¡Hola mis amores! Como pueden ver vengo con algo bastante nuevo y diferente a lo que suelo hacer, la razón es que esto es una comisión pedida por la maravillosa Daenerys Yukiji en Wattpad, a la cual agradezco muchísimo por tenerme en cuenta para escribir esta historia. Espero que todos ustedes disfruten leyendola tanto como yo disfruté escribirla.

Aclaraciones. Rido está muerto -en algún punto Kaname lo mató-. Esto se ubica justo después de que Kaname asesina a Shizuka. Me tomé algunas libertades con el asunto del intercambio de sangre y las reacciones de los personajes a eventos canon.

Advertencias. Sexo explicito. Consentimiento dudoso.


With a taste for roses

Ha perdido todo el control, ya no es el mismo, ya ni siquiera es humano. La sed quema en su garganta como si tuviera un trozo de acero al rojo vivo mientras desciende a un profundo abismo de locura, tan profundo y abrumador que está seguro ha llegado al fondo por fin y no tiene forma alguna de salir. Lucha contra las cadenas lanzándose hacia su Maestro, y a pesar de que su mente es capaz de reconocer a Yagari no le importa en lo más mínimo, todo lo que le interesa es que la sangre que corre por sus venas parece brillar debajo de su piel.

Necesita tanto morderlo, drenarlo hasta la última cálida gota de líquido rojo, aun si eso implica que va a arrancarse las manos con el metal que lo sujeta para llegar a él. Zero no tiene la menor intención de dejarlo escapar incluso si eso implica que va a romperse en pedazos él mismo; pero luego Kaien es quien baja las escaleras y se detiene frente a él con la mirada cargada de tristeza y lastima. Solo eso basta para que se detenga a sí mismo, su orgullo es más grande que la sed todavía. Esos ojos brillando llenos compasión queman tan profundo en su desgastada alma que lo obligan a rendirse, o quizá a luchar de nuevo mientras se repite hasta el cansancio que no necesita sangre incluso mientras se ahoga manteniendo la respiración para no poder olerlos; entonces es que puede escuchar su conversación, aunque supone que antes podía oírlos, mientras menos respira el aroma de su sangre es más capaz de entenderlos.

Hablan de él, de Kurenai Maria y Hiou Shizuka… Incluso algo sobre Ichiru, pero está empezando a marearse, así que tiene que respirar de nuevo, perdiendo por completo el hilo de la conversación hasta que salen y él se queda a solas con Kuran.

Zero mantiene los ojos fijos en la elegante figura frente a él, con niveles irracionales de ira llenándolo. Luce tan fresco y satisfecho mientras se acerca a él con pasos silenciosos. Kuran Kaname representa todo lo que él odia en el mundo; es un vampiro Sangre Pura y tiene la absoluta adoración de la estúpida de Yuuki, y mientras se lanza hacia él sin siquiera recordar las cadenas, una vocecita insidiosa que bien podría ser su lado más racional de deja en claro que quizá ninguna de esas dos cosas sean enteramente culpa del joven vampiro que en ese momento se arrodilla frente a él.

—No bebiste la sangre a pesar de que la dejé ahí para ti —no puede evitar gruñirle. Claro, y él debería de haber sido más rápido ¿o quizá empujar a Ichiru fuera de su camino para beber la sangre de esa maldita como si fuera un animal? Sí, seguramente el maldito habría sugerido eso de haberle dado la oportunidad, y aunque no piensa darle ni una sola, Kaname sigue hablando, sin dudar por un instante que tiene su absoluta atención, a pesar de que la atención de Zero está totalmente en las brillantes venas de su cuello.

Nunca ha estado tan cerca de él ¿es ese dulce aroma la razón de que todos los vampiros de la clase nocturna estén tan ansiosos de complacerlo? Por supuesto, sabe que el estatus de Kuran es de los más altos, pero la ciega adoración bien podría deberse a eso y él en esos momentos no lo encontraría extraño en lo más mínimo; incluso cuando quiere negarse al escuchar la oferta inicial de beber la tan codiciada sangre de un Sangre Pura.

Zero nunca caería tan bajo como para beber la sangre de ese malditopero cae.

No puede evitar el momento en que Kaname tira de su cabeza y lo coloca de tal forma que lo único que tiene que hacer es abrir la boca para apagar el fuego en su garganta, simplemente lo hace y está más allá de cualquier cosa que nunca haya experimentado. Perfora la suave, perfecta piel con sus colmillos y entra en un frenesí de placer sexual que en otro momento lo habría avergonzado, o hasta obligado a suicidarse.

Durante cuatro años estuvo sobreviviendo a base de pastillas de sangre, eso antes de probar a Yuuki, lo que había dejado claro que cosa era más satisfactoria para la sed, pero el cálido líquido carmesí que en ese momento esta bebiendo es la misma gloria, o quizá el mismo infierno.

Antes de siquiera notarlo ha logrado arrancar las pesadas cadenas de la pared y se encuentra sentado a horcajadas sobre el más noble Sangre Pura, bebiendo tanto como puede mientras él simplemente se queda ahí tendido, con sus manos apenas colocadas en sus muslos. Imágenes borrosas viajan a su mente al mismo ritmo que el flujo sanguíneo entra a su boca, sabe lo que todo eso es; pensamientos, recuerdos o sensaciones de Kaname, y aunque apenas es consciente de nada en su entorno, la excitación creciente dentro de su uniforme es comparable a la del vampiro debajo de él.

¿Alguna vez pensó que el beber sangre podía ser tan erótico? Ni siquiera puede imaginarse pensándolo antes de ese momento. Beber sangre es algo que las bestias sin control ni respeto por la humanidad hacen, es algo vil y turbio, es algo que por simple instinto tiende a ser desagradable; así que trata de apagar su excitación, pero eso se escapa por completo de su control mientras sigue bebiendo. La sangre es un afrodisíaco por sí misma, pero los pensamientos y sensaciones de Kaname tampoco ayudan, y mientras más bebe siente claramente como su placer escala a la vez que empieza a mecer sus caderas a un ritmo animal. Su miembro sigue atrapado dentro de su ropa, y entre ambos cuerpos, sus propias manos están bastante ocupadas aferrándose a los hombros de Kuran, empujándolo contra el piso como si temiera que fuera a escapar en cualquier momento a pesar de que el vampiro Sangre Pura parece estar perfectamente cómodo con la situación.

Ni siquiera le importa, y mientras es consciente que su sed se está apagando, debate contra sí mismo si debería detenerse; pero son solo un par de estoques y un par de sorbos más de sangre antes de que se corra. Muerde con más fuerza el cuello de Kaname mientras el agarre sobre sus hombros es tan poderoso que si fuera un humano lo más probable es que ya le hubiera destrozado los huesos; se corre. Al final solo se queda ahí totalmente agotado a pesar de haber estado bebiendo sangre. Una parte de él compara sus músculos laxos con una maratón sexo, mientras la otra compara su estomago lleno con una gran cena.

Kaname se mueve, y empuja su cuerpo hacia un costado poniéndose de pie con gracia, mientras Zero se queda ahí sentado en el suelo, inmóvil mientras lo observa pasarse las manos por el cabello antes de dar un paso atrás.

—No vas a traicionar a Yuuki, si estas vivo es porque sé que no lo harás —las palabras suenan apenas amenazantes y Zero inclina la cabeza hacia un costado, manteniendo sus ojos fijos en los del vampiro; la niebla causada por el festín de sangre y su potente orgasmo se empieza a disipar a la vez que una chispa de ira se enciende—. No eres más que un escudo.

Se lanza hacia adelante dispuesto a atacar, pero Kaname ha desaparecido. Zero maldice, y patea el suelo lleno de frustración.

¿Qué mierda es lo que ha pasado?

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Una semana después, cuando Kaien y Yagari deciden que al liberarlo no irá directamente a beber la sangre de todos los estudiantes por fin es liberado; lo primero en su lista es sin lugar a dudas tomar un baño caliente y tan largo como pueda, así que mientras el Director dice que preparará un festín para celebrar su recuperación y puesta en libertad, Zero se dirige al baño deseoso de quitarse la suciedad del calabozo, y toda la sangre seca de encima. Cuando entra al baño y ve su reflejo en el enorme espejo casi no se reconoce a sí mismo. Enormes y oscuras ojeras hacen que sus ojos luzcan hundidos en su rostro, mientras la suciedad y la sangre le dan un aspecto tenebroso; ya la mitad del colegio le tiene miedo, sí se dejara ver de esa forma lo más probable es que todos lo mirasen con terror, aunque no duda ni por un segundo que lo único que conseguiría sí Yuuki pudiera verlo, sería la más absoluta compasión, y eso es algo que le repelía bastante más que cualquier cosa.

Simplemente adora a Yuuki, pero no soporta que nadie, y mucho menos ella lo trate como si en cualquier momento se fuera romper, pese a todo estaba vivo y caminando por ahí, fingiendo que la escuela le importa, o quizá pretendiendo ser un prefecto para controlar a las chicas de la clase diurna, ya está bastante roto. Está acabado. Es un Nivel E apenas controlado por un Sangre Pura que busca usarlo de escudo y arma. La única razón por la que él mismo no se vuela la cabeza es porque prometió que no lo haría, pero sabe que todo ha terminado para él con la muerte de Hiou Shizuka.

Se sumerge por completo en la tina de agua hirviendo, su piel pálida, casi traslúcida arde y se ilumina con un enfermizo color rojizo mientras se quema a sí mismo, no es que tenga algún tipo de placer masoquista, son los recuerdos de las frías noches de invierno antes de que la Academia Cross fuera abierta, donde a pesar de su pasado no habían apenas vampiros en su vida y todo lo que tenía que hacer era estar ahí con Yuuki y pasar al día siguiente sin preocupaciones más allá de la ligera, casi imperceptible sed de sangre… y mientras trata de perderse en tardes de juegos y lecturas, recuerdos llenos de tranquilidad y confianza su mente lo traiciona trayendo recuerdos del vampiro Sangre Pura irrumpiendo de forma casual en su nueva y tranquila vida, con sonrisas cordiales y una mirada cargada de superioridad.

Maldice en voz alta cuando la asociación de ideas envía su más reciente recuerdo del vampiro al frente de todo, casi es capaz de sentir el regusto dulce de la sangre en su lengua y su cuerpo reacciona de forma natural al recuerdo del enloquecedor placer, por unos momentos casi piensa que podría masturbarse y nadie nunca tendría que saberlo, pero el simple hecho de saberlo él mismo es lo bastante malo para obligarlo a salir de la tina, caminar a la regadera y meterse bajo el chorro de agua helada mientras se lava cualquier residuo de lo que sea que tenga encima, deseando con todas sus fuerzas que el agua se lleve también sus recuerdos.

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Observa desde el bosque como Yuuki tiene su batalla diaria con el mar de chicas que tratan de llegar hasta los estudiantes de la clase nocturna, imaginando que de saber la verdadera naturaleza de todos ellos, seguramente huirían despavoridas, pero tampoco las tiene todas consigo, la mentalidad de una chica promedio es algo que se escapa totalmente de su alcance. Tampoco tiene muchas ganas de ir a la línea directa, pero Yuuki es empujada y a pesar de que sabe que es bastante resistente, sus instintos lo obligan a correr hacia ella y detener su caída.

—Lo lamento mucho Kaname-senpai —responde ella recuperando el equilibrio, luego lo mira fijamente, y parece bastante más sorprendida de verlo ahí de lo que él habría esperado. Kaien lo había puesto al tanto, informándole que Yuuki tenía entendido que había sido enviado a la Asociación de Cazadores por alguna misión, así que no encontraba verdaderos motivos por los cuales ella debería de asombrarse tanto— Zero…

Es claro que Yuuki quiere hablar con él, probablemente de Shizuka, de Ichiru o hasta de Maria, pero él no tiene la menor intención de hablar de eso, ni con ella ni con nadie, así que solo le lanza una mirada al coro de chicas que bloquean el camino de la clase nocturna. Se aparta del camino con Yuuki, evitando mirar hacia los vampiros salir de su dormitorio, tratando con todas sus fuerzas de mantener la poca dignidad que le queda, pero es imposible. Sus ojos se ven atraídos a la figura caminando rodeado de sus seguidores. Su garganta quema de necesidad, ha sido una semana desde entonces y las pastillas de sangre no son más que una burla a la cruda necesidad de morder y beber, pero antes de que la idea de ir a morderlo pase por su mente Yuuki ya está golpeándolo, y es ese pequeño destello de normalidad lo afirma a la realidad y lo aleja de sus instintos al menos un momento.

—Te has estado saltando tus deberes ¡También las clases! —Zero no hace más que poner su mano en la cabeza y empujarla, tal y como es común en ellos— ¿estás bien? —la mira a los ojos, y sonríe apenas.

—Estoy bastante bien en realidad —no está mintiendo del todo, está bastante más entero que la noche del baile, no tiene heridas y puede mantener esa conversación sin que su mirada se fije en su cuello. Las cosas podrían ir bastante peor si era honesto consigo mismo, así que no se siente culpable cuando Yuuki sonríe a sus palabras, confiando plenamente en él y lo que dice.

—Entonces tienes que compensarme, he estado haciendo el trabajo de prefecta yo sola —Yuuki camina bastante satisfecha, realmente confiada con los resultados en ese momento, así que solo la deja ser, ella no tiene porqué saber más de lo necesario y tampoco sobre lo ocurrido en esa celda.

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No es que Zero sea el chico más malagradecido que pudieran pensar los demás; agradece profundamente que Cross Kaien lo recibiera en su hogar después de que sus padres fueran asesinados, tiene un techo, tiene comida y educación de primer nivel, además de una dotación infinita de pastillas de sangre que en su momento fueron vitales para que pudiera sobrevivir, no es mal agradecido en lo absoluto, ha recibido bastante más de lo que un chico huérfano probablemente podría esperar, pero Zero sabe que él también ha hecho su parte. El hecho de que todos los conozcan como prefectos no implica que su trabajo sea únicamente sobre asuntos académicos, él mismo se considera más un guardia que un prefecto, quizá un perro guardián que se encarga de mantener protegidas a las ovejas de los lobos. Su principal misión es mantener a la clase diurna lejos de los colmillos de todos los vampiros que estudian en la academia; así que no es malagradecido en lo más mínimo, es simplemente que a veces encuentra que todo eso no es más que un juego de egos, donde el Director cree que es capaz de mantener a cientos de niños a salvo, y donde Kaname puede fingir que tiene absoluto control sobre los demás, y puede verlo claramente en ese momento en el que Yuuki permanece inmóvil luego de haber sido dejada junto a la fuente por el Sangre Pura.

—Yuuki —la llama y puede ver la preocupación en su rostro antes de que pueda esconderlo del todo, y piensa que, incluso ella tiene cosas de que preocuparse más allá de mantenerlo con vida ¿acaso ella sería lo suficientemente normal para preocuparse por temas románticos? No es idiota, puede verlo tan claro como cualquiera. Yuuki siempre estuvo enamorada de Kuran, y es por esa misma razón que no permitirá que ella se convierta en vampiro. Yuuki es amable y brilla como si fuera el mismo sol para él. No piensa permitir que la oscuridad la tome y envuelva en la negrura.

—¡Zero! Te estaba buscando —ambos ignoran de forma consciente que el otro sabe que es una mentira, mientras la chica se acerca a él sonriendo—¿tienes sed? Puedes beber mi sangre si lo necesitas —Zero la toma de los hombros, empujándola lejos de su cuerpo como un acto reflejo— ¿Zero? —Yuuki ni siquiera luce asustada, en su rostro solo hay preocupación y él sabe que toda ella es por él, y lo detesta.

Él no es débil. Él no necesita que Yuuki camine en su dirección y ofrezca su sangre como si le fuera a convidar un poco de su almuerzo. Él no va a convertir a Yuuki en su fuente de alimentos nunca más; la simple idea lo hace sentir enfermo como nunca antes ¿por qué ella tenía que hacer eso por él?

—¿Qué soy para ti Yuuki? —pregunta mirándola a los ojos con desesperación, pero ella no responde; o quizá no sabe qué responder.

La suelta y da media vuelta, ignorando la necesidad de morderla. No lo hará de nuevo, no permitirá que pase otra vez aunque eso implique que se volverá loco por completo.

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Lo nota desde el momento que pone un pie en los dormitorios del director, y una parte de él quiere dar media vuelta e ir a su habitación compartida en los dormitorios masculinos, pero decidir entre la tortura que es encerrarse en una habitación con un humano, con el cual no tiene la más mínima conexión emocional que le impida beber su sangre, y algunas ordenes molestas del vampiro es bastante sencillo, así que simplemente camina hasta detenerse frente a la puerta de su habitación, retrasando tanto como le es posible encontrárselo frente a frente, hasta que no puede hacerlo más sin que sea ridículo cuando es obvio Kaname sabe que está de pie ahí afuera.

Abre la puerta y sentado en la ventana abierta, lo espera el Sangre Pura.

—Me alegra que te rehusaras a beber la sangre de Yuuki, ella es demasiado amable como para dejarte sediento, y tú no tienes el auto control necesario para no matarla en tu estado actual —Kaname se levanta, camina al centro de la habitación y empieza a desabrochar la camisa negra que lleva puesta.

Los ojos de Zero son inmediatamente atrapados por la perfecta piel de porcelana que aparece cada vez más ante sus ojos, y el aroma dulzón de su sangre… que en ese momento viaja con el favor del viento y sin ninguna barrera como lo es la tela hacia él.

Rosas.

Kuran Kaname huele a rosas, pero no como cualquier rosa silvestre o las cuidadas rosas del jardín del director; es igual al olor de los especímenes de rosas primitivas que alguna vez alcanzó a ver en la Asociación de cazadores, enormes, hermosas y con espinas capaces de arrancarte la piel de los huesos si no tenías el cuidado suficiente. La comparación era casi hilarante de lo similares que eran, ambos bellos y hermosos… terriblemente tentadores y capaces de matarte si no tenías el cuidado suficiente; y en ese momento en el que aún no estaba cegado por la sed, Zero se acercó a él.

En ningún momento lo miró a los ojos, simplemente mantuvo la mirada en un costado de su cuello, ahí donde podía ver su pulso latir, sin siquiera darse cuenta hasta que estuvo pecho contra pecho y sus manos se aferraban a las caderas de Kaname manteniéndolo quieto a pesar de que ni siquiera era necesario. Kaname no tenía la menor intención de huir y Zero lo sabía ¿por qué razón huiría después de ir justo a su habitación para ofrecerse a sí mismo como bocadillo nocturno?

Por primera vez en años a pesar de sentir la garganta quemarle de pura necesidad no siente que tenga que apurarse; siempre ha estado escondiéndose por ahí, odiando todo lo que es, sintiéndose avergonzado de las necesidades de su cuerpo, escurriéndose entre los rincones para que Yuuki no se enterara en primer lugar; puede que Kaname sea un Sangre Pura, pero para toda referencia ambos son bestias, monstruos que beben sangre que es la esencia misma de la vida, para sobrevivir un día más.

Por primera vez acaricia con sus labios la suave piel porcelana, y luego da una lamida tentativa. No está besando o mimando al vampiro, simple y sencillamente está disfrutando del momento antes de beber, como haría cualquiera que tuviera en sus manos un vino de excelente cosecha; luego muestra sus colmillos y rasga para cubrir de rojo el perfecto lienzo en blanco que es Kaname, y bebe.

Bebe cada gota como si fuera la última.

Todo control se escapa entonces; toda intención de beber un poco de su sangre y disfrutar del sabor casi profano que es el néctar rojo en su lengua.

Yendo más allá, obliga a Kaname a moverse un par de pasos en la habitación sin dejar de beber de él hasta que ambos caen en la cama, y si se hubiera dado un minuto para mirar al Sangre Pura quizá habría notado la exasperación en su rostro, antes de deslizar las manos por la espalda de Zero en una suave caricia que envió corrientes de energía a cada nervio de su cuerpo ¿era natural que de pronto el sabor de la sangre en su boca fuera el afrodisiaco más potente que nunca había existido? Zero no obtiene una respuesta, y es entonces que se da cuenta de que, aunque él pueda ver y sentir lo que Kaname piensa, no significa que el vampiro pueda saber lo que hay en su mente en esos momentos; así que arranca los colmillos de su cuello y se esfuerza por mirarlo a los ojos en medio de la bruma en la que ha quedado, y tampoco es capaz de hilar una sola frase.

Se miran directamente a los ojos. Zero siente que debería de decir algo, lo que sea que haga las cosas tengan sentido en el mundo, porque lo que más desea en ese momento es tener sexo con Kaname, y eso no es algo que él alguna vez estando en su sano juicio haría, o siquiera consideraría; pero está terriblemente caliente y su propia sangre bombea rápido en sus oídos, y en realidad solo se miran por un instante antes de que el Sangre Pura haga su primer movimiento.

La vez anterior Kaname permaneció perfectamente quieto, simplemente sosteniéndolo mientras bebía, y eso le había dado una falsa seguridad, porque en el instante que el vampiro tomó su brazo y se llevó su muñeca a la boca un escalofrío que no fue capaz de ocultar lo recorrió por completo.

Recuerda a la perfección la sensación de su piel siendo perforada por un vampiro. Shizuka lo había mordido y lo había convertido en una bestia incapaz de controlarse a sí mismo, pero la experiencia en esa ocasión era bastante diferente; es casi un pellizco cuando los afilados colmillos perforan su piel, un dolor casi imperceptible que ni siquiera era capaz de recordar segundos después, mientras sentía la sangre brotar de la herida, completamente atrapado por la brillante mirada color rojo de Kaname.

Entonces lo siente.

El vampiro está duro debajo de él, mientras el mismo Zero está tan duro que se correrá en cualquier momento; así que después de comprobar en el rostro de Kaname sobre lo que tiene pensado hacer, abre su pantalón y empuja la ropa interior hacia abajo dejando su erección al frío aire de invierno.

Sus instintos son más poderosos que su auto control por mucho, ni todas las razones ni toda la lógica es suficiente para detenerlo. Se inclina para continuar bebiendo de su cuello, mientras que con la mano que tiene libre toma su miembro y se ahoga en un placer que nunca antes sintió. Casi puede sentir como si corrientes eléctricas lo recorrieran, su cuerpo tiembla y no es capaz de evitarlo; además puede sentir a Kaname, no solamente puede sentirlo duro debajo de él, puede sentir la excitación que el vampiro siente mientras bebe su sangre, y aunque siempre supo que el intercambio de sangre entre vampiros era casi un ritual de intimidad, no lo había pensado justo de esa manera.

La realidad es que sentir las emociones de Kaname mezcladas con las suyas está a un nivel superior.

Está duro y pesado en su mano, siente el calor irradiar apenas de su cuerpo y le sorprende la vergonzosa seguridad de que no va a durar demasiado. La sangre en sus venas bombea tan rápido que puede oír su propio latido en la cabeza a la vez que siente el latido del corazón de Kaname dentro de su pecho.

Es abrumador y casi aterrador, pero no tiene intención de parar incluso cuando la mano de Kaname envuelve la suya y lo ayuda a masturbarse. El apretado agarre es doloroso mientras Kaname lo guía en un vaivén lento y tortuoso; aflojando sus dedos cuando baja y cerrando con fuerza mientras sube, atrapando la punta de su verga y frotándola con la palma de su mano.

Zero sabe perfectamente qué tipo de cosas le gustan a su cuerpo, cuando se masturba en la soledad de su habitación en los dormitorios del Director, siempre dedica especial atención a la base, pero la mano que guía con decisión la suya lo está llevando más allá con caricias lentas pero viciosas en la goteante punta de su polla; y aún así lo más extraño de todo, es como la simple idea de ese cuerpo firme que lo sostiene, así como la mano que envuelve la suya son lo más excitante que alguna vez haya experimentado, siempre acostumbrado a pensar en mujeres con voluptuosas curvas, e incluso a tener algún encontrón con chicas del pueblo que susurran su nombre en suspiros apasionados.

Kaname no hace ni un solo ruido, bastante ocupado bebiendo su sangre, pero los ecos de placer que llegan a él desde el punto donde ambos están conectados dice bastante más. Zero puede sentirlo duro bajo su trasero y está deseando más que solo frotarse contra la erección del vampiro, pero no quiere que lo suelte.

Solo quiere correrse.

Sus caderas se mueven por sí solas, habiendo perdido cualquier migaja de cordura su mandíbula se afloja y la sangre brota desde el cuello de Kaname, donde empieza a lamer con la desesperación de un hombre que no ha bebido en semanas, luego todo su cuerpo se tensa y grita.

Kaname rasguña la punta de su polla y se corre.

El orgasmo lo recorre como si fuera un rayo que cae sobre él, es rápido y poderoso. Su semen sale disparado en su mano y la de Kaname, salpicando en la camisa de color negro, decorándola con un brillo perlado. La respiración se le atora en el pecho y si no fuera una completa locura, aseguraría que su corazón se detuvo por un momento.

En medio de la bruma post orgasmo sus ojos se van cerrando. Zero jamás pensó que confiaría en un vampiro lo suficiente para quedarse dormido en su presencia.

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Al día siguiente cuando la luz del sol entra por la ventana con las cortinas abiertas, Zero se niega a abrir los ojos. Está seguro de que todos los recuerdos de la noche anterior nunca serán reales. Muchas veces ha terminado en una cama que no es la suya, con una chica acurrucada en sus brazos y que se niega a soltarlo al llegar el amanecer; está acostumbrado al aroma del perfume barato y el sabor acre del alcohol en su boca al despertar.

El aroma de las rosas inundando su habitación y sabor dulzón, ligeramente metálico en su lengua le dicen que la experiencia de una paja a manos de Kuran Kaname es la mejor que ha tenido en su vida… y lo odia.

No tiene intención de dejar que se repita en lo absoluto, aun cuando la parte baja de su cuerpo empieza a endurecerse al recordar todo lo sucedido durante la noche anterior. No lo va a permitir. Patea las sábanas, apenas siendo capaz de procesar el hecho de que está vestido únicamente con sus bóxers, porque eso le dice que o el vampiro se tomó la molestia de quitarse el resto de su uniforme y colocarle ropa interior limpia, o que el director entró a su habitación y lo encontró en un caos de sangre y sin calzoncillos y lo vistió antes de meterlo a la cama.

Ambas ideas son capaces de hacerlo sentir enfermo, y al no ser capaz de decidir cuál prefiere toma algo de ropa casual del armario y se dirige a las duchas. No va a entrar a clases, prefiere morir antes que asistir a clases y mirar a Yuuki o peor, mirar a Yagari a la cara, además tiene muchas menos ganas de presentarse a sus deberes como prefecto.

Si pudiera simplemente dejaría la Academia y desaparecería de la vida de todos, y aunque se sentía bastante melodramático, cree que los brillantes ojos rojos de Kaname apareciendo en su cabeza, sumados a la sensación de una dura polla debajo de su trasero justifican por completo su necesidad de huir, porque como siga ahí… terminará yendo a buscarlo y no está listo para lo que eso pueda significar.

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Ni siquiera fue capaz de esperar a la llegada del atardecer, lo que al menos le daba tiempo de atraparlo en los dormitorios de la clase nocturna antes de que se fuera con el resto de la clase.

Se detuvo en la entrada donde el velador solo le dirigió una mirada antes de volver a esconderse debajo de la capucha de su túnica. Zero sabía que no había problema en que él entrara, si no fuera porque era un vampiro convertido, yendo en espiral hacia el Nivel E, ese podría ser su dormitorio.

Casi puede verse a sí mismo arrastrando los pies al caminar, su mente perfectamente lúcida le dice que no debe ceder, que puede controlarse en esos momentos, que no está sediento en lo absoluto, pero incluso si todo eso es verdad y tiene un motivo se siente como lo hace un adicto que no ha obtenido su dosis, lo único que le falta es que le empiecen a temblar las manos.

Apenas abre la puerta del edificio se da cuenta que el edificio está vacío, en otro momento se habría detenido a pensar donde estaban todos los vampiros, pero estaba agradecido de la privacidad que su ausencia le daba. Aidou es un dolor de culo incluso si él no se mete con Kaname de alguna manera, y está seguro que de mirar a la cara a la vampiro que siempre va detrás de Kaname como un cachorro siguiendo a su dueño sería más de lo que podría soportar; ya ha evitado a Yuuki todo el día porque aunque la chica lo sepa, él lo sabe y es bastante más de lo que puede enfrentar.

Entiende que Kaname es tan popular que es obvio le costará mirar a la cara a más de una estudiante también, y aunque él mismo esté yendo en ese momento detrás del sangre pura, eso no significa que entienda porque están todas tan coladas por él; a él solo le interesa la sangre, pero tiene claro que nadie realmente le creería eso.

Le está costando creerse a sí mismo, y eso ya dice bastante.

Camina por los pasillos del lugar, conoce el camino bastante bien, y se detiene delante de la puerta abierta con un nudo en la garganta y la boca hecha agua.

Kaname está recostado en el sillón sosteniendo un libro delante de su rostro y sin camisa.

—Te esperaba más temprano —la voz de Kaname logra erizar los vellos de su nuca.

Zero trata de decirse que es lógico hasta cierto punto, es un vampiro y todo en él está afinado para que sea el arma perfecta. Debe ser capaz de atraer a su presa con su voz y su apariencia con esa facilidad después de todo, al mismo tiempo trata de convencerse que no ha pensado en sí mismo como una presa.

—No estaba en la Academia —Zero responde incapaz de dejar de mirarlo. No tiene sentido fingir que no le interesa lo que ve, porque muy a su pesar, Kuran Kaname es un ser hermoso, y eso es algo que tiene que reconocer. Incluso todos los demás vampiros, e incluso la misma Shizuka que compartía su pureza de sangre no podían compararse con su belleza.

Kaname baja el libro y gira su rostro para mirarlo a los ojos.

A Zero se le atora el aliento. Kaname lo mira con una sonrisa de la cual no podría reconocer su significado, pero hace que su corazón se acelere y la sangre fluya más rápido directamente a su entrepierna, y Zero sabe que Kaname lo sabe.

—Los demás han decidido tomarse el día de las clases, espero que puedas comunicarle al Profesor Yagari el motivo de su ausencia —la sonrisa de pronto se tiñe apenas burlona. Kaname está jugando con él—, o al menos alguna que no les traiga un problema con el Director.

Zero se da cuenta que está caminando hacía él cuando tiene que rodear la mesita de centro junto al sofá, y Kaname ajusta su posición para continuar mirándolo a los ojos. Está hipnotizado, sí el vampiro ha hecho algo con su cabeza explicaría el porque no puede dejar de mirarlo, y porque su cuerpo parece moverse por sí solo.

—Algo se me ocurrirá… —su voz hace eco en la habitación vacía, pero la imagen de Kaname mordiendo su propia muñeca mientras el aroma de las rosas inunda la habitación lo absorbe. Apoya una rodilla en el borde del sofá y toma el brazo de Kaname, pero al inclinarse no bebe de la herida sangrante, en su lugar sus labios se posan en los de Kaname.

Y sabe a rosas. No tiene otra forma de definirlo cuando toda la habitación lo ahoga con el intenso de su perfume, pero sus labios son suaves y su lengua viciosa.

Kaname ha dejado por completo la pasividad a la que se había aferrado durante la noche anterior cuando lo tira sobre su cuerpo sujetándolo por la cadera, clavando con fuerza sus dedos en su piel aún a través de su pesado abrigo de invierno. Todo lo que Zero hace es dejar que su cuerpo se relaje y se funda en los brazos que lo sostienen. Una pierna se cuela entre las suyas presionando en su entrepierna mientras besa a Kaname con la misma desesperación que un adicto tomando su siguiente dosis.

Siente los colmillos rozar sus labios cuando Kaname abre la boca y un escalofrío recorre su espalda, mientras la lengua del vampiro somete la suya y las manos de Kaname se deslizan debajo del abrigo hacia su espalda baja hasta su trasero por debajo de la tela del pantalón. Han dejado atrás los remilgos y las estúpidas razones por las cuales no habrían de hacer eso. Está claro que ambos se desean, y aunque ambos puedan tener sus razones para escapar de la atracción magnética y la tensión sexual en el aire que los rodea cada que se encuentran, ninguna parece suficiente como para intentar resistirse.

Ni siquiera el pensar en Yuuki y en lo mucho que eso podría llegar a dolerle a su ingenuo corazón es una razón lo bastante poderosa como para obligarlos a detenerse.

—Ropa fuera.

Zero se congela un segundo al escuchar la orden del vampiro, su voz es diferente al tono suave y gentil. Es bajo y demandante, tanto que llega directamente a su ya bastante dura entrepierna. Kaname por el contrario al verlo detenerse y no reaccionar en lo absoluto con la rapidez deja su trasero en paz, para poner sus manos en el pecho de Zero y romper los botones de su camisa con un tirón.

—No quieres saber como te sacaré los pantalones si no te los quitas tu mismo —Zero reacciona y se levanta para empujar la destrozada camisa y el abrigo de invierno fuera de sus hombros y empezar a desabrochar su cinturón, solo para que sus ojos registren que Kaname tiene el botón de sus pantalones abiertos, y el camino hacia su entrepierna está decorado por apenas un delicado camino de vellos.

Son solo unos segundos, pero entonces se da cuenta de que el sangre pura no lleva ropa interior, y quizá es porque él es un chico que ha sido criado por un hombre bastante conservador durante la mayor parte de su adolescencia, además de que claramente también ha compartido casa con una chica, y por eso todo ese asunto de ir comando le genera un momento de shock, además de un imperioso deseo de verlo sin los pantalones.

—Quítatelo —Zero había planeado que su voz sonara como una orden que Kaname no podría evitar responder, pero su respiración es agitada y él mismo apenas es capaz de escucharse, pero Kaname simplemente levanta sus caderas y empuja el borde superior de su pantalón.

Zero devora con la mirada cada centímetro de piel que se va exponiendo. La piel color porcelana tiene un atractivo extraño para él, las chicas del pueblo suelen estar ligeramente bronceadas incluso en invierno, y su misma piel es de un pálido blanquecino, casi traslúcida que pareciera que enfermizo.

Kaname por el contrario, aunque la piel es blanca casi parece brillar. No hay ni un solo rubor, pero es suave y lisa, totalmente perfecta a la vista, además de que la dura polla se muestra erguida y ansiosa por atención, rezumando por la punta líquido transparente que parece llamar a su lengua ¿sabrá igual de bien que su sangre? Es una duda estúpida, y esa línea de pensamiento se ve desplazada cuando Kaname se sienta en el sofá y tira de él para encargarse de abrirle los pantalones por sí mismo; así que cuando Kaname logra liberar la ansiosa polla de Zero fuera de sus pantalones, habiendo bajado el borde apenas lo suficiente se inclina y sin darle oportunidad de pensar sobre el asunto se lo mete por completo en la boca.

Zero se inclina hacia adelante, sus manos enredándose en el cabe castaño de Kaname, aferrándose a él cuando sus rodillas apenas son capaces de mantenerlo en pie, y mientras el sangre pura acaricia la delicada piel de su polla con los colmillos mientras la mete y la saca de su boca, se pregunta en un rincón muy profundo de su cabeza cómo es posible que el Noble Sangre Pura, último descendiente de la respetada familia Kuran sepa exactamente cómo dar una buena mamada, al golpear la punta de su polla con la lengua, y de cualquier manera, simplemente lo deja ir. No le interesa la respuesta tanto como para preguntar, solo toma tanto como puede empujándose dentro de la boca de Kaname hasta que se corre duro en su garganta y el mundo a su alrededor empieza a desdibujarse justo como la noche anterior.

Si no fuera porque está seguro que un vampiro y un Súcubo son cosas totalmente diferentes se habría preocupado porque Kaname estuviera llevándose toda su energía vital a base de causarle los orgasmos más impresionantes que había tenido nunca en la vida, pero esa vez logra mantenerse despierto a penas, mientras sus brazos apenas tienen fuerzas para mantenerlo recto apoyado en los hombros de Kaname. Sí el vampiro no lo hubiera estado sosteniendo por las caderas ya estaría tirado en el suelo.

—Saca los pies —Zero jadea y empuja su cuerpo hacia atrás por la impresión que le causa la voz ronca del vampiro. Entonces lo mira a la cara. Tiene el cabello totalmente fuera de lugar, los ojos brillantes de deseo y una línea de semen baja por su barbilla desde el costado se su boca—. Los pies —Kaname insiste y él patea sus botas fuera con sus propios pies, y saca las piernas de su ropa con la mirada fija en los labios rojos.

Es cuando está totalmente desnudo que Kaname tira de él hacia su regazo. Sentado a horcajadas justo como la noche anterior, pero en esa ocasión no hay nada que se interponga entre ellos. La polla dura de Kaname está atrapada debajo de su trasero y la suya propia, que poco a poco empieza a perder dureza y se apoya en el vientre plano del vampiro.

—Necesito un momento —dice Zero teniendo claro a dónde es que van. Lo ha sabido desde que decidió volver a la Academia, pero acaba de correrse y a menos que el vampiro que lo sostiene tenga intenciones de simplemente follarlo sin más, tienen que esperar al menos hasta que se ponga duro de nuevo, y por lo que ha visto del sangre pura, no es del tipo que simplemente la mete por meterla. Es el tipo de amante generoso que necesita que su pareja disfrute de todo lo que hacen.

Zero casi se siente enfermo con la idea de ser considerado su amante.

Él no es del tipo que se mete a la cama con un sujeto, aunque en realidad en ese momento no estén en una cama.

—Abre la boca —de nuevo Zero se estremece ante la voz del hombre, baja y ronca por la mamada; pero obedece rápido y solícito cuando se da cuenta que le está ofreciendo su muñeca.

No intenta resistirse. Toma el brazo del sangre pura con ambas manos y clava sus colmillos en las heridas a punto de cicatrizar, y tal como la noche anterior parece que está bebiendo el afrodisiaco más poderoso del mundo; su corazón se acelera y la sangre circula rápido hasta su entrepierna. Supone que no solo es la sangre, también es el deseo de Kaname que ahoga todos sus pensamientos en cuanto la sangre toca sus labios.

La mano libre de Kaname va a su trasero, los largos y perfectos dedos del vampiro acarician primero sus nalgas, rasguñando y reconociendo toda su extensión mientras Zero bebe con sus ojos anclados en los de Kaname.

¿Cómo había terminado ahí? No tiene intención de analizar cómo es que sus decisiones lo han llevado a ese punto, no es que se arrepienta. No al menos en ese momento que el sabor de las rosas hace que su cabeza gire como si tuviera una borrachera bastante divertida. Todo lo que sabe es que está duro de nuevo y que Kaname está deslizando un dedo dentro de su culo.

Siente cómo se expande. Siente perfectamente como ese dedo empuja sus músculos buscando abrirse camino a través de su cuerpo, la idea le parece dolorosa, pero no siente dolor. Toda la sangre que está bebiendo ha hecho que solo pueda sentir placer, y aunque no está sintiendo esa intrusión exactamente como algo placentero, al menos no encuentra que haya una sensación más allá de una presión que no llega a ser incómoda; mientras que en realidad él empieza a mover sus caderas, buscando que su polla entre en contacto con el cuerpo de Kaname.

—Tienes que dejar de apretar, o nunca voy a poder meterla —Kaname gruñe en su pecho y Zero se da cuenta que de hecho, ha estado apretando los músculos de su culo en torno al dedo de Kaname. Le toma algunos segundos ser capaz de entender qué orden y cómo enviarla a su cuerpo, luego lo consigue y Kaname mete otro dedo.

La presión es mayor e incluso tiene la idea de que en cualquier momento algo no muy agradable terminará saliendo de su trasero, hasta que Kaname curva los dedos dentro de él y de nuevo parece que una corriente eléctrica recorre todo su cuerpo.

Ha estado conteniendo su voz, pero la corriente de placer que lo recorre hace que envíe cualquier autocontrol a la basura.

Necesita más.

Grita su nombre y se arquea más cerca de él mientras empuja su trasero hacia la mano en su culo. En algún momento ha dejado libre el brazo del que estaba bebiendo, su estómago se siente lleno y tiene los sentidos al límite. Puede sentir como cada cabello de su cabeza se mueve con el aliento de Kaname y como la gélida brisa nocturna de noviembre toca su piel al entrar por la ventana abierta y aún así quema.

Cuando Kaname introduce otro dedo más, apenas es capaz de controlarse. Sus caderas se mueven y ha empezado a lamer la curva en el cuello de Kaname, sus instintos diciéndole que si bebe su sangre terminará con esa placentera tortura más pronto…Apenas puede creer que se resiste, pero sí se siente así de bien tener los dedos de Kaname dentro de él, tocando ese lugar tan profundo que lo vuelve loco, no puede ni imaginar que se sentirá tener su polla clava en el trasero.

—M-mete-la.

Kaname no necesita que se lo diga dos veces antes de sacar sus dedos y colocarse entre sus nalgas con ayuda de sus manos. Zero se pregunta cuánto tiempo ha estado esperando por eso, porque recuerda que incluso la primera vez estuvo duro debajo de él.

Luego Kaname empuja sus caderas y entra en él.

Zero deja de respirar, y es más grueso que los tres dedos de Kaname. Siente que se va a partir en dos, pero no es una sensación dolorosa, él sabe de dolor bastante más de lo que admitiría frente a alguien más… simplemente sabe mientras la polla de Kaname entra en él, milímetro a milímetro, que se va a partir en dos, porque no parece que se vaya a detener en un punto, hasta que se detiene. Zero está temblando, apenas capaz de reaccionar aunque no encuentra forma de hacerlo con la respiración agitada y el corazón latiendo tan rápido en su pecho que tarda en darse cuenta que también el vampiro sangre pura apenas controla su respiración, y que el pecho que se presiona contra el suyo también contiene un corazón que late desbocado.

Se quedan quietos. Kaname simplemente esperando a que Zero se mueva o le dé luz verde, mientras que Zero trata de procesar el hecho de que todo eso es algo que afecta a Kaname, pero el shock no es suficiente para hacerlo olvidar las necesidades de su cuerpo y levanta sus caderas, sintiendo como la polla de Kaname retrocede saliendo de su cuerpo, hasta que Kaname empuja de nuevo, solo para salir y entrar una vez más.

Las primeras estocadas son lentas mientras Kaname intenta mantener el control, pero las uñas de Zero clavándose en su espalda y los músculos de su trasero cerrándose hambrientos son bastante más de lo que incluso él, alguien que ha practicado auto control por toda su vida, puede soportar.

Pronto sus caderas se mueven más rápido, empujando tan profundo como puede, e incluso Zero lo está montando por sí mismo, empujando sus caderas para encontrarse con las de él. Simplemente ambos toman lo que quieren del cuerpo del otro cegados por el placer, y es que tienen química. Kaname lo sospechó siempre, por supuesto… pero sus intenciones con Zero nunca habían sido esas. Era una simple herramienta, un perro guardián que podría poner detrás de Yuuki sin que la chica protestara, las cosas solo habían resultado así al final.

Tampoco se arrepentía.

La sangre de Zero no tenía un sabor especialmente cautivador, pero su cuerpo reaccionaba como pocos a su toque, siempre ansioso por complacer incluso cuando sabía de sobra que para el lado más racional de Zero eso resultaría imposible; mientras que cuando no lo tocaba, siempre parecía gravitar a su alrededor. Al principio había sospechado que era porque Yuuki estaba cerca suyo y Zero iba siempre detrás de ella, pero la realidad era bastante diferente, y quizá eran los deseos de su sangre lo que obligaba al chico a perseguirlo, a buscarlo entre la multitud, pero había desechado esa idea en el mismo momento que Zero se había excitado bebiendo su sangre por primera vez, así que aún así empuja la cabeza de Zero hacia atrás, obligándolo a exponer la garganta para morderlo.

Su sabor es ligeramente agrio, pero puede sentir el placer que Zero siente al ser follado vertiéndose en su boca.

Kaname se aferra a sus caderas con fuerza y bebe mientras empuja cada vez más rápido… cada vez más duro y más profundo, hasta que golpea el punto exacto con el que Zero grita su nombre y escucha el eco resonar en su habitación. Trata de mantener sus embestidas apuntando directamente a su próstata.

La voz de Zero apenas sale de forma coherente a la vez que grita su nombre y suelta exclamaciones confusas que pueden ser a oídos de Kaname suplicas porque vaya más rápido, o quizá para que lo haga más fuerte; cualquiera que fuera el caso Kaname se concentra en cumplir con ambas cosas, pero él mismo está tan cerca de correrse que pierde el ritmo cada tanto en un intento de mantener el control, así que deja una mano en la cadera de Zero para ayudarlo a mantener el equilibrio y la otra la lleva a la polla que rebota contra su abdomen cada tanto.

La envuelve con dedos fríos y firmes, masturbando a Zero de la manera que en su corta, pero confiable experiencia es capaz de llevarlo al borde. Sus uñas rasguñan la punta en una tortura apenas lo bastante gentil para no ser totalmente dolorosa, dando golpecitos en la gruesa vena que recorría el largo de la polla de Zero justo por el lado derecho hasta que se corre.

Zero se corre y Kaname tiene que dejar de masturbarlo, porque lo está apretando fuerte y él mismo se corre dentro de su culo. El orgasmo los golpea como una avalancha, inevitable y poderoso que los hace aferrarse el uno al otro con una necesidad que les dice que si no lo hacen, es probable que algo terrible suceda.

Todo se derrumba por unos instantes, hasta que ambos terminan y aún así no se mueven en lo más mínimo, Zero permanece lánguido y con la respiración acelerada sobre Kaname, quien posa sus manos en los muslos de Zero a sus costados, simplemente acariciándole la piel con los pulgares en un gesto ausente.

Zero sabe que debe moverse, quizá vestirse y hasta reportarse con el Director, pero está agotado como no lo ha estado en años, como cuando Yagari lo sometía a largas jornadas de entrenamiento que lo dejaban exhausto y con un humor horrible hasta que podía llegar y meterse en la cama con Ichiru, con la diferencia de que en ese momento no puede encontrar un solo pensamiento dentro de su mente que sea lo bastante desagradable para ponerlo de mal humor, simplemente se siente como si flotara, pero Kaname está empujándolo, así que se pone de pie sintiendo como Kaname sale poco a poco de él. Está bastante sorprendido de que sus piernas sean capaces de mantenerlo de pie viendo la forma en que le tiemblan las rodillas.

Se aleja con pasos vacilantes, sus ojos anclados a la figura de Kaname mientras se estira al levantarse del sofá. Kaname se inclina para recoger su pantalón que ha terminado botado casi debajo de la mesita de café frente al sofá, así que Zero busca su propia ropa, dándose cuenta de pronto que está completamente desnudo y siendo demasiado consciente del dolor en su trasero. Se mueve no modo recogiendo su ropa, con una sensación definitiva de que las cosas han cambiado bastante más de lo que está dispuesto a aceptar.

Zero se desliza dentro de sus pantalones tratando de ignorar al vampiro, pero en el momento que levanta la mirada y se encuentra con los ojos rojos de Kaname que lo observan fijamente.

—Necesito otra camisa —susurra levantando la mano para mostrarle la suya que ha quedado completamente inútil después de que el sangre pura le arrancara los botones más temprano. Kaname asiente y le hace una seña para que Zero lo siga. Siendo prefecto y siendo hijo del director está bastante familiarizado con los edificios de la escuela, incluso con los dormitorios de la clase nocturna, pero nunca realmente entró a la habitación del vampiro; tanto, tanto él como Yuuki siempre habían evitado entrar, más por órdenes del director que por decisión propia, así que Zero está bastante curioso por lo que se iba a encontrar, y en realidad sí se sorprendió.

La habitación de Kaname era como la de cualquier estudiante, pero tenía una vibra terriblemente impersonal, más allá del libro en la mesa de noche y el librero repleto en la pared del fondo, no había nada más que se diferenciara de los dormitorios de la clase diurna; incluso los demás vampiros habían mandado a llevar sus propios muebles y decoraciones, pero Kaname habría mantenido el mobiliario original y aunque el armario estaba lleno al igual que el librero, no habría nada que hablara de él y sus gustos.

Zero abrocha sus pantalones y se sienta en la orilla de la cama, calculando que tanto exactamente dolería su trasero la mañana siguiente y si acaso iría a clases, o simplemente mandaría todo a la mierda.

Observa fijamente a Kaname que revuelve en el armario con movimientos lentos, como si estuviera demasiado agotado para esforzarse incluso en una tarea tan simple como esta. Es la primera vez que Zero se detiene a mirarlo sin rastros de sospecha en sus ojos, pero al acabar de follar con él tampoco es que tenga una opinión muy parcial de él; y aún así, Zero cree que es la opinión más honesta que pueda tener de él.

Los hombros de sangre pura no están rectos, parece bastante relajado mientras se mete dentro de unos pantalones de pijama de lo que solo puede ser seda negra, y luego se dirige a él con una camisa blanca en la mano. Kaname se sienta a su lado, tendiéndole la camisa y Zero la toma, pero no se mueve y no se la pone a pesar de que esa es la razón de que lo siguiera hasta ahí.

—Yuuki se estará preguntando dónde estás —Kaname mira a un punto fijo frente a él, y aunque Zero asiente como única respuesta, está seguro que el vampiro no espera realmente una respuesta porque sigue hablando—, probablemente esté por ahí acosando a Yagari para saber qué ha pasado contigo.

—Supongo que también estará preguntando porque la clase Nocturna no apareció el día de hoy, ya es bastante raro que no apareciera por aquí…

—El director sabe que todos estarán fuera esta noche, debió avisarle para que no hiciera su ronda normal —Kaname suena casi como una persona normal cuando habla, Zero casi puede pensar que están teniendo una conversación normal y corriente. Se deja caer de espaldas en la cama, mirando el cielo raso de color blanco.

—Entonces sí estará detrás de Yagari hoy… ¿Sabes qué no necesitas darme sangre para que la proteja? No es que vaya a dejar de cuidarla porque esté enamorada de ti —Zero no planea que su voz salga tan dura, ni que parezca que le está recriminando algo, después de todo él mismo se encuentra ahí, después de haber follado con el sangre pura.

—No es esa la razón por la que pienso que dejarás de cuidarla, Yuuki es especial y creo que lo sabes —la verdad es que Zero la sabe. Yuuki siempre ha sido especial de una forma que no tiene del todo clara, gravita en torno a ella y muchas veces se ha dicho que es porque es como una hermana para él, además Yuuki siempre estuvo ahí para él, incluso cuando él mismo hacía todo lo posible por empujarla tan lejos como era posible—. No necesitas beber su sangre tampoco, si sientes que necesitas sólo tienes que venir a mi.

—No vamos a volver a hacerlo —responde Zero enderezandose en su posición, y mirando a Kaname con los ojos entrecerrados, pero el vampiro sonríe apenas y es él quien se deja caer de espaldas en la cama, mirando a los ojos.

—No hablaba de sexo, simplemente si tienes sed ven a beber mi sangre, te hará más fuerte y mantendrá cuerdo por más tiempo —Zero no tiene dudas de esos, sabe que bebiendo la sangre del vampiro se siente más entero al menos en lo que refiere a tener que beber su sangre, pero también sabe que se ha vuelto casi un adicto—, y de todas formas terminaremos haciéndolo de nuevo.

Zero aleja la mirada de los ojos rojos, está totalmente tenso, porque en esos momentos a pesar de que sabe con toda seguridad que no conseguirá ponerse duro, siente como su cuerpo vibra con el deseo más crudo que ha sentido jamás de inclinarse y morderlo.

—¿Qué hay de Yuuki? —pregunta sin poder evitarlo. No es que él esté pensando en tener una relación con el sangre pura, la idea de Yuuki y Kaname sigue siendo desagradable por los mismos motivos. No piensa permitir que Yuuki se convierta en un vampiro por más hipócrita que pueda ser.

—Yuuki es especial —Kaname se frota el rostro con ambas manos mientras suspira, y Zero se pregunta si no hay nada más que lo tenga tan agotado, porque los vampiros no suelen resentir la pérdida de sangre de esa manera, así que duda bastante que sea simplemente por estarlo alimentando, tiene que haber algo más, pero no logra entender qué es eso que lo está torturando, y con toda honestidad, Zero no cree que este sintiendo realmente culpa por lo que están haciendo.

—Sí, ya dijiste que es especial —Zero se levanta y se pone la camisa—. Es mejor que me vaya antes de que lleguen los demás —ni siquiera espera una respuesta, solo sale de la habitación para buscar sus zapatos junto al sofá, si alguien tiene verdaderos problemas es él y no Kuran Kaname que tiene una cantidad ingente de vampiros dispuestos a seguir sus ordenes solo porque sí.

No tiene la menor intención de dejar que todo eso se repita, puede resistir bastante bien sin beber la sangre de Kaname, y si no… seguramente ya se le ocurrirá algo.

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Kaname mira el techo de su habitación, preguntándose porque exactamente se hace eso. Tiene bastantes cosas encima con el consejo yendo tras él, o en caso de no llegar a él, buscando llegar a Yuuki. Estaba demasiado harto de siempre tener que hacer todo perfecto, así que creía que poder hacer una tontería como esa, después de todo tendría a Zero bajo su control de cualquier manera, pero sabe que se está jugando demasiado.

Hará lo que sea necesario por Yuuki, prometió que lo haría, así que se encargará de que ella esté a salvo pase lo que pase, de igual forma encontrará la forma de mantener eso a flote, tanto como sea posible.

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Cuando las vacaciones de invierno empiezan Zero y Yuuki se quedan solos en la Academia, y el director termina por envolverlos en sus deseos de tener una navidad en familia. Zero no habría tenido problemas en soportar eso con el habitual desinterés que tanto Yuuki como él solían demostrar con los intentos de volverlos a todos una familia feliz, pero la necesidad de estar cerca de Kaname lo estaba volviendo bastante más impaciente que de costumbre, así que había empezado a azotar puertas y mantenerse alejado del director y Yuuki tal con la intención de que no encontraran raro su comportamiento.

Se encierra en sí mismo tanto como puede, pero con el paso de los días la sed vuelve, con tanta fuerza que apenas es capaz de pensar, así que cuando Yuuki se acerca a él ofreciéndole beber de su sangre no puede evitarlo.

Termina bebiendo de ella, con la diferencia de que su sangre sabe a tierra, y sabe que todo eso se debe únicamente a que se ha vuelto adicto al sabor del vampiro sangre pura. Mantiene a Yuuki contra su cuerpo mientras bebe y puede sentir todo el miedo que la chica destila por cada uno de sus poros, nada de eso es como había sido antes de Kaname y lo maldice internamente con tanta fuerza que espera esté retorciéndose donde sea que se encuentre pasando sus vacaciones de invierno.

—Tienes miedo —susurra cuando Yuuki se aleja de él—. Puedo sentirlo cuando bebo tu sangre —Yuuki lo mira con toda la indignación que puede mostrar en su rostro—. Tu fuiste la que se ofreció a dejarme hacerlo —se encoge de hombros tratando de restarle importancia, porque aunque la sed casi ha desaparecido, no se siente satisfecho en lo más mínimo.

No va a beber su sangre de nuevo, aunque está bastante satisfecho con no haberse excitado sexualmente al beber de Yuuki, lo cual es como poco un gran alivio, jamás habría podido darle la cara a la chica de nuevo si ella hubiera terminado sintiendo su polla dura y caliente presionando contra su cuerpo.

—No me gusta que veas eso —Yuuki sale del baño dejándolo solo. Zero deja que su cabeza golpee la pared a su espalda pensando que a él tampoco le gusta ser consciente del miedo de Yuuki, especialmente cuando se trata del miedo que siente por los vampiros. Supone que algo realmente malo pasó con la familia de Yuuki, quizá una matanza igual a lo que sucedió con él y Shizuka; bien pudo haber sido un vampiro nivel E enloquecido por la sed de sangre y la razón de que Kaname apareciera era que tenía como misión acabar con él.

Zero suspira y mira por la ventana alta del baño, no importa que haga siempre termina pensando en el sangre pura y ni siquiera está sediento, simplemente su cuerpo está suplicando por otro encuentro como el de esa noche antes de las vacaciones. Todo había sido por la tensión sexual causada por la sangre, pero en esos momentos empezaba a darse cuenta de que era un adicto que necesitaba su toque con la misma necesidad que la sangre.

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Cuando el director le informó que Ichiru quería transferirse a la escuela Zero había decidido no oponerse porque era su única oportunidad de mantenerlo con vida, pero no estaba realmente entusiasmado con la idea.

Zero sabe que tenerlo cerca será todo menos agradable. Ichiru lo odia y Zero no consigue sacar en claro sus propios sentimientos por su hermano gemelo, menos aún cuando todo lo que hay en su mente es el vampiro sangre pura, el sabor de su sangre y los escalofríos que recorren su espalda cuando lo toca.

No va a conseguir hacerse una idea de que va a hacer cuando tenga a Ichiru en la academia, porque mientras mira fijamente el techo de su habitación en los dormitorios del director, ha decidido que irá a buscar a Kaname tan pronto como vuelva. Bebió la sangre de Yuuki, pero el sabor que antes era dulce en esos momentos le dejó un sabor terroso que necesita sacarse de la boca, y tiene claro que es una excusa malísima, pero está bastante seguro que a Kaname no le importará en lo absoluto.

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Zero observa con disimulada curiosidad el regalo que Kaname consiguió para Yuuki. Una rosa que florece una vez cada diez años es algo digno de ver, seguramente un regalo único, pero a Zero lo que le intriga es lo parecida que es a las rosas que se encuentran en el cuartel de los cazadores de vampiros, las mismas que tienen un olor tan parecido al sabor de la sangre de Kaname; pero Yuuki solo observa su belleza, para luego mirar con ojos encandilados al vampiro. Él mismo recibe su ridículo regalo y comprueba como es costumbre que no es más que basura sin la cual podría pasar perfectamente cada año, y aún así no se pierde la mirada que Kaname le lanza, claro que van a encontrarse, pero no tiene intención de aparecerse en los dormitorios de la clase nocturna con los demás vampiros ahí, así que solo lo mira con tanto desinterés como le es posible demostrar en su rostro.

Supone que las cosas se arreglarán de alguna forma, todavía tiene que cenar con el director y Yuuki, probablemente tomar un baño y esperar a que todos se duerman. Hasta entonces sólo tratará de actuar tan normal como sea posible.

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Zero le echa el cerrojo a la puerta de su habitación apenas entra, y no se sorprende demasiado cuando al girarse la ventana está abierta y Kaname está sentado en el borde luciendo tan casual como si entrar a su habitación fuera algo que hiciera todos los días.

—No creí que fueras de los que llevan la comida a la habitación —Kaname sonríe a su ridícula broma, mientras Zero camina hacia él. Como ya es natural en él, sus instintos y el poderoso deseo de estar junto al sangre pura, lo empuja a ir directamente hasta el vampiro.

Se detiene solo a unos centímetros de Kaname, y es él quien se inclina para hacer desaparecer la distancia entre sus labios. Las manos de Kaname sostienen su rostro, mientras él mismo se aferra a las caderas del sangre pura para mantenerlo tan cerca como puede.

Zero nunca fue lo que se dice un fan de besar, entiende que los besos pueden ser buenos, pero nunca se encontró disfrutando de un beso tanto como en ese momento. Kaname empuja su cabeza hacia atrás mientras desliza su lengua dentro de su boca, y aunque ya ha experimentado que lo que es besar al sangre pura, en ese momento no está pensando en lo absoluto, simplemente está tomando todo lo que Kaname le da. No hay sangre que atonte sus sentidos, es solo Kaname, y Zero se siente decepcionado cuando llega el momento de separarse porque necesitan respirar.

Zero lo mira a los ojos, pero se ve obligado a apartar el rostro, no es capaz de sostenerle la mirada en lo absoluto, así que cuando Kaname se inclina y empieza a besar su cuello, casi agradece no tener que mirar esos profundos ojos rojos; aun así se tensa por completo cuando siente como los colmillos acarician su piel, pero entre la atención que recibe de sus labios y su lengua se relaja, el deseo volviendo a él como si lo quemara por dentro. Está duro dentro de sus pantalones y puede sentir a Kaname presionando su erección contra él.

Kaname lo empuja en dirección a la cama, obligándolo a caer en el colchón cuando la parte de atrás de sus rodillas tocan el borde. Zero no pierde el tiempo, se saca la camiseta y empuja el borde de sus pantalones deportivos bajandolos por sus piernas bajo la atenta mirada de Kaname.

—Tienes que quitarte la ropa —Zero trata de sonar tan seguro como aparenta estar. Ha estado esperando por eso a lo largo de las vacaciones, así que cuando Kaname se saca la camisa por la cabeza sin detenerse a desabrochar los botones realmente lo agradece y tira de él por el cuello apenas se inclina sobre él para besarlo de nuevo.

Kaname lucha con el botón de su pantalón y suelta un gruñido bajo cuando Zero le perfora el labio con los colmillos. Se aleja sorprendido, pero Zero recostado en la cama con un hilo de sangre corriendo por la comisura de sus labios es la visión más caliente que siquiera ha podido imaginar, así que se inclina mordiendo su propio labio, abriendo la herida para que Zero pueda tener más de su sangre; después de un rato consigue abrir sus pantalones y él, al igual que Zero los saca entre patadas y empujones, hasta que por fin sus cuerpos desnudos se tocan.

Zero se estremece ante el toque frío de Kaname en sus caderas, pero es fácil ignorarlo cuando la dura y caliente polla de Kaname se frota contra la suya. Todos los sonidos que hacen quedan ahogados en besos desesperados, mientras sus caderas se mueven juntas buscando más contacto.

Kaname toma la mano de Zero en la suya y la lleva hasta sus erecciones en medio de sus cuerpos, y Zero se congela; es la primera vez que va a tocarlo y aunque Zero se niega en redondo a admitirlo, los nervios lo inundan cuando su dedos se envuelven en torno a su polla y la de Kaname, pero la mano que sostiene la suya lo obliga a moverse, primero despacio, guiándolo en cada uno de los movimientos que ya conoce, porque no es para nada diferente a hacerse una paja con la obvia diferencia de que está sujetando otra polla.

Zero toma el cabello de Kaname y tira de él en un beso de nueva cuenta, saborea la sangre de sus labios y luego empuja su lengua tratando de forzar otro de esos besos que hacen su cabeza girar. Kaname no tiene problema en darle lo que quiere; Zero le reconoce sin ninguna duda que es un amante complaciente, y una parte de él, terriblemente ególatra y muy acostumbrada a competir con el sangre pura, lo obliga a esforzarse más.

Su mano sube y baja al ritmo de sus embestidas, apretando y tratando de dar tanto como Kaname da en cada uno de sus besos, pero no puede concentrarse del todo, ha estado esperando por eso, ansioso y sin apenas tocarse a sí mismo porque todo lo que sentía era absoluta insatisfacción. Estar con Kaname es con definitiva bastante mejor que cualquier paja, sí, pero Zero sabe que no va a durar, no tiene apenas idea de como es que ha soportado tanto, cuando estuvo duro prácticamente desde que el vampiro llegó a la Academia.

Los masturba tan rápido como puede, su agarre siendo hasta doloroso por momentos mientras se besan como si fuera la única forma en la que pueden sobrevivir. Zero tira del cabello de Kaname, mientras que el vampiro se mantiene empujando sus caderas, hasta que Zero muerde su labio con verdadera fuerza, y tan rápido como la sangre empieza a brotar ambos se corren con gritos que son ahogados por los labios del otro.

Kaname se deja caer sobre Zero, hundiendo el rostro en la almohada junto a la cabeza de Zero.

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Cuando Zero abre los ojos de nuevo, se encuentra con que el amanecer aún se encuentra bastante lejos, y Kaname está durmiendo junto a él en la cama, supone que de nuevo ha sido el sangre pura quién le ha puesto ropa interior y los ha cubierto con la manta, porque no recuerda haberse levantado para hacerlo él. Zero aprovecha la oportunidad que tiene de estar solo —al menos hasta que Kaname despierte—, y se dedica a observar cada fina línea que es el rostro del sangre pura.

Kaname es el ser más hermoso que ha visto nunca, Zero puede admitirlo abiertamente, después de todo se supone que los vampiros sean seres superiores en poder, inteligencia y belleza, son cazadores al fin y al cabo, pero Kaname supera con creces a cualquier otro vampiro que haya visto en su vida. Supone que es la sangre que corre por sus venas, totalmente pura y sin una sola gota que ensucie su linaje; pero toda esa belleza no explica porqué Zero se ha vuelto adicto a él, a su rostro, a su toque, a su maldita y perfecta voz que le pone los vellos de la nuca de punta.

Estira la mano pero se detiene, no es capaz de acercarse así y solo tocarlo. Zero sabe que eso sería cruzar una linea; pueden tener sexo incluso sin que él esté más allá de su capacidad de pensar, pero tocarlo… acariciar su rostro mientras duerme es algo bastante más íntimo incluso, así que se queda quieto con la mano en el aire, a solo unos centímetros de tocarlo y baja la mano.

Simplemente se deja caer en la almohada y cierra los ojos. Lo mejor que puede hacer es dormir y esperar que el sangre pura se vaya de su habitación antes de que él despierte y tenga que enfrentarse a su abrumadora belleza apenas despertar.

()

La luz entra por la ventana cuando Zero despierta de nuevo, y escucha el el familiar sonido de los estudiantes moviéndose por la Academia, por la luz cantidad de luz puede decir que se ha perdido las clases de la mañana; pero tampoco tiene ganas de levantarse, así que gira en la cama y queda paralizado al sentir un cuerpo junto el suyo.

Cuando mira, tiene que admitir que está sorprendido de encontrarse con el vampiro sangre pura aún en la cama, pero lo que más lo sorprende es que Kaname lo mira fijamente, como si lo hubiera estado observando dormir. Quiere decir algo, quizá algo cortante que le ayude a liberar esa ligera incomodidad que se ha instalado en su pecho, pero no encuentra las palabras exactas que expresen lo que está sintiendo, así que simplemente se cubre los ojos con los brazos y finge que no siente su estómago revolotear ante esa mirada tan profunda.

—¿No irás a clase? —Kaname es el primero en romper el silencio, pero Zero se niega a responder— Estoy seguro de que ya has perdido bastantes clases este año como para quedarte en cama a descansar.

—Ichiru empieza sus clases aquí hoy… —Zero no es capaz de sólo mandarlo a callar o inventar una mentira, así que la verdad sale de él sin que lo piense demasiado— No quiero verlo, así que no iré a clases.

—Los hermanos menores son un problema con el que nosotros debemos lidiar —Zero se mueve en la cama cuando el sangre pura se deja caer en la almohada junto a él. Le toma un momento a Zero entender sus palabras.

—¿Tienes hermanos? —Zero se destapa la cara y mira fijamente el perfil de Kaname. Esa es información nueva para él y seguramente también para la Asociación de Cazadores, porque nunca ha escuchado que el Clan Kuran tuviera más de un heredero; pero Kaname cierra los ojos y suspira como si el pensar en eso le causara un enorme pesar, aún así Zero no aleja la mirada de él; está verdaderamente curioso, porque en todos los años que lleva de conocerlo tampoco ha escuchado a Yuuki decir nada sobre eso, o al director.

Kaname abre los ojos y se gira a mirarlo, y aunque esa profunda mirada lo sigue poniendo incómodo no corta el contacto visual, esa información nueva es fascinante, más aún si aleja la atención de que está saltándose clases de nuevo.

—Uno —eso es todo, es toda la información que recibe y quiere más, porque a lo que él sabe puede haber un niño sangre pura corriendo por ahí, pero Kaname se inclina y lo besa. Hay algo en sus besos que hacen que Zero se desarme, así que no pregunta nada más, simplemente se gira sobre él y pone toda su atención en besarlo hasta que ya no puede más, e incluso la idea de montarlo cruza por su mente, pero Kaname lo detiene empujando su rostro, y lo mira calculador.

—Es una chica —Zero lo mira confundido—. Mi hermana, es una chica.

Kaname se sienta y apoya la espalda contra la pared mientras Zero baja de su regazo y toma lugar a su lado.

—¿Cuántos años tiene? —Kaname lo mira con una sonrisa que apenas tira de las comisuras de sus labios, y con lo poco o mucho que Zero lo conoce puede decir que se está divirtiendo con esa conversación.

—Es de tu edad.

—¿Por qué no vino contigo? —Zero casi no puede con la curiosidad.

Una chica sangre pura. Eso seguramente no era alguien que dejara sin supervisión, no siendo una adolescente y menos aún con la clara lucha de poder que había entre los vampiros, casi podía sentir pena ante el nivel de peligro que corría.

—Está escondida —la respuesta llega a él con ese retintín de que debió de haberlo pensado por sí mismo, y claro que es obvio; pero Kaname está en la Academia jugando a ser partidario de la paz entre humanos y vampiros, follando con él, cuando debería estar cuidando de su hermana y de hecho, quizá follando con ella si la información que tenía era real.

Casi se siente culpable; pero cualquiera diría que él tendría que estar en clase con los demás, quizá ayudando a su propio hermano menor a sentirse cómodo con su nueva vida de estudiante y en lugar de eso se encontraba sobre su cama, totalmente fascinado por los ojos rojos de Kaname y el conocimiento de que había por ahí otro vampiro igual a él.

—¿No estaría más segura contigo?

—Ella está tan segura como puede estarlo, supongo que has notado lo difícil que es ser un sangre pura en la actualidad.

—La mitad de las disputas entre las familias nobles terminarían si saben que tienes una prometida.

—Quizá no quiero una prometida… —y aunque la voz de Kaname es un susurro apenas audible Zero siente que se le acelera el corazón, pero tanto él como Kaname fingen que no lo escuchan y cuando Zero se levanta de la cama de un salto diciendo que lo mejor será que vaya a hacer sus deberes de prefecto, ambos ignoran que en realidad nunca parece verdaderamente interesado en ello; y aunque ambos sienten el impulso de acercarse para besarse, Kaname sale por la ventana sin dirigirle una segunda mirada.

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Zero se mantiene evitando a Ichiru tanto como puede, lo que es bastante fácil porque las risitas de las chicas casi parecen una alarma que anuncia su entrada en cualquier pasillo. Zero lo entiende, o al menos eso cree; incluso sabe que sí el no fuera tan borde las chicas tendrían la misma predisposición de encontrarlo atractivo, pero ser un cabrón en todo momento es básicamente la única forma de que las chicas no lo arrollen como a Yuuki cuando la clase nocturna sale para sus clases.

Cuando Yuuki lo encuentra durmiendo en los establos y pasando de todo casi a la hora de ir a las puertas de los dormitorios de la clase nocturna, está un poco agradecido de un poco de contacto humano, aunque Yuuki insista que debe de hablar con Ichiru, que debe ir a clases y esté siendo tan molesta que le dan ganas de gritar, la verdad es que agradece ese momento de normalidad; porque Yuuki podrá siempre estarse metiendo en aprietos, pero en definitiva ella no hace que su cuerpo reaccione de forma salvaje e incontrolable, y aunque se siente un poco culpable por estar follando con Kaname, no puede compararse al abrumador sentimiento de que las cosas entre ellos son irreparables, así que bromea con ella y la empuja. Se divierte con la idea de que es humano solo un instante, hasta que llega la hora de continuar con sus deberes y él tiene que enfrentarse a ese par de ojos rojos que lograron poner su corazón a latir acelerado.

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Zero decide que no tiene ánimos de pasar toda la noche vigilado al coro de vampiros tomando clases, con Yagari ahí difícilmente puede haber una situación que lo requiera a él y a Yuuki al mismo tiempo, así que se cuela de nuevo en los dormitorios del director, incapaz de lidiar con su nervioso compañero de habitación que a pesar de tener un par de semanas sin verlo, probablemente estaba bastante agradecido de no tener que verlo.

El momento en que entra a su habitación y la encuentra vacía, siente la decepción instalarse en su pecho, pero empuja todos esos pensamientos lejos de su mente. Quizá pueda descansar una noche completa para variar.

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Kaname sostiene un libro frente a su rostro, manteniéndolo como barrera entre él y los demás vampiros que están en el salón de clase, y aunque sus seguidores saben perfectamente que no deben acercarse a él en lo absoluto, puede sentir las miradas curiosas y hasta ansiosas. Está bastante seguro de que el nerviosismo de los demás se debe en su gran mayoría a que está "saliendo" con Yuuki; la misma Ruka encerrada en su habitación es una prueba clara de ello, pero Aidou mordiendo su uña en el fondo del salón de clase y Akatsuki perforando su nuca con la mirada, están más preocupados por el olor de su sangre en el aire.

Siempre supo que lo iban a notar, después de todo no es idiota, pero había esperado que todos ellos estuvieran más preocupados por el asunto de Yuuki. Los había subestimado por completo, había creído que sus preocupaciones eran más vanas, y los había considerado lo bastante hipócritas como para que sus deseos personales de tenerlo para ellos y sus familias serían una distracción lo bastante grande, pero Aidou y Akatsuki estaban verdaderamente preocupados, porque no, no era normal que un vampiro sangre pura fuera sangrando por ahí, menos aún con tanta frecuencia. Tenía que actuar y tomar decisiones que no quería tomar.

Baja el libro y toda la sala se queda en silencio, pero sonríe como siempre lo hace.

—Sigan tomando sus clases, tengo un asunto de que arreglar —abandona del salón del clase sabiendo que Seiren se mantiene alerta, pero confía en que mantendrá la distancia, después de todo tiene órdenes y nunca ha desobedecido, pero al menos ella está al tanto de todo y eso lo perturba. Es un sangre pura después de todo, y él está saliendo con la que se supone es sólo una chica humana, mientras pasa sus noches durmiendo con Nivel E mientras lo alimenta.

Sabe que tiene que arreglar las cosas con Yuuki, cada vez está más y más cerca de recordar, así que tiene que mantenerse alerta, porque no está para nada seguro de querer enfrentar las consecuencias de su despertar; incluso aunque la ama más que a nadie en el mundo, se ha dado cuenta de que tampoco quiere detener todo el asunto con Zero, y por supuesto sabe que ninguno de los dos estaría de acuerdo con esa tontería de arreglo, e incluso él mismo lo encuentra bastante ridículo en ese punto.

Está en una encrucijada, tiene responsabilidades y también tiene deseos… instintos que lo empujan en ambas direcciones.

Él simplemente camina dejando que el aire frío de invierno acaricie su piel, las noches para él siempre son largas y frías, o lo eran hasta que empezó a dormir en la cama de Zero; y aunque odie dormir por la noche porque eso le impide dormir cómodamente de día, no puede evitar dirigirse a los dormitorios del director, está bastante seguro que Zero no pasará la noche en su dormitorio, después de todo duda que el chico pueda resistir la tentación que significa poder beber su sangre una vez más. Cuando está frente al edificio mira la ventana abierta, y una sonrisa diferente a la del salón de clases, mucho más honesta aparece en su rostro.

Bien podría entrar por la puerta alguna vez, y de paso darle un buen susto al pensar que Kaien se podría enterar, pero desecha la idea tan pronto como aparece, a él tampoco le sería demasiado conveniente que Kaien se pregunte qué está haciendo en sus habitaciones en medio de la noche, pero supone que el antiguo cazador sabe que pasa más tiempo ahí que en su propio dormitorio, después de todo uno no se convierte en una leyenda de los Cazadores sin desarrollar ciertas habilidades; pero incluso así, Kaname casi puede jurar que Kaien no sabe exactamente qué pasa ahí, y simplemente pasa el tiempo pensando que está alimentando a Zero, y poco más.

¿Qué pensarían todos si se enteraran de eso? No sólo Kaien… Su mente vaga hacia el consejo, pero tampoco es que los tenga especialmente contentos sí es que los rumores de su relación con Yuuki han llegado a ellos. La mitad de sus seguidores seguro están pensando que está loco, después de todo los sangre pura suelen tener la locura corriendo en sus venas, pero viendo la reacción tan poco explosiva muchos se lo habían ido figurando al verlos juntos; luego su mente va a Yuuki y ese par de ojos que siempre lo han mirado con adoración. No puede evitar pensar en ella sin que su estómago se revuelva, porque está haciendo algo horrible, incluso si va fingiendo que está con ella y ella sabe que está fingiendo, no puede dejar de sentir que está haciendo las cosas terriblemente mal, pero el hueco de esa ventana abierta es tan tentadora… y sabe que las cosas cuando están entre cuatro paredes, sin nadie más a su alrededor son más simples y parecen menos difíciles que fuera, donde tiene que lidiar con la responsabilidad que és ser él.

Se está acabando el tiempo y lo sabe, así que trepa de un salto y entra en la habitación de Zero una vez más.

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—Te vas a quedar sin sangre si vienes todos los días —Zero no puede decir que esté molesto porque apareciera, pero tampoco es que pueda simplemente ir y demostrar que está satisfecho de que al final llegara, porque incluso aunque la ventana estuviera abierta, se haya duchado y no se haya puesto el pijama, no admitirá abiertamente que lo estaba esperando.

—Me aseguro de que te mantengas cuerdo, sería un desperdicio dejar que te vuelvas loco después de tanto esfuerzo —incluso si esas palabras son reales, qué Zero no duda lo sean en lo absoluto, puede encontrar el comentario gracioso. No lo dirá ninguno de los dos, pero el sexo es bueno y menos aún admitirán que empiezan a caerse bien; y quizá son todas las hormonas post orgásmicas las causantes de todo eso, pero Zero no tiene interés en comprobar como es que de pronto se simpatizan tanto.

Zero se queda sentado en la cama, simplemente mirando a Kaname que con una sonrisa poco común se hinca frente a él, hundiendo el colchón bajo su peso a la vez que se inclina, toma su barbilla con una mano y lo besa.

Nunca encontrará una palabra que describa qué es exactamente lo que siente cuando sus labios se tocan, porque incluso cuando parecía que Kaname tenía como toda intención besarlo de forma suave, Zero lo termina jalando por la ropa, y aferrándose a él con una necesidad que no puede entender; sus labios se mueven juntos e incluso sus dientes chocan cuando la desesperación lo invade al no sentir que puede obtener bastante de él. Pronto el agarre gentil en su rostro se vuelven manos desesperadas que se cuelan debajo de la camiseta que está usando y se aferran a su cadera con tanta fuerza que siente que lo lastima, pero incluso así, cuando sabe que la fuerza sobrehumana de Kaname le dejará marcas, no puede concentrarse lo suficiente para articular una sola palabra, y tampoco encuentra la suficiente fuerza de voluntad para alejar sus labios y tratar de decir algo. Todo en él suplica por más de Kaname, más de su toque, más fuerza, más y más cerca.

Sus manos liberan la tela y suben acariciando su pecho, su cuello y enredándose en los sedosos y largos cabellos castaños. Se aferra a él como nunca se ha aferrado a nada, y mientras Kaname empuja sus pantalones deportivos por sus caderas junto a su ropa interior, Zero puede sentirse cada vez más duro. Empuja su lengua dentro de la boca del sangre pura y Kaname se estremece con un sonido que Zero casi no puede creer haya salido de él, pero es lo bastante estimulante para que se esfuerce más en su beso buscando hacerlo reaccionar tanto como sea posible.

Kaname se aleja de él por un momento, y Zero aprovecha el momento para sacarse la camiseta y terminar de patear la sus pantalones fuera de sus piernas, mientras Kaname se desabrocha los botones de la camisa con lo que Zero considera, es innecesario cuidado, y viéndolo como una maravillosa forma de tomar venganza por su propia ropa, Zero se encarga de abrirla con sus propias manos, haciendo a los botones saltar de la tela. La expresión de Kaname le deja claro que está por reclamar, y Zero siente una ola de hilaridad, porque aunque sabe que es un sangre pura, y que probablemente esté forrado en dinero, nunca lo vio como alguien que se preocupara de forma excesiva por la ropa; pero Kaname parece decidir que no dirá nada al respecto, y con una sonrisa predadora se inclina de nuevo sobre Zero tomando su erección en la mano.

La cabeza de Zero cae hacia atrás, un grito ahogado de placer escapa de sus labios y todo su cuerpo se tensa. Descargas de energía lo recorren y sus manos se aferran a los mechones castaños de Kaname, manteniéndolo en su lugar, es la segunda vez que Kaname le hace una mamada y Zero está bastante seguro de que eso se ha convertido fácilmente en lo que más disfruta.

Sus caderas se mueven por sí solas, no tiene la suficiente fuerza de voluntad para mantener su cuerpo quieto mientras Kaname se encuentra entre sus piernas. El calor a su alrededor es abrumador, las manos jugando con sus bolas lo hacen retorcerse y termina soltando la cabeza de Kaname que sube y baja sobre su verga para cubrirse la boca. Se muerde la mano, en un intento desesperado de contener los sonidos que salen de su boca.

—No te muerdas… —Kaname lo saca de su boca y lo mira fijamente. Sus ojos brillando de color rojo en la oscuridad de su habitación, pero Zero aún mantiene los colmillos dentro de su mano, porque Kaname sigue masturbándolo de forma lenta y no confía en si mismo para no hacer ningún ruido, pero la mirada de Kaname lo obliga a obedecer sin que sea capaz de oponer resistencia.

Se ha vuelto demasiado sensible, cada roce por más mínimo que sea lo excita, mientras cada caricia lo empuja cada vez más a la locura.

—Nos van a o-oir —susurra Zero sintiendo la garganta rasposa cuando por fin deja de morderse.

Kaname suspira, porque él mismo ha estado pensando eso; la verdad es que sí pueden ser escuchados por cualquiera, así que lo piensa mejor y se inclina sobre Zero, esta vez acomodándose frente a frente de tal forma que lo cubre por completo, mientras que con una mano se abre los pantalones y sostiene su erección contra su trasero.

—No la vas a meter solo así ¿verdad? —Zero se empuja a sí mismo tratando de alejarse, pero Kaname lo presiona con su cuerpo, es apenas más alto que él, pero toda la diferencia viene de su fuerza como sangre pura.

—Confía en mí, te dejaré morderme mientras te follo —es esa última palabra la que logra descolocar lo suficiente a Zero como para que se olvide que está tratando de alejarse. No es algo que nunca haya escuchado, y desde luego no es algo que él mismo nunca haya dicho, pero suena demasiado vulgar e incorrecto en los labios de Kaname—. Debo volver pronto, últimamente siempre me desaparezco y ambos sabemos que si creen que no estoy mirando se pondrán rebeldes.

Zero quizá hubiera accedido si no hubiera dicho nada de los demás vampiros. En realidad, sí le habría dejado follarlo sin preparación solo porque empezaba a confiar —quizá demasiado— en Kaname, pero la idea de un montón de jóvenes vampiros que básicamente eran la nobleza y se sentían por encima de toda regla fue suficiente para que toda la excitación que estaba sintiendo se esfumara.

—Me dejarías beber igual, ahora quítate de encima —Zero es consciente de que su voz es más dura de lo que pretende, pero Kaname no es él único que ha dejado de vigilar, ambos se han vuelto descuidados con la seguridad de la Academia ¿qué pasaría si de pronto todos los vampiros decidieran que Kaname no está mostrando interés? Sí, Yagari era uno de los grandes, pero ni él podría con un motín que incluyera a todos ellos.

Se siente enfermo y supone que se le nota en toda la cara, porque Kaname lo mira con ese gesto que hace cuando Yuuki parece encontrarse mal y luego se quita de inmediato, cerrando sus pantalones a la vez que se sienta en la cama para mirarlo atentamente.

Zero también se sienta y mira en el borde de su cama esperando encontrar sus pantalones, pero como suele ser su suerte están fuera de su vista, así que sale de la cama y los encuentra asomándose debajo de la cama. De pronto se siente terriblemente expuesto, así que se los pone con movimientos rápidos mientras se mantiene dándole la espalda a Kaname. No se supone que debería estar en su habitación dejándose follar, debería de estar encargándose de la seguridad de los estudiantes.

—Vuelve a tu salón, no se supone que estés fuera mientras hay clases —se mantiene dándole la espalda de la forma más terca e infantil posible, pero sabe que no lo va a atacar, así que supone que no es algo tan descuidado como esa vocecita en su cabeza le insiste. Todas sus barreras están arriba de nuevo, está tenso y bastante seguro que no podrá saltarse sus rondas de prefecto en bastante tiempo, pero Kaname no parece empezar a moverse ni siquiera para terminar de vestirse, y al final no puede contenerse más; termina girándose para mirarlo con el ceño fruncido, solo para encontrarlo en la misma posición—. Estoy diciendo que te vayas.

Kaname lo mira fijamente, y si Zero no supiera lo que sabe, estaría sospechando que está leyendo su mente por la forma en que sus ojos lo parecen taladrar; pero sabe que eso es imposible.

—¿Acaso te quedaste sordo? —Zero no quiere empezar a ponerse violento, pero no tiene tanto control de su temperamento como para soportar a Kaname quedándose ahí.

Ve a Kaname suspirar y Zero siente el fastidio inundarlo cuando reconoce ese gesto como el que le dedica a Aidou cuando está siendo molesto, pero Kaname se pone de pie buscando su propia ropa y colocándose la camisa sin botones; lo cual ya es suficiente para que se sienta al menos un poco más tranquilo.

Zero aparta la mirada de Kaname y se dirige al armario para tomar su propio uniforme. Es bastante tarde, el reloj en su mesa de noche indica casi las tres de la mañana, pero supone que puede al menos supervisar la vuelta de la clase nocturna a sus dormitorios. Está apunto de ponerse la camisa cuando Kaname se acerca a él y lo besa.

Ni siquiera es un beso salvaje de esos que le da cuando ambos están desnudos, es un beso profundo y pausado que consigue que toda la ansiedad desaparezca con cada roce de sus labios.

—Duerme un poco, yo me encargaré de todos hoy —Kaname susurra contra sus labios mirándolo a los ojos y Zero se siente tentado a aceptar; después de todo apenas ha estado durmiendo y la mayor parte del tiempo cuando está en una superficie lo suficientemente cómoda es cuando está follando.

—Se supone que estoy aquí para proteger a los estudiantes, no para perder el tiempo.

Kaname sonríe como si no lo hubiera llamado una pérdida de tiempo.

—Estás aquí para estudiar y vivir tu vida tanto como puedas, el director no te adoptó solo para conseguir un guardia gratuito, además te aseguro que lloraría si se entera de que piensas eso de él —no es la respuesta que espera, pero tampoco es lo bastante incómoda para que no pueda devolver el golpe.

—El director lloraría si se enterara de que estoy haciendo contigo en mi habitación, ahora vete —Kaname ríe por lo bajo y vuelve a besarlo una última vez, es un beso casto, casi como si fuera normal que hicieran eso para despedirse, pero ver a Kaname reír de esa forma tan despreocupada era igual que ver la rosa de Yuuki, la cual florecía sólo una vez cada diez años, así que lo dejó pasar.

Kaname salió por la ventana y él dejó su ropa colgando de nuevo, luego solo se dejó caer en la cama y cerró los ojos; estaba tan cansado que seguramente terminaría perdiéndose las clases de nuevo, no que eso le importara.

()

Cuando despierta por la mañana se da cuenta de que es bastante temprano, y maldice a Yuuki golpeando la puerta de su habitación; está bastante tentado a solo ignorarla, pero la experiencia dicta que no se rendirá hasta que responda, así que se levanta de la cama con los ojos todavía medio cerrados y abre la puerta preparado para mandarla lejos, pero termina de despertar debido a la sorpresa de encontrarse a Ichiru de pie frente a él. Por su mente pasa la idea de solo cerrarle la puerta en la cara, pero no es capaz, así que se queda ahí de pie, esperando que diga algo que le de razones suficientes para entonces sí, cerrar la puerta y volver a la cama.

—Estás faltando a clases para no verme, sí ese es un gran problema para ti entonces debiste decir desde el inicio que no querías que viniera —Zero inclina la cabeza, pensando qué responder, pero su mente va lenta por la falta de sueño—, no iré yo a las clases si lo que quieres es no verme.

—Yo puedo faltar cuando quiera, el director probablemente te saque si empiezas a dar problemas —no es que Zero esté enojado con Ichiru, simplemente no quiere verlo y sabe que probablemente esté más seguro ahí en la academia que jugando a ser la mascota de los viejos nobles del consejo de vampiros; además no es que él tenga grandes aspiraciones a nivel intelectual, siempre fue más un chico de pelea con más instintos que otra cosa. Ichiru por el contrario, constantemente atrapado en una cama era bastante más bueno para aprender teorías y fórmulas… En todo caso, Zero no pensaba que fuera a mantenerse cuerdo el tiempo suficiente para conseguir algún empleo que requiriera se sacará el instituto, incluso con la sangre de Kaname él tenía sus días contados.

—¿No vas a ir a clase? —Zero se tiene que recordar que, cuando eran niños Ichiru era un niño adorable que hacía todo lo que su hermano mayor decía, por supuesto, su mente insistía en recordarle que también se había aliado con Shizuka para acabar con su familia, pero podía ignorarlo hasta cierto punto, lo que no podía ignorar era la diatriba que había empezado, insistiendo que debía ir a clases, como era importante que lo hiciera y otro montón de basura que realmente nunca le interesó, así que supone que es lo que ha estado esperando y le cierra a puerta en la cara; aún así lo conoce y sabe que sí pone el seguro lo más probable es que rompa el picaporte para entrar. Quizá no tenía la fuerza para ser un cazador, pero había bebido la sangre de Shizuka por años, así que Zero no lo piensa demasiado; cierra la puerta y sabe que tiene solo unos segundos para salir de ahí, de camino a la ventana recoge sus deportivas y sale de un salto hacía el árbol más cercano, y luego se pierde en la arboleda que rodea los dormitorios, tomándose apenas un momento para ponerse los zapatos antes de escapar.

Nunca pensó en soportar que Ichiru le diera un sermón incluso en un día bueno, mucho menos en un día donde todo lo que quería era dormir. Supone que los establos es un lugar obvio si es que su hermano menor ya ha intercambiado chismes con Yuuki, así como su propio dormitorio en el edificio de los estudiantes; y no tiene un centavo para irse al pueblo y conseguir una habitación. Casi desea no haber aceptado de tan buena gana a su hermano en la academia, cuando la cómoda cama del presidente de la clase nocturna aparece en su mente.

Está bastante seguro que Ichiru nunca pensaría en buscarlo en los dormitorios de la Luna, así que se encamina tan rápido como puede. No confía en que no se haya metido ya entre los árboles para buscarlo, así que tiene que sacarle ventaja.

()

Al llegar a los dormitorios simplemente trepa por la pared hasta el enorme ventanal de la habitación de Kaname y rompe el seguro para entrar.

El estudio está iluminado apenas por la luz que entra por las cortinas entreabiertas, y lo primero que llama su atención apenas se encuentra de pie dentro es el cómodo sofá de terciopelo rojo, pero la puerta que se encuentra en la pared a su lado esconde una cama caliente en la cual meterse, además de que ofrece una habitación totalmente oscura en la que dormir hasta que ya no pueda más. La decisión no es tan difícil, camina con los ojos casi cerrados a causa de la oscuridad que lo arrulla, y cuando abre la puerta se encuentra con que Kaname está recostado en la cama con un libro entre sus manos ¿acaso el maldito nunca dormía?

—Ichiru fue a buscarme para ir a clases — es lo único que responde ante la mirada curiosa del vampiro mientras se quita los tenis a patadas y se sienta en la cama—.Hoy tengo que ayudar sí o sí a Yuuki, despiértame antes de que tengan que salir —se deja caer en la almohada junto a Kaname y cierra los ojos, simplemente dejando que la oscuridad de la habitación lo lleve al mundo de los sueños, el olor a rosas en la habitación es denso y aspira profundamente, casi seguro de que dormirá sin rastro alguno de pesadillas.

Kaname lo mira recostado a su lado en la cama, y aunque no había tenido la menor intención de dormir ese día deja el libro en la mesa de noche y se acomoda junto a Zero pasándole un brazo por la cadera, quien a pesar de seguir despierto no da la menor señal de estar incómodo o inconforme, solo se quedan ahí quietos, fingiendo que no es algo extraño e inesperado hasta que se quedan dormidos.

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—Se suponía que tú me ibas a despertar a mi —gruñe Zero atando sus tenis tan rápido como puede— ¿No se supone que eres el presidente del dormitorio? Uno esperaría que fueras mínimamente responsable, ya no me da tiempo de cambiarme antes de que ustedes se vayan.

—Puedes hacer las rondas en lugar de Yuuki si no puedes llegar a tiempo —Kaname cree que está siendo muy maduro no respondiendo a la obvia provocación de Zero, incluso él puede terminar quedándose dormido alguna vez, y encuentra terriblemente grosero que se lo esté echando en cara en ese momento, especialmente cuando él también tiene que apresurarse y salir rápido para guiar a los demás a sus clases.

—Se trata de que tus vampiros me vean vigilando, Yuuki puede ser buena pero es una blanda, saben que les meteré una bala en la cabeza apenas hagan algo que no deben —Kaname se detiene a mitad del nudo de su corbata para mirarlo fijamente.

—No van a hacer nada, son bastante obedientes y tampoco tienen intención de dañar a nadie —suspira y vuelve a atar su corbata—. No los habría traído aquí de creer que dañarían a alguien.

Zero se pone de pie tratando de ignorar la incomodidad que le causa el tono ligeramente ofendido de Kaname; él tampoco tenía la menor intención de que se ofendiera, pero no puede confiar en todos ellos, incluso aunque para su sorpresa se da cuenta que confía en Kaname y en que hará todo lo posible para que las cosas salgan bien. Sabe que quizá debería de decir algo, pero ambos tienen prisa y él no es precisamente la persona más expresiva, así que simplemente se encamina a la puerta y cuando se cruza con Kaname se acerca para besarlo, igual que Kaname lo hizo antes, un beso casto, apenas un roce de labios antes de salir de la habitación del sangre pura y escapar por la ventana con la esperanza de que ninguno de los vampiros lo vea; en otro momento quizá habría pensado en cargar su uniforme, pero había salido con tanta prisa que la idea no había pasado por su cabeza.

En ese momento la idea de esconderse de forma más permanente en los dormitorios de la clase nocturna es tan tentadora que se está planeando empacar un bolso con ropa suficiente para el resto de la semana, pero eso quedaría para cuando pueda discutirlo con Kaname, supone que no habrá problema, pero aún con todo el sexo y la silenciosa comodidad que se ha establecido entre ellos no tenía la seguridad de que no lo fuera a sacar a patadas en el momento que llegara con sus cosas para instalarse.

()

—¡Zero! ¿Dónde has estado? Ichiru dijo que desapareciste de los dormitorios, y no has ido a clases en siglos —Yuuki se para frente a él y empieza a golpearlo. Suspira y casi sonríe, pero está ahí para hacer su trabajo después de todo y termina lanzándole una mirada furiosa al coro de chicas que se amontonan y empujan para acercarse a la enorme reja de hierro. La respuesta es inmediata, todas retroceden y él siente satisfacción ¡Oh! No había dudas de que hacer todo ese trabajo podía llegar a ser una molestia, pero también obtiene satisfacción de la reacción tan honesta del montón de chicas, por lo que supone es puro instinto animal, quizá son capaces de sentir el predador que está en él, pero por momentos es capaz de dudarlo, después de todo ellas están ahí para chillar y comportarse un montón de grupies tontas por vampiros que de lejos podían ser más peligrosos que él.

—Tampoco es para tanto —se encoge de hombros, su atención siendo desviada en el momento que se abren las puertas y aparece la clase nocturna.

—Kaname-sempai también ha estado perdiendo clases ¿no han estado peleando verdad? Aunque tampoco te he visto hacer las rondas —Zero casi sonríe, y desde la distancia puede ver como Kaname reprime una sonrisa al mismo tiempo. Lógicamente ninguno dirá nada ¿qué pueden decir? Oh, YuukiLo que pasa es que hemos pasado las últimas semanas follando, y eso nos distrae de nuestras responsabilidades.

Su reacción, y la de todos ahí habrían sido algo más que digno de ver, pero con todo y haber acordado que Yuuki le metería una bala en el cerebro si perdía el control tampoco era exactamente suicida; y si Souen no lo asesinaba lo haría Aidou.

—Supongo que va por ahí en asuntos del consejo.

—Quizá sea eso ¿no? —Yuuki suspira y mira a Kaname ensimismada— Creo que está ocultando algo, hace tiempo que no hablamos tampoco.

Es casi como si hubiera recibido una puñalada y todo lo que puede hacer es darle la espalda.

Yuuki ha estado enamorada de Kaname toda la vida y siente como la culpa le retuerce el estómago; la está traicionando, porque más que amigos son hermanos, son familia… Incluso más familia de lo que es con Ichiru, y de pronto todo el sexo, las caricias y los besos lo hacen sentir sucio e indigno de llamar a Yuuki familia. La necesidad de disculparse es como bilis subiendo y luchando por salir como vómito, no tiene idea de que decir, solo quiere suplicar su perdón, quiere rogarle por que entienda lo que ha hecho incluso cuando él mismo no es capaz de entenderlo, pero no se atreve. Cuando es capaz de girar de nuevo para mirarla obliga a esa marea de culpa a detenerse, porque incluso aunque diga algo no es que vaya a detenerse.

Yuuki simplemente sería herida, y él continuaría lastimándola incluso al final; así que no, Yuuki no necesita saber ninguna de las razones que lo mantienen a él fuera de sus rondas de prefecto y a Kaname lo bastante ocupado para no estar todo el tiempo detrás de ella como otras veces.

—Yo me encargaré de las rondas hoy, puedes irte a dormir temprano hoy —Yuuki parece pensarlo un momento, pero asiente al final sonriendo apenas. Zero nota que está agotada, pero es más que el cansancio normal que causa el trabajo— ¿Todavía tienes pesadillas?

—No son sólo pesadillas… estoy segura que son recuerdos, y no entiendo nada… —Yuuki empieza a temblar, rodeando su cuerpo con sus propios brazos— Pero no pasa nada ¡Seguro recuerdo algo y todo se soluciona! Igual iré a dormir pronto hoy ¡Gracias Zero! —está claro que su optimismo no es más que una fachada, la conoce demasiado bien y su mirada es turbia, pero no dice nada y la deja irse, prometiendo para sus adentros que la vigilará más de cerca.

Solo espera que se ponga bien, porque no está seguro de cuánto más van a poder soportar todos.

()

Zero está más que familiarizado con todos los rincones de la academia, y para su pesar, conoce como la palma de su mano aquellos que las parejas de adolescentes utilizan para darse un buen restregón entre clases y horas libres; en ningún momento pensó que él terminaría en el hueco debajo de las escaleras haciendo exactamente eso en compañía de Kaname.

Si idea había sido hacer sus rondas tal y como debía, asegurarse que todos los vampiros estuvieran en su salón de clase y quizá visitar a Yuuki en los dormitorios del director para asegurarse que estaba bien. Kaname claramente había tenido otra idea, y él estaba por primera vez en sus diecisiete años besuqueandose con alguien en los pasillos, corriendo el riesgo de ser encontrado por cualquiera, sintiendo la adrenalina y el deseo que empujaba a todos los adolescentes a hacer lo mismo.

Kaname lo sujeta del trasero, manteniendo sus caderas juntas mientras él se aferra a sus hombros empujándolo contra la pared; simplemente están besándose como si no hubiera un mañana, sus dientes chocan y sus lenguas danzan en medio de la desesperación que sienten. Han pasado casi dos días desde la última vez que tuvieron sexo realmente, y Zero se arrepiente como nunca se ha arrepentido de algo en su vida por haberse negado la noche anterior; está caliente y si no fuera porque si los encontraran con los pantalones abajo no habría manera de encontrar una excusa, con la ropa puesta al menos puede lanzarle un golpe y ambos fingirían estar en medio de una nada aristocrática pelea, pero sería suficiente para que no hubieran demasiadas preguntas incomodas; lo que demuestra ser una buena idea cuando escuchan a Aidou y Kain aparecer al final del corredor.

—¿Te he dicho que odio a los vampiros? —se queja en un susurro. Se aleja y revisa que la camisa por fuera del pantalón le cubra su erección. Kaname se encoge de hombros con esa sonrisa que ya empieza a reconocer, es Kaname siendo libre del peso que es ser un sangre pura.

—Estoy seguro de que de hecho amas a uno —las palabras quedan flotando en el aire a la vez que ambos se congelan en su sitio, totalmente incapaces de mover un solo músculo e incluso de respirar. Fue una tontería, fue solo una frase dicha para juguetear y molestarlo, pero por algún extraño motivo ninguno se atreve a hacer el primer movimiento; es entonces cuando Aidou y Kain llegan hasta el punto del pasillo donde se encuentran, y por primera vez ambos agradecen la cháchara del rubio.

—¿Qué haces aquí Kiryuu? ¿Estás molestando a Kaname-sama de nuevo?

Zero abre la boca, pero nada sale de ahí, lo único que hace es darles la espalda y salir de ahí, si esos dos están fuera es probable que algunos más estén rondando libres; tiene trabajo que hacer.

()

—¿Kaname-sama? —Kaname deja de mirar el oscuro pasillo y presta atención a lo que esos dos tienen que decirle.

—¿Pasó algo con Yuuki? —no necesita una respuesta, sí están ahí es porque lo hecho, pero aún así espera a que ambos asientan antes de caminar por su lado— Vayan al salón y asegúrense de que nadie salga de ahí —es una orden, una que sabe ambos obedecerán incluso con lo que sucederá.

No tiene tiempo que perder, ha llegado el momento que ha estado aplazando por años y probablemente podría haber continuado así otro tanto si Yuuki no hubiera sido tan terca y se hubiera forzado a recordar de esa manera. Quizá habría disfrutado un par de meses más de estar con Zero.

Es un cabrón egoísta sin duda alguna…

La idea de que Yuuri habría estado furiosa con él aparece y lo golpea con fuerza, pero sabe que no es verdad; está pensando de más, como es costumbre. Yuuri probablemente se habría sentido un poco decepcionada de que no estuviera perdidamente enamorado de Yuuki, tal y como se suponía que fueran las cosas, pero se habría alegrado de verlo hacer lo que quería al menos por una vez.

Y aún así, cuando se detiene frente a los dormitorios del director con el eco de los sollozos de Yuuki en el aire, se siente culpable de nuevo. No puede aplazarlo más, no importa que eso signifique que todo lo que tiene con Zero desaparecerá, Yuuki lo necesita y necesita recordarlo todo.

()

Zero estaba preparado para muchas cosas esa noche.

Había fantaseado con la idea de que algún vampiro descarriado tratara de atacar a alguien; habría sido maravilloso disparar a Bloody Rose. Incluso había fantaseado con un poco de sexo por la madrugada cuando todos volvieran a sus dormitorios.

Había estado deseando embriagarse con el aroma y el sabor de Kaname, pero no había pensado ni por un solo momento en oler la sangre de Yuuki.

Si la ventana de Yuuki hubiera estado cerrada, Zero la habría roto en un instante para entrar, pero la ventana estaba abierta de par en par, así que aun parado en el alféizar podía ver a Yuuki bebiendo del cuello de Kaname.

Su primera reacción es tratar de arrancar las manos de Yuuki de Kaname, reacción que pudo controlar por fortuna, solo para que una ola incontrolable de ira lo hiciera ver rojo.

Le toma solo un segundo apuntarlos a ambos con Bloody Rose, está temblando de rabia. No se suponía que Yuuki se convirtiera en vampiro, eso nunca debió pasar.

—Kuran… —la rabia arde dentro de él y su mano tiembla mientras los apunta a ambos— No voy a permitirlo.

Kaname ni siquiera lo está mirando, simplemente sostiene a Yuuki en sus brazos quien lo mira fijamente también y es casi como si él mismo no existiera, como si ellos dos fueran todo en el mundo.

—Yuuki —la llama con un hilo de voz y ella lo mira entonces con lágrimas rodando por sus mejillas.

—Kaname-sempai es… es mi hermano.

Zero está temblando, realmente todo su cuerpo está temblando. Es incapaz de moverse, de tirar del gatillo o de reaccionar incluso cuando Kaname se aleja apenas de Yuuki y empieza a caminar hacia él.

—No la vas a traicionar ¿verdad Zero? —Kaname está de pie justo frente a él, con el cañón de su arma presionando contra su pecho, y es solo por un instante que realmente quiere disparar; el problema es que no es capaz. Está furioso, quiere que pague, quiere hacerlo sufrir por haber convertido a Yuuki pero no puede hacerlo; porque si lo que Yuuki ha dicho es verdad no es culpa de Kaname.

Deja caer su brazo a su costado, sintiendo el peso de Bloody Rose en su mano mientras mira fijamente los ojos rojos de Kaname y por primera vez en semanas no lo reconoce. Algo se aprieta en su pecho, la mirada de Kaname es dura y fría, no muy diferente a los ojos de cualquier vampiro que se encuentre frente a frente con un cazador… y le duele.

La sorpresa que siente cuando se da cuenta de que se siente herido lo abruma y retrocede un paso; porque él había pasado el momento antes de oler la sangre de Yuuki cuestionando porque exactamente su corazón había latido acelerado cuando la palabra amor había sido pronunciado como una simple broma después de un restregón en medio del pasillo, y quizá había admitido muy a sus adentros que sentía algo más por Kaname; algo más que simples deseos de sangre o deseo sexual.

—Zero… —Yuuki da un par de pasos, queriendo acercarse a él, pero Zero no puede ni mirarla, y definitivamente no puede estar un segundo más en la presencia de Kaname, simplemente sale de ahí. Salta por la ventana y desaparece en la arboleda, sabe que Yuuki no irá detrás de él y está bastante más seguro que Kaname tampoco lo hará.

()

—Zero no va a perdonarme esto.

Kaname mira a Yuuki acurrucada en el centro de la cama; están los dormitorios de la clase nocturna, ella ha conseguido algo de ropa limpia después de haber sido alimentada por Kaname, tiene todos sus recuerdos de vuelta y se abraza a sí misma manteniendo la distancia de él; lamentándose por haber "traicionado" a Zero.

No tiene idea.

¿Cómo pudo haber ella hecho algo? Ella siempre ha sido simplemente ella, nunca mintió al respecto de nada, la única diferencia es que ella recordó su pasado. Kaname por el contrario había causado verdadero daño tanto por mantener a Yuuki en la oscuridad, como por haberse involucrado con Zero de esa manera.

—Lo lamento Yuuki —está siendo honesto pero Yuuki niega con la cabeza.

—No es tu culpa, mamá fue la que decidió borrarlo to-

—Yuuri solo lo hizo para mantenerte a salvo de Rido, yo decidí mantenerte sin tus recuerdos hasta ahora, incluso con Rido muerto —Yuuki lo mira fijamente, mirándolo como un ciervo cegado por las luces de un automóvil en mitad de la carretera.

—¿Por qué? Si Rido está muerto ¿Por qué?

—Estabas a salvo, y feliz viviendo con una Cross, no había motivos para quitarte a tu familia una vez más.

—Pero tú estabas solo.

—Siempre has estado a mi lado Yuuki —Kaname le sonríe, pero está claro que ella lo conoce lo suficiente para notarlo.

—Kana- Hermano… ¿Lo vi todo?

Kaname se queda quieto, simplemente esperando que diga cualquier otra cosa, pero lo único que Yuuki hace es apartar la mirada.

—¿Todo? —sabe a que se refiere, o al menos lo supone.

—Tu no quieres que seamos como nuestros padres ¿verdad? —Yuuki dibuja con su dedo figuras invisibles en las sabanas, sigue sin mirarlo y él mismo se encuentra desviando la mirada.

No. La verdad es que no quiere, pero no puede rechazar a Yuuki; nacieron para estar juntos.

—Somos hermanos, sé que mamá y papá eran hermanos también —Yuuki no suena del todo segura, pero cuando Kaname la mira, ella lo está mirando también—. Somos hermanos, yo…

Su rostro muestra lo incómodo que es para ella decir esas palabras, y él lo entiende. Ha vivido entre humanos y rodeado de vampiros completamente civilizados.

—Los sangre puras somos prácticamente animales ¿no lo crees? —Kaname sonríe de la forma más amable que le es posible, la está alentando a hablar, pero Yuki no dice nada, ni da señales de decir nada— La realeza humana hacía lo mismo, quizá lo viste en clase. Creían que era la mejor forma de mantener la sangre pura, nosotros somos somos su equivalente, lo hacemos para mantener el poder, somos el origen de los vampiros después de todo y es nuestra obligación encargarnos de que el balance no se pierda.

Yuuki lo mira y él puede ver en sus ojos el debate librándose dentro de ella, así que decide librarla de su sufrimiento.

—En cualquier caso Yuuki, decidas lo que decidas siempre estaremos juntos; somos familia y siempre serás la persona más importante para mí —se levanta y se sienta junto a ella en la cama. Yuuki no da señales de estar incómoda y él le pasa un brazo por los hombros—. No tienes que hacer nada que no quieras Yuuki.

—Lo siento mucho hermano —Yuuki lo abraza y se lanza a sus brazos escondiendo el rostro en sus pecho; Kaname la envuelve en sus brazos y cepillando su cabello.

En algún momento llegó a pensar que Yuuki habría deseado quedarse con él incluso siendo hermanos, así que había hecho todo para no influirla, todo el tiempo solo había dejado que ella marcara la pauta de lo que sería de ellos; incluso cuando él estaba experimentando una sensación de alivio que no podía concebir.

—No tienes que disculparte, nada es tu culpa.

—Deberías hablar con Zero.

Y el hecho de que precisamente ella crea que es él quien tiene que hablar con Zero, es suficiente para que sea honesto consigo mismo.

Supone que las cosas son así, más le vale empezar a enfrentarlo.

()

Kaname supone que es lo más lógico, y que debió haberlo esperado desde el principio, pero eso no significa que no sienta una punzada en el pecho incluso cuando más temprano esa misma noche, ya se había encontrado frente a la Bloody Rose apuntándole.

—No vengo a pelear —levanta las manos para mostrarle que no tiene intenciones ni siquiera de defenderse.

—Si no te vas ahora puedes darte por muerto —Kaname se queda totalmente quieto, resistiéndose a reaccionar de la manera que sus instintos gritan, porque quiere creer que Zero nunca va a disparar, o quizá lo haga, pero está casi completamente seguro que no hacia él; un tiro de advertencia puede darlo cualquiera—. Lárgate Kuran.

Kaname puede ver como el dedo de Zero en el gatillo tiembla, y si no fuera porque es capaz de oler el dolor flotando en la habitación, casi se creería que se debe a la furia.

—Ella ya era un vampiro Zero, si no le regresaba sus recuerdos iba a romperse, tu mismo la viste... No iba a resistir mucho más —mantiene la voz baja, tal como haría un humano en frente de un animal salvaje, pero más allá de la mirada iracunda, Zero no responde.

Simplemente está ahí, con los ojos fijos en él y apuntándole con el arma. Lo único que Kaname puede hacer es esperar, porque se niega a irse; es consciente de que si lo hace todo va a acabar mal no solo para lo que sea que ellos tienen, si no en la relación entre vampiros y humanos, ya que realmente duda que Zero sea capaz de dejarlo pasar solo así.

—Ella debía permanecer como humana, es Yuuki —Kaname lo mira sin tener idea de qué tipo de respuesta espera Zero, puede disculparse por no decirle nada incluso aunque no lo lamenta en lo absoluto, porque sí, Zero podría ser el mejor sexo del mundo y aún así no habría podido hacer nada para que él dejara a Yuuki sufrir como había estado sufriendo por tanto tiempo.

—Sabes que las cosas no funcionan así, ella es un vampiro, no había nada que pudieras hacer —Zero cierra los ojos y la mano con Bloody Rose— ¿Cuál es el verdadero motivo de que estés tan enojado, Zero? ¿Se trata de que ella sea justamente un vampiro pura sangre? ¿O la relación que los vampiros de nuestra clase tienen? —Kaname sabe que quizá está presionando demasiado, pero también está seguro de que es su última oportunidad para ambos.

Las cosas podrían salir bien o terminar, y no cree ni por un segundo que aunque Zero se convierta en el perro guardián de Yuuki y pasen una eternidad cerca algo vuelva a pasar entre ellos. Cuando termine será definitivo y Kaname no está listo para que suceda; así que tiene que presionar y lo hará hasta que Zero ceda o se rompa.

—Sabes lo que pienso de los sangre pura —Zero se mantiene quieto, respirando superficialmente y sin abrir los ojos. Kaname no está satisfecho en lo absoluto.

—Sé lo que piensas de ciertos sangre pura en especifico, sé lo que piensas de Yuuki —camina lentamente y cuando está a su lado se deja caer en el suelo—. Puedo imaginar lo que piensas de Yuuki siendo un vampiro sangre pura, estás herido y confundido, probablemente porque piensas que ella no puede ser mala en lo absoluto ni todo lo que has dicho sobre los de nuestra clase, posiblemente te preocupe haberla herido ahora que ella ha recuperado tus recuerdos —Kaname lo mira, observando como el rostro de Zero se tensa cada vez más—. No creo que pienses lo mismo de todos los sangre pura, no creo que pienses lo mismo de Yuuki que de Shizuka; tampoco creo que pienses lo mismo de mí o Yuuki.

Zero abre los ojos para mirarlo y de pronto Kaname siente que ha dicho demasiado, porque es incapaz de leerlo y está aterrado de que el chico responda algo que no quiere oír.

—Eso es lógico.

Zero no dice nada más y Kaname está realmente tenso. Es lógico, por supuesto, lo que no es lógico es que él esperara otra respuesta. De pronto se siente acobardado y es tan extraño que está apunto de salir corriendo de ahí.

—¿Tu no piensas lo mismo de todos los Nivel E? —ahora es Zero quien lo mira fijamente. El chico tiene la cabeza apoyada en sus rodillas, luce adorable e indefenso; totalmente honesto y Kaname no puede evitar estirar la mano y acariciar su mejilla, en un gesto dulce que nunca antes se había permitido con nadie que no fuera Yuuki.

—Lo que pienso de tí es diferente a lo que pienso de todos los demás, a estas alturas supuse que lo sabrías —es bastante más de lo que tenía pensado decir incluso si Zero era sincero primero, pero no puede arrepentirse. No cuando Zero lo mira de esa forma tan intensa, con sus finos labios extendiéndose en algo que apenas es capaz de llamarse sonrisa.

—Lo sé —y claro que Zero lo sabe, Kaname no lo duda ni por un segundo. Han estado bebiendo el uno del otro y conocen mejor que nadie lo que el otro siente, así que está dispuesto a dejarlo pasar por una vez. Kaname puede esperar a que Zero lo diga en voz alta, por el momento que su propio aroma esté en la sangre de Zero le basta.


¿Qué les ha parecido? Sé que es largo, pero debo decir que lo amo incluso así y al momento de leerlo siento que no es tán largo. Personalmente amo a Kaname, no puedo evitarlo, perdón -?-
Muchas gracias por leer, el doble de gracias por comentar~
Besitos~ Los amo~