TODO EL MÉRITO A SUS CREADORAS Y AUTORAS A MISUKI E IGARASHI, LES OFREZCO UNA IDEA ALTERNA A LA OBRA ORIGINAL.

AMARTE MÁS QUE NUNCA

Capítulo 1.

EMPEZANDO DE 0

PATTY.

Sabía que se perdería del bautizo de los hijos de su mejor amiga pero tampoco podía permitir que su abuela viajara sola, esa anciana que la ayudó cuando más sola se sentía, esa anciana que la hizo florecer para que la vieran… no solo por su belleza sino por sus cualidades, dos meses después de su partida del puerto de Nueva York se encontraba en una lúgubre Francia… no era nada de lo que ella recordaba y aunque ya terminada las intromisiones alemanas todo el país se encontraba devastado, llegaron a la campiña familiar y le sorprendió verla aún en pie ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta destrucción! Por una semana la abuela Martha arregló todas las diligencias que fueron la razón por las que estaba en ese lugar.

Patty… ¡Patty! – la llamaba con insistencia.

La niña Patty ha salido madame – contestó Marie.

¿Cómo? ¿dejó dicho a donde iría?

Si madame… ella le dejó dicho que iría a comprar algunas cosas para llevar a América…

¿hace cuánto salió?

Apenas como media hora madame.

Bien… cuando llegue dile a mi nieta que la espero en mi recámara.

Caminaba por las calles de París y se dio cuenta que los monumentos emblemáticos del país se encontraban intactos y de pie… los hospitales estaban por reventar y en las calles se podían apreciar a personas en la total indefensión ¿Cómo podía ser tan egoísta? Pensaba para sí misma… lo poco o mucho que llevaba lo utilizó para comprar pan y leche para repartirlos y aún así no fue suficiente… había tantas personas hambrientas.

Por favor Jean… regresa al auto… abajo del asiento hay dinero… tráelo y compra lo que se necesita… pan y leche por favor… hay que ayudar a ésta gente – pasó más de cuatro horas tratando de mitigar el hambre y la sed cuando un joven con harapos se acercó a ella con el único propósito de verse beneficiado y así satisfacer a su estómago vacío, ella volteó y lo observó, la maraña de cabello que cubría su rostro no le dejaba verlo con claridad y cuando ella intentó descubrírselo él joven retrocedió muy asustado cayendo de espaldas y arrastrándose en el sucio suelo para alejarse de ella, sentía que su corazón golpeaba su pecho y no dejó que él se alejará… lo persiguió hasta alcanzarlo – ¡espera! – el joven se detuvo tratando de llenar sus pulmones tocándose su costado izquierdo, volteó lentamente hasta estar frente a ella – ¡Stear! ¡mi amor! – y sintió como su cuerpo se aflojaba hasta caer a un vacío oscuro… el joven se acercó rápidamente evitando que cayera al sucio suelo, la debilidad que sentía hizo que ambos cayeran, la colocó en su regazo regalándole a sus ojos la belleza que tenía entre sus brazos, abrió su camisa y sacó una cadena que tenía colgada en el cuello y de ella pendía una cajita musical y dándole cuerda con dificultad a causa de sus dedos maltrechos la música los arropó a ambos… sus lágrimas se ocultaban en su crecida barba.

Patty… mi Patty… – acariciaba su lozano rostro con sus dedos, ella aún seguía perdida en su inconciencia – ¡Dios mío! Gracias por éste momento – estrechándola más a su cuerpo, lloró todo el tiempo que no pudo tenerla entre sus brazos, lloró por haberse equivocado, lloró por la injusta que es la vida, lloró por sus decisiones y no había modo de que su llanto cediera, era demasiado los que tenía en su pecho, sentía que todo se desbordaba y tenerla a ella en ese momento lo hacía pensar en que todo había terminado para él… Jean se acercó con cautela hacia ellos y desde donde estaba reconoció a aquel joven que bajo sus harapos aún conservaba su belleza que se negaba a perderse.

Joven Stear – lo llamó tratando de no asustarlo… pero en esas condiciones no lo logró, Stear se tensó tratando de apartar con suavidad el cuerpo de Patty del suyo – no joven… no se asuste – poniendo sus manos en alto frente a él, dobló una rodilla para cerciorase que Patty de encontrara mejor.

Por favor… llévatela… sácala de éste lugar – sentía un gran nudo en la garganta

Acompáñenos joven – él sacudía la cabeza

No… no puedo… ya no soy el mismo… ella – y rompió a llorar amargamente una vez más abrazando más fuerte el cuerpo de Patty y sintió que se movía, bajó su cabeza y vio como ella entreabría sus ojos y así como estaba escuchó la música y ésta se coló en sus sentidos… no le importó el olor que su cuerpo expedía, la mugre que se veía en su rostro… en sus cabellos a ella solo le importaba él y lo abrazó por el cuello.

Stear… mi amor…

Srita Patty… traeré el auto – ella reparó en el chofer y solo asintió

Por favor – con sus manos despejó su rostro de sus largos cabellos - ¡Dios mío! ¡te encontré! – no quería soltarlo… se aferraba más a él – regresa conmigo – se lo decía mirándole a los ojos… el miedo, la desconfianza y el temor se desvanecieron de la mirada de Stear.

Patty… yo… olvídate de mí… ya no soy el mismo chico de nuestra adolescencia… ahora… – puso su mano derecha frente a ella y para sorpresa de él Patty la tomó y besó la palma de su mano, no le importó lo que le faltara ella solo lo amaba a él y ese arrebato de ternura le permitió aceptar que había una posibilidad para ambos, ella se levantó y le extendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie

Jean llegó con el auto y Patty ayudó a Stear a subir… hacía años que no se subía a uno, sentir la suavidad de los asientos lo estremeció un tanto, estaba tan acostumbrado a vivir últimamente en las calles a alimentarse de la basura que todo lo que tuvo alguna vez ya no tenía sentido cuando no se vive en paz, cuando los intereses de otros laceran la tranquilidad de miles… él sentía que había fallado… no pudo obtener paz… perdió familia… perdió a Patty, pero sobre todo se perdió así mismo.

Llévanos a casa Jean – tomando de la mano a Stear con firmeza – no temas – él apenas le sonrió.

Como ordene señorita – el traqueteo del auto a causa de las calles maltrechas lo ponían un tanto nervioso, pero cuando salieron de la ciudad para adentrarse al campo sus ojos apagados cobraron un poco de vida recordándole los ojos de cierta rubia.

Patty… – volteó hacia ella – como – y sus ojos azules una vez más se inundaron de lágrimas – ella se acercó y lo abrazó pegándolo a su cuerpo.

Todo a su tiempo mi amor… si te hace bien llorar hazlo… desahógate, pero por favor no te apartes de mi – él solo correspondió y se abrigo en el calor de los brazos de ella.

Cuando llegaron a la campiña Stear descansaba su cabeza sobre el regazo de ella… acariciando su cabello no tenía corazón para despertarlo, Jean abrió la puerta y comprendió que debía darles un poco de privacidad.

Jean… por favor – le hablaba en susurros – haz que preparen una habitación… él necesita asearse… afeitarse…

No se preocupe señorita… tendremos todo dispuesto para la comodidad del joven Stear ¿hablará con madame Martha?

Si… ¿puedes llamarla? Y por favor sé discreto necesito que alguien lo ayude a llegar a la habitación.

Stear se sobresaltó un tanto asustado y confundido… "todo fue un sueño" se dijo así mismo, pero al aspirar el sutil aroma de perfume sintió un poco de paz, la mano de Patty acariciaba su rostro tranquilizándolo.

Shhhh… dejé que durmieras un rato más… hemos llegado ¿crees que puedas caminar tu solo? – él asintió incorporándose sobre el asiento.

Si… solo dame un poco de tiempo… siento las piernas entumecidas – ella le sonrió.

Jean te ayudará a llegar… cualquier cosa que necesites… por favor – bajó del auto y extendió su mano a él, Stear se la tomó y al tocar tierra sintió que las piernas le temblaban – sostente en mi… Jean… Pierre – ambos hombres lo sostuvieron y lo llevaron al interior de la residencia y ahí la vió esperándola con esa sonrisa esperanzadora y los brazos abiertos.

Abuela – y se abrazó a ella.

¿Cómo estás?

Lo… lo encontré – su voz se cortaba a causa de su llanto.

Patty… ¿aún lo amas? – se separo de ella para mirarla a los ojos.

Si abuela… nada ha cambiado para mi… él necesita de mi apoyo… y yo lo necesito a él… lo quiero en mi vida…

¿y el joven Grandchester?

Él siempre supo de mis sentimientos hacia Stear y ahora que lo he encontrado quiero ayudarlo a retomar su vida.

Yo te ayudaré niña… Dios sabe cuanto deseo que seas feliz.

Gracias abuela… gracias por estar siempre conmigo y apoyarme – abrazándola de nueva cuenta.

Ve con él hija… ayúdale a asearse…

Pero abuela yo… – le dijo un tanto escandalizada.

Hija... no soy precisamente una mujer con la mente cerrada… por más de 5 años lo perdiste… por todo ese tiempo añoraste tenerlo una vez más… y ahora que lo tienes contigo ¿piensas perder la oportunidad de abrir tus sentimientos a él? Ya no eres una jovencita de 16 años Patty… a tus 22 años lo que decidas hacer ya no me sorprenderá porque estoy segura que lo harás por amor – Patty solo asentía llenando sus pulmones de aire y cerrando los ojos… el peso que sintió por años simplemente ya no existía y con una renovada seguridad se dirigió a la recámara donde se encontraba el hombre que una vez perdió.

Hola chicas… no pude evitar las ansias de presentarles ésta nueva historia… no estoy segura si será un minific o una historia larga… lo que si puedo asegurarles es lo emocionada que me siento al compartirlo con ustedes.