Amy Rose estaba sentada debajo de un árbol en un hermoso prado verde. El día era perfecto, el cielo tenía alguna que otra nube que cada tanto hacían sombras en el suelo, el sol brillaba con fuerza ese otoño que apenas estaba entrado y el olor a tierra húmeda inundaba el aire. Ni mucho calor ni mucho frío, ni un gran viento ni una gota de lluvia: Un día hermoso para un picnic. Eso había pensado Amy Rose.

Oh pobre ilusa, no por pensar eso del clima, el clima estaba hermoso y en eso Amy había acertado, pero lo que no había pronosticado -Mentira, ella ya se lo veía venir, aun que en su interior quería fingir que no.- era la absoluta ausencia de cierto erizo azul que la volvía loca, más de nervios que de amor últimamente.

Con rabia tomó un sándwich de la canasta y lo comió. Estaba delicioso, pero Sonic no estaba allí para probarlo así que eso le quitaba lo dulce en el paladar, ahora el sandwich solo sabía a tristeza, soledad e ingenuidad. Porque eso era: Una ingenua. Una ingenua de catorce años que babea por un crush que nunca le hará caso en la vida porque el muy imbécil ya tenía una hora de tardanza y a esa altura ella sólo quería guardar todo, meterse en su cama y llorar a rienda suelta, pero no, estaba esperándolo como siempre, creyendo ilusamente que llegaría, porque era una ilusa.

¿En que universo podría gustarle a Sonic? Él era genial, vivía su vida como a él le gustaba, era libre como el viento tanto como quería, sin ataduras, sin preocupaciones. Amaba y odiaba eso de él en partes iguales.

Líder nato, carismático, atractivo, rebelde y mayor que ella. ¿Que demonios era ella al lado de él? ¿Una fan loca? ¿Una buena amiga? ¿Una gran hermanita? Amy no lo sabía ¿Y saben por qué no lo sabía? Porque cada vez que tocaba el tema el muy idiota salía huyendo.

Oh, hablando de idiotas que huyen: Amy observó como un borron azul pasaba frente a ella y en menos de un pestañeo tenía a Sonic parado en frente con una sonrisa nerviosa y esos hermosos ojos que decían "Sé que llego tarde, por favor no me golpees".

Amy no le habló, sólo se dedico a terminar su sandwich esperando que él dijera algo, lo que sea.

— Luce delicioso. — Habló el erizo esperando romper el hielo, Rose parecía mas molesta con él de lo usual.

— Esta delicioso, lo hice para alguien pero no llegó a tiempo, una verdadera lástima. Supongo que podrías probarlos en su lugar. — Contestó la rosada mordaz mientras le extendía el sandwich con una falsa sonrisa.

— ¡Genial! — Exclamó el erizo despreocupandose y tomó un sandwich para sentarse junto con Amy.

La rosada no lo miró a los ojos ni una sola vez y el aire se volvió pesado y tenso, Sonic pensó que quizá debía hacer algo para animarla.

— Hoy unos robots de Eggman quisieron atacar Ángel Island pero les pateamos el trasero. — Comentó el azulado feliz.

— Me alegro. — Respondió ella seca y continuó comiendo el sándwich.

— Debiste ver a Knuckles entrando en pánico cuando casi se llevan la esmeralda madre, fue divertido. — Carcajeó el erizo, pero Amy no rió.

— Seguro.

— Bien Amy ¿Qué te ocurre? — Preguntó el erizo ya sin poder contenerse.

— ¿Que qué me ocurre? Una hora tarde Sonic. UNA hora, eso me ocurre. — Le respondió enfadada.

— Oh vamos, habíamos quedado a las seis.

— No, habíamos quedado a las cinco y tú fuiste quién dijo: "Oh claro, pero no esperes que llegue temprano a esa hora" — Dijo eso último simulando una voz mas gruesa a modo de burla.

— ¡Te avisé que llegaría tarde!

— ¡Sí pero no imagine que tardarías tanto!

— No llores sobre la leche derramada Amy, ya estoy aquí ¿Verdad? — Preguntó el erizo suspirando.

— ¡Ese es el problema! ¡Agh! ¡Tú no lo entiendes! ¡¿Por qué lo entenderías?! ¡Eres un insensible! — Gritó la rosada cansada, furiosa y triste.

— ¡¿Que cosa?! ¡No entiendo de que diablos estás hablando! — Le reclamó el erizo.

— ¡De ti! ¡De nosotros! ¡De ésto! — Se quejó Amy y de repente una lagrima traicionera salió de uno de sus ojos. — ¡Estuve esperandote una hora entera! ¡En cada una de las citas que tenemos siempre estoy esperándote y a muchas de ellas ni siquiera llegas! ¡¿Cuando me has tenido que esperar tú?!

El erizo se enfadó por el reclamo y la miró con el ceño fruncido.

— ¡Amy yo no te pido éstas citas!

— ¡Exacto! ¡No estoy enfadada contigo, estoy enfadada conmigo por seguir esperándote! ¡Soy una imbécil! — Gritó ella de repente y el llanto la traicionó y las lágrimas comenzaron a caer sin que pudiera detenerlas y Amy sólo pudo voltearse para no verlo, lo último que quería era la pena de Sonic.

El erizo, al verla realmente triste, cambio el semblante. No tenia una razón especifica para llegar tarde, simplemente le había apetecido aparecer a esa hora, de hecho la vio de casualidad debajo del árbol. Cuando notó que se le había hecho demasiado tarde había corrido dispuesto a buscarla de camino a su casa y al no verla por allí supuso que estaría en el punto de encuentro.

El sólo quería hacerla enfadar, la relación entre ellos solía funcionar así; el llegaba tarde, Amy lo golpeaba, Sonic le pedía perdon y ella lo disculpaba. No era un erizo al que le gustaran las complicaciones asi que la relación entre ambos estaba bien para él desde su punto de vista. Pero había olvida algo un poco importante en una relación de amistad, el cómo se estaba sintiendo ella con respecto a eso.

Nunca había sido su intencion herirla, a Sonic no le gustaba verla llorar, de hecho no le gustaba ver llorar a nadie porque lo hacía sentirse incomo pero con Amy era distinto, no le guataba ver llorar a la rosada por que algo en su estomago se revolvía y la tristeza de ella se le contagiaba a él. No sabía muy bien que era, sólo sabía que si Amy estaba triste, él estaba triste y no le gustaba sentirse así.

Con tranquilidad se paró y con sus manos en su espalda se acercó a la rosada con una sonrisa.

— No estés triste Amy, te ves fea cuando lloras. — Dijo inclinándose a un costado de la eriza para verla a los ojos pues ella tenía la cabeza agachada.

— Qué te importa. — Respondió ella enojada mientras intentaba alejarse — Quedate con la canasta no me interesa, sólo alejate de mi.

Sonic la siguió rapidamente y se planto frente a ella.

— Yo se que no me odias realmente y menos que quieres que me aleje — Habló el sonriendo.

— ¡Dejame en paz! — Le gritó ella enfadada y trató de esquivarlo pero Sonic la frenó de vuelta.

— Vamos te llevaré a un lugar genial.

— ¡No quiero ir a ningún lado! — Le dijo ella con lágrimas en los ojos y caminó hipando alejadose de él.

Sonic suspiró y con rapidez tomó a Amy cargandola sobre su hombro como si fuera un saco de papas.

— ¡¿Que crees que haces?! — Preguntó ella sorprendida.

— No te soltaré hasta que no accedas a venir conmigo. — Sonrió picaramente el azulado.

— ¡No bromees y ya baja me!

— No es una broma Amy. En serio tienes que venir conmigo, pero no funcionará si no estas dispuesta a acompañarme.

— ¿Que más da si ya me estas obligando? Sólo llevame y punto.

— Oh no, ese lugar no funciona así.

— ¿A que te refieres? — Preguntó ella con el ceño fruncido mientras se limpiaba las lágrimas.

— ¿Quieres averiguarlo? — Le preguntó Sonic.

Ella lo pensó unos segundos pero acabó aceptando, entonces notó que Sonic la acomodaba frente a él poniendo uno de sus brazos en su espalda y el otro debajo de las rodillas levantandola cómo si nada.

— Sujetate de mi. — Le pidió el erizo y la joven abrazo el cuello de Sonic.

— ¿A donde vamos? — Preguntó ella en voz baja.

— Es una sorpresa. — Sonrió el y se puso en marcha. — Puedes abrir los ojos, no voy tan rápido ahora. — Le explicó él.

Amy los abrió lentamente y observó fascinada a su alrededor, todo se movía con rapidez y apenas podía ver lineas horizontales borrosas que parecían ser edificios, casas y árboles ¿Eso era lo que veía Sonic todos los días? ¿Ese era su mundo? Amy estaba verdaderamente fascinada.

Sonic por otro lado la miraba de reojo y sonreía, ver cómo Amy observaba todo como una niña que acababa de descubrir un dulce hacia que algo dentro de él se moviera con rapidez y no sabía muy bien que era esa sensación pero le encantaba.

— Iré un poco mas rápido ésta vez, cierra los ojos. — Le pidió el erizo y una vez notó la cabeza de su amiga oculta en su hombro aceleró a velocidad sonica para llegar más deprisa. — Bien, llegamos. — Dijo parando de repente, Amy separó la cabeza del cuello del azulado para observar al rededor y no pudo hacer nada más que asombrarse.

Era un parado oculto rodeado de montañas con grandes picos, habían flores de todo tipo y colores, árboles enormes y una gran cascada que caía en un lago. Aquél parecía un lugar magico.

Con cuidado bajo de Sonic sin dejar de apreciar el lugar y observarlo maravillada.

— Esto es... Increíble. — Dijo ella sin palabras.

— ¿No es genial? — Preguntó el erizo orgulloso de haber acertado, sabía que Amy le encantaría éste lugar. — Lo Descubrí cuando tenía ocho años, he venido aquí desde entonces, es mi lugar secreto.

— ¿Tú lugar secreto?

— Cuando necesito calmarme o pensar las cosas con tranquilidad vengo aquí, es el único lugar donde me tomo las cosas con calma. — Explicó el erizo bromeando. — Nadie a parte de mí sabe de éste lugar, bueno, ahora tú y yo.

Entonces Amy sintió que estaba invadiendo algo muy íntimo del azulado y lo observó indecisa.

— Y ¿Para ti esta bien que esté aquí? — Preguntó ella.

— Claro, necesitas aclarar tus ideas y calmarte un poco, ¿Que mejor lugar que éste? — Respondió el erizo con calma, como si fuera lo mas obvio del mundo.

— Pero... Es tu lugar secreto.

— Puedo compartirlo contigo, siempre y cuando prometas no decirle a nadie sobre esto, ni siquera a Tails. — Le sonrió Sonic poniendo los brazos detrás de su cabeza en una pose despreocupada. — Que el mayor héroe del planeta venga a relajarse en un prado de flores no me hace ver genial.

Amy sonrió levemente y asintió comprendiendo mientras observaba al rededor, volvía a descubrir otra nueva faceta de Sonic que no conocía.

— Pues yo creo que esto sólo eleva tu atractivo. — Dijo Amy un poco en las nubes, tanto Sonic como ella abrieron mucho los ojos al oír esas palabras, ambos se sonrojaron y Amy cubrió su boca con sus manos. — Quiero decir... — Intentó corregir ella. — Que te vuelve alguien mas sensible y... ¿Sabes qué? Olvida lo que dije.

— ¿Qué cosa? ¿Que ahora soy un doscientos porciento más atractivo? — Dijo Sonic con una sonrisa burlona.

— Agh, eres imposible. — Bufó ella sabiendo que le había inflado el ego.

Con calma Amy caminó por el prado hasta llegar al lago, el sonido del agua cayendo la tranquilizaba. El agua era cristalina y transparente, se podia ver los peses y las algas al fondo del lago. Al ser un lugar tan apartado de la sociedad el aire era puro y sólo se oía el sonido de los pajaros y otros animales.

Con atención observó su reflejo en el agua de manera pensativa, el cielo azul y las nubes se reflejaban detras de ella y sólo pudo quedarse como una tonta observando.

— ¿No es genial? — Preguntó Sonic.

— ¿Que cosa? — Habló confundida la eriza y observó el reflejo de Sonic al lado del de ella, él tambien se estaba observando.

— Es agua, es tan cristalina que casi parece un espejo, te permite ver con mas claridad todo.

Amy se observó a ella y al erizo en el agua preguntandose si había algun segundo mensaje en lo dicho por él, Amy lo descartó, Sonic no era tan profundo. ¿O sí?

— Es verdad. — Asintió ella dandole la razón.

— Casi dan ganas de nadar en él.

— Sí... Espera, ¿No pensarás...? — Tarde, Sonic en menos de un parpadeo la había dejado en el agua y había desaparecido de su vista, la eriza mojada hasta la coronilla salió del fondo del agua enfadada y observó a todos lados dispuesta a golpear al culpable. — ¡Sonic! — Sin embargo el erizo no estaba.

En menos de dos segundos escucho un grito provenir de unas rocas altas cerca de la cascada.

— ¡BOMBA! — Gritó el azulado y se lanzó al agua ante la sorpresa de la eriza.

Sonic cayó hecho una bola al lago empapando más -si es que eso era posible- a Amy quién tuvo que cerrar los ojos, luego los abrió sorprendida y asustada.

— ¡¿Estas loco?! ¡El lago no es tan profundo! ¡Podrías haberte hecho daño o incluso haber muerto y...!

— Amy. — La interrumpió el con pasciencia y mientras se ponía a flotar boca arriba en el agua con un aire relajado. — A veces debes relajarte, no pensar que hubiera pasado o que podría pasar y simplemente disfrutar el presente.

Amy lo miró asombrada, bien, quizá Sonic si podía ser profundo cuando quería. Además, seguro el erizo había hecho ese salto cientos de veces si tenía en cuenta que él venía aquí desde los ocho años. La rosada suspiró intentando quitar toda la tensión acumulada y se acostó en el agua igual que Sonic, cerró los ojos y simplemente se dedicó a escuchar el sonido de los pájaros y el agua cayendo.

— Es genial.

— ¿Que cosa? — Preguntó él.

— La forma en la que vives, despreocupado, relajado, solamente preocupándote por seguir respirando mañana, sin obligaciones ni ataduras y siendo libre. Siempre he admirado y envidiado eso de ti, quizá nunca te lo he dicho pero has sido mi modelo a seguir desde siempre, eres alguien que quiero aspirar a ser. Alguien completamente libre. — Se sinceró Amy.

Sonic la observó atento, casi sorprendido y se fijo en la rosada, la luz del sol hacía brillar las gotas de agua en su cuerpo y su rostro estaba completamente relajado, con sus ojos cerrados y una sonrisa tenue, sólo sincerandose y disfrutando el momento. Para Sonic Amy era bonita, pero en ese momento y en ese lugar Sonic no recordó nada ni nadie que le hiciera sentir lo que sentía en ese momento y lo desconcertaba no saber qué es lo ponia nervioso y ansioso; quería descubrirlo pero sentía que aun no estaba listo.

— Yo no soy del todo libre Amy. — Le dijo él con calma. — Mis amigos me importan y siempre los pondría a ustedes por sobre mi libertad, amo éste planeta y eso también me ata a algo, pero disfruto estar atado a ésto, a mis amistades y al planeta, porque aunque eso parezca limitarme en realidad sólo me libera más, es relajante saber que hay personas que se preocupan por mi y que no me presionan a mantenerme a su lado, me dejan ser quién soy y me apoyan haga lo que haga.

La rosada abrió los ojos para observar al erizo y luego miró al cielo, en aquel lugar escondido nadie podía escucharlos, sólo ellos. Y Amy sintió que Sonic le estaba diciendo algo muy íntimo, algo que quizás ni Tails sabía y se prometió a ella misma escucharlo atentamente.

— Sé que no soy el erizo mas atento del mundo y nunca fue mi intencion hacerte sentir mal, es sólo que... Ya me conoces, no soy muy de horarios. Nunca creas que no me importas Amy, lo haces, sólo que quizá no lo demuestre porqué eso no va conmigo. Se que nuestras formas de expresar cariño son distintas, pero te valoro mucho y valoro tu amistad. Fuiste la primera amiga que tuve luego de la muerte de mis padres y sigues conmigo incluso cuando me he comportado como un idiota contigo. Puede que sea un imbecil y lo seguiré siendo porqué a fin de cuentas siempre acabo estropeando las cosas referidas a los sentimientos — Explicó el erizo — Pero nunca dudes el valor que le doy a tu amistad.

Amy sintió que los ojos se le acuaban y el corazón se le ablandaba, jamás había oído a Sonic decir algo así. Se mordió el labio para no soltar un llanto de la felicidad que estaba sintiendo. Sonic la observó de reojo y sonrió divertido.

— Vamos no llores, sabes que me incomoda. — Le dijo el erizo en broma y Amy no pudo evitar reír mientras varias lágrimas se le escapaban. — Ahora que se que soy capaz de tocar a la gente de ésta forma cuando me sincero creo que debería ser presidente, o actor, hay tantas carreras en las que podría usar este poder.

Amy carcajeó y se secó las lagrimas mientras hipaba un poco y recordó por qué amaba a Sonic, por qué siempre lo esperaba, por qué siempre lo seguía: Porque era un ancla, era leal, un gran amigo y puede que a veces fuese un poco imbécil pero también era tranquilizador y comprensivo y le daba una paz y una calma que nade le había dado nunca. Sonic la hacía reír, la hacía feliz, más que cualquier otra persona en el mundo —Con una sonrisa tranquila observó al erizo.

— Aun sigo enfadada por lo de hoy.

— Te lo compensaré. — Respondió el erizo.

— Bien, quiero tres citas. — Le dijo ella con calma, Sonic abrió los ojos con sorpresa y la miró.

— ¿Tres? Oye eso es abuso.

— Claro que no.

— Que sean dos y cerramos el trato. — Habló Sonic con una sonrisa y le extendió la mano.

— Dos citas y llevaras flores. — Dijo ella a punto de estrechar la suya con la de él.

— ¿Flores? Amy ese no es mi estilo. — Sonic levantó la mano dispuesto a seguir negociando.

— Púes es el mío. — Le comentó Amy con una sonrisa. — Es esto o seguiré enojada contigo hasta la eternidad.

— Bien, bien, dos citas y te llevaré las dichosas flores, pero tú llevaras chillidogs— Dijo Sonic con una sonrisa.

— No abuses — Le respondió Amy observándolo con los ojos entrecerrados.

— Bien, bien, cita y flores. — Habló Sonic con una mueca de cansancio, pero al oír las risitas de victoria de Amy sólo pudo sonreír tranquilo, si Amy estaba bien él estaba bien.

Cuando tomó la mano de la eriza una corriente electrica atravesó su cuerpo y lo hizo estremecerse un poquito, Amy no lo notó, pero Sonic lo hizo y de repente sentía que la sangre se le juntaba en las mejillas y tenía ganas de salir corriendo al notar que no podía comprender todo lo que estaba sintiendo.

Sin embargo se contuvo, ayudo a Amy a salir de agua con cuidado, sin perder ningun detalle de la imagen de la rosada siendo golpeada por el sol mientras llevaba una encantadora sonrisa en el rostro.

La cargó y llevó a su casa donde la dejó en la puerta, ambos erizos se despidieron de lejos con la mano y Amy pudo ver como un borrón azul se marchaba a toda prisa a saber que dirección.

Con lentitud y una gran sonrisa en el rostro ella cerró la puerta, esa había sido la mejor cita de todas. Había sido tan buena que olvidó su canasto en el prado y poco le importó. Mientras caminaba de vuelta al árbol para recuperar su objeto observó pensativa el cielo, Sonic tenía razón, debía tomar las cosas con calma y eso haría, lenta pero segura conquistaría el corazón de Sonic, no lo presionaría ni lo atosigaría. Sólo dejaría las cosas fluir.

El azulado por su parte se encontraba en alguna otra parte del mundo rescostado en un árbol observado el cielo con un sonrojo en el rostro, no podía quitarse la imagen de Amy sonriendo de la cabeza, verla tan tranquila y calmada junto con él había sido, como minimo revelador, pocas veces podía estar con la eriza sin que ella lo apretara en un abrazo casi asfixiante o lo llenara de palabras cursis. Esa tarde había visto otra Amy, una joven mas tranquila, sentimental, honesta y cansada, sobre todo cansada de él y de la situacion que llevaban años sosteniendo.

El erizo sabía que sentía algo por ella que era diferente a la amistad que podía tener con Tails, con Cream o con Blaze. Con Amy su propio cuerpo reaccionaba de forma distinta y aunque no quería ponerle nombre - porque temía que el nombre acabara siendo: amor - si sabía que no quería perderlo, no quería perder lo que sentía por ella y tampoco quería perder el amor que Amy sentía por él.

Hacia tiempo que había dejado de ver a Amy como una fan, mas que nada porque sí se había cruzado con fans - de las de verdad - y eran incluso peores que Amy. Sonic sentía que le debía algo a ella, por ser un indeciso, por no enfrentar sus sentimientos y sobre todo por ser un cobarde y no querer darle nombre a ese sentimiento cuando a todas luces Sonic sabía que estaba enamorado.

Mierda, ya le había puesto nombre. Bueno, no podía seguir ignorandolos toda la vida aun que tampoco quería ir corriendo a decirselos a Amy, aún sabiendo que ella le correspondía. El se toma eso de vivir en calma y aun no estaba listo para relaciones y cosas cursis, pero disfrutaría esta etapa todo lo que pudiera, después de todo dicen que la fase del enamoramiento es la mas linda de todas las relaciones.

Bien, sí, aceptarlo era un paso importate, le gustaba Amy Rose y sí se había visto más bonita hoy que de costumbre. Ni siquiera sabía si podría dormir tranquilo pues cada vez que cerraba los ojos veía a una Amy totalmente relajada en el agua hablando sobre lo cool que era y cómo deseaba ser como él. Al final había conseguido atraparlo inflandole el ego.

Bien jugado Rose, bien jugado. — Pensó Sonic con una sonrisa orgullosa.

Decidió que a partir de ése momento tomaría mas en cuenta los sentimientos de los demas, sobre todo los de Amy. No la perdería por alguna tontería, mucho menos ahora que casi la había perdido para siempre.

Con ese último pensamiento cerró los ojos y las imagenes de Amy sonriendole invadieron su mente y le llenaron el cuerpo de felicidad. Definitivamente se sentía mucho mejor luego de haberle puesto nombre al manojo de sentimientos que llevaba cargando desde hace años.

Se llamaba amor y no era tan terrible como siempre había creído.

La semana siguiente Sonic y Amy habían quedado en verse en el prado, debajo del mismo árbol de la semana anterior.

Ambos llegaron puntuales a la cita, Sonic le dio a Amy el ramo de flores mas grande y bonito que ella había visto en la vida y Amy sorprendió al erizo con una canasta hasta el tope de chillidogs.

Ambos se sentaron debajo del árbol a comer y charlar sobre sus cosas, disfrutando del tiempo de calidad con el otro, dejando que todo fluyera naturalmente, sin forzar nada y sin dar por sentado nada, sólo siendo ellos mismos.

Al final los cambios nunca eran tan malos si traían con ellos cosas tan bonitas.


W i t h l o v e : N o v a