AU inspirado en el 1x02 de TF&TWS.
Dedicado a Natalie Annick Malfoy Granger, ya que fue en una conversación con ella donde se me ocurrió esta idea. Espero que te guste. :3
Terapia de pareja
La puerta de la consulta de la psicóloga se abre y de ella sale la doctora Christina Raynor. Mira a los pacientes que hay en la sala de espera y se fija en la pareja que tiene enfrente.
—James, Sam —dice con voz serena—. Cuando queráis.
La doctora les señala dónde sentarse cuando entran al despacho, mientras se sitúa tras su escritorio. Coge una carpeta y comienza a anotar algunas cosas en una libreta que ninguno de los demás presentes sabe qué es.
Mira a ambos hombres, cruza sus manos, apoyándolas en la mesa, y comienza a hablar:
—Bien, ¿sabéis a lo que habéis venido?
Los dos se miran mutuamente y asienten. Bucky aparta primero la vista y la clava en un punto fijo de la mesa. Se cruza de brazos. Sam carraspea y hace lo mismo.
—¿Quién quiere empezar primero?
Ninguno responde. La doctora alza la cabeza para mirarlos mejor.
—Muy bien, James, ¿por qué no rompes tú el hielo?
Bucky resopla y se yergue en su asiento. Frota sus manos en el regazo y toma un poco de aire antes de comenzar:
—De acuerdo. Aunque no sé qué es lo que tengo que decir.
—Cómo te sientes, por ejemplo —le ayuda Raynor.
—Frustrado. —Sam le mira con una ceja levantada y se remueve en su silla.
—Frustrado —repite la psicóloga—. ¿Y qué más?
—Y ansioso. Supongo que esa es la palabra.
—¿Y por qué estás ansioso, James?
Bucky niega con la cabeza, sin saber muy bien qué responder.
—Porque fuimos demasiado rápido en nuestra relación, diría yo —interrumpe Sam. La doctora Raynor le dedica una mirada reprobatoria por aquello.
—Prefiero que sea él quien lo diga.
—Tiene razón. Creo que nos precipitamos en casarnos tan rápido.
—Muy bien, ¿alguno de los dos quiere hablar de cómo empezó todo?
Bucky mira a Sam, preguntándole así si quiere ser él quien relate todo. A él se le dan mejor estas cosas. Sam asiente. Por primera vez en semanas están de acuerdo en algo.
Se aclara la garganta y empieza a relatar cómo se conocieron años atrás, pero que no fue hasta poco antes del chasquido de Thanos que comenzaron a tontear. Al principio era solo eso, un simple flirteo, pero poco a poco se convirtió en algo más que eso y, cuando al fin quisieron dar el siguiente paso, desaparecieron del mapa tras el chasquido. Cuando regresaron cinco años después, tuvieron que sufrir muchas pérdidas que lloraron. Una de ellas, la de Steve Rogers, el mejor amigo de Bucky. Sam fue el mayor apoyo del Soldado de Invierno durante su duelo. Y, en un arrebato de sinceridad, le confesó sus deseos de querer dar un paso más en su relación. Ni siquiera se dieron cuenta cuando se encontraban frente a un concejal, firmando el acta de matrimonio.
—¿Y qué creéis que es lo que está fallando?
Bucky juguetea con sus dedos. Mira de soslayo a su marido y se remueve en su asiento.
—Todo tiene que ver con el escudo del Capitán América.
Raynor frunce el ceño, sin entender. Se echa hacia atrás en su sillón y cruza las piernas. Regresa a sus notas y garabatea algo en la libreta.
—¿Podéis explicarme esto?
—Sam se lo cedió al gobierno.
—Lo hice porque creo que era lo correcto.
—Pero Steve te lo entregó a ti, no a ellos.
Sam dio un largo suspiro.
—Y yo lo hice porque no me veo capaz de serle fiel a ese escudo.
—¿Y para eso tienes que dárselo al primero que pillaste?
—Yo no hice tal cosa.
—Esperad —les interrumpe Raynor, necesitando una pausa para calmar el ambiente—. Vayamos por partes: James, ¿por qué crees que Sam hizo mal en dar el escudo?
—Steve era mi mejor amigo. Era casi como un hermano para mí. Y él confió en él para sucederle. No entiendo por qué lo aceptó si no tenía intención de usarlo.
Sam quiere replicar, pero Raynor alza una mano para impedirlo. Señala a Bucky, que es quien aún tiene la palabra. Sam asiente, disculpándose así.
—Entonces, por lo que cuentas, crees que Sam ha traicionado a Steve por donar el escudo al Gobierno, ¿no es así?
—Supongo que sí.
—Y dime, James, ¿qué hubieses hecho en su lugar? Quiero decir, si Steve te hubiese dado a ti ese escudo y, de repente, un día, te das cuenta de que no sabes qué hacer con él, porque te resulta una responsabilidad muy grande.
Bucky frunce el ceño. Sabe a dónde quiere llegar, pero no le va a dar el gusto de darle la razón a Sam.
—Hubiese hecho lo imposible por tenerlo en mi poder. Tal vez lo hubiese guardado hasta que estuviera preparado.
—Muy bien. —Raynor anota más cosas en la libreta y regresa la mirada a los dos hombres, más en concreto a Falcon—. Tu turno, Sam.
Sam se cruza de piernas y apoya las manos en su regazo. Habla sosegadamente.
—Sé que puede parecer que cometí un error, que traicioné la confianza de Steve, pero precisamente él me hubiese aconsejado que siguiera a mi corazón e hiciera lo correcto.
—¡Y un carajo te hubiese dicho eso! —protesta Bucky, enfadado.
—James, tu turno ya terminó. Ahora es el de Sam y debemos escucharle al igual que te hemos escuchado a ti.
Bucky se cruza de brazos y refunfuña.
—No fue una decisión fácil, ni tampoco premeditada. Lo estuve pensando durante semanas, si no meses…
—Sam, respóndeme ahora: ¿hablaste con James en algún momento sobre esto?
Bucky niega efusivamente con la cabeza. No puede hablar, no es su turno, pero quiere dejar claro su postura.
—Me temo que la respuesta es no. Quise hacerlo, pero no sabía cómo se lo iba a tomar.
—¿Y por qué no se lo consultaste? Es decir, ¿por qué no esperaste a saber su opinión?
—No lo sé. En el fondo pensé que sería más comprensivo.
—Muy bien. —Vuelve, una vez más, a escribir en su libreta; mira a ambos con las manos entrelazadas—. Esto va dirigido a ambos: ¿soléis ser sinceros el uno con el otro?
Bucky mira a su esposo y este le devuelve la mirada.
—No siempre le cuento todo —responde el Soldado de Invierno—. Hay muchas cosas que me gusta guardarlas para mí.
—¿Y qué tipo de cosas son las que le ocultas?
Bucky se lo piensa un poco antes de responder:
—Durante años, tuve que hacer cosas que no quería hacer. Y esas cosas aún permanecen en mi mente y las quiero olvidar. Pero no es fácil y a veces tengo pesadillas.
—¿Has pensado en que, si se lo comentases, tal vez esas pesadillas cesen?
Bucky niega con la cabeza.
—No creo que eso sirva de algo.
—¿Lo has intentado al menos?
—No —contesta con rotundidad—. Puede que algún día lo haga, no lo descarto, pero ahora no puedo.
—¿Estarías dispuesto a hablar de eso con Sam sobre esto? Sobre tus miedos y pesadillas.
—No lo sé. Puede. Pero él tampoco es sincero conmigo.
—Sam, ¿quieres hablar sobre eso?
Falcon mira a Bucky de reojo.
—Yo creo que no hay mucha cosa que le haya ocultado. Le he hablado de mi familia, de mis miedos y de mis inseguridades con respecto a todo. Es posible que cometiera el error de no hablarle sobre lo que pretendía con el escudo, pero no lo hice adrede. Simplemente, quería hacerlo porque era algo mío.
—Sabiendo ahora la opinión de James, el hecho de que este sea un conflicto entre ambos, ¿te arrepientes de lo que hiciste con el escudo?
—Sigo pensando que hice lo correcto —mira de reojo a Bucky, que le observa negando con la cabeza—, pero de lo único que me arrepiento es de no haberlo consultado con él. De no tenerle en cuenta.
—James, ¿quieres añadir tú algo más?
—Sí. —No aparta la vista de Sam mientras habla—. Creo que lo que peor llevo de todo este asunto es saber que cayó en manos de alguien que no se merece llevar ese escudo entre sus manos, y que debió escoger personalmente a quién entregárselo.
Raynor mira a Sam, intrigada.
—¿Tú sabías a quién se lo iban a dar, Sam?
—No. Quise que fuesen ellos quienes decidieran. Yo no soy quién para ello.
—Sí que lo eres, Sam —replica Bucky—. Eres la persona a la que Steve eligió para ser su sustituto, pero preferiste renunciar y hacer lo que te dio la gana.
—Veo que este asunto no se va a solucionar ahora —interrumpe la doctora, escribiendo más en la libreta—. Pero podemos hacer un ejercicio ahora mismo. Tan solo necesito que me contestéis a una pregunta muy simple: ¿queréis solucionar vuestras diferencias, vuestros conflictos, o estáis seguros de que no tiene arreglo?
—Por mi parte, sí que quiero —contesta Sam, con tanta rapidez que a Bucky le sorprende.
—Estupendo, ¿y tú, James?
Bucky tarda en responder y se lo piensa un poco más.
—Supongo que sí.
—Si no estás de acuerdo, puedes decirlo sin miedo, James.
—Quiero intentarlo.
—Perfecto. Ahora, lo que quiero es que os miréis a los ojos y olvidéis por un momento el asunto del escudo del Capitán América. —Ambos hombres obedecen—. Cogeos de la mano o de las dos, como queráis. —Obedecen, una vez más—. Y quiero que os digáis todo lo que os guste del otro. Nada de cosas negativas, ¿entendido? James, empieza tú.
Le cuesta varios segundos poder hablar, pero al fin lo hace:
—Aprecio que seas tan leal, a pesar de… —la doctora carraspea a modo de reproche, recordándole qué es lo que no debe hacer, a pesar de ese error —termina diciendo—. Me gusta que siempre estés dispuesto a ayudar a los demás y entiendo por qué Steve te escogió a ti.
—¿Algo más?
—Sí. También me gusta que seas comprensivo conmigo y no me agobies con nada. Ni siquiera me fuerzas a que te hable de mi pasado. Y eso que apenas te he contado nada.
—Sam, tu turno.
Falcon asiente y se aclara la garganta ligeramente. Aprieta la mano que tiene sujeta a Bucky con firmeza, le mira muy serio a los ojos y comienza a hablar:
—Me gusta lo buen soldado que eres. A pesar de quién te entrenó para ello, pienso que hicieron un buen trabajo. E incluso te envidio por ser mejor que yo en eso. Me gusta que, precisamente por todo aquello, hayas conseguido recuperar al James Bucanan Barnes que un día Steve Rogers conoció, y estoy muy orgulloso de ti por eso mismo. Me gusta que me digas las cosas a la cara, sea para bien o para mal. Me gusta que, aunque no seas una persona muy afectiva, sepas hacerme ver que siempre puedo contar contigo para lo que sea.
Bucky le mira sorprendido. No esperaba aquellas palabras y ahora no sabe qué decir.
—Ahora —prosigue Raynor—, debéis responder lo siguiente: ¿os arrepentís de haberos casado?
—No —responde tajante Sam ante la mirada aún atónita de Bucky—. Y jamás lo haré. Eres un buen soldado, un buen guerrero, un buen compañero, un buen amigo. Y no tengo intención de que cambies, porque yo te acepto tal como eres. Lo demás me da igual.
Bucky aún está digiriendo lo que acaba de escuchar de boca de su esposo.
—¿Y tú, James? ¿Qué opinas al respecto?
Mira fugazmente a la psicóloga y regresa la vista a Sam, quien le acaricia inconscientemente la mano con el pulgar.
—Supongo que yo tampoco.
—¿Supones? —le pregunta Raynor.
—Me refiero que, a pesar de ser un idiota que no me ha tomado en cuenta con algo tan importante como lo del escudo, a pesar de que no me gusta lo que hizo, tampoco me arrepiento. Fuiste mi mayor apoyo en mi peor momento y eso jamás lo olvidaré.
—¿Estarías dispuesto a perdonar a Sam por su error?
Bucky da un largo suspiro y mira a la doctora.
—Sí, claro que sí. Aunque no pienso negar que me va a costar bastante poder hacerlo del todo.
—Bueno, si queréis mi opinión, os falta trabajar mucho este tema. Está claro que os falta mucha comunicación, ya que es bastante perjudicial para que un buen matrimonio siga adelante. Para nuestra próxima visita, quiero que me habléis sobre el siguiente ejercicio que hagáis en casa, o cuando estéis juntos, me da igual dónde sea: cada vez que uno haga algo bien, sea lo que sea, el otro debe hacérselo saber. Y se debe agradecer el reconocimiento.
Ambos hombres asienten y se ponen en pie.
—Eso es todo. Nuestra primera sesión ha llegado hasta aquí, señores —les informa la psicóloga—. Os espero aquí la próxima semana. Y con los deberes hechos, espero.
Le estrecha la mano a cada uno y les acompaña hasta la puerta, donde anuncia al siguiente paciente.
Sam y Bucky caminan en silencio hasta el coche. Llevan desde que salieron de la consulta sin soltar sus manos entrelazadas. Al entrar en el auto, Bucky se queda pensativo y mira a Sam, dubitativo.
—¿Todo lo que has dicho ahí dentro es cierto?
Sam arranca el coche y emprende el trayecto hasta casa.
—¿Acaso lo dudas?
—Nunca me lo habías dicho.
—¿Necesitabas escucharlo para saberlo?
—Sí. Me parece que Raynor tiene razón: tenemos muy poca comunicación.
—¿Tanto te sorprende lo que dije de ti? Pensé que de algún modo ya lo sabrías.
—Sabía algunas cosas, pero no tenía idea de que… —Bucky para de hablar en seco. No se atreve a decirlo.
Sam detiene el coche frente a un semáforo en rojo.
—¿De que estoy orgulloso de ti? Sí, lo estoy. Y mucho, además.
Una leve sonrisa se asoma por el rostro de Bucky.
—Aunque me va a costar perdonarte lo de Walker, la verdad…
—No estoy orgulloso de que acabase en manos de ese… —hace una breve pausa, pensando lo que va a decir— soldado. No pensé que se lo dieran a alguien tan arrogante.
—¿Admites, pues, que te equivocaste?
Sam le responde poniendo los ojos en blanco.
—No pienso admitir nada.
Bucky le mira, recordando otras palabras que ha dicho sobre él.
—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —inquiere Sam.
—¿De verdad piensas que no soy nada afectivo?
—¿Acaso lo eres?
Bucky se encoge de hombros.
—No lo sé. Pensé que te gustaba así.
—Y me gusta. Tampoco quiero que seas un terroncito de azúcar. Eso sí que no lo soportaría.
Bucky se echa a reír.
—Bueno, si te sirve de consuelo, tú eres mejor besando.
Ahora el que ríe a carcajadas es Sam.
—Esto parece una competición —comenta retomando el camino.
—No lo es. Solo lo he dicho para que no te sientas tan mal por ser peor soldado que yo.
—¿Que soy peor soldado que tú?
—Eso has dicho.
Falcon niega con la cabeza entre risas.
—¿Y me lo vas a restregar de por vida?
Bucky sonríe ampliamente, asintiendo, mientras Sam aparca frente a casa.
—Pero sigo pensando que eres mejor besando que yo.
—Algo bueno tenía que hacer, ¿no? —le dice mientras bajan del coche.
—A mí me parece bien. Y me gusta.
—Pues, en ese caso —empieza a decir, metiendo la llave en la cerradura—, déjame que te demuestre que sé hacer muchas más cosas aparte de besar bien.
—Vas a necesitar mucho más que eso para que te perdone, ¿eh?
Sam ignora las últimas palabras de Bucky. Abre la puerta empujándola con el culo, agarra a su marido del jersey y lo arrastra hasta él con una sonrisa pícara en los labios, metiéndose en la casa de golpe.
—Eso está por ver.
NDA: Pues este ha sido mi primer fic en este fandom, y estoy bastante satisfecha.
Eso es todo. Cualquier comentario será bien recibido.
Un saludo y hasta la próxima.
~Miss Lefroy~
