Después de años estoy de vuelta con un One Shot en esta ocasión para el fandom de Naruto, en especial para el grupo SasuSaku Eternice Moi, estoy participando para el reto de #FortunaMusical, en el cual elegí este fragmento de la canción Se Fue. ¿Qué les puedo decir? Cuando la escucho mi señora interior se pone muy intensa, me gusta mucho y debo admitir que me inspiró para escribir algo dramático, y bueno, para quienes me conocen desde hace tiempo saben que amo el drama. Sin más, los dejo con la historia.

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad y autoría de Mashashi Kishimoto, por lo cual esta historia se realiza sin fines de lucro.

Este escrito se desarrolla en AU (Alternative Universe), por lo que queda completamente fuera del mundo ninja que todos conocemos.

Rated M: Contenido apto para adolescentes maduros.

A partir de 16 años. Posible contenido adulto fuerte pero no explícito, referencias a la violencia y fuerte lenguaje adulto.

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Se fue, se fue el perfume de sus cabellos
Se fue el murmullo de sus silencios
Se fue su sonrisa de fábula
Se fue la dulce miel que probé en sus labios

Se fue, me quedó solo su veneno
Se fue, y mi amor se cubrió de hielo
Se fue, y la vida con él se me fue
Se fue y desde entonces ya solo tengo lágrimas

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Era un cálido día de verano, y la locación perfecta para la ocasión.
Los rayos del sol se filtraban del ventanal, y las cortinas blancas le daban el toque celestial a la habitación. Ella observaba su reflejo en el espejo. El vestido blanco se ceñía sobre su cuerpo hasta caer con gracia al suelo dándole un aire angelical, su maquillaje sutil hacía destacar sus rasgos y hacían ver sus ojos verdes casi transparentes.
El cuarto se encontraba lleno de rosas color rosa que su prometido había enviado puntualmente, el significado; bondad, gratitud y la enorme admiración a su belleza.
La novia se hallaba sola en su habitación disfrutando de sus últimos treinta minutos antes del ajetreo que el día implicaba.
Debía estar feliz, era el día de su boda.
De hecho, hacia algunos meses era una prometida emocionada y contenta por planificar todo lo que se estaba llevando a cabo, cuidaba que todos los detalles fueran como alguna vez lo soñó y ahora no le importaba en lo absoluto, sentía que moría lentamente y que con el pasar de los minutos se acercaba a su ejecución. Quizás era por su partida, el amor de su vida le había abandonado ese día.
Se fue, sin decir más. Pues ya no quedaban palabras ni lamentaciones, todo estaba dicho y hecho.
Recordó cómo lo volvió a ver después de tantos años.
Fueron amigos desde muy pequeños, se criaron juntos en su pueblo natal, y como cruel obra del destino, se separaron cuando solo tenían diez años, era un amor infantil, siempre se encontraba a si misma suspirando por el niño, hasta que el trabajo del padre le imposibilitaba seguir creciendo a su lado y lo vio marchar en un camión de mudanza una tarde de invierno.
Los años pasaron y la primavera llegaba a su fin, tenía quince años y hasta ese entonces no sabía nada de él, de Sasuke.
Mientras salía del colegio junto a su mejor amigo Naruto escuchó los rumores de las chicas de su clase, murmuraban sobre la llegada de un apuesto chico al pueblo, ellos no le tomaron importancia y caminaron hacia su vecindario, se sorprendieron al ver la casa Uchiha llena de vida y movimiento, cuando se acercaron a ver, bajaban de un camión de mudanza un equipo médico, pensaron que quizá instalarían un hospital. No contaban con que verían a la madre de Sasuke bajar en silla de ruedas y con un cilindro de oxígeno, siendo ayudados por Itachi, su hermano mayor y su padre Fugaku. Sin dudarlo se acercaron corriendo a verlos, le impresionó ver a la madre de los Uchiha convaleciendo de esa forma, pues la recordaban con una energía y vitalidad inagotable.
— ¿Sakura? ¿Naruto? —. La señora Uchiha fue la primera en notar su presencia. Ellos solo respondieron con una sonrisa. — ¿Cómo han crecido? Miren nada más, están enormes, Sasuke se alegrará tanto de verlos —. Hablaba con dificultad y aunque su rostro denotaba cansancio, parecía contenta de volver a su hogar. —Sakura, eres una jovencita muy hermosa, seguramente tienes muchos pretendientes y tú Naruto, sigues teniendo esa cara de niño travieso, tan apuesto que no dudo en que tengas muchas chicas detrás tuyo. ¿Por qué no regresan para cenar? Itachi pedirá pizza, y creo que alguien se pondrá muy contento por volver a verlos.
Ambos aceptaron emocionados y salieron corriendo hacia sus casas querían volver a ver a su mejor amigo Sasuke, aunque Sakura tenía los nervios de punta, hacía años que no lo veía y ahora se reencontrarían, se arregló lo mejor que pudo y salió a encontrarse con Naruto.
Al llegar aún había algunas cajas en la sala, pero lo que predominaba era el equipo médico, tenía un muy mal presentimiento.
—Sakura, Naruto. —Itachi, el rompecorazones del pueblo les dio la bienvenida —Sasuke llegará pronto, estoy seguro de que se alegrará al verlos. Él no la está pasando muy bien, mamá no tiene esperanza y está muy triste, su visita lo reconfortará.
Ambos asintieron y pronto la señora Uchiha se acercó a ellos a conversar, se notaba pálida, cansada y hablaba con dificultad, aun así parecía emocionada y feliz de estar de regreso. Sonaba triste pero quizá ella solo quería regresar a morir ahí.
Pronto la puerta se abrió y pudo verlo. Se veía tan apuesto, definitivamente el rostro infantil había desaparecido y sus rasgos se habían endurecido un poco, era un sueño y su corazón latía desbocado.
— ¿Naruto? —El rubio salió corriendo hacia él y le abrazó efusivamente.
— ¡Sasuke! Tanto tiempo.
Sakura se quedó en su lugar, definitivamente su presencia le trastornó al punto de no poder moverse, su boca estaba seca y tenía sus labios pegados que apenas podía separarlos para hablar.
— ¿Sakura?
—Sasuke...
Y así fue su primer reencuentro.
Los días pasaron y las ansiadas vacaciones de verano por fin llegaron, las chicas del pueblo se volvían locas al ver pasar a los Uchiha, pues eran la novedad.
Itachi se reunía con sus amigos de la adolescencia, mientras que Sasuke parecía molesto todo el tiempo.
Aun así Naruto lo sacaba de su casa y se encontraban con Sakura en el río, ahí pasaban horas recordando anécdotas de su infancia, ellos apenas hablaban. Sasuke era un hombre de pocas palabras y Sakura intentaba mantener a raya sus emociones, pues no quería molestarlo, se notaba el enojo y la tristeza que sentía.
Las semanas transcurrieron y poco a poco comenzaron a intercambiar frases con naturalidad, sus conversaciones fluían de forma espontánea y en ocasiones terminaban calmando a Naruto que usualmente les exasperaba por su hiperactividad.
Fue una tarde en la que Naruto salió con sus padres a visitar a su padrino Jiraiya al pueblo vecino, en la que por fin hablaron largo y tendido, el atardecer se reflejaba en el lago y las aves trinaban en el horizonte.
Charlaron por horas, por fin podía verlo reírse plenamente, por fin se abría ante ella y el parecía confiar, sentía que poco a poco comenzaba a ver al niño que conoció hace años. Se recostaron en el césped mientras Sasuke mencionó.
—Naruto está enamorado de ti.
Ella suspiró, realmente era amaba a Naruto, pero no de la forma que él chico esperaba, más bien, era un amor fraternal y puro, en ocasiones debía ser dura con él, pues de alguna manera no quería lastimarlo dándole falsas esperanzas, ver tristes a las personas que amaba le hacía sentir miserable.
—Ya lo sé, lo quiero, pero no puedo corresponderle. Es como un hermano, además...
— ¿Además? —Cuestionó dejando ver su interés.
—Yo... yo estoy enamorada de alguien más.
—Ah —. Respondió Sasuke, realmente no esperaba otra respuesta además de esa, supuso daría por terminada a conversación. Por lo que se animó a seguir hablando.
—Yo no puedo porque—. Titubeó. —Porque siempre he estado enamorada de ti.
Al principio Sasuke no dijo nada, bajo la mirada y en su rostro se dibujó una ligera sonrisa, ella lo miro fijamente expectante, por fin había podido declarar su amor.
No supo en qué momento pasó, pero pronto sus labios se unieron suave y delicadamente en un tierno beso.
Sin embargo, no notaron la presencia de alguien, quien al presenciar esa escena se marchó del lugar con el corazón roto.
A partir de ese momento Naruto ponía pretextos y se retiraba más temprano de lo usual, alegando que tenía una misteriosa cita con alguien, lo que hacía que ellos pasaran más tiempo juntos, no eran novios, ni nada parecido, pues Sasuke parecía poco interesado en ello y ella solo disfrutaba tenerlo cerca, además no quería presionarlo, suficiente tenía con la enfermedad de su madre, aunado a que su padre era un tanto estricto y notaba como le afectaba que siempre lo comparara con su hermano mayor; Itachi, ahora que su madre poco intervenía en su vida por su delicado estado de salud, de alguna manera ella solo quería acompañarlo por los duros momentos que atravesaba, quería ser su soporte y su confidente. No obstante cuando oscurecía hablaban sus conversaciones eran limitadas, solo se dedicaban a comerse a besos y poco a poco comenzaban a experimentar sensaciones que no podían describir, era como un cosquilleo en el vientre, y un calor más intenso que el mismo sol del verano, sus manos trazaban caminos prohibidos en sus cuerpos, las hormonas adolescentes despertaban poco a poco.

Llegó el cumpleaños número dieciséis de Sasuke, durante el día Naruto preparó un picnic a la orilla del río, bromearon, charlaron y rieron durante horas. Parecía que Sasuke se sentía mucho mejor, hablaba más y se mostraba más abierto a las bromas de su amigo, al llegar el atardecer Naruto se marchó, pues tendría que regresar a casa a cenar con su padre que llegaba de unos largos días de trabajo fuera del pueblo.
Fue así como nuevamente Sasuke y Sakura se quedaron solos y por fin pudo entregarle su regalo.
El abrió la caja color azul y dentro encontró un Kunai, un arma blanca utilizada por los ninjas, Sakura quería regalarle algo que representara lo que él era, el padre del chico tenia ascendencia Japonesa y recordando sus juegos de la infancia en la que se simulaban ser shinobis, creyó que sería algo sumamente significativo, pues en aquellos tiempos eran tan felices.
Sasuke observó toda la extensión del Kunai, y se encontró que tenía grabadas en el mango de hierro unas delicadas flores de Sakura.
—Espero que te guste, la verdad no tenía idea de que obsequiarte, hasta que a mi mente llegaron nuestros recuerdos de la infancia, me gustaría volver a verte sonreír de esa manera...
Su boca se curvo en una sincera sonrisa motivado por las palabras de ella y depósito un suave beso en los labios y así pasaron las siguientes horas, mientras se besaban cada vez con más intensidad, las manos de Sasuke se aventuraron debajo de la falda de Sakura, quien parecía complacida, sus labios hinchados solo suspiraban y emitían pequeños gemidos de placer. No hubo vuelta atrás, comenzaron algo que no podrían ni querían parar. Y así fue como por primera vez descubrieron lo que era el sexo. Las horas pasaron, y aun no podían quitarse las manos de encima, descubrirse el uno al otro de tal manera se volvía cada vez más adictivo, las sensaciones que experimentaban eran deliciosas. Cuando fueron conscientes de la hora se marcharon de inmediato, él la dejó en la puerta de su casa y se retiró inmediatamente a la suya, de camino se encontró a Naruto quien lo buscaba con desespero.
—Itachi te está buscando. Como no te encontraba me llamó fui al río y ya no estabas ahí. Será mejor que vayas a casa.
— ¿Qué sucede?
—No lo sé, pero me dijo que necesitaba que te fueras inmediatamente.

Y esa fue la última vez que lo vio, al llegar a casa Sakura tenía una sonrisa imborrable de los labios, aún sentía sus manos sobre su piel, jamás imagino que fuera tan placentero, por eso estaba prohibido, su madre le había dicho que esas cosas sólo las hacen las personas que están casadas y le dio un sermón sobre ETS y embarazos no deseados.
— ¡Mierda! No uso ningún método anticonceptivo. Sabía que tenía menos de 48 horas para tomar un anticonceptivo de emergencia, por lo que al día siguiente iría al pueblo vecino a comprar una de esas famosas pastillas.
Después de resolver su problema fue al río y esperó por horas, Sasuke no llegó, decidió ir a buscarlo y se sorprendió al descubrió que en su casa no había nadie. Se había marchado.
Los años pasaron, y aun tenía grabado con fuego el camino que sus manos habían trazado sobre su piel, el sabor dulce de sus labios, para su mejor amiga era demasiado tonto, por su bien debía dejar atrás todo lo sucedido y superarlo. Los estudios universitarios llegaron y con ello su partida del lugar que la vio crecer, fue difícil pues los recuerdos más hermosos de su vida se aferraban a ese pequeño pueblo llamado Konoha.
Comenzó la universidad y los pretendientes estaban acechando siempre, pero ella no podía, parecía tonto pero su amor permanecía intacto. Después de no saber de Sasuke por años, comenzaba a resignarse que nunca lo volvería a ver.
Kakashi, su profesor en la facultad de medicina le había ofrecido cubrir el internado en su hospital, era un hombre muy apuesto, inteligente y rico. No necesitaba trabajar fuera de su hospital, pero le consideraban una eminencia que le suplicaban impartiera sus magistrales clases.
Fue así como lo conoció, al principio él se portaba atento y amable, siempre preocupado por ella. No fue hasta después de la graduación que él le declaró el amor, era obvio, él era su profesor y ella su alumna, aunque la diferencia de edad no era demasiada.
Decidió que era un buen momento para comenzar de nuevo, un amor de la infancia no iba a detener su vida, ni siquiera el recuerdo de aquel verano lo haría.
Pasaron tres años más y Kakashi le propuso matrimonio al inicio de la primavera, justo el día de su cumpleaños en una hermosa cena romántica, ella accedió, la fecha prevista fue un golpe bajo.
—23 de Julio —Mencionó Kakashi observando su agenda. —Me queda estupenda la fecha, coinciden con tus vacaciones y creo que yo podría adelantar las mías.
Ella solo asintió, esa fecha era importante para ella.
Decidieron anunciarlo públicamente un mes antes de la boda, pues por las ocupaciones de ambos no coincidían sus tiempos.
Emocionada por iniciar una nueva etapa en su vida, comenzó con los preparativos con ayuda de su mejor amiga Ino, quería que fuera el momento perfecto para los dos.
Al principio fue difícil iniciar una vida sexual activa con su futuro esposo, pues a pesar de que Kakashi era un Dios, sus caricias no quemaban su piel como lo recordaba, quizá fue la inexperiencia del momento la que le hacía sentir de tal forma.
Faltaba solo un mes para su boda y por fin se celebraría la fiesta de su compromiso, el largo vestido de seda verde cubría su cuerpo, ¡cómo sufrió para que pudiera usarlo!, se mató horas en el gimnasio para que le quedara perfecto, de verdad deseaba que todo fuera así.
Kakashi era un caballero, guapísimo, atento y la amaba con devoción ¿Qué más podía pedir?
—Sakura —Kakashi se le acercó y la tomó de la mano. Se veía guapísimo con ese traje de etiqueta hecho a la medida. —Quiero presentarte a mi mejor amigo, él para mí es mi hermano, cuando mis padres murieron su familia me adoptó como hijo suyo.
Ambos se acercaron a un hombre alto de cabello negro y con unos rasgos que le recordaron a alguien más...
—Óbito Uchiha, mi hermano.
Ya, ya sabía el porqué.
— ¿Uchiha? —Inquirió.
—Sakura, Kakashi me ha hablado mucho de ti, primero me comentó de una alumna que lo tenía babeando de amor, y cuando te graduaste no dudó un segundo en pedirte ser su novia. Ahora entiendo por qué tenías loco a mi hermano, créeme que se quedó corto, tu belleza supera con creces sus mediocres descripciones. Los tres rieron ante los comentarios y mientras Obito palmeaba la espalda de su amigo.
Aunque parecía halagada no pudo evitar comparar al hombre con otro, los Uchiha poseían atributos característicos, el cabello negro azabache, ojos demasiado oscuros que parecían un abismo sin salida, esos rasgos faciales duros y perfectos, además de aquella frialdad que emanaban, definitivamente exudaban peligro.
—Gracias —. Respondió.
—Kakashi me dice que creciste en Konoha. Ahí vivía mi hermano Fugaku, mis sobrinos nacieron y crecieron ahí, quizá los conociste.
—Sí, Itachi y...
—Sasuke, vaya que han crecido. De hecho, Kakashi, te tengo una sorpresa...
—Bueno, ¿Qué te parece si dejamos la sorpresa para después?, llegó la hora...
Sin decir más tomó a Sakura de la mano y la llevo a las escaleras para que todo el mundo pudiera verlos.
Todos guardaron silencio emocionados, por fin las esperadas palabras del anfitrión.
—Hace muchos años todo el mundo me decía que yo debía ser maestro, mi padre y mi familia adoptiva. No obstante, fue hasta que mi padre murió fue cuando lo vi todo claramente, quería ser médico. No quería que ningún niño se quedara sin conocer a su madre, como yo, o perdiera a su padre por una enfermedad incurable, sin embargo, después de convertirme en médico sentí que algo me faltaba, los estudiantes de medicina que me enviaban a prácticas carecían de amor por la medicina, por los pacientes y fue así como mi familia adoptiva me propuso en la Universidad, para integrarme al cuerpo académico, fue ahí cuando comprendí lo que todos me decían, ser profesor es enseñar a amar tu profesión, ejercerla con amor, y para el amor.
Un día una hermosa chica entró por la puerta de mi salón de clases, y no pude dejar de verla, era como un ángel, cuando la observé actuar por primera vez atendiendo un paciente aplicando todo lo que un día le enseñé me hizo enamorarme profundamente de ella, era perfecta, voluntariosa y amorosa con todos sus pacientes, jamás pude encontrar a alguien mejor que ella, en todos los sentidos y tan ahora estamos aquí...
Todo el mundo aplaudió y ella volteó a ver a todos a sus pies.
Cuando la puerta del salón se abrió y pudo ver por fin a una figura conocida. ¿Era un sueño o realidad? Esa persona no podía ser Sasuke.
Él, ahora convertido en un adulto, caminó lentamente hacia donde la gente se aglomeraba a presenciar la declaración y por un segundo sus miradas se cruzaron, ambos no pudieron ocultar su sorpresa al reencontrarse.
No sabía por qué, pero su corazón comenzó a latir rápidamente y en el estómago sentía un vacío inmenso.
—Sakura. —Volteó nuevamente a observar a Kakashi arrodillado a sus pies con un hermoso anillo diamantes —Gracias por aceptar casarte conmigo, gracias por dejarme hacerte feliz, no te arrepentirás.
Todo el mundo se deshizo en aplausos mientras ella sentía que el piso se movía de lugar. ¿Por qué provocaba esa sensación en ella si ya habían pasado más de diez años, y ahora iniciaría una nueva vida? Quizá el también ya tenía una familia propia.
Kakashi se levantó nuevamente y colocó el anillo en su dedo anular, ella estaba petrificada, ¿cómo un amor de la adolescencia puede doler así a estas alturas de la vida?
Era una suerte que no tenía que responder, ni dedicar palabras, la fiesta solo era para formalizar el compromiso. Todo el mundo se acercó a felicitarlos, ella intentaba deshacerse de todo eso, ¿fue su imaginación? Quería verlo.
—Kakashi —Su voz. —Mi padre te envía sus felicitaciones y se disculpa por no haber asistido, como sabes su salud no ha sido la mejor en los últimos meses, e Itachi viajó a cerrar un trato a otra ciudad en su representación, así que vengo a desearte lo mejor en nombre de la familia.
—Siempre es un gusto verte, te presentaré a mi prometida —
Sakura escuchaba con atención lo que Sasuke decía, pero no se atrevía a mirarle a la cara, hasta que de sus labios salió su nombre como un susurro.
—Sakura... —Extrañaba escuchar el grave sonido de su voz diciendo su nombre.
—Sasuke — Respondió.
Ella se quedó paralizada, sin saber que decir.
—Creo que ya se conocen. —Mencionó Kakashi con un toque de sincera felicidad.
—Sí, él era mi...
—Compañero de clases —Respondió el.
— ¡Qué pequeño es el mundo! Bueno, supongo que ustedes quieren ponerse al corriente de sus vidas. Iré a pedir música para amenizar este baile. Con una reverencia se retiró dejándolos solos.
Ambos se miraban sin decir nada, se notaba la tensión en el aire.
—Felicidades, se nota que te ama. Es la primera vez que lo veo sentando cabeza con una mujer. —Mencionó con frialdad, tal como lo recordaba.
—Sasuke, ¿Por qué...?
—Llegó la hora de abrir la pista de baile con mi prometida, perdón Sasuke.
No lo volvió a ver en toda la noche.
Pasaron tres días desde aquel acontecimiento, Kakashi había viajado y eso le dada un poco de tiempo a solas, lo necesitaba, no tenía por qué sentirse así, se suponía era agua pasada y no tenía que afectar su nueva vida. En ese momento su teléfono sonó con insistencia.
—Ino —. Adiós calma y serenidad.
—Tenemos que salir frentona, pronto serás una mujer casada, así que ya no tendrás tiempo para mí y tus amigos, ponte algo lindo y paso por ti en una hora.
No le dio tiempo objetar, pues la rubia había colgado sin darle oportunidad de negarse.

Ino era una chica hermosa, alta, rubia y con un cuerpo envidiable, cuando era niña ella fue un gran apoyo moral. Eran las mejores amigas y estuvo a su lado cuando Sasuke se fue, en ese momento Ino le confesó que al igual que ella también se había enamorado de Sasuke.
Al llegar al centro nocturno se sorprendió al ver muchos rostros conocidos, Naruto y su esposa, hacían una linda imagen de la pareja perfecta de recién casados ¿Así se vería ella en unos días?, algunos amigos de la infancia, y de la facultad.
— ¡Sorpresa! —Gritó Ino. —Es una despedida de soltera poco convencional, pero al fin pudimos reunirnos todos.
Su mirada siguió viajando por el lugar, hasta que vio a Sasuke charlando con Shino Aburame, un ex compañero de la preparatoria del pueblo.
Sakura sonrió nerviosa, y tomó a Ino del brazo para alejarla del lugar.
— ¿Qué hace Sasuke aquí?
— ¡Vamos! Sé que lo aprecias, además tuvimos la oportunidad de charlar con él en la fiesta de tu compromiso, no sabes el trabajo que le costó a Naruto de convencerlo en venir. Es hora de que superes lo que paso hace muchos años, ahora eres una mujer comprometida y él cada día se ve más guapo. —Mencionó suspirando. A veces lograba de verdad sacarla de sus casillas. —Deberíamos ir a saludarlo. —Definitivamente quería estrangularla. — ¡Sasuke!
Sakura tomó una copa que el mesero le ofreció y se la bebió de un solo trago. Necesitaba valor para lo que sea que Ino hiciera.
El las miró, con esa actitud impasible que ahora lograba ponerle los nervios de punta.
—Sakura —Mencionó inclinando un poco la cabeza como señal de saludo.
—Hola Sasuke, Sakura está muy emocionada de tenerte aquí, de verdad no sabes lo feliz que esta de verte, ¿Verdad Sakura?
Nadie dijo nada, un silencio incomodo se hizo presente. —Fue un gusto verte, pero acabo de ver a mi novio llegar. —Ino salió huyendo de la conversación para dejarlos solos.
—Perdón Sasuke, sé que Naruto casi te obligó a venir, quizá tenías cosas mejor que hacer, discúlpalo, y también a Ino que es una...
—Entrometida, lo sé. La conozco.
Ella rio, se mordió el labio y se atrevió a seguir hablando.
— ¿Cómo estás?
—No tengo mucho que decir.
—Así que Kakashi y tu familia son muy cercanos.
—Cuando nos fuimos de Konoha, después del fallecimiento de mi madre, Kakashi se acercó demasiado a mí, trataba de reconfortarme, así que se podría decir que sí, somos cercanos.
—Lo sé, él es tan noble.
— ¿Lo amas? ¿No es así? — ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Qué se supone que debía responder?
— ¡Sasuke! Sabía que no me fallarías —Naruto llegó a salvarla.
Estuvieron charlando, los tres como en años pasados, por un momento olvidó todo lo que sentía, aunado al consumo de alcohol, que poco a poco entorpecía sus sentidos. Las horas pasaron y los invitados comenzaron a retirarse. Entre ellos Naruto, quien alegó que su esposa tenía algunas molestias, no quería decirlo así de repente, pero Sakura sospechaba que pronto conocería a un pequeño Narutito hiperactivo, sonrió internamente de que por fin su amor sea correspondido.
Apenas Sasuke y ella se habían quedado solos, estaba tan nerviosa que llenaba su copa de vino con frecuencia, hasta que Sai apareció cargando a una Ino que no podía sostenerse por sí misma, y reía como una loca.
—Creo que será, mejor que la lleve a su apartamento —Dijo Sai.
—Adiós Sakura, adiós, Sasuke, cuida a mi amiga por mí, tengo que entregarla a salvo con su prometido —. Exclamó Ino.
Los observó salir de la puerta del bar, no era buena idea quedarse a solas con Sasuke.
—Creo que yo también debo irme... —Sakura se levantó del asiento demasiado rápido que estuvo a punto de caer por los efectos del alcohol. Pero no contaba que Sasuke la estrecharía entre sus brazos.
—Creo que has bebido demasiado, te llevaré a casa.
—Pediré un taxi.
—No creo que se buena idea dejarte ir sola, apenas puedes sostenerte por ti misma.
— ¿Desde cuándo te preocupa eso?
Él no dijo nada solo la tomó del brazo y la sacó del lugar, la llevó hasta su coche y la aseguró con el cinturón de seguridad.
Se mantuvo callada durante todo el camino y al llegar él le ayudo a subir hasta llegar a su puerta, él le ayudo a abrir, y ambos entraron al lugar.
—Será mejor que vayas a la cama pronto...
—Sasuke... —Él la miró expectante.
— ¿Por qué...? ¿Por qué me dejaste?
—Sakura, eso fue hace mucho tiempo.
—No sabes cuánto me dolió saber que te habías marchado, me sentí tan sola. —De verdad tenía la necesidad de decirle tantas cosas.
Sasuke permanecía callado, como siempre, tenía el especial talento de sacarle de sus casillas.
— ¿No dirás nada verdad? Es obvio, jamás has compartido nada conmigo, excepto...
—Perdóname, por todo, éramos muy jóvenes no debimos...
—No me arrepiento, de nada, pero nunca sabía lo que pasaba por tu cabeza, no sabía cómo ayudarte, nunca me decías nada. Yo te amaba ¿Y tú?
Por unos segundos él se quedó en silencio, para después responder.
—No tiene importancia, eso ya fue hace mucho tiempo.
—Siempre creíste estar solo, pero yo, no podía hacer nada por ti. Me sentía tan impotente de no poder saber qué hacer, es por eso por lo que decidí estudiar medicina, quería ayudar a personas como tu madre, no quería que nadie fuera infeliz.
Ella se levantó de su asiento y se acercó a él.
— ¿Alguna vez me amaste?
El no dijo nada.
—Creo que no, nunca me dejaste entrar a tu corazón, siempre tan cerrado, tan solo. Creo que fue mejor así, ahora voy a casarme con un hombre que me ama y que comparte todo conmigo.
—Así es mejor, Sakura.
Él se giró dispuesto a abrir la puerta para marcharse cuando Sakura lo tomó de la mano. Y sin decir más cruzó sus brazos detrás de él acercando su rostro al suyo.
—Sasuke, no te vayas, no te vayas otra vez. —Mencionó suplicante.
El suspiró cansado, tenía la necesidad de complacerla.
—Me quedaré hasta que te duermas.
Sin más Sasuke se sentó en el sofá y Sakura se recargó sobre él.
Por fin tuvo un sueño tranquilo.

Pasaron los días, necesitaba disculparse con Sasuke, fue muy imprudente de su parte reaccionar como lo hizo. Así que después de tanto pensarlo decidió llamarle para invitarlo a desayunar, el accedió.
Hablaron sin tocar el tema de nuevamente y continuaron frecuentándose, más a menudo. Las ausencias de Kakashi volvieron a ser más recurrentes debido a que quería dejar todo listo para poder disfrutar de su luna de miel.
Naruto organizó nuevamente una reunión para anunciar las buenas nuevas, Hinata estaba embarazada, ahora sí iba a saber lo que es lidiar con un niño como él.
Después de varios días comenzó a sentir más tranquilidad, ver a Sasuke de nuevo y saber que estaba bien la había llenado de felicidad, él le contó que su padre se dedicaba a la compra y venta de bienes raíces y era por eso que se habían mudado, el último deseo de su madre era volver al lugar donde nació, y sus hijos crecieron. Después de que se fue, se dedicó en cuerpo y alma al estudio y ahora la empresa de su padre había crecido gracias a sus conocimientos, quizá por fin lo reconocería como un buen hijo.
Kakashi le propuso a Sakura comprar una casa, pues pronto necesitarían un hogar para ellos y sus futuros hijos, por lo que pidió a Sasuke se encargará personalmente de acompañar a Sakura a elegir una. A pesar de negarse en múltiples ocasiones por parte de Sasuke, por fin Kakashi le convenció.
Un día llegó de improviso al hospital en donde le comunicó a Sakura que Kakashi le había pedido encarecidamente que la llevara a elegir la casa de sus sueños.
Pronto comenzó a fluir todo, Sasuke pasaba por ella para llevarle a las zonas residenciales e intercambiaban mensajes de texto con el pretexto de saber más de sus gustos arquitectónicos. Parecía que todo terminaría bien, por fin.
Sin embargo, la convivencia diaria se había vuelto tan necesaria como esperada, se sentía tan a gusto en subirse al coche de Sasuke a su lado, charlar y compartir lo que ella hacia durante el día, pues parecía siempre receptivo a lo que ella le contaba. A pesar de haber visitado la mayor parte de las propuestas de Sasuke, a Sakura pocas veces le convencía el lugar, o quizá quería alargar los momentos que compartirían, pues la boda estaba cada vez más cerca. Unos días antes de la boda, la lluvia los sorprendió mojándolos de pies a cabeza cuando regresaban al apartamento de Sakura. Ambos reían por el infortunio. Sakura le invitó a pasar y le ofreció llevar su ropa a la secadora, el accedió y Sakura le propuso usar la ropa que Kakashi había dejado ahí, él no deseaba aceptar tal cosa, pero no tenía otra opción. Inmediatamente terminó de cambiarse de ropa Sakura le ofreció una taza de té caliente, ella llevaba puesta una diminuta pijama, para su gusto, pues dejaba mucha piel expuesta, sintió celos, pues él no era merecedor de tocar su piel como antes. Ambos bebieron el contenido de su taza en silencio. Quizá había llegado la hora de aceptar la propuesta de su padre. Sintió la necesidad de hacerle saber su decisión.
—Mi padre me ofreció mudarme a Japón en unos meses—. Ella sintió que el mundo se le venía encima, aunque no debía ser así. Pronto sería una mejer casada. —Quiere internacionalizar el negocio antes de morir, él desea que yo me haga cargo.
— ¿Te irás? —. Quiso decir, "no te vayas", pero ¿Qué derecho tenía ella de detenerlo?
—En invierno probablemente —. Respondió.
—Ah —No podía contener sus lágrimas, nuevamente estaba junto a ella y ahora otra vez se separarían.
— ¿Estás llorando? —. Preguntó él sorprendido por su reacción.
—Es solo...
—Ya sé una basura en el ojo, déjame verla. —Y fue así como la tomó suavemente de la barbilla y por primera vez en sus ojos pudo notar algo, ¿Qué era? —Mientes.
—Es solo que ya me había hecho a la idea de volver a ser amigos, tenerte cerca.
—Pero ahora tendrás a Kakashi, él nunca te dejará sola.
—No te vayas... —Suplicó, y sin pensarlo pronto se encontraron frente a frente y ambos podían sentir el calor de su aliento. No pudieron resistirse a volver a sentir la sensación de unir sus labios en un beso, un beso cargado de dolor, pues era demasiado tarde. Por un momento no hubo nada más que ellos dos en su mundo. Por fin pudieron comprender y expresar todo lo que habían callado por años, y sus cuerpos ansiaban en reclamarse.
No fue hasta que Sasuke se levantó del lugar rápidamente, tenía que controlar sus sentimientos, tal y como lo había hecho hasta ahora.
—Debo irme. —Ella no tuvo la fuerza para detenerlo.

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Necesitaba un tiempo, se sentía tan confundida, todo había pasado tan rápido que no estaba segura de casarse. Se duchó con presteza, guardó en una mochila un par de mudas de ropa, tomó las llaves de su auto y condujo hasta Konoha, el camino fue liberador.
Al llegar a casa de sus padres descubrió que estaba vacía, subió a su antigua habitación, pareciera que los años no habían pasado por ahí, todo estaba tal cual lo dejó hacía tantos años, sus peluches sobre su cama, los posters de sus actores y cantantes favoritos de la adolescencia en la pared rosa y sus libretas de la preparatoria sobre su escritorio, se aventuró a abrir una y sólo encontró el nombre de Sasuke rodeado por un corazón con una flecha. Vaya que estaba enamorada, pero ¿ahora lo estaba? O solamente era una ilusión que le haría escapar de tanta confusión. Decidió salir a caminar por el pueblo, cada año pareciera que la gente salía de aquel lugar con la intención de mejorar su calidad de vida, muchos emigraron a la ciudad haciendo que el lugar se volviera silencioso y solitario, pronto el atardecer se reflejaría en el lago, aquel que fue testigo de la entrega de dos adolescentes con las hormonas alborotadas, sin dudarlo caminó hasta allá, los recuerdos golpearon su mente.
Definitivamente Kakashi era un buen hombre, la amaba, la respetaba y jamás la abandonaría, ella debía corresponder tanto amor. Se lo debía.
Por otro lado, su repentino reencuentro con Sasuke había puesto patas arriba su mundo, cuando ella creía que lo había olvidado él regresaba, más apuesto y maduro, aun así jamás le había dicho lo que sentía en realidad por ella, siempre la dejaba a la expectativa de sus sentimientos. Ella ya no era una niña y él no tenía el derecho a ilusionarla de esa forma, ahora era una mujer preparada, madura y comprometida con un hombre que siempre dejó en claro lo mucho que ella le importaba.
El cielo se pintó de rojo y el lago reflejaba la maravillosa puesta de Sol.
Pero algo interrumpió su calma, unos pasos que hacían crujir las hojas del suelo.
Por impulso volteó a ver a la persona que jamás creyó ver ahí.
—Sakura.
— ¿Qué haces aquí?
—No lo sé. Juré que jamás volvería a pisar este pueblo, pero necesitaba estar solo, no pensé en encontrarme contigo.

Ambos suspiraron, y se quedaron en silencio por unos segundos que parecieron una eternidad.
—Me iré en tres días, justo el día de tu boda. Pero antes, tenía que disculparme contigo, pero el destino me trajo hasta a ti antes de lo planeado.
—No tengo nada que perdonarte, no has hecho nada malo.
—Creo que llegué demasiado tarde a tu vida, eso ya lo es...
— ¿Sasuke...? ¿Por qué nunca me buscaste? Porque te fuiste sin más...
—Yo te odié, me odiaba a mí mismo por no haber estado con mamá ese día, cuando llegué a casa ya era demasiado tarde. Mi madre había muerto. Volver a este lugar era como revivir aquel amargo día, mi madre lo era todo para mí, estar con la única mujer a la que he amado de verdad ha sido un castigo. Cuando me fui traté de no volver a caer en lo mismo, mi padre me comparaba todo el tiempo con Itachi y mi madre era la única que se preocupaba por mí, ahora debía apañármelas sin ella y demostrarles a los Uchiha que yo soy el mejor. Estudié como un obseso, fui el mejor de mi clase, las mujeres hacían lo que les pedía, y de verdad traté de enamorarme, conocí a alguien y le pedí que se casara conmigo, pero siempre la comparé contigo. Era tonto e infantil, porque no te había visto desde hace más de diez años, pero tu marcaste un antes y un después en mi vida, cuando me fui de aquí lo perdí todo.
Sakura escuchó atenta y sorprendida por su declaración, suspiró y comenzó a hablar.
—Cuando te marchaste, sentí que el mundo se venía sobre mí, lloré por meses y cuando comenzaba a recuperarme el verano llegaba nuevamente y esperaba todos los días frente a tu casa para ver si venías, cada verano por tres años. Nunca volviste. Así que me fui del pueblo, fui aceptada en la mejor universidad y me gradué con honores. Pero cuando estoy contigo me siento como aquella adolescente a la que temblaban las piernas cuando te veía. Hemos sido tan tontos...
— ¿Podrías perdonarme? —. Preguntó Sasuke. —Nunca tuve el valor de decirte lo mucho que te amaba, cuando me fui no solo perdí a mi madre, también te perdí a ti, y ahora me arrepiento de no haber vuelto, aunque tuve la oportunidad, Itachi sabía que yo siempre estuve enamorado de ti, y a los pocos meses me insistió en volver, para decirte lo que había pasado, pero comprendí que eras demasiado buena para mí.
—Sasuke...
Fue así como ella lo abrazó fuertemente, pasaron largos minutos en silencio observaba como el sol pareciera entrar al agua pero sin apagar esa llama, así sentía ella, como una llama queriendo apagar el amor que sentía por el hombre con el que estaba, pero él no era un simple lago de agua fría, más bien un enorme iceberg que era tan difícil de calentar, pues sus sentimientos permanecían debajo de agua helada, y la superficie pequeña solo demostraba la indiferencia y el orgullo.
El sol se metió completamente y la oscuridad se hizo presente solo iluminada tenuemente por la luna llena del verano.
Cuando observo a Sasuke, se dió cuenta que él seguía mirándola fijamente, sus manos aún permanecían entrelazadas fuertemente.
A pesar de que la confesión fue liberadora para ambos, ella sabía que aún estaba enamorada de él. Era hora de la despedida así que a sabiendas de no volverían a verse depositó un tierno beso sobre sus labios e intentó levantarse del césped pero no contó con que el muchacho no soltara su mano.
—Déjame ir —. Susurró suplicante.
—Quédate solo un poco más —. Respondió, haciendo caso omiso a la razón.
Y así sus labios volvieron a unirse en un beso, pero esta vez no pudieron contener sus sentimientos y poco a poco fue avivando esa llama que creían apagada. Pronto rememoraron aquel día en el que dos adolescentes satisfacían sus deseos, explorándose el uno al otro, descubriendo nuevas sensaciones cuando sus manos tocaban ciertas partes de su anatomía. Ahora eran dos adultos que conocían mejor las funciones de cada uno y que sin ningún pudor sus manos expertas tocaban los puntos de placer del otro. Hasta que no pudieron más, ambos se despojaron de las prendas que les estorbaban para su cometido y esta vez se dejaron ir de la forma más salvaje, no quedaba nada de aquellos tímidos adolescentes, que se tocaban lentamente, ahora sus cuerpos parecieran conocer al otro y se ensamblaban como dos piezas en un rompecabezas, los suaves gemidos de ambos se convirtieron ahora en exclamaciones de placer que emitían sin moderar si quiera el volumen, pues sabían que nadie podría descubrirlos en aquel lugar solitario.
A Sasuke no le importó en absoluto la sensación del césped lacerando su piel, cuando el vaivén de las caderas de Sakura friccionaban sobre las suyas, jamás había sentido la necesidad de explotar tan rápido, era la primera vez que le pasaba, siempre era él quien llevaba el mando de la situación, pero con ella era diferente, solo quería que ella sintiera y él debía contenerse. Pronto el cuerpo de Sakura comenzó a convulsionar soltando un largo gemido y el solo pudo recibirla entre sus brazos mientras sentía los espasmos de placer en su interior.
Ella se separó de él lentamente dejándolo expectante de sus intenciones, pues poco sospechaba de lo que venía a continuación, Sakura tomó su miembro entre sus suaves manos y comenzó a estimularlo, suavemente, él cerró sus ojos para contener aquello que era inevitable, hasta que sintió la humedad de su boca recorrer toda su extensión, ahí todo su autocontrol se fue al carajo, pues ella manipulaba con sus manos y con su boca saboreaba con desespero, no podía soportarlo, por lo que pronto se levantó y la tomó de la cintura, era su turno de brindarle placer, con cuidado la acomodó debajo de él y comenzó a embestir su cuerpo lentamente, observando como su rostro sonrojado disfrutaba de las sensaciones que le brindaba, Sasuke deseaba que todo aquello fuera eterno. Ninguna mujer había provocado lo que ella le hacía sentir.
El verano no ayudaba en nada en lo absoluto y tenía la sensación de que era puro fuego, no pudo resistirlo más y explotó. Compartieron más besos y caricias, hasta que ella, sonriente caminó hacia el lago y se lanzó a él, mirándolo en una invitación, él la siguió.
La noche parecía un sueño, ambos nadando desnudos en aquel lugar, besándose y tocándose una y otra vez, cuando comenzó a Sakura a estornudar Sasuke le atrajo a la orilla y la secó con su camisa propia. Húmedos se subieron al auto, ella no dijo nada hasta llegar a la casa de los Uchiha.
Ambos no habían estado ahí desde hacía más de 10 años, los muebles cubiertos por sábanas blancas y una densa capa de polvo.
Decidieron ir a la habitación que ocupaba y los recuerdos se aglomeraron en su mente, decidió que era hora de dejar todo atrás.
Limpiaron en silencio, para poder pasar ahí la noche, Sakura se había recostado, pues parecía cansada, en su rostro notaba que apenas había dormido, se dirigió a la ducha, giró el grifo y mientras el agua recorría su piel, sintió que unas manos pequeñas y suaves recorrían su piel, ni en sus sueños más locos imaginó que esa fantasía se volvería realidad y fue así como continuaron comportándose como unos tontos adolescentes durante toda la noche.
Cuando el sol comenzó a colarse por las cortinas Sakura sintió la luz sobre sus ojos y al abrirlos solo pudo observar el pecho desnudo de su acompañante.
Recordó su realidad, había dejado sus cosas en casa de su madre, ella obviamente ya habría regresado desde el día anterior, quizá estaría preocupada por ella. Su celular lo había dejado junto a su equipaje, se levantó rápidamente de la cama y comenzó a buscar su ropa.
— ¿Qué pasa? —preguntó Sasuke.
—Ya amaneció, mi madre debe haber visto ya mi equipaje, debe estar preocupada.
—Yo te llevo. —Propuso.
Ella aceptó, no dijeron nada más en el camino, pero su preocupación aumentó cuando pudo visualizar un coche conocido en el garaje de la casa de sus padres.
No mencionó nada al respecto, solo ambos bajaron del auto.
Cuando abrió la puerta pudo ver a su madre sentada en la sala con una taza de té y un hombre de espaldas con un teléfono en oído.
No pudo describir con palabras la mirada que Kakashi le dirigió al cruzar la puerta junto a Sasuke.
—Gracias oficial, parece que ya llegó la persona que buscábamos.
— ¡Sakura! ¿En dónde estabas? —Su madre se aproximó a ella para abrazarle.
—Sasuke —. Kakashi pareció comprender todo cuando lo vio ahí.
—Estaba tan preocupada, cuando llegué del supermercado vi tus cosas y pensé que quizás habías ido a dar una vuelta, pero no regresabas y hace unas horas le llamé a Kakashi para saber si estaban aquí. El vino inmediatamente pues no sabíamos nada de ti. Pregunté en el pueblo si alguien te había visto, pero nada.
—Es mi culpa — La voz de Sasuke interrumpió la charla entre madre e hija. —La verdad es que no tenía el valor para abrir la casa de mis padres, ella se ofreció a acompañarme, me ayudó a limpiar la casa, pues no hubiera querido que nadie más tocara las cosas de mi madre. El tiempo se nos fue volando, le pido una disculpa. Pronto me iré y necesitaba unos documentos que sin su ayuda no hubiese encontrado. Debo irme, aún debo llegar a la ciudad para entregárselos a mi padre, mi vuelo sale mañana a primera hora.
— ¿No irás a la boda? —Cuestionó Kakashi —Esperaba que acompañaras a Sakura en ese día tan especial, Naruto y tu son sus mejores amigos y ella desearía que la acompañaran, además eres como un hermano menor para mí, es obvio que me gustaría estuvieras ahí.
—Lo siento, ya me disculpe con Sakura y lo entendió. ¿No es así? —Preguntó sin siquiera voltear a verla. —Además ya conoces a mi padre, Kakashi, él no acepta un no por respuesta.
—Así es, Sasuke es un hombre de negocios y su padre siempre es muy estricto con él, si le pidieron esa diligencia tiene que hacerlo.
—Debo irme. Sakura... muchas gracias —. Sin decir más se fue.
Ahora si era definitivo.

Kakashi no hizo preguntas, ni comentarios al respecto después de todo eso, el seguía actuando normal, pero ella no podía mirarle a los ojos, fue tonta, estúpida por cometer esa locura. Como pudo caer en algo así.

Llegó el gran día, todo estaba listo, caminaba hacia el altar decidida a olvidarse de todo aquello. Ella simplemente aceptó.

El día pasó volando entre, la celebración habría sido un sueño hecho realidad si el hombre que le acompañara fuera otro, le había costado tanto sonreír, y ahora venía lo más más difícil: la noche de bodas.
Llevaba tanto tiempo rechazando a Kakashi, más bien desde la fiesta de compromiso, no se sentía bien estar con su ahora esposo. Sus caricias no se asemejaban para nada a las de él, su cuerpo no se estremecía como con Sasuke, todo era diferente.
Se encontraba sentada en el borde de la cama, aún con el vestido puesto, los pies le mataban pero su corazón dolía más.
Kakashi se acercó con dos copas y una botella de Champán, su moño estaba desecho y los primeros botones de su camisa estaban libres.
—Brindemos —. Ella sonrió y tomó la copa que él le ofrecía en donde sirvió el líquido dorado en ella.
Kakashi levantó la copa en señal de brindis.
—Por tu felicidad, de verdad deseo hacerte la mujer más feliz del mundo.
—Lo soy. —respondió ella.
—Sakura —.Le llamó — Sé que no es así, a decir verdad esperaba tu rechazo durante la ceremonia, pero no sucedió, y tampoco tuve el valor para decir que no. Siempre he tenido claro que mi amor por ti es mucho más fuerte que el tuyo, por alguna razón nunca te había visto sonreír, hasta que te vi con él. Cuando están juntos parece que lo único que existe son ustedes dos. Antes de que Sasuke se fuera fui a buscarlo para pedirle una explicación creíble, él no me dijo nada pero con ello comprendí todo. ¿Cómo pude estar tan ciego como para no verlo? Él te ama, pero por alguna razón no se cree merecedor de tu amor, y por otra parte tú le correspondes pero, eres una persona incapaz de faltar a su palabra, es por eso que hemos llegado hasta aquí. Te ves tan hermosa y radiante pero tus ojos me dicen que no eres feliz con la decisión que tomaste. Es por eso que te dejo libre. El extendió sobre hacia ella, quien lo tomó dudosa.
—Es la anulación del matrimonio, eres una mujer libre Sakura.
—Kakashi yo...
—Adiós Sakura —. Él se acercó a ella y depósito un beso en su frente. —Sé feliz, me lo debes...

Al principio se sintió la persona más miserable del mundo, pero se dio cuenta que si ella se quedaba el miserable sería otro, Kakashi, quién no merecía nada de lo que le había hecho.
A pesar de ser una mujer libre, no se atrevió a llamarle, ni lo buscaría. Los días pasaron, se encontraba frente al monitor de la computadora escribiendo su renuncia al hospital de Kakashi, él se había tomado unas vacaciones, al parecer aprovechó la reservación de la luna de miel.
Cuando salió del hospital sintió algo liberador.
Cuando se hallaba en la soledad de su habitación llegó a odiarlo, extrañaba el olor de su cabello, los silencios interminables, extrañaba las pocas veces que él sonreía, era como un sueño pero sobre todo el dulce sabor de sus labios que jamás volvería a probar.
Solo quedo aquel veneno que en ocasiones le recorría el cuerpo y hacía que le ardiera la piel. El sueño la venció, pero la sensación de algo recorrer por su garganta la hizo le levantarse inmediatamente, corrió al inodoro a vaciar su estómago. Y a partir de ese día todas las mañanas fueron iguales, hasta que cayó en la cuenta de que su periodo había desaparecido, pues con el ajetreo de los días había perdido la cuenta. Quizá ella podría...
Se supone que tomaba anticonceptivos, aunque los días previos a la boda fueron un caos que olvidó todo por completo, era médico y conocía perfectamente los síntomas, aun así, calzó sus deportivos y salió corriendo a la farmacia a comprar una prueba rápida.
Positiva, por lo regular las pruebas caseras eran imprecisas, había tenido una cantidad de pacientes emocionadas por el resultado pero cuando llegaban al consultorio todo era una falsa alarma. Fue al laboratorio a hacerse una prueba de sangre, pasadas las horas, abrió el sobre con nerviosismo, y el resultado no la sorprendió.
Positivo.

____________FIN____________

¡Ah! Por fin terminé, espero sus comentarios, serán súper bien recibidos. Ojalá les haya gustado esta pequeña historia, que aunque eliminé alunas cosas terminé escribiendo demasiado, espero no se me haya pasado algún error ortográfico, de ser así por favor háganmelo saber. En fin, gracias por llegar hasta aquí, saludos.

Aún me preguntó si fue buena idea dejarlos intrigados con el futuro. Se los dejo a su imaginación.