El Guerrero Dragón
Temporada 1
Capítulo 1
El regreso de un héroe. Primera parte
Jake Long: el dragón occidental, DC, Marvel, La Liga de las Américas, El Chapulín Colorado, Kalimán, Zooman y los personajes de la lucha libre mexicana no son de mi propiedad.
En alguna parte en las carreteras a las afueras de Morelia, Michoacán, México.
Estaban contra la pared, sin salida alguna. Dos dragones, uno rojo y otro marrón, perseguían unos camiones por las carreteras mexicanas. ¿Qué les impedía encargarse de su misión? Los clásicos supervillanos con rehenes. Pero estos no eran rehenes comunes: eran bebés recién nacidos, aproximadamente unos treinta.
El dragón rojo, Pancho Díaz, sabía que era imposible ganar. Se enfrentaban a todo un contingente del Clan de Cazadores, un grupo de humanos cuya única meta es eliminar a todas las criaturas mágicas del mundo, al creer que estas son una amenaza para la humanidad. Dos dragones solos no están a la altura del problema. En cambio, su esposa, Xochi Rubio, no estaba de acuerdo. Como dragones, se habían comprometido a defender al mundo mágico, pero no podía dejar que unos terroristas separaran familias y secuestraran niños para adoctrinarlos y meterlos a sus filas. Ella no podía imaginarse si le pasara eso con su propio hijo.
-No podemos, Xochi. Tenemos que retirarnos- gritó Pancho mientras esquivaba un rayo verde que le habían disparado.
-Sí podemos. Yo los distraigo. Tú salva a los niños.
Sin dar espacio a la discusión, la dragona voló en picada contra el grupo de cazadores que los atacaban, derribando a unos cuantos. Logró hacer que todos retrocedieran y, para evitar cualquier inconveniente, lanzó una llamarada de fuego entre ella y los bebés, dejando a sus enemigos de su lado. Así no podrían atraparlos.
Los cazadores estaban liderados por su maestro. Todos vestían igual: un traje morado con un símbolo rojo en medio y con un cráneo de dragón como casco, demostrando que ya habían asesinado una de esas criaturas en el pasado. Desagradable. Lo que diferenciaba a los esbirros del jefe era la capa que esté último portaba, hecha de una piel gruesa. Sus caras no eran reconocibles, al portar debajo del cráneo una máscara negra.
Francisco, por más que deseara convencer a su esposa de la mala decisión, se dio cuenta de que era tarde para discutir. No habría otra salida además de seguir el plan. El dragón bajó en picada y, rápidamente, tomó el enorme contenedor donde estaban los bebés. Movió como nunca sus alas y, con un enorme esfuerzo, logró levantar el recipiente y alejarlo del camión. Era muy pesado. Con prisa, el reptil lo dejó en un sitio seguro por la carretera y regresó al camión. Había visto hace media hora a la policía, así que ellos se encargarían de ellos. Ahora, debía ayudar a su esposa y sacarla rápidamente de ahí.
La vio a la distancia, combatiendo mano a mano contra esos psicópatas. Era buena, pues ya había desarmado a unos cuatro y noqueado a siete. Tal vez no necesitaba ayuda después de todo.
Se equivocó.
Atrás de Xochi se levantó el debilitado maestro de los cazadores. Tomó su lanza personal y, con una velocidad sobrehumana, encajó el arma en la espalda de la dragona. La punta sobresalió por el otro lado, y la sangre brotaba y brotaba sin cesar.
-¡NO!
Para terminar con su cometido, el Cazador tomó un cuchillo de mano y lo encajó detrás de la oreja izquierda de la reptil, uno de los puntos débiles de los dragones. La muerte reclamó a otra criatura mágica en esta batalla.
Díaz no lo podía creer. A toda velocidad, voló contra el asesino de la mujer que amaba, garras extendidas. Nunca había matado, pero esta vez no había perdón. Le quitaron lo más importante en la vida, y habría consecuencias.
Sin embargo, el Cazador se dio cuenta a tiempo y logró esquivar el golpe. Con su lanza en mano intentó defenderse, para ver que el dragón no se contenía, algo que no había visto nunca. Pero, como era un gran estratega en el campo de batalla, tuvo una idea.
La razón por la cual los dragones cazaban a este grupo no era por el secuestro de niños, si no por el robo de unas piezas mágicas provenientes de la cultura purépecha. Podía usar esas mismas piezas para acabar con su rival.
El asesino ordenó a sus cazadores que lo cubrieran. Fieles a su líder, todos se lanzaron al combate contra el feroz dragón. Para su sorpresa, no se contenía. En lugar de sentir fuertes golpes, sintieron sus garras ser encajadas directamente en sus corazones. Cayeron muertos uno tras uno. Para su ventaja, su maestro consiguió su objetivo y, extendiendo un amuleto, disparó un rayo de magia a su rival.
Pero, para su decepción, la bestia se percató e intentó tomar el amuleto también. Finalmente no pasó nada. No todo estaba acabado aún, pues a pesar de que el hombre tenía al monstruo sobre él, con una patada se deshizo de él. Solo era cuestión de ir por su lanza y, tras chocarla con el piso, desapareció de la escena. El cobarde huyó como siempre lo hacía. Pero no sin dejar un regalo. Una bomba explotó después de irse.
Francisco sobrevivió a la explosión gracias a sus escamas, pero por desgracia, todo se perdió. Los amuletos, los cazadores, y lo más importante: su esposa. Ya no estaba ahí.
Por fortuna logró rescatar el cuerpo. No podía imaginar a esos asesinos llevándose el cuerpo y cortando su cabeza para hacer otro horrible casco. El pensamiento le repugnaba.
Ahora su cuerpo, inmóvil, estaba a sus pies. No debió salvar a los bebés. Debió volar más rápido. Hasta tal vez ser él el que perdiera la vida, pero no así. Hace años dejó a su familia atrás por ella, pero ahora que no estaba, ¿podría huir de su pasado?
Aún tenía otra cosa a la que cuidar y era un niño de nueve años. Lo dejaron en casa mientras ambos salían a cumplir su misión. De todas formas, Pancho no pensó en él. Estaba devastado y solo quería regresar a casa, tal vez esconderse para siempre. No podía con su pérdida.
Jesús, el niño humano que tenían, no había desarrollado aún sus poderes de dragón. Pasó la tarde en su cuarto, haciendo trabajos de la escuela. Sin saber absolutamente nada de lo que sucedió, escuchó un aleteo fuera de su casa. Alegre, corrió a recibir a sus padres. Era feliz con la vida que le tocó, a pesar de ser un niño humano con padres "monstruos".
Tuvo una gran sorpresa al ver a su padre, en su forma de dragón, golpeando uno de los muros. Le preocupó lo que ocurría, pero otra pregunta pasó por su cabeza.
-¿Y mami?
Aunque el dragón fuera eso, algo alejado de lo humano, sintió su corazón partirse con la pregunta. Cayó al suelo, con lágrimas en los ojos.
Inicia intro
Termina intro
Santiago de Querétaro, México
Ese sábado no era uno cualquiera, pues iba a ser el día de un viaje a Teotihuacan. Jesús escuchó la alarma de su cuarto sonar, así como sintió los rayos del sol pasar por las cortinas de su cuarto hasta su rostro. El chico se levantó. Era una persona como cualquier otra a primera vista, y últimamente muy estresada. Entre lecturas, salidas con amigos y exámenes parciales aproximadamente, no tenía tiempo suficiente para dedicárselo a sí mismo. Por lo menos este viaje lo podría disfrutar.
Jesús comenzó a prepararse para el día. Era una persona de tez morena, cabello negro y ojos cafés. Era de una estatura promedio y algo flaco. Una de las características que más lo identificaban era un lunar en su nariz. Primero pasó al baño para asearse, después se vistió con una playera negra con la Piedra del Sol y unos shorts beige y finalmente preparó su mochila. Como era un viaje escolar, debía estar listo. Tras meter una libreta, unas plumas, dinero y un libro de la zona arqueológica que estaba leyendo, lo tenía todo listo. Mientras pensaba si se le olvidaba algo, una voz se escuchó del piso de abajo.
-¡Jesús, el desayuno ya está listo!
-¡Ya voy!
Jesús tomó su mochila y bajó con ella al comedor. Sobre la barra de la cocina estaban listos dos platos de chilaquiles, una de las comidas favoritas de Jesús. Pero en la cocina había algo que hubiera hecho desmayar a cualquiera. Un dragón occidental rojo, con cabello completamente verde y unos profundos ojos amarillos preparaba algo de café. Se paraba como cualquier humano, en sus patas traseras, mientras que las delanteras las usaba para sacar unas tazas de las repisas. Sus escamas eran brillantes y relucientes, sus garras negras como la noche y no estaba vestido. Al oír con sus oídos, los cuales eran más poderosos que los de un humano normal, los pasos de su hijo, sonrió y se dio la vuelta.
-¡Buenos días! ¿Café?
-Sí, por favor.
El chico era hijo de una larga línea de dragones, seres de mucho poder que han protegido a las criaturas mágicas del mundo por milenios. Su padre, Francisco, era uno de ellos, pero después de la muerte de su madre terminó por retirarse, y ahora solo trabajaba en cuestiones administrativas en el mundo mágico. Los extraños artefactos que usó el Cazador la noche que tanto le dolía recordar afectaron de una terrible forma al dragón, haciendo que sus habilidades para convertirse en humano se esfumaran. Estaba atrapado en su forma dragón.
A su hijo le pasó al revés. Algunas generaciones jamás nacen como dragones, sino que se mantienen como humanos comunes y corrientes toda la vida, puesto que el gen de dragón nunca se activa. Aún así, puede que uno de sus hijos sí pueda ser una de esas míticas bestias.
-¿Listo para tu viaje?- preguntó Francisco mientras servía el café.
-Sí. Estoy emocionado por ir. He estado leyendo un poco de la civilización teotihuacana y creo que se ha convertido en mi favorita.
-¿Y eso por qué?- preguntó curioso mientras se sentaba al lado de su hijo.
-Es que hay tanta información de ellos y sabemos tan poco. ¿Sabías que hicieron golpes de estado en ciudades mayas? ¿O que tenían un barrio oaxaqueño en la ciudad?
-Tal vez puedas hacer tu tesis sobre eso.
Eso le gustaba a Jesús. Su padre lo apoyaba en todo, inclusive en la decisión de convertirse en historiador, un empleo con no muchas posibilidades de éxito en el país. Por fortuna para él, era bastante bueno en lo que hacía, lo cual le permitiría llegar lejos.
-¿Y tú qué vas a hacer hoy? ¿Ibas a la isla, no?
El dragón se dio unos segundos antes de contestar. Abrió la boca y soltó las palabras.
-Hoy, pues, tengo una cita con el Consejo. Quieren que los asista para contener un objeto de gran poder que debe ser destruido por el bien de todos.
Algo no estaba bien. Parecía que su padre ocultaba algo. Jesús decidió no seguir con el tema. Debía haber una razón por la cual no se expresaba con claridad como lo solía hacer.
El desayuno pasó sin nada más de importancia. Padre e hijo hablaron de los temas que le interesaban al chico sobre la ciudad prehispánica. A sus espaldas, mientras charlaban, algo se movió. Un extraño amuleto bajó en silencio desde las escaleras, volando sin ser percibido hasta los bolsillos traseros del estudiante. Él no sintió siquiera eso.
-Bueno, hijo, creo que ya te debes ir. Suerte y diviértete.
Francisco se levantó de su asiento, abrazó a su hijo y le dio un beso en la mejilla de despedida. No podía quedarse ahí, ya que tenía sus propios pendientes. Mientras subía las escaleras, despidiéndose de su hijo, este último tomó su mochila y caminó a la puerta. Después de agradecer y despedirse también de su padre, Jesús abrió la puerta de la casa, listo para ir a su aventura.
CU, UAQ, Querétaro.
Díaz no vivía lejos de la universidad, pues su casa se encontraba a unas pocas cuadras de esta, aunque sus clases se daban en un edificio del centro histórico de la ciudad; no el espacio al que iba. No tardó en llegar y, cuando lo hizo, notó que ya varios de sus compañeros se encontraban ahí, platicando unos con otros, esperando a que diera la hora para subir al autobús que los esperaba e irse de viaje.
Para su felicidad, dos de sus amigos ya estaban ahí: Fátima García y Martín Aguilar. Fátima no era mexicana a pesar de haber nacido en San Juan del Río. Sus padres sí eran de allá, específicamente de Sevilla. Tenía un sedoso cabello largo de color oscuro y era de las más altas del salón. Pero su apariencia física no debe engañar, pues ella es también una de esas dragonas protectoras del mundo mágico. Al transformarse toma la apariencia de un dragón europeo de color blanco y un vientre azul celeste. ¿Su nombre clave? Dragona queretana.
Martín sí era completamente humano. Era buen amigo de la familia y, por ello, le confiaron el secreto. Conocía bien el mundo mágico y se veía genuinamente interesado en él, sobre todo para ayudar a sus amigos siempre que fuera necesario. Él era rubio y con aspecto físico musculoso. Se dedicaba mucho al ejercicio. Por desgracia, el tiempo que invertía en el gimnasio era tiempo perdido para realizar las tareas escolares.
Ambos estudiantes discutían entre sí, sin notar a su amigo acercarse a ellos. No se dieron cuenta hasta que este les saludó desde lejos. Martín fue el primero en responder.
-Jesús, por favor confirmame que tengo razón. Nuestra querida Fátima aquí dice que no había que traer un ensayo para hoy, pero yo digo que sí. ¿Tengo razón, verdad? ¿Y me pasas el ensayo? No hice nada.
-Te va a decir que no hay, pero tú por alguna extraña razón jamás me haces caso.
Jesús se rió del dilema de sus amigos. Siempre se comportaban así al llegar al salón de clases.
-Tranquilo, no hay tarea, al menos no para hoy. Recuerda hacer las fichas para el lunes y el reporte del viaje para el martes.
Fátima miró con una cara de "te lo dije" a su amigo, quien cruzó los brazos en señal de inconformidad. La maestra encargada del viaje pronto se acercó a ellos e indicó que todos podían comenzar a subirse al camión para partir. Emocionados, todo el grupo abordó el vehículo y pronto iniciaron el camino a la vieja ciudad. Los tres amigos se sentaron al fondo del camión, sobre todo para poder hablar con libertad de cualquier tema sin miedo a revelar algún misterio. Fue una buena decisión, pues al inicio Fátima habló de su última aventura.
-¿Tu padre estará disponible mañana? Descubrí qué pasó con los artefactos que usaron sobre él hace años. De hecho no están tan lejos. Están en la ciudad.
-¿Y para qué los quieren? ¿Lo descubriste?- dijo Jesús, deseando conocer un poco más de la naturaleza de esos sonados objetos.
-No estoy segura. Pensaba descubrirlo al lado de tu padre y de Gustavo.
-¿Quién es Gustavo?- preguntó Martín.
-Es el dragón de México, el encargado de proteger todo el país- respondió Jesús. Después regresó a mirar a su amiga.- Tal vez puedas llamarle cuando lleguemos a Teotihuacan. Le encantará tener una oportunidad de acabar con el Cazador.
-Es lo que pensaba hacer.
Fátima sonrió al decir esas últimas palabras. El sonido del celular de Martín interrumpió el momento. Este sacó el dispositivo y examinó el mensaje que le llegó. Sus dos amigos miraron con curiosidad lo que sucedía. No se sorprendieron al ver que su amigo revisaba las noticias.
-¿Algo interesante pasó?- le preguntó Jesús.
-Sí, pero nada bueno. El fiscal de distrito de Ciudad Gótica, Harvey Dent, fue arrestado tras casi asesinar a un grupo de mafiosos. Parece que ahora tiene el sobre nombre de "Dos Caras" y lo atrapó Batman.
-¿Harvey Dent? ¿Qué le pasó?- Jesús estaba confundido. El fiscal era muy conocido en todo el mundo y se le consideraba una importante fuerza política.
-Aquí dice que desde hace años tiene un trastorno psicológico de doble personalidad, una de las cuales es violenta. Además, tuvo un accidente donde se quemó y desfiguró la mitad de la cara. Supongo que por eso el nombre.
-Qué pena que la ciudad dependa de otro psicópata para sobrevivir- murmuró Fátima. Sus dos amigos la lograron escuchar.
-¿Batman? Pensé que te agradaría. ¿No haces tú lo mismo?- respondió Martín. Jesús comenzó a sentir un poco de tensión levantarse. A fin de cuentas, su amigo idolizaba al enmascarado.
-Él y yo no nos parecemos en nada. Está enfermo. No duerme, gasta toda su energía en peleas nocturnas todas las noches, y sin hablar del trauma que tuvo que pasar para vestirse como un murciélago todas las noches. Yo no confiaría en alguien así y que parece conocer a todos y cada uno de los habitantes de la ciudad mejor que ellos mismos. Yo estoy regulada por el Consejo y créanme que, aunque hay mucha burocracia, es mejor- Fátima habló con desprecio. Jesús no sabía que despreciaba tanto a los superhéroes.
Jesús se puso a reflexionar. Si ella tenía tan mala visión de Batman, peor perspectiva tendría de Tony Stark, famoso no solo por salvar al mundo en un traje de metal, sino también por ciertos hábitos de consumo de alcohol. ¿O los X-Men? Todos los percibían como otra especie y los discriminaban. O tal vez ella los vería de mejor manera al nacer también con poderes. Tal vez le podría preguntar.
-¿Y qué hay de la Liga Latina? Ya sabes. El Chapulín Colorado, El Santo, Blue…
-El Chapulín no era calificado para ser un héroe, y los luchadores se dedicaban más a ganar dinero en el ring que a ser héroes. Ese es el problema con la gente dotada en el país. Solo les interesa promocionar marcas y ganar dinero. Mira por ejemplo a Mamá Lucha o La Liga de las Américas.
-Tiene un punto, Martín. En México no es que exista una cultura heróica como en Estados Unidos. Son pocos los que se parecen a los de allá como Kalimán o Zooman. Tampoco es que se hable mucho de los mutantes, fuera de que trabajen para una empresa o haya habido un accidente en algún lugar.
Jesús no estaba en contra de los héroes o deseaba que todos se registraran bajo un organismo como Fátima, pero debía admitir que los de Estados Unidos hacían más actividades para salvar el mundo en comparación a los mexicanos, o latinoamericanos incluso. Capitao 7 en Brasil, Sónoman en Argentina o Cobre en Chile eran de las pocas excepciones. Los demás solo se preocupaban por vender su marca o promocionar empresas, y rara vez se dedicaban a evitar un robo o algo así. Ser superhéroe era un negocio.
La discusión se mantuvo entre los amigos. Aunque había algo de tensión entre Martín y Fátima, ambos escucharon las ideas. Era interesante hablar de esta temática. Algunos compañeros de clase escucharon el tema y, por interés, se unieron a la charla. Fue fácil pasarse así las horas de viaje.
Mientras tanto, el extraño amuleto del pantalón de Jesús volvió a moverse, ahora a su mochila.
Teotihuacan, México
Tras tres horas de viaje el grupo llegó a Teotihuacan. Todos del camión y recibieron indicaciones de la maestra. Podían ir al sitio de la zona arqueológica que deseasen, siempre y cuando llegaran a la base de la Pirámide del Sol a la hora indicada para irse. Los chicos se dividieron y cada quien fue a una zona distinta. Unos fueron a ver las pirámides, otros al museo del sitio y otros a los barrios. Pero Jesús, sus amigos y otros compañeros fueron a la Ciudadela, una plaza al sur del sitio donde está la imponente pirámide a Quetzalcóatl. El grupo se acercó al sitio y comenzaron a ver el lugar, cada uno a explorar el lugar que quisieran.
Jesús se paró junto a sus amigos para escuchar la indicación de un guía sobre la pirámide. El templo fue edificado para representar a los gobernantes, muy apegados a la Serpiente Emplumada. Todos estaban tan entretenidos con la explicación y escribiendo sus apuntes. Nadie, ni Jesús, se enteró de la llegada de un hombre extraño, quien silenciosamente tapó la nariz del chico con un pañuelo. Él intentó gritar, pero falló. Había algo que lo hacía dormirse. Por un momento pensó en cloroformo, pero parecía más una magia poderosa. A los pocos segundos perdió la consciencia.
El chico no supo cuánto tiempo pasó después de eso. Poco a poco recobró la consciencia. Alguien lo arrastraba por el suelo, probablemente su secuestrador. Tardó en abrir, pero cuando lo hizo, notó que caminaban por un túnel levemente iluminado por unos focos colgando del techo cada ciertos metros. Escuchó una puerta de piedra deslizarse y después fue arrojado contra un pilar de piedra al fondo de la habitación a la que entraban. Era circular y antigua. Las paredes estaban repletas de pinturas antiguas, claramente teotihuacanas por lo que el estudiante sabía. Posó su mirada sobre su secuestrador. Era un hombre anciano pero con muchos secretos. Usó magia para dormirlo. ¿Pero quién era? ¿Por qué lo quería? Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz del extraño.
-Es increíble. Escogió un nuevo portador y no me avisó. Voy a ahorcar a esa serpiente cuando la vea.
El hombre observaba un extraño amuleto de oro. Jesús no lo vio bien, pero le parecía que tenía la figura de la Serpiente Emplumada, igual a los de la Pirámide. Se dio la vuelta y notó al chico con los ojos abiertos, mirándolo y al amuleto.
-Lamento haberte traído a la fuerza. No tenía otra forma para sacarte de la gentuza sin llamar la atención.
¿Llamar la atención? ¿No era llamativo que alguien arrastrara a uno por toda una zona arqueológica? Probablemente usó magia para salir, ¿pero entonces por qué no usó magia para teletransportarse rápido a ese lugar? Había más preguntas que respuestas.
-Niltse, notoka Átlatl Cauac. Hola, me llamo Búho Lanzadardos. Es un honor estar presente delante del próximo Guerrero Dragón- saludó el extraño haciendo una reverencia ante Jesús.
El chico notó que el extraño hablaba náhuatl. No entendía mucho pero al final el anciano tradujo todo para él. Aún así, eso no quitaba lo incómodo y preocupado que se sentía. ¿Y por qué lo llamó Guerrero Dragón? Solamente no contestó nada. Búho lo notó. Luego, él se volvió a acercar a su cautivo y le colocó el amuleto en el cuello.
-¿Dónde estamos?
-Debajo del Templo de Quetzalcóatl. Esta es la cámara funeraria del primer Guerrero Dragón- Búho caminó a una de las paredes y presionó un bloque de piedra, revelando un cuarto secreto anexo. Era pequeño y oscuro, pero en su interior había un extraño traje mesoamericano. A Jesús se le hizo similar a los usados por los guerreros jaguar y águila, pero en este caso se parecía más a una serpiente emplumada.- Y este es tu traje.
-Umm, mira, Búho. Tendrás que ir más despacio porque no sé de qué me hablas.
El anciano abrió los ojos de sorpresa y miró fijamente a Jesús. Dio unos pasos y se acercó a él, haciendo sentir al chico más incómodo.
-Pero él te eligió…¿cómo podías tener este amuleto y no saber quién eres?
-Sí, eso no me aclara nada.
Búho dio un suspiro y se acercó a los murales pintados por todo el cuarto. Comenzó por uno mostrando una persona vestida con el mismo traje del cuarto secreto, seguido por varios guerreros águila y jaguar.
-El Guerrero Dragón fue el más grande soldado de Teotihuacan en sus tiempos de gloria. Era el más alto mando militar, sobre los guerreros águila y jaguar. Trabajaba para el mismo Quetzalcóatl, trayendo paz al mundo de los humanos y al de las criaturas mágicas por igual. Era un balance entre ambas civilizaciones. El collar que usaba le daba una enorme fuerza, haciéndolo capaz de derrotar ejércitos enteros. Pero cuando su maestro fue traicionado por Tezcatlipoca y decidió huir, el Guerrero Dragón escapó con él. Dejó su traje aquí y me la encargó, pero ahora que tú tienes el amuleto, significa que seguirás su legado.
La historia le recordó a Jesús mucho la del Capitán América, muy usada en la propaganda estadounidense. ¿Entonces él era el siguiente Guerrero Dragón? ¿Por qué él? ¿Se convertiría en un supersoldado?
El chico tuvo una idea. En el fondo adoraba a los superhéroes y también a su país. Si era cierta la historia del señor, podría ser un héroe nacional. Conseguiría hacer del país un lugar mejor, acabando con la corrupción y el narcotráfico, sacando a HYDRA e IMA, hasta ser una figura de esperanza para el país e incluso toda América Latina.
La tentación se vio interrumpida por un fuerte golpe proveniente de la entrada al recinto. La puerta cayó y, detrás del polvo levantado, estaba la figura de un reptil alto. La luz mostraba su color blanco y un vientre azul. Era Fátima.
Ella, sin esperar un segundo más, voló hacia Búho y lo azotó contra una pared, agarrándolo del cuello y casi estrangulándolo. Le gruñó en el rostro.
-Esto es personal, anciano.
-¡Levántense mis amigos! Hay una intrusa en el sagrado recinto del Guerrero Dragón.
Dichas esas palabras, del suelo se levantaron varias serpientes antropomorfas de color verde, armadas con lanzas filosas de obsidiana. Sus escamas eran naranjas. Se acercaron a Fátima, amenazando con apuñalarla. Ella respondió lanzándoles a Búho. Caminó a la entrada de la salida, no sin antes tomar a su amigo del brazo.
-Corre, yo los distraeré. Al final del puente hay una puerta. Pasa por ella y estarás en una de las casas a las afueras de la zona arqueológica.
-No, espera- le respondió Jesús, quien después miró a Búho.- Ella es mi amiga, diles que no la ataquen.
-No se admite la presencia de nadie en el recinto además de Quetzalcóatl, tú y yo. Nadie más puede saber de la existencia del lugar.
-Espera, ¿¡tú eres el Guerrero Dragón!?
Al distraerse Fátima por la sorpresa, las serpientes aprovecharon para abalanzarse sobre la dragona y comenzar a contenerla. La agarraron de los brazos y la cola, así como cerraron su hocico para evitar que usara su aliento de fuego. Jesús no podía quedarse parado viendo a su amiga ser derrotada así de fácil. Para su fortuna, ella era habilidosa en el combate, por lo que fácilmente se encargó de sus enemigos. Con su cola derribó a unos dos, mientras logró encargarse fácilmente de otro en combate mano a mano.
A pesar de tener la ventaja en combate, no la tenía en número, y menos en armamento. Pronto se vio superada por sus rivales, atacando constantemente con sus lanzas. Tenía unas escamas gruesas, pero no lo suficiente como para evitar ser lastimada por la filosa obsidiana.
Jesús simplemente no se podía quedar ahí parado, por lo cual decidió tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Corrió entre las serpientes, las cuales no le hacían caso. Llegó hasta donde estaba su amiga y, una vez ahí, empujó a uno de los reptiles armados. Para su sorpresa, era cierto el hecho de ser más fuerte gracias al amuleto. Con un simple golpe logró derribar a su oponente, quien chocó contra una pared fuertemente en la cabeza.
No tenía un estilo de combate apto, pero aprovechó que no era atacado para hacerlo. Con varios golpes logró derrotar a las serpientes y liberar a su amiga. Fátima estaba sorprendida, pero no se iba a distraer por eso. Debían salir de ahí y rápido. Ella tomó a su amigo y voló a la salida del lugar, atravesando rápidamente la entrada. Los dos atravesaron un enorme pasillo subterráneo, pero al final de él, Jesús vio una puerta metálica abierta. Fátima lo atravesó. Entraron en una casa, probablemente la de Búho.
La dragona dejó a su amigo en el suelo y cerró la puerta rápidamente. Después se transformó y dirigió a su amigo a otra salida. Los rayos del sol molestaron a Jesús. ¿Cuánto tiempo estuvo allá abajo? Pronto se preocupó de haber estado tanto tiempo. ¿Y su grupo? Detrás de varias casas se veían las pirámides. Al menos no estaban lejos.
-Vamos- indicó Fátima, tomando del brazo a su amigo y llevándolo de nuevo al interior del centro arqueológico. Durante el camino, ella golpeó a Jesús en el hombro.
-¡Oye! ¿Eso por qué?
-¡Eres el Guerrero Dragón y no me dijiste! Esto lo debe conocer el Consejo, sabes que tengo que decirles.
-En mi defensa, no supe quién era el Guerrero Dragón hasta hoy.
Jesús comentó lo ocurrido a su amiga. Por la determinación de ella para comentarle la situación al Consejo, parecía inevitable su futuro como superhéroe. No le desagradaba la idea, pues sería un honor para él salvar vidas.
Aún no lograba pensar en lo difícil que sería.
Santiago de Querétaro, México
Después de aquella aventura, el grupo volvió a reunirse y regresó a Querétaro. El viaje fue tranquilo, bastante normal. Una vez llegaron a la ciudad, cada uno se despidió y regresó a su casa. Jesús caminó solo a su casa. Cuando llegó a ella, notó la ausencia de su padre. Probablemente las cosas estaban muy agitadas en la Isla Draco. Normalmente cuando sucedía eso tardaba un par de días en regresar. Estaba bien, él tenía que trabajar.
El domingo pasó rápidamente. En el día no regresó Francisco. Jesús aprovechó para hacer sus trabajos y descansar un poco de la escuela. Durante un momento del día, observó con inquietud aquel amuleto. Si iba a ser el Guerrero Dragón, debería buscar una forma para entrenar. Cuando su padre regresara podría pedirle ayuda. Además necesitaría un traje, pues no iba a tener una identidad pública. Iron Man la tenía y no era bueno contar con constantes atentados a sus edificios. No quería hacer lo mismo con su casa o escuela, y menos poner en peligro a sus amigos y familia.
Cuando llegó el lunes, Jesús se levantó y se preparó para ir a la escuela, con su padre aún fuera de casa. Probablemente regresaría ese día más tarde. Por ahora debía enfocarse en sus estudios. Y así hizo: la mañana la dedicó a estar en su facultad en el centro histórico.
Una vez terminaron sus clases, el chico caminó a la estación de autobuses y tomó uno que lo llevara a su casa. Jesús tomó un asiento libre y sacó su celular para entretenerse durante el trayecto.
Unos tres hombres vestidos de negro entraron en una de las paradas. Rápidamente sacaron sus propias pistolas. Uno puso su pistola en la frente del conductor, amenazando con quitarle la vida en caso de no darle el dinero de los pasajes. Los otros dos amenazaron al resto de los pasajeros. Las dos opciones eran darle sus pertenencias valiosas o perder la vida. Jesús, en cambio, iba distraído con su celular.
Él se enteró de todo cuando uno de los hombres puso su mano en su celular, intentando arrebatarlo. Un extraño hombre intentaba robarle. Por su suerte, tenía su amuleto y peleando por el celular logró lanzar al asaltante a uno de los asientos traseros. La gente gritó ante el inesperado suceso.
Los otros dos acompañantes se quedaron igual de sorprendidos y dejaron de hacer lo suyo para apuntar al chico. Entre el público se escuchó a alguien llamarlo mutante. Sin esperar, comenzaron a dispararle a Jesús. Eso se ganaba por hacerse el héroe. Fallecería ahí sin haber conseguido absolutamente nada. Debió pensar mejor antes de entrar en acción. Cerró los ojos, esperando lo peor.
Pero él solo sintió impactos leves en su cuerpo. Después de unos segundos, sintiendo el zumbido de los disparos en sus oídos, volvió a ver. Bajó la mirada con temor, esperando ver su cuerpo sangriento, pero para su sorpresa todo estaba bien. Solamente habían varios agujeros en su ropa y unos moretones en los lugares donde las balas impactaron. ¿Era capaz de sobrevivir balas? Eso sería bastante útil.
Los asaltantes se quedaron sorprendidos. Tenían la terrible suerte de enfrentarse a un metahumano y parecía que no saldrían de esta. Jesús reaccionó rápido y aprovechó la confusión para atacar. Primero fue contra quien tenía al conductor. Finalmente ese era el rehén más potencial, y no quería verse contra las cuerdas. Con un golpe en la barbilla fácilmente dejó tirado en el suelo a su adversario. El otro, a un metro de distancia, también fue sencillo de derribar. Una simple patada en el estómago hizo todo el trabajo.
Por desgracia, el asaltante que intentó quitarle el teléfono se levantó con un fuerte dolor de cabeza. Aún tenía su pistola en la mano. Él fue más rápido en reaccionar y agresivamente tomó a un señor sentado a su lado. De la misma forma, Jesús corrió hacia él; con una velocidad aumentada por su collar, logró alcanzar al villano instantes antes de accionar el gatillo sobre el rehén. La bala salió por una de las ventanas del camión por fortuna sin lastimar a alguien. Jesús, con su enemigo en el suelo, logró golpearlo fuertemente en el rostro, acabando con él.
El misterioso chico héroe se levantó y miró a su alrededor. La gente susurraba y grababa con su teléfono. Era su primer día y ya estaba en todo el internet; gran forma de guardar una identidad. Aunque escuchó varios aplausos, el chico decidió salir del camión antes de ser grabado más. Aún así, la calle estaba llena de gente curiosa y tampoco se podía quedar ahí. Sin pensarlo más, Jesús corrió entre la gentuza, deseando salir rápido antes de que más gente le tomara fotografías o video. El único lugar donde pensó en refugiarse fue su casa. Por suerte, podía correr más rápido, facilitando su camino a casa. Sorprendentemente lograba ir más rápido que un coche.
Una vez en su cuadra, Jesús volteó a todos lados, asegurándose de no tener a nadie persiguiéndolo. Probablemente no lograron seguir su ritmo. Sin moros en la costa, tomó sus llaves y abrió la puerta del muro de su casa, para después pisar su patio delantero y abrir ahora sí la puerta de su casa. Cuando entró, no parecía haber nadie. Jesús no pensó en ello y subió a su cuarto a dejar sus cosas. Lanzó su mochila sobre su cama y después volvió a bajar para comer algo.
Mientras bajaba, él miraba el amuleto. En verdad era poderosos y le daba habilidades increíbles. Podría hacer mucho bien con él. Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien entrando a la casa, pues escuchó las llaves en ella. Su papá regresó. Era el mejor momento para pedirle ayuda.
O tal vez no.
Con enfado en su rostro, el dragón entró a la casa y caminó hacia su hijo. Extendió su mano y, como si pudiera rostizarlo vivo, le demandó.
- ¡Dame eso! ¿De dónde lo sacaste? -Jesús no respondió pues su padre le arrebató el collar y lo lanzó en uno de los sillones. - ¿Tienes la menor idea de lo peligroso que es eso? Estás castigado.
-Espera, espera. ¿Por qué?
-Tú no serás el Guerrero Dragón. Está estrictamente prohibido tomar ese amuleto, ¿entiendes?
- ¿Cómo…?
-Ahora deberé ver cómo soluciono el problema. Tomaste el amuleto a mis espaldas, ganaste el apoyo del Consejo y de tu amiga para ser su sucesor y ahora estás en las noticias a nivel nacional. ¿Tienes la menor idea de cuánto me tardará solucionar esto?
-A ver, papá, aguanta un segundo. Vamos muy rápido aquí. ¿Te molesta que sea un superhéroe?
- ¿Que si me molesta? ¿Tienes la menor idea de los problemas a dónde nos puede llevar esto? ¿Quieres ser un héroe? Sube a tu habitación. Hazme un favor y nunca vuelvas siquiera a pensar en ser el Guerrero Dragón.
-No, no. Perdón pero el amuleto llegó a mí y dice que yo seré el siguiente Guerrero Dragón. Quiero ser como mamá y tú. Quiero salvar vidas. No veo lo malo en eso.
-No tienes ni la menor idea del mal que conlleva esto. Ella fue lo suficientemente terca como para pensar igual. Ya no quiero hablar, arriba.
-Pe…
-Sin peros.
Enfadado, Jesús no tuvo otra opción más que subir. Detestaba eso. Su padre lo trató como un niño. Conocía lo malo que podía suceder, pero ya había pensado en formas para evitarlo. Es más, con el amuleto podría simplemente evitar la muerte a la hora de enfrentarse al narco o a la corrupción. No podía haber desventaja alguna. ¿Por qué se enojó tanto? Había algo escondido en sus pensamientos.
Francisco, mientras tanto, se sentó en uno de los sillones. Puso sus manos sobre su rostro y dio un suspiro. Detestaba ponerse así con su hijo. En la isla fue lo suficientemente fuerte como para negarse a la petición del Consejo de permitir traer de vuelta al Guerrero Dragón, pero ahora que estaba enfrente de su hijo, le dolió gritarle. No quería hacerlo. Pero era para el bien mayor. Tenía una idea de cómo tomó el collar, pero no iba a permitir que sucediera otra vez. Era por su bien. No lo iba a perder a él también.
El sonido de unas llaves lo sacó de sus pensamientos. Estaban abriendo la puerta de su casa. Eso solo podía significar una cosa: la gobernadora del estado estaba ahí, y Francisco solo pudo pensar lo peor.
Carmen Aguilar, una mujer alta y bien vestida, entró a la casa. Era la gobernadora del estado y una de las amigas más cercanas de la familia Díaz. Ella conocía el secreto familiar y era aliada del Consejo, brindando información necesaria a ellos. A pesar de ser una humana, era de las pocas con la confianza de toda la Orden del Dragón, y sobre todo por Francisco.
-Pancho. ¿Está tu hijo aquí? -preguntó Carmen al ver a su amigo sentado.
-Está castigado, y no, no será un héroe- era fácil leer la mente de los políticos.
-Aunque me fascinaría poder tener a un superhéroe que me ayudara a llevar mi mensaje a todo el país, temo no venir por eso. Es el Consejo. Quieren que te convenza de esta idea.
- ¿Siempre tiene que ser como ellos digan, no? Mi decisión es final y no. Mi familia no se meterá en esos trabajos jamás- respondió el dragón cruzando los brazos. Carmen tomó asiento delante suyo.
- ¿Esto es por Xochi, no?
Francisco no respondió. Carmen tomó esto como otra señal de tener la razón.
-Siempre fuiste fácil de leer, Pancho. Mira, a todos nos dolió su muerte. Yo era su amiga. Pero Jesús es igual de fuerte que ella. Todos los días que lo veo en mi casa con mi hijo hablan, discuten de ser héroes y desea serlo con todo su corazón. Eso lo aprendió de ella y de ti. Ustedes dieron su vida para salvar a muchas criaturas, ese día cuando falleció…
-No hables de ese día…
-El punto es que él quiere ser como ustedes; como tú. Comprendo si tienes miedo de perderlo. Yo también perdí a mi esposo, pero no conseguirás nada creándole barreras para que cumpla sus sueños. Él puede ser una fuerza para el bien y salvar a muchos. Dale la oportunidad de demostrarte que es capaz. Ya lo viste en las noticias. Te aseguro que al menos así conseguirá que muchas familias no tengan que sufrir lo que ustedes sufrieron.
El dragón estuvo callado unos segundos. Al menos eran verdad los hechos. Él también conocía la admiración de su hijo a los superhéroes en menor grado y a él y su esposa sobre todo. Siempre que Iron Man derrotaba un robot gigante o Fátima acababa un plan del Clan de Cazadores, Jesús estaba como loco hablando al respecto. Su amor al heroísmo y querer hacer lo correcto era tan grande como su pasión por la historia o su amor a su familia. ¿Hacía lo correcto al oponerse?
- ¿Entonces qué dices?
Se tomó otros segundos para reflexionar. No podía creer que lo convencieron fácilmente.
- ¡Jesús! Necesito hablar contigo.
De mala gana, su hijo bajó las escaleras, esperando otro regaño o plática para comentarle el porqué no debía ser un superhéroe. Si su padre lo fue, ¿por qué él no? Se llevó una sorpresa al ver a Carmen sentada en la sala.
-Dale las gracias a Carmen. Puedes ser el Guerrero Dragón.
Sorprendido y emocionado, Jesús abrazó a su papá. No tenía ni la menor idea de cómo ella logró hacer cambiar de parecer a su padre pero estaba muy agradecido, y también con su viejo. Iba a hacer un gran cambio. Su padre correspondió al abrazo, pero después le habló con seriedad.
-Habrá varias condiciones. Tendrás una identidad secreta y ni se te ocurra decírsela a nadie fuera de nuestra confianza. Te entrenaré antes de cualquier acción y cuando hagas tus primeras misiones no habrá nada de supervillanos, HYDRA o Cazadores. Te irás preparando para comenzar con cosas pequeñas como robos a joyerías o huachicoleros o cosas así. Tampoco nada de unir fuerzas con la Liga Latina o Stark, no por ahora.
Jesús sí entendió el mensaje de su padre: tener cuidado. Pero al menos le alegraba finalmente contar con su apoyo, aunque iría salvando al país poco a poco.
Por suerte, las sorpresas positivas del día no se detuvieron, pues en la noche, cuando subió a su cuarto, encontró algo nuevo. Había una mochila desconocida sobre su cama. Jesús se acercó y la abrió, notando el traje del cuarto dedicado al Guerrero Dragón adonde lo llevó el extraño. Junto a las piezas del traje había una carta.
Para el Guerrero Dragón.
Necesitarás esto para comenzar tu camino como el guerrero más grande de nuestro pueblo.
Átlatl Cauac
Jesús sonrió al ver la nota y el traje. Tal vez ese extraño no era tan malo después de todo. Él tomó el casco de su traje y lo observó. La boca del dragón estaba abierta, siendo esta la parte por la cual el guerrero debía mirar. Tal vez le podría pedir a su mejor amigo una especie de tela para cubrir esa parte y que no vieran su cara. No pensaba usar solo un antifaz como el compañero de Batman.
Sótano, Casa de Jesús, Querétaro.
El sótano de la casa de los Díaz era sorprendentemente grande. Gracias a la magia, era posible aumentar su tamaño, lo suficiente como para tener el suficiente espacio para tener unas sesiones de entrenamiento. Era miércoles y, desde el día anterior, Jesús ya llevaba su entrenamiento de superhéroe.
Para poder tener el tiempo suficiente, Jesús tomó una serie de pociones hechas por su padre las cuales le permitían estar despierto. Así podría dedicar los días para su escuela y las noches para salvar gente. Era conveniente, pues no tendría que preocuparse por estar dormido durante las clases después de desvelarse atrapando criminales.
Pero este martes era especial, pues el mejor amigo de Jesús, Sergio Cruz, llegó con unos regalos. En una mochila verde trajo una serie de artefactos hechos por él. Entre los objetos habían unos comunicadores, un lanzallamas y una mochila cohete. Era todo muy básico, pero eran artefactos para el momento, pues aún trabajaba en una versión actualizada y mejorada del traje.
- ¿Puedo ser tu compañero?- preguntó Sergio mientras Jesús, con la ayuda de su padre, se ponía el cohete.
- ¿Cómo piensas llamarte?
-Podría ser el Guerrero Jaguar y crearme unas piernas que aumenten mi velocidad, o el Guerrero Águila y construirme otras alas. Sí, creo que me gusta más ese último.
-Muy bien, suficiente. ¿Estás listo?- preguntó Pancho retrocediendo un poco después de terminar de ayudar.
-Eso creo.
-Bien, despega y manténte sobre el suelo unos dos metros. ¿Estás seguro que esto funciona, Sergio?
-Completamente, señor.
Con confianza, aunque algo nervioso, Jesús comenzó a despegar poco a poco. Él vio el suelo alejarse de sí y, después de estar a cierta altura se mantuvo ahí.
-Creo que lo domino.
-Ahora muévete. Inclínate adelante o atrás para eso.
Jesús siguió la indicación. Se inclinó levemente enfrente y comenzó a moverse. El chico intentó mantener el equilibrio y, por suerte, lo conseguía. Ahora intentó moverse a lo largo de la sala pero, por desgracia, comenzó a perder el control de a dónde iba. Él comenzó a reir nerviosamente ante la situación.
-Intenta estabilizarte. Lo haces bien- apoyó su padre.
Mientras Jesús intentaba apoyarse de la pared para mantener su equilibrio, Francisco fue a una de las cajas del cuarto y sacó una pistola. Sergio, con curiosidad, se acercó al dagón. Vio a este llenar la pistola con un cartucho.
- ¡Creo que ya lo dominé!- gritó Jesús, logrando moverse un poco más, aunque no con tanta fineza.
- ¡Qué bien, hijo! Subamos el nivel.
Con un movimiento de su brazo, el dragón aumentó el tamaño de la sala por medio de la magia, aumentando la altura del cuarto así como su longitud y anchura. Con el suficiente tamaño para que su hijo se moviera libremente, disparó a unos centímetros de distancia del héroe.
-Veamos cómo actúas mientras te disparan.
Jesús, con miedo tras ese disparo, comenzó a volar alrededor de la sala. Su padre se volvió loco y comenzó a dispararle. Era cierto que él era inmune a las balas pero, ¿esto no era excesivo?
-Señor, ¿no cree que esto sea excesivo para una lección de vuelo?
-Son balines, es seguro. ¿Y excesivo? Hijo, háblame de eso cuando en tu entrenamiento te obliguen a limpiar el inodoro de tu maestro usando tu lengua.
Sergio no respondió, aunque se sintió asqueado por la idea. ¿Así entrenaron a Francisco? Luego una pistola se le fue ofrecida. Pancho le dio una pistola para que le ayudara a disparar. Al corroborar que eran balines y no balas de verdad, él aceptó sin dudar y comenzó a disparar, mucho mejor que el dragón. Logró impactar algunos tiros en el cohete.
-Oye, tienes buena puntería.
-Uno aprende mucho al ser el hijo de la gobernadora.
Mientras tanto Jesús no estaba pasando un buen rato. No había aprendido a volar correctamente y ahora estar bajo la presión de estar disparado no ayudaba. Era una buena idea de lección, definitivamente, pero no ayudaba a sus nervios. Chocaba constantemente aunque, después de varias vueltas, logró dominar el vuelo. Por desgracia, eso no le sirvió para esquivar las balas, pues su mejor amigo tenía una muy buena puntería. Lo mataría después del fin del entrenamiento.
Tras dar unas vueltas en el aire y finalmente comenzar a esquivar los disparos, alcanzó una gran altura para hacer inefectivos los disparos. Por desgracia, uno de los balines terminó por atascarse en el agujero por el cual salía el fuego. Al no tener el suficiente espacio para expulsar el calor, automáticamente el artefacto se apagó para evitar algún accidente. Jesús estaba en caída libre.
Reaccionando con velocidad, Jesús activó el paracaídas de emergencia. Por desgracia, durante el tiroteo, el paracaídas fue agujereado, por lo cual no servía. Podía salvarse con la ayuda de su papá, pero no quería eso. Debía demostrar en este preciso momento que era capaz de salvarse a sí mismo.
Su padre, mientras tanto, pensaba igual. No iba a entrar a menos que lo viera como absolutamente necesario y, por ahora, no lo era. Él quería ver a su hijo reaccionar y confiaba en que lo haría correctamente.
Jesús pensó rápido. Se quitó la mochila cohete y la comenzó a revisar. Esta tenía dos secciones por las cuales el fuego salía y una de ellas era la descompuesta. No era físico pero imaginaba que si obligaba a que saliera el calor, podría explotar, lo cual no ayudaría en lo absoluto. Tal vez si solamente activaba uno y regulaba la intensidad de este, podría descender correctamente. No tenía opciones ni tiempo, por lo cual decidió hacerlo. Usando la configuración manual, Jesús logró activar la parte funcional y la reguló para comenzar a descender lentamente. Rápidamente volvió a ponerse la mochila en su espalda. Era difícil mantener el equilibrio así, mucho menos en tu primer día, pero poco a poco lo consiguió, aterrizando finalmente sin haberse lastimado. Sergio fue el primero en acercarse a él.
-Bueno, debería darle unos ajustes rápidos. No pensé en que esto se viera dañado en tu primer día- le dijo mientras le ayudaba a quitarse el dispositivo.
Francisco, por el otro lado, con una gran sonrisa en su rostro, puso su mano en el hombro de su hijo. Se veía genuinamente con orgullo.
-Estoy orgulloso de ti. Ella también lo está.
Jesús sonrió ante ello. Sabía que su padre siempre estaba orgulloso de él, pero esta vez había algo diferente en sus ojos. El chico no lo pudo definir bien, pero era como si combinara el orgullo de sus dos padres en una mirada.
Como el dragón decía, seguramente también ella lo estaba.
Casa de Jesús, Querétaro
Finalmente era viernes. Jesús tomó varios entrenamientos más durante la semana, comenzando a aprender lo básico para pelear además de mejorar su vuelo. Ya al menos se estaba preparando y, según palabras de su padre, si acontecía algún robo el fin de semana, podría ser su primera misión. El héroe quería comenzar a enfrentarse a las grandes amenazas del país, pero ayudar a la persona común en lugar de combatir la siguiente amenaza de destrucción mundial no se escuchaba mal.
- ¡Jesús! Creo que debes ver esto.
El chico bajó las escaleras rápidamente, curioso de conocer qué quería su padre. Cuando bajó, lo encontró viendo las noticias. Era una nota de una persecución.
-Es en la Carretera a Tlacote. Unos policías persiguen a unos huachicoleros. ¿Quieres ser un héroe? Ve y ayúdalos, no debería ser difícil.
- ¡Oh sí! Ya voy- le respondió, corriendo de nuevo arriba para tomar su traje y salir a la acción. Unos momentos después regresó abajo, ahora usando su traje prehispánico. Listo para salir a la acción fue detenido por su padre, quien le abrazó antes de salir.
-Ten cuidado.
-Lo tendré papá. Ahora debo irme.
Ambos rompieron el abrazo y Jesús abrió la puerta. Con su mochila cohete lista, comenzó a ascender poco a poco, aún con dificultad para mantener el equilibrio, pero no tanto como antes. Cuando ganó altura, aumentó la velocidad y se inclinó adelante para ir a la dirección indicada, listo para salvar el día.
Carretera a Tlacote, Querétaro.
Francisco veía la persecución por medio de un espejo mágico que tenían en la casa, pues así podía dar instrucciones precisas. Jesús se dirigió al punto indicado por su padre y no tardó en ver a las patrullas persiguiendo una camioneta negra. Él descendió poco a poco y cayó bruscamente sobre la camioneta.
-Aún debo mejorar mis aterrizajes- pensó.
Mientras tanto, dentro de la camioneta, los dos hombres, uno con camisa roja y otro con sombrero, se extrañaron al oír un fuerte golpe sobre su camioneta.
-Ve y revisa qué fue- habló el de camisa roja, al no poder hacerlo él mismo al ir conduciendo.
Su compañero hizo justo lo que le pidió y se asomó por su ventana al techo del vehículo, armado con un gran arma por cualquier cosa. Al ver que había alguien sobre el coche, y sobretodo que se veía joven, le apuntó con el arma.
- ¿¡Quién eres tú!?
- ¡Soy el Guerrero Dragón, y te ordeno detener el vehículo inmediatamente! - contestó Jesús, preocupándose más por mantenerse aferrado al vehículo que por detenerlos.
-Sí, no lo creo.
Y con eso, el huachicolero apuntó su arma a Jesús y la disparó. Jesús pensó que la resistiría, pero se equivocó. Esa no era un arma cualquiera: era un arma de rayos, un arma muy rara y usada principalmente por los grupos terroristas más poderosos, supervillanos o la mismísima SHIELD. El disparo impactó en el cuerpo de Jesús, causándole dolor y haciendo que dejara de sujetarse y se cayera del vehículo. Jesús rodó por la carretera, mientras los policías lo adelantaban y seguían la persecución. El huachicolero usó su arma y le disparó a los vehículos de policía, haciendo que estos explotaran al instante.
- ¡Jesús! ¿Me escuchas? -preguntó Francisco preocupado.
-Sí. Estoy bien. Dolió más de lo normal- respondió el héroe posando su mano sobre el lugar donde le dispararon.
-Esa arma es de manufactura de HYDRA. Regresa inmediatamente, es muy peligroso y no vale la pena. Encontraremos otro momento para que inicies tus misiones.
- ¿Y dejarlos ir? La policía no podrá con ellos. Soy el único que puede detenerlos.
-También te derrotaron fácilmente. Quedamos en que no te meterías en los asuntos pesados hasta estar listo, ahora regresa.
Jesús tomó el comunicador que tenía en la oreja y lo rompió. Esta decisión podría terminar con terribles consecuencias, pero no iba a detenerse ahí por nada. Era un héroe y debía hacer lo correcto, en este caso perseguir a esos criminales.
Después de encender su mochila cohete, volvió al cielo, pero esta vez se mantuvo con una distancia del vehículo, pues quería ver a dónde iban, o al menos aprovechar una mejor ubicación para atacarlos. Por suerte no fueron lejos. Se detuvieron a las afueras de un almacén abandonado. Jesús se detuvo en una de las montañas cercanas y miró todo desde lejos. Sus ojos se abrieron de sorpresa al ver a un grupo bien armado salir del almacén. Sus trajes verdes eran conocidos en todo el mundo. Eran el grupo terrorista más grande del planeta: HYDRA. Al menos ahora sabía de dónde sacaron el armamento.
Las fuerzas de HYDRA ayudaron a los huachicoleros a sacar unos barriles de petróleo de la camioneta y las metieron en el edificio. Tenía sentido, pues Jesús sabía que hacían tratos con individuos en todo el mundo para adquirir los recursos necesarios para su maquinaria bélica. Los criminales entraron al edificio y Jesús perdió contacto visual con ellos. Decidió mejor acercarse, y así tal vez podría escuchar algunas palabras. El chico bajó de la montaña y se acercó a una ventana del almacén, donde tuvo visual y sonido. Había doce agentes de HYDRA junto a los huachicoleros y un misterioso hombre encapuchado, el cual hablaba.
-...y por sus servicios a HYDRA serán recompensados.
Dos de los agentes sacaron una caja cercana de madera y la abrieron. Dentro de ella había varias bombas y municiones manufacturadas por los terroristas. Los huachicoleros las vieron y examinaron.
-Esto no es suficiente. El precio sube. Nos costó mucho conseguir los barriles.
-Un niño vestido de reptil nos persiguió por ellos. Necesitaremos más a cambio.
- ¿No le habías disparado?
-Creo que se levantó después de que exploté a los policías.
El encapuchado se enfadó por esas palabras y convirtió su brazo en una guadaña, la cual puso en el cuello del huachicolero. Jesús lo reconoció en ese instante. Su nombre era Eric Williams, conocido popularmente como el Segador, uno de los más importantes lugartenientes de HYDRA. El chico se preguntó qué hacía ahí. Tal vez su padre tenía razón y fue muy peligroso seguirlos. ¿Y si volvía? No, no podía. HYDRA estaba entrometido en su país y como Guerrero Dragón era su misión detenerlo. Así podría demostrarle a su padre lo capaz y digno que es para enfrentarse a estas amenazas. Tal vez así podría practicar sus entradas de superhéroe.
- ¿Vinieron aquí aunque un enmascarado los perseguía?
-Sí chicos. Debieron pensarlo mejor.
Jesús entró dramáticamente por la ventana portando su traje. Observó fijamente a todos en el cuarto y todos los ojos se posaron sobre él. Vio algo de temor en la mirada del huachicolero que le disparó.
- ¡Es él!
- Treinta millones de dólares para quien me traiga su armadura
El rostro del Segador, mostrando su piel verdosa por una pequeña parte, mostró enfado. No le agradaban los supuestos héroes que habían comenzado a infestar el mundo. Jesús había escuchado varios encuentros de él con Iron Man y Batman, y ahora él era el afortunado de pelear con él. Los agentes de HYDRA reaccionaron rápido y tomaron sus armas. Mientras tanto, Segador, los huachicoleros y dos agentes salían del edificio.
A pesar de contar con armamento capaz de hacerle daño, el Guerrero Dragón tenía varias cartas bajo la manga; un juguete que estaba ansioso de probar. Tal vez los podría guardar para el Segador. Antes de que le dispararan, el héroe voló contra dos agentes y los golpeó fuertemente con una de las paredes. Después recogió sus armas y las lanzó a la cabeza de otros dos agentes, dejándolos incapacitados.
Los otros seis, a una distancia más segura, comenzaron a disparar sobre su objetivo. Varios disparos impactaron a Jesús. Gracias a su armadura logró protegerse, pero no podía depender de un traje de más de mil años de antigüedad. Guerrero Dragón se dirigió a uno de los barriles y lo rodó contra sus oponentes, quienes lo esquivaron. Aprovechando la distracción que ocasionó, el dragón voló contra ellos y los comenzó a combatir mano a mano.
En un inicio, Guerrero Dragón se vio abrumado ante sus oponentes, pues estos tenían un mejor entrenamiento que él. Por fortuna, él contaba con la fuerza, y con tan solo un golpe a ellos era suficiente para sacarlos de combate. El último duró más, pues intentó ahorcar al héroe con su rifle. Mala decisión. Jesús tomó a su rival de los hombros y lo lanzó al suelo.
Desde la entrada, los otros dos agentes que seguían a su líder abrieron fuego. Jesús cayó al suelo, incapaz de hacer algo contra sus rivales. Pero, desde la nada, algo surgió de los brazos del Guerrero Dragón. Unas dos cuchillas azul celeste, tan brillantes como la luna y filosos como un cuchillo recién afilado aparecieron. Eran muy largas. Jesús no tenía tiempo para contemplarlas y, por reflejo natural, las usó para bloquear los disparos. Milagrosamente las cuchillas no recibieron daño. Con la ventaja ahora de su lado, se acercó rápidamente a los agentes usando las cuchillas como escudo. Una vez a suficiente distancia cortó a la mitad el arma de sus oponentes. El chico se sorprendió por la capacidad de sus cuchillas. Le iban a ser muy útiles.
Por desgracia no tuvo el tiempo suficiente para contemplarlas, pues una patada lo hizo tambalear. El Segador, cansado de correr, decidió finalmente unirse a la pelea, guadaña lista para asesinar. El supervillano usó una serie de patadas contra el héroe sincronizadas con golpes de su guadaña para tirar al Guerrero Dragón. Aunque Eric se vio incapaz de matarlo rápidamente, sus constantes ataques combinados con su fuerza y habilidad fue suficiente para tirar al héroe al piso. Una vez terminó por derrotarlo, puso la guadaña en su cuello.
- ¿Algunas últimas palabras, niño?
-De hecho, sí.
Jesús volteó la cabeza y golpeó la mejilla de su casco con el suelo. Después sopló fuertemente y un gran chorro de fuego salió de su boca. Dirigió el ataque contra el Segador, quien dio unos pasas atrás y se cubrió con su guadaña. Guerrero Dragón aprovechó la oportunidad y se levantó, manteniendo la presión a su rival. El fuego poco a poco se expandió, comenzando a quemar todo el lugar. La llamarada no duró mucho debido al poco gas con el que contaba el héroe. Aún así, fue suficiente. Cuando dejó de exhalar fuego, el Guerrero Dragón aprovechó para atacar a un confundido supervillano. Aunque no logró darle un golpe directo, hacía que retrocediera hasta la salida.
Segador recobró la iniciativa e intentó cortar con su guadaña, a lo cual el mexicano reaccionó protegiéndose con su propia cuchilla. Sorprendentemente la cuchilla del Segador se cortó a la mitad. Nada además del vibranio y el adamantio era capaz de hacer eso. Con un supervillano confundido, Jesús aprovechó para tirarlo por primera vez al suelo. Él puso su pie sobre el pecho de su rival y puso su propia cuchilla cerca de la cara del villano.
- ¡Se acabó, Segador!
-Estamos de acuerdo en algo, niño.
Eric logró mover su pierna y empujar a Jesús con ella. Tras dar unos pasos, Guerrero Dragón miró arriba y vio una lámina de metal caer sobre él. Gracias a su fuerza y resistencia logró quitarse de encima sin sufrir un daño, pero cuando se deshizo de ella vio al Segador parado a lo lejos, observando. Rápidamente este desapareció sin dejar ningún rastro.
El Guerrero Dragón salió del almacén antes de que colapsara completamente. Una vez afuera, finalmente se dio cuenta de la hazaña que hizo. Era su primer día como superhéroe y derrotó a uno de los supervillanos buscados por SHIELD. El chico, además de gritar de la emoción, comenzó a bailar a la mitad de la nada. Por ahora podía festejar su victoria. El ejército llegó un tiempo después, pero el héroe logró salir antes.
Casa de Jesús, Querétaro
Jesús aterrizó en su casa y se quitó su casco. Estaba seguro de poder recibir una felicitación de su padre. A pesar de haberlo desobedecido, creía que estaría orgulloso de él por haber sido capaz de derrotar a un supervillano en su primer día. En verdad tenía madera para ser un superhéroe. Después de abrir la puerta vio a su padre sentado en la sala, observándolo con enojo.
- ¿Algo para decir en tu defensa?
-No lo vas a creer. ¡Derroté al Segador! Debiste haberme visto.
-Y lo vi todo por el espejo mágico. No tienes ni la menor idea de lo decepcionado que estoy de ti. ¡Te dije que no habría nada de supervillanos ni HYDRA! Y veo que rompiste eso en tu primer día.
-Pero lo derroté. ¡Soy capaz de eso y más!
-Fue suerte. No fue por tu habilidad o capacidad. Nadie dependiendo solamente de tres días de entrenamiento habría tenido la oportunidad de derrotarlo. Fui muy claro en mis condiciones y, perdón, pero ya no habrá más Guerrero Dragón. Jamás.
En el siguiente capítulo:
Fátima investiga los extraños movimientos del Clan de Cazadores en los valles queretanos, descubriendo sus intenciones de destruir para siempre la invisibilidad de las criaturas mágicas del mundo. ¿Pero podrá el Guerrero Dragón demostrarle a su padre que es capaz de ser un héroe antes de traer la catástrofe? Esto y más en "El regreso de un héroe parte II"
