Los personajes no me pertenecen, esta historia esta realizada sin fines de lucro y solo es para entretenimiento. La historia original pertenece a la gran Rumiko Takahashi.
Gracias por leer.
- ¡Me lo prometiste! – decía una molesta Akane mientras seguía caminando rumbo a la escuela, parecía molesta, incluso decepcionada.
Ranma se encontraba como de costumbre caminando sobre la barandilla, observándola, sin saber que responderle. Tenía el ceño fruncido, pero pronto su expresión cambió a una de preocupación. Era cierto, le había hecho una promesa y no la había podido (¿o no había querido?) cumplir.
-Te dije que les diremos apenas termine la escuela. – dijo en tono conciliador, en cierta parte era verdad, él había prometido que antes de que terminaran el curso, hablarían con sus padres para decirles que estaban juntos. Juntos de verdad, no solo por el compromiso que habían hecho sus padres años atrás.
- Pero siempre que quiero hablar de eso cambias el tema, no pareces muy interesado en discutir cómo o cuando lo haremos. - espeto Akane molesta, pero de repente una idea se hizo presente en su mente y de pronto, como si algo le hubiera golpeado la cabeza y le hiciera darse cuenta de lo que sucedía agrego. - ¿O es que acaso no estás seguro?
Ranma se paró en seco, no había esperado tal cosa, hacía semanas discutían el asunto, pero sin llegar a un acuerdo y seguían su rutina normal sin llegar a mayores.
El motivo por el que Akane estaba tan impaciente, era la llegada de una nueva alumna en la clase, una que llego justamente ese último curso, una que además de ser bonita, para su disgusto, era amable y le caía bien. No solo a ella, sino también a Ranma, y ella podía darse cuenta. Aquella chica había roto una barrera que ninguna de sus otras prometidas rompió, ni siquiera ella, y esa era... la del orgullo. Frente a ella Ranma no era antipático ni grosero, sino más bien se comportaba de una manera distinta, como si no fuera él. Él era en realidad muy amable, no por educación, sino porque en verdad le agradaba.
-Claro que estoy seguro. –Akane salió de sus ensoñaciones cuando el chico volvió a hablar. La voz del muchacho pareció firme. Aunque ella no sabía si creerle, esa respuesta la tranquilizo, aunque no del todo. -Vamos Akane o llegaremos tarde. - dijo para luego seguir caminando.
Akane se quedó quieta unos segundos más, observándolo, pero luego decidió que quizá no era el momento para hablar más de aquel tema. Después de todo, el curso no había acabado y tampoco quería seguirlo presionando, ella no era así. No quería un noviazgo obligado, no quería que su hasta ahora prometido sintiera que el decirle a su familia era una obligación. Ella quería que todo fuera de mutuo acuerdo, pero... ¿y si el ya no la quería como antes? ¿y si ahora su corazón estaba confundido? Ella camino cabizbaja rumbo al colegio con mil preguntas en la mente y dudas en el corazón.
Al llegar al instituto, los chicos tomaron sus respectivos asientos. El maestro aun no llegaba, el muchacho de los ojos azules se dedicó a observar por fuera de la ventana con una mano debajo de su barbilla con aspecto aburrido. Akane por su parte, platicaba amenamente con sus amigas que habían ido a saludarla hasta su lugar.
Todo parecía ir normal, incluso la vieja amiga de Ranma, Ukyo, que acababa de llegar fue a saludar al muchacho y este le presto tan poca atención a la plática de la cocinera que desistió y se fue a sentar a su lugar. Cosa que Akane tomo a bien. Ranma volvió la mirada a la ventana, pensativo. Akane hubiera dado lo que fuera por saber que o quien, recalco esto último, era dueño de sus pensamientos. Pero pronto pareció llegar la respuesta.
En la entrada de la puerta se asomó una menuda jovencita de larga cabellera castaña, con un moño en la cabeza, muy parecido al que Ukyo usaba cuando se vestía femenina. Llego con una sonrisa y un semblante muy tranquilo, como siempre. Saludo a algunos compañeros de una manera muy tierna y se dirigió a su lugar. Que era justo frente a Ranma Saotome.
- Hola Ranma. - Dijo la chica con una tierna sonrisa. Y se sentó.
- Hola Azumi. - Saludo el joven de la trenza con una gran sonrisa en el rostro, de pronto el aburrimiento se esfumo. - ¿Qué tal tu fin de semana? - Pregunto cómo con complicidad.
- Muy bien Ranma, muy bien- dijo divertida y le dedico una sonrisa.
Ranma le devolvió la sonrisa con cierta emoción. Algo se le estaba escapando a Akane, parecía que se había perdido de algo. Ambos parecían tener algún tipo de secreto en común que solo ellos entendían.
De pronto a Akane se le helo la sangre. Ranma había salido ese fin de semana por muchas horas, tantas que casi no lo vio. Acaso... "acaso él había estado con Azumi" ... pensó.
No, no podía ser, Akane debía estar viendo telarañas donde no las había, seguramente sus celos debían estar creando ideas incorrectas. Sí, eso era, Ranma la amaba a ella y nada más a ella, nada más a Akane Tendo o eso era lo que Akane quería creer en ese momento de confusión. De pronto el maestro entro y el día siguió su curso. Con una Akane viendo de reojo a su prometido que se sentaba unos asientos más adelante y observando a la bella Azumi, era cierto, Azumi era linda, femenina y agradable.
De pronto una idea cruzo por su mente. Una idea que probamente cambiaría el rumbo de su vida por completo... Ella era una mujer enamorada y haría lo que una mujer enamorada haría.
Ranma caminaba a casa junto a su prometida, esta vez ya no parecía aburrido ni antipático, al contrario, ahora parecía contento.
"Lo que ella ocasiono" pensó Akane mirándolo por unos instantes para luego bajar la mirada, ella no era tonta, nadie se ponía así de repente si alguien no significara tanto para esa persona.
"¿Por qué Ranma? Porque no la conociste antes de decirme lo que sentías por mí", tal vez de esa manera no sería tan doloroso el saber que ahora alguien más ocupaba su corazón.
-Flashback-
Una amazona tenia hechizada a una muchacha peli azul, el hechizo era simple pero funcional, ella chasqueaba los dedos para dar órdenes y su víctima las cumplía. Esto después de que la joven hechizada se había bebido por error un jugo que estaba destinado a su amado, Ranma Saotome. Shampoo sabía que Ranma no se preguntaría porque de repente había un jugo de naranja enlatada en su habitación, después de todo así era el, simple y despreocupado.
Akane como de costumbre entro a tomar las mantas del cuarto de Ranma para lavarlas, era sábado y era día de limpieza, Akane lavaría la ropa de todos, su hermana Nabiki se dedicaría a la limpieza y Kasumi haría las compras y cocinaría. De pronto Akane lo vio, un jugo de naranja que Ranma había dejado seguramente y decidió darle un sorbo, estaba realmente acalorada.
Ranma regreso de arreglar las tejas del techo, ya que pronto vendrían los días de lluvia y se topó con Akane bebiéndose algo, de repente Akane cayó al suelo, desmayada y el muchacho corrió a auxiliarla.
- ¡Akane! ¡¿Akane estas bien?!- Pregunto asustado y tomándola en sus brazos, llamando la atención de los demás integrantes de la familia. - Akane por favor, respóndeme.
El chico bajo la mirada y vio lo que ella había tomado.
- ¿Qué pasa? -Pregunto entrando de repente Soun el padre de Akane y al verla ahí tirada palideció. - Pero, ¿Qué le pasa a mi pequeña, Ranma que paso?
-Al parecer bebió esto. –
Una figura femenina los observaba por la ventana sorprendida, pero después de unos pocos segundos una idea cruzo por su mente y su cara se volvió risueña.
-Ni hao airen, se supone que Ranma tomar la poción, pero no importar. - Ranma y los demás levantaron la vista y entendieron todo. Shampoo había hecho de las suyas y le había dado a Akane algo para hechizarla.
-Dime que le hiciste a Akane ahora mismo- Espeto un molesto Ranma.
La amazona chasqueo los dedos haciendo que Akane se despertara.
-Akane tu venir conmigo. - dijo Shampoo aun sonriendo y una Akane sin expresión en el rostro la siguió saltando por la venta del cuarto de Ranma.
-Espera Akane. -Grito Ranma al tiempo que reaccionaba y corría tras ellas, dejando a la familia muy sorprendida.
Shampoo estaba tan cansada de esperar a que su "prometido" se decidiera por ella que pensó en darle una poción para que el hiciera lo que ella quisiera, pero al ver que no había funcionado, ideo otro plan.
De repente los tres chicos se encontraban en lo alto de un edificio en construcción, a más de ocho pisos de altura. Ni siquiera Ranma podría salvar a su amada Akane, o eso pensó Shampoo.
Al llegar Ranma, vio a Akane al borde del último piso dispuesta a saltar en cuanto Shampoo diera la Orden.
-Si Ranma no decidir en este momento, entonces Akane dejar de existir. - dijo con el rostro serio la amazona. Hablaba en serio, ella quería que de una vez por todas Ranma dejara de ser tibio y se decidiera por alguien, estaba segura que la elegiría a ella, incluso si solo fuera por salvar a la chica de cabello corto.
Ranma tomo una decisión.
-Shampoo, incluso si te dijera algo que no quieres escuchar ¿dejarías en paz a Akane? ¿o no me estás dando opción? - Dijo con tristeza Ranma.
Shampoo lo vio como nunca antes lo había visto, incluso sin responder, Ranma había elegido.
Shampoo cayo de rodillas. Chasqueo los dedos y dijo con voz serena y triste:
-Akane, tu ser libre del hechizo, poder volver a la normalidad.
Akane pareció despertar, pero al encontrarse al borde, perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer si no fuera porque un brazo rodeo su cintura y la jalo hacia sí, dejándose caer igual al piso dando un resoplido de alivio.
- ¿Qué paso Ranma? - dijo Akane con los ojos muy abiertos. Sin saber en dónde estaba ni que había pasado.
Al llegar a casa los esperaba toda la familia, habían estado muy preocupados, pero pudieron respirar al ver llegar a Akane y a Ranma sanos y salvos.
-Akane, hija mía, estas bien- dijo Soun soltándose a llorar.
-Vaya esta vez sí que nos preocupaste, hermanita- dijo Nabiki en tono sincero- tuvimos un mal presentimiento al ver la cara de esa loca.
-Ranma me salvo, tranquilos- dijo con una enorme sonrisa en su rostro. Y de pronto volteo a verlo, su rostro era serio e intranquilo. - ¿Qué te pasa, Ranma?
-Akane, ¿podemos hablar? - dijo Ranma con seriedad y le señalo la salida. Akane salió primero, era raro verlo así, no sabía que tenía en mente. ¿Estaría enojado con ella por ser tan débil y caer siempre en los trucos de Shampoo?
-Quita esa cara, nada paso-dijo Akane molesta- ¡Si no quería salvarme no lo hubieras hecho! -grito enojada.
-No seas tonta-respondió el muchacho de igual manera enojado. - eso no es lo que quiero decir- siguió bajando la mirada al mismo tiempo que la voz, muy nervioso.
-Entonces ¿Qué es? - pregunto curiosa la peli azul.
-veras Akane, es la segunda vez que pienso que podría perderte-Akane se sonrojo, él no estaba molesto por haberla salvado, había estado preocupado. -Akane yo... yo no quiero perderte- dijo cerrando fuertemente los ojos.
Antes de que dijera nada más, sintió los brazos de la chica rodear su cintura. Y tan pronto como salió del estado de shock, correspondió a ese cálido abrazo.
-No me vas a perder bobo, prometo ser más cuidadosa- dijo Akane sonrojada y casi en un susurro.
-Yo... Yo te amo Akane- ¿Lo dijo o lo pensó? Los ojos de la chica se abrieron enormemente de la sorpresa, incluso Ranma estaba sorprendido, no pensó que sería capaz de decir eso, no sabía porque lo dijo, pero ya estaba hecho.
Las lágrimas en el rostro de Akane empezaron a brotar-
-Yo también te amo Ranma-
-Fin del flashback-
-Ey, Akane- Dijo el chico de la trenza ahora delante de ella, caminando de espaldas- ¿Estas bien? Te ves triste. - dijo curioso.
-Déjame en paz Ranma- Respondió Akane en tono molesto y se detuvo en seco- Tengo que irme.
Akane corrió en dirección contraria a donde se estaban dirigiendo dejando a un Ranma muy confundido- ¿Pero ahora que le pasa?
Se debatió por unos segundos entre seguirla o no, pero al verla tan alterada pensó que lo mejor sería no molestarla más. Quizá necesitaba su espacio.
Horas más tardes a la hora de la cena, Akane apareció, tenía el uniforme algo sucio y el cabello revuelto, como si se hubiera caído o hubiera peleado. La familia la miro sorprendida, pero esta no despego la vista del suelo y anuncio que iría a tomar un baño.
Ranma estaba sumamente sorprendido. Kasumi lo cuestiono, pero el simplemente negó saber algo y después de comer se retiró a su habitación.
Al día siguiente, Akane lo había dejado, se había ido a la escuela más temprano o eso le dijo Kasumi, se había ido con Nabiki. Eso era realmente raro en ella, porque por mas enojada que estuviera siempre lo había esperado, bueno, casi siempre.
El día transcurrió con normalidad, ese día Nazumi llevo unos pastelillos a la escuela y llevo extras para Ranma, los cuales comió de lo más contento, provocando los celos de Akane, "Él no come así lo que yo preparo" se dijo a sí misma con tristeza, aunque estaba consciente de que ella no era la mejor cocinera. Ukyo parecía indiferente, al parecer hacía ya un tiempo atrás, justo cuando Ranma y Akane habían demostrado sus sentimientos un poco más abiertamente, ella se había alejado, ni la presencia de Azumi la inquietaba, es más, se podría decir que ahora lo veía realmente como un amigo.
Ukyo se acercó a Akane mirándola con ¿lastima?
-Akane, ¿Estas bien? - pregunto la cocinera-Hace días que veo a Ranma y a ti distanciados.
Akane solo fingió indiferencia.
-¿A si? Pues no, estamos igual que siempre, si me disculpas debo ir a estudiar a la biblioteca. -Ukyo sabía que no era verdad, así que decidida fue al lugar de Ranma, que ahora se encontraba solo ya que Azumi y los demás habían ido a comprar algo de comer.
-Ranma, ¿Podríamos hablar un momento? Traje okonomiyakis.
Ranma sonrió-Claro Ukyo vamos. -
En la azotea dos chicos se encontraban sentados pegados a una pared, comiendo y mirando al horizonte.
- ¿de qué quieres hablar Ukyo?
-Ranma estoy preocupada por Akane y por ti, los veo distantes. -Ranma se atraganto con la comido y se dio unos golpes al pecho.
-En serio Ranma, Akane esta esquiva no quiere decirme que pasa, pero si no arreglas esto pronto, me temo que pase de ser un simple enojo a un distanciamiento de verdad.
-Ukyo, ¿te puedo confesar algo? - hablo el muchacho con seriedad, Ukyo asintió. -Veras Ukyo yo...
Horas más tarde Ukyo estaba sentada en su lugar pensativa, la clase había comenzado, lo que le dijo Ranma realmente la sorprendió, dudo si decirle a Akane o no. "Simplemente dejare que siga su curso" pensó y soltó un pequeño suspiro. No podía hacer nada por la pobre Akane. Seria Ranma quien diera fin a esa situación.
Las semanas habían pasado sin complicaciones, Ranma había seguido extrañamente alejado de Akane, los fines de semana salía y volvía horas más tarde, emocionado, y los lunes simplemente parecía esperar a Nazumi para platicar. Akane estaba decidida, esa tarde pondría fin a esa situación. Ranma no había ni parecía querer cumplir su promesa.
-Eres libre. - dijo Akane mientras caminaba, Ranma que iba sobre la barandilla se detuvo en seco.
- ¿A qué te refieres? - Inquirió. Estaba realmente sorprendido, ellos llevaban días sin pelear, de hecho, llevaban días sin hablar y casi no... casi no se habían visto. De pronto las palabras de Ukyo resonaron en su mente "si no arreglas esto pronto, me temo que pase de ser un simple enojo a un distanciamiento de verdad".
-A eso Ranma, eres libre, te libero de tu promesa. Y obviamente también del compromiso pactado por nuestros padres. - la muchacha bajo la cabeza, sus ojos estaban vidriosos, a punto de estallar en lágrimas por lo que acababa de decir, pero debía ser fuerte, no quería que Ranma estuviera con ella por compromiso o por lastima. Eso jamás, ella era una mujer fuerte y no lloraría.
-Akane la verdad no te entiendo- dijo algo indignado, no sabía si lo decía por lo que había dicho Ukyo o porque ella realmente ya no quisiera nada con él.
-Como no vas a entender, idiota-Soltó de repente Akane-si se nota a leguas que ya no quieres cumplir tu promesa y yo... yo no voy a ser plato de segunda mesa.- Su tono empezó a ser más calmado, ella sabía que eso era lo mejor. El amor es libertad, dejar libre a la persona que amas, para que sea feliz con quien el desee, no se trata de obligar o aprisionar al otro. También se trataba de amor propio. Akane no sería la segunda opción de nadie. Se dijo para sí, orgullosa.
- ¿Plato de segunda mesa? La verdad no entiendo nada de lo que dices Akane- Ranma parecía confundido de verdad, eso no pasó desapercibido para su prometida.
-Ranma, ¿Qué sientes cuando estas con Azumi? - Inquirió sin estar segura de si realmente quería saber la respuesta. Pero quería que esa situación acabara pronto, así tuviera que empujar a Ranma a darse cuenta de sus verdaderos sentimientos y tuviera que alejarse de él.
-Pues...-comenzó algo nervioso- No lo sé.
La duda pudo más que cualquier cosa, Akane no quería oír la respuesta, no estaba preparada, pero no pensó que Ranma no pudiera decírsela, quizá solo no quería hacerle daño. No supo cómo manejar sus emociones por lo que decidió irse de ahí, corrió más de lo que pudo. Corrió hasta llegar a un parque que no conocía en Nerima. Estaba lleno de flores que caían con el viento y hacían ondear su hermoso cabello.
- ¿Akane? - Ryoga estaba ahí, perdido como siempre, sorprendido de ver a Akane con los ojos llorosos. Cuando quiso volver a hablar sintió como la chica lo abrazaba y dejaba surgir sus emociones, llorando amargamente por primera vez en mucho tiempo, sacando así todos sus sentimientos. Ryoga la dejo ser, dejo que se expresara limitándose a acariciar su cabello y corresponder el abrazo, ya sabía más o menos por donde iba la cosa, seguramente había discutido con cierto chico con trenza.
Al cabo de un rato, ambos estaban sentados en una de las bancas del lugar. Akane ya más calmada miraba hacia el cielo, su expresión era serena.
-Gracias Ryoga- se dirigió al muchacho que no había dicho mucho desde que la vio, había esperado a que ella hablara primero- necesitaba desahogarme.
- ¿Qué paso con Ranma, Akane? - Aquello no sorprendió a la chica, era demasiado obvia.
-Nada que tenga importancia- la chica lo miro y le dedico una tierna sonrisa. Ryoga se sonrojo y le devolvió la sonrisa. No era su problema, incluso si él la quería, sabía que esos dos se amaban y que resolverían cualquier cosa.
-bueno Akane te acompaño a tu casa y después sigo mi viaje.
En casa de los Tendo un Ranma furioso esperaba a Akane en la entrada. Akane le había pedido a Ryoga que la dejara cerca de ahí para evitar malos entendidos, porque, aunque ya tenía claro que era lo que haría, al menos no quedaría en ella.
-Boba donde estuviste, te seguí, pero desapareciste rápido- gruño Ranma.
Akane sonrió. - No importa Ranma, ya no importa. - dijo y sin más entro a la casa dejando a Ranma mas sorprendido que molesto.
-Akane estaba más animada que de costumbre, cosa que no pasó desapercibido para Ranma, desde aquel día que se fue corriendo y volvió con una actitud relajada, él había querido hablar con ella, pero simplemente Akane evadió el tema. La veía contenta, cuando iban camino a la escuela ella hacia conversación con temas aleatorios y simples. En la escuela ella se iba con sus amigas cada vez que podía, saliendo del salón, incluso se había metido a un curso de cocina, por lo que el ya no regresaba con ella. Tiempo atrás, desde que le había confesado que la amaba, Ranma y ella discutían menos, sonreían más y salían los fines de semana a tomar helados o al cine, su familia no hacia comentarios, quizá porque ya no les sorprendía o porque no querían arruinar aquel avance. Por las tardes de regreso a casa Akane practicaba o estudiaba y a veces le ayudaba a él a estudiar. Pero eso ya no pasaba últimamente y desde que él había estado saliendo los fines de semana ya no habían tenido ninguna cita. Era cierto, ya no peleaban y Akane parecía feliz, pero Ranma ya no la sentía cerca, aunque estuviera sentado alado de ella. La chica lo evadía y trataba de que los momentos a solas fueran cortos, ya no se sentaba alado de el en la mesa, ahora se sentaba de manera aleatoria y se pasaba las noches enteras hablando con sus amigas, haciendo planes para salir al día siguiente por la tarde si es que no era día de tomar su curso de cocina.
Azumi, su nueva amiga, noto a Ranma sumergido en sus pensamientos.
- ¿Todo bien, Ranma? Pareces distraído. - dijo preocupada- ¿por cierto a donde iremos este fin de semana?
Justo en ese momento Akane entro, Ranma se quedó helado, ahora que excusa podría inventar. Pero sus miedos eran innecesarios. Claro que Akane lo escucho, pero pareció indiferente. Es más, se acercó a los dos jóvenes y con una sonrisa le pidió a Ranma que le dijera a su padre que esa tarde llegaría tarde porque tenía un compromiso y dedicándole una última sonrisa a ambos se marchó.
-Parece que están mejor que nunca- dijo Azumi feliz.
Ranma no la escucho y salió en busca de Akane, la alcanzo en la entrada caminando sola, eso lo descoloco, pensó que el compromiso era con sus amigas, pero también un dejo de duda hizo que saliera corriendo tras ella.
-Akane espera- grito Ranma, Akane volteo a verlo sorprendida.
- ¿Qué pasa? -dijo de manera inocente Akane.
- ¿A dónde vas? - Su tono era molesto.
-Ranma ya te dije, tengo un compromiso, pero dime ¿Qué pasa? Se me hace tarde.
- ¿Compromiso con quién? - el chico no daba tregua, cada vez parecía más enojado ¿o celoso?
-Ranma no te queda- dijo Akane ofendida y se dio la vuelta emprendiendo su camino, pero pronto sintió unas manos sostenerla fuertemente por la muñeca. -RANMA, SUELTAME ME ESTAS LASTIMANDO. -
-Lo siento Akane no es mi intención- dijo acercándola con posesividad a su cuerpo, esta reacción dejo a Akane sin habla, ¿Qué diablos le pasaba? El debería estar con Azumi, no cuestionándole a donde iría o con quien.
-Ranma, nosotros ya no…- sus palabras fueron apagadas por unos labios que ella conocía muy bien. Ranma la beso posesivamente en un inicio, para luego bajar el ritmo y hacerlo con suavidad. Soltó las muñecas de la chica para con una mano tomarla de la cintura y con la otra tomar su mejilla, Akane no lo abrazaba, pero tampoco lo separaba. Sus manos estaban en el aire, a Ranma esto le resultó extraño, ella siempre reaccionaba abrazándolo, respondiendo sus caricias y entregándose por completo al beso. Sin embargo, aunque ella ahora lo besaba, la sentía dudosa.
-Akane, te amo- Soltó Ranma, seguro de sí mismo.
De pronto una mano se estampo en sus mejillas, la joven le había dado una cachetada tan fuerte que en el rostro de Ranma se formó rápidamente un círculo rojo donde lo había golpeado.
- ¡No digas mentiras, Ranma!, Yo oí cuando Azumi dijo que salías con ella los fines de semana, los días que solíamos salir a nuestras citas, ahora tus días son de ella, tus pensamientos son de ella, incluso... yo sé que tú a quien amas es a ella y yo... sé que ella es la mejor para ti. Es una buena chica, es dulce y cariñosa, es buena en la cocina, es agradable y, además, es bonita. - dicho esto a Akane se le salieron las lágrimas por primera vez frente a Ranma en mucho tiempo. Se sentía una tonta, pero también se sentía aliviada, ya lo había dicho, ya había sacado de su ser aquellos sentimientos que tenían días carcomiéndola.
Ranma estaba sorprendido por lo que Akane dijo, pero se sintió aliviado, así que era eso. No era ningún otro chico.
-Boba- dijo con una gran sonrisa en su rostro y Akane sintió que la furia se apoderaba de ella- te prometo que hay una buena razón para que este cerca de Azumi, pero tienes que confiar en mí.
Akane no entendió, ¿una buena razón? ¿Qué razón tendría para irse los fines de semana y estar contento los lunes? ¿Le estaba tomando el pelo?
-Ranma no mientas, por favor mejor termina de una vez con todo esto, si es que alguna vez me quisiste por favor, déjame ir.
Ramna abrió mucho los ojos. - ¿Es realmente lo que quieres, Akane? ¿Tu...tu no me amas ya? -
Sinceramente Ranma estaba asustado.
Akane miraba con sorpresa a Ranma, parecía un niño asustado, ¿Por qué dudaba de ella si era el quien se alejó las últimas semanas?
-Ranma dime, y te lo preguntare una última vez ¿Qué sientes por Azumi? - La chica estaba calmada y esta vez no saldría corriendo fuera cual fuera la respuesta.
-Te lo repito Akane, no lo sé- antes de que Akane dijera nada el continuo- Es mi amiga y la aprecio, pero no sé qué quieres que te responda, pareces enojada. ¿Acaso te cae mal? ¿quieres que me aleje de ella?
Esa respuesta no se la esperaba Akane.
-Claro que no, yo nunca... yo nunca he querido alejarte de nadie, si tú la quieres...-
-Si LA APRECIO- Ranma recalco esta última palabra para dejar en claro cuáles eran sus sentimientos- es mi amiga, nada más.
Dicho esto, Akane se lanzó a sus brazos y Ranma la abrazo como si fuera lo único que deseara desde hace meses, como cuando le dijo que la amaba.
-Entonces explícame- dijo Akane alejándose un poco de el sin soltar el abrazo, Ranma la miro a los ojos y le dio un rápido beso.
-Confía en mi ¿Quieres? Es una sorpresa. -Akane asintió con la cabeza y volvió a abrazarlo.
Los días pasaron, Ranma siguió saliendo los fines de semana, pero llegaba a darle un beso a su prometida y ambos salían a dar un paseo al parque. En la escuela las cosas habían mejorado, Ranma le pidió a Azumi cambiar de lugar para que Akane se sentara frente a él y las pláticas con ella las hacía en la hora del almuerzo y solo por unos instantes, aunque lo seguía viendo feliz los lunes cuando ella llegaba, pero había notado algo, Azumi parecía darle noticias de algo, y al parecer eso era lo que Ranma esperaba con ansias los lunes.
Un lunes normal, Azumi apareció en la entrada, no cabía de la emoción y sin saludar a nadie se dirigió a Ranma y le dijo con felicidad:
-Ranma ya está todo listo. - Ranma se paró de su asiento, la tomo por la muñeca y la dirigió a la salida. Aunque Akane moría de celos, le había prometido a Ranma confiar en él, por lo que con un suspiro mejor se dedicó a mirar por la ventana.
La tarde paso sin complicaciones. Pero al dar un paso fuera del colegio Ranma tomo a Akane de la mano y la miro directamente a los ojos.
-Akane hay algo que quiero mostrarte. - La curiosidad de Akane era tal que lo siguió sin hacer preguntas solo veía su cara de emoción, Ranma la llevo cargando en brazos hasta un lugar que ella que había vivido en Nerima toda su vida desconocía, era un pequeño lago, el cual estaba adornado con luces cálidas hasta donde era capaz de ver, estaba empezando a atardecer, por lo cual, las luces parecían estrellas.
Ella siguió observando asombrada, había más detalles. Alrededor, arreglos florales con orquídeas rodeaban el lugar, era elegante, femenino y muy cuidado hasta el más pequeño detalle.
Volteo a ver a Ranma y este con una sonrisa en el rostro le pregunto:
- ¿Te gusta, Akane? -el muchacho no cabía de la emoción, era como si le mostrara su más grande logro.
- ¿Tu...tu hiciste esto Ranma? -pregunto casi en un susurro.
Ranma movió la cabeza en negativa.
-Bueno más o menos, este lago es artificial, es un local de la familia de Azumi, se usa para eventos, y bueno es... es demasiado caro. Así que tuve que intercambiar trabajo con el papa de Azumi para que me permitiera usarlo, era lo justo- dicho esto se rasco la cabeza con algo de vergüenza- pero no es todo, los arreglos florales las conseguí con ayuda de Azumi, porque no es temporada, por eso buscamos por todo Nerima, hasta el más recóndito lugar hasta dar con ellos sé que son tus favoritos, solo que no pudimos terminar este fin de semana por lo que Azumi se ofreció a terminarlo.
Akane sintió, lo que era el amor verdadero. Ese hombre al cual decidió dejar en libertad, no se fue. Al contrario, había realizo eso para... un momento... ¿para qué?
-Ranma para que...- Ranma puso un dedo sobre sus labios y metió una mano en sus bolsillos del cual saco una pequeña cajita. Saco un hermoso anillo y con el tono de voz más seductor (o al menos para ella) pronuncio las palabras que siempre quiso oír.
-Akane, ¿Quieres casarte conmigo? - soltó al fin con una sonrisa.
-Más te vale que le digas que si hermanita, se ve que se esforzó mucho.- dijo Nabiki saliendo de las sobras junto con su papa, su tío Genma, su tía Nodoka y Kasumi.
-Discúlpame Akane yo te lo quería decir, pero Ranma me pidió que guardara el secreto- dijo Ukyo saliendo del otro lado de las sombras, junto con Azumi.
-Yo igual quería decírtelo, pero no quería arruinar la sorpresa, disculpa si por mi culpa tuvieron problemas- se disculpó Azumi con una reverencia.
-No Azumi perdóname tu a mí, jamás debí pensar mal, y tu Ranma, yo... perdóname.
-Pero Akane, ¿Si quieres casarte conmigo? - dijo confundido y asustado porque se había tardado con la respuesta. Todos se empezaron a reír.
-Claro que, si quiero, Ranma, quiero pasar el resto de mi vida contigo- dijo lanzándose a él con emoción.
Ranma había cumplido su promesa, le habían hecho saber a su familia que estaban juntos, no en una plática normal en la sala de su casa como ella había pensado, sino que, el, su prometido, lo había hecho de una manera especial dejando en claro que más que su novia, quería hacerla su esposa. Ambos se dieron un tierno beso para luego mirar las luces que se reflejaban en el lago, eran estrellas de verdad, como el amor que le tenía a aquel joven y que podía ver en los ojos de él, que ese amor era más que correspondido. Ya no tenía ninguna duda.
