Este fic es una comisión hecha por Kathemine-, a la cual agradezco la oportunidad y la ayuda =D


Advertencias: Muerte de personaje.


Y si nos amamos


Sostenía su mano en silencio mientras los copos caían sobre ellos. Emblanquecían sus hombros, humedecían sus cabellos y los blanqueaba. En el de él eran como motas brillantes en medio del verano. Los de Sasuke como montañas oscurecidas bañadas en luz.

A Naruto no le gustaba el frío, él lo sabía, pero amaba que atesoraba su calidez. Sasuke, por el contrario, se sentía cómodo en el frío. La nieve era para él como polvo de hada suave que los unía en ese lugar.

La calidez de Naruto era como la chimenea que el viajero en pleno invierno anhela.

¿Cómo podían compenetrarse? No estaban seguros. Simplemente, pasaba.

Si se alejaban se volvían a atraer. Si se acercaban se quemaban. La nieve podría derretirse ante sus ganas.

Sasuke no solía ser el que incentivaba el contacto. Pese a que muchas eran las veces en que el deseo le podía, le sucumbía hasta lo infinito y le cosquilleaba en el vientre con el vano impulso del querer. Se controlaba mucho más que Naruto.

Naruto era el huracán. Se lanzaba a besarle cuando le apetecía. Le sorprendía con abrazos repentinos que le sacudían hasta el alma. Adoraba acurrucarse contra él, como si de ese modo fuera capaz de calentar el frío que le rodeaba.

—Y si nos amamos —susurraba Naruto—. ¿Por qué te cohíbes tanto? ¿Acaso no te gustan mis besos?

No era eso. Él amaba sus besos. Le gustaba la sensación dura y firme de su boca. Su lengua activa y penetrante que le recordaba a la sensación de tenerlo en su interior y mandaba completamente a volar sus sentidos. Le gustaba que le dejara la mente en blanco, que sólo fuera capaz de entender que beber de sus labios era como una religión.

Sasuke apoyaba su frente contra la de él. No le importaba que los copos estuvieran cayendo con más intensidad. No le importaba la ciudad. No le importaba lo que sucediera a su alrededor. Le gustaba perderse en esa mirada azulada.

—Y si nos amamos —repetía Naruto—. ¿Por qué estás tan frío? ¿No te gusta que hagamos el amor?

Cerró los ojos. Eso provocaba que las remembranzas fueran más intensas. Su olor. A ramen y a hombre. El sabor de su piel en su lengua. Le gustaba entretenerse con su cuello, saborear esa parte de su cuello. Mientras que a Naruto siempre le gustaba reptar por su cuerpo, detenerse en su vientre, bajar por sus piernas y morderle la cara interna de los muslos. Tenía marcas que no serían duraderas en su piel, pero sí en su alma.

Habían experimentado las rachas del sexo casual. Del deseo intenso tras una pelea o del placentero y lento del momento repetidor. Disfrutaban del confort que les otorgaba su casa, de la impensable necesidad de no ser descubiertos en el colegio o del regocijo de reencontrarse tras un tiempo.

—No estoy frío —le susurra. Quiere esconderse en él. Volverse uno solo. Es algo retórico, por supuesto. Ningún ser humano puede hacer eso. Sus almas deberían.

—Y si nos amamos —continuó Naruto. Sentía un cosquilleo en su oreja—. ¿Por qué estás llorando?

Eran escasas las veces que sus lágrimas se derramaban. Muy pocas.

Su oscuridad de adolescencia le trajo muchos remordimientos. El castigo autoimpuesto del sufrimiento que Naruto se encargó de demoler a besos, a gritos, con un amor tan intenso. Muchas veces lloró preso de la soledad. Se acurrucó y aisló del mundo hasta que él apareció y acabó con sus barreras. Igualmente, las secuelas sacaban gritos nocturnos o lágrimas inesperadas.

Naruto amaba lamerlas, como si de ese modo fuera a terminar con su sufrimiento. Y era cierto que conseguía distraerlo. Pasaba del mundo de la oscuridad a los colores del placer.

—Tú sabes por qué, idiota.

Quiere esconder su cara en su cuello, pero sabe que no puede. Es él quien tiene que incentivar la cercanía. Naruto le sonríe, con esa ternura masculina tan suya. Le besa la frente. Sabe cuán de importante es ese lugar. No sólo con sus dedos sería capaz de provocarle un recuerdo tan intenso. También con sus labios, con su mirada.

Siente su lengua por su mejilla. Atrapa una de sus lágrimas. Baja hasta sus labios. Es salado y lejano.

—Y si nos amamos —susurra contra su boca. Los labios cosquilleándole los suyos. El beso ansiado—. ¿Por qué el destino nos ha separado?

Sasuke se estremece ante su pregunta. No conoce la respuesta, pero la reconoce. Entiende su significado y le duele más que si le hubieran atravesado con una espada el corazón.

—No sigas.

¿Él? ¿Suplicando? Era impensable. ¿Él? ¿Con el alma y sangrando? ¡Qué irónico!

—Lo siento —se disculpa Naruto. Su boca a oscilado hasta su oreja y sus labios se cierran sobre ella—. Estás helado. Debes de volver a casa y calentarte.

—No quiero —se niega. Se aferra más su mano. No la suelta.

Es imposible pensarlo. Desde que la aceptó la primera vez supo que no quería soltarla. Supo que era necesaria para sostenerle.

—Te enfermarás —recalcó Naruto.

Otra ironía. Siempre era él quien lo regañaba por ir andando desnudo por el piso. Por no preocuparse por ponerse más ropa o salir de la ducha con la cabeza mojada.

—Siempre he resistido mejor que tú el frío. No voy a constiparme ni enfermarme. Te lo prometí —añadió.

Naruto extendió su sonrisa, apartándose. Continuaba sin soltarle la mano. Estaba satisfecho, estaba seguro, de sus palabras.

—Dime, Sasuke —continuó—. Y si nos amamos, ¿por qué no puedo quedarme más tiempo?

Sasuke siente que el mentón le tiembla. Que la nieve se acumula a sus pies mientras que en los de Naruto no.

Siente que el corazón se le aleja de alguna forma.

Naruto empieza a soltarse de su mano. Hace más frío. Nieva más fuerte.

—Porque te fuiste antes, Dobe —susurra.

Levanta la mirada al cielo. La nieve cae en su rostro y le refresca. Baja la mirada hacia la lápida a sus pies y sonríe, de esa forma que sólo con él es capaz.

—Y si nos amamos —dijo—, serás capaz de esperarme esta vez.

Deja un beso vacío en la lápida y se aleja.

La nieve y sus lágrimas caen con más fuerza.

Fin

Chia moon 11 de abril del 2021

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Su petición fue la siguiente: Quiero algo que me haga llorar. Quiero un Naruto muerto y un Sasuke desolado imaginando que está con él.