"Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi…"
27 de marzo de 2021
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"INSTANTE"
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Llegar por segunda vez a la aldea no fue fácil. Quién se hacía cargo de mí en el sitio de los hanyos me ordenó que regresara. Odiaba el haberme ido, no me sentía parte de ese lugar ¿por qué tenía que convivir con humanos? ¿solo porque mi madre había sido uno de ellos? Ni siquiera la conocía, tampoco quise preguntar, me era suficiente con saber que yo era un hanyo y punto. Despreciada por los youkais y por los humanos, no pertenecía a ningún lugar.
La anciana Kaede fue amable, me dio techo y comida. Todos los días me alejaba lo suficiente, me internaba en el bosque, corría, me enfrentaba a algunos yokais, cazaba. El tiempo me era eterno, pasaba toda la noche viendo el cielo, añoraba estar entre hanyos, pero ya no era posible.
Un día, escuché alboroto cerca de la aldea, un grupo de exterminadores trataba de eliminar un yokai. No hice caso alguno, la última vez asusté a unos aldeanos y Kaede me dijo que no podía comportarme así. Me recargué de nuevo a la sombra de un árbol, pero el yokai venía hacia mí. Con mi naginata corté en dos a un gusano demoniaco gigantesco. Tres exterminadores se quedaron asombrados frente a mí
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó el más alto.
—Casi lo teníamos, era cuestión de minutos —dijo otro que llevaba el cabello atado.
—¿Esa arma es tuya? ¿puedo verla? —mencionó el último.
No respondí, no tenía por qué, me miraban curiosos, ya me había acostumbrado, todos sabían que yo era un hanyo y no me veía como los demás.
—Excelente corte. Setsuna ¿verdad? —un cuarto exterminador se acercó caminando, venía a varios pasos detrás de los otros. Tenía el cabello castaño y una cicatriz en la cara, sonreía leve, parecía ser el líder. —Han fallado la prueba —dijo al resto del grupo.
—Pero, tío…—el chico con el cabello atado respondió.
—Silencio, Hisui.
—Lo sentimos, Kohaku —los otros dos bajaron la cabeza.
—Estábamos a punto de atraparlo, pero ella se metió en nuestro camino— se quejó el tal Hisui. Yo no hice ningún movimiento, era típico de los aldeanos que se quejaran de mí.
—No justifiques tus errores de una manera cobarde, te falta entrenamiento, así no podrás ser un buen exterminador. —el chico bajó la mirada y el líder de los exterminadores volvió a dirigirse a mí— Agradezco la ayuda, tus habilidades son increíbles, si no fuera por ti, estos tres habrían perdido la vida.
—No ha sido nada —respondí y él hizo una reverencia con la cabeza. De inmediato los otros tres exterminadores hicieron lo mismo. No entendía lo que estaba pasando, solo los observé; nadie nunca había hecho eso frente a mí.
—Manejas muy bien el arma, Setsuna. Podrías ser una buena exterminadora, has demostrado que eres mejor que estos tres. —me dijo el líder.
Miré hacia otro lado, no respondí, no entendí cómo es que sabía mi nombre ¿acaso sabría quién era? Supongo que al ser el único hanyo que vivía en la aldea de Kaede, tendría que ver. Él sonrió, asintió con la cabeza, dio media vuelta y caminó con rumbo hacia la aldea.
El resto del grupo se preparó para seguirlo, menos el tal Hisui, quien se acercó a mí y me dijo: —Si te decides, puedes venir a los entrenamientos con nosotros, en la ladera de la montaña, a menos que estemos trabajando, siempre estamos ahí. Soy Hisui —el chico de la coleta corta se presentó. Resoplé y volteé el rostro ¿solo porque su líder me consideraba buena ya no era una entrometida? Humano idiota.
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Esa noche regresé a la aldea, llevé unos peces para la anciana Kaede— Setsuna, has traído la cena. Siéntate, voy a prepararlos.
Mientras cenábamos, Kaede me dijo— Me dijeron que hoy derrotaste a un demonio y salvaste la vida de tres hombres, —la escuché solamente— creo que deberías aceptar la propuesta de Kohaku y unirte a los exterminadores.
—¿Derrotar yokais? ¿no sería algo tonto, Kaede? ¿por qué no exterminar humanos?
La sacerdotisa solía guardar la calma— Bien sabes a lo que me refiero, cuando vivías con los hanyos derrotabas yokais.
—Cualquiera de los dos, humanos o demonios detestan a los hanyos, no veo porqué ayudar a uno o a otro.
—Hace tiempo, vivió un medio demonio en esta aldea, se ganó el respeto de los humanos, porque los protegía.
—No me interesa ganarme el respeto de nadie si solo les sirvo como perro de caza.
—Setsuna, ser exterminadora es una forma de mantenerte ocupada, la fuerza que tienes va a exigir más de ti misma, y cazar peces no es la mejor forma de que cumplas con lo que se te ordenó.
No dije nada, quizá la anciana tenía razón, pero tampoco quería ser juzgada, mucho menos por los humanos. Tendría que pensarlo.
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Me presenté unos días después cerca de la montaña. Los exterminadores estaban ahí, practicaban lanzamientos, patadas, arquería; todo lo que pudiera servirles para destruir a un demonio en sus posibilidades.
—Bienvenida —dijo su líder, al verme llegar.
—Te decidiste a venir —el tal Hisui, metiéndose en lo que no le importa. Lo ignoré.
—Ven, te mostraré lo que estamos haciendo. Puedes probar si quieres, pero la decisión siempre será tuya, Setsuna —el líder era muy distinto al resto del grupo, parecía guardar la calma, los otros eran un trío de parlanchines:
—¿Podría ver tu nigata?
—¿Qué es eso que llevas en los hombros?
—Intenta lanzar la bola hacia allá. Soy el que lanza más lejos de todos— de nuevo, Hisui, me mostró una extraña bola metálica y señaló hacia un punto, enarqué la ceja.
—Dejen que Setsuna observe y no la molesten ¿deseas intentar algo? —preguntó el líder— estas son iguales a las bombas venenosas que usamos contra los demonios, las cargamos con polvo para entrenar y no desperdiciar el veneno.
Tomé una de las bombas que estaban cargadas solo con polvo y la lancé con todas mis fuerzas hacia la copa de un árbol. La bola se abrió y el polvo cayó sobre este, me miraron con asombro.
—¡Vaya!
—¡¿Cómo hiciste eso?!
—¡Lo hace mejor que tú, Hisui!
Sonreí ligeramente, lo mismo que el líder —Es un gran inicio, creo que no tendrás dificultad, Setsuna, es cuestión de enseñarte nuestras armas y que sepas usarlas en el momento correcto ¿te gustaría?
De nuevo me invadió esa sensación, el no sentirme parte de ningún lugar— No lo sé, señor.
Él asintió— Será como tu decidas. Mi nombre es Kohaku. —dio media vuelta para dirigirse a una choza cercana— ¡Hisui! Muéstrenle a Setsuna el resto de las armas y prepárense para comer.
—Sí, tío. Es por aquí —dijo el chico y señaló en dirección a la choza— es donde guardamos todo. —Los seguí, me mostraron todo lo que tenían y cómo lo utilizaban, no parecía tan difícil. Hice un par de intentos con el arco, pero no me gustó. Prefería hacer cortes con mi nigata, estaba muy acostumbrada a ella. Todos aplaudían mis habilidades, incluso Kohaku estuvo siempre observando lo que hacía.
Se llegó la hora de la comida y me senté con ellos. Charlaban mientras comían, yo solo los escuchaba. Tuve que responder a algunas de sus preguntas porque no dejaban de insistir.
—Ese pelaje que llevas, ¿te lo dio alguien?
—Es parte de mi cuerpo —respondí.
—¡¿Cómo?! —aquel tipo no entendía.
—Soy un hanyo —le contesté.
—Por eso tiene más habilidades, es diferente a nosotros —dijo Hisui. No dije nada, pero en ese momento, el líder lo reprendió.
—Hisui, no vuelvas a decir nada semejante a eso. Si Setsuna elige entrar a nuestro grupo, será uno de nosotros. Todos los exterminadores somos iguales, todos corremos el mismo riesgo de morir por causa de un demonio.
—Lo siento, tío. Perdón, Setsuna, no quise…
—No importa —no puedo negar que en algo me molestaba, pero Kohaku se esforzaba porque yo me sintiera cómoda, eso no lo olvidaré.
Por la tarde, debía regresar a la aldea, fui donde Kohaku para avisarle— Ya debo irme, tengo que regresar con Kaede.
—Me alegra que hayas venido, Setsuna. Hasta mañana.
Asentí con la cabeza y me alejé, la idea de ser exterminadora ya no me parecía tan mala.
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Continué asistiendo a los entrenamientos, aprendí muchas técnicas que usaban los exterminadores para ocultarse y yo les enseñé otras. Kohaku me dio un traje hecho a mi medida con el que podía moverme más fácilmente que con el yukata. Mis compañeros me felicitaron por ello.
—Te ves muy bien, Setsuna.
—Ahora pareces una exterminadora de verdad.
—Mi madre fue una gran exterminadora ¿sabes? —mencionó Hisui.
—Siempre lo dices —le respondí. No sé porque siempre se empeñaba en hablar conmigo.
—Setsuna, hoy será tu primer trabajo como exterminadora ¿estás lista? —preguntó Kohaku.
—Sí, señor.
—Bien, vámonos. Hay un demonio en una aldea a diez kilómetros de aquí, se hace tarde.
Todos fuimos en camino a exterminar al demonio que azotaba a una aldea. Fue pan comido, lo acabamos en pocos minutos, fui la encargada de darle la estocada final.
—¡Bien hecho, Setsuna— dijo Kohaku y me sentí por una vez, parte de algo.
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Pasó el tiempo y seguí siendo exterminadora. El trabajo me entretenía a la vez que podía mejorar mis habilidades, por lo menos en fuerza y velocidad. Logré acostumbrarme a ser parte de los exterminadores, si bien sabía que no era una familia, era lo más parecido que tenía en el momento. Kohaku fue el que siempre se encargó de que yo me sintiera así. A veces lo veía internarse en el bosque y regresar días después, no decía a nadie lo que hacía. Él siempre había respetado mis decisiones y jamás indagaba nada, por lo que no me atrevía a preguntarle. Fue Hisui, quien alguna vez me vio observarlo, quien me contó algo sobre él.
—Mi tío fue poseído por un ser maligno muy poderoso, llamado Naraku. Mi madre dice que nunca volvió a ser el mismo, a pesar de que una sacerdotisa lo ayudó para purificarse.
—¿Y qué es lo que hace en el bosque? —quise saber.
—Creo que teme que el poder maligno vuelva a apoderarse de él. Quizá va a purificarse a su manera, para encontrarse consigo mismo y demostrarse que sigue siendo humano…no lo sé. No sé qué haría si algo maligno me recorriera por dentro.
Me sorprendió mucho escuchar esa historia sobre Kohaku. En el fondo él se sentía como yo, no se sentía un humano, a pesar de que él sí lo era. Y esa fuerza maligna en su interior, era como la sangre de hanyo que me controlaba, la que selló aquel monje en mi brazo esa vez. Kohaku me entendía, me trataba diferente porque él sabía lo que yo había enfrentado toda mi vida. Lo admiraba tanto, sentí un respeto y una fascinación cada vez más grande por él.
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—Oye, Setsuna. Mi hermana Gyokuto me trajo unos bocadillos ¿quieres probarlos? Podemos ir cerca del río y comerlos ahí…charlar… —dijo Hisui.
—¿Tu hermana está aquí?
—Sí, está afuera de la choza, hablando con los demás.
—Debo ir con ella, le daré un encargo para tu madre.
Pareció decepcionarse— Entonces ¿no quieres ir al río? Podemos llevarle a mi madre el encargo mañana, si quieres.
—No, mejor ahora. Parte de mi armadura se dañó en el último enfrentamiento y quiero que lo arregle de una vez. —diciendo esto me fui en busca de Gyokuto.
La hermana de Hisui seguía ahí, aun reía con los chicos, estos se despidieron cuando comencé a hablar con ella— ¿Puedes llevarlo a tu madre? —dije entregándole mi armadura.
—Es la segunda que se daña así. Le diré a mamá que busque un material más resistente —dijo Gyokuto, que parecía que siempre tenía una sonrisa dibujada en el rostro.
—Prometo ser más cuidadosa con la siguiente.
Ella rio— tienes mucha fuerza, es normal que te suceda. Verás como encuentra algo mejor para ti.
—Seguro que mi madre logrará hacerte algo adecuado, Setsuna —Hisui venía tras de mí, pero lo había ignorado en el camino.
—No seas entrometido, Hisui. El tío Kohaku te está buscando desde hace rato ¡corre! —alertó Gyokuto a su hermano menor y este corrió en dirección a la montaña.
—Debo irme también si ya ha llegado el jefe —mencioné. Me gustaba estar cerca cada que él llegaba de algún sitio.
La chica rio sonoramente— ¡Era mentira! Solo quería deshacerme de Hisui, siempre nos interrumpe cuando vengo a visitarlos. Mi hermano es un incrédulo —dijo volviendo a reírse, no comprendía porqué lo trataba así, yo nunca tuve hermanos o hermanas. —¿Sabes, Setsuna? Creo que le gustas a mi hermano.
—¿Qué? ¿gustarle? No te entiendo —no tenía idea de qué era eso.
—Siempre te está mirando, cuando he venido, he visto que te sigue a todas partes.
—Trabajamos juntos, supongo que por eso lo hace.
Gyokuto volvió a reírse— Me refiero a que él siente algo por ti, cuando un chico te regala cosas, o te invita a pasear, eso es que le gustas.
Me quedé pensando un momento, Hisui siempre me pedía que lo acompañara a algún lugar, así fuera a dejar algún encargo, siempre quería tomar un camino cerca del río o sitios tranquilos, yo no entendía por qué. ¿Era por eso? podía olerlo, su corazón parecía alterarse cuando yo estaba cerca, lo mismo su respiración, pensaba que era normal en él; los otros exterminadores no se sentían igual, tampoco Kohaku…él siempre se mantenía sereno, pero algo inquieto a veces, era cuando estábamos en alguna misión, por lo demás, siempre estaba tranquilo.
Miré hacia otro lado, con disgusto, no me gustaba saber eso. Hisui no me interesaba en lo más mínimo, era solo parte del grupo de exterminadores; el que él pensara así de mí me hacía sentir muy incómoda. No quería que me tratara diferente a los demás ¡yo no era una humana! —Creo que te equivocas, Gyokuto. Hisui y yo solo somos compañeros.
Ella se rio de nuevo— Pues cada que va a visitar a mi madre, le habla de ti.
—Debe ser porque tu madre le hace preguntas.
—¡A veces ni siquiera lo hace! Mi hermanito menor está enamorado de ti, Setsuna.
—Tengo que irme, el jefe debe estar por llegar. Por favor, lleva eso a tu madre.
—Yo se lo entregaré. Y con respecto a mi hermano, no le digas que te lo dije —mencionó riéndose y se fue.
Llegué al sitio donde estaban todos, el jefe había llegado, me alegré de que fuera así. Lo que había dicho Gyokuto de gustarle a alguien ¿sería lo mismo que yo sentía por Kohaku? No, era diferente, más intenso. Yo no necesitaba que él paseara junto a mí, o darle cosas, llamar su atención con comentarios estúpidos como los que me hacía Hisui. Me era suficiente estar cerca de él y nada más, sabía que él volvería siempre a la aldea, sin importar lo que tuviera qué hacer. No era como que tuviera que evidenciarlo ¿o sí? Kohaku era mucho mayor que yo, pero en los hanyos el tiempo pasaba de manera muy diferente y él no era un humano común, como Hisui. Kohaku era un hombre muy distinto a cualquier otro.
—¡Setsuna! —me llamó Hisui y no pude más que entornar los ojos. Si antes me molestaba su actitud, después de lo que me había dicho Gyokuto me sentía más incómoda. —¿Se llevó Gyokuto tu armadura?
Asentí y me puse a recoger cosas que se había usado para el entrenamiento de ese día, no quería hablar con él.
—Si quieres cuando esté lista te acompaño, aprovecharé para saludar a mi madre. —De nuevo no le contesté. Se acercó a mí, era tan sofocante, tal vez en el fondo yo me imaginaba algo de lo que me había dicho Gyokuto, que Hisui sentía algo por mí, pero yo no sabía exactamente qué era. —Oye, aún tengo los bocadillos ¿quieres que vayamos al río cuando terminemos?
—No tengo tiempo.
—Pero…si no quieres ir al río podemos comerlos cerca de la montaña.
—Puedes comerlos tú solo, yo no tengo hambre —respondí de mala gana. Todos se giraron para vernos y yo me alejé con dirección a la choza.
—¡Setsuna…!
—Hisui, no la molestes —Kohaku ordenó a Hisui y fue la manera como dejó de seguirme.
—¿Qué le hiciste para que se pusiera así, Hisui? —preguntaron los otros compañeros.
—No le hice nada —respondió confundido.
Esa noche decidí irme a quedar a casa de Kaede, no tenía ganas de toparme con Hisui.
Al día siguiente llegué temprano a una misión, nos ocupamos del demonio, aunque nos costó mucho tiempo, al atardecer fui a descansar cerca de un arroyo. Necesitaba recuperar las energías, mis compañeros se habían ido a dormir desde esa hora, todos, menos uno.
—Setsuna. —era Hisui.
—¿Qué quieres?
—Estás rara conmigo desde ayer.
—Eso no es verdad.
—¿Acaso dije algo que te molestara?
—No.
—¿Entonces por qué me tratas de esa manera?
—No te trato de ninguna manera, Hisui. Estoy cansada, vete. —lo escuché andar, pero también volvió sobre sus pasos y volvió a colocarse frente a mí. Abrí los ojos y lo miré fijo.
—Setsuna, yo…necesito decirte algo importante.
—Otro día, ahora no —me puse de pie con la intención de irme, pero el me detuvo sosteniendo mi hombro. Enarqué una ceja ¡cómo se atrevía!
—Debe ser ahora.
—¿Por qué me tocas?
De inmediato se dio cuenta de su error; quitó su mano con rapidez— Lo siento. Setsuna tú…me gustas.
—Mhhhmp —me sobresalté. No era lo mismo escucharlo de Gyokuto que de él, pensé que ella estaba de broma. Hisui tenía las mejillas sonrosadas y su voz apenas y le salía.
—Desde hace tiempo, no sé si lo has notado. Creo que eres alguien muy especial y…
—Soy un hanyo.
—Pero también una exterminadora y…
—Hisui —lo interrumpí— no tiene caso hablar de esto, aunque Kohaku no permita hacer diferencia entre nosotros, la hay.
—Pero…
—¡No! —respondí y me fui de ahí. Hisui no volvió a mencionar el tema, pero sus sentimientos hacia mí no cambiaron, lo sé porque sus latidos se sentían acelerados con mi cercanía, me sonreía siempre y nunca dejó de compartirme los bocadillos que le enviaba su madre, aunque ya no me pedía que fuéramos a algún lugar, solo a lo que Kohaku solía enviarnos juntos, lo cual siempre me molestaba, porque estaba segura de que Hisui se lo pedía a propósito.
Lo que le había dicho a Hisui era cierto, yo no podía pensar en esas cosas, yo era un hanyo y nada más. Kohaku también lo sabía, por eso decirle lo que yo sentía por él sería en vano, todo era mejor así.
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PARTE II
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Cinco años habían pasado desde mi muerte, gracias a que Towa usó Tenseiga, pude volver al mundo de los vivos.
Mi madre pudo salir de aquel hechizo de sueño, ahora vive en el palacio con Sesshomaru. Solo cuando Towa está de visita, pasa la temporada en la aldea de Kaede; siempre lo ha negado, pero pienso que ella es su favorita. Me da lo mismo, yo trato de encontrarme con Sesshomaru lo menos posible, solo visito a mi madre cuando Towa está en la aldea.
Es que decidí seguir con mi trabajo de exterminadora, Kohaku dijo que la decisión de seguir en el grupo era solo mía, no le veía el caso a vivir en el oeste, siempre hice mi vida sola, así que está bien.
Desde que volví a la vida me nació un sentido de protección, la tonta de Towa dice que es mi parte humana, pero yo creo que es mera supervivencia, fue quizá por lo que quise seguir siendo exterminadora…además de seguir cerca de Kohaku.
Sé que es un humano, sé que el destino de un hanyo y un humano es miserable para ambos, porque el tiempo de vida siempre es insuficiente para uno o para otro. El instante de la vida humana es un suspiro para nosotros, pero los recuerdos son eternos ¿qué sentido tiene? Ninguno. Por eso mis sentimientos hacia Kohaku seguirán ahí, llenando mi existencia y nada más. Sesshomaru dice que el único objetivo de un demonio es incrementar su fuerza…aun así no entiendo cómo fue que se casó con mamá.
Para mí, el asunto de Hisui había quedado zanjado, aunque me abrazó como desesperado el día que supo que volví de la muerte, Kohaku no me dijo nada.
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Hace unos días, Hisui se veía algo malhumorado, tanto que estaba distraído en los entrenamientos. Kohaku le llamó la atención— ¡No estás alerta, Hisui! Sal de la zona.
Hisui salió de la zona de entrenamiento a regañadientes; a la hora de la comida, Kohaku le preguntó si le pasaba algo— Cosas con mi padre—respondió Hisui.
—Desde que mi cuñado volvió de su retiro de mil días, pensé que su relación había mejorado.
—Fue así hasta que comenzó a presionarme. Quiere que consiga una novia para casarme y tener descendencia. Dice que es lo más importante en nuestra familia. Solo quiere que conozca mujeres y salga con ellas.
—¿Y qué le dijiste? —preguntó Kohaku con curiosidad.
—Que a mí solo me interesa una.
—Patético —pensé, yo estaba cerca de la mesa limpiando mi nigata, pero podía sentir su mirada detrás de mi cabeza.
—Tal vez deberías hablarle a esa chica sobre tus sentimientos y hacer acuerdos para el futuro, así Miroku dejaría de molestarte —aconsejó Kohaku.
Otro de los compañeros, le preguntó— jefe ¿nunca pensó en casarse?
—O en salir con alguna mujer —añadió otro.
Me detuve un poco para poner atención, era la primera vez que Kohaku hablaba de eso estando yo presente— No es algo que tenga contemplado para mí.
—¿Por qué no, tío? —preguntó Hisui. Yo viré la cabeza un poco para escuchar mejor.
—Después de ciertos acontecimientos, no me atrevería a asegurarlo. —Sin más, Kohaku se levantó y comenzó a caminar hacia la salida de la choza. Él no se sentía humano después de su posesión; yo podía entender lo que sentía, quería decírselo, pero no sabría la manera— El entrenamiento de hoy ha terminado. Descansen, habrá cambio de luna y muchos demonios buscando problemas. Hisui, necesito darte un encargo para tu madre, ven por favor— Hisui se fue con él y yo de pronto recordé algo: Towa. Estaba de visita y debía ir a verla antes de su transformación y a advertirle que no saliera, prácticamente solo venía para ver a mamá, así que estarían ambas en la aldea.
Salí para apresurarme a llegar e Hisui me alcanzó— Setsuna ¿te vas? —Ambos habíamos crecido, él me pasaba por una cabeza y su espalda se había ensanchado, también habían crecido sus músculos. Yo había crecido más de un palmo y mis formas habían cambiado un poco; a veces me resultaba algo incómodo, pero Towa me enseñó a vendarme el pecho para moverme mejor. Madre había dicho que nos convertimos en dos hermosas mujeres, a veces ella olvidaba que éramos mitad demonio, siempre ha sido tan dulce.
—Towa está en la aldea, voy a verla antes del cambio de luna.
—¿Te acompaño? Voy a dejarle a mi madre la capa y el uniforme de mi tío Kohaku, necesita ajustes.
—Pensaba ir sola —asenté.
—Podemos ir en Kirara…
—Yo iré corriendo, me servirá como parte del entrenamiento. —Hisui no insistió más, sabía que siempre mantenía distancia con él, porque cada vez que estábamos solos trataba de volver a confesarse. Decirle que yo estaba interesada en otro hubiera sido la forma más sencilla de quitármelo de encima, pero no podía confesarle que era su tío. Me delataría.
Después de estar con madre y Towa un rato salí con rumbo hacia el bosque. Lo había hecho los últimos años, fue una noche como esta en la que me decidí y seguí a Kohaku sin importar nada. Él nunca me vio, se sentaba bajo un árbol con la intención de meditar, lo veía revolverse en su lugar, tal vez luchando contra su mal interno, a veces solo permanecía quieto toda la noche, como en una especie de trance. Yo me escondía lejos de él, donde no pudiera verme ni sentirme; quería vivir ese momento con él, ese dolor de no ser completamente humano, u otra cosa. Creía que esa era la única manera donde los dos juntos nos conectábamos, cada uno peleando contra sí mismo, tratando de vivir después de morir.
Kohaku…desde siempre lo había admirado y mis sentimientos hacia él fueron cambiando conforme el tiempo pasaba. Me quedaba tan absorta en conectarme con su ser, que a veces no lo resistía y me tocaba, imaginando que estaba con él. Esa noche, no fue la excepción. Me senté a la misma distancia de siempre, lejos, pero sabiendo que estaba ahí.
Me deshice de mi armadura y abrí mi traje de un lado, quedándome solo con una manga puesta; aflojé los vendajes y pasé la palma de mi mano por mis pechos, el aire frío de la noche los mantenía erectos. Desaté la banda de mi cintura para tener mejor acceso a mi vagina, deslicé los dedos desde mi vientre y me toqué. Pensaba en él, en sentir su piel rozando la mía, besando mis labios con fuerza, probando mi sabor y enredando sus dedos en mi cabello; pronto me puse húmeda. Imaginaba que pasaba su lengua por mi cuello y bajaba hasta mis senos, abriéndose camino por todo mi cuerpo, mientras me acariciaba voraz. Después él mismo me quitaba las manos e introducía sus dedos adentro de mí.
—Kohaku…—susurraba apenas, deseando que el viento llevase la vibración de mi voz hasta sus oídos. De pronto escuché pasos, sentí su aroma, ¡se había sentado detrás de mí en el árbol! o por lo menos, eso creí. Temblé, traté de no hacer un solo movimiento, pero tampoco quité la mano de mi intimidad. Pronto lo escuché respirar, él sabía que era yo, tenía que haberme visto, a pesar de ser humano y tener una pésima visión nocturna, podía percibir siluetas en la oscuridad.
Escuché un profundo suspiro, su corazón estaba latiendo con rapidez, eso solo me daba una señal…debía continuar, me habría reprendido si no le hubiera parecido lo que hacía. Seguí tocándome y no pude evitar que escapara un ligero gemido de mi garganta. Si algo iba a pasar era ahora, no me importaba lo que sucediera al día siguiente. Recargué la cabeza y la espalda en el tronco del árbol, deseando que de pronto éste desapareciera y me dejara sentirlo a él. Escuché una exhalación, ¿también estaría excitado? Gruñí al introducir un dedo más dentro de mi vagina y una serie de espasmos me invadió, sintiendo una fuerza inexplicable dentro de mi cuerpo. De pronto sentí sus dedos tocar los de mi mano que tenía apoyada en el suelo, comenzó a acercarse poco a poco, primero hombro con hombro, cerré los ojos y lo tuve de pronto a un lado mío, respirando en mi oído.
—Setsuna…—su gruesa voz susurraba mi nombre, comenzó a besar mi cuello, como tanto lo había deseado. Bajé el resto de mi uniforme y me tumbé hacia el frente, estaba lista, apoyándome sobre mis rodillas y la palma de mis manos. Estaba segura de que él deseaba lo mismo que yo, puesto que introdujo su miembro de una sola vez en mí y comenzamos a copular de inmediato, lo hacíamos con intensidad insaciable, el deseo era tal que éramos como dos animales salvajes luchando por demostrar cada uno su fuerza. Lo escuchaba contenerse, como si quisiera que ni siquiera el bosque nos escuchara, yo haría lo mismo, aunque estuviera ardiendo y con las ganas de gritar de placer. —Kohaku…—gemí en un hilo de voz y sentí cómo él se estremecía ahogando un grito. No pude evitar girar la cabeza y caer de bruces ante la sorpresa y girarme de frente en un solo movimiento y cubrir mi desnudez con parte de mi uniforme.
—¡Tú! —mascullé entre dientes, no podía creer lo que acababa de pasar. No había sido Kohaku, con quien acababa de copular, sino otro.
—Setsuna…yo…—era el estúpido de Hisui, con la ropa de su tío por encima de sus rodillas; todavía estaba erecto. Lo odié ¡quise matarlo en ese mismo momento! pero para mi desgracia, había dejado la nigata en casa de Kaede.
—¿Qué demonios acabas de hacer? ¡VOY A MATARTE! —no sabía qué pensar, me había entregado a él por completo y disfrutado el momento pensando que era Kohaku. Ya era muy tarde para sentir arrepentimiento, solo sentía ira.
—Setsuna ¡no pude evitarlo! ¡Te amo!
—¡Ash! —me levanté con fastidio y comencé a caminar, colocándome de a poco las vendas y el resto de la ropa. No había tiempo para ponerme la armadura, me alejaría de ahí lo antes posible ¡¿cómo pude ser tan estúpida?!
El imbécil me perseguía a trompicones, tratando de colocarse el uniforme de su tío— Setsuna ¡espera! necesito…hablar contigo.
—¡Yo no tengo nada qué hablar contigo! —gruñí.
—Te he amado desde hace mucho tiempo, sé lo que sientes por mi tío Kohaku ¡pero eso no me importa! Me conformo con estar a tu lado.
El hombre no tenía idea de la sandez que acababa de hacer, iba a acabarlo con mis propias manos— ¡Te pusiste el uniforme de tu tío para confundirme y que pensara que era él!
Por lo menos tuvo a bien el responderme con sensatez— Sí, lo hice…pero fue por amor ¡porque ya no lo soporto! Pienso en ti todo el tiempo, desde que te conocí, sueño contigo, ¡quería estar contigo, Setsuna!
Yo bufaba, el idiota de Hisui me había engañado de la manera más vil y ridícula que pudiera haber existido, me sentía más alterada que nunca en mi vida, mi lado demonio hubiera salido en ese momento si no era porque ya había aprendido a controlarlo. —¿Desde cuándo sabes mi intención con Kohaku?
—Desde hace mucho. Al principio pensé que lo veías como un padre, porque tú te criaste sola, pero después me di cuenta de que no era así. Eres discreta, pero te he observado siempre y he aprendido a conocer tus sentimientos de esa forma.
Entorné los ojos ¿por qué seguía diciendo esas cosas después de mil veces de haberle dicho que no me interesaba? Resoplé, aunque quisiera no podría matarlo— Si le dices de esto a alguien, te cortaré la lengua ¿entendiste?
—Dame una oportunidad…
Imposible lidiar con él, continué caminando hasta salir del bosque y llegar al camino de tierra, cerca de la aldea.
—Setsuna ¡espérame! —gritaba Hisui.
—¡Qué no me sigas!
—¡Déjame explicarte! ¡Setsuna!
—¡No! ¡Voy a buscar mi nigata y a matarte frente a tu madre!
—¡Setsuna…!
A unos cuantos pasos de ahí, Towa, con su cabello negro miraba por la ventana, junto a Moroha, con quien charlaba, desde afuera de la casa de Kaede, observando la escena. Setsuna iba dando zancadas vestida apenas con su uniforme, sin una manga y mostrando las vendas del torso, mientras Hisui corría tras ella con los pantalones puestos y el torso desnudo.
—¿Te has dado cuenta de que a Setsuna le gusta ser la bonita? —dijo Moroha a su prima hanyo.
—No te entiendo —mencionó Towa.
—Le gusta que la miren y que estén tras ella. Mira a Hisui, ¿cuántos años tiene que la pretende?
—Ni idea.
—Seguro que algo pasó entre ellos, dudo mucho que hayan estado cazando monstruos a esta hora. Esa ropa que trae Hisui ¿no es de Kohaku? —Moroha levantó las cejas y sonrió ladina— seguro estaban "jugando" en el bosque.
—¿Tú qué sabes, Moroha? —preguntó Towa. Su prima siempre inventaba historias de la nada— ni siquiera sabes lo que hace Setsuna.
—Neee…se va al bosque a hacer cosas privadas.
—Hablas de lo que no es— dijo Towa.
—¡Khe! —espetó la cuarto demonio— ¿tú que te imaginas? ¿qué Hisui va vestido así por mero gusto? A Setsuna debe gustarle el olor de Kohaku, e Hisui se puso su ropa para complacerla— dijo en tono de mofa— qué gustos tan raros tiene tu hermana.
—¡Moroha! Setsuna no es esa clase de chica.
Moroha entrecerró los ojos— Tu hermana no es tonta, tiene mejor olfato que tú y yo juntas, podría percibir el olor de un gusano debajo de la tierra a dos aldeas de aquí.
—No creo que Setsuna esté interesada en Hisui.
—¡Ah, tú eres su gemela! Seguro te cuenta todo, debes saber quién le gusta. ¡Dime, dime! —insistió Moroha, ansiosa.
—Si conoces bien a mi hermana, sabrás que no me dice nada de lo que siente —exclamó Towa.
—Pero sienten lo mismo, ese lazo que dicen que tienen todos los gemelos —argumentó Moroha en su forma sabihonda.
—Esas son tonterías Moroha, cada una es independiente de la otra.
—Pues sí, ustedes son demasiado diferentes, pero esperaría que tuvieras algo…
—Al final, Setsuna y yo decidimos por nosotras mismas, es todo. —Towa se recargó sobre la ventana y se quedó pensando— Setsuna sabe lo que hace, es más decidida que yo. No creo que le guste ser la atención de alguien, aunque tampoco estoy muy segura de que esté enamorada, pero lo que sí sé, es que definitivamente no le gusta Hisui… ¿o sí?
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¡HOLA! Espero que les haya gustado este shot. Originalmente solo iba a hacer la primera parte, puesto que Setsuna es uno de mis personajes favoritos de Hanyo no Yashahime, pero el grandioso staff de la página de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma me invitaron amablemente a participar en su dinámica de: Historias eróticas de personajes secundarios. Todo un honor y un reto para mí, ya que siempre me ha dado mucho trabajo hacer lemons, creo que hay fickers que son increíblemente talentosos para este tema. No había pensado en hacer algo así, entonces fue que me decidí a combinar la historia que tenía pensada para contar el ship que me encanta hacer con SetsunaxKohaku, porque creo que las gemelas tienen esa cierta fijación heredada, de admiración por hombres mayores.
Aclaro que es mi punto de vista personal, también me gusta shippear a Setsuna con Hisui porque se me hace un personaje muy tierno y desde el inicio se vio su interés por ella y obvio en respuesta, el desdén también heredado de ya saben quién [Sesshomaru] a su hija menor. Me agrada esa incertidumbre de saber si a Setsuna realmente le gustará Hisui algún día o lo enviará a la friendzone directo.
Agradezco infinitamente a las Locas por el dios griego que fueron mis conejillos de indias para esta historia y por supuesto a todo el staff de Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma por considerarme para esta ocasión, ¡me ha encantado participar! Gracias también por el espacio dentro de su página cada que actualizo algún fic. Su trabajo es muy valioso porque lo hacen por amor al fandom y de verdad les agradezco mucho como otaku y ficker, pues gracias a su página los fics llegan a personas en otros lugares del mundo, no solo de América Latina. Ya sé que parece discurso de premiación, pero quería expresarlo. En fin, gracias otra vez.
Recuerden leer Cherry Blossoms de Sailordancer7, Por un sueño de Sakura Saotome ¡quien me ha hecho este preciosísimo fanart de portada! Estoy muy emocionada y feliz por ello. Vayan a darle like a los sorprendentes fanarts que han estado haciendo tanto Hana Note como Sakura en sus redes.
Los leo muy pronto.
Susy Chantilly.
