Buenas tengan todos/as ustedes. Este OS vino originalmente como una petición que me hicieron unos meses atrás, pero también tenía entre ceja y ceja una temática de una serie española de televisión un tanto vieja pero que había empezado a ver el año pasado. Y ahora sí, a empezar de una manera un tanto diferente a lo que acostumbro: con una canción.
Rodeado de anuncios al vicio
de la compra insana con falta de juicio,
si no tienes nada vas al precipicio,
capital.
Marcas caras, 60 pulgadas,
relojes de oro, una visa plata,
viajes al Caribe con una mulata,
ideal.
Letras de hipoteca, notificación fiscal,
un coche en tu puerta y un pisito al lado del mar.
Y aquí estoy
Con el culo al aire
Sin pasta, sin curro y no le importa a nadie.
Si vivo y respiro...
¿Qué más puedo necesitar?
Asgard, sitio donde se encuentran los protagonistas de esta historia, aunque pareciera que no por mucho tiempo más, a causa de un problema bastante gordo que estaban teniendo desde el palacio en que se encontraba Hilda.
─ ¿No tenemos dinero? ─ dice Mime horrorizado.
─ Esa es la verdad ─ responde Hilda con pesar ─. El flujo financiero del pueblo entero ha estado en un continuo déficit durante el último par de años, y el banco está a poco más de una semana de declararnos oficialmente como insolventes para venir con una orden de embargarnos todo y desalojarnos.
─ Esto no puede ser ─ dice Alberich ─ ¿Y de cuál banco estamos hablando? Intentaré hablar con ellos para ver si nos dan aunque sea un par de meses de gracia.
─ Se trata de Poseidon Bank, que ya te imaginarás quién lo tiene ─ dice Syd de brazos cruzados.
─ Estamos jodidos ─ concluye Fenrir.
─ ¿Qué se supone que vamos a hacer? ¿En qué podemos ayudar para solucionar el problema?
─ Ocurre que Asgard no resulta un sitio muy atractivo para el turismo, especialmente después de que el castillo Helstein hizo unas obras en su estructura, y ahora muchas personas prefieren ir allá a disfrutar el rato en vez de aquí ─ se pone a explicar Hilda, y en eso Hagen se pone a toser y escupe el jugo que se estaba tomando ─ ¿Ocurre algo?
─ N-no es nada, señorita ─ le responde Hagen apresuradamente mientras se escondía lo mejor que podía un boleto que tenía en el bolsillo.
─ Bueno, el caso es que ahora necesitamos alternativas de ingreso, o podemos decirle adiós para siempre a todo esto ¿Alguna idea, caballeros?
─ Yo tengo una ─ Bud alza su mano, recibiendo la atención de todos ─. Propongo que creemos un banco. De ese modo podremos tener bastante dinero en poco tiempo.
─ ¿Y tú acaso tienes idea de cómo funcionan realmente los bancos? ─ le corta Alberich con severidad ─ Pues no. Se nota que no tienes la más mínima idea de cómo es que funcionan los sistemas bancarios y todo eso. Eso no nos va a ayudar si no tenemos el apoyo necesario.
─ Déjalo. Igual es un extra, así que su opinión no cuenta ─ señala Thor, a lo que todos se ríen.
─ Pero la incógnita sigue en el aire ─ dice Syd apoyando los codos sobre la mesa ─ ¿Cómo vamos a hacerle para salvarnos del embargo?
─ ¿Y si intentamos nosotros mismos habilitar nuevos espacios turísticos? ─ propone Mime ─ Sería una buena manera de atraer a potenciales turistas, aparte que generaría nuevas fuentes de empleo que no vendrían nada mal.
─ Pero el mantenimiento de espacios así resultaría sumamente costoso ─ vuelve a objetar Alberich ─. De no funcionar inmediatamente la idea, la verdad es que eso nos significará más costos que beneficios, por lo que como alternativa no es viable, al menos a corto plazo.
─ ¿Y si promovemos nuestro trabajo en otras latitudes? ─ ahora es Siegfried quien hace la propuesta.
─ Tal vez, pero eso igual requiere tiempo ─ y como no puede ser de otro modo, Alberich vuelve a objetar ─. Recordemos que los santos de Athena, los marinos de Poseidón y hasta los espectros de Hades ya tienen sus entramados de negocios y servicios bien montados por todo el mundo, y pretender hacerles competencia significa un reto grande.
─ ¿Por qué no propones ideas si tantas objeciones tienes a nuestras opiniones? ─ Fenrir empieza a perder los estribos.
─ Así es. Queremos escuchar tus ideas ─ exige Thor.
─ Pues mi planteamiento es que necesitamos dinero rápidamente... Y qué mejor manera de lograrlo que ganando en programas de concursos ─ todos se miran entre sí, y Alberich suspira ─. Vamos, que estamos a nada de irnos de aquí sin nada, y por muy buena que sea una idea de negocios, siempre exige algo de tiempo para que frutos maduren y caigan sobre nuestra mano. Al menos así seremos capaces de comprar algo de tiempo mientras vemos qué hacer para resolver nuestros problemas.
─ Ahí tengo que ceder a tu razón ─ dice Bud, recibiendo el apoyo de Syd ─. Los programas de concursos suelen pagar bastante bien, y ahora mismo necesitamos cantidades ingentes de dinero para salvar nuestra estadía aquí.
─ En ese caso necesitamos establecer una toma de contacto ─ propone Mime ─. Quiero decir, yo jamás he visto un programa de esos, por lo que no conozco mucho de su mecánica.
─ Y después dicen que soy yo al que le falta contacto con gente ─ escupe Fenrir.
─ Yo seré esa toma de contacto ─ Alberich se ofrece sin dudarlo ni un segundo ─. Los programas de concursos suelen exigir una buena dosis de conocimiento y cultura en quienes participan, y por eso considero que soy el más indicado.
─ En ese caso contamos contigo ─ dice Hagen cruzándose de brazos.
─ Alberich, en virtud de la necesidad que estamos pasando ahora mismo, te encomiendo entonces la misión de conseguir un programa que sea transmitido pronto y donde paguen bastante bien a sus ganadores para que así garanticemos nuestra permanencia aquí.
─ Con mucho gusto, señorita Hilda.
La peligris asiente a la respuesta de Alberich, pero lo que nadie se imaginaba era que el dios-guerrero tenía planeado quedarse con todo el dinero y beneficiarse con la caída de Hilda para así él comprar el palacio (al menos lo que pudiese) y hacerse él con todo mientras que Hilda se arruina y queda en la calle. Alberich sonríe ante semejante perspectiva. Muy pronto él y solo él sería señor de Asgard.
Dos días después
Los dioses-guerreros se habían juntado para ver la televisión. Al final resulta que Alberich había logrado convencer a un canal para que le aceptase en uno de sus programas de concursos, y de paso la paga resultaba bastante buena si conseguía ganar. Los dioses-guerreros no solo saldarían parte la deuda si honraban el trato con ese dinero, sino que tendrían el tiempo necesario para poner en marcha otros proyectos para intentar traer dinero a Asgard.
─ Muy bien, señor Alberich, usted ha llegado realmente lejos, por lo que está muy cerca de hacerse con el premio mayor ─ dice el moderador del programa, y Alberich sonríe confiado ─. Ahora mismo vamos a hacer la pregunta final, la pregunta que lo definirá todo. Si gana se lleva la exquisita suma de cien millones de dólares...
─ ¿Cien millones? ¿De verdad se puede pagar tanto en un programa de concursos? ─ dice Thor sorprendido.
─ Yo tampoco me lo imaginaba así ─ dice Mime igual de sorprendido.
─ Pero tomemos en cuenta que como usted eligió el método arriesgado para alcanzar la cifra máxima, en lo que se equivoque con la respuesta va a perderlo todo.
─ A la mínima que la cague vamos a ahorcarlo por debajo ─ Siegfried respiraba agitado por la presión del momento.
─ ¿Está usted listo, señor Alberich? ─ el pelirrosado asiente calmado, como si aquello no fuera nada para él ─ Excelente. Entonces vayamos con la pregunta ─ las luces del estudio se apagan, dejando sólo unos cuantos reflectores apuntándoles ─: ¿Cómo se llama el palacio que rige la tierra de Asgard, regentado por Hilda de Polaris? Opción A, Valhalla. Opción B, Guarumara. Opción C, Valaya.
─ ¡Esto está regalado! ─ Bud se levanta de su asiento emocionado ─ Vamos, Alberich. Sólo responde la puta pregunta y regresa con el dinero.
─ ¿Quieren un poco de café? ─ aparece Freya con una enorme bandeja y varias tazas, a lo que los dioses-guerreros aceptan ─ ¿Qué están viendo todos?
─ Estamos viendo cómo Alberich nos está salvando de la bancarrota, señorita Freya ─ le responde Hagen ─. Y encima la pregunta que le toca responde está muy fácil, aunque no entiendo la razón para que se tarde tanto en responder.
─ Es que no tiene sentido esa demora ─ dice Fenrir molesto ─. Como quiera seguir poniendo más tensión al momento con su espera le voy a rebanar el cuello.
─ Mmmm... Yo sí me la sé... La tengo en la punta de la lengua, pero es que no recuerdo el nombre...
─ La madre que lo parió ─ Syd se lleva las manos a la cabeza ─. Díganme que sólo está actuando. Que alguien me diga que no lo dice enserio y que sólo nos está jugando una broma pesada y estúpida.
─ El problema es que es Alberich. Con él nunca se sabe ─ dice Thor.
─ Esto me está dando muy mala espina ─ Hilda empieza a sudar frío.
─ Señor Alberich, sabe usted que puede llamar a un amigo para que así le ofrezcan algo de apoyo ─ le ofrece el presentador.
─ En ese caso tomaré la opción ─ Hilda y los guerreros asgardianos buscan rápidamente sus teléfonos para esperar la llamada de Alberich ─. Llamaré a alguien bastante conocedor sobre el tema de Asgard. Esa persona es Seiya de Pegaso.
─ ¡La puta madre! ─ Hilda se levanta de golpe y daba la impresión de que atacaría la tele ─ No sé en qué demonios estés pensando, Alberich, pero más te vale que esto funcione, o de lo contrario te arrepentirás.
─ Ahora resulta que nuestro destino está en manos de quien "no tiene tiempo para explicar explicaciones tontas" ─ Mime se lleva ambas manos al rostro.
En el programa se ve que el moderador anuncia la llamada al santo de Pegaso. Un par de repiques, y entonces hay respuesta.
─ ¿Hola?
─ Señor Seiya, le estamos llamando desde nuestro programa, y resulta que su amigo Alberich está ante la pregunta final para que se lleve cien millones de dólares a casa.
─ ¡Increíble! ¿Alberich se lleva cien millones por una pregunta mientras que yo todavía estoy esperando a que Saori me empiece a pagar? Alberich, de verdad tienes mucha suerte.
─ Ahora pasemos a la pregunta, que vamos justos de tiempo ─ advierte el moderador ─. Ahora bien, ¿Cómo se llama el palacio que rige la tierra de Asgard, regentado por Hilda de Polaris? Opción A, Valhalla. Opción B, Guarumara. Opción C, Valaya. Tiene un minuto para pensar en su respuesta para ayudar al señor Alberich.
─ Nuestro futuro está en manos de Pegaso. Estamos bien jodidos ─ se lamenta Siegfried.
─ Vamos, que lo último que podemos perder es la esperanza ─ dice Syd, aunque no estaba muy convencido.
─ La respuesta es muy fácil. Me sorprende que no lo supieras, Alberich ─ dice Seiya con tono animado ─. Es el palacio de Guarumara. Estoy plenamente seguro.
─ Muchachos, empecemos a hacer las maletas ─ dice Hilda con gran pesar.
─ ¿Qué? ¿Estás diciendo que nos vamos? ─ Freya estaba horrorizada.
─ Bueno, al menos fue bonita la experiencia mientras duró ─ dice Bud mientras se puso de pie.
Una semana después
El grupo de Asgard estaba esperando a los representantes de Poseidon Bank, todos listos para el tan doloroso embargo del palacio de Valhalla. Hilda y Freya parecían estar a punto de llorar; Bud y Syd se daban mutuo apoyo; Mime y Siegfried contemplaban estoicos el cielo asgardiano; Hagen permanece en silencio al lado de Freya; y Thor y Fenrir estaban aplicándole una llave al cuello a Alberich mientras se preparaban para partirle los brazos. Cada cual tenía sentimientos encontrados, pero sin duda el más común era el dolor por tener que dejar Asgard al no tener ya nada que hacer.
Hilda mira el horizonte, esperando a que llegasen los representantes del banco, pero de pronto aparece en la lejanía un cosmos refulgente. Hilda, Freya y los dioses-guerreros se sorprenden por aquello, e incluso Fenrir y Thor llegan a soltar a Alberich.
─ Ese cosmos es...
Y entonces aparece Athena, acercándose a paso lento (y de paso con su ropa ligera de costumbre, como si no le afectara el frío de allí). Hilda pensó que Athena iba a pedirle ayuda para algo sumamente importante, así que se adelanta un poco para recibirla.
─ ¡Grande es mi honra por verla, diosa Athena! ─ dice Hilda con una triste sonrisa ─ ¿Qué la trae a estos parajes tan recónditos?
─ Lo que pasa es que me enteré que estaban en serios problemas financieros ─ responde Saori con su forma de hablar estoica y magnífica ─. No hace falta que se preocupen más por esos detalles. Me hice cargo personalmente de sus asuntos con el banco y pagué hasta el último centavo de la deuda.
─ ¿Que hizo qué? ─ Freya se lleva ambas manos a la boca ─ ¡Hermana, eso significa que no tendremos que irnos!
─ Un milagro... ─ dice Alberich, más por salvarse de que le partieran los brazos que por la salvación del puesto de todos en el palacio.
─ ¿Cómo...? Diosa Athena, no lo hubiese hecho... ─ Hilda estaba bastante conmovida.
─ En nombre de nuestra amistad, habría sido un acto ruin no ayudarles cuando más necesitaban ayuda ─ Saori sigue mostrándose generosa ─. Pero si insistes, hay un pequeño favor que quisiera pedirte.
─ El que sea, diosa Athena.
Santuario de Athena
Hilda, Freya y los dioses-guerreros se encontraban fregando los pisos y puliendo las columnas del salón principal del santuario. Mime se encontraba exprimiendo el trapeador cuando la pared que tenía cerca vuela en pedazos.
─ ¡Mierda!
─ Oh, lo siento mucho ─ Aldebarán aparece tras el boquete ─. Mejor practico el Gran Cuerno en otro lado.
─ Gran cuerno el que tienes en la cabeza, con o sin casco ─ dice Mime entre dientes al ver que tenía que empezar otra vez.
A los pocos segundos se abren las puertas del santuario, apareciendo Saga desnudo, con solo una toalla sobre los hombros y una maceta con unas plantas raras. Hilda y Freya se quedan mirándolo con asombro a medida que el santo de Géminis se acercaba.
─ Voy a aprovechar que Athena no está para usar el baño. Si aparece Kanon y pregunta por mí, le dicen que no me han visto.
Saga no espera a que nadie respondiese y retoma su camino, sin preocuparse en lo más mínimo de que lo estuviesen mirando desnudo. Hilda y Freya habían quedado completamente estupefactas por el paso de aquel hombre que acababa de pasar.
─ Hermana... ¿aquello fue... una tercera pierna?
─ No, pero casi lo parecía ─ responde Hilda con la mirada perdida.
─ Esto es una mierda. No debería estar haciendo esta clase de trabajos ─ refunfuña Alberich, a lo que Fenrir le da un zape.
─ Cállate y sigue trabajando, que por tu culpa acabamos así.
─ Y después preguntan porque conspiro contra ustedes ─ dice Alberich mientras se soba la nuca.
─ ¿De casualidad alguien ha visto a Hagen? ─ dice de pronto Siegfried, y todos intercambian miradas de extrañeza.
─ La verdad es que tienes razón. Yo tampoco lo he visto desde hace rato ─ dice Syd.
Castillo Helstein
─ Vayan pasando de uno en uno, que ya les tocarán su turno ─ dice Chesire a la fila de turistas que ingresaban al castillo, y en eso se acerca al siguiente ingresante ─ ¿Me da su nombre, señor?
─ Me llamo Hagen ─ le responde el rubio asgardiano.
─ Muy bien, Hagen, bienvenido al castillo Helstein. Allí se encuentra Giganto para guiarle por la galería de encarnaciones, donde se encuentran los cuadros y las reseñas históricas de todas las encarnaciones anteriores del señor Hades. Que disfrute la travesía.
Hagen asiente emocionado e ingresa al castillo para así empezar con el tan ansiado trayecto.
Fin
¿Se esperaban algo como esto? Tal vez no, que si es así, entonces yo ya siento que he cumplido mi misión xD. En todo caso espero que les haya gustado el OS, y que vivan los dioses-guerreros de Hilda, que francamente considero fueron los mejores en su tipo, que los de la película igual no estaban para durar mucho, y los de Soul of Gold no tenían tanta alma en su contexto a mi parecer.
Hasta otra
