Autor Original: rexlover180
ID: 2962133
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Nacido de la realeza
Arthur estaba congelado en el sitio. Esto no podía estar ocurriendo. Esto era una locura… No podía ser…
"¡Arthur!" su madre movió la mano en frente del rostro de Arthur, sacándole de su ensimismamiento.
"No" murmuró, y cayó hacia atrás, contra el escritorio "N-No pude hacer sido yo… ¿Q-Qué pasa con Scott? ¡¿No es él el mayor?!"
"Cariño, tranquilízate" su madre le acarició el hombro y Arthur estaba respirando pesadamente.
"Pero… No hay nada más" murmuró Arthur "Nadie más de la realeza, e-estaré solo"
"Y estoy segura de que podrás manejarlo, Arthur" su madre sonrió suavemente.
"No puedo" Arthur negó con la cabeza "Oh, buen señor, voy a vomitar…" Arthur empezó a caminar, pasándose la mano por el pelo.
"Si los relojes te eligieron, entonces estoy segura de que eres perfecto para el trabajo" dijo su madre con amabilidad.
"Igual que lo fue nuestro tío, ¿verdad?" espetó Arthur. Se sentía un poco mal por hablar de su tío pocos días después de su muerte, pero estaba de acuerdo con todos en el reino de que fue el peor rey de la historia de la Baraja "No está bien, Mamá. Los Kirklands siempre hemos sido la mala elección"
"Tu tío ha hecho muchas cosas buenas por la Baraja" le recordó amablemente su madre "Te darás cuenta cuando seas la Reina de Espadas"
"¡No puedo ser la jodida Reina!" estalló Arthur, lamentándose ligeramente por maldecir enfrente de su madre "Se supone que es el lugar de una mujer"
"El reloj nunca es exigente" su madre suspiró "Ha sido una mera coincidencia que no haya elegido a un hombre para Reina durante tanto tiempo. La Reina Kiku es un hombre"
"Eso es en Corazones" suspiró Arthur "Ellos se rigen por reglas diferentes a las de Espadas. ¿Qué pasa con el próximo Rey, entonces? ¿Será una mujer, pues? ¡No puedo casarme con alguien que no conozco como se supone que tienen que hacer el Rey y la Reina!"
"Estás pensando demasiado las cosas" dijo su madre suavemente "Los relojes eligen a las personas que se enamoran, nunca han fallado en eso. Cualquiera que sea tu Rei será tu alma gemela. Tienes que relajarte. Tu tío tuvo el mismo problema"
Arthur negó con la cabeza, frotándosela ligeramente. No podía hablar más de esto. Así que salió apresurado del estudio en el que estaban e irrumpió en el pasillo. Ni siquiera estaba mirando por donde iba, hasta que chocó contra el lado derecho de alguien que no vio. Arthur empezó a prestar atención justo cuando todo en manos de esa persona acabó tirado en el suelo. Vio una bandeja plateada con un juego de té horriblemente destrozado, el té manchando toda la alfombra azul y negra.
"Oh, Dios, lo siento" murmuró Arthur, una mano en la frente, mientras observaba al sirviente agacharse para recoger en el plato todas las piezas del destrozado juego de té.
"Está bien, amigo" se echó a reír el sirviente. Mientras Arthur estaba ahí parado, viéndole recoger todo, se dio cuenta de que se le hacía bastante familiar. Su cabello de color arena con un mechón que se alzaba en el aire se le hacía muy conocido.
"D-Debería haber mirado por donde iba" murmuró Arthur. Quizás este chicho sería una buena distracción en su vida. Se agachó para ayudarle a recoger los pedazos.
"Uh… Arthur, ¿cierto?" preguntó el sirviente. Arthur alzó la mirada hacia él, viendo los profundos ojos zafiro, y admirando su piel bronceada. Y Arthur simplemente se dio cuenta e que era la primera vez que miraba a un sirviente a la cara.
"Si" asintió Arthur "¿Y tu nombre?"
"Alfred F. Jones" el hombre le dedicó una sonrisa odiosamente brillante.
"Un placer conocerte" Arthur sonrió ligeramente. Miró de nuevo hacia el suelo, recogiendo las últimas piezas. Arthur movió sus manos para ayudar a Alfred a recoger la bandeja, y sus manos entraron en contacto. En esa fracción de segundo, Arthur recibió una extraña visión. No podía entenderla y sólo duró un segundo, pero estaba bastante seguro de que estaba besando a alguien.
"¿Vas a ponerte en pie?" preguntó Alfred. Arthur miró alrededor y se dio cuenta de que Alfred ya se había puesto en pie.
"Claro" Arthur suspiró y se puso en pie rápidamente.
"Bueno, he escuchado todo eso del reloj" Alfred sonrió. Muchísima distracción.
"Suponía que las noticias se extenderían con rapidez" murmuró Arthur.
"Hey, tienes mi apoyo" Alfred se encogió de hombros "Será un gran Rey, estoy seguro"
"Rey…" murmuró Arthur. Sí, esa sería una buena tapadera de momento. Todos podían pensar simplemente que era el Rey hasta que el adecuado fuese encontrado. Estaba haciendo todo el trabajo él mismo, de todos modos "Si, todavía estoy intentando asimilarlo"
"Estoy seguro de que lo vas a hacer muy bien" Alfred sonrió "Igual que tu tío, ¿cierto?"
"Claro" suspiró Arthur. No veía lo que los otros veían en su tío, no era nada del otro mundo "Si me disculpas, tengo que hacer algo"
"Claro" asintió Alfred. Entonces hizo un gesto hacia la bandeja "Yo también"
"Lo siento mucho por eso, por cierto" murmuró Arthur rápidamente.
"Hey, no tendré que limpiarlo" rio Alfred, señalando hacia la alfombra empapada "Y como no es mi culpa, no me regañarán. Así que gracias"
"No termino de seguir tu lógica, pero está bien" Arthur se rio y los dos se separaron. Arthur suspiró. Parecía un buen chico… era una pena que seguramente nunca se encontrase con él de nuevo.
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Arthur se sentó en el escritorio de su habitación, mirando la pila de papeles colocados en su escritorio. Parecía que iban alcanzar su cabeza si se hacía más grande.
"Me estás tomando el pelo, ¿verdad?" Arthur la miró.
"Es por esto que estoy feliz de no tener este trabajo" resopló Scott, dándole una calada al cigarro en su mano.
"Por favor, no fumes aquí" Arthur sacudió la mano para alejar el humo de su rostro y tosió.
"Así que, ¿tienes que hacer todo esto?" Dillan parpadeó ante la pila.
"Para mañana" suspiró Arthur, reclinándose en la silla.
"Bueno, estás jodido" Callan se rio y Scott se unió pronto a él.
"Esto no tiene solución" murmuró Arthur.
"Solo ha pasado una semana desde que los últimos miembros de la realeza murieron" dijo Dillan "¿Cómo puede haber tanto ya?"
"Seguramente porque no hay nadie más" cortó Arthur "Esto es el jodido papeleo para las tres personas más trabajadoras de Espadas y tengo que hacerlo solo"
"¿No son los Jacks los que normalmente se eligen primero?" preguntó Callan aun entre risas.
"No esta vez" Arthur se masajeó las sienes "Dios, espero que sea encontrado pronto. No quiero hacer esto solo"
"¿Estás seguro que no va a ser una mujer?" Se rio Scott entre dientes "¡El que tú seas la Reina es lo más divertido que he escuchado en mi vida! ¡Y ahora crees que puedes pasar a ser Rey hasta que el nuevo sea encontrado!"
"Cállate" Arthur rodó los ojos "Ahora, si me disculpáis, tengo trabajo que hacer en este momento"
Con el tiempo, sus tres hermanos fueron saliendo de la habitación, quedándose en silencio. Arthur empezó con el papeleo. Cuando leyó algunos de ellos, se dio cuenta de que muchos se referían a más o menos lo mismo. Había un montón de proyectos de ley por firmar que el Consejo Real había traído, de los cuales Arthur había firmado la mayoría. Y luego estaban los permisos para los ciudadanos que construían casas nuevas. Casi en el momento en que estaba leyendo cosas sobre su propia coronación, estaba empezando a dormirse. Y, pronto, su rostro estaba recostado en el escritorio, durmiendo.
Solamente despertó cuando sintió algo dando golpecitos en su brazo. Arthur abrió lentamente los ojos, revelando que estaba, de hecho, durmiendo sobre su escritorio.
"Oh, maldita sea" murmuró Arthur, sentándose derecho. Miró el montón de papeles que todavía tenía que hacer y gimió.
"¿Estás bien?" preguntó el sirviente que le había despertado, con una voz muy familiar.
"Bien" Arthur negó con la cabeza.
"Me dijeron que sería inteligente traerte algo de té" dijo el sirviente educadamente, colocando una humeante raza de té con un delicioso aroma justo delante de él.
"Gracias" Arthur asintió cortésmente. Finalmente, alzó la mirada hacia el sirviente, y descubrió que era el joven muchacho de antes "Mmm, lo siento, pero, ¿cuál era tu nombre, de nuevo?"
"Alfred" el joven sonrió felizmente.
"Cierto, gracias" Arthur sonrió. Era extraño, esta era la primera persona que le hacía sonreír de verdad en años. La mayor parte del tiempo, solo fingiría para hacer a su madre feliz. Pero este Alfred le hacía sonreír genuinamente "¿Te he visto antes en alguna parte? ¿A parte de ayer en el pasillo?"
"Así que realmente no nos prestas atención" Alfred se frotó la nuca, sonriendo ligeramente "Desde hace aproximadamente un año, he sido el que viene aquí con todas las cosas que necesitas. Creía que no sabrías eso, ya que nunca nos miras"
"Mis disculpas" murmuró Arthur, mirando su té. Así que Alfred era el que le traía su té todas las mañana, las mantas y la leñe para el invierno, y las invitaciones para ciertos eventos…
"Oh, también tengo algo más que darte" Alfred rebuscó en su bolsillo y sacó una carta "Aquí"
"Gracias" asintió Arthur, cogiendo la carta. La abrió rápidamente y se dio cuenta de que Alfred había cogido uno de los documentos que Arthur ya había firmado. Arthur lo ignoró por el momento y leyó la carta. Era una invitación. De Francis, el Rey de Diamantes. Arthur rodó los ojos. Suponía que estaría dando una fiesta para celebrar la entrada de Arthur a la realeza. Naturalmente, ya que Alfred le dio la idea de pretender ser el Rey, las noticias de que Arthur iba a ser coronado como Rey pronto, estaba extendiéndose a todas partes. Arthur solo rezaba para que la coronación fuese después de que el nuevo Rey fuese encontrado. O esto sería muy difícil de explicar.
"¿Al menos leíste estos cuando los firmaste?" preguntó Alfred sin más.
"¿Qué?" Arthur dejó la carta, alzando la mirada hacia Alfred, quién estaba mirando el documento.
"Esto es un impuesto en los sellos sin ninguna razón" Alfred se lo entregó "Suena bastante estúpido, si me lo preguntas"
"Bueno, estaba cansado" Arthur negó con la cabeza y volvió a leer el documento. Realmente era un impuesto sobre los sellos… Arthur suspiró y dejó la cosa a la mitad "Ni siquiera sé qué narices estoy haciendo" Arthur descansó la cabeza en la mesa de nuevo, rodeándola con sus brazos.
"Hey, estás haciéndolo mucho mejor de lo que yo lo haría" dijo Alfred amablemente y una mano palmeó la espalda de Arthur. Normalmente, Arthur le habría dicho que no le tocase, un sirviente no debía tocar a la realeza, pero no estaba de humor. Estaba demasiado cansado. Arthur se sentó derecho y cogió el reloj que le había elegido, el cual estaba ahora marcando la hora perfectamente. Era casi la media noche y Arthur todavía tenía que acabar su trabajo.
"Debería volver al trabajo" suspiró Arthur. Cogió la taza de té y tomó otro sorbo antes de coger un nuevo documento y tratar de leerlo.
"Buena suerte" respondió Alfred y Arthur escuchó la puerta cerrarse. Arthur sonrió ligeramente y bajó el documento. ¿Cómo podía no haber notado a Alfred antes? Se preguntaba. Era un chaval amable. Y aparentemente amaba hablar, ¿cómo le había ignorado tanto tiempo?
Arthur cogió el trozo de papel y empezó a escribir una carta en respuesta a Francis sobre esa fiesta. Arthur pensaba que lo mejor sería tenerla en Espadas, porque irse significaría que iba a acumular más trabajo.
Después de que la carta estuviese acabada, Arthur echó un último vistazo hacia los papeles, respirando profundamente. Esperarían un poco, decidió mientras daba otro sorbo al té. No podía evitar el preguntarse si Alfred lo hizo por sí mismo o si alguien del personal de la cocina lo hizo. Nunca había pensado en los sirvientes con anterioridad…
Quizás debería prestarles un poco más de atención. Si eran todos tan buenos como Alfred, quizás le diese a Arthur la oportunidad de mejorar sus habilidades sociales.
Arthur acabó el té y se acercó a la cama, quedándose dormido con facilidad con una gran pila de trabajo sobre su escritorio justo a su lado.
Tuvo un sueño lleno de hadas y unicornios.
