¡Hola mis amores! Traigo para ustedes una nueva historia, un pedido de la maravillosa Chiara_Polairix, que me tuvo una paciencia enorme a la hora de entregarla, pero es que me pasó de todo, desde perder toda la info de mi compu, hasta quedarme sin el doc cuando ya había reescrito.

Todo lo que me queda es esperar que disfruten de esta historia.

Advertencias. Mpreg. Omegaverse.

Historia no beteada.


Todo se resuelve solo

Leta patea la silla Theseus y el hombre levanta la mirada del pergamino en sus manos.

—Están hablando sobre fijar la fecha de la boda —Leta señala a la puerta abierta de la oficina. Junto a la mesa de la secretaria personal de Theseus su padre habla con la adorable señora Scamander, y aunque el hechizo de privacidad que los rodea no les permite escuchar la conversación. Leta puede ver el brillo calculador en la mirada de ambos, además de que su padre ha estado dejándolo caer en sus conversaciones cada tanto. Necesitan pensar qué hacer. Ambos, porque ella sola se volverá loca lidiando con esos dos viejos, pero Theseus solo les lanza una mirada y luego se encoge de hombros.

—Mi madre de verdad quiere una boda en invierno y ya ha caído la última nevada, tenemos tiempo… —Leta se habría sentido más confiada con su declaración si Theseus no hubiera vuelto su atención a la pila de documentos en su escritorio, así que vuelve a patear su silla y sonríe satisfecha cuando la pluma resbala y un feo rayón de tinta atraviesa el pergamino.

—Que tú única responsabilidad sea casarte, no significa que yo tenga que soportar esto —Leta lo mira furiosa y vuelve a patear la silla. Theseus la mira solo un instante antes de estirar su pie patear la silla de la chica sentada frente a él, y la sorpresa es tal que lo mira con la boca abierta—. Tengo que trabajar Leta, si quieres confabular o algo por el estilo invitame una cerveza de mantequilla después del trabajo, lo que estoy haciendo aquí es más importante que hacer enojar a esos viejos.

En otro momento quizá ella habría entendido, porque sabía lo importante que era su trabajo para Theseus, pero estaba bastante fastidiada de esperar siempre por él. Habían sido ambos quienes habían acordado dejar que los comprometieran, y habían sido ambos quienes había prometido encargarse de todo el asunto cuando fuera el momento, y Theseus siempre estaba demasiado ocupado para hacer nada al respecto, dejándola sola para lidiar con toda la mierda de sus ridículos y conservadores padres sangre pura.

Ni siquiera está segura de que valga la pena hablar con él. así que solo se pone de pie y sale de la oficina. Theseus puede ser su mejor amigo, y puede quererlo con toda su alma, pero es un engreído de lo que no hay y la simple idea de casarse con él es suficiente para revolverte el estómago; así que de verdad espera que la persona que lo tiene en sus manos haga algo pronto, porque ella, pese a su reputación, ya no es capaz de encontrar una salida por sí misma.

(...)

Theseus arquea la espalda y un suspiro escapa de sus labios cuando Albus besa su nuca.

Suaves caricias recorren sus costados, provocando escalofríos que lo vuelven loco, mientras poco a poco Albus baja dejando un rastro de suaves besos que son una deliciosa tortura. Theseus realmente ama con desesperación momentos como esos, en los cuales se pierden en el cuerpo del otro. Sabe lo afortunado que es también, Albus es un Alfa maravilloso… Codiciado por una cantidad abrumadora de otros Alfas y Omegas, y es él, un Beta quien lo tiene sólo para él.

Albus puede pasar horas enteras adorando su cuerpo, y aunque Theseus disfruta y agradece sus atenciones, algunas veces tiene que recordarle que él es solo un Beta, lo que hace que los maratones de sexo sean por momentos, una cosa que lo supera.

—Al… —su voz es baja y gutural cuando suplica, sabe que lo vuelve loco; y el mismo Dumbledore se lo reafirma cuando las caricias en sus costados se convierten en un fuerte agarre en sus caderas.

El vaivén lento de antes se vuelve frenético entonces cuando acelera sus movimientos, y lo siente tan adentro que abre la boca en un grito silencioso. Albus se mueve rápido y duro, follándolo con fuerza mientras Theseus se aferra a las sabanas debajo de él. Lo ama tanto que el sentirlo dentro de esa forma, tomándolo con esa desesperación, es como ir al mismo nirvana, ni siquiera necesita tocarse a sí mismo; Albus se inclina sobre su espalda y muerde su hombro, y aunque él no es un Omega el dolor de la mordida es siempre lo mejor.

Theseus se corre con los destellos de dolor y Albus lo sigue casi de inmediato. Siente cómo se vacía, y como con cada disparo de cálido semen lo inunda. Grita fuerte, grita su nombre, y Albus grita el suyo.

Joder, cuanto lo ama.

(...)

Theseus se mantiene tan apartado de la apasionada charla de su madre y la vieja señora Lovegood, deseando evitar tanto como puede la cháchara sobre el nuevo bebé alfa de la familia, sabe perfectamente que como su madre ponga los ojos encima de él pueden ocurrir dos cosas; que empiece a lamentarse porque su primogénito es un beta, o que se ponga insistente con que le dé un nieto, olvidando por completo que aún no se ha casado con Leta.

Simplemente no tiene muy claro porque su madre está tan desesperada por tener nietos. No niega que haya sido buena madre, pero tiene una vida social tan activa que sería realmente difícil que ella pasara más de un par de minutos al día con sus nietos. Suspira frustrado cuando por fin se encuentra a salvo en su habitación, la urgencia de salir de su casa es cada vez mayor, así que abre su maletín en busca del periódico del día; con un poco de suerte encontrará algo que sea lo bastante decente ¿le importa que su madre lo regañe por gastar en una mudanza a menos de un año de su boda? No mucho, lo cual es tan sorprendente que solo le sirve como confirmación de que es el momento de salir del nido.

(...)

—Mi madre me llamó por Flu, al parecer tu padre cree que mi departamento no está a la altura de un Black —Leta se sienta a su lado en la barra y deja su bolso en el banquillo a su lado mirándolo totalmente furiosa. Theseus se pregunta si debió haberla saludado primero, pero su humor no está exactamente en el mejor punto; además están ahí para solucionar el asunto de su boda, no para disfrutar del calor del Whisky de fuego—. Pudiste haber elegido algo con más clase, o tener la decencia de invitarme a buscar.

—A mi parecer solo tenía que gustarme a mí —la mira con las cejas alzadas, dando un trago a su cerveza de mantequilla. Sí, no era una noche para emborracharse en lo absoluto, ni él ni Leta estaban del humor necesario para beber y reír.

—Ya lo sé, pero ahora mi padre no deja de recordarme que a pesar de ser Alfa me estoy poniendo en desventaja —Leta levanta la mano y el camarero se acerca a dejarle un plato con pescado y patatas. Theseus supone que se ha puesto a preparar desde el momento que lo vio entrar ahí, son clientes regulares y es por eso que se lleva una sorpresa cuando el olor llega a su nariz y las náuseas lo golpean con la fuerza de un Nundu; es por puro instinto que saca la varita y le lanza un hechizo al plato para desaparecer todo— ¡Iba a comerme eso!

—Estaba malo —susurra cubriéndose la boca con una mano—. Dile a James que revise los hechizos que conservan la comida, porque ese pescado estaba en serio malo —Leta lo mira confundida un par de segundos, luego se encoge de hombros.

—Quizá podríamos ir a cenar a un lugar más apropiado, de verdad necesito demostrarle a mi padre que estoy consiguiendo lo que merezco en esta relación —saca un par de galeones de su bolso y los pone en la barra, pagando su plato y la cerveza de Theseus—. De verdad tengo ganas de algo con grasa, mi padre se ha vuelto loco, mi nueva dieta es tan espartana que si no me he desmayado ha sido por las barras de chocolate que guardo en la oficina.

—Yo prefiero comida china, pero primero quiero un helado de Fortescue.

—¿No te has hecho la compra? Parece que el que está a dieta eres tú —Theseus le sonríe con una disculpa pintada en su rostro.

—Yo invito el helado ¿de acuerdo? —está claro que ni él ni Leta han tenido un buen día, pero confía que después de comer algo ambos estarán de mejor humor, y posiblemente hasta se les llegue a ocurrir algo para lidiar con la insistencia de sus padres.

(...)

Theseus observa totalmente incrédulo el brillante color azul en la puta de la varita de la medibruja; cuando decidió ir a San Mungo por un examen completo y algunas pociones que le ayudaran a no devolver todo lo que comía, no había esperado que la vieja bruja lo mirara con un brillo conocedor y le dijera que se tendiera porque iba a examinarlo.

Tampoco había esperado que susurrara el hechizo que aprendió a los dieciséis años, cuando Leta había creído estar embarazada luego de un par de encuentros con un Slytherin de séptimo y se había rehusado a ir a que la revisaran en la enfermería por miedo a que sus padres se enteraran.

—Debe haber un error —es lo primero que sale de sus labios, y es en definitiva lo único que puede pensar.

—Entiendo que su bebé puede ser no planeado, tenemos varias opciones entre las cuales puede optar en caso de no estar preparado para tener un hijo.

—No, lo que estoy diciendo es que el hechizo debe estar mal —la medibruja le sonríe, con ese tipo de sonrisa que le dan las madres a los niños cuando creen que están siendo tontos, pero no tienen el corazón para decirlo en sus caras.

—Podemos probar de nuevo sí eso te hace sentir mejor —Theseus quiere decir que no, que probar de nuevo no lo hará sentirse mejor, que lo único que lo hará sentirse mejor es que el maldito hechizo brille con una luz blanca, pero de nuevo no es capaz de decirlo y termina asintiendo. La bruja sonríe y dice el hechizo fuerte y claro pero el resultado vuelve a ser una sutil y cálida luz azul—. Felicidades Señor Scamander, está usted embarazado.

(...)

Theseus no es una persona especialmente nerviosa, pero supone que cualquier otra persona en su lugar también sería incapaz de solo sentarse en el sofá y leer mientras espera que su fabuloso amante llegue, más aún si van a encontrarse después de casi dos meses sin verse, y para peor con la noticia de que están esperando un hijo.

Y no, no es que Theseus esté imaginando una dramática escena donde su antiguo profesor le exija un aborto inmediato, pero definitivamente tampoco está esperando que el hombre se ponga a llorar de felicidad; lo conoce lo bastante bien para saber que ciertas cosas que pasan por su mente no son más que tonterías, pero eso no es suficiente para hacer que su corazón deje de latir tan rápido y tan fuerte que puede sentirlo golpear su pecho.

Sabe que Albus siempre ha deseado una vida tranquila y normal, después de todo ser profesor a tiempo completo en un colegio lleno de adolescentes es un agotador y bastante más estresante de lo que cualquiera podría pensar. Theseus no puede evitar maldecir mentalmente mientras se pasa las manos por el cabello en un gesto de frustración nada propio de él; Albus buscaba tranquilidad, normalidad, y su amante beta terminó embarazado ¿cuánta normalidad hay en eso? Serán objeto de chismes, y quizá algún medimago quiera conseguir más de una respuesta.

Los betas embarazados eran tan raros que tampoco serían dejados tranquilos a la primera. Es sólo por un segundo, pero la idea de salir de ahí y aparecerse en San Mungo para deshacerse del problema cruza por su mente antes de empujarla lejos; no tiene intenciones de abortar ese bebé a pesar de lo conveniente que sería, simplemente sus instintos le gritan por conservarlo, incluso siendo un beta todo su cuerpo vibra de la necesidad pura de conservarlo. Simplemente no puede y no quiere terminar ese embarazo.

Es casi como si el mundo estuviera esperando que tome una decisión, porque es en ese preciso instante que las llamas de la chimenea se encienden de color verde, e instantes después su impresionante amante se planta sobre la alfombra de color tostado.

Theseus le sonríe sin poder evitarlo, pero cuando Albus inclina la cabeza mirándolo con algo más que curiosidad su gesto se congela. Claro que iba a notar algo diferente, por supuesto que iba a poder olerlo ¿por qué había esperado algo diferente cuando incluso sus compañeros de trabajo ya lo habían notado?

—¿Estoy esperando a tu hijo? —las palabras brotan de sus labios casi como una pregunta, pero ese brillo característico de los ojos azules de Albus le dan el pequeño empujón de confianza que tanta falta le hace— En San Mungo dijeron que vamos a tener un bebé.

Theseus jura una y otra vez a lo largo de su vida que no estaba esperando que Albus corriera hacia él y lo alzara en sus brazos, no lo esperaba y tampoco era que lo estuviera deseando con todas sus fuerzas, pero es lo que sucede. Se aferra a él con todas sus fuerzas su corazón latiendo a un ritmo desenfrenado por razones bastante diferentes, está eufórico por mucho que le duela el orgullo reconocerlo.

Es jodido beta y es un alivio que Albus siendo un alfa, ahora su alfa, no rechace a ese hijo que ambos esperan.

(…)

—Estás rompiendo conmigo —Leta lo mira con ojos enormes y una sonrisa empezando a tirar de sus labios, pero la contiene tan rápido como puede— ¿Sí sabes qué necesitamos una buena razón para romper nuestro compromiso verdad?

Theseus suspira, porque claro que lo sabe. Han estado atrapados en esa situación por años, tantos que incluso él siente como si estuviera siendo liberado de una enorme carga.

—Puedes decirle a tus padres que el contrato está roto —con sus palabras, el contrato mágico que se encuentra sobre el escritorio entre ambos se eleva en el aire y se prende en llamas—, estoy esperando un hijo de alguien más.

Theseus no puede decir con seguridad si el shock de su vieja amiga se debe a que su compromiso por fin está roto o a la inesperada noticia, pero agradece el silencio. Es rara la vez que está con ella y no discuten de alguna forma, independientemente de cuánto se quieran; simplemente aprovecha el momento y con un movimiento de la varita limpia el desastre de cenizas en su escritorio.

Toma una de las cartas que tiene que responder y con un placer tan grande, que difícil de explicar toma la hermosa pluma de fénix de su tintero nuevo. Albus había insistido, después de todo Theseus aún no podía ir por ahí con un anillo de compromiso, pero quería mostrarle su nivel de compromiso ahora que estaban esperando un hijo.

Theseus podía entender lo importante que era ese gesto, teniendo en cuenta que era una pluma de su familiar.

—Oh Dios mío —el jadeo sorprendido de Leta lo saca de sus pensamientos de golpe, pero la bruja no lo mira a él, sus agudos ojos están clavados en la pluma en su mano. Bien, mierda… Debió suponer que ella se daría cuenta, después de todo Dumbledore acostumbraba dar clases con una de esas en su escritorio— ¿¡Te estás encamando a Dumbledore!?

—Puedo explicarlo —y claro lo haría, Leta no lo dejaría salir de ahí hasta haberle exprimido el último detalle.

(...)

—Lo más increíble no es que usted y él estén juntos profesor, lo que de verdad me asombra y hasta me asusta es como Theseus parece un omega con todos esos instintos paternales a flor de piel, el martes pasado fuimos a buscar pintura mágica para las paredes y exigió ver todos los ingredientes y las acreditaciones del pocionista del lote, creí que nos iban a sacar a patadas si no cerraba la boca —Albus le sonríe a Leta a la vez que bebe un poco de su taza de té—. Entiendo que ser padre es muy emocionante, pero pienso que planear la boda debería ser una prioridad si no quieren que la señora Scamander de verdad les hechice el trasero.

—Theseus y yo hemos decidido que tendremos una boda discreta la próxima primavera, así no necesitamos planear mucho, nos casaremos en la sala de registros del ministerio y luego invitaremos a todos a cenar, por supuesto que está invitada señorita Black —Leta lo mira sin entenderlo, deseando por un momento poder leer la mente ¿acaso espera que vaya a la boda de su ex prometido? Claro que eso sería mejor que no ir.

—Le agradezco la invitación, profesor, pero creo que Theseus necesita que un poco de control o le juro que le terminarán prohibiendo la entrada a la mitad de los locales del Callejón Diagon —ella de verdad necesita que entienda, porque no está dispuesta a seguir a su viejo amigo por todos lados nunca más— ¿Cree poder ir con él de compras mañana profesor?

—Por supuesto, no tienes que preocuparte más por eso.

—¿Preocuparse por qué? —Theseus entra en la salida de estar con la bandeja del té flotando delante de él y ambos le sonríen, aunque la sonrisa de Leta es más bien un gesto aliviado y la expresión de Dumbledore es simplemente de satisfecha paz.

—La señorita Black tiene un par de compromisos, así que yo seré tu acompañante para las compras de mañana.

—Eso es genial, necesitamos ver los muebles y no estoy seguro de que estilo deberíamos de elegir…

(...)

Albus mantiene sus brazos alrededor de Theseus, su cabeza apoyada en hombro de su joven amante mientras este llena de órdenes al par de elfos que se encargan de poner los muebles en su lugar. Sus manos descansan casualmente en el vientre redondo del hombre, con seis meses puede sentir como su bebé se mueve y apenas puede creer la suerte que están teniendo, porque todo está yendo bien y no puede ni siquiera imaginar cómo las cosas podrían cambiar para mal.

(...)

—Debes parar, por favor ¡te lo suplico! —Theseus se queda congelado en su lugar y luego mira a Leta sin entender en lo más mínimo. Espera encontrarla en algún aprieto, pero ella simplemente está mirándolo con una expresión de diversión que no encaja con sus palabras— Entiendo que vas a dar a luz, pero enserio, estás volviéndome un poco loca con la selección de sábanas ¿entiendes que a tu bebé no le importa si es bordado con seda china o europea? Te estás convirtiendo en una mamá gallina Theseus.

Theseus quiere responderle algo que le cierre la boca, pero la verdad es que sabe que la burla tiene todos los fundamentos del mundo.

—Tu opinión no tiene validez si pasas más de una hora en la tienda decidiendo si el encaje de tu nueva ropa interior debe de ser con flores o corazones —Leta lo mira ultrajada, luego simplemente ríe y le da un manotazo en el hombro.

—Me preocupa que tan mimado va a salir ese bebé —la risa aún está en su voz y Theseus solo se encoge de hombros, no puede simplemente detenerse y dejar se planear y arreglar todo cuanto está en sus manos, estaba aterrado al principio por supuesto ¿quién no lo hubiera estado en su lugar? Pero había hecho las paces con ese embarazo, así que solo iba a disfrutarlo tanto como fuera posible, y no, no era un adicto a las compras, pero estaba bastante más emocionado de lo que habría imaginado.

(...)

Dumbledore entrá en San Mungo con una expresión que consigue asustar a la recepcionista, pero cuando el hombre se acerca a preguntarle por Theseus Scamander y ella confirma que está en el alá de partos y maternidad la chica sonríe y le informa todo con tranquilidad. Desde luego los padres siempre tienen esa expresión de pánico absoluto cuando su pareja empieza el trabajo de parto y ellos no están presentes, y tampoco se ofende cuando el hombre sale corriendo sin siquiera darle las gracias, simplemente encuentra adorable que incluso los Alfas pierdan por completo la cabeza en esos momentos.

Dumbledore por el contrario encuentra que todo eso es un completo desastre.

Se suponía que la fecha del parto sería hasta tres semanas después, cuando ellos tuvieran todo listo y él estuviera de vacaciones del colegio, ni siquiera habían armado la bolsa del hospital y la cuna se encontraba aún siendo pintada porque Theseus había decidido que prefería todo en blanco, antes que el color natural de la madera.

No, definitivamente las cosas no estaban saliendo como las había planeado.

Albus espera ansioso mientras el elevador se mueve, y cuando por fin llega a su planta corre por el pasillo, agradeciendo mentalmente cuando los medimagos y enfermeras se apartan de su camino con la facilidad que les dá la experiencia de trabajar en ese piso. No es difícil encontrar la habitación y cuando por fin está frente a la puerta se toma solo un par de segundos para respirar.

Abre la puerta y de inmediato una bruja bajita y regordeta le lanza un hechizo, un hechizo que con toda su experiencia como duelista simplemente recibe de lleno.

—¡No puede entrar aquí sin un hechizo esterilizador! ¡Vaya a la central de enfermeras por un traje y pidales el hechizo! —lo siguiente que sabe es que la puerta se ha cerrado frente a él y puede escuchar la risa divertida de Theseus en la habitación.

Supone que para él tiene que ser gracioso ver como una bruja lo corre de la habitación, pero no tiene las fuerzas ni la mente para preocuparse por eso, simplemente va a la estación de enfermeras y ellas le entregan un horrible traje de papel verde y le ordenan ponérselo antes de lanzarle el mismo hechizo que la medibuja le lanzó momentos antes.

Dumbledore apenas entiende cómo es que todo a su alrededor se mueve tan rápido, pero aún así todo lo ve pasar a cámara lenta, porque en un instante está de vuelta frente a la puerta abierta y le parece una eternidad el tiempo que le cuesta dar un par de pasos hasta colocarse junto a Theseus en la cama.

El joven le sonríe, pero su mueca refleja el dolor que siente.

—Vine tan pronto como me llegó el elfo —susurra besando su cabeza y tomando su mano.

—Llegaste a tiempo ¿pueden sacarlo ahora? —Theseus mira a la medibruja a su lado.

—Ahora es tan buen momento como cualquier otro, por favor, no se asusten al ver el corte, tenemos todo bajo control y hemos hecho esto tantas veces como ustedes han lanzado un hechizo limpiador —la sonrisa amable de la bruja les da seguridad a ambos, pero eso no impide que Theseus se ponga tan nervioso al ver la piel de su vientre abrirse que aparta la mirada; mientras que Albus puede decir con seguridad que comer ese filete a término medio durante el almuerzo no fue la mejor idea y tiene que cerrar los ojos.

Pasa lo que para ambos es una eternidad, pero en solo unos minutos el silencio en la habitación es roto por el llanto del bebé.

—Felicidades, han tenido una hermosa niña —ambos miran el pequeño bulto envuelto en una suave manta color blanco— ¿Desea cortar el cordón umbilical? —Albus asiente, apenas capaz de apartar la mirada de la suave y sonrojada piel del rostro de su hija, pero lo hace para tomar su varita y lanzar un Diffindo muy suave a la porción de cordón que sostienen para él.

Theseus sostiene a su bebé en brazos, sus ojos recorriendo, revisando cada dedo y cada porción de piel a la que tiene acceso.

Es absolutamente perfecta.

(...)

—Y todo salió perfecto mi pequeña —Albus acaricia la mejilla sonrojada de la bebé acurrucada en sus brazos—. Tu papá y yo nos casamos unas semanas después de que tu nacieras, así que gracias por haber cooperado conmigo, aunque pensé que tú habías sido concebida con la poción, resulta que estabas en la panza de tu papá incluso antes de que yo tratara de embarazarlo. Eres toda una Dumbledore, empezaste a hacer tus propios planes hasta antes de nacer.

Ariana suelta un gorjeo que a Albus le parece más una risita burlona. Su pequeña beta es el centro de su mundo, así como el de Theseus y si no fuera porque es demasiado pequeña aún, se estaría preocupando de los planes que esa preciosidad tiene para conquistar el mundo.


¿Les ha gustado? ¿Qué les ha parecido? La verdad es que les estoy agarrando cariño a este par ¡Y eso que no me agrada Dumbledore! Pero aún así, estoy cayendo en sus garras.
Muchas gracias por leer, y sí te ha gustado por favor deja un comentario, te lo agradeceré el doble~
Los amo~ Baibai~