Disclaimer: Los personajes y mundo de Shingeki No Kyojin no me pertenecen.
El Mundo Después del Fin.
1: Picture You.
''Y como una canción folk, nuestro amor durará para siempre''
7 – Taylor Swift.
Año 1054.
Su corazón dio un salto al momento de abrir sus ojos esa mañana y lloró por unos minutos mientras, agitada, agarraba su cabeza y tiraba levemente de sus cabellos oscuros y cortos, frustrada porque era la tercera pesadilla que tenía esa noche y nuevamente no podía descansar lo suficiente para funcionar bien durante el día. Culpó a sus nervios y ansiedad por los episodios de sueño que tenía el último tiempo. Había dejado la casa de sus padres hacía menos de una semana debido a que iniciaría su primer semestre de intercambio en la Universidad de Shiganshina.
A sus 21 años decidió irse de su país natal, Hizuru, para estudiar Historia en la Isla Paradis porque quería conocer parte de sus raíces por parte de su padre y ser capaz de estudiar los orígenes de la potencia mundial que eran los eldianos. En los últimos 70 años habían liderado en el desarrollo en tecnología y expansión económica gracias al avance militar que desarrollaron los años posteriores a la Batalla del Cielo y la Tierra, mientras que el mundo se fue rearmando, los antiguos imperios desaparecieron, naciendo así países independientes a lo largo de la región de los antiguos Marley y Hizuru, siendo estos territorios mucho más pequeños en la actualidad.
El despertador de su teléfono móvil dio el aviso de que era hora de empezar el día y sin ánimos cortó el estruendoso ruido para luego revisar sus redes sociales y contestar mensajes. Somnolienta y sin querer pensar en los sueños violentos que había tenido desde que había llegado a la isla, decidió levantarse pasado unos 10 minutos para darse una ducha y realmente despejarse.
Le tomó media hora para estar lista en sus vaqueros azules, una camiseta blanca y zapatillas del mismo color. Su rostro fino y blanquecino estaba cubierto levemente con maquillaje de tono natural y sus orejas estaban adornadas con 3 pendientes pequeños en cada una. Definitivamente se había vuelto una experta en ocultar el cansancio y también, buscaba no llamar demasiado la atención debido a su personalidad reservada y tímida, por lo que su estilo no era descuidado, pero sí sencillo.
Salió de su habitación con su bolso en mano y se dirigió directo a la cocina para preparar su desayuno para luego ubicarse en el comedor y disfrutar de su comida tranquilamente. Sin embargo, había olvidado que con su compañera de piso eso era imposible la mayor parte del tiempo.
Llevaba dos semanas instalada en un apartamento pequeño, pero moderno y acogedor. Le gustaba porque era fácil de mantener ordenado y limpio; bastante práctico, como ella. La chica que vivía con ella, lamentablemente rompía con todo ese esquema porque era un torbellino lleno de sorpresas con el que en realidad no se quería molestar en controlar, mientras no sobrepasara su espacio personal. Además, era simpática.
Y con media tostada en su boca vio en frente a ella a un chico delgado, de más o menos su edad, en ropa interior rascándose su cabeza y bostezaba despreocupadamente hasta que fue consciente de su presencia. El encuentro de ojos avellanas y negros se prolongó unos segundos hasta que el desconocido se retiró en silencio, dejándola descolocada y luego una conversación demasiado ruidosa se escuchó dentro de la habitación de la chica.
- ¿Cómo que te vio? Si es tempranísimo. Es imposible… - Exclamó la voz femenina.
- Bueno, es oriental. Seguro es una fanática que despierta a las 5 de la madrugada hasta los domingos.
- ¡Connie, si fuese así, habría escuchado todo lo que sucedió!
Bufó cansada y se apresuró en terminar su desayuno para no seguir escuchando tonterías. Cuando estaba colocándose su chaqueta de cuero negra para salir de una buena vez, vio que estaba su compañera atrás de ella a través del espejo, exageradamente nerviosa, mirándole fijo con sus ojos marrones y grandes, en las mismas condiciones en las que estaba el chico de antes y sin poder decir una palabra por temer de la reacción de la pelinegra.
- Mi… Mikasa…
- Solo asegúrate de que ambos anden vestidos cuando se paseen por el apartamento si saben que no están solos. – Dijo seria la chica sin girarse a encararla y dirigirse a la puerta. – Te veo al almuerzo, Sasha.
Aunque no estaba tan segura si quería verla de nuevo durante ese día.
Deseó haberles dejado en claro que le molestaban los estereotipos que tenían sobre su raza, pero no podía negar que para ella la responsabilidad era una de sus grandes virtudes, como también lo era el sentido del hábito y el orden. De no ser por eso, nunca habría llegado a Paradis en primer lugar.
Shiganshina era en general una ciudad moderna, pero con edificios antiguos en su centro y el paisaje primaveral le daba más vida a la estética de ella. La facultad le quedaba a unos 20 minutos caminando desde donde vivía, cosa que le agradaba, porque le gustaba distraerse observando los detalles de cada esquina mientras escuchaba música. No podía explicarlo, pero pasear por aquellas calles le dejaba una sensación extraña en el pecho. Un deseo se apoderaba de ella y le pedía ir corriendo a no sabía dónde y a eso se le sumaba el hecho de que soñaba cosas sumamente violentas que esperaba ignorar gracias a la vida universitaria.
Sus ojos no podían dejar de maravillarse por la arquitectura de la Universidad de Shiganshina. Era de gran tamaño, con el toque intermedio de ser un edificio clásico y moderno, dándole espacio a tener espaciosos jardines que separaban las distintas facultades. Llegar al edificio de Ciencias Sociales e Historia y ver la estatua de la antigua reina de la isla, Historia Reiss, hizo que su corazón se agitara un poco y su rostro parecía que lo había visto antes.
- ¿Sabías que la reina Historia ayudó personalmente a diseñar toda esta universidad, pero no pudo ser construida hasta 15 años después de su muerte? – Le dijo una voz masculina, interrumpiéndola y se encontró a su izquierda con un chico muy alto, de piel tostada y musculoso, pero no exagerado. – Lo siento, no pude evitar acercarme cuando te vi ¿No estás perdida? – Mikasa negó en un movimiento de cabeza y él le sonrió. – Soy Jean Kirstein.
- Mikasa Ackerman. – Respondió evitándole mirada, nerviosa. - ¿No la construyeron antes por la Guerra en el Medio Oriente?
- En parte sí, pero se dice que también hubo una persona que no le daba el permiso para construir en esta área, por eso nunca pudo comenzar la obra en vida y su hija, la reina Ymir, fue quien hizo realidad su deseo.
- ¿Un simple civil detuvo a la reina? – Preguntó sorprendida, mostrando su curiosidad claramente, lo que hizo sonrojar a Jean levemente.
- Bueno… Es lo que dicen. – Respondió entre risas. – Dime ¿Qué estudias?
- Historia. Tengo una clase ahora de Historia Moderna, de hecho.
- ¡Genial! Iremos juntos, entonces. – Respondió demasiado emocionado. – Yo estudio Leyes, pero debo cursar asignaturas extras distintas a la carrera.
Mikasa se sentía aliviada de haber logrado conversar con alguien sin hacer ni un esfuerzo por buscarlo, pero, así como Jean se le acercó de la nada, se percató que las miradas en general se posaban en ella durante todo el trayecto hacia el salón, como si fuera un objeto demasiado exótico para su vista. ¿Era una ciudad demasiado atrasada? ¿No que la globalización que los mismos eldianos impulsaron había traído consigo las migraciones y los países ahora eran racialmente diversos?
Su primera clase pasó sin grandes emociones y Jean se aseguró de acompañarla durante todo el primer receso para hacerle un recorrido rápido por todo el campus. No obstante, no sabía cómo decirle que se detuviera porque no quería sentirse muy sobrepasada con tanta información y, además, para que fueran recién las diez de la mañana, se sentía más observada de lo que acostumbraba en un día normal y le incomodaba demasiado.
- ¡Jean! – Gritó otra voz masculina desde una de las bancas del parque de la facultad de Leyes. El castaño se tensó y su expresión fue de puro disgusto por el comentario, cuando el chico se acercó. – Primera clase distinta y ya te atreves a ligarte a una chica. – Comentó burlesco, pero sin maldad en su tono.
- ¿De qué hablas? Es una chica de intercambio y solo necesitaba algo de ayuda ¿Verdad? – Mikasa solo levantó sus hombros, sin saber qué decir.
- Claro. Justo una chica de intercambio de las más guapas. – Comentó guiñándole el ojo a la pelinegra, haciendo que las mejillas de la pelinegra se tiñeran levemente en rojo. El chico era igual de alto que Jean; de rostro pecoso y pálido. – Soy Marco Bott. El mejor amigo de Jean.
- Mikasa Ackerman. – Dijo nuevamente tímida. – Gracias por acompañarme, Jean, pero tengo otra clase. – Anunció rápidamente en una leve reverencia. – Nos vemos.
- Espera… - Alcanzó a decir el castaño, pero Mikasa se fue tan rápido como pudo. – Gracias, Marco. – El nombrado se largó a reír y le dio unas palmadas en la espalda para animarlo.
Si era sincera, no tenía clases hasta las 11:30, pero su límite de sociabilidad ya había llegado a su punto y no le apetecía conocer a más personas por ese día. Así fue que, esperando a que no le siguiera el chico Kirstein, se fue directo al parque más grande que era rodeado por todas las edificaciones de la universidad en forma de ''U'', cuyo centro tenía un hermoso árbol frondoso de hojas verdes oscuras y sin tomarle mucha atención, dejó que su cuerpo se recargara en su tronco y se sentó botando un largo suspiro.
Odiaba que la somnolencia le llegara tan temprano cuando tenía por delante un largo día de estudios, pero extrañamente el parque estaba vacío y reinaba la tranquilidad en él. Sus orbes oscuros se abrieron lentamente y se topó de golpe con la ciudad de Shiganshina a sus pies.
¿Estaba en una colina? ¿Cómo no se había percatado de eso? ¿Era porque la ciudad era tan grande y estaba tan poblada que eliminaba esa sensación de altura? ¿Por qué existía un mirador en un lugar tan poco concurrido por los estudiantes?
Pestañeó una vez y el paisaje era completamente verde, con unas casas en la lejanía. Lo hizo dos veces más y volvía a aparecer la ciudad, ahora mucha más cerca y moderna.
Frunció el ceño, extrañada. Definitivamente el agotamiento le estaba jugando malas pasadas y le hacía ver cosas que no eran, no obstante, no podía negar que con todo el ruido que podía crear la ciudad, en ese lugar, al fin sintió que la opresión que había cargado en su pecho desde que había puesto un pie en Paradis, desaparecía y su mente no se sentía tan en alerta.
No fue consciente de cuánto fue el tiempo que estuvo recostada en aquel árbol. Hasta podía asegurar que a ratos dormitaba y en otros solo se quedaba mirando la ciudad o algo que había más allá de ella. Estaba y no estaba presente. ¿Qué rayos era ese lugar que la hacía sentir tan extraña? ¿Qué la llevó a elegir Shiganshina antes de cualquier otro lugar del mundo? ¿Su padre? No. Su padre le contó alguna vez que uno de sus bisabuelos era de la isla y que luego vivieron en Marley, pero nada muy detallado porque ni él recordaba bien a esos familiares.
- Mikasa… - Escuchó el murmullo de un joven que le llamaba.
- Hey.
- Mikasa…
- ¡Oye!
La chica se sobresaltó y parpadeó varias veces. En su hombro se posaba la mano de alguien, siguió su camino por su brazo, hombro hasta llegar a su rostro tostado. Tenía la expresión de alguien preocupado y sus ojos … ¿verdes o azules? Grandes y llenos de emoción. Hebras de cabello castaño oscuro le caían en su cara por el largo que tenía, era posible incluso que se pudiera hacer una coleta.
De pronto sintió unas ganas enormes de llorar porque en su mente escuchaba.
- Eren…
- Estoy en casa.
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.
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So… ¿Qué fue esto? Ni yo lo sé.
El final del manga me dejó en depresión por estos dos y como me duele cada vez que recuerdo que no pudieron estar juntos y pues… me salió esto.
Si es un one shot, no lo creo. Era la idea, pero de pronto se me ocurrió meter más personajes y me imaginé todo lo que pudo haber pasado en 200 años después de la muerte de Eren y bueno… quizás sí pueda hacer una segunda parte e incluso una tercera. Depende también si les gusta y me motivan a escribir más jeje.
Son exactamente las 5:30 a.m. y me quedé hasta esta hora solo para terminar esta idea. Supongo que tenía que sacar de alguna forma la angustia.
Espero que les guste y agradezco cualquier comentario al respecto. También pueden contarme qué piensan del final y cómo se sienten con él.
Un abrazo!
Buenos días, buenas noches.
