Invasor Zim no me pertenece es propiedad de Jhonen Vasquez, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
Advertencias: Universo Alterno, Ooc (Personajes fuera de carácter), posible emparejamiento ZaGr.
.-.
.-.
Capítulo 1. Membrana.
-.-
-.-
"Nadie en su sano juicio se atrevería a vivir aquí"
Zim reafirma ese pensamiento tras limpiar el sudor que moja su frente debido al sol abrazador de esa calurosa mañana de verano, si el olor y la estupidez humana antes fueron las principales causas que alimentaron el desdeñoso sentimiento de rechazo hacia el planeta, ahora el insoportable calor así como las cambiantes estaciones que experimentó durante los seis meses que ha permanecido ahí, se suman a su molestia e incomodidad.
Como un forastero causal, no espera acostumbrarse a su nuevo entorno y tampoco espera quedarse por mucho más tiempo para lograr esa habituación.
Seis meses desde el incidente que le ha costado parte de la misión por la que fue enviado en primer lugar a ese sucio y desagradable planeta. Si bien nadie en su sano juicio se atrevería a vivir en semejante lugar, alguien con un objetivo en una búsqueda implacable para completar su misión lo haría.
Zim de hecho estaba haciéndolo.
Ahora, después de varios meses, todas las investigaciones llevaron a Zim a una pequeña y asquerosa ciudad en la que se instaló no hace más de dos semanas. El último rastreo determinó que la pieza faltante de su dispositivo se encuentra en el edificio que tiene frente a él, un laboratorio ridículamente ostentoso que se cierne al pie de un acantilado.
Precavido, observa a su alrededor antes de sacar uno de los muchos dispositivos que carga consigo y sonríe cuando el aparato cobra vida con una alarma que resuena una y otra vez como indicador de que lo que busca está detrás de esas paredes. Zim se sirve con satisfacción de la realización de sus planes y en su mente no existe otro pensamiento que el reconocimiento que seguro obtendrá cuando regrese a su planeta de origen con la victoria de la aniquilación de la raza humana.
Paladea en su lengua el sabor de la extinción que les espera a esas asquerosas y primitivas criaturas. Él es un soldado de élite de la raza Irken enviado en una misión para terminar con las formas de vida inferiores de planetas potencialmente útiles para el imperio y la purga orgánica es el método más efectivo para evitar los problemas de la infiltración y lenta destrucción.
"Dispositivo de aniquilación" eso es lo único que separa a Zim del éxito o el fracaso.
— ¿Es usted verdad? Debe ser el Doctor que estábamos esperando.
Ante la voz del extraño a sus espaldas Zim esconde hábilmente el dispositivo dentro de sus ropas. "Actúa normal, mézclate con ellos" se repite cuando enfrenta al hombre que permanece de pie a sólo un metro de distancia de él, el guardia -el Irken reconoce- le devuelve una mirada nerviosa y expectante.
— ¿Doctor? —Zim sabe sobre el término, es de lo básico que ha aprendido en estos meses gracias al aparato primitivo de televisión terrestre y al internet.
Pero Zim no es eso, en absoluto, él es un invasor y muy pronto un aniquilador. Sin temor a equivocarse tiene que admitir que el molesto disfraz que está usando le da la ventaja para mezclarse con las sucias criaturas terrestres. Ante los ojos de cualquier persona, Zim se ve como otro humano: cabello negro en un extraño corte que termina en un ligero copete, ojos azules, extremidades y altura que definirían a un adulto medianamente ordinario en su etapa adulta, aunque lo más destacado de toda su apariencia es la piel pálida que se ve ligeramente verdosa. Alegar una extraña condición de la piel le ha funcionado hasta ahora.
Los ojos azules genéricos del disfraz se estrechan en el guardia con suspicacia al considerar su interrogante, y el lado más sensato en Zim le dicta que debe deshacerse de este obstáculo en la brevedad posible e ingresar al lugar.
—No importa. Apresúrese a entrar, como dije antes, lo estábamos esperando.
Quizá no, quizá Zim sólo debe tomar la invitación del humano para tener acceso a su objetivo.
El guardia lo arrastra hacia la entrada mientras habla por su radio informando sobre su llegada, Zim trata de ignorar sin éxito el incomodo toque que le provoca el asqueroso humano. Los terrícolas no son más que monos subdesarrollados en el fondo de la escala evolutiva e incluso los lagartos están dotados con un poco más de inteligencia.
Atraviesan la puerta principal y avanzan por un laberinto de pasillos y puertas, Zim está a punto de replicar sobre lo desesperante que se está volviendo el recorrido cuando el guardia lo detiene abruptamente frente a una de las puertas al final de un interminable y estrecho pasillo.
—El cuerpo está adentro, el oficial le informará de los detalles. —El guardia abre la puerta pero no da un paso más, en cambio insta a Zim a entrar.
El Irken le da una última mirada a la placa que descansa sobre la fría puerta de metal y un segundo después Zim se pregunta ¿en qué estaba pensando cuando aceptó la invitación del sucio humano? tal vez es la curiosidad misma del misterio que envuelve a esta situación o quizá sólo se ha olvidado de su principal motivación, en todo caso el alienígena se obliga a creer que lo que mueve sus pies hacia la habitación es la simple curiosidad por una especie tan primitiva y sus insignificantes problemas inferiores.
Hay algo que los humanos llaman "mala suerte" aunque para Zim no son más que problemas situacionales de causalidad negativa, si tuviera que adivinar, este es particularmente uno de esos casos.
—Pensamos que nunca llegaría Doctor. —Uno de los hombres del repertorio de humanos presentes en la habitación se acerca a Zim con la clara intención de establecer contacto con él.
El Irken observa con detenimiento y precaución cómo el sujeto extiende una de sus patéticas extremidades hacia él con el absurdo afán de un saludo cordial, al menos en primera instancia y por el breve aprendizaje que obtuvo de los programas de televisión sobre interacción humana básica es lo que parece.
Él no corresponde dicho gesto y al humano no le queda más que retirar la mano y guardarla en uno de los bolsillos de su pantalón.
¿De qué se trata todo esto? Cuestiona Zim en silencio mirando a cada bolsa de carne desde su posición en diferentes puntos de la habitación mientras se enfocan en determinadas tareas. Aún así, el alienígena no dice nada al respecto.
—Fui yo quien lo llamó, soy Simons el asistente del Profesor —el hombre quien dice llamarse Simons interviene saliendo justo detrás del primer sujeto que intentó establecer interacción con Zim, aunque a diferencia del primero, éste no pierde el tiempo en formalismos absurdos—. El jefe de la policía estuvo de acuerdo en que fuese yo quien le diera los pormenores.
—Por aquí, ahí está el cuerpo. Simons lo pondrá al tanto mientras tomamos las declaraciones de cada uno de los empleados de este lugar.
El jefe de la policía les da la espalda a ambos para unirse al equipo que trabaja en conjunto por toda la habitación.
Simons guía a Zim un par de pasos fuera del área de inspección y señala algo con la mano mientras explica:
—No sabemos en realidad lo que sucedió, alguien lo encontró muerto esta mañana en su oficina… al parecer anoche no regresó a casa por lo que suponemos que se quedó trabajando en su nuevo proyecto toda la noche —Simons se acomoda el marco de los lentes en total calma, la misma tranquilidad y frialdad con la que habla y se mueve—. Necesitamos que inspeccione el cuerpo y determine la causa de muerte, con esa información la policía abrirá la investigación del caso.
Por supuesto, Zim tiene la noción básica de lo que está sucediendo, ha visto escenas similares con diálogos parecidos en los programas basura que su molesta unidad SIR mira por la televisión. Sin embargo eso no quiere decir que fuese a participar activamente en lo que el molesto humano sugiere ¿qué podría saber él de todo esto?
—No estoy interesado.
Por supuesto que no lo está, no cuando una de las piezas de su dispositivo aguardan en una de las muchas puertas por las que pasó al abrirse camino hacia esa oficina.
La negativa no representa un problema para Simons de todos modos.
—Muy bien entonces, si no tiene el conocimiento y las habilidades para realizar un diagnóstico entonces sólo tendremos que llamar a alguien mejor calificado para que haga el trabajo. —El humano le da una última mirada en blanco a Zim antes de sacar un teléfono celular del bolsillo de su bata.
"Mejor calificado" ¿alguien mejor calificado que él? El comentario enciende la molestia e indignación de Zim, si bien es verdad que determinar la causa de muerte de un insignificante humano no es algo en lo que está interesado, también es cierto que menospreciar su capacidad e inteligencia es insultante y denigrante. ¿Quién se cree este asqueroso simio terrícola para cuestionar la inteligencia de una especie superior como lo es la raza Irken?
— ¡No existe nadie mejor calificado que yo en este sucio planeta!
Simons ignora el insultante apelativo hacia la tierra y guarda el celular de nuevo en el bolsillo.
—Proceda entonces, la policía ha estado esperando por usted desde hace un par de horas.
Tras una mala mirada, Zim se acerca al cuerpo inerte que yace frío y pálido sobre una de las sillas predispuestas junto al escritorio. Inspecciona brevemente la apariencia del cuerpo y arruga el semblante de su brillante disfraz tras concordar en que un humano vivo es desagradable por naturaleza pero no más desagradable y asqueroso que uno muerto.
La piel pálida es sólo una de las muchas señales de su deceso, pero el olor… esa es la prueba definitiva del inicio de un estado de descomposición orgánica y celular.
—Por el olor… —Zim se acerca con precaución al cuerpo. Olfatea con más fuerza a pesar de no tener una nariz real en su anatomía alienígena, los sensores olfativos de las estructuras especializadas que se encuentran en la región donde debería haber una nariz cumplen el trabajo a la perfección—. Estimo que murió hace seis horas.
—Espera… —Simons interviene sin éxito cuando Zim le hace un gesto para silenciarlo.
Si el olor a humano es desagradable, en su fase de descomposición es aún peor. El hediondo olor se ha esparcido por el aire desde entonces por lo que no es difícil calcular que ha estado flotando por ahí desde hace un par de horas.
A simple vista Zim no encuentra nada fuera de lugar sobre el cadáver, necesita explorar a fondo para encontrar cualquier indicio de muerte. No es que sea experto en la anatomía humana de todos modos pero reconocería alguna herida cuando la viera, decide comenzar desde el cuello, volteando la cabeza del cuerpo a ambos lados para inspeccionar con los dedos la pálida piel expuesta y después deslizarlos en un lento movimiento hacia abajo hasta llegar al área del pecho.
Existe una anomalía en el pecho, él lo sabe cuando su mano palpa un bulto extraño en la zona donde se supone debe ser plano.
— ¡¿Qué demonios?!
La mano de Zim es capturada con fuerza por el cadáver, el cuerpo antes sin vida ahora rezuma un violento espasmo de fuerza en su agarre e ira en sus palabras.
—Vuelve a tocarme y te romperé los dedos.
Zim no sabe exactamente qué hacer, a pesar de que es un soldado de élite en la raza Irken, la fuerza que ejerce presión en su mano le impide zafarse del agarre de esta insignificante criatura. Desintegrarla con un arma no es la mejor opción si quiere pasar desapercibido ante esta bola de neandertales terrícolas.
—Ese no es el cadáver, es Gaz la hija menor del Profesor Membrana —Simons deshace con dificultad el apretón de la chica sobre la mano de Zim, escucha el gruñido de Gaz y el quejido de alivio de Zim pero decide ignorarlo y señalar hacia el suelo—. Ese es el cadáver que debes examinar. Membrana es el dueño de este laboratorio y un hombre reconocido dentro de la comunidad científica.
Oh, un hombre de ciencia… ciencia primitiva de la tierra después de todo. No es la gran cosa, reflexiona el alienígena.
—Claro, ya lo sabía… simplemente estaba revisando sus signos vitales. —Miente Zim al tiempo que se soba la mano adolorida.
— ¿Quién es este idiota de todos modos Simons? No parece tener idea de lo que hace o sobre esta situación.
Zim le da una mala mirada a Gaz ante su despectivo comentario, de nuevo una criatura inferior está desestimando y subestimando sus capacidades.
— ¡Yo soy Zim! —La simple declaración parece suficiente para el Irken y en la mente de Zim al menos lo es.
Aunque para Gaz y Simons no significa más que una presentación tardía del sujeto.
—Es el Doctor que solicitamos para que examine el cuerpo del profesor.
— ¿Y lo ha hecho ya? ¿O simplemente pierde el tiempo inventando excusas inútiles que no llevan a ninguna parte?
— ¡No subestimes las capacidades de Zim! Estaba a punto de hacerlo cuando de atravesaste en mi camino y comenzaste a agredirme.
—Fuiste tú el que se metió conmigo en primer lugar. —replica Gaz en un siseo peligroso, la ira de nuevo burbujea en su pecho tras el recuerdo del incomodo incidente con ese idiota.
— ¡Viles mentiras! —Antes de que la humana responda, Zim decide continuar y acercarse al verdadero cuerpo—. Ahora… ¿por qué la bolsa de carne está cubierta con esta tela?
—Fui yo quien cubrió a papá con una de sus batas de laboratorio cuando lo encontré esta mañana. —Gaz recuerda el rostro de su padre, la imagen es suficiente para crear un nudo en su estómago.
Zim no presta demasiada atención a ese insignificante detalle, procede a levantar la bata del rostro del hombre y lo que encuentra debajo es el desastre de una carnicería; el brillante tono rojizo que caracteriza a la sangre humana fluye desde el brillante objeto plateado clavado en la garganta del sujeto, manchando obscenamente la bata, la mano derecha del hombre y el suelo donde yace tendido.
"Esto es demasiado fácil". Piensa Zim con una extraña sonrisa plasmada en su rostro disfrazado.
—Esto es asquerosamente asombroso —declara el alienígena ocultando la fascinación por el reciente descubrimiento. Quizá le resulta asqueroso por el desastre en sí pero también hay una chispa de curiosidad sobre los motivos que llevaron a esta criatura a su muerte—. Murió por el corte en la garganta.
Tras las palabras de Zim, Simons reconsidera la idea de buscar otro especialista para el caso, alguien que estuviera realmente capacitado para realizar el trabajo.
—Doctor ¿podría dejar de jugar y darnos verdaderas respuestas?
—Me pidieron que determinara la causa de muerte y ya lo hice —Zim señala con obviedad el bisturí enterrado en el cuello del profesor. No es culpa suya que la capacidad intelectual de los humanos sea tan baja para no resolver este tipo de cosas—. Mi trabajo aquí está hecho así que me voy.
Dispuesto a regresar a su búsqueda, Zim les da la espalda encaminándose hacia la puerta.
No tiene éxito.
— ¿Te crees muy gracioso imbécil? —Gaz le da alcance y lo sostiene por el cuello de la camisa, nunca ha sido fanática de las bromas o de la estupidez humana y ahora, viendo a ese extraño sujeto burlándose de la situación hace que su ira sólo incremente aún más—. No te irás de aquí hasta que nos digas qué fue lo que le pasó a papá, así tenga que romperte las piernas para evitar que escapes.
Una amenaza, bueno, la patética criatura al menos tiene el coraje de enfrentarse a un ser superior como lo es él. Es tan gracioso que da pena.
— ¿Quieres saber qué le pasó a tu unidad paterna? —Zim iguala su mirada con la de ella, en este punto el miedo que le ocasionó cuando casi le rompe la mano se ha evaporado parcialmente—. De acuerdo… él se quitó la vida.
Contrario a lo que esperaría, la humana no lo suelta a pesar de la impactante noticia que debió ser para ella el saber que su progenitor había muerto por su propia mano, no, la idea sólo ocasiona que Gaz presione un poco más de fuerza sobre la tela de la ropa de su cuello. Zim sólo puede decir que el estado anímico de la hembra terrícola se inclina más hacia la ira que hacia otra emoción medianamente común en este tipo de situaciones.
—Imposible —Gaz afirma con un poco más de fuerza en su voz—. Él estaba trabajando en un proyecto importante y era demasiado orgulloso de sí mismo para hacer algo como esto.
Tras varios minutos Simons interviene de nuevo, esta vez apoyando la noción de Gaz. Conoce a Membrana desde tiempo atrás y ha sido su jefe por varios años.
—Debe haber un error en el diagnóstico, todos los estudios psicológicos del profesor no arrojaron tendencias o intenciones suicidas.
—No hay margen de error en mis conclusiones, por el ángulo del objeto y las manchas de sangre en las manos y las mangas de la bata es obvio que el profesor se clavó el bisturí en un intento inútil para perforarse la tráquea, quizá debido a la falta de aire en los pulmones.
Zim recuerda con vaguedad el término adecuado de dicho procedimiento, ha escuchado hablar de él en los programas de T.V. que Gir mira por mórbida diversión.
Simons parece considerar las explicación, aunque no convencido del todo decide tomar el diagnóstico y agregar el testimonio al expediente del caso.
Las pesquisas duran una eternidad para Zim y en algún momento recuerda el motivo de su visita a los laboratorios, espera el momento adecuado para escabullirse por el pasillo con la esperanza de no ser detectado pero la dicha fugaz se derrumba cuando Simons lo detiene de nuevo.
La frustración está llegando a un punto límite.
— ¿Qué? —sisea Zim con fastidio sin molestarse en darle una mirada al humano.
—Una de nuestras salas fue habilitada para la autopsia del profesor, todo está listo, puede empezar cuando quiera.
—No lo haré. Me niego a permanecer un minuto más en este lugar, tengo cosas importantes que hacer.
"Como encontrar la pieza faltante para aniquilar a todas estas sucias bestias."
Zim está a punto de retomar su camino cuando algo llega a él, la palabra "Autopsia" resuena por su mente… un momento, él conoce ese término.
—Entonces ¿tendré que diseccionar el cuerpo de ese hombre? —Hay algo siniestro en el tono empleado por el Irken y la sonrisa que tira de su rostro no ayuda en absoluto.
—Técnicamente diseccionar no es la palabra correcta pero si, necesitamos un diagnóstico más profundo de la causa de muerte y la autopsia podría revelar más información al respecto.
A Zim no le interesa la nueva información que pudiese brindar la exploración, lo interesante y emocionante del caso es diseccionar el cuerpo del humano… y quién sabe, quizá podría divertirse un poco aplastando entre sus manos el cerebro viscoso de la inferior criatura.
—Pensándolo bien, creo que tengo algo de tiempo libre hoy.
Sí, retomaría su misión después de divertirse un poco.
.
.
.
Continuará…
N/A:
Este fic está basado en la serie de televisión "Resident Alíen", estuve viendo la primera temporada y me encantó… de alguna manera quería hacer un AU de IZ con el show y aquí está.
En lo que a mí respecta será una trama ambigua y quizá demasiado apegado a lo que es la serie en sí, oh y también es una excusa para escribir algo de ZaGr 7u7
Aunque el asunto de la shipp irá algo lento.
Oh! Y algo muy importante, también me estoy tomando la libertad de utilizar el Ooc (Fuera de carácter) en los personajes.
