Itafushi week 2021 day 3: confessions - soulmate au- "people like aren't supposed to have people like you."

Los personajes no son míos, si lo fueran, sería un todos con todos.

Advertencia: muerte implícita.

Disfruten.


Le parece obsoleto estudiar. Por más que lo piense, que su abuelo quiera convencerlo, que sus amigos le digan que no es vano, le parece una pérdida de tiempo.

Hasta que, claro, conoce a Fushiguro. Comparten muchas clases, tantas que era inevitable hacerse amigos. La universidad en primer año es terrorífica, aunque deja de serlo un poco cuando tienes a alguien que te acompaña.

Fushiguro parecía igual de abrumado que él el día que se le acercó.

—¿Puedo sentarme? —preguntó, frunciendo la nariz, listo para que Yuuji le dijera que no.

—Claro —sonrió y después volteó a él—, me llamo Itadori.

—Fushiguro.

Nunca fue bueno con los nombres. El de Fushiguro se le graba porque su mejor amiga de la primaria se apellida Iguro. Él suena como Fush- Iguro. Algo tonto, pero perfecto como para que lo recuerde.

Fushiguro era callado al principio. Siempre tenía expresión de querer decir algo, pero que se contenía. ¿Sería timidez? Esperaba que se le pasara pronto.

Un mes después descubrió que él, simplemente, es así. Callado. Sí comenzó a hablar un poco más, se reía de las bromas de Yuuji y también acotaba a veces.

La actividad favorita de Fushiguro era estudiar.

—No es mi favorita —decía al principio—, pero hay que hacerlo, sino, ¿para qué vamos a la universidad?

Yuuji iba porque casi lo obligaban, así que no tenía culpa en no estudiar, pero Fushiguro no tenía porqué saberlo.

A los dos meses, Yuuji se dio cuenta de que había algo malo. No era normal que su respiración se cortara cuando sus ojos se cruzaran con los de Fushiguro por accidente o que su corazón se agitara cuando él se acercaba un poco más de lo necesario cuando compartían apuntes.

A los tres meses, Fushiguro se dio cuenta de que había algo malo con Yuuji.

Se había tomado la molestia de ir a verlo al hospital.

—Cáncer —sonrió Yuuji y eso acrecentó la mueca del otro.

—¿Y cómo estás?

Me estoy muriendo.

—El lunes iré a clase —dijo en cambio—. ¿Estudiamos?

Esperaba que el cambio abrupto de tema fuera respuesta suficiente para Fushiguro.


Y lo había sido, porque el lunes, cuando se ven al principio de la clase, él no menciona nada. Todo es normal, como si Yuuji no hubiera estado en una cama de hospital con cables conectados hacía cinco días.

Tampoco lo menciona cuando están yendo a la biblioteca, bromeando como siempre, ni cuando se sientan en su mesa usual.

Fushiguro saca su cuaderno, todavía riendo de una broma que Yuuji había dicho, aunque ya no la recordaba. Las comisuras de sus labios se estiran y crean arrugas a los costados de su boca, y Yuuji no recuerda haber visto algo tan glorioso como eso antes.

—Personas como yo no deberían tener a personas como tú —murmura, apoyando su cabeza en la mesa y mirándolo.

Fushiguro sonríe de costado y lo mira, levantando una ceja.

—¿Qué, inteligentes?

No sabe qué le quita más el aliento a Yuuji, si sus palabras presumidas, su expresión arrogante o todo él.

Y cuando pasa demasiado tiempo sin respirar e inhala, lo que exhala es—, estoy enamorado de ti.

Ahí es cuando la sangre llega a su cerebro y se da cuenta de lo que dijo.

Fushiguro parpadea, su expresión segura se va borrando a la vez que la de Yuuji se va llenado de color. Fushiguro abre la boca, la cierra, mira al costado y regresa a Yuuji.

—Yo–

—Tengo que irme —suelta de golpe, irguiéndose y recogiendo sus cosas.

—¡Itadori–!

—¡Nos vemos luego! —dice, dándole una palmada en el brazo.

Y si lo de antes había sido abrupto, el ardor que sienten los dos a la vez lo es más. Fushiguro se sujeta el brazo, donde el otro lo palmeó y lo mira consternado, dudando de si es verdad lo que está pasando.

—Oh, no —murmura Yuuji, mirando la cara de su mano, toda azul, como si se hubiera enchastrado con tinta. Después voltea a Fushiguro, que se está subiendo la mangapara llegar al lugar.

Los cinco dedos y la palma de Yuuji están marcados ahí, en el mismo tono de azul.

—Oh, no —repite y siente sus ojos arder y su garganta anudarse—, no se suponía que tenía que encontrarte.

Planeaba irme sin conocerte.


¡Gracias por leer!

Si no lo hicieron, vayan a leer el resto de los días jajaja será relevante en el futuro(?

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saludos.