Itafushi week 2021 day 6: nightmares- canon divergence- "are you going to kiss or keep staring?"

Los personajes no son míos, si lo fueran, sería un todos con todos.

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Espero que hayan leído los días anteriores, si no, les recomiendo que lo hagan.

Disfruten.


Hablas demasiado, cállate y abrázame y bésame.

No, Megumi–

Oh, no, no se suponía que tenía que encontrarte.

Vamos, ¿qué apuro hay?

Es– no es harina, es, ah, es… cocaína…

Esas son las palabras que más recuerda.

No está seguro de si entran en la categoría de sueño recurrente, porque suele soñar escenas distintas. La única conexión entre los sueños son Itadori, siempre presente, y el sentimiento de angustia y desolación que tiene.

Le parece, en parte, lógico soñar con él muriendo todo el tiempo. Es su terror perderlo y los sueños son un reflejo de eso.

Lo que no le cierra, o mejor dicho, preocupa, es que cada vez se vuelven más violentos y, de alguna forma, lo siente más real.

Se despierta agitado cuando sueña con él.

—Te ves como la mierda —comenta Kugisaki cuando se encuentra con ellos en el desayuno—. Te avisaron que está permitido dormir de noche, ¿de verdad?

Itadori ríe apenas, pero Megumi se sienta en silencio, bostezando.

—Estoy durmiendo mal.

—Se nota.

—¿Tienes pesadillas? —pregunta Itadori. Megumi asiente—. Tal vez-

—Tal vez deberías dormir con él, Itadori —interrumpe Kugisaki. Megumi no puede evitar enrojecer y desvía la mirada, irritado. Itadori solo ríe, pero no responde tampoco.

Aunque parece que la idea no abandona su cabeza, porque después de cenar, cuando Kugisaki se va con Maki, y ellos quedan solos, Itadori lo mira sonriendo.

—¿Quieres que duerma contigo?

Lo suelta de forma tan casual, que el sonrojo tarda en llegar a su rostro.

—¿Disculpa? —suelta.

Durmamos —dice Sukuna e Itadori se golpea la mejilla.

—Ignóralo —ríe nervioso—. ¿Entonces…?

¿Cómo se supone que responda a eso? Por supuesto que quiere que duerma con él, pero no puede decirlo. No debería decir que sí.

Entonces, asiente.

—¡Genial! —se levanta de un salto—, iré a buscar mi pijama, nos vemos en tu habitación.

Asiente otra vez. Se queda solo en la sala común. Debió haber ido con él, sus habitaciones están una al lado de la otra.

Suspira y se levanta.

Va a su habitación. La observa. ¿Está presentable? No le parece desordenada, pero no está especialmente ordenada. La cama está deshecha y su pijama está tirado ahí. ¿Debería ordenar?

—¡Fushiguro! —llama, golpeando la puerta. Megumi suspira y le abre. Itadori ya tiene puesto el pijama y tiene una almohada extra bajo el brazo.

Quiere preguntarle cómo dormirán, pero tal vez eso le hace perder las escasas chances que tiene de compartir cama con Itadori.

—¿Pared o pasillo? —pregunta él.

—Pared —responde Megumi de inmediato. Agradece no haber preguntado.

Toma su pijama y sus cosas de baño y sale de la habitación. Cuando regresa, Itadori está acostado sobre la manta, mirando su celular.

—Apago la luz —anuncia Megumi, después trepa la cama, por encima de Itadori.

Ambos están acostados sobre sus espaldas, en silencio.

—Así que —comienza Itadori—, pesadillas.

—Sí.

—¿De qué son?

—Son… comienzan bien, pero después alguien muere. Es extraño —frunce la nariz mirándolo.

Itadori asiente.

—Se sienten reales, casi como recuerdos, y sé que no lo son, pero-

Pero se sienten reales.

—Y te aterra —murmura Itadori. Se pone de costado y pone sus manos bajo su cabeza—. Me pasaba cuando era pequeño, tenía muchas pesadillas.

—¿Y cómo lo solucionaste? —pregunta, imitando su posición.

Se encoge de hombros—. Mi abuelo se sentaba en mi cama y me decía si tienes una pesadilla, te voy a despertar. No sé si funcionó, pero hace bastante que no tengo pesadillas.

—¿Me vas a despertar si tengo una pesadilla?

—Claro, uh, si es que estoy despierto —ríe él. Megumi sonríe y aprovecha que tiene los ojos cerrados para observarlo de cerca, porque nunca tiene la oportunidad de tenerlo al alcance de su mano—. Igual, dormir acompañado siempre es mejor que dormir solo.

—Supongo que sí.

Bosteza y cierra los ojos. No sabe si la presencia de Itadori servirá de algo para las pesadillas, pero si sabe que lo relaja más. Oír su respiración, sentir su calor, está vivo.

—¿Vas a besarlo o seguir mirándolo? —oye, y aunque quiere abrir los ojos, no lo hace.

—Cierra la boca —masculla Itadori, golpeando algo, de seguro su mejilla. Puede oír la risa amortiguada de Sukuna bajo su mano.

Mantiene los ojos cerrados todo el tiempo que puede, pero hasta que no escucha la respiración más tranquila de Itadori, no los abre.

Esperaba que estuviera dormido, pero está despierto y lo mira fijo. Está más cerca que cuando cerró los ojos y sonríe, como si lo hubieran descubierto en medio de una travesura.

Mira sus labios y después mira sus ojos y espera (reza, implora) que Sukuna tenga razón y que Itadori quiera besarlo tanto como Megumi.

Vuelve a mirar sus labios y sus ojos, esperando que esa sea invitación suficiente.

—¿Pesadillas? —sonríe Itadori, acobardándose. Megumi niega—. Mejor así.

Sigue mirándolo fijo, sus labios y después sus ojos, pero Itadori no hace nada.

Entonces, lo hace él.

Estira su cuello y roza sus labios con los de él. No lo pensó bien. Tal vez, Itadori no quería besarlo. Mierda, probablemente no quería, por eso lo ignoraba. Mierda, ¿por qu–?

Olvídenlo, Itadori lo está besando de vuelta. Se acerca igual que Megumi lo hizo, pero no se aleja, se acerca más y más, acaricia su mejilla y lame sus labios. Es abrumante y asfixiante e improvisto y le encanta a Megumi.

Se deja tirar hacia atrás, acaricia las costillas de Itadori y se deleita del peso de él sobre sus pecho, quitándole el aire. Su cuerpo es caliente y sus besos aún más, tanto que no le parece posible que pueda dormirse esa noche.

Pero lo hace. Porque la voz de Itadori es lo que lo hace abrir los ojos de golpe.

—¿Estás despierto? —está incorporado sobre un brazo y el otro lo tiene en el pecho de Megumi.

—S-sí —se aclara la garganta. Se pasa una mano por el rostro y la otra la apoya sobre la de Itadori—. Pesadilla.

—Sonaba a eso.

—¿Hablé dormido?

—Murmurabas mucho —se vuelve a acostar, bastante cerca de Megumi. La mano de su pecho no se mueve—, sonaba a que sufrías.

No recuerda la pesadilla, pero no duda que Itadori haya muerto en ella.

—¿Estás bien? —murmura contra su sien. Megumi se acurruca contra él, hundiendo su nariz en su cuello y aspirando su olor.

—Sí.

No puede evitar mentir.


Gracias por leer!

dios, al fin termino, solo un día más jaja nunca subí algo tan religiosamente como esto(?

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chau(?