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No one really knows how the game is played

The art of the trade

How the sausage gets made

We just assume that it happens

But no one else is in the room where it happens

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Era verano y el aire se sentía especialmente frío.

Blossom estaba furiosa.

Un sabor amargo se apoderaba de sus papilas gustativas. Encendió el cigarro mientras buscaba la botella de whisky en su alacena. Se sentía estúpida e ilusa, estaba enfadada consigo misma por su ingenuidad, por esa fé ciega que siempre había tenido a pesar de que se lo habían advertido más de una vez.

Tantos años rompiéndome el culo, ¿para qué? Para que estos hijos de puta, machistas de mierda, me den la espalda.

Ni siquiera se molestó en servir el alcohol en un vaso, le pegó un trago a la botella mientras las imágenes se repetían constantemente en su cabeza.

Menuda idiota.

Había sido en la mañana, Blossom asistió a la gran sede de aquella asociación de superhéroes a llevar el papeleo que estaba comprometida a llevar mensualmente, pero se encontró con unaa figura peculiar. Alguien que jamás en sus veinte (o veinticinco) años se hubiera imaginado ver. La curiosidad la mató y, luego de dejar su reporte, cuando ésta personalidad fue citada decidió seguirla.

Major Glory lo invitó a pasar a la habitación, donde pudo visualizar a otros súper héroes (todos hombres, supuso) sentados en la larga mesa.

Este hecho la perturbó por un tiempo moderamente corto, ya que cuando al otro día escuchó las noticias que dió el ya nombrado héroe, la furia le consumió cada una de las moleculas de su cuerpo.

Hijos de puta, menudo hijos de puta.

Blossom tenía un puesto alto en la asociación, más siempre había hombres por sobre ella. No importaba cuanto las súper heroínas reclamaran, muy pocas llegaban a entrar en aquella habitación y sentarse en la tan aclamada mesa. Era un privilegio reservado y eso le hervía la sangre. Ella quería estar ahi, quería cuestionar las decisiones de mierda que tomarían; pero jamás le dejarían pertenecer sabiendo que ella no callaría ante cualquiera de los actos de corrupción que se rumoreaban.

Actos de los cuales ella estaba consciente más nunca había querido creer.

Aquella habitación representaba todo el poder que ella no podía alcanzar.

La impotencia se adueñó de su cerebro y el alcohol incentivó sus pensamientos. Su departamento comenzaba a mostrar pequeñas escarchas y el clima allí era mucho más frio que el que había fuera.

Cuando terminó la botella, la rompió con la misma mano que la había abierto. Pequeños vidrios se encontraban clavados en su suave y tersa mano, y sus uñas arregladas y pintadas de rosa claro se insertaban en su palma.

Voy a matar a ese cabrón.

Apagó el cigarro consumido. Se levantó como alma llevada por el diablo, rompió la ventana y voló a la velocidad de la luz ante esa residencia particular a la cual hizo oídos sordos pero que siempre supo que estaba allí.

Cuando entró, destrozando la pared a su paso, el joven pelirrojo allí sentado se dió vuelta y le sonrió cínicamente.

—¿Qué tal, compañera?

El golpe fue certero y resonó por toda la ciudad, pedazos de pared cayeron y lo único que hacía el Rowdy era reír. Oh sí, lo estaba disfrutando, no había nada más placentero que ver a la estructurada Powerpuff sucumbir a la locura que le provocaba sus deseos egoístas.

— ¿¡Protegidos!? ¿¡PROTEGIDOS!? ¡Los malditos Rowdys, unos protegidos! ¿¡Qué mierda hablaste con ellos Brick!? – lo tomó del cuello de la camisa –. ¿¡Qué has hecho ahora, joder!?

La risa retumbó en su cráneo, estaba perdiendo la cabeza.

— Gané, pelirroja.

— Te has vendido, pedazo de mierda – Brick frunció el ceño ante ésta afirmación.

Los Rowdyruff Boys, odiadores seriales de los súper héroes, anárquicos, tres jovenes que se cagaban en toda la sociedad. Y se habían convertido en protegidos de la asociación, estaban perdonados de todo pecado que hubieran cometido porque "habían decidido colaborar y ayudar a mantener la paz en el mundo".

Blossom jamás se creería eso, Brick tampoco.

— ¿Y tú que mierda has hecho? ¿Dónde estás, zorra? Les has lamido el culo por años, has acatado sumisa sus órdenes y aún sigues sin tener ni la mitad de poder que ellos. ¿Que me he vendido? – rió – He hecho lo que tenía que hacer, tengo el puto poder. ¡La solución siempre estuvo ahí! Hazle el trabajo sucio a unos jodidos cerdos heróicos y tendrás al mundo besando tus pies aunque estén llenos de mierda.

— Eres un asco.

— A toda honra, pero al menos yo voy a la cara. No como tú, con esa pinta de mosquita muerta y bien que te arrepientes de no haber hecho lo que yo antes.

Brick se acercó a ella, la heroína retrocedió un paso. El Rowdy habló:

— Obtuve lo que quería. Jugué el juego y gané. Me arriesgué. ¿Y tú? Ahí parada sin hacer nada. ¿Cómo ibas a esperar entrar a la habitación, eh, Blossom? La solución estaba clara, ibas a recibir odio o amor por eso, pero no tuviste nada. Esperaste, te comprometiste como una monja con el puto celibato. Dime algo, hija de la gran puta, ¿Qué mierda quieres? ¿Qué esperas? Si no te arriesgas por nada en ésta jodida vida, ¿qué mierda vas a ganar?

Los ojos de Brick ardían como la lava de un volcan y quemaban peor que el Sol, sintiendo incluso como le ardía la piel ante el contacto. El Rowdy le miraba desde arriba, altanero. Se dió la vuelta y volvió a reír.

— No eres menos corrupta que yo, pelirroja, solo que no lo has querido asumir.

La súper heroína no soportó un minuto más y huyó volando del lugar, cayendo en un punto del cual no estaba muy consciente. La humillación le dolía hasta la médula, no lo pudo aguantar y, lo que más le hirió, fuera que el hijo de puta tenía razón; que todo lo que había hecho fue totalmente coherente, que si no fuera por sus ideales ella hubiera hecho exactamente lo mismo.

Encendió un cigarro. Al menos le había destrozado la casa, ¿no?

Miró hacia arriba y se encontró con un panorama que la obligó a abrir un poco los ojos.

Era su estatua, la que le habían hecho en conmemoración a ella y a sus hermanas. Se sintió pequeña ante el monumento, que le llevaba unas cuantas cabezas.

Se dió la vuelta para poder observar la obra con mejor detalle. Había sido solicitada por los ciudadanos. Sonrió ante este hecho pero así como la mueca apareció, se desvaneció.

Aquellos ciudadanos algún día le darían la espalda, tal y como la asociación, seguirían al mejor postor sin dudarlo dos veces. Ella, por más habilidades que tuviera, no era nadie contra ese poder. Era así. Ellos eran hormigas insignificantes controladas desde la sombra.

No, ni muerta.

Se llevó el cigarro a la boca y dirigió su mano al monumento. Miró la obra con furia, sus ojos rosas ardían.

Soy "La Comandante y la Líder". Soy más poderosa que cualquiera de estos hijos de puta, y si en algún momento pierdo, podré superarlos. Yo no soy menos que ellos. No me dejaré vencer. Yo soy la hormiga reina. ¡Soy Blossom Utonium!

Una sola rafaga de su poder fue necesaria para que destrozara la estatua en cuestión de segundos.

Y juro que entraré a esa habitación, y la destrozaré.


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The art of the compromise

Hold your nose and close your eyes

We want our leaders to save the day

But we don't get a say in what they trade away

We dream of a brand new start

But we dream in the dark for the most part

Dark as a tomb where it happens

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