Hola a todos... otra vez.

¿Les traigo una historia nueva? No realmente. Esta es la versión en español de "The Nightingale", que anda por ahí entre mis historias y que está escrita en ingles. Aquí la tienen es español porque técnicamente es la precuela de "El Ruiseñor", que también anda por ahí entre mis historias. Solo quiero aclarar que le cambié varias cosas y puede que no se adapte del todo a la historia que ya subí.

¿Tenían dudas en "El Ruiseñor"? Bueno, aquí las respuestas. Disfrútenla.


Disclaimer: Los personajes pertenecen a Tite Kubo, yo solo los uso para satisfacer mi imaginación.


Naittinkel

Capítulo 1: Destino

Primavera - año x491: Rukia. 15 años

El huerto se extendía por el terreno destinado a la siembra, se estaban abriendo las primeras flores de calabaza y eso era una señal de que pronto se comería la sopa de joroch*. Rukia miró la plantación, orgullosa de sí misma y completamente satisfecha de tener, como decía su madre, una buena mano para las plantas.

Yuki llegó corriendo a donde estaba, estaba algo agitada y muy emocionada, y comenzó a hablar tan rápido que Rukia tuvo que dejar de arrancar las malas hierbas que crecían entre las plantas de menta para ponerle atención a lo que decía.

— Hablas muy rápido. — Se quejó Rukia levantándose del suelo y sacudiendo la suciedad de su vestido. Puso ambas manos sobre los hombros de Yuki para calmarla un poco y la niña pareció tranquilizarse. — Respira un poco antes de hablar, ¿de acuerdo?

Yuki asintió a lo que Rukia dijo y cerró los ojos por un momento tratando de acomodar las palabras, cuando los abrió, sonrió como si le hubieran dado las mejores noticias del mundo. Rukia no entendió esa expresión, incluso era algo inquietante. Ella soltó a Yuki.

— El príncipe Ichigo regresó al reino. — Soltó esa noticia, como si fuera "la gran noticia" y sus mejillas se sonrojaron un poco. Rukia la miró y puso una mano en la frente de Yuki, comprobando que no tuviera fiebre y Yuki dio un paso atrás un poco molesta. — El príncipe, Rukia. ¡El príncipe!

— ¿Y eso tiene que significar algo para mí? — Preguntó sin darle importancia. Le dio la espalda a Yuki y volvió a sus plantas. Le gustaba el aroma que quedaba en su piel después de limpiar las plantas de menta.

— Sí, debería significar "algo" para ti. — La indiferencia de Rukia la exasperaba. — Tu padre está en el Concejo del Rey. Un día podría llegar una carta pidiendo que vayas al castillo, luego podrías conocer al príncipe y, cuando menos te des cuenta, te casarás con él y te convertirás en la reina.

— ¿La reina? ¿En serio? — Preguntó riendo y sentándose en el piso de tierra. Vio a Yuki desde abajo colocar sus brazos en sus caderas en un gesto de molestia. — Sueñas demasiado alto y ni siquiera eres tú.

— Verás, te convertirás en la reina. Existe una tradición muy larga de matrimonios entre la Familia Real y los hijos del Señor de Maranni. — Yuki estaba convencida de sus palabras y estaba molesta por el poco interés que Rukia mostraba.

— Yuki, eso no va a pasar. — Rukia se levantó del suelo, tenía las manos sucias pero el olor a menta se le pegaba a la piel. — Primero tendría que servir en el palacio por un par de años, ganarme la aprobación de la reina y lograr que el príncipe Ichigo aceptara ese matrimonio. Hay muchas cosas que impiden que se cumplan los requisitos, para empezar, el príncipe Ichigo es eso, un príncipe y ya sabes lo que pienso de los príncipes.

— "No saben cómo limpiarse la cara sin ayuda". — Dijo Yuki y puso los ojos en blanco con molestia.

— Exacto. Si me convirtiera en princesa, solo me vería bonita en el palacio, no podría hacer nada, solo estar allí, como una muñeca. — Yuki solo la miró con expresión enojada por lo que dijo. — Y hay un error en tu predicción, no me convertiría en reina. Todas las hijas del Señor de Maranni se casan con los Segundos Príncipes, no con los herederos del trono, el príncipe Ichigo es el heredero del trono. Así que deja ese asunto en paz y vayamos a la cocina, mi madre debe necesitar ayuda para preparar la comida.

Rukia terminó esa conversación y empujó a Yuki en dirección a la Gran Casa. Sabía que casarse con uno de los príncipes del reino, en ese peculiar caso, era algo casi tradicional, era parte del acuerdo que se había hecho cuando Avanta había conquistado Maranni; era una forma de reconocer que la sangre de los reyes de antaño aún corría por la sangre de su familia.

Por eso también su padre formaba parte del concejo del rey.


Primavera - año x491: Ichigo 16 años

Ichigo no había pensado que su regreso al reino sería tomado como un gran evento, ni sabía que su regreso sería motivo de alegría para los habitantes de la ciudad pero, en el momento en que los soldados abrieron las puertas para dejarlo pasar, la gente se hizo a un lado tirándole flores, como si hubiera regresado de la guerra. Todo el camino desde la entrada a la ciudad hasta la Gran Puerta de los terrenos del castillo, se sintió como si él fuera un extraño en esa tierra.

Los últimos seis años de su vida los había vivido con la familia de su madre, en el vecino reino de Vayalat, y regresar así, habiéndose negado a regresar después de terminar sus estudios, parecía fuera de lugar. Detuvo su caballo, frente a las puertas dobles del castillo, y un par de guardias lo ayudaron a desmontar; detrás de él venía el coche donde se suponía que iban a viajar él y su equipaje.

— ¡Hijo mío! — La voz de una mujer le hizo volverse hacia la entrada del castillo. Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio a su madre venir rápidamente a su encuentro. — ¡Las Deidades te han traído sano y salvo! — Exclamó la reina besándole las mejillas efusivamente como si él aun fuera un niño.

— ¿Las Deidades? Pensé que mi caballo me había traído. — Dijo con una sonrisa en el rostro al ver el rostro de su madre a punto de reprenderlo por haber dicho esa blasfemia.

— Bienvenido, hermanito. — Kaien se había acercado por detrás de su madre, con ese paso despreocupado y esa sonrisa falsa. Recordaba bien ese gesto, la forma en que se formaba esa arruga en su mejilla, que lo hacía lucir más atractivo de lo que era, y que le daba esa expresión amable que, Ichigo estaba seguro, le había sacado bastante provecho.

— Hermano mayor. — Ichigo extendió su mano para saludar a su hermano. Kaien tomó la mano de Ichigo con fuerza y forzó un abrazo. Sabía que todo era una farsa y decidió seguirlo.

— No deshagas tu equipaje, Ichigo. Regresarás a Vayalat antes de lo que crees. — Kaien le susurró al oído antes de soltarlo. La sonrisa que tenía Kaien no desaparecía, era irritante.

— Vamos, tu padre te espera. — Dijo Masaki extendiendo una mano para que la tomara.

Ichigo le dio a su madre un beso en el dorso de su mano y le ofreció su brazo para que ella se aferrara a él. La reina sonrió, alegando que su tío lo había instruido bien, en materia de modales y etiqueta de la corte, y lo guió con calma hasta La Cúpula donde lo esperaba su padre. Kaien estaba detrás de ellos con los brazos a la espalda y esa sonrisa que ya había comenzado a odiar. Cada paso que daba dentro del castillo lo hacía sentir cada vez más ajeno a él.

Los soldados que custodiaban la puerta de La Cúpula los detuvieron e Ichigo besó las manos benditas de su madre antes de despedirse de ella. La reina le hizo prometer que cenarían juntos esa noche y que él le diría todo lo que había vivido durante su formación en el reino de su familia.

— Su Majestad. — Hizo una reverencia a su padre cuando las puertas de La Cúpula se abrieron y el rey apareció sentado en la cabecera de esa larga mesa. Kaien pasó a su lado y se sentó a la derecha del rey.

— Ichigo. — La voz del rey sonaba seria, igualando la expresión de su rostro. — Has tardado mucho en regresar. — Añadió el rey con un tono molesto que Ichigo ya estaba esperando.

— Mis disculpas, Su Majestad, pero mi educación tomó más tiempo de lo esperado. — Habló con cautela antes de deshacer la reverencia. Sabía que tenía que tener cuidado con su padre, el hombre siempre había mostrado una clara preferencia por Kaien y, ver a su hermano sentado a la derecha del rey, solo confirmaba que su hermano había logrado consolidar su posición como primogénito.

— Tomó más tiempo de lo esperado. — Repitió el rey sin apartar los ojos de él. Ichigo sabía que esta bienvenida no sería tan agradable como la que le había dado su madre. — Toma asiento, ahora que estás aquí puedo hacer los nombramientos oficiales.

Ichigo obedeció y se sentó junto a su padre en la silla que le había cedido uno de los consejeros; ni siquiera tenía un lugar en esa mesa y eso tampoco le sorprendió. Un soldado se acercó con una caja de madera y la depositó frente al rey de manera ceremoniosa. Nombramientos oficiales, había dicho. Ichigo trató de evitar que su rostro reflejara sus emociones más allá de la seriedad que requería el momento.

— A partir de este momento hago oficiales los Principados del reino. — Todos los concejales se levantaron solemnemente de sus asientos con la mirada fija en el contenido de aquella caja que había abierto el rey. — Nombro a mi hijo, Ichigo, como Príncipe del Reino y próximo Comandante en Jefe de Avanta, cargo que asumirá cuando concluya su entrenamiento militar y me demuestre que es digno de ser el Comandante del Reino.

Hubo un gran murmullo entre los concejales que no esperaban tal cosa. Ichigo supo en ese momento que esta decisión no había sido consultada con ellos, mucho menos aprobada por ellos.

— Acepto ese gran honor, Su Majestad. — Dijo inclinándose ante su padre. Le tendió la mano y su padre le entregó un gran anillo dorado con una piedra azul; el anillo de los príncipes, el de los Segundos Príncipes. Ichigo se puso el anillo en el dedo anulas de la mano derecha y se inclinó con la mano extendida sobre su corazón, la piedra azul reflejó la luz de la habitación por un momento. Los murmullos de los concejales se callaron.

— A mi hijo Kaien, mi primogénito, le presento "El Águila Coronada" que lo distingue como el Príncipe Heredero y nuestro futuro rey cuando las Deidades me llamen a su gloria. — Dijo el rey con una sonrisa en los labios, la sonrisa que no le había dado a Ichigo cuando entró por esa puerta. Los consejeros murmuraron de nuevo, esta vez un poco más alto, pero el rey los ignoró.

Kaien sonrió y extendió la mano para que su padre le diera la insignia de plata pero el rey se negó a dársela, todos se sorprendieron por eso hasta que vieron como el rey personalmente colocaba la insignia del heredero en el pecho de su primogénito con una sonrisa que le iluminaba todo el rostro.

— Acepto este gran honor, Su Majestad, prometo que estaré a la altura de todo lo que se me presente. — Dijo Kaien con una sonrisa, inclinándose con la mano en el corazón protegiendo la insignia plateada. El rey sonreía e Ichigo estaba seguro de que su padre estaba evitando abrazar a Kaien solo porque todos los concejeros estaban allí.

— El príncipe Kaien ha completado con éxito su educación militar, pero no dejará de practicar con los soldados, tal vez le enseñe algunas cosas al príncipe Ichigo mientras él aprende. No voy a negar que me entristece que esté tan atrasado en su educación militar pero confío en que recibirá el apoyo necesario para tratar de mantenerse al día y alcanzar el nivel de Kaien.

Ichigo no dijo nada, esa era quizás la prueba más difícil hasta ahora y no podía permitirse fallar. Los concejeros asintieron a lo que dijo el rey y él hizo lo mismo antes de escuchar a Kaien ofrecer su ayuda en su entrenamiento militar.

— Estará de acuerdo, Su Majestad, en que el príncipe Ichigo no puede tener preferencias en su entrenamiento y que la mejor manera de aprender es con los nuevos reclutas que se están entrenando. — Sugirió con esa falsa preocupación que Ichigo comenzaba a reconocer en él. Ichigo había pasado mucho tiempo con Yoruichi y había aprendido a distinguir lo falso de lo real.

— El príncipe Kaien tiene razón, el príncipe Ichigo debe aprender de los nuevos reclutas, como lo hizo Kaien en su tiempo. Los nuevos reclutas son más avanzados, pero estoy seguro de que el príncipe Ichigo podrá alcanzarlos rápidamente. — Ninguno de los concejales se opuso a eso e Ichigo solo asintió ante lo que dijo su padre.

La reunión terminó unos momentos después, varios consejeros felicitaron a Kaien por su nombramiento, como dictaba el protocolo y no porque estuvieran de acuerdo con la decisión del rey. Ichigo miró a su padre y se despidió de él, así como de su hermano, antes de salir de La Cúpula y dejarlos solos. Si su padre hubiera querido hablar con él, lo habría detenido, pero no lo hizo.

Se sorprendió al saber que su habitación había sido movida, antes estaba en el área de la reina, pero en ese momento estaba cerca de las habitaciones del rey, supuso que era porque oficialmente era un príncipe y debía estar cerca de su padre, al igual que lo estaba Kaien. Sus cosas ya estaban en su nueva habitación, no dudó en ir a los baños privados del rey y refrescarse un poco antes de ir a su cita con su madre.

El agua caliente lo relajó y le hizo pensar en todo lo que pudo haber pasado en su ausencia, pensaba en la forma en que Kaien se sentaba junto a su padre como su hijo favorito. Kaien era la copia viva de su padre con su cabello negro, los mismos ojos verdes y esa línea en su mejilla que acentuaba su atractivo natural.

Salió del agua en el momento adecuado para prepararse e ir a cenar con su madre que ya tenía todo listo en sus habitaciones privadas. La reina sonrió al verlo y besó sus mejillas, tal como lo había hecho cuando lo recibió, y él le besó las manos benditas antes de acompañarla a la mesa que estaba preparada para la cena.

Ichigo evitó contarle a su madre lo que había sucedido en La Cúpula a su llegada y se dedicó a contarle lo que había hecho mientras vivía en Vayalat. Su madre sonreía complacida por todo lo que decía y ella misma contaba sus propias vivencias cuando vivía allí. La forma en que se educaba a las princesas en Vayalat era completamente diferente de la forma en que se educaba a sus hermanas en Avanta. Su madre le dijo que había intentado muchas veces que el rey dejara que las gemelas fueran a Vayalat, pero no lo había logrado.

— Quizás pueda enseñarles algo, ya sabes, sin el conocimiento del rey. — Sugirió con esa natural complicidad que tenía con su madre. La reina asintió con una sonrisa.

— No estaría de más, en unos años tus hermanas tendrán la edad suficiente para casarse y tu padre no dudará en conseguir que se casen con personas que él considera importantes para el reino. — Su madre parecía molesta al decir eso.

Ichigo sabía que su madre prefería casar a sus hermanas con príncipes de otros reinos para mantener la paz que con Señores de Avanta y Concejales.

Ambos guardaron silencio después de eso y disfrutaron de la cena, su madre había preparado su comida favorita y ella lo estaba consintiendo, todo bajo la excusa de todos los años que había estado lejos de ella. Ichigo sintió que era demasiado pero no pudo resistirse, también había extrañado a su madre y, después de todo lo que su tío le había contado sobre ella, la admiraba más.

— El rey me dijo que hoy haría los nombramientos de los príncipes. — Su madre dijo eso con una pizca de sonrisa e Ichigo notó como los ojos de su madre estaban dirigidos a su pecho, ella estaba buscando "El Águila Coronada" que lo distinguiría como el príncipe heredero.

— El rey me nombró príncipe del reino. Kaien es el heredero. — Dijo eso, mostrando el anillo en su mano que había tratado de ocultarle a su madre.

— ¡Qué! — El grito de sorpresa de la reina llegó unos segundos después de que dijera esa noticia. Su madre se levantó rápidamente de su asiento con brusquedad y un vaso cayó al piso derramando su contenido. — ¿Cómo pudo hacer eso? ¡Tu padre me escuchará!

Su madre estaba dispuesta a ir en busca del rey para reclamarle esa infamia pero Ichigo la detuvo tomándola de la mano. Masaki lo estaba mirando con jadeos por lo furiosa que estaba, pero Ichigo negó con la cabeza.

— No importa, madre, de verdad. — Dijo eso en un tono que pretendía calmar la furia de su madre, pero no funcionó.

— ¡¿No importa?! Ichigo, eres el heredero de la corona, eres el hijo del rey y eres mi hijo.

"Aparentemente, la regla de la herencia no tiene importancia para el rey" pensó Ichigo. Él se levantó de su asiento e hizo que su madre se sentara junto a él en un gran sillón.

— Kaien también es el hijo del rey. — Susurró tomando las manos de su madre. En ese momento no tenía ganas de hablar de aquello pero se obligó a hacerlo. — Lo presentó como su primogénito.

— Kaien es un bastardo. No fue suficiente que tu padre me hiciera tolerar su romance con la mujer extranjera, ni que él me hiciera criar a su hijo como si fuera mío, él también tenía que cederle el reino. Tu padre me escuchará. — Dijo levantándose del asiento donde Ichigo la había sentado.

— No, madre, no tiene caso. No viste la expresión en sus ojos cuando lo nombró Príncipe Heredero, no viste la forma en que puso "El Águila Coronada" en el pecho del Kaien. No, madre, esa es una batalla perdida. — Ichigo tenía claras las cosas desde el día en que su padre prefirió golpearlo antes de cuestionar la inocencia de Kaien.

— Rezaré a las Deidades para que muera mientras come. — Su madre habló molesta e Ichigo se sonrió un poco por eso haciéndola reír un poco también.

— ¿Las Deidades, madre? ¿Ellas escuchan alguna vez? — Preguntó con una sonrisa antes de que su madre lo reprendiera por esa blasfemia.


*Joroch: sopa hecha con masa, flores de calabaza, calabaza tierna y manteca de cerdo.


Gracias por leer.