Historia hecha en unas horas por mi cumpleaños, así que menuda historia que puede surgir de esto… Jajajaajajaja.
Puntos a aclarar:
-Vamos a hacer ver que aunque Jiraiya y Gai se conocen, sabemos que Maito Gai es un poquitín despistado en esto de reconocer caras. Y Jiraiya con sus viajes se ha pasado tantos años fuera que a Maito se le ha olvidado la cara del sannin.
- Esta historia se basa en la anécdota de un amigo. Él es hetero y le pasó algo parecido con una mujer con la que quedaron para… Ejem. Y yo la he adaptado a los personajes de Naruto.
-No le busques sentido ni relación con la trama original de la serie. Esto sólo es humor y lo único que busca es entrener.
¿37?... Si claro
(Jiraiya x Maito Gai)
Maito Gai observaba como su eterno rival se iba con su amante, había estado disfrutando de una buena competición con Kakashi hasta que había llegado Obito y mirando descarado al peligris se le había acercado susurrándole algo en el oído y haciendo que el Hatake mostrara un gran interés en marcharse con el otro. Y si, podía ser despistado pero sabía perfectamente que iban a tener relaciones sexuales de forma muy apasionada. ¿Y como sabía esto? Pues muy fácil… Los había visto.
No le malinterpretéis, él no era un mirón, ni un cotilla… Es sólo que había ido a buscar a su rival para entrenar y oyó gritos… Como buen amigo se preocupó, si aunque Kakashi fuera extremadamente fuerte, por algo era su eterno rival, podría estar en problemas. Y pateando la puerta entró en la casa de su amigo. Enrojeció hasta la raíz del pelo al ver a Obito detrás de Kakashi penetrándole con fuerza contra la pared. Los dos al verle entrar como torbellino se separaron y se cubrieron como pudieron, no se le pasó por alto la pequeña mueca del peligris al Obito quitarle esa buena herramienta de su culo. Si, no pudo evitar que sus ojos observaran curiosos las virilidades de ambos hombres.
–¡Gai!
–Ah, disculpadme – Se giró al ver que los dos amantes le miraban por su interrupción. Y él muy rojo y avergonzado se dio la vuelta. –Yo… Yo… Creía que necesitabas ayuda.
Oyó la risotada de Obito.
–La tengo grande, pero Kakashi hace tiempo que la aguanta y… Disfruta. ¡Auch! ¿Bakakashi por que me pegas?
–Idiota y encima preguntas… – Suspiro por parte del Hatake –Estamos bien, puedes marcharte Gai.
–Exacto, estamos bien. Gritar es normal durante el sexo.
–¿Duele? –Preguntó curioso al creer que por eso gritaba.
–¿Eres virgen? Jajajaajajajajaja. ¡Auch! Quieres dejar de pegarme, Bakakashi.
–Idiota. – Kakashi suspiró de nuevo.– No duele, bueno… al principio si él otro es muy bestia...– Mala mirada a su pareja – duele, pero es un dolor muy placentero. Si gritas es por el placer que provoca.
–Si, tendrías que probarlo cabeza de tazón. Verías que te gustaría… Mucho. Y ahora fuera. ¡Auch! –Y esta vez Obito se la devolvió en forma de nalgada, haciendo que Kakashi gimiera.
Maito rojo como un tomate y sintiendo que se estaba excitando, oír ese sonido por parte de su rival y, saber lo que estaban y seguirían haciendo no era algo bueno para su mente y cuerpo. Disculpándose una vez más salió presuroso por la puerta cerrando detrás y enseguida oyendo otro fuerte gemido por parte del peligris a la vez que un susurro ronco del Uchiha. Se fue corriendo a su hogar.
En los siguientes días Maito Gai buscó saciar su curiosidad, si… la hermosa bestia verde de Konoha se masturbó y, teniendo en mente lo que le estaba haciendo Obito a Kakashi, se metió los dedos en su ano. Y reconoció que le estaba resultando placentero pues no le costó mucho llegar a un fuerte orgasmo. Pero quería más, pues él no estaba consiguiendo gemir como lo había hecho su eterno rival y no podía aceptar que Kakashi le ganara también en eso.
Lo siguiente que hizo Gai es comprar un consolador y vaya si disfrutó de la primavera de la juventud con su juguetito sexual. Pero seguía faltándole algo… Si, gemía y lo disfrutaba pero… Era todo tan frío. Necesitaba experimentarlo con alguien. Disfrutar de esos apetitos carnales con alguien seguro que era una mejor experiencia que hacerlo en solitario… Además se le cansaba la mano de tanto darle al aparatito.
Los siguientes días Maito se dedicó a buscar un amante… Pero la búsqueda fue infructuosa. Hasta que Anko le dio la solución a sus problemas.
–Verás hoy en día todos, por motivos de tiempo o misiones, usamos la aplicación Follaninjas. Te avisan si estás cerca de alguien dispuesto y si os interesáis quedáis en una hora y lugar y… pim pam. ¡Folláis! Y luego, adiós muy buenas, si quieres.
Maito estuvo realmente interesado, le pregunto como conseguir entrar en ese sitio y se tuvo que llevar el nombre escrito porque sino no lo recordaba, si era algo despistado y desmemoriado para algunas cosas.
Y ahí estaba en su casa, rellenando los apartados después de encontrar la página en el buscador.
"Nombre"
"Maito Gai"
"Nombre no aceptado. No se aceptan nombres reales, esta es una página de contactos anónima"
Gai se puso a pensar, durante un buen rato.
"Primavera de la juventud"
"Nombre ya usado por otro usuario"
El azabache buscó el usuario que había usado su famosa frase y vio la foto de alguien joven, no se le reconocía el rostro (por algo era una app de contactos anónimos), pero reconocería esa espalda y ese pelo en cualquier lado.
–¡Lee! Mi joven alumno en este sitio… Y encima tiene muy buenas críticas…– Eso no se lo esperaba de su adorado pupilo.
Además que como podía ser que su joven imitador ya estuviera avezado en esos asuntos sexuales y él, sino fuera por su juguete, seguiría super virgen. Volvió a centrarse en el nombre y le vino uno perfecto.
"Hermosa bestia verde"
"¿Interesado en hombres o mujeres?"
"Hombres"
"Edad"
"30 años"
"Rango de edad de tu posible ligue"
Estuvo pensando bastante y al final se decantó por marcar de 25 a 40 años.
Después de muchas otras preguntas y de colgar una foto de su espalda baja y trasero, colgó su perfil completando así su registro. Y conectándolo a su dispositivo móvil, de esta forma sería avisado de un posible encuentro. Se sentía nervioso, pero extremadamente emocionado.
Al fin, después de una semana sonó el aviso de la aplicación. La abrió y había un mensaje.
"Galante Pervertido:
¿A las 6 en el hostal Michi? Habitación 6. Te espero Hermosa bestia verde"
Miró la foto que tenía colgada el usuario donde se apreciaba unos abdominales marcados, recorridos por alguna cicatriz importante y una buena herramienta, grande y gruesa. Además de información sobre su aldea, era de Konoha aunque por trabajo se pasaba largas temporadas fuera y su edad: 37 años. Sonrió, era muy interesante.
"Hermosa Bestia Verde:
Ahí estaré"
Fue a su casa y se lavó y a la hora acordada estaba llamando a la habitación. Se miraron a los ojos y el alto hombre de pelo blanco le sonrió invitándole a entrar, sabía perfectamente quien era ese ninja. Pasaría una gran tarde y noche con Maito Gai, pues era evidente que con tanto entrenamiento tendría una gran resistencia y él necesitaba desfogarse urgentemente. Y os preguntaréis, ¿no le gustaban las mujeres? A nuestro pervertido sannin le gustaba todo y esta vez quería saciarse con un varón… Además fue el único que le respondió y que estaba libre en esos momentos.
Maito por su parte se miró a ese hombre, se puso la mano en la barbilla pensando y siguió así por largos minutos. A Jiraiya ya se le caía una gota en la cabeza.
–¿Qué te pasa Gai?– Y aunque se asombró que ese hombre le reconociera, tampoco lo vio tan raro… Era de Konoha como él, sólo que le otro parecía tener mejor memoria para las caras.
–Tu… ¿Estas seguro de que tienes 37 años?
–Si, claro…
–Si... 37 y alguno más. Pareces viejo.– El alto hombre de pelo blanco se lo miró con una vena resaltada en la sien.
–Y tu no eres precisamente "hermosa" y en cambio no estoy objetando nada. –Contraatacó y ahora fue el turno de Maito de poner mala cara. Aunque reconocía que tenía razón.
Jiraiya bufó y se desnudó delante del otro.
–Mira tengo 54 años, pero estamos aquí por el sexo… Puedes tomarlo como que tengo mucho mundo recorrido, una gran experiencia y pericia o… Puedes irte a buscar a alguien más joven y, también menos experimentado –Se señaló entero y agarrando su pene se lo mostró. –¿Te desnudas ya para que te muestre la destreza de la que hablo o te vas?
Gai le observó y la verdad es que el peliblanco tenía todo un cuerpazo, musculos duros y bien trabajados y una polla bien jugosa, se sintió caliente y se endureció debajo de su traje verde. No le costó mucho más decidirse y empezar a desvestirse. Una vez desnudo miró al otro y el otro se lo miró a él, antes de agarrarle y llevárselo a la cama donde le empujó, para seguidamente notar el peso del otro encima suyo, piel con piel.
Besos, caricias rudas y apasionadas, la respiración acelerada. El pene del otro entró en su interior y entre jadeos, apretones en su piel, mordiscos, lamidas y besos, empezó el vaivén de caderas. El sonido de la cadera del mayor golpeando su trasero era lo más erótico que había sentido nunca, tan diferente a cuando jugaba con su consolador. El tacto debajo de sus manos, el sabor que sentía al besar la piel de ese hombre, los gemidos escapaban de su labios entreabiertos, era todo tan erótico. El sudor cubriendo sus pieles, piel contra piel, rozándose, sintiéndose. Agarres duros y caricias sensuales. Ahora entendía porque Kakashi gemía ante lo que le hacía Obito, nada se comparaba a tener sexo con otra persona. El placer que conseguía por si mismo era tan nimio comparado con el que le causaba ese hombre.
Cambiaron de postura y ese delicioso encuentro siguió y siguió, durante horas se dejaron llevar por la lujuria.
Ahora estaba contra una mesa apoyando su abdomen en ella, mientras Jiraiya (por fin lo había recordado) le embestía con dureza. Su próstata rozada y presionada ante cada movimiento del sannin. Su orgasmo llegó y mancho la mesa y al tensar su fuerte musculatura sintió al peliblanco jadear ronco y tensarse, había llegado también a su culminación. Se apartó y se quitó ese condón tirándolo a la basura junto a los otros ya usados. Respiraron agitados y se miraron sonriéndose.
Guiñándole un ojo el más alto le agarró de una mano y tiró de él llevándoselo hasta un sofá que había en la habitación. Le pasó un preservativo nuevo y se señaló el pene.
–Adelante… Haz que se levante de nuevo, ponme la protección y móntame. A ver de que eres capaz, Maito Gai.
Para tener la edad que tenía, el sannin de los sapos tenía una gran resistencia sexual y una capacidad para recuperarse increíble. Y gracias a esto al azabache no le costó mucho hacer que se pusiera erecto de nuevo. Así que ahí estaba, montando a Jiraiya de forma apasionada y salvaje, mientras le mordía el cuello y besaba sus labios de forma profunda. El mayor aprovechaba para apretar esas duras nalgas y mover su cadera hacia arriba para clavarse con mayor fuerza en ese apretado interior. Gai era realmente como una bestia salvaje cuando se dejaba dominar por la lujuria.
Y así continuaron lo que restaba de día y la noche. El sol se levantó mostrando un hombre azabache profundamente dormido en la cama de cara al colchón y otro hombre satisfecho usando sus brazos como almohada. Había sido realmente acertado concertar esa cita con el usuario Hermosa Bestia Verde. Sonrió mientras le miraba dormir agotado por tantas sesiones de apasionado y salvaje sexo.
Se levantó de la cama y camino un poco escocido hacia la ducha, le dolía el pene de tanto follarse al otro. Rio de forma ahogada, nunca le había ocurrido algo así, normalmente siempre se quedaba con ganas de más y en cambio esta vez había quedado más que satisfecho.
Una vez limpio y ya vestido se acercó a la cama, besó a su dormido amante y se fue. Le había pagado a los del hostal para que dejaran descansar todo lo que quisiera a su acompañante y además les había pedido que le llevaran un buen desayuno.
Y mientras se ponía en camino hacía su siguiente destino le escribió un mensaje a través de la aplicación.
"Galante Pervertido:
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un encuentro. Me gustaría repetir, estaré de vuelta en unas semanas Gai. ¿Te interesaría?"
Unas horas más tarde le llegó una notificación.
"Hermosa Bestia Verde:
Me encantaría, Jiraiya-san"
Sonrió. Oh, si… Realmente había sido totalmente acertado escribir a Maito Gai. Y se alegraba de que el destino hubiera querido que los otros shinobis con los que había intentado quedar ese mismo día estuvieran ocupados o no tuvieran interés en él.
FIN
