1) Un Destino Inesperado.
Sabine Wren tenía que admitir que la vida tenía sentido del humor. Ella había partido junto a Ahsoka Tano en busca de Ezra, el cual acabó en algún lugar de las regiones desconocidas de la galaxia... solo para hallar lo que parecía un remanente del imperio en algún lugar olvidado del borde exterior, un sector conocido como la "Caldera Estigia".
Como artista y guerrera mandaloriana, pudo apreciar las leyendas fascinantes que rodeaban el árido pero extrañamente helado mundo de Korriban; un antiguo imperio que se rebeló contra la Antigua República, los guerreros oscuros que aparecían en los antiguos cuentos mandalorianos siempre habían sido muy sorprendentes para ella... pero a veces las leyendas tenían la tendencia a ser minimizadas cuando las comparabas con la realidad real. Esos fueron los pensamientos que entraron en la mente de cuando pisó el borde de la llamada Ciudad Adas.
Sabine escuchó una leyenda magnífica sobre un poderoso Lord de los Sith que vino de las regiones remotas para restablecer la patria de sus antepasados. Aunque las pirámides y monumentos eran impresionantes, el espectáculo más curioso fue el pueblo, el cual compuesto por familias de muchas especies alienígenas diferentes, todas tenían varios hijos y casi todos eran de una especie que no había conocido.
Eran de piel roja, con espolones encima de los ojos y la barbilla, además de tentáculos faciales. También había muchas mujeres solteras, junto con sus hijos rojos y versiones adultas de estos. Fue cuando entendió que esos eran los llamados "Sith Purasangre", la antigua raza que dio origen al título de los archienemigos de los jedi.
Aunque eso era secundario, la mandaloriana había sido capturada junto a su amiga togruta al aterrizar, aunque la habían tratado bien la habían separado de Ahsoka y la habían enviado unos meses antes a la ciudad. Ahora ella podía averiguar lo que le pasó al presentarse al Señor de los Sith Darth Cephorus.
"Saludos, Sabine Wren. Bienvenido a mi dominio".
Sabine miró a su alrededor, pero solo vio a su escolta... los usuarios de la Fuerza y sus juegos mentales. Una vez llegada al palacio pudo vislumbrar al monarca y no era lo que esperaba. Era un joven algo mayor que ella, era un Sith Purasangre pero sin los tentaculillos, tenía una cabellos liso escarlata, aún más que su piel. Su mirada era penetrante y calculadora, no pudo evitar apreciar que era bastante bien parecido. Ella lo miró con una sonrisa en el rostro, su lengua se movió contra su boca y trajo ciertos pensamientos a la mente de Sabine. Sus ojos dorados la encantaron en más de un sentido. Vestía ropas elegantes oscuras y doradas con unas sombreras con capucha similares a los umbaranos.
"Puede que sea un Sith, pero es bastante caliente... ahora que lo pienso ¿no era él el último de su especie? Espera... esos niños sith ¿será que?" Pensaba Sabine.
-Persivo tu curiosidad hacia mi y mis muchos hijos en el pueblo- respondió Darth Cephorus a la pregunta no dicha.
-¿Usted toma la mujeres de otras especies para procrear?- Pregunto la mujer sin saber que sentir al respecto.
-Es necesario para restablecer a mi especie, todos en el pueblo aceptan esa realidad como leales ciudadanos del Imperio Sith- explicó- Por supuesto el Estado se encarga de su manutención y las pensiones para sus madres es también considerable... lo que nos lleva a la razón del porque te hice venir-
-¿Eh?-
-Veras, tu amiga me explicó el porqué y como llegaron, y no veo motivo para no dejar que continúen su camino- anuncio -Pero, entenderás que al cruzar nuestro espacio deben pagar aduanas, ya sea en créditos, información, tecnología, especias... o en cría- dijo el monarca y Sabine pudo sentir como sus mejillas se calentaban.
-¿¡Cri-cria!?- dijo y no pudo evitar sentir un cosquilleo en sus regiones inferiores y sus pezones se erguian tras su armadura.
-Como dije, necesito restablecer mi especie - dijo acercándose a la chica - Claro que solo es un método de pago de varios otros... podríamos usar tus habilidades por algún tiem-
-¡No!- interrumpió ella, para luego sonrojarse mas- N-no es necesario... mnnn si es por algo tan noble como revivir a una raza entera y-yo no tendría problemas en dar-darte un hijo - dijo ella completamente nerviosa.
Sabine no entendía lo que le pasaba, sabía que lo acababa de conocer pero aún así no podía evitar sentir que debía hacer esto, que era justo y necesario. Además, su cuerpo gritaba por esto, era como si la misión de toda forma de vida de propagar la especie se hubiera activado al estar cerca del Sith. ¿Era una respuesta natural? ¿Su organismo le estaba exigiendo que estaba ante quien debía procrear a la siguiente generación?
Sabine entró en las habitaciones reales y se detuvo directamente frente al Sith en cuestión. La ropa que vestía cayó y mostró un cuerpo tonificado, con un pecho musculoso, abdominales, brazos, solo el pináculo de la virilidad en todas las formas posibles. La atención de Sabine se desvió entre sus piernas y vio una polla mucho más larga que cualquier otra cosa que haya experimentado.
Era distinto al aparato copulador humano. Sabía que estaba muy por encima del promedio estadístico y también tenía varias crestas a lo largo del falo, terminando en una cabeza más puntiaguda. Cephorus tuvo que sacarla del trance que ella se había sumido y procedió a quitarse la mitad superior de su atuendo, lentamente tanteando con él. Su mano tembló un poco.
-Déjame ayudarte con eso- dijo y de un ademán, toda su armadura se desprendió hasta el suelo.
La mente de Sabine se había visto abrumada por estas fuertes sensaciones de vergüenza y excitación. Sin embargo, la pena fue olvidada cuando sintió sus manos tocando cada centímetro de su cuerpo.
-¿Quieres esto, verdad?-
-Sí, mi señor-
-Date la vuelta para que pueda verte bien-
La orden había sido obedecida. Sabine se paró frente a Cephorus en todo su esplendor. Sus magníficos pechos destacaban en prominencia, esperando ser agarrados y tocados. Su cuerpo sexy y tonificado parecía bastante listo para jugar con él. Los ojos del sith se desviaron hacia la pequeña franja entre sus piernas. Él miró hacia arriba para ver sus ojos ardiendo de placer y mirando hacia él.
Cephorus tomó sus manos y atrajo el hermoso cuerpo de Sabine hacia el suyo. Los dos se moldearon juntos con un beso. La chica pudo notar que la legua del Sith era más puntiaguda y ligeramente más larga cuando esta entró en su boca y gimio bajo su dominio. Sus dedos rozaron detrás de ella y la hicieron temblar cuando sus seudo garras apretaron su trasero gordo con maestría.
Sabine no podía creer lo que estaba pasando y, al mismo tiempo, podía. Su dura verga tocó el interior de su muslo, frotando contra ella. Sabine pudo notar que los Sith eran más cálidos que los humanos al tacto.
"Aún no".
Un pensamiento firme la hizo estremecerse. Cephorus empujó a la hermosa mujer a la cama y se subió encima de ella. La besó en el costado de la oreja, succionándola. Se habían buscado y explotado los puntos débiles de la bella mujer. Su cuerpo se volvió receptivo a casi todo lo que el Sith tenía para ofrecer. Sus dedos tocaron ligeramente la parte inferior de su coño, acariciándola.
-¡Maestro!- Sabine respiró -Por favor-
Cephorus acarició lentamente alrededor de sus labios y se aseguró de que su placer aumentara gracias a sus acciones. Tres dedos se deslizaron ligeramente y sintieron lo apretada que estaba. Mientras hacia eso su otra mano acarició su vientre, la chica no lo sabía pero el Sith usó la Fuerza para estimular sus ovarios, forzándolos a multiplicar la producción de óvulos, preparándola para impregnarla con su simiente... siendo el dejar a la chica más caliente que el infierno su único efecto secundario.
Sabine se revolvió en la cama. Él llevó su mente al límite y luego un poco más. Su cuerpo se levantara de la cama con entusiasmo y se estrellara más hacia abajo, su cuerpo necesitado reaccionó a las acciones del Sith y la necesidad de ser follada hasta la inconsciencia y más allá llenó su ser.
-SEÑOR- grito cuando se corrió duro.
Luego la hizo correrse una y otra vez. Cada orgasmo humedecía aún más su canal. Él preparó su cuerpo para la entrega de su semilla, para ser la siguiente mujer con la que engendraria un hijo.
"Los humanos, son tan fáciles" pensó Darth Cephorus.
El Sith se apartó de ella y le abrió las piernas. Él tomó su cálido sexo y lo frotó con fuerza. Sabine levantó sus caderas en su mano apretada y jadeó debajo de él. La mujer entró en un calor placentero, con los dedos del Sith acariciándola desde abajo.
-Me quieres, ¿no es así?- Preguntó él.
-¡Sí!- suplicó ella -¡Por favor, damelo, dame a tus hijos!-
Cephorus sonrió y vio que sus muslos se extendían juntos, preparados para ser cruzados por su enorme verga. Se paró sobre la parte superior de Sabine y miró su coño húmedo. No había nada más de lo que deseaba más que una verga dura y palpitante empujada entre sus muslos. Lo deseaba más que nada.
-Por favor... lo necesito-
-No serías la primera mujer en decir eso-
-¡Por favor, críame!- ella gritó.
El Sith tomó sus manos a ambos lados de sus muslos y empujó su verga contra su tierna abertura y se deslizó lentamente dentro de ella. Sabine se levantó de la cama para aceptar su enorme longitud en su coño.
-¡Oh, dioses!-
Ciertamente era tener esta enorme verga dentro de ella, reformando su interior para que fuera suyo. Sabine se agarró a la espalda de su amante para permitirle empujar dentro de su cuerpo. Sus bolas golpearon contra su trasero y ella tuvo un indicio de cuánto esperma guardaba en ellas. La mujer dispuesta debajo de él animó al Lord Sith a perforar su grueso largo en el interior. Sus estrechas paredes sujetaron la rígida verga del Sith, la cual frotaba sus crestas por las paredes de la humana, dándole aún más placer.
Cephorus empujó dentro de ella y pudo sentir su placer aumentando. Sabine se dio cuenta de esto al cien por cien del camino y apretó su verga, y lo soltó cuando siguió bombeando dentro de ella. La emoción y todo el placer cayeron en cascada a través de su cuerpo.
Sabine clavó las uñas en la cama y agradeció este regalo divino desde arriba. Su coño se estiró debido a que el Sith empujó dentro de ella. Sus bolas golpeaban contra su culo cuanto más empujaba dentro de su cuerpo. Ella se levantó y tomó la longitud de Cephorus profundamente dentro de ella. El deseo, la necesidad, hirvió a través del cuerpo de la mujer debajo de él. Sucumbieron a su rígida pértiga cuando la empujó dentro de ella.
El coño de Sabine chupó su vara dentro de ella, tan profundo como pudo. Podía sentir el borde de ese magnífico pene rozando su útero, de hecho, el pene sith buscaba eso exactamente. La conexión de sus caderas juntas hizo que sus acciones fueran aún más apasionadas. El calor de su cuerpo presionado contra el de ella hizo que Sabine estuviera empapado y más que receptivo. Sus piernas tocaron sus caderas y se aseguró de que siguiera perforando dentro de ella.
Cada vez que el sith empujaba su vara dentro de ella, su cálido vicio de coño se estiraba y apretaba sobre él. Hasta que finalmente perforó su útero, enganchando la cabeza de su pene en el útero vulnerable de la humana.
-¡Aaaaaah!-
Dicha acción la llevaron al borde de la inconsciencia con un nuevo orgasmo, dejándola con una mirada perdida y babeando con la lengua afuera.
-Estás listo- dijo el sith.
El proceso de crianza de esta hermosa mujer estaba a punto de comenzar. Sus dedos tocaron ligeramente sus piernas cuando lentamente movió sus caderas hacia ella. Se estiró y se preparó para ser fertilizada. La energía mística en el aire hizo que la pusieran en el nivel óptimo para la impregnación.
-Voy a convertirte en madre ahora- gruñó en su oído.
Sabine sabía que ahora no había vuelta atrás ¿Por qué partiría? ¿Por qué alguien querría dar la espalda a ser la vaca de cría de este poderoso Lord de los Sith? Ahora lo veía claro, un día el Imperio Sith dominaría la Galaxia. Todos los hombres se arrodillarian ante los Sith y las mujeres abrirían sus piernas a ellos.
Cephorus se aferró a sus caderas y se deslizó profundamente dentro de ella. El último orgasmo de Sabine provocó el del Sith. Su enorme longitud comenzó a inyectar su semen en su útero fértil. Las caderas de Sabine se movieron debajo de su Lord y ordeño su vara, asegurándose de tomar toda la preciosa semilla de su maestro. No era que lo necesitará, el pene de los Sith eran similares a los caninos; se enganchaban profundamente en la hembra y no podían separarse hasta que vaciaran sus testículos en ella.
-¡Ah! Dioses, puedo sentirlo... ¡es tan caliente! -
Las uñas de Sabine rastrillaron ligeramente la espalda del poderoso alienígena que la fecundo con su engendro... y ella amó cada maldito segundo de ello.
-Ahora eres mia-
Sabine asintió y cerró los ojos. Ella siempre sería una con ellos. Sabía que ya la vida crecía dentro de ella y eso la hizo quedarse dormida con una sonrisa en su rostro.
Darth Cephorus se puso de pie, examinando su obra. En eso una mano tomó su verga desde atrás y comenzó a acariciarlo.
-¿No te dije que sería una excelente adición a tu harem? mi amor- dijo la mujer togruta vestida con un traje de esclavo negro ajustado.
-Lo hiciste bien, mi querida esposa- dijo el señor de los Sith volteando a ver a una Ahsoka cuyo vientre estaba ligeramente hinchado- Ver a nuestro tercer hijo en ti te hace más hermosa todavía- dijo mientras la arrastraba a un profundo beso.
Continuara...?
