Disclaimer: No soy dueño de ningún personaje, sólo escribo esto para entretener. Los personajes aparecidos aquí son propiedad de Rockstar y su icónica saga de videojuegos Grand Theft Auto.
Escribí esto en vista de un anónimo que comentó La Dulce Empleada de Rosa Vestimenta. Serviste de inspiración para esto. Muchas gracias nwn.
Alejandra siempre veía al guapo Niko Bellic ir y salir del café internet. Ella siempre se deleitaba con esa sonrisa, aquella voz varonil y no podía negar que se trataba de un hombre muy guapo, Niko era guapo y él lo sabía... pero quien más lo sabía era Alejandra.
—¡Adiós, mi misterioso europeo! Ojalá podamos volvernos a encontrar...
—¡Hey! ¡Alejandra! Sabes que siempre es un gusto venir aquí. No es por presumir pero, aquí entre nos. —Bellic se acercó a ella con sutileza y, se recargó en la barra del café. —Sólo vengo aquí porque estás tú.
—¡¿Cómo?! —Exclamó sorprendida ella.
Niko asintió y suspiró ya que tenía mucho sueño, luego de un bostezo el tomó una de las donas del mostrador y procedió a comer una.
Para Alejandra, eso fue como... algo increíble. Ella, una mujer americana ¿Con un hombre de Europa sabrá Dios de dónde? eso sí que era un logro. Ya quería contárselo a su club de literatura, porque Alejandra era una lectora ávida.
Todos los días Alejandra esperaba tan feliz a Niko porque él alegraba sus mañanas y, hacía que sus noches fueran placenteras con tan sólo verle ahí, sentado frente a una caja que emitía sonidos. Oh, la estúpida caja... estaba tan celosa de que esa maquina se robara la atención de su europeo lejano... y eso era algo que jamás le iba a perdonar a esta perra llamada Internet.
"Adiós, Alejandra".
"¡Hasta mañana!"
"¡Nos vemos!"
Eran frases que le partían el alma por lo difíciles que eran de pronunciar.
Un día, Alejandra se decidió.
No más espera.
Definitivamente no.
Cuando vió a Niko otra vez entrar... se acercó a él, le tomó algo de tiempo... pero salió.
—Niko Misterioso Bellic.
—Alejandra Café Internet. —Contestó con una sonrisa.
—No puedo soportar que vengas aquí todos los días y me tortures. Seré clara y directa. Niko... ¿Quieres que vayamos al "9" esta noche? O si gustas podemos ir a tomar a un bar.
—¿Alejandra? —Niko se notó algo extrañado. La invitó a sentarse en las sillas junto a las mesas de la pequeña cafetería del café-internet.
—No sé cómo llegar a tí, Niko. Siempre vienes y vas... tu historial, cada vez que toca limpiarlo siempre veo que te interesa la bebida, las cosas que... son tan fuera de mi mundo pero... si necesito tomar un cohete para aterrizar a tu planeta tierra...
—¡Ja! Qué simpática y elocuente eres, Alejandra. —Niko comenzó a reír. —No necesitas llevarme a un bar o a un lugar caro para ser mi amiga o bien pasar el tiempo conmigo. No puede ser... ¡Soy un monstruo! Todo este tiempo nunca tuve la iniciativa de decirte que tendríamos que salir a algún sitio.
—¿Eh? —Confusión total.
—Alejandra, Román me contó muchas cosas sobre tí y, realmente me gustaría conocerte mejor. Seamos amigos, es más... dame tu... número de móvil y... podemos quedar. ¿Qué días estás libre?
—Domingos, y lunes y miércoles salgo temprano... por las tardes... Oh Dios, ¡No creía que esto fuese así de sencillo! Todo este tiempo pensando y pensando y nunca actuar y...
—A lo que iba, Alejandra. No necesitas hacer cosas para mí. ¿Te gustaría que saliendo de este lugar te lleve a un restaurante? Aquél día ví que querías ir a ese lugar de Algonquin... y ví tu cara decaída porque no puedes pagarlo. Yo te invito.
—¡Pero Niko! Los platillos ahí son como... ¡Un mes de mi sueldo!
—No te estaba preguntando, mujer. Vendrás conmigo, vamos a comer, te llevaré a ver una película y, si gustas, sólo si gustas, podríamos ir a la feria. Oí que abrieron las atracciones.
—¡Muy bien! —Alejandra irradiaba felicidad.
—Sólo una cosita... Alejandra... de casualidad... ¿Qué tan bien guardan los datos aquí? Verás... en el trabajo en el que estoy, mi colega siempre viene aquí a subir unos documentos y, los necesito. Pero cuando me toca relevar el turno, él tiene a borrar los avances porque casi nunca tiene tiempo y... es un tipo a veces algo molesto... ¿De casualidad podrías hacerme un favor? ¿Sabes cómo restaurar archivos? Borrados, de esta cosa...
—¿Dispositivos de almacenamiento? Es sencillo. Siempre quedan residuos. Estar mucho tiempo aquí me ha hecho conocedora de algunas cosas.
—¿Crees poder ir a la computadora número 12? Una vez ví que él tomó esa y siempre elige la misma... De verdad necesito esos documentos.
—Si gustas puedo sacarlos ahora mismo. Puede que me tome un rato... pero intentaré.
En efecto Bellic logró hacer que Alejandra hiciera parte del trabajo.
Y es que sabía usar sus atributos para lograr ciertas cosas.
Alejandra había logrado recuperar los datos eliminados al extraer algunas carpetas y, fue así que las entregó en una memoria, guiada por Niko que le decía en qué archivos y nombres indagar.
—Alejandra, te has ganado la comida y esto —Niko se acercó a ella y le dió un gran abrazo.
Era toda una FANTASÍA.
Finalmente Alejandra podía percibir el aroma fuerte del cuello de Niko, y sentir ese par de brazos grandes y esas manos apretando.
Los escalofríos la recorrieron.
Niko cumplió con su palabra... y Alejandra tuvo una de las mejores veladas.
De vez en cuando Niko iba al cibercafé... y volvió con otra propuesta para ir a comer.
