Una palabra
— Anna…
Cuando Yoh pronunciaba su nombre de manera tan lastimera y casi suplicante era señal de que algo malo ocurría. Acostumbraba a ser más evidente con las cosas que le molestaban, tampoco dudaba en enfrentar los problemas, mucho menos temía verbalizarlos. Sólo cuando su corazón se sentía realmente desolado recurría a al acto tímido y algo infantil de rogar atención.
Se acercó arrastrando los pies con desgano y la abrazó suavemente por detrás, casi sin fuerza apoyó la frente en su nuca, dejando caer el peso de su cuerpo, rozando ligeramente los labios y nuevamente, como un suspiro, dejó escapar aquella simple palabra.
— Anna…
Sería más fácil si fuese directo, si se esforzara en explicarlo.
"Manta se ha ido a estudiar Norteamérica" "¿Me quedaré sólo?" "Necesito un abrazo"
Pero entre los dos no era necesario. Él escogía pedir consuelo y refugiarse en su regazo, ella se lo concedía porque sabía que, a su modo, en su lugar haría lo mismo. Se volteó para recibirlo de frente, con delicadeza pasó su mano por los oscuros cabellos castaños y al mirarlo directamente a los ojos intentó calmarlo.
Yoh le sonrió como respuesta, agradecido de poder recurrir a aquel silencioso refugio, esa calidez que seguramente nadie más comprendía. Eran escasos sus momentos de duda, aunque intentaba olvidarlos los fantasmas del miedo y la soledad aún lo acechaban. Pero cualquier miedo se desvanecía cuando la miraba, porque sólo Anna entendía.
Sin perder el contacto de su mirada ella se acercó primero, enredando los dedos entre sus cabellos depositando un suave beso sobre sus labios. El respondió gustoso sabiéndose querido y sobre todo comprendido.
Y es que cuando Yoh se sentía triste no necesitaba palabras de consuelo, sólo necesitaba a Anna.
Quería subirlo ayer temprano pero olvidar las contraseñas es mi pasión.
Esto es para una persona que no ha estado bien esta semana
¡Feliz anime nuevo!
