Si bien para la época en la que vivíamos, tenias 1000 y unas preguntas, cientos y cientos de misterios nos rodeaban todos los días, pero solo uno me interesaba: ¿Cómo era posible que yo fuera el único hombre sin barba? Estaba cerca de cumplir los 21 años, y no había rastro de vello facial. En cambio, todos los hombres que me rodeaban, incluyendo a los de mi familia, poseían una barba larga y tupida

Trate con remedios caseros que mi mama o mis tías me recomendaban, pero nada funciono, incluso llegue a considerar el visitar a un oráculo para tener una respuesta a mi duda. Uno diría "¿Qué tiene de importancia el poseer una barba? Muchos hombres lucen mejor sin ella". Lo admito, mi rostro libre de vello me hacia lucir diferente a todos los demás, pero eso me hacia lucir joven, pero en una forma exagerada, ya que muchos decían que yo tenía a lo mucho 17 años

En cambio, había una persona cuya barba atraía mucho a las jóvenes que Vivian en los alrededores. Steve tenía una barba no muy larga, de color oscura, combinaba perfectamente con sus cabellos rubios oscuro. Una lo declararía como el hombre perfecto, solo si no fuera por una cosa: Era un completo cretino, alguien que por el simple hecho de ser el centro de atención de las chicas, creía que era mucho mejor que las personas que lo rodeaban

En fin, para ese entonces no me preocupaba mucho el lucir como de mi edad, sino más bien lo que eso podría significar. ¿Qué quiero decir con eso? Bueno, por alguna razón, aquellos hombres que tenían la fortuna de tener esa barba tenían la oportunidad de "raptar" a un joven que no la tuviera. ¿Por qué las comillas? Simple, porque el ser cortejado y raptado por un hombre mayor que tu era considerado un gran honor, y todo era bajo el consentimiento de los padres

De un día para otro note como Steve dejaba de burlarse de mí, al contrario, me miraba fijamente, de pies a cabeza; eso me daba nervios. Una tarde, mi madre me había pedido que fuera a recoger algunos frutos para la cena; tome una canasta y una pequeña navaja antes de adentrarme al bosque. Me agache frente a un arbusto o comencé a cortar algunas bayas, en eso escuche como una rama se rompía -¿Quién anda ahí?-

-Tan asustadizo como siempre, Anthony-. Sip, era ese cretino

-Déjame en paz, Steve, vete a molestar a otro lado- dije antes de continuar con lo mío, sin embargo, a juzgar por los sonidos que escuchaba, no se había alejado; al contrario, se acerco aun mas -¿Qué acaso eres sord…?-. Para mi sorpresa, el me tomo de la cintura antes de colocarme en su hombro, como si fuera un costal de arena. Golpee su espalda con mis puños y pataleaba, tratando de zafarme -¡Suéltame!-

No me hizo caso, la única alternativa que tenía era usar mi navaja, la alce para clavarla en su espalda; pero como si tuviera un sexto sentido, sujeto mi mano para quitármela y arrojarla lejos de nosotros. A pesar de mis gritos, nadie acudió a mi ayuda, ese infeliz comenzó a caminar, adentrándose aun más en el bosque. Llego hasta una pequeña choza, entro a una habitación, arrojándome en un pequeño lecho. Retrocedí hasta toparme con una pared al ver como comenzaba a quitarse la toga

No quiero decirlo en voz alta, pero este hombre por mucho tiempo (A pesar de su carácter) me ponía bastante caliente. No solo su físico me atraía, sino también ese carácter que a la vez odiaba. Supongo que se podía decir que yo también era parte del club de fans, aunque en secreto; se coloco encima mío sujetando mis brazos por encima de mi cabeza. Trate de soltarme, pero era obvio que su fuerza era mayor a la mía

Con sus poderosas manos, rasgo mi toga; además de no poseer una barba, mi cuerpo se podía decir que era parecido al de una chica. No tenía el cuerpo de Ares pero si las curvas que cualquier joven tendría, a juzgar por su mirada, esto le encantaba; aun así trate de liberarme de su agarre. Al principio, se comporto como un troglodita, comenzó a mordisquear mi cuello, dejándome un sinfín de marcas. Tuve que morder mi labio para evitar soltar algún sonido vergonzoso, esto no le agrado mucho, pues mordió incluso con más fuerza

-Déjame oír tus dulces oídos, estamos solos… Después de todo, he visto como te tocas pensando en mí-

-¿D-De que hablas?-. No podía ser cierto, siempre me asegure de ser cauteloso, ni siquiera mis padres podían imaginarse que tipo de personas eran las que me atraían

-Hace una semana, fui a tu casa para cambiar con tus padres un ciervo que había cazado a cambio de una carretilla que necesitaba. No estaban, pero en eso te escuche, sonabas cansado, pensé que estabas cargando un objeto demasiado pesado para ti. Me acerque para ayudarte, y te vi, tocándote… Tenías la frente llena de sudor, tus mejillas coloradas como dulces frambuesas, y de tus labios surgía mi nombre, una y otra vez… No negare que al principio me moleste, incluso me sentí asqueado, pero viéndote bien… No estabas nada mal, si, habrá muchachas muy atractivas en la ciudad donde vivimos. Pero son tan comunes, y tú, eres la reencarnación de Adonis; ahora mismo tu familia debe estar festejando que alguien como yo decidiera raptarte, y tomarte como mi amado-

-¿Q-Que?-. Con un trozo de mi toga recién rasgada, amarro mis manos, haciendo que fuera imposible que pudiera soltarme. Bajo hasta mi pecho, comenzó a jugar con mis pezones, los lamia como si se tratara de un fruto dulce; hasta que quedaron completamente rojos. Al ver que se agachaba hacia mi entrepierna, trate de cerrarlas, pero rápidamente me las sujeto por las rodillas; mi espalda se arqueo al sentir como comenzaba a lamer mi miembro, engulléndolo hasta el final de su garganta

Tratar de acallar mis gemidos, pero me fue imposible, en el fondo de mi interior quería que la gente supiera que en ese momento se estaba cumpliendo una de mis mas ocultas fantasías. Quería que aquellas muchachas que jamás se le despegaban tratando de llamar su atención descubrieran que a este tipo no les haría caso jamás. Pronto toda la habitación quedo inundada de jadeos y gemidos entrecortados, mientras él seguía lamiéndome, uno de sus dedos invadió mi entrada; aunque eso se sintió muy incomodo al principio, pronto me acostumbre, incluso rogué por mas

Me corrí en su boca, creí que lo escupiría, pero contrario a lo que pensaba termino tragándolo todo. Se coloco entre mis piernas, acomodando su enorme pene en mi trasero. Aun seguía ido por el orgasmo anterior, pero apenas el comenzó a penetrarme, deje de enfocarme en otra cosa que no fuera la molestia que estaba sintiendo. Beso mi cuello a modo de distracción, en algún momento moví mi cabeza un poco, haciendo que fueran mis labios los que tocaran los suyos. Esto provoco que se detuviera… Sabía que la había cagado, esto no era una relación amorosa, solo era un desliz; pero antes de siquiera poder decir una excusa, él fue quien ahora me beso. No pude evitar gemir entre nuestros labios, esto permitió que su lengua se adentrara en mi cavidad bucal, comenzando así una ardiente batallas para ver quien dominaba, obviamente el gano

Cuando menos lo espere, su enorme pene ya estaba completamente dentro de mi cuerpo, era una sensación inexplicable, no tenia palabras para expresar lo que estaba sintiendo en ese momento. Gracias al beso, había dejado de concentrarme en el dolor; así que moví un poco mis caderas, en señal de que ya podía moverse. No se hizo esperar más, literalmente se movía como una jodida bestia en celo, por un momento incluso llegue a creer que no era Steve, sino Zeus (Lo digo por la fama que tenia)

-Y-Ya no, Steve, voy a…-

-Hazlo, quiero que te corras para mi, grita mi nombre como lo hiciste esa noche-. Su voz había cambiado completamente, era ronca, cargada de deseo; por lo que al golpear su susurro en mi oído, mis uñas se encajaron fuertemente en su espalda (Para este punto, ya ni supe en qué momento había desatado mis manos), dejándole varias marcas rojas. Siguió moviéndose más rápido, haciendo que rodeara sus caderas con mis piernas

-¡Steve!- grite tan fuerte que me voz se entrecorto, justo antes de correrme entre nuestros estómagos, el no dejo de moverse hasta que lleno mi interior con su semilla. Pasamos varios segundos en esa posición hasta que nuestras respiraciones se normalizaban, en algún momento del tiempo, sentí como nuestros latidos se sincronizaban a un mismo ritmo –E-Eso fue…-

-Increíble-

-Y… ¿Qué pasara ahora?- susurre mientras jugaba con su pecho

-Lo que tu decidas, bonito, puedo mañana mismo regresarte a tu casa y decirle a la gente que yo abuse de ti para que busquen mi cabeza, o… Quedarte conmigo, disfrutar de todos los placeres de la vida y vivir mil y un aventuras a mi lado-

-Suena tentador, pero necesito algo que me convenza, así que… Tienes toda la noche para usar a tu amigote-

-Te aseguro que aun si decides irte, mañana no podrás caminar-