Disclaimer: Como me basé en los libros al escribir esto, diré que J.K. Rowling es la dueña de los personajes que tomé prestados para escribir por diversión. Luego de lanzarles un Obliviate, serán devueltos.
Nota: Los capítulos serán cortos y los personajes se mantendrán en su estado canónico, es decir, no habrá nada de abuso físico o sexual hacia Harry, excepto quizá cachetadas/bofetadas por parte de Petunia.
Probablemente el trato de Dudley para con Harry mejorará.
Los Dursley siempre le decían a Harry que era un niño afortunado, que gracias a ellos, tenía techo, ropa y comida.
Como Harry tenía cuatro años y nunca había salido de Privet Drive, les creía. Porque no podía hacer otra cosa. Porque no conocía a nadie más para poder comparar sus palabras.
Vernon y Petunia Dursley no tenían ninguna regla para Dudley, pero sí un par de reglas para Harry.
"No quejarse", era una y "no hacer preguntas", era la otra, y la más estricta.
Cuando uno es chiquito, le suceden cosas que quizá recordará o no. Las cosas más impactantes o significativas son las que por años permanecen.
Harry recibió muchas miradas enojadas y escuchó y aguantó ruidosos gritos, por lo que les tenía miedo a sus tíos y quizá lo haría por años.
Cuando tía Petunia le había dicho que aprendería a cocinar, Harry no dijo ni una palabra y la siguió a la cocina.
Su tía le había explicado algunas cosas básicas, pero el chillido de Dudley la interrumpió a la mitad de una frase.
Tía Petunia pareció olvidar su entorno y automáticamente corrió hacia su hijo.
Harry no pudo evitar preguntarse si su propia madre habría sido así de cariñosa y preocupada con él.
