Otro nuevo fic, no me juzguen adoró escribir. Es un hobbie que no puedo dejar.

Nuevamente les traigo un fic de esa genial serie de brujitas que tanto nos gusta. Sin más preámbulos nos vemos al final del capitulo.

The Owl House y todos sus personajes son propiedad de Dana Terrace y de Disney. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Escenas y lenguaje fuerte no apto para algunas personas, por favor leer con discreción.


Sinopsis.

Eres una chica mala y rebelde que sólo sabe meterse en problemas, amas el poder y eres la peor persona por decisión propia, sientes que el odio te hace más fuerte y las emociones no son lo tuyo, por esa razón y por andar haciendo cosas que están mal terminas en un mundo desconocido para ti y para el resto del mundo humano.

Acompaña a Luz Noceda a conocer a su verdadera Yo y a sobrevivir a los problemas en los que ella misma se mete. (AU).


Capítulo 1: Libertad.

Un autobús amarillo recorría la carretera a una velocidad moderada. Al lado de este había un letrero que decía "Correccional de menores". Allí iban muchas chicas, todas muy jóvenes. Ninguna pasaba de los veinte años.

Todas usaban ropas completamente naranjas. Camisa manga larga y pantalón, todo era del mismo color a excepción de sus zapatos que eran negros. El ambiente era uno muy pesado inclusive triste.

Ya que cómo sabrán, ellas no iban de excursión. No, las esposas que traían en sus manos daban a entender que eran llevadas a un lugar al que no querían asistir.

Pero que por andar haciendo cosas malas pues era su castigo lo quisieran o no.

En su totalidad habían cinco chicas y varios guardias en el autobús. Las chicas variaban en su aspecto. Algunas eran rubias y otras de color de piel un poco clara, pero la que más llamaba la atención era una chica de piel morena de complexión un tanto fornida, tenía el cabello corto castaño, ojos color avellana. Era alta ya que tal vez estaba en sus quince años, quien sabe.

Esta se encontraba cabizbaja. Sus ojos estaban hinchados. Al parecer había estado llorando pero no de tristeza, su expresión reflejaba un sentimiento de odio puro.

No estaba triste, estaba molesta por no ser lo suficientemente fuerte cómo para poder hacer pedazos a todos en el autobús y así poder escapar.

Levantó su vista y no pudo evitar suspirar al ver que a la distancia se veía una enorme prisión que era al sitio a dónde la llevaban y que permanecería allí por los próximos diez años con tres meses y medio si se portaba bien. Pero eso sería imposible ya que no iba a ese lugar precisamente por buen comportamiento.

Si no, por todo lo contrario. Era una chica rebelde y portarse muy mal era lo suyo.

—Esto es injusto... —Murmuró.

Frunció el ceño para luego bajar la mirada. Recordaba los sucesos que la habían traído hasta aquí. La verdad que no eran para tanto según ella.

Hace unos días.

—Luz... —Dijo un hombre regordete de unos cincuenta y tantos años de edad. Usaba anteojos y traje de corbata aunque no usaba el saco. Este observaba sentado desde su escritorio a la joven que estaba en la silla del frente. —¿Otra vez aquí? —Era más una afirmación que una pregunta. —Ya es la tercer vez en la semana y eso que apenas es martes...

Odiaba ver cómo algunos estudiantes hacían hasta lo imposible para no aprender de sus errores. Cómo director era lo que más odiaba tener que presenciar y tolerar.

La chica simplemente se cruzó de brazos y rodó sus ojos a un lado. Odiaba tener que lidiar con adultos aburridos. Era joven y la diversión era lo único en su vida.

—¿Qué quiere que diga?, ¡Los maestros están en mi contra! —Se quejó ella alzando sus manos al aire.

El director se quitó sus gafas y se sujeto el tabique de la nariz con dos de sus dedos. La chica no se sabía otra excusa. Siempre era echarle la culpa a los demás.

Nunca se hacía responsable de sus errores.

—Luz, los maestros no están en tu contra... —Comentó él.

—¡Pero no hice nada! —Se defendió ella.

—Luz... —La miró seriamente. —Trajiste una bolsa llena de ratas a la escuela y la soltaste en la cafetería a la hora del almuerzo, el caos que provocaste fue demasiado.

Ella en vez de sentirse mal por lo que hizo soltó un par de carcajadas. Adoraba ver el mundo de cabeza. Aún podía escuchar los llantos y los gritos no sólo de las chicas, si no que de algunos chicos y maestros. Sin duda alguna la mejor broma de la historia.

El hombre simplemente la observó con enojo. No quería creer que ella fuera un caso perdido pero empezaba a dar señales de que si lo era.

—Vamos a ver, ¿Te parece gracioso el pánico que tus ratas causaron en la cafetería? —Preguntó serio.

—Efectivamente, la mejor broma de la vida —rió ella.

—¿Y lo que hiciste ayer en la clase de química? El mezclar muchos químicos y provocar una nube tóxica que intoxicó a varios estudiantes —preguntó nuevamente.

—Bah, la mayoría exageraron en querer ir a urgencias al hospital para no tener que venir a la escuela... —Se quejó ella. —No se cómo les creyeron...

El director suspiró.

—¿Y lo que hiciste también ayer?, Prácticamente enviaste al hospital al profesor de educación física cuándo le aplicaste una llave de artes marciales causándole una lesión en su cuello —le recordó él.

—Bah, ese sujeto estaba tan subido de peso que más bien le hice un favor al intentar hacer que se ejercitará un poco —comentó. —Y ni siquiera dijo gracias.

Dicho eso se cruzó más de brazos y volteó a ver a otro lado. El director se tapó sus oídos con ambas manos. Ya no quería seguir escuchando a esta chica. Aún faltaban decenas de faltas más que enumerar pero ya había tenido suficiente.

Odiaba hacer esto pero era su deber cómo máxima autoridad en la secundaria poner en funcionamiento las reglas para que se cumplan y velar por la protección de los estudiantes y maestros.

Le daba pena tener que hacerlo, ella tenía casi quince y era su último año, estaba tan cerca de la preparatoria, pero las reglas no deben romperse jamás.

—Si así son las cosas no me dejas otra opción más que expulsarte —sentenció él.

Luz abrió su boca y ojos lo más que pudo por la impresión. Pero luego volvió a fruncir el ceño desviando la mirada a un lado con algo mucho peor que el enojo...

La sed de venganza.

—¿Por cuanto tiempo voy a estar expulsada? —Preguntó viendo de reojo al viejo hombre.

Este negó con su cabeza lentamente.

—Lo siento Luz, pero la expulsión es definitiva. Ya no puedes volver a esta escuela —aclaró él. Abrió un cajón en su escritorio y de este extrajo un folder con documentos. —Tengo un par de lugares que podrían aceptarte en una semana. Así no perderás el año y podrás seguir adelan...

¡Slap!

El sonido de la puerta siendo fuertemente azotada le llamó su atención. No vio a la chica por ningún lado. Obviamente acababa de salir. La conocía muy bien, era una chica de muy mal carácter.

Solo esperaba que no se metiera en problemas o podría pagar las consecuencias de una forma muy severa.


—Ya verá —murmuraba una muy furiosa Luz Noceda mientras caminaba por los largos pasillos de la escuela en dónde ya no la querían. —Si este será mi último día, pues me iré en grande.

Con una sonrisa llena de maldad se acercó a donde habían una vitrinas de trofeos y varios equipos que usaron estudiantes que lo dieron todo para llevar el nombre de la secundaria a lo más alto.

Pero a ella no le importaba eso. Simplemente tomó un bote de basura que estaba por allí cerca.

¡CRASH!

Sin perder el tiempo lo arrojó contra la vitrina rompiendo los vidrios de esta. Se acercó y tomó un bate de béisbol que estaba entre el equipo de deportes allí guardado.

—Qué comience la fiesta —dijo Luz.

Sin perder tiempo fue caminando por el largo pasillo mientras golpeaba los casilleros con el bate. La mayoría quedaban dañados haciendo que las puertas de estos cayeran al suelo.

¡PAM!

Sin piedad golpeó un bebedero y de este empezó a derramarse mucha agua en grandes cantidades. Una alumna que estaba allí vio horrorizada lo que ella hacía y no dudo en salir huyendo del lugar.

La chica siguió con su vandalismo. Golpeó una alarma de incendios con el bate.

¡RIIIIIIIIINNNNNNGGGGG!

Inmediatamente está se activo y los alumnos junto con los maestros empezaron a salir de sus salones para ponerse a salvo.

Luz se escondió en el baño de chicas y al ver que no había nadie a la vista tomó rumbo al laboratorio de química.

Un rato después.

Ella salía de este con varios frascos con un líquido azul en estos.

—Para lo único que me sirve la química es para fabricar juegos artificiales de buena calidad —dijo refiriéndose al químico altamente volátil que había mezclado.

Sin pensarlo dos veces abrió una puerta de un salón y lanzó el primero.

¡KABOOOOOMM!

Sonó una muy fuerte explosión y al instante un gas altamente tóxico y mucho fuego empezaron a expandirse por el lugar.

Ella corrió por lo pasillos directamente a la oficina del director. Abrió la puerta de una patada y sin importarle si el estaba allí o no, arrojó otro frasco en el interior de la misma.

Otra explosión retumbó en los alrededores producto del químico altamente volátil.

—Rayos, lástima que ese idiota no estaba allí —exclamó Luz al ver que el director se había ido.

Viendo que todo el lugar empezaba a prenderse en llamas decidió salir por una ventana abierta. Al verse afuera no pudo evitar sonreír de manera malévola al ver que estaba en el estacionamiento de maestros.

Metió todos los demás frascos en su mochila y la cerró rápidamente.

—¡PASE LARGOOOOOO! —Gritó una frase de su deporte favorito para luego arrojar la mochila en medio del estacionamiento.

¡KABOOOOOMM!

Una muy fuerte explosión fue provocada por esa acción. El fuego se expandió rápidamente por todos los autos. Estos no tardaron en cubrirse por las llamas.

No pasó mucho tiempo para que cada uno empezará a explotar llamando la atención de las autoridades, las cuáles se escuchaban las sirenas de los distintos servicios de emergencias a lo lejos.

Pero a Luz no le importaba eso en lo más mínimo. Ella ya se encontraba caminando por la calle camino a su casa con sus manos metidas en su chaqueta negra la cuál fue lo único que sacó de su casillero.

Lo demás eran puros libros que no volvería a usar en su vida. Pues no pensaba volver a estudiar nada nunca jamás.

—El crimen perfecto —murmuró con una sonrisa llena de malicia.

Pues estaba orgullosa de lo que hizo.

Más tarde.

Eran cómo las siete de la noche y Luz por fin se dignaba a volver a su casa ya que estuvo vagando toda la tarde por algunas zonas muy peligrosas de la ciudad que eran cómo su área de recreación.

—¡Luz, mija por fin llegaste!

La chica se vio envuelta en un abrazo por su madre, una mujer adulta con la misma tez que ella, con su cabello del mismo color atado en un moño atrás de su nuca, usaba anteojos y un uniforme azul claro de enfermera.

Se veía muy preocupada. De manera molesta la adolescente se apartó de ella.

—¡Que te pasa mamá! –Exclamó Luz.

Odiaba ser abrazada por su madre. Es más, detestaba cualquier muestra de afecto de cualquier persona o cosa en el mundo. Ya había pateado varios perros callejeros por andarse restregando en ella.

¿Qué acaso el universo no entendía que ella era una persona dura y libre de emociones? Una chica poderosa capaz de partirle la cara a quien sea, cuándo sea y donde sea.

Ignorando a su odiosa madre. Luz pasó al lado de ella con rumbo al refrigerador. Al llegar extrajo del interior de este una gaseosa.

Hacer vandalismo si que la dejaba sedienta y su bebida energética favorita le devolvía todas sus energías.

—Luz... —La llamo su madre.

La mencionada volteó a verla con cansancio. En verdad detestaba a los adultos y sus reglas.

—No mamá, no tengo tiempo ni ánimos para ti, hoy fue un gran día y nada ni nadie podrá hacer nada para...

¡Ding! ¡Dong!

El timbre sonó interrumpiendo los alegatos de la adolescente.

Para dejar de hablar con su madre decidió ir a abrir. Pasó al lado de la mayor. La cuál por alguna razón se cubrió su rostro con ambas manos seguidamente empezó a llorar.

A Luz le extraño eso pero enseguida se encogió de hombros. No entendía a los adultos y no quería hacerlo. Ser joven era lo mejor.

—¿Si? —Preguntó al abrir la puerta y encontrarse con un oficial de policía.

Este era de tez blanca con una altura muchísimo mayor que el de ella y la de su madre.

—¿Eres Luz Noceda? —Preguntó este.

—¿Quién pregunta? —Respondió esta con una pregunta cruzándose de brazos y apoyándose de espaldas contra el marco de la pared. Lo miraba con burla.

—¿Eres o no eres Luz Noceda? —Volvió a preguntar este pero con un tono más elevado de voz.

Ella vio de reojo a un lado del policía que un par de oficiales más se acercaban, eran otro hombre blanco y una mujer de color.

Era obvio que la buscaban. En este maldito mundo existen leyes que le impedían hacer lo que quisiera. Nunca faltaba un llorón que le molestará las cosas que ella hacía.

—Seguramente fue el maldito ese del director quién me culpo por lo que obviamente hice... —Murmuró por lo bajo. Pero sabía cómo zafarse de esta. Ya había burlado a los policías muchas veces y era una experta prácticamente. —Iré a llamarla, espere aquí... —Dijo al tiempo en que se adentraba más en la casa con la intención de huir por la entrada trasera o por alguna ventana. —Ya vuelvooooooo. —Se despidió del hombre de la ley agitando su mano mostrándole una sonrisa cínica. Este en respuesta simplemente asintió.

Ya se veía libre mientras caminaba. Era imparable. Podía hacer lo que quisiera y siempre saldría victoriosa.

O tal vez no...

—¿Huh? —La latina se extraño cuándo su madre la abrazo por la espalda.

—No... —Dijo su madre.

—Mamá, sueltame... —Pidió esta con molestia.

—Ya no harás más daño Luz... —Dijo esta con lágrimas en sus ojos. —Pueden entrar oficiales... —Exclamó.

Al instante los oficiales entraron a la casa.

—¿Ella es Luz Noceda cierto? —Preguntó un tanto furioso el primer oficial.

La chica observó rápidamente a su madre. Estaba lista para empujarla y salir corriendo hacia su libertad.

—Si es ella, oficiales... —Dijo la de lentes. —Llevensela...

Esas palabras viniendo de su propia madre la dejaron paralizada. Enseguida los policías la sujetaron de los brazos y se las colocaron atrás de su espalda para esposarla.

—Luz Noceda estas arrestada por cometer vandalismo en contra de la secundaria dónde estudias...

Ella simplemente no escuchaba mientras le leían sus derechos. Solo había un pensamiento en su cabeza en estos momentos.

Venganza.

¡PUNCH!

Todos los presentes se quedaron callados. Sorprendidos por lo que acababan de ver. La oficial que le ponía las esposas a la chica no esperaba que esta se soltará y le diera un puñetazo en la cara a su propia madre.

—¡ERES UNA MALDITA TRAIDORA! —Gritó Luz sacando a los oficiales de su trance.

Rápidamente sacaron sus armas paralizantes.

—¡Quieta! —Gritó la oficial.

La madre de Luz estaba en el suelo sujetándose su cara. Sus anteojos habían caído en alguna parte. Esta no paraba de llorar, no por el golpe si no por que había fallado cómo madre.

Siempre se quedó callada cuando su hija hacía cosas malas. Nunca la regañaba y siempre estaba fuera de casa ignorando lo que ella hacía. Nunca le decía nada hiciera lo que hiciera.

Pero la llamada que recibió del director acerca de la expulsión de su hija de la secundaria por mal comportamiento. Además del vídeo que varios maestros y alumnos le enviaron mostrando a Luz en pleno acto vandálico el día de hoy.

Fue un enorme balde de agua fría sobre su cabeza. Debía hacer algo y pronto.

Y eso era llamar a la policía.

Alzó la vista y su ser se lleno de miedo al ver a su propia sangre acercarse a ella con una expresión asesina y con intenciones de hacerle daño.

Simplemente cerró sus ojos y dejó que pasará lo que tuviera que pasar.

—¡Al suelo! —Gritó la mujer policía.

Acto seguido disparo su arma eléctrica y está se incrustó en la espalda de la chica. Provocándole parálisis al instante, haciendo que su cuerpo temblará y que esté cayera inmóvil al suelo.

Luz quedó noqueada al instante. Su madre vio con lágrimas en sus ojos cómo el cuerpo de su amada hija era levantado por los oficiales y cargado hasta la patrulla.

Al salir todos de la casa. Ella simplemente se levantó y se sentó en el sofá de la sala en dónde cubrió su cara con ambas para luego seguir llorando con fuerza.

Sentía que lo había perdido todo, absolutamente todo.


Los días pasaron.

La joven rebelde llevaba varios días metida en la cárcel del condado. Odiaba estar allí, quería ser libre y siempre maldecía a la única persona responsable de que ella estuviera enjaulada cómo un animal.

—¡Te maldigo mamá! —Exclamo mientras sujetaba con fuerza los barrotes de su celda.

—¡Silenció allí mocosa! —Ordenó un guardia que pasaba junto a la celda.

—¡Obligame perro! —Gritó enfurecida.

¡PAM!

—¡Aaaah! —Se quejó por el dolor cuándo este le dio un golpe en sus manos con una macana. Sólo así las quitó de los barrotes para soplarlas un poco. —¡GRRRRRR! —Unos segundos después vio enfurecida al idiota que se atrevió a pegarle.

El guardia ya se había ido pero ella sabía que volvería así que esperó y esperó. En cualquier momento volvería y lo haría pagar.

Pasaron unos minutos mientras ella esperaba. Se mantuvo inmóvil y en silencio apoyando sus manos contra los barrotes apretandolos con mucha fuerzas.

Debía vengarse. Siempre devolvía todo lo que le hacían. Las personas debían tratarla con respeto y si alguna no lo hacía, pues lo pagaría.

De repente se preparó.

El guardia volvía y era hora de jugársela.

Este venía golpeando los barrotes con su macana por diversión. No se imaginaba lo que esperaba a continuación.

—¡Aaahhh! ¡OYE! —Gritó más sorprendido que molesto.

No esperaba que la chica a la que disciplinó hace unos minutos lo tomará por la espalda y lo sujetará del cuello.

—¡Ayudaaaaa! ¡Necesito refuerzos! —Empezó a gritar este al ver que no podía liberarse ya que la chica lo sujetaba no solo de su cuello con sus brazos si no que está se las ingenio para sacar sus piernas y ponerlas alrededor de su estómago dejándolo inmóvil mientras ella aumentaba la fuerza del agarre en su cuello.

Este empezaba a sentir que el aire le faltaba. La chica si que tenía fuerza.

Luz escuchaba a más de esos idiotas acercarse pero el cuerpo del hombre se empezó a aflojar y a aumentar de peso.

Y eso solo significa una cosa.

Había quedado inconsciente.

Al final ella lo soltó dejando su cuerpo caer sentado mientras se deslizaba por los barrotes.

Cuándo llegaron los demás guardias vieron a su compañero inmóvil sentado en el suelo apoyado de espaldas contra la celda.

—¿Qué hiciste? —Preguntó muy furioso uno de los guardias.

—Sólo me vengue... —Dijo Luz mientras se encogía de hombros y sonreía feliz por lo que hizo.

¡PAM!

Acto seguido le dio una patada en la nuca al guardia y el cuerpo inmóvil de este cayó de cara al suelo.

Todo eso bajo la atenta mirada de los demás. Estos primero vieron a su compañero sin decir nada para luego voltear a ver lentamente a la prisionera que se había atrevido a hacer tal cosa.

—Ups, mi pie se movió solo... —Dijo Luz con una sonrisa llena de malicia. —No lo siento... —Entrecerró sus ojos.

Esa chica era el mal en carne y hueso.

Más tarde.

Luz era lanzada nuevamente a su celda. Su cuerpo cayó pesadamente al suelo. Tenía moretones y muchos golpes en varias partes de su cuerpo.

—Ups, nuestros puños se movieron solos... —Dijo uno de los guardias que la traía cargada. —No lo siento...

Dicho esto cerraron nuevamente la puerta con barrotes de metal con llave para irse del lugar y dejar a la chica para que pensara en lo que hizo.

Y mientras ellos se alejaban del lugar riéndose a carcajadas. La joven simplemente adoptó una posición fetal en el suelo.

Se abrazó sus piernas contra su pecho mientras lloraba. Nuevamente derramaba lágrimas de odio, odio hacia ella misma por no ser lo suficientemente fuerte cómo para darle su merecido a los que le hacían daño.

—Algún día me las pagaran todas... —Murmuró con sus ojos cerrados.

Al final el juicio fue como todos. Fiscales mostraban pruebas de lo hizo, luego llamaban a testigos para que testificaran en su contra entre ellos a varios maestros, estudiantes y al idiota del director.

Duro un par de días el juicio contra ella. Era obvio de que la iban a enviar a la cárcel. La sociedad no toleraba que alguien fuera libre de hacer lo que quisiera. Siempre eran leyes y personas aburridas.

Los odiaba a todos.

Ni siquiera le había parecido raro no ver a su madre entre los testigos o en la audiencia de la corte. Esa mujer siempre la había dejado sola desde que lo recordaba.

Lo único para lo que era buena era para criticarla. Cuándo era más pequeña, recordaba que era más sentimental. Le gustaba escribir historias, leer libros, imaginarse mundo inexistentes en dónde ella era la heroína que salvaba a todos.

Pero se harto de las críticas de su madre. Siempre se ponía a llorar cuándo ella le decía que fuera más normal y que dejara de ser tan soñadora.

Encontró un hogar confortable y un buen recibimiento en el odio y el rencor. Era fuerte y no se dejaba de nadie, ni siquiera de esa traidora que le dio a luz.

Después de tanta tontería la condenaron a más de diez años en el reformatorio para menores de edad del estado.

Además de que debería recibir clases de manejo de la ira si o si contra su voluntad.

Otro motivo para odiarlos más a todos.


Parpadeo un par de veces al ver que el autobús pasaba al lado de una colina. Al parecer se había quedado soñando despierta con todo lo que hizo para estar metida en este autobús camino a la cárcel.

—Rayos... —Suspiró.

No sabía cómo escapar. Cada vez estaban más cerca. Tal vez podría ingeniárselas para lograr salir de allí. Pero la planeación y estudiar el lugar le podrían llevar meses.

Y ella no quería ir allí.

Mientras ella se quedaba pensando el autobús seguía su camino.

Pero algo pasaba.

Algo muy extraño.

A unos metros más adelante se veía a una figura de un extraño ser oculto tras unos arbustos. Este simplemente sacó su mano de dónde estaba escondido y con su dedo hizo un pequeño círculo de luz en el aire.

De la nada las llantas del autobús fueron agarradas por unas raíces espinozas que salieron del suelo haciendo que este perdiera el control y condujera hacia la colina por donde pasaba.

El caos se formó en el interior del gran vehículo cuándo este empezó a caer y mucho más cuándo comenzó a rodar.

Luz se sujeto de su asiento. Apretó sus dientes al ver que la situación se salió de control. Debía escapar. Uno de los guardias cayó al lado suyo, ella aprovechó para intentar quitarle las llaves.

Este no pudo hacer nada ya que su cuerpo rebotaba de un lado a otro producto de la gravedad. Pero para ella fue mucho más difícil. Nunca había estaba dentro de un vehículo que rodaba caída abajo y no podía moverse bien.

—¡BINGO! —Gritó eufórica al tener las llaves en sus manos.

¡CRASH!

Pero poco le duro su felicidad ya que el autobús dejó de rodar y cayó pesadamente en el suelo dejando los asientos arriba y el techo abajo.

Pasaron unos minutos cuándo ella por fin recobraba el conocimiento. Su cabeza le dolía en grande y su vista estaba muy borrosa.

Rápidamente recordó lo que pasaba. Vio sus manos y no vio las llaves por ninguna parte.

—¿Dónde están? —gateo mientras buscaba el objeto de su liberación. Afortunadamente para ella los demás prisioneros y guardias estaban algunos mal heridos y otros inconscientes.

Aunque eso a ella no le importaba, solo quería escapar.

Para su suerte logró encontrar las llaves y con mucha torpeza se quitó las esposas de una mano. Era suficiente.

Aún con esas cosas puestas en una de sus manos se arrastró por el autobús buscando una salida. Vio una ventana rota por la que se apresuró a salir. Le dolían varias partes de su cuerpo pero ella estaba más interesada en su libertad que en su salud.

Había logrado sacar su cuerpo por una ventana entre abierta y ya cuándo intentaba sacar el resto de su cuerpo sintió que algo la había sujetado de su pie.

—No te iras...

Se dio la vuelta y vio que un guardia la había sujetado de su pie evitando que escapará. Este tenía su frente bañada en sangre.

Luz aprovechó que este estaba débil para darle una patada en su cara con su pie libre.

—¡Sueltame cerdo! —Gritó ella.

Bastaron tres patadas para que este la liberará y ella logrará así salir del gran vehículo.

Vio a los alrededores. Estaba en un bosque. Tenía que darse prisa. La policía podría venir pronto. Camino tambaleante en dirección a la profundidad del oscuro lugar.

Lo más lejos de la zona del accidente.

Estuvo vagando por horas y horas hasta que ya era de madrugada. Ella se hallaba sentada sobre un tronco. Abrazándose a sí misma ya que se moría del frío.

No prendía una fogata por que podría revelar su ubicación y no quería estar encerrada. Ella era una animal salvaje que merecía ser libre a su manera.

—Aaaaayy... —Se quejó. Frotó sus brazos con sus manos para darse calor.

El sonido de las esposas llegó a sus oídos. Suspiró enojada. Había olvidado quitarlselas por estar huyendo.

Vio que las llaves aún estaban pegadas en estas y sin más que esperar o decir, procedió a quitársela por completo.

—Adiós —dijo para luego arrojarlas lejos.

Estas cayeron al lado de un arbusto. El cuál se empezó a mover al poco tiempo. Ella se puso de pie y en alerta. Tomó una piedra del suelo para arrojarla por si era atacada.

—¿Ah? —Pero se extraño al ver a un pequeño búho de color café salir del arbusto.

Este observó las esposas fijamente para luego tomarlas en su pico y llevárselas. Ella rodó sus ojos. Iba a sentarse nuevamente pero lo pensó mejor.

—Seguramente el ave esa lo lleva a su nido, tal vez pueda comerme sus huevos o incluso al mismo búho... Me muero de hambre...

Dicho eso se fue siguiendo al ave hasta lo que parecía ser una casa en el bosque.

Ella se extraño por eso pero aún continuó siguiéndola. Vio que esta entró por la puerta de la entrada y ella hizo lo mismo.

Cuándo cerró la puerta, la casa en el bosque desapareció sin dejar rastro.

Luz ahora estaba en completa oscuridad.

No veía nada. Incluso quiso volver por donde vino pero ni siquiera podía ver la puerta de la entrada de la casa esa del bosque. Tuvo que ingeniárselas para lograr hallar el camino correcto.

Con sus manos estiradas hacia el frente y dando pasos lentos fue avanzando. Al final logró tocar algo. Era una especie de tela, era como si estuviera dentro de una carpa de circo.

—Veamos... —Busco en la parte de abajo y logro encontrar el borde que tanto buscaba.

Logró levantar un poco la tela y la luz la encegueció al instante. Dio un par de pasos para salir de donde estaba metida. Sus ojos poco a poco se acostumbraron a la claridad.

Y cuándo ya pudo ver, se vio parada en medio de lo que parecía un mercado de esos dónde venden mucha basura que muchos inútiles compraban.

Pero ese lugar era extraño. Habían seres salidos de esos libros que antes le gustaban. La mayoría de las personas allí tenían las orejas puntiagudas.

—Fenómenos... —Murmuró con burla.

Era cómo si estuviera en otro mundo, muy lejos de sus problemas. Era un alivio para ella. Ya que si alguien en su hogar la viera con esas ropas de color naranja pues seguramente llamarían a la policía.

Estaba a salvo allí.

Vio al búho ese que se llevó sus esposas. Por mero aburrimiento lo siguió hasta un puesto que estaba cerca.

Vio que el animal dejó lo que le había robado en un montón de cosas que estaban amontonadas. Vio que nadie estaba cuidando el puesto y fue entonces que se puso a husmear. No era la primera vez que robaba y no sería la última.

—Tal vez haya algo que me sirva... —Dijo mientras buscaba y buscaba. Al final logró encontrar un Smartphone de esos lujosos que cuestan un ojo de la cara y que solo los niños ricos pueden comprar con el dinero de sus padres. —Lotería...

Empezó a silbar. Iba a ocultar el aparato en su pantalón, en su ropa interior para ser más exactos pero antes de que hiciera tal cosa una pálida mano con uñas amarillas un tanto largas sujetaron su muñeca.

—¡Alto allí pequeña brivona! —Exclamó una voz.

Luz volteó y se encontró con una anciana de vestido rojizo, largo cabello blanco y ojos amarillos. Esta usaba un pañuelo verde con lunares que le cubría una parte de su cabeza. Esta se veía muy molesta.

La habían atrapado. Sólo le quedaba pelear a muerte para salir viva de allí.

—No creiste que te iba a dejar ir, ¿O si? —Habló la mujer. Luz preparó su puño para darle un golpe en la cara. —¡Sin antes mostrarte mi demás mercancía! —Exclamó.

—... ¿Ah? —Comentó la chica un tanto anonadada.

—Además de la bonita caja brillante que tienes en la mano, ¿Qué te parecen un par de aretes extraños de madera? —Luz alzó una ceja al ver que esta le mostraba un par de ganchos para tender la ropa. —¿O que tal una máquina de tortura?, Podrás hacer reír a tus enemigos hasta la muerte. —Ahora le mostraba un plumero. Luz simplemente se cruzó de brazos. Al parecer en este mundo sólo habían idiotas. —¿O mejor una caja brillante más grande que la que llevas? —Sacó un pequeño televisor de pilas del montón de basura que tenía por allí. —No solo se ve bonita, si no que refleja la tristeza de las personas.

Luz se miró a si misma en el reflejo de la televisión. Se veía deplorable. El accidente en el autobús si que la había dejado hecha un desastre. Incluso tenía varios raspones en su cara y un ojo medio cerrado. Su cabello estaba todo alborotado, no se había dado cuenta. Pero le dolían varias partes del cuerpo.

Al parecer se apresuró a escapar del accidente sin preocuparse por su salud primero.

—No, solamente quisiera el celu... Digo, la caja brillante —se refería al celular.

—Oh vaya, un comprador simple —dijo la mujer con disgusto. —Serán tres caracoles. —Extendió su mano para recibir su pago.

Luz buscó en su bolsillo y para sorpresa de ninguno. No tenía nada. Así que se le ocurrió algo para poder salirse con la suya.

—Sabes, ando un poco corta de efectivo, ¿Qué tal si cómo pago te enseño a usar algunas de las cosas del mundo humano que tienes? —Sugirió.

La mujer pareció darse cuenta al fin de que hablaba con una humana.

Pero no parecía importarle mucho. Ella sólo quería sacar ganancias.

—A ver, muéstrame —pidió esta lista para darle su merecido a la chica humana si es que la intentaba estafar.

Luz simplemente tomó un par de pilas que estaban por allí y tras darle vuelta a la televisión e introducirlas en esta. El aparato empezó a funcionar llamando la atención de muchos seres en el lugar.

La mujer quedó sorprendida. Al parecer los humanos usaban magia. Una muy extraña y una mucho más avanzada que la que ella tenía.

—No es la gran cosa —comentó la mujer de brazos cruzados.

Luz abrió sus ojos abiertamente. Creyó que eso bastaría para salirse con la suya pero al parecer la anciana está era difícil de convencer.

—Mira se puede cambiar de canal —rápidamente giro el botón del aparato y cambio de canal. Este paso de un programa donde había un sujeto bailando a un noticiero.

—En otras noticias, aún de busca a la profuga Luz Noceda, la cuál se escapó del autobús que iba camino a la correccional de menores cuándo este se accidentó y cayó por una colin...

¡Click!

La chica cambió rápidamente el canal de noticias a uno de cocina antes de que mostrarán una foto suya. Aún no sabía nada de este lugar y no quería que la anduvieran siguiendo para entregarla. Era libre y solo eso le importaba.

—¡Hey, estaba viendo eso! —Gritó molesto un sujeto grande de piel color morada y con muchos ojos en su cabeza.

—¿Puedo comerme lo que esta preparando el sujeto ese? —Preguntó otro.

—¿Cuánto cuesta el aparato extraño? —Preguntó una mujer de tez clara con la cabeza cubierta por una capucha color azul oscuro. —Ya se el precio, solo quiero evitar que le subas o algo así... —Dijo volteando a otra parte. Parecía una adivina o algo por el estilo.

La dueña del puesto sonrió enormemente. Al parecer podía obtener algo que amaba de esta venta.

Mucho dinero.

—Serán cien caracoles —luz se apresuró a hablar.

—¿¡QUEEEEEEEEEE!? —Gritaron todos los presentes incluida la vieja vendedora.

—Eso es muy caro humana —se quejó un sujeto.

—No puede valer tanto —comentó molesta la adivina.

Luz simplemente rodó sus ojos a un lado. Sip, estaba obviamente en un mundo lleno de idiotas.

—Si pueden conseguir un aparato tan sofisticado cómo éste pues, vayan a buscarlo a otra parte entonces —los reto ella.

—Chica mala, me gusta —dijo la de ojos amarillos.

Al final todos los presentes se miraron entre sí. No parecían muy seguros. Hasta que la humana procedió a apagar el extraño aparato.

Eso provocó un poco de alboroto en la multitud.

—¡Oh no! ¡Ahora ya no sabré que pasará con esas personas! —Gritó un sujeto de entre el grupo de gente.

Un rato después.

—Debo admitirlo niña, tienes talento para hacer negocios —dijo la mujer mientras contaba muchas monedas doradas.

—Si, si —Luz le resto importancia a lo que la vieja decía. Apto seguido estiro su mano hacia ella como exigiendo algo. —Dame mi parte de la venta, no trabajo de gratis. —Exigió.

La mujer sonrió escéptica.

—¿Ah si? ¿Y cuánto crees que voy a pagarte? —Preguntó de brazos cruzados.

—Que sean veinte caracoles —dijo la chica con una sonrisa satisfactoria.

La mujer simplemente abrió sus ojos y boca ampliamente. No iba dejarse estafar por una humana.

—¡Estas loca si crees que te voy a pagar tanto por nada! —Gritó molesta.

Acto seguido levantó su puesto y lo guardo todo en una manta. Luego sacó un bastón largo. Luz vio sorprendida que el pequeño búho se subió en una de la punta de este y se volvió de madera.

La mujer procedió a sacar una llave de su cabello, presiono un botón y una puerta que estaba al lado se convirtió en un maletín y este despareció al instante.

Pero lo que más le sorprendió a la chica fue que esa mujer se monto en su bastón, el cuál flotaba en el aire, era cómo si fuera una bruja que planeaba irse volando.

Pero antes de que despegará Luz la sujeto del brazo.

—Oye, no te puedes ir hasta que resolvamos nuestro problema —dijo con una expresión seria.

La mujer la observó molesta.

—Te diré que, cómo soy nueva en el pueblo te perdonaré la deuda que tienes conmigo si me das esto —mostró el celular smartphone que tomó de entre las pertenencias de la mujer. —Y me das un lugar dónde dormir. —Propuso ella.

La mujer apretó sus dientes. Parecía mucho más furiosa de lo que ya lo estaba. Luz suspiro, al parecer tendría que pelear con una anciana.

No iba a dejar que esto quedara impune. Se vengaría de esta estafadora primero y luego de la culpable de que la enviaran a la cárcel.

—¿Y no me cobrarás nada de dinero? —Preguntó la mujer de repente.

Luz alzó una ceja.

—Pues... No —respondió.

—¡Tenemos un trato entonces! —Exclamó la mujer con felicidad. Al parecer le gustaba mucho más el dinero que cualquier otra cosa en el mundo.

Luz simplemente se quitó la camisa naranja que traía y se la ató alrededor de la cintura quedando usando únicamente una camiseta color negro sin mangas. Sentía mucha calor de la nada.

Un rato después.

—Por cierto, ¿Cómo se llama este lugar? —Preguntó Luz mientras volaba con la mujer en su bastón, sentada atrás de ella, abrazándola de la cintura cómo si fuera en una motocicleta de acompañante.

—Oh cierto, olvidé que eras nueva aquí —dijo la mujer. —Pues te doy la bienvenida a las Islas Hirvientes. —Dijo para luego mostrar con su mano el lugar.

La chica observó el paisaje. Se veían desde extraños monstruos grandes en el suelo, criaturas voladoras en el cielo cómo ser grifos y leones voladores, pozos y lagos llenos de una sustancia verde, basura en varios lados, charcos de lodo en los alrededores, casas y edificios en mal estado y varios lugares muy deplorables.

—Vaya, es todo un basurero —comentó con una expresión de cansancio.

—¡Jajajaja! —Rio la mujer. —Sip, así es siempre. —Le dio la razón a la chica. —Sujetate bien, voy a aumentar la velocidad y no quisiera que te caigas y te mates, no estoy de humor para enterrar un cuerpo... Otra vez. —Aviso la mujer.

Luz se ofendió por eso.

—No soy una niña, puedo soportar velocidades muy altas sin miedo alguno —comentó molesta.

—No digas que no te lo advertí —murmuró la mujer encogiéndose de hombros.

La humana rodó sus ojos a un lado. Cómo si una anciana pudiera aguantar altas velocidades.

Unos minutos después.

El cuerpo de Luz se hallaba tirado de cara en el suelo. Se veía medio enterrado en un charco de lodo endurecido. Al parecer había caído desde muy alto y por los leves movimientos, aún daba señales de vida.

La mujer descendió en su bastón y se posicionó al lado del cuerpo de la humana. Tenía una sonrisa en su rostro, feliz de haber tenido la razón.

—Por cierto, me llamó Eda, la dama búho. La bruja más poderosa de las Islas Hirvientes —se presentó.

Luz despegó su cara del suelo y habló.

—Luz... La humana...

Solo pudo decir su nombre antes de caer inconsciente por el fuerte golpe.

—Un placer niña —dijo Eda con una sonrisa y sus ojos cerrados.

Al parecer estas dos se van a llevar muy bien.

O tal vez no.

Continuará...


Nuevo fic.

No olviden dejarme su opinión en un comentario si leen la historia en Wattpad o en un review si la leen en Fanfiction y decirme que tal va el desarrollo de la misma.

En este mundo Luz es una chica busca pleitos que ama vengarse de las personas que le hacen daño sin importarle el precio.

Es una especie de mundo alterno. Obviamente.

No olviden seguirme y apoyar la historia por que solo así me obligan a seguir escribiendo y no dejarla olvidada.

Nos vemos luego, hasta la próxima, adiosh ;3.