¡Hola a todos!

Bueno esto es un one-shot de una idea rápida que vino a mi mente cuando uno de los tantos capítulos de esa serie que todos odiamos llamada "Powerpuff Girls Reboot o lo que cagada sea del 2016" entró en mi campo de visión y, por alguna razón, en mis recomendados de youtube :'')))

Amo el Blossick y mi inspiración vuela cuando se trata de estos rojitos obstinados~

También, para quien pase por aquí y lea, quiero seguir agradeciendo a todos los que estáis al tanto de mis otras historias, ¡me hacen muy feliz todos los comentarios y opiniones! Os leo siempre y estoy a cada rato con un ojo encima para leeros.

Pues sin mucho más que decir, ¡comencemos!

。・゚ ゚・。 。・ ゚• 。 ゚・。 。・゚ ゚・。

¡Muchas gracias a la gente que deja comentarios y sigue la historia!

Disclaimer: The PowerPuff Girls o cualquier personaje de esta historia no son de mi propiedad.


"Un día corriente y soleado en la ciudad de Townsville, lugar de los niños más sonrientes y a la vez de los villanos más diabólicos y también más pesados del país. Pero nunca hay porque preocuparse puesto que nuestras tres niñas superheroínas, de actualmente 15 años, protegen este lugar sin importarles poner sus propias vidas en riesgo ya que ellas son lo más parecido que tenemos a un superm…"

—¡AAAAAHHHHH!

Las locuciones de aquella voz en off se vieron interrumpidas por un agudo grito que hizo temblar la tierra y ahuyentar a los pájaros. La cámara se trasladó rápidamente hacia una casa de forma rectangular, alta y de paredes blancas en la que sobresalían a primera vista tres ventanas redondas que daban a la habitación de nuestras protagonistas.

Y efectivamente el grito provenía de ahí.

—…No, no, no… ¡NO!

Tres hermanas se encontraban delante de su tocador en forma de corazón. La morena y de rasgos faciales más duros, apoya el peso de su espalda en la mesa del tocador, masticando chicle de forma ruidosa y con móvil en mano, miraba con aburrimiento la pantalla de este; en la otra esquina una rubia de ojos redondos, grandes y azules se tapaba los oídos con ambas manos puesto que, la joven que ocupaba el lugar de en medio, fue la causante de que los cristales de las ventanas a poco acabaran rotos.

—¡Maldita sea Bubbles!

—Ay, no es para tanto, hermanita. Podría haber sido peor ¿no? —la chica pecosa se dirigió indirectamente a la pelinegra en busca de auxilio, pero ella tan solo se limitó a reír con más fuerza de la que la pelirroja podría soportar.

Blossom se levantó de su asiento y empuñó la mano delante de la cara de Buttercup.

—¡No te atrevas a reírte, que tú tienes también la culpa!

La mencionada volteó aún con la sonrisa dibujada y esta se alargó más al ver cara a cara a su hermana mayor, la risa se volvió estruendosa y se encorvó agarrándose a la mesita rosa para evitar perder el equilibrio por la falta de aire en sus pulmones. Blossom tenía la cara roja cual tomate, el ceño duramente fruncido y los ojos abiertos de par de par, parecía incluso echar humo por las orejas. Con su aliento de hielo, dejó a la pobre morena hecha un cubito de hielo en la misma posición. Bajó el puño con las manos temblando y se giró sobre sus propios pies para ver con rabia a la menor de las tres. La pequeña, cohibida, tragó con dificultad y sonrió con los labios en una pequeña sonrisa asustadiza.

—¿Sa-sabías que eres muy bonita, hermanita? —con la voz entrecortada, la rubia perdió el color de la piel al ver como Blossom se acercaba a pasos agigantados hasta ella. La agarró por el cuello de la camiseta y por un momento sus ojos se pusieron rojos, como si estuviera por fulminarla con sus rayos láser.

—Bubbles… yo te mato… —su voz era lenta, más grave de lo normal. Un aura oscura cubría todo su cuerpo y una vena visiblemente hinchada en su frente daba a entender con perfección el grado de enfado de la de ojos rosas.

—¿¡Qué está pasando aquí!? —la puerta de la habitación se abrió de repente dejando ver la figura del padre de las chicas, el Profesor Utonium. Subió corriendo las escaleras dejando su trabajo en el laboratorio al sentir el suelo temblar a causa de un grito que casi consigue dejarlo sordo. Miró a su alrededor y lo primero que captó su vista fue un aura oscura al fondo de la habitación. Dio un paso atrás con algo de susto. —¿Chicas?

La pelirroja giró su cabeza noventa grados con los ojos filosos cual demonio y una sonrisa siniestra en su cara, a Bubbles se le fue el santo al cielo al verse salvada por la campana.

—¡Blossom! ¿Qué ha pasado? —de repente se dio cuenta de que una de sus hijas estaba completamente congelada en una posición algo extraña y derritiéndose lentamente, alzó una ceja en su incomprensión y volvió a ver a su hija mayor. —¿Y por qué tu hermana está congelada?

La adolescente ojirosa corrió a los brazos de su padre y creador, abrazándolo con una fuerza asfixiante, tuvo que apartarla un poco. Ella levantó la vista de su pecho, con los ojos cristalinos y brillantes por las lágrimas que amenazaban en caer como una cascada, mordiéndose el labio tembloroso y pequeños hipos que pronto podrían ser sollozos. El profesor no comprendía nada, echó una vista rápida a su alrededor, pero nadie podría explicarle nada puesto que una de ellas era hielo y la otra estaba desmayada por el miedo.

—¿Q-qué ocurre mi pequeña? —preguntó con toda la suavidad y ternura de un padre para evitar que la chica comenzara a llorar.

—M-m-mi… mi… —entre pequeñas pausas intentaba hablar, pero su voz estaba siendo taponada por el nudo en su garganta, sus ojos rosas cual cachorrito no lo resistieron más y lloraron, humedeciendo la bata del profesor en el proceso.

—¿Tú…? —indagó más el mayor, obligando a Blossom a levantar la cabeza, sujetando su rostro con delicadeza.

—¡MI CABELLO! —finalmente exclamó ella separándose con brusquedad de su progenitor, dándole así una vista mejor de la chica.

Utonium pestañeó varias veces intentando aclarar la vista y dirigiéndola hacia el lugar afectado que ella dijo. De repente la estruendosa risa de Buttercup volvió a escucharse por toda la habitación y el cayó en la cuenta de lo que había sucedido, no pudo evitar cerrar los labios con fuerza al casi escapársele una carcajada también.

—¡No me puedo creer que usted también se esté riendo! —exclamó la ojirosa nuevamente colorada de la ira, llevándose las manos a la cabeza con frustración.

Blossom volvió al espejo y se miró detenidamente. Ahora su frente era pobremente tapada por un flequillo medianamente parejo, su cabello delantero era algo más largo que la parte de atrás la cual estaba sumamente dispareja, con mechones más largos que otros, mirando hacia todos lados y en algunas partes el pelo era prácticamente escaso, dejando alguna que otra parte calva alrededor. Apretó los dientes con toda su fuerza y rompió el espejo de un puñetazo, siendo así sujetada de ambas manos por su padre, puesto que parecía dispuesta a coger el tocador y tirarlo por la ventana. A todo esto, Buttercup dejaba de forma intermitente la risa y Bubbles abría los ojos algo desconcertada.

—¡Blossom, tranquila, tranquila! —el pobre profesor intentaba calmar a su hija sujetándola de las muñecas con todas sus fuerzas, esta ponía resistencia así que Buttercup se acercó y lo ayudó también. —No está tan… —ahogó una carcajada. —tan… tan— otra más. —…mal. —articuló finalmente.

—¡Claro que sí, esto es horrible! —exclamó rabiosa, soltándose del agarre de sus dos familiares y caminando por la habitación de un lado para otro como león enjaulado. —¡No sé cómo fui tan tonta como para dejarme peinar de nuevo por vosotras! —se paró, señalando a las dos chicas que ahora se encontraban la una junto a la otra, y reviviendo con amargura aquel antiguo recuerdo de cuando en su niñez la dejaron prácticamente calva. Ambas se miraron con una expresión que indicaba haberse dado cuenta del estropicio que habían vuelto a cometer.

—Vamos, respira hondo hija, relájate y podrás pensar mejor.

Ella con todo el valor que pudo reunir, intentó controlar su respiración, contaba hasta cien en su cabeza y se dejó caer sobre la cama. Una vez sintió su sentido común volver a ella, abrió los ojos aún con el entrecejo levemente arrugado, se sentó y se cruzó de brazos, mirando acusadoramente a sus hermanas.

—Al menos esta vez si te quedó algo de flequillo. —argumentó el profesor después de un silencio pesado, intentando aligerar el ambiente. Aunque consiguió todo lo contrario porque provocó la inminente explosión de risa de las dos chicas que ya no aguantaban más y por consecuente una pelirroja de escaso cabello persiguiéndolas por toda la casa.


"¡Un nuevo día en nuestra grandiosa ciudad de Townsville! Hoy es lunes y todas las personas salen de casa para ir a su trabajo, los universitarios a… ¿la universidad? Y los adolescentes corrían por el instituto, preparados para sus últimos trabajos del curso. En el Ookey Poaks, instituto de nuestras tres superheroínas, los pasillos estaban nuevamente abarrotados por los alumnos deseosos por vacaciones."

La silueta encogida de una chica hacía que las personas a su alrededor se apartaran confundidas; ésta desprendía una vibra depresiva por cada poro de la piel, las dos personas a ambos lados de ella caminaban con el comportamiento de cada mañana. La morocha miraba desinteresada al techo, con los brazos tras la cabeza; la rubia caminaba devolviendo el saludo a todos los que le daban los buenos días con una pequeña sonrisa, en cambio aquella persona con aura deprimente evitaba el contacto visual con cualquiera y caminaba arrastrando los pies. Murmuraba maldiciones a lo bajo.

―No tiene perdón... no tiene perdón. ―musitaba con la voz apagada.

―Oh, vamos, Blossy. No estés tan preocupada, te dije que el gorro taparía perfectamente tu desastroso aspecto. ―Bubbles le sonrió brillante, mostrando su dentadura y expulsando flores alrededor. Blossom hizo un mohín y arrugó el puente de su nariz, la vio con asco, aunque ella siguiera sonriendo como si nada.

―Eso no es de mucha ayuda. ―le respondió desganada.

―¡Y tanto que tapa el desastre! ¡Hasta pareces calva! ―Buttercup se carcajeó ganándose un puñetazo en la cabeza por parte de su malhumorada hermana. ―¡Oye! ―se quejó, sobándose el lugar afligido.

Volvieron a andar en silencio directas a sus taquillas para dejar las cosas y preparase para su primera clase del día. Al llegar a estas, un alboroto se escuchó al cruzar la esquina por donde habían llegado. Buttercup inmediatamente rodó los ojos y se cruzó de brazos.

―Ay no. Ahí viene el trio calavera de Townsville. Yo me voy chicas, tengo clase de biología y prefiero eso antes que ver a esos patanes a buena hora de la mañana. ―Buttercup se despidió rápidamente de sus hermanas y se marchó escabulléndose entre el grupo de chicas que se amontonaba en el pasillo.

―¡Tranquilas chicas, hay Butch para todas!

Aquellas palabras vinieron sin duda del más asqueroso del trío. Bubbles rio ante esto, Blossom simplemente hizo el mismo gesto que su hermana morena, rodó los ojos con la boca torcida y siguió con su tarea de tomar sus cosas del casillero.

―¡Brick, sácanos de aquí, me están asfixiando!

Y ahí se podía escuchar la voz algo más aguda de los tres. Boomer intentaba apartar a una de las chicas que se le había agarrado al cuello sin mucho éxito. Esta vez Blossom si echó una pequeña carcajada junto a su hermanita la cual veía con curiosidad como un hueco empezaba a aparecer entre el grupo acosador de muchachas.

La figura esbelta, de expresión seria y aburrida del chico de gorra roja fue la primera en dejarse ver tras haber apartado sin mucha dificultad a varias chicas que cortaban su camino, tras él aparecían el rubio arreglándose la corbata algo descompuesta y tras unos segundos algo tardíos, el hermano del medio, lanzando besos al aire que noqueaban a algunas de ellas, guiñando el ojo y despegándose sin muchas ganas de otras.

Las chicas vieron como los Rowdyruff boys se acercaban a ellas dejando a aquel grupo, típico de cada mañana, atrás. Al parecer iban a pasar de largo sino fuera porque Butch se paró justo delante de ellas con media sonrisa.

―¡Pero bueno! Las heroínas de pacotilla siguen aquí ¿Dónde esta vuestra hermanita con pelo en pecho? ¿se ha ido corriendo asustada por vernos aparecer? ―se cruzó de brazos sin borrar aquella sonrisa socarrona, riendo con ganas.

Blossom bufó fastidiada de tener que lidiar cada mañana con los comentarios estúpidos del morocho. Bubbles ladeó la cabeza con ingenuidad y sonrió como ella solía hacer.

―Tal vez se fue corriendo asustada, pero asustada de lo feo que eres, Butch. ―a pesar de soltar veneno por la boca, aquella mueca amable no se borraba de su cara. Boomer explotó en risa a lo que Butch lo fulminaba con la mirada. Brick por su parte, solo sonrió débilmente admitiendo que también le había hecho gracia el comentario.

Entonces mientras Butch le hacía una llave de lucha libre a Boomer y Bubbles reía ante aquello, Blossom terminó de tomar sus cosas y al voltear, cerró los ojos con fuerza puesto que algo la deslumbró. Creyó que tal vez había visto sin querer un reflector del techo directamente o algo por el estilo, pero no, al abrir los ojos, se quedó embobada completamente. Aquel brillo provenía de... Brick.

Bueno, en realidad no de él, sino de su cabello.

Entreabrió la boca, ensimismada con aquellas largas y sedosas hebras pelirrojas, de un rojo anaranjado apagado pero que aún así era de un color que vibraba potencia, belleza. Sus orbes rosas recorrieron con lentitud aquella melena hasta llegar a las puntas que acababan en la cintura del chico ¡Era increíble! Ni se molestaba en recogerlo y aún así estaba perfectamente arreglado y peinado. Sintió sus mejillas sonrojarse al ver como este se movía y ondulaba levemente con la suave brisa que entraba por las ventanas del instituto. Tragó saliva, sentía su corazón latir con fuerza, quiso tocarlo, acariciarlo, abrazarlo... poseerlo. Sonrió inconscientemente, un dulce y fresco olor a rosas y hierbabuena llegó hasta sus fosas nasales, lo aspiró con ganas y sintió sus piernas temblar. Se encontraba en otra realidad, donde ella era una princesa, aun con su gorrito puesto, subida sobre un apuesto corcel y al girar la espalda veía a un musculoso hombre agarrarla por la cintura y su cabellera larga y ondulada, ondeaba y cabalgaba con el viento, era tan espesa que hasta su cara era solo cabello. Casi creía que se le caía la baba. Cerró los ojos y por un impulso en su interior, alargó la mano, intentando sentir aquella preciosa obra de arte... pero una voz la volvió a traer a la realidad, despertando, abriendo los ojos y volviendo a entrecerrarlos con desconfianza, al ver a la persona a la que le pertenecía aquello.

―Bonito gorro, perdedora. ―Brick le sonrió con burla a lo que ella lo ignoró desviando la mirada y así, los tres desaparecieron por el pasillo.

En ese instante el estruendoso ruido del timbre sonó indicando en inicio de las clases.

―¡Rápido, Blossom! ―y así ambas chicas también corrieron para ir directas a su rutina mañanera.


―Ah... ―suspiraba deseosa la chica del gorro de orejas de gato que le había prestado su hermana menor.

La primera clase había sido un total aburrimiento, y lo reconocía, ese día no tenía humor para ir al instituto y por mucho que le gustara estudiar, no podía concentrarse pensando en... aquella melena radiante.

En su siguiente clase de matemáticas, le había tocado con Brick, el imbécil de Brick. Pero aún pensando aquello, no pudo apartar la mirada de él en toda la hora, y agradecía que estuviera un par de filas delante de ella para poder observarlo sin miedo a que se diera cuenta.

Conforme los minutos pasaban, la necesidad crecía en su interior, no podía acabar el día sin tocar aquella preciosidad, sin llenarse los pulmones de aquel olor adictivo... ¿cómo no se había dado cuenta de eso antes? Pero entonces es cuando se daba cuenta de que el portador de esa cabellera que tanto deseaba era Brick y sus ánimos volvían a estar por los suelos ¿por qué él? ¿por qué no podría ser cualquier otra persona en el planeta? Así podría acercarse amablemente y pedirle por favor que la dejara tocarla -por muy psicópata que eso sonara- pero ¿con él? Antes se moría que pedirle un favor o peor, que tocarlo.

Volvió a suspirar... es que era demasiado perfecta, no podía simplemente hacer como que no existía...

Entonces, una idea loca, suicida y, probablemente, poco inteligente cruzó su poco peluda cabeza ¿y si... se la robaba? Es decir, no hacía falta toda, solo un poco, un poquito... lo suficiente como para poder dormir bien por la noche, cortarle solo un mechón, o bueno, puede que un poco más, pero con un trozo bastaba... bastaba...

¡Pero que estaba diciendo! Blossom sacudió la cabeza saliendo de sus estúpidas ideas ¡jamás había tenido una idea tan idiota como aquella! Eso de haber perdido su amada cabellera, la cual cuidaba cada día y protegía como a una hija, realmente le estaba afectando... maldijo a sus hermanas una y otra vez y esperaba, por el bien de ambas, que su cabello creciera MUY rápido.

―Oye, tú.

Una voz masculina la sacó de su montaña de pensamientos enredosos y sus varios insultos hacía sus hermanas. Alzó la vista algo confundida para chocar directa con un par de ojos rojos y algo siniestros. Había sentido un golpe flojo en su cabeza aún protegida por el gorro, y observó que el chico tenía un libro en la mano. Ella puso cara de pocos amigos ignorando que acababa de golpearla, aún sin hacerle daño, con aquel libro.

―¿Qué haces? Estamos en mitad de la clase. ―le replicó susurrante, a lo que él alzó una ceja para luego negar con la cabeza.

―¿Eres tonta o vives en otro mundo? Estamos en hora de estudio desde hace un cuarto de hora.

―¿Eh? ―Blossom miró a su alrededor y, efectivamente, todos estaban inmersos en los deberes que la profesora había escrito en la pizarra, otros haciendo que estudiaban y otros simplemente hablando en voz baja entre ellos. El chico al ver la confusión de esta, sonrió con picardía.

―¿Acaso estabas tan ocupada admirándome desde la lejanía que has perdido hasta la noción del tiempo?

―¿¡Qué!? ―A la pelirroja se le subieron los colores a la cara ¿acaso se había dado cuenta de que había estado toda la clase con los ojos pegados a su espalda? ¿¡Cómo era posible!? ―p-pero... ¡Claro que no! ―negó aún con su cara roja a más no poder. En realidad, había sido algo tonto de su parte negarlo, puesto que lo que él decía era verdad, pero jamás lo admitiría.

Esta vez el chico de la gorra rio con diversión sin borrar esa expresión socarrona de su cara.

―Relájate moñitos, era una broma. ―seguía carcajeándose tomando asiento al lado de la chica, lo cual la tomó por sorpresa, aún así no pudo evitar suspirar aliviada. ―Quiero que me ayudes a hacer esta mierda. ―dijo con un tono firme, volviendo a su rostro serio normal.

Sin mirarla a los ojos y sin darle tiempo a responder, abrió el libro y tomó un lápiz, explicándole que era lo que no entendía. Blossom si que no entendía nada, el chico se sentaba como si nada a su lado, le pedía ayuda, algo inaudito para ella viniendo del líder de orgullo de hierro y encima gastaba bromas con ella. Pero Blossom se quedó en silencio y accedió sin más, puesto que a su lado se encontraba lo que ella tanto anhelaba y deseaba, otra vez aquel olor refrescante le llenó los pulmones y se sintió en el cielo, con una sonrisa de satisfacción, ayudo al joven a hacer sus deberes.

La hora pasó rápido, demasiado rápido para su parecer. Sintió un enorme vacío cuando el chico se levantó y sin siquiera agradecerle se volvió a su mesa para recoger sus cosas. Ahora lo sabía, después de tenerla tan cerca no podía dejarla ir de nuevo y si para eso tenía que cometer un crimen de odio... lo haría.


El instituto de Ookey Poaks era uno de los más grandes de la ciudad y por tanto el que más alumnos recibía cada año, así que a Blossom no le había costado mucho despistar a sus hermanas y así separarse de ellas para, desde las sombras, observar a Brick o más bien, al tesoro que Brick tenía debajo de esa fea gorra.

Brick por su lado solía caminar con los pesados de sus hermanos casi siempre, pero ese día no tenía muchas ganas de soportar las estupideces de ambos; ni que el rubio le insistiera por visitar el taller de teatro con él, puesto que no quería ir solo para encontrarse con la niña rubia de las PPG, ni tampoco que Butch no dejara de hablar de lo mal que le caía Buttercup y de que era mucho mejor que ella, asique se separó durante un rato de ellos.

Durante toda la mañana tuvo un sentimiento raro de que alguien lo estaba vigilando, y era así, se sentía observado pero cada vez que volteaba para todos lados, no había nadie. Una de las veces que iba hacía la cafetería en el cambio de clase, se encontró con un compañero y se paró a hablar con él, de repente sintió de nuevo esa sensación y al girarse con habilidad pudo observar la sombra de alguien escondiéndose con rapidez, salió corriendo detrás de aquella persona, pero al girar la esquina tan solo vio en el suelo un pendiente en forma de corazón. Lo observó con desconcierto, creyó haberlo visto en algún lado, pero no se acordaba asique simplemente se lo guardó en el bolsillo y se fue. Eso sí, ahora sabía que realmente había alguien persiguiéndolo por la escuela.

―No aguanto más... ¡la necesito! ―Blossom que estaba escondida detrás de un cubo de basura, salió al ver que la sombra de Brick ya había desaparecido.

Se disculpó con sus hermanas diciendo que tenía algo que recoger de un aula, y no era falso del todo puesto que, con sigilo, entró en una de las clases de arte y buscó entre los cajones hasta que dio con lo que quería. Sonrió con malicia viendo el objeto brillante en sus manos.

―Es hora... ―susurró para si misma. Había perdido la razón del todo.

Era la última hora de ese lunes y los alumnos ya estaban preparados para su última clase, felices por terminar al fin el día. Los pasillos estaban llenos y la gente chocaba cuando se montaban filas para poder pasar por ellos. Una chica pelirroja de sombríos ojos rosas miraba como un león a punto de lanzarse hacia su presa a un chico que la tenía obsesionada.

―Brick, tengo que ir al baño ¡vamos rápido! ―suplicaba el hermano pequeño del mencionado. Este negó con la cabeza.

―Claro que no, tardas mucho, parece que tienes una fuente sin fin ahí abajo. ―replicó él con poca gracia, a lo que Butch rio por la burla. ―Te aguantas hasta que acabe esta hora.

―Pero... ―el joven hizo un puchero dando pequeños saltitos en señal de no aguantarse, hasta que paró de pronto y abrió los ojos enormemente, abrió la boca para hablar, pero el moreno le adelantó.

―¡¡BRICK, CUIDADO!!

El nombrado hizo una mueca sin comprender a que se refería su hermano, al ver las caras asustadas de los chicos y como señalaban detrás de él, volteó con aburrimiento pensando que sería alguna broma de ellos y no le dio a tiempo a reaccionar cuando sintió algo pesado lanzarse contra él y mandarlo lejos. Abrió los ojos lentamente con la cabeza dándole vueltas por el repentino golpe, al aclarar un poco la vista, comprobó que aquella cosa pesada era el cuerpo de alguien encima de él.

―Pero, qu- ¿Blossom? ―pestañeó varias veces sin acabar de comprender que sucedía. La chica lo observaba con una mirada ida en sus ojos y una sonrisa larga en su rostro.

―Por fin serás solo para mí, belleza... ―su voz sonaba extasiada, hechizada.

Él frunció su expresión y sus ojos se abrieron completamente. Entonces el destello de algo en su mano le llamó la atención. Unas tijeras ¿UNAS TIJERAS? La miró aterrorizado ¿Qué pensaba hacer? ¿Abrirlo en canal con ellas?

―¡E-eh! ¡pero que te pasa, loca! ―intentó sacársela de encima, pero ella oponía demasiada fuerza contra él, observó con horror como las tijeras se acercaban lentamente a su cara. ―¡Quítate!

―¡Brick!

Sus hermanos aparecieron de entre la multitud que se había reunido allí para ver el espectáculo.

―¡Quitádmela de encima! ¡Me quiere matar! ―exclamó con desesperación y enojo el pelirrojo. Ambos asintieron nerviosos, pero se quedaron quietos, este al ver que no se movían volvió a gritarles. ―¡Pero haced algo par de idiotas! ―rugió.

Los dos parecieron reaccionar y sin pensárselo se tiraron sobre ella y el chico en cuanto vio que sus brazos eran liberados, se movió con rapidez para separarse de ella. Se puso de pie y respiró con dificultad por el momento tan agotador. Sintió un escalofrió cuando vio que sus hermanos comenzaban a temblar, no aguantarían mucho con ella debajo.

―¡Corre hermano! ―exclamó Boomer, al ver que Blossom se despegaba de Butch con rapidez, a él no le quedaba mucho aguante tampoco.

Finalmente, Brick vio como sus dos hermanos salían volando por los aires y Blossom se levantó con la cabeza gacha y la mirada ensombrecida. Dio unos pasos atrás, hasta que ella alzó su cara y lo vio fijamente, entonces salió corriendo de allí mientras era perseguido por una loca pelirroja con un gorro de animal.

Pasaron varias puertas que separaban los pabellones donde estaban las clases, algunas personas se vieron derribadas por ambos puesto que corrían sin pararse por nada del mundo, cuando Brick no vio la salida decidió salir volando por una ventana, rompiendo el cristal en el proceso. Cuando miraba para atrás de vez en cuando, Blossom seguía su estela con una rapidez envidiable. Viendo que por los aires era más lento que ella, decidió bajar y esconderse antes de que lo alcanzara. Lo primero que se le pasó por la mente fue protegerse detrás de un transeúnte inocente, como en las películas.

―¡Ajá! ¡Ahora no me podrás hacer nada, loca! ―dijo victorioso el muchacho, escondiéndose detrás de una anciana que apenas le llegaba al pecho. Las gotas de sudor bajando por su frente, no tanto por correr, más bien por el miedo que le daba la chica portando esas tijeras filosas.

―Ven aquí, se solo para mí... ―se rio levemente, con cara ansiosa, perdida en el deseo se acercó lentamente empuñando las tijeras. Brick tragó duro, se puso aún más nervioso al escuchar sus palabras ¿qué era lo que quería de él esa loca?

Se vio desprotegido cuando la anciana, algo ciega al parecer puesto que actuaba de lo más normal, se agachó para recoger una moneda que se encontró en el suelo.

―Ay no...

Y volvió a salir corriendo, con la chica llamándolo incesantemente por detrás, pidiéndole que no huyera y fuera con ella.

―¡Ven aquí! ¡Te necesito! ― Esto ya empezaba a ser cómico, le hablaba como si se tratara de una loca acosadora sexual.

Las personas en Townsville, esa mañana también eran bastantes y le costó ir esquivándolas a todas, finalmente vio un hueco vacío entre todas ellas y por ahí se metió. Siguió el camino hasta llegar a la otra acerca, se giró un momento al ver que la gente no dejaba pasar a la pelirroja y suspiró con pesadez, se inclinó sobre sus rodillas para recuperar el aire, debería huir, pero estaba demasiado cansado. Entonces se levantó cual resorte al ver esos ojos rosas nuevamente aparecer entre el gentío.

Estuvo a punto de volver a correr, pero algo lo hizo detenerse. Blossom iba totalmente decidida a perseguirlo de nuevo, pero esta vez el no huyó. Escuchó el sonido de un claxon repetirse con insistencia, entonces el de ojos sangre miró a su alrededor, acababa de cruzar un paso de peatones y en ese momento el semáforo se encontraba en rojo. Otra vez el sonido del claxon y su mirada se fijo perfectamente en que un gran camión iba raudo, sin freno, tan rápido que no le iba a dar tiempo a parar cuando... Blossom se cruzó por delante.

La chica estaba perdida en su fantasía, tanto que no sabía exactamente ni donde estaba ni que diablos sucedía a su alrededor. Cerró los ojos con fuerza al sentir algo duro chocarse contra ella y aventarla bastante lejos con potencia. Extrañamente no sintió algún tipo de dolor.

Se tomó su tiempo para abrirlos de nuevo y los entrecerró al sentirse deslumbrada. Esta vez se dio cuenta de que aquello era por estar mirando directamente al sol. Sintió una respiración agitada a su lado y aquel olor dulce volvió a hacer presencia. Giró la cabeza para dar de frente con el perfil de Brick, el cual intentaba recuperar aire, también tumbado en el suelo, junto a ella. Vio a su alrededor, estaban en el pasto, tal vez en algún parque. Entonces vio su mano, las tijeras seguían empuñadas, soltó el agarre lentamente, recordando todo lo que había pasado. Estaba en shock, ¿qué había hecho?

―¡Maldita loca, joder!

Ella abrió los ojos enormemente al escuchar el grito a su lado, al girarse vio que Brick ya se había sentado en el pasto con la mirada sobre ella, obviamente agotado y por, sobre todo, furioso. Tragó con dificultad, ¿qué diablos?

―¿¡Qué mierda te pasa, perdedora!? ―exclamó con el mismo tono enojado, su expresión iba acorde con ello. ―¡Casi te atropellan, dios! ―se llevó la mano a la frente, dejando su gorra a un lado, para secarse el sudor. ―¿¡Ahora, me puedes explicar que mierda te...!?

No pudo continuar hablando, es más, hasta su expresión cambió a una más relajada cuando vio los ojos grandes de la chica, humedecerse. Asustado, cerró la boca de golpe, cuando esta se lanzó a sus brazos y lloraba contra su pecho cual niña. Pensó en abrazarla, pero prefirió no hacerlo, estaba demasiado incómodo para ello.

Y así ambos, una vez más calmados, hablaron. Ella le contó lo que había sentido al tener el cabello destrozado, que era una de las cosas más preciadas para ella en la vida, que al quitárselo era como quitarle una parte de ella, de su identidad. Brick calló mientras la escuchaba, él en realidad la comprendía, puesto que le pasaba algo parecido.

―Lo siento, Brick, por mi comportamiento. ―se disculpó ella sinceramente. ―No se que me pasó, te vi... tu cabello, es tan... hermoso, me moría de envidia y solo quería tocarlo y yo pues... perdón, se me fue totalmente de las manos. ―ella se sonrojó por la vergüenza que acababa de pasar, seguramente él ahora pesaría que estaba totalmente loca, lo miró con pena y agachó la mirada.

Pensaba que Brick la miraba con disgusto, cuando este tan solo sintió un cosquilleo en las mejillas y en el estómago por el alago sobre su pelo, carraspeó y se levantó de donde estaba.

―No seas tonta, al menos ya has entrado en razón. ―dijo el dándole la espalda, para que no pudiera ver el color rojizo de sus mejillas. ―Vámonos, aún tenemos tiempo de encontrarnos con nuestros hermanos a la salida.

Blossom agradeció con sorpresa que él no le tratara aún peor o que se burlara de ella, sonrió dándose cuenta de que el tiempo había pasado y que ya no era el niño descerebrado que conoció.

―Vamos. ―dijo ella, para levantarse y comenzar a caminar.

―Espera. ―habló de repente. Se giró y vio la cara seria de él. ―Ven, quítate ese estúpido gorro. ―se cruzó de brazos aún con los ojos inexpresivos sobre ella. Blossom se sonrojó con violencia y agarró el gorro como acto reflejo, arrugó el entrecejo como señal de negación.

―¡Claro que no! ¡Estoy horrible, Brick! ―se negó con voz aguda, algo que hizo bufar de exasperación al pelirrojo, que tenía poca paciencia. Se acercó a ella con tal rapidez que no lo vio venir y entonces sintió su cabeza más ligera. Le había quitado el gorro y lo había tirado lejos. ―¡BRICK! ―sus ojos se pusieron en blanco y estuvo a punto de correr para recogerlo sino fuera por que el chico la paró con sus palabras.

―Estás guapa.

Su pecho latió con fuerza, sintió una punzada en este, una tras otras puesto cada vez latía con más fuerza conforme sus ojos se encontraban con los de él. El rojo volvió a subir hasta sus mejillas, aunque esta vez no supo identificar debido a qué.

―¿De... de verdad lo crees? ―preguntó incrédula.

Brick gruñó con molestia y tomó asiento en el pasto, sacó de su mochila un cepillo que casi llevaba para utilizarlo él, volvió la vista hacia ella, con sus mejillas también tintadas levemente de rojo intenso.

―No hagas que te lo repita, siéntate, lo arreglaré.

Ella se quedó muda, miró el cepillo en sus manos, luego a él, de nuevo el cepillo y viceversa. El impaciente comenzó a tener un tic nervioso en el ojo, la agarró sin previo aviso del brazo y la obligó a sentarse delante de él.

―No vayas a decir ni una palabra de esto ¿entendido? ―comenzó a cepillarle el cabello. Ella estaba ciertamente desconcertada, pero al darse cuenta de aquel detalle, su pecho se lleno de felicidad. Lo admitía, algo pasaba en su interior que le hacía feliz que Brick hiciera aquello por ella, que le llamara... guapa, a pesar de que ella sabía que estaba horrible. Asintió con la cabeza ante la orden de Brick y se dejó llevar por lo agradable que se sentía como tocaba su pelo con naturalidad, delicadeza y cuidado...

Al día siguiente todo era normal en el instituto de las chicas, nada nuevo, solo el hecho de que cierta persona ya no transmitía aquel aura triste y oscura por los pasillos y ahuyentaba a todos.

Blossom se dio cuenta que realmente no era una cosa tan horrible, su cabello no había quedado tan mal. Con un poco de cuidado se podía peinar perfectamente para que quedara corto, sí, pero con estilo, incluso colocó un par de clips en ellos para adornarlo.

Ese día iba caminando por la entrada del instituto junto a sus hermanas, hablaban calmadamente, hasta que Bubbles se acercó más a ellas dos y les susurró.

―Mirad allí, ¡es increíble!

Las dos chicas voltearon hacía donde la rubia les indicaba. Buttercup abrió la boca formando una "o" aunque enseguida sonrió con gracia, hablando con su hermana rubia sobre aquello y riéndose sin ocultarlo. Por otro lado, Blossom se quedó boquiabierta, sus ojos se abrieron de par en par y su pecho volvió a sentir aquel latido del otro día. Se sonrojó y esta vez, le faltó hasta el aire.

En un árbol que estaba cerca de ellas, se encontraba apoyado cierto pelirrojo junto a sus hermanos y unos cuantos amigos más. Su cabello largo había desaparecido y se encontraba corto, tanto como el de su hermano moreno, pero sin dejar de lado su inseparable gorra roja. Ella perdió el aliento cuando sus miradas se encontraron, por un momento sintió que quería llorar incluso, sus mejillas seguían rojas, su corazón seguía latiendo y deseó... ¿por qué seguía deseando estar a su lado? Él le sacó la lengua, formando la L de "loser" con sus dedos, también estaba sonrojado a pesar de que ella no lo notó.

Se quedó callada durante todo el camino. Pensando en todo aquello. Esa primera clase le tocaba con sus dos hermanas así que en seguida se pusieron a hablar de lo que acababan de presenciar. Ella realmente no prestaba mucha atención, tenía la mente en otro lugar, más bien, en otra persona.

―¡Hey, Blossom! ―le llamó la atención su hermana del medio. Ella rápidamente volteó saliendo de sus pensamientos.

―Sí, dime.

―Has estado muy callada todo el camino, ¿estás bien? ―preguntó la de ojos verdes con suspicacia. Blossom asintió con una pequeña sonrisa.

―Estábamos hablando del cambio del líder rojo. ―dijo Bubbles con curiosidad. ―¿Es extraño verdad?

―Sí, sabiendo el aprecio y la obsesión que le tenía a esa mata de pelo. Igual que tú. ―rio Buttercup, llevándose una mirada desaprobatoria de la rubia. Blossom simplemente se quedó callada.

―¡Callate, Butter! ―le reprochó Bubbles, a lo que la morena simplemente se encogió de hombros, entonces se dirigió de nuevo a la de ojos rosas. ―¿Tú por qué crees que habrá hecho algo como eso?

Blossom siguió en su silencio, entonces vio el cuerpo del pelirrojo pasar por delante de la puerta de su aula y desaparecer tras la pared. Una sonrisa tierna se dibujo en su sonrojado rostro, negó con la cabeza y se llevó una mano al pecho, que latía con descontrol.

―Quién sabe...

Entonces Blossom sintió una especie de conexión que los unía…

FIN.

。・゚ ゚・。 。・ ゚• 。 ゚・。 。・゚ ゚・。

Ufff, si quedó un poco más largo de lo que pensé jaja, pero igual espero que lo hayáis disfrutado nun. Me gusta pensar que ambos pelirrojos tienen una conexión especial con su cabello y que si se lo cortaran sería lo peor del mundo, que quieren a su cabello como si fuera su propio hijo jajajaja.

Pues nada, nos seguimos leyendo y nuevamente, agradezco el apoyo de todos. ¡Nos leemos! xoxo