Disclaimer: Los derechos de autor de la presente obra, le pertenecen a Lora Leigh. Yo solo adapto a los personajes de Crepúsculo de Stephanie Meyer, con fines exclusivamente lúdicos o de entretenimiento.
Hola! Vuelvo con esta nueva adaptación. El libro es escrito por la autora de novela Romántica/Erótica Lora Leigh y consta de diez capítulos más prologo, por lo tanto es una historia más bien corta. Lxs que ya han leído alguna de mis otras adaptaciones, sabrán que normalmente mis actualizaciones son diarias de múltiples capítulos, pero con esta historia será diferente y la subiré todo en este mismo día. Es un regalo de pascua y porfa díganme que tal les pareció ;)
RESUMEN:
El vecino de Bella no podía ser real. Un hombre que miraba alpan horneado en casa como si nunca lo hubiera probado.
Que destrozaba su césped con la potente desbrozadora y la cortadora de césped.
Un hombre que hacía que sus hormonas se pusieran de pie ygritaran cada vez que lo veía.
Corta su rosal, y se abre paso a través de su reserva para invadir sus sueños por la noche. Pero Edward Cullen es mucho más de lo que parece.
Un Policía de las Castas con un plan. Primero, encontrar el Domador del Consejo que ha rastreado hasta Fayetteville, Arkansas, y segundo, reclamar a la mujer que sabe que le pertenece solo a él.
Hasta que el peligro que ensombrece su vida empieza a ensombrecer también la de ella, y entonces Edward sabe que no pue de esperar para reclamar a la mujer por la que arden su corazón y su alma.
Su vecina de la puerta de al lado tendrá que aceptarle como es, y ahora en sus términos en vez de en los de ella.
Prólogo
«Fuisteis creados. Creados para dar vuestra vida al Consejo de Genética en cualquier momento que se considere apropiado. Sois animales. Nada más.
No tenéis padre. No tenéis una perra como madre. Solo nos tenéis a nosotros. Y nosotros decidiremos si sois suficientemente fuertes como para vivir o morir.»
El sueño era despiadado, sombrío en el recuerdo de quién y qué era él mientras miraba al científico indicar el procedimiento que le había creado.
La mejora genética de óvulos y espermas desconocidos.
La fertilización, el desarrollo antes siquiera de que fuera colocado dentro de una matriz humana. Y finalmente la muerte de cada uno de los recipientes que habían llevado a término a cada Mestizo Felino.
No se ocultó nada a las inmaduras criaturas. Se sentaron en el suelo de sus celdas y miraron el gráfico vídeo diariamente. Lo vieron cada noche en sus sueños.
«No eres humano. Sin importar tu apariencia. Eres un animal. Una creación. Una herramienta. Una herramienta para nuestro uso. Nunca imagines que alguna vez serás algo diferente...»
Edward se removió dentro la pesadilla, años de sangre y muerte pasaron por él. Los golpes del látigo mordiendo su espalda, su pecho.
Horas de tortura porque no había matado lo bastante salvajemente o porque había sido clemente.
El dolor de saber que el sueño de libertad podría ser nada más que una fantasía, rápidamente condenada a muerte.
Se despertó con un sobresalto, con la sangre latiendo en sus venas, el sudor humedeciendo su carne mientras volvían los horrores de los que había luchado tanto para distanciarse.
Respirando bruscamente se alzó de la cama, y se puso unos calzoncillos antes de abandonar el dormitorio.
Inhaló profundamente mientras dejaba el dormitorio, su cerebro procesaba automáticamente los olores de la casa, los examinaba cuidadosamente, buscando anomalías. No había ninguna. Su territorio no estaba corrompido, tan seguro ahora como cuando se fue a la cama.
Frotó su mano sobre el dolor en su pecho, el recuerdo casi siempre presente de aquella última paliza, y el látigo cargado con una corriente de electricidad que enviaba una agonía que resonaba por su cuerpo.
Fuiste creado, no parido. Esas palabras resonaban en su mente mientras abría la puerta trasera y salía al porche. Creado para matar. No humano...
Miró fijamente al vacío triste de las últimas horas de la noche de Arkansas mientras permitía que los recuerdos fluyeran.
Combatirlos solo los hacía peores, solo hacía peores las pesadillas.
Nunca conocerás el amor. Los animales no aman, así es que antes de que imagines que es una ventaja que te espera, ¡olvídalo!
Los entrenadores habían sido rápidos en destruir cualquier parpadeo de esperanza antes de que alentara, tomara forma o insinuara un final a sus torturados sufrimientos. El entrenamiento psicológico había sido brutal.
No eres nada. Eres una bestia cuadrúpeda que anda sobre dos patas.
Nunca olvides eso...
Tu habilidad para hablar no significa que tengas permiso para hacerlo…
Miró fijamente a la noche estrellada.
Dios no existe para vosotros. Dios crea a Sus hijos. No adopta animales...
La destrucción final. Un silencioso gruñido curvó sus labios mientras lanzaba una mirada de odio a la brillantez del cielo que nunca se había supuesto que vería.
—¿Quién nos adopta entonces? —gruñó al Dios que le habían enseñado que no tenía tiempo para él o para su raza— ¿Quién?
Pobre Edward! Yo lo adopto!
