguntaba cosas como ¿pero en verdad te gusta?, ¿sientes que puedes ser feliz para siempre?, ¿puede que tu desinado sea otro, ¿no?, todo con el fin de ayudar de cierta manera.

Y los años se volvieron más difíciles, pues nadie quería consejos, asi que decidió callarlo; pero cuando conoció a Armin en la universidad fue la segunda persona que se enteró, estuvo tan emocionado que siempre que lo veía pensativo le preguntaba.

—¿No estan conectado? – él negó, dejó salir un suspiro – trata de ignorarlo Eren.

—Lo triste es que su hilo está conectado al de la mejor amiga de ella – Armin abrió los ojos y entendió su preocupación – quisiera no poder verlo.

—Bueno por lo menos me ayudaste a mi – sintió como era abrazado – sin ti no podría estar con mi Jean.

—Eso es bueno amigo – empezaron a reír – pero el mío no aparece.

—¿Y por eso te juntaste con Mikasa? – él negó, bebió de su leche de chocolate – entonces ¿por qué aceptaste?

—Porque es jodidamente intensa – respondió honestamente, se cubrió el rostro – me siguió por un mes, cada que me levantaba había un letrero frente a mi casa que decía "Eren se mi novio", o me llenaba de comida, en verdad solo fue para que me dejara un poco tranquilo.

Lo escuchó reír, pero para él era agotador, aun asi tenía fe en algún momento poder encontrar a su pareja, pero por el momento estaba con Mikasa Ackerman, y podría jurar que la joven queria engordarlo.

—Eren deberías decirle – le reclamaba su amigo Armin – sé que no eres feliz a su lado y solo te estas forzando a sonreír de manera amorosa.

—Sabes que enloquecerá – se sujetó la cara con desesperación – Mikasa no es fácil de llevar cuando le niegas algo que siempre ha querido.

—Pero no eres un objeto amigo – lo miro, le sonrió suavemente – vas a enloquecer y ella siempre se ve como un pegante sobre ti, eres un futuro modelo, pintor y ella no te deja ni salir a tus sesiones solo.

—¿De qué hablan? – ahí estaba ella, sobre el besándolo – ¿me extrañaste?

—Si – respondió, bajando su mirada a sus manos, soltó un suspiro – hablábamos de mi nueva sesión de fotos, solo que esta vez no tengo pases de cortesía.

Dijo y vio como Armin sonreía, ambos sabían que se estaban acostumbrando a mentirle a su amiga y pareja, pero en verdad se sentía sofocado de solo tenerla cerca.

—Es una pena, quería acompañarte – ambos afirmaron con la cabeza, él se llevó un chocolate amargo a la boca – no comas eso, sabes que no me gusta.

—Lo lamento – se disculpó, guardo el resto - ¿ya sabes donde harás tus practicas?

—Sigo pensándolo, pero creo que será en la sucursal de Francia de mi tía – internamente rogaba que eso pasará, necesitaba romper con esa relación – pero no quiero separarme de ti Eren.

—Sabes que esas son buenas oportunidades que nadie más tiene – le dijo Armin, él silenciosamente se lo agradeció – ya quisiera no tener que pasar hojas de vida para poder hacer mis prácticas.

—Es verdad, yo debo empezar con lo mismo – dijo, miró su celular – debo ir con Erwin sensei para las recomendaciones que tiene para mí.

Armin seguí ahí esperando a Jean que era de otra universidad, se habían conocido en una reunión de universidades y posibles intercambios, cuando vio que su hilo se tensiono, se lo dijo, estaba tan emocionado que cuando lo vio se desmayó, fue una experiencia nueva hasta para él.

—¿Después me acompañas a mi casa? – se estaba parando, cuando ella lo detuvo acariciando su mano – mi familia viene de Francia y quiero que la conozcas.

—Bien – dijo, salió corriendo, él era muy puntual, en verdad quería alejarse un poco.

Habló con su sensei, se sorprendió de la cantidad de recomendaciones que tenía, era emocionante ver que su arduo trabajo estaba empezando a mostrar sus frutos; leía detenidamente esos documento, de camino a la casa de Mikasa, de vez en cuando veía a las parejas presentes y le daban cierto pesar, saber que en algún momento se separarían.

—No me estas prestando atención – la escuchó, desvió su mirada de esa pareja – siempre eres asi, pareciera que no te intereso.

—Mikasa – la miro, vio la ira en sus ojos – todo este tiempo como tu pareja y ¿aun no te das cuenta?

—¿A qué te refieres? – debía ser valiente, no aguantaba otro año en esa situación.

—Llevamos cinco años de novios, en verdad he intentado con fuerza, enamorarme de ti – él era el que sufría, mientras que ella disfrutaba sin darse cuenta de su dolor – pero no puedo, te sigo viendo como mi mejor amiga.

Ella abrió sus ojos, lo golpeó sabía que se había demorado, pero en verdad ya no podía seguir sintiéndome asi de miserable, sabía que sus hilos rojos no estaban conectados, pero en verdad la quería de otra forma y no quería lastimarla más.

Se bajaron del bus, caminaron a la gran casa, ella no volvió a dirigirle la palabra, pero el silencio era agradable, cuando la vio abrir la puerta sintió como su dedo meñique dolía, lo vio y estaba rojo, su hilo lentamente empezó a tensarse, cada paso que daba era doloroso, ¿Cómo era posible que la gente normal no lo sintiera?

Y ahí lo vio, como el hilo se alzaba de entre todos los demás, brillaba por primera vez de forma hermosa, estaba conectado con un hombre muy bien vestido, su cabello negro como la noche, con corte militar y un pequeño niño en sus piernas.

—Mikasa bienvenida – dijo la madre, le extendió la mano mostrando la silla – y el pequeño Eren también vino.

—No soy tan pequeño ahora – contestó, fue a darle un beso en la mejilla – hace mucho no la veía, ¿Qué tal su viaje?

—Muy bueno, ya apartamos el lugar para que Mikasa trabaje – y volvió a sonreír, podría tomarse su trabajo más tranquilo – escuché que estas buscando una empresa de modelaje, para tus pasantías.

—Asi es, con la pintura no tengo tanto problema, porque la universidad me deja colgarlos en la galería – empezó a tomar asiento, giró lentamente su rostro, tenía vergüenza de verlo – lo siento no nos presentaron, soy Eren Jeager, estudiante de modelaje en el último semestre, también estudio artes y me especializo en pintura.

—Rivaille Ackerman – dijo extendiendo su mano, él la tomó – presidente de industrias A, este pequeño es mi hijo, saluda.

—Mucho gusto, soy Mamoru Ackerman – la sonrisa del pequeño era encantadora, muy decente para su edad – tengo 5 años y vivo con mi papá.

—Es un placer para ti tambien – le extendió la mano y la más pequeña se posó en la suya – eres muy inteligente.

Sentía como esos ojos grises con toques azules lo miraban con fuerza, era una mirada filosa, pero no era incomoda, asi que solo le sonrió y regreso su mirada a la mujer. La conversación siguió normal, solo que el pequeño Mamoru, le pedía que lo alzara y jugara con él, cosa que le pareció muy agradable.

—Oye mocoso déjame ver tus trabajos – escuchó al hombre, se acercó de nuevo a la mesa con el pequeño en sus hombros – no solo de modelaje, también las pinturas.

—Si claro, dame un momento – abrió su maleta, saco las carpetas, entregándoselas – nada mal, eres bueno en ambos aspectos.

—¿Te perforaste el ombligo? – pregunto la madre de Mikasa y él se sonrojo – espero que tu hermano no sepa.

—Claro que no jajajaj – bajo al pequeño, se sentó – si se entera seguro me lo arranca y no me dejaría volver a modelar.

—Seguro te encierra en tu cuarto jajajaj – él afirmó con su cabeza y reía junto a la mujer – pero se te ve bien, eres muy apuesto, alguna otra perforación.

—La lengua y un pezón – se sonrojo, sabía que la mayor de los Ackerman era su fan número uno y se emocionaba con saber esas cosas – tambien los de las orejas, pero evito que él los vea, a mis padres no les importa, pero él es desesperante.

—Si un excelente modelo de catálogo de alta gama – escuchó al azabache, lo miró con una gran sonrisa – trabaja para mí, te llevaré al estrellato antes de graduarte.

—Gracias Ackerman sama – se inclinó lo suficiente, sentía su corazón latir muy rapido – me esforzaré y le juro que no lo defraudare.

—Eso me gusta – esa voz le producía un escalofrío agradable en su espalda.

—¿Te encargaras de él cariño? – lo vio afirmar, la mayor aplaudió – Eren quiero pedirte un favor.

—Claro que si Ackerman san – se giró para verla, ella estaba buscando en sus fotos - ¿quieres un cuadro?

—Asi es, pero quiero que hagas algo como esto.

Le mostró cuatro de sus cuadros y le pidió que combinara el paisaje, con el atardecer anaranjado de otra y el lago, sería algo interesante de hacer, asi que acepto.

—Lo tendré para la otra semana – anotó el pedido en su cuaderno y escribió que debía comprar materiales – sabe que quedara diferente, pero me esforzaré para que le encante.

—Yo sé que será asi – la mujer le sonrió, ella era diferente a Mikasa, no entendía cómo había tenido una hija tan obsesionada – solo dime al final el precio.

—Gracias – volvió a inclinarse, vio la mirada molesta de la azabache – bueno, yo regresaré a casa o mi hermano llamara a la policía.

—Seguramente – dijo la mayor, se levantó tomando sus cosas – cuídate Eren y te deseo éxitos.

—Cuídense todos – se arrodillo para despedirse del pequeño – adiós Mamoru chan, es un buen niño.

—¿Vendrás a jugar conmigo? – esos ojos eran hermosos, solo que eran un poco más azules que los de su padre – y me enseñas a dibujar.

—Bueno saldremos a vacaciones la próxima semana – lo alzó, él se sujetó a su cuello – si a tu papá no le molesta estaré contigo, ya que mi hermano tambien se va de Japón.

—¿Puede papá? – sus ojitos brillaron, el azabache los miró intensamente – seré más juicioso y no pediré chocolates.

—Solo no le cumplas todos sus caprichos mocoso – él afirmó, el pequeño lo abrazó más fuerte – ahora Mamo chan déjalo ir.

Lo bajó con pesar, con un movimiento de mano se despidió, pero antes de poder abandonar el lugar ella lo detuvo.

—¿Lo que pasó en el bus lo podemos olvidar? – él tomó aire, miró a la mujer mayor, ella solo afirmo – te lo pido.

—Mikasa – tomó las finas manos de su amiga – te quiero como mi hermana y no puedo seguir forzando sentimientos que no veo que tengan planeado cambiar, lo lamento, pero esto terminó.

La soltó, sacó su chocolate amargo, lo llevó a su boca, dándole esa sensación que tanto le gustaba, se inclinó de nuevo ante todos finalmente salió, sintiéndose en paz desde hacía muchos años, sonriendo ampliamente porque había podido conocer a su hilo rojo, era intrigante y quería conocerlo más.


Hasta aqui el cap, espero les gustara, si es asi háganmelo saber.

Sin más, Ame las ama.